Instituto Cumbres Toluca - Las llamas amenazan

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Asignatura de Español Ciencia Ficción Las llamas amenazan Escritores: Juan Pablo Chavarría Verástegui, Santiago Velasco Solano (1°B) Mi nombre es Wald Greyson, alias Titán, y estoy a punto de contarles una gran historia. Era un 20 de abril de 1975 en Detroit. Un temblor azotó en los bancos de la ciudad y el personal del banco, así como los clientes, fueron evacuados correctamente. En breve llegaron las autoridades. Para la sorpresa de todos, el dinero había desaparecido. Cinco horas después sería mi turno de analizar la escena del crimen. Lo que vi era un plan perfecto: evacuó el banco y luego fundió la bóveda. No había muestra de huellas, había marcas térmicas por todas partes, parecía que estaba lidiando con un experto. Al día siguiente todo era caos. El dinero robado estaba quemado mientras caía lentamente, ahí fue cuando lo vi por primera vez, alcancé a ver sus manos quemándose. Alguien no había tenido cuidado con el fuego, escaneé el lugar para buscar rastros de piel quemada pero no tuve suerte, escapó de nuevo. ¿Para qué quemar el dinero? A menos que quisiera cubrir algo más grande. Entonces busqué los crímenes de los últimos tres días, ahí es cuando di con el resultado: un intento de asesinato con fuego al director de Base mil, entonces me puse a investigar más sobre el tema. Decidí interrogarlo, pero llegué demasiado tarde: el director había muerto. Decidí investigar más. Entré a las cámaras de seguridad de Base mil. Se veía un rojo intenso, flamas. Lo siguiente me impactó: un esqueleto ardiendo al rojo vivo. ¡Maldición! Se quemó


la cámara, entonces regresé a revisar la escena del crimen cuando me di cuenta de que todavía estaba caliente el lugar. No podía estar muy lejos, así que corrí hacia la salida donde aún lo vi huyendo. Le lancé un boomerang, pero se volteó y, como si fuera una hoja de papel, lo quemó. Vi la ira en sus flamas, el viento cerró las puertas y él aprovechó para sellarla. Lancé un boomerang explosivo contra la puerta, pero cuando salí era demasiado tarde. Por suerte puse un GPS en el boomerang quemado. Sin tiempo que perder, subí a mi auto: un Mustang GT 5.0 alejándome de los laboratorios, siguiendo su ubicación. Ahí fue donde descubrí su guarida, un edificio abandonado de gran altura. Silenciosamente entré en el edificio por una pared rota en el tercer piso. Descargué los planos del lugar y empecé a revisar el lugar cuidadosamente iniciando por la planta baja. No encontré nada hasta el décimo piso donde había un científico sentado tranquilamente con un traje robótico. Caminé sigilosamente hacia él. Cada paso más cerca, más calor hacía, pero parecía no sentirlo para nada. Al instante su cabeza explotó en llamas. ¡Me había descubierto! Me derribo e hizo que cayera cuatro pisos. Era muy poderoso, de la nada se dirigieron dos bolas de fuego hacia mí. Intente evitarlo, pero iban demasiado rápido. Mi armadura sufrió daños críticos, lo que no me dejo más opción que abandonar la armadura haciendo que se autodestruyera y los pedazos salieron volando por todas partes haciendo que su traje se dañara. Esto provocó que volviera a su forma normal. Yo, gravemente herido, escape rápidamente hacia mi guarida por un prototipo de mi traje. Volví al edificio, por suerte estaba ahí me seguía buscando, al verme se sorprendió y me atacó. - ¿Por qué te entrometes? - me dijo - ¿Al menos sabes quién soy? Mi nombre es Fuzion, FJU:3N, y me has causado demasiados problemas, así que tu destino es morir.


De la nada todo se empezó a incendiar. No había nada que me cubriera mi armadura. Sabía que no podía sobrevivir sin un plan. Llegaron dos bolas ardientes de fuego las cuales me dieron uno y analicé la estructura del edificio. Encontré un tubo de gas expuesto. Él, enseguida supo mi plan e intentó detenerme, pero no lo logró. - Se acabó; perdiste - le dije. - No necesito el fuego para detenerme, - dijo - este traje me da más que eso. Y volvió a su forma normal. - Tengo mil razones para matarte, pero no se me ocurre ninguna. – señaló y noté que repetía palabras de Clint Eastwood. - Antes de seguir, tu quisiste esto, – siguiendo el juego con las palabras de Christopher Macquire y me abalancé sobre él, pero me lanzó como si no pesará nada. La fuerza no era la respuesta. Escanee la armadura por puntos débiles lo que me recordó que su hombro derecho estaba dañado. Le lancé un boomerang a su hombro y explotó. Aproveché y le di un golpe directo a la cara que lo mandó al suelo y lo derrumbó. Luego, con ira, se fue desvaneciendo. Intenté atraparlo, pero fallé.

Continuará…


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