Muestra Libro joya de la justicia III edición capitulo I

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La Joya de la Justicia, es un ensayo sobre los aspectos arquitectónicos de la sede del Poder Judicial, ubicada en el Paseo de la República, Lima-Perú.

El edificio del Palacio de Justicia de Lima constituye en sí mismo, una “Joya de la Justicia” por sus características estéticas y arquitectónicas, las cuales son de gran singularidad.

El Palacio de Justicia fue inaugurado el 5 de diciembre de 1939 por el presidente Oscar R. Benavides. El edificio que alberga al Poder Judicial del Perú es considerado una de las joyas arquitectónicas de la ciudad capital. Por sus antiguas y bellas formas se ha constituido en Patrimonio Cultural.

En tal sentido el valor histórico y cultural de ésta edificación amerita la publicación de un testimonio material a fin de que sea conocido en el país y en el extranjero. Telefónica del Perú se siente complacida en ser una de las instituciones impulsoras de esta obra editorial que es un aporte en beneficio de la cultura del Perú. En ella se muestran magníficamente los pasillos del edificio del Palacio de Justicia de Lima, sus majestuosas escaleras, imponentes vitrales y sus monumentales columnas, que guardan parte de la historia jurídica del país.

Es un testimonio a la majestuosidad de un edificio que fuera diseñado por el arquitecto polaco Bruno Paprowsky, quien inspirado en el Palacio de Justicia de Bruselas logró concretar el antiguo anhelo de ofrecer a la judicatura nacional un local adecuado para el desarrollo de sus funciones.

Javier Manzanares

Sus monumentales escaleras, el imponente Pasillo de los Presidentes, los vitrales que miran vigilantes desde sus altos muros y las valiosas obras de arte que adornan sus salas, son mudos testigos de los alegatos de preclaros jurisconsultos; hombres y mujeres de leyes que han aportado en la historia judicial de nuestro país.

Presidente de Telefónica del Perú

TERCERA EDICIÓN


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JOYA DE LA JUSTICIA


Joya de la Justicia® © Interforum Fondo de Proyectos S.A. Alberto Alexander 2517, Lince, Lima-Perú Central Telefónica: 222-2844 Tercera edición Lima, febrero de 2014 Tiraje: 800 ejemplares Editorial Supergráfica Av. Naciones Unidas 1830, Cercado de Lima-Perú Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2014-00186 ISBN 978-612-45217-2-0 Está prohibida la reproducción parcial o total de las características gráficas de este libro.

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Ningún texto o imagen contenidos en esta edición puede, sin autorización escrita de los editores, ser reproducido, copiado o transferido por cualquier medio impreso, digital o electrónico. Cualquier acto ilícito cometido contra los derechos de propiedad intelectual que corresponde a esta publicación será denunciado de acuerdo al DL 822, Ley sobre Derechos de Autor de la legislación peruana, así como las normas internacionales vigentes.


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ÍNDICE PRESENTACIÓN 8

CAPÍTULO I

El Entorno

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CAPÍTULO II

Historia y Legado

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CAPÍTULO III

El Modelo de Bruselas

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CAPÍTULO IV

Continente y Contenido

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CAPÍTULO V

De Pasillos y Rincones

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CAPÍTULO VI

Presidentes del Poder Judicial

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CAPÍTULO VIi

Trascendencia y Testimonio

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Presentación

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ste Palacio Nacional de Justicia se erige como representación arquitectónica del ejercicio de la función jurisdiccional, del cotidiano quehacer de decir derecho, que no es otra labor que la delicada tarea de otorgarle a cada quien lo que le corresponde. Según el DRAE, la palabra palacio designa la “casa destinada para la residencia de los reyes”. Al hablar del Palacio Nacional de Justicia debiéramos referirnos, en este caso, al escenario donde debe reinar la justicia, donde debe residir y tener su centralidad. Lima es plena en historia y cultura. No solo en su pasado prehispánico, el Centro de Lima es pródigo en arquitectura colonial y republicana, teniendo la suerte de poder disfrutar, con una corta caminata, de plazas, jirones, iglesias, claustros conventuales de más de trescientos años, recintos y patios con jardines interiores, donde el tiempo se ha suspendido. Vemos piletas, balaustres y azulejos sin par, techos que lucen bellísimas maderas trabajadas por generaciones de nuestros artesanos, imponentes balcones con celosías. Empero, la capital de la república es asimismo modernidad y sin duda representa el futuro. Es una ciudad viva aunque no exenta de dificultades y retos para los espacios físicos públicos. Lima significa también crisol de la nacionalidad peruana, con múltiples expresiones artísticas y corrientes arquitectónicas, donde la diversidad de antecedentes y raíces multiplica el abanico de potencialidades y nuestros “problemas y posibilidades”, parafraseando los términos del célebre título de don Jorge Basadre Grohmann. Para la ciudad de Lima la construcción del Palacio Nacional de Justicia representó, indudablemente, una innovación arquitectónica. Heredera como hemos anotado de una rica tradición cultural colonial, levantar en la capital un edificio nuevo de estilo ecléctico afrancesado, resulta muy acorde con la monumentalidad del Centro de Lima.

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El Palacio Nacional de Justicia se sitúa, precisamente, en una zona de ingreso al centro histórico, frente a un conjunto neoclásico,


flanqueado de edificios del mismo estilo como los Museos de Arte Italiano, de Arte de Lima y del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, entre otros, ubicados en el denominado Parque de la Exposición. En ese contexto, Lima presenta una zona de interés arquitectónico a sus habitantes y al visitante extranjero. El edificio de justicia inaugurado en diciembre de 1939, alberga un conjunto de detalles que lo hacen único, y de los que esta bella publicación, con textos y fotografías, da debida cuenta con un título muy justo: Joya de la Justicia. Inspirados en el Palacio de Justicia de Bruselas, Bélgica (uno de los mayores edificios construidos en piedra en el mundo), los arquitectos encargados de la obra concretaron un ambicioso proyecto donde destacaba la columnata sobre la que reposa el conjunto y en especial el frontón que corona la puerta principal del palacio. Espaciosos patios, grandes y pequeñas salas y otras habitaciones hacia las que se llega a través de escaleras de mármol, los interiores se ven coronados con el gran hall que lleva el nombre del primer presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República, don Manuel Lorenzo de Vidaurre y Encalada. Dr. Enrique Javier Mendoza Ramírez La gestión a mi cargo se enorgullece de haber recuperado el sitio de los diferentes ambientes del Palacio Nacional de Justicia, con sus muebles originales, que se han puesto en valor con las adecuadas y pertinentes técnicas de restauración y conservación, como corresponde tratándose de un elemento importante del patrimonio cultural de la nación: la sede institucional de este poder del Estado. El Poder Judicial del Perú, bajo la presidencia del doctor Francisco A. Távara Córdova, tuvo a su cargo la primera edición de esta publicación institucional; feliz iniciativa que continuó, a través de una segunda edición, por mi predecesor el doctor César Eugenio San Martín Castro. Corresponde ahora hacer realidad esta tercera edición que, debidamente corregida y ampliada, ponemos a disposición del público nacional y extranjero, estudiantes, especialistas y ciudadanía en general, con la finalidad de invitarlos a recorrer junto con ustedes, amables lectores, los distintos pasillos, ambientes y rincones de la joya que consiste nuestro Palacio Nacional de Justicia.

Presidente del Poder Judicial del Perú

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Vocales de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la RepĂşblica. Actualmente, son 19 los miembros que la conforman.

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JOYA DE LA JUSTICIA

CAPĂ?TULO I

El Entorno

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Plano del Ing. Amadeo Frezier. 1713. Se observa la ciudad de Lima amurallada.


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n los límites de Lima -Patrimonio Cultural de la Humanidad- y al pie de la avenida Paseo de la República y con frente al Paseo de los Héroes, se yergue con carácter monumental, el Palacio de Justicia, sede del Poder Judicial del Perú. A su alrededor existieron en el pasado, y existen actualmente, espacios y edificios que han marcado el desarrollo urbano y arquitectónico de la capital.

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Haciendo historia, durante las primeras décadas de la República, Lima mantuvo dignamente su pasado esplendor de capital virreinal. La prosperidad alcanzada por la ciudad, acrecentada inicialmente por el comercio del guano, y posteriormente, por la explotación del salitre, determinó que el presidente José Balta, quien era ingeniero y militar, impulsara con decisión la construcción de obras públicas, con el debido respaldo de su ministro de Hacienda, Nicolás de Piérola, a quien pasado ya el tiempo, se le atribuyen algunas de las iniciativas.


Perspectiva del Paseo de la República antes de la construcción del Palacio de Justicia

A su alrededor existieron en el pasado, y existen actualmente, espacios y edificios que han marcado el desarrollo urbano y arquitectónico de la capital.

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Balta inició la expansión de Lima entre los años de 1868 a 1870, con la demolición de las murallas que rodeaban a la ciudad. Esta tarea fue encomendada a Enrique Meiggs. Con esta acción fueron surgiendo las primeras grandes avenidas de la capital, como las actuales Miguel Grau y Alfonso Ugarte. El 2 de agosto de 1869, el presidente Balta dispuso, mediante decreto ley, la construcción del Palacio de la Exposición, que es el actual Museo de Arte, con la finalidad de mostrar los productos naturales del país y convocar a un concurso para la introducción de maquinarias, plantas y animales destinados a incrementar la producción nacional. En este proyecto, cuyo director fue don Manuel Atanasio Fuentes, la supervisión estuvo a cargo de don Manuel Ignacio de Vivanco. Comprendía también el diseño de jardines y arboledas en el resto de la extensión, con un área que abarcaba 56.000 metros cuadrados. Desgraciadamente, el conflicto militar con Chile, de 1879 a 1883, detuvo los vientos de renovación urbana de la Ciudad de los Reyes, hasta 1898, año en que se dividió el Parque de la Exposición para abrir el trayecto de la avenida Nueve de Diciembre -hoy Paseo Colón- que fue diseñado por el escultor italiano Salvatore Ravelli. De éste se promoverían obras que integrarían a la Lima antigua con nuevas iniciativas de desarrollo urbano y social correspondientes a una capital moderna.

Vista del Paseo Colón, con los leones que hoy adornan el Palacio de Justicia, 1935.

Esta zona a principios del siglo XX, se vio adornada con la instalación del monumento a don José de San Martín, obsequiado a la ciudad de Lima por el coronel argentino Lorenzo Pérez Roca y que era obra del escultor Roselló. Dicho monumento fue posteriormente trasladado a su actual ubicación en el tradicional distrito de Barranco, en la avenida que lleva el nombre del libertador esquina con el paseo Saenz Peña.

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Los actos conmemorativos por el IV Centenario de la fundación de Lima estuvieron acompañados de proyectos urbanos, uno de cuyos principales planes fue el Paseo de la República.

Vista del Monumento al Gran almirante Miguel Grau en el Paseo de la República, 1945.


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Este espacio, una vez construido, dio mayor realce a la ciudad y también reconocimiento a la primera gestión edilicia de don Luis Gallo Porras, quien contó con la colaboración de los ingenieros Ricardo Malachowski y Augusto Benavides para el éxito de su labor. Esta zona alejada de la ciudad, de 13 cuadras de largo y 12 de ancho, venía a constituir un eje urbano, desde la Plaza de Armas hacia el sureste de la capital, todo un impulso urbano que terminaría por vincular a la ciudad con los balnearios meridionales. Moderna y muy antigua, juntaba los encantos del pasado con las ventajas que daba la modernidad de entonces. Frente al Paseo de la República estaba la Fuente Danzarina, una pileta luminosa cuyos haces de luz entraban en movimiento en armonía con el agua, parecían bailar. También se ubicó muy cerca la escultura en bronce de Agustín Rivera titulada Las Llamas. En 1937 se sumó la instalación de la obra de Ismael Pozo (quien fuera discípulo de Manuel Piqueras Cotolí) llamada Indio con yunta de bueyes o El trabajo. Estas creaciones fueron obsequio de la colonia china por el IV Centenario de Lima. Desde 1946 se puede apreciar el monumento al almirante Miguel Grau, obra en bronce de Victorio Macho. Este monumento conmemora una de las más heroicas jornadas de nuestra historia. Macho logra una escultura digna del héroe. Todo el drama del sacrificio por la patria está representado en la figura de nuestro Caballero de los Mares.

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Existieron edificios que han dado identidad a este espacio urbano de gran interés, que fundamentan la valoración de Lima como una gran capital. Por ejemplo, estaba la Penitenciaría, cuyo terreno perteneció originalmente al Convento de Santo Domingo y también a la llamada Chacra La Quinta. José Galvez da el nombre de huerta de Camacho y después de los Tramaría.

Proyecto tentativo del monumento al almirante Miguel Grau con frente al Palacio de Justicia, 1945.


Desde 1946 se puede apreciar el monumento al almirante Miguel Grau, obra en bronce de Victorio Macho.

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La primera piedra de la Penitenciaría fue puesta por el presidente Ramón Castilla el 31 de enero de 1856 y tiempo después se inauguró la obra, el 28 de julio de 1862, la misma que se ejecutó bajo la dirección administrativa de Mariano Felipe Paz Soldán y del arquitecto Maximiliano Mimey en la implementación técnica. La Penitenciaría fue concebida para la reclusión de los reos que debían cumplir largas condenas, luego de ser abolida la pena de muerte y como alternativa a las inseguras cárceles de entonces. Mimey levantó el plano respectivo siguiendo el modelo de la Penitenciaría de Trenton, con un espacio central -el panóptico-, término con el que Jeremy Benthan lo bautizó hacia 1786, para definir que todo el interior del edificio podía verse desde un solo punto de mira.

Panóptico. Archivo Eugenio Courret.

La Penitenciaría estaba construida en piedra y ladrillo. Se estima que se utilizaron treinta mil toneladas de ambos materiales para su construcción. El edificio tenía tres pisos, incluyendo el que se halla bajo el nivel de la calle. Su estilo era cercano al Quattrocento florentino y tenía toques románicos. El local fue demolido y en el terreno se construyó el actual Centro Cívico, un conjunto de edificios de hormigón con calles internas y plazas propias, en 1970. Un segundo edificio que se levantó con motivo de la celebración del Centenario de la Independencia del Perú, fue el Museo de Arte Italiano, obsequiado por la comunidad ítalo-peruana, y construido por el ingeniero-arquitecto Gaetano Moretti de Milán, mientras que Mario Vannini de Florencia tuvo a su cargo la adquisición de las obras de arte destinadas al Museo.

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El edificio, inspirado en la arquitectura del renacimiento florentino, está ubicado en el antiguo Parque Neptuno. Es una variante simplificada de la tribuna de Santa María Delle Grazie de Bramante, y reúne en su decoración una serie de elementos

Museo de Arte Italiano


PenitenciarĂ­a. Archivo Eduardo Dargent.

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inspirados en obras clásicas de Ghiberti, Donatello y Miguel Ángel. Su puerta de hierro abatido pertenece a Alesandro Mazzucotelli. Los dos grandes mosaicos colocados a la derecha e izquierda de la fachada principal son obras del pintor Giovani Buffa y fueron elaborados por la Cooperativa de Mosaicistas de Venecia. Últimamente, se han ubicado cuatro estatuas de mármol en el pasillo del parque que conduce al museo, que anteriormente estaban en el Molino de Santa Clara. Sobre el paseo Colón se encuentra el edificio del Centro de Estudios Históricos Militares del Perú, obra que fue diseñada por el arquitecto Fernand Ganllart para ser presentado en la Exposición Internacional de París, en 1900, como pabellón del Perú, cuando era presidente de la República el ingeniero Eduardo López de Romaña. Al concluir la exposición, el Pabellón fue desmantelado y traído a Lima para ser reedificado en el lugar que ocupa actualmente. El edificio Ramón Castilla anteriormente fue sede del Instituto Nacional de Higiene. Luego fue ocupado por la Trigésima Comandancia de Tránsito, hasta que pasó a ser propiedad de sus actuales inquilinos. Frente a este edificio se encuentra el actual Museo de Arte de Lima.

Instituto Nacional de Higiene. Archivo Eduardo Dargnet

Este vasto y hermoso edificio se inauguró el 1 de julio de 1872, acto con el cual se cerró el periodo administrativo del coronel don José Balta. Su construcción suele relacionarse con la firma de Gustavo Eiffel. Los planos y la ejecución estuvieron a cargo del arquitecto italiano Antonio Leonardi, quien se inspiró en el Palacio de la Industria de París, obra que había desaparecido de los Campos Elíseos para ceder su espacio a la construcción del Puente Alejandro y de los Palacios Grande y Pequeño que quedan a ambos lados de su entrada.

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Se trata, quizás, como se afirma, del único ejemplo en América del Sur de la aplicación, entonces tan audaz y novedosa, de elementos de construcción metálica en la estructura de un edificio.

Grabado del Palacio de la Exposición. 1872 Reproducción fotográfica de Richardson


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Estos elementos constituyen los soportes de la construcción de las salas que, por ser delgadas, altas y con espaciadas columnas de hierro fundido, con capiteles formados y salientes ménsulas que acortan las luces de las vigas, permiten la creación de amplios espacios interiores, y también un ritmo de apoyo monumental hasta entonces desconocido. La calidad estética del edificio es realmente de gran valor. En su aspecto exterior, se destaca el orden y el buen gusto. El entorno del Palacio de Justicia se cierra con el Edificio Rímac, obra diseñada por el arquitecto Ricardo de Jaxa Malachowski, y construido por la Compañía de Seguros Rímac entre 1919 y 1924. Su estilo es el típico edificio academicista de influencia Beaux Arts. Se trata de uno de los primeros edificios de departamentos de uso residencial que se hicieron en Lima y que obedeció a una inversión inmobiliaria de cierta envergadura en la periferia del centro histórico. Tiene tres pisos y en algunos sectores, cuatro niveles. Destaca su imponente diseño, los volúmenes que sobresalen en algunas partes cuentan con cuerpos almohadillados y mansardas. “Voy a ver Lima” es una frase de Mario Vargas Llosa en La ciudad y los perros, expresión que cobra fuerza cuando a muchos de sus personajes de su vasta obra los hace desfilar por la parte antigua de la capital y su periferia. “El tranvía Lima-Chorrillos, icono citadino ya desaparecido, cruzaba la fachada rojiza de la penitenciaria… y de pronto surgía un paraje refrescante, altos árboles de penachos móviles, estanques de aguas quietas, senderos tortuosos con flores a los márgenes y al medio una llanura de césped…”.

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Edificio Rímac.


La calidad estĂŠtica del edificio es realmente de gran valor. En su aspecto exterior, se destaca el orden y el buen gusto.

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JOYA DE LA JUSTICIA

CAPÍTULO II

Historia y Legado

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