Hamburg, julio de 2013 Hummel, Hummel
Dicen que si saludas a un alemán con la expresión “Hummel, Hummel” y él o ella te responde “Mors, Mors”, puedes tener la seguridad de que has encontrado a una genuina persona de Hamburgo. Esta expresión acuñada tras la historia de Hans Hummel, quizás el personaje más conocido de la ciudad vieja, es una de las primeras cosas que se aprende acerca de la cultura popular de esta metrópoli. La anécdota histórica cuenta que luego de descubrir una infidelidad de su esposa, Hans Hummel decidió embriagarse y salir por la noche a las calles de Hamburgo gritando “Hummel, Hummel” intentando encontrarla. Relatan entonces que al otro día todos se burlaban de él repitiendo su llamado nocturno y él furioso les respondía gritando “Mors, Mors”. A los habitantes les pareció tan divertido el juego de palabras, que poco a poco se popularizó el saludo. Hamburgo es la segunda ciudad más grande de Alemania con una población de aproximadamente 1,8 millones de personas, el segundo puerto de carga más grande de Europa y mi segundo hogar en Alemania. Y, ¿cómo llegue aquí? En 2012 recibí una beca dentro de un convenio que el Servicio Alemán de Intercambios (DAAD) tiene con Colciencias, Icetex y la Universidad Nacional de Bogotá, que es donde actualmente hago mi pregrado. Esta beca me permitió venir para poder realizar un año de intercambio académico. Pero mi historia en este país europeo no comenzó en Hamburgo. Para nosotros los colombianos, la única forma de llegar directamente a Alemania es tomando un vuelo sin escalas entre Bogotá y Frankfurt am Main. Luego de once extenuantes horas de vuelo sobre el Atlántico, y aún más agotadoras si sufres de vértigo en los aviones como yo, llegas al terminal donde aterrizaste, y vives ese contacto inicial con este país. Y éste, como aquellas primeras impresiones que tienes de las personas que conoces, nunca lo olvidarás. Te encuentras con que todos los letreros están en otro idioma, ves gente de diferentes nacionalidades conviviendo juntas, oyes en el aire la cotidianidad del uso de otra lengua, y así será durante el resto del año que vivirás en Alemania.
Foto Segundo día en Alemania: Esta foto me la tomaron en mi segundo día en Alemania frente al castillo de Mannheim. Es el castillo de estilo barroco francés más grande del mundo y actualmente ahí funciona la Universidad de Mannheim.
Yo llegué a Alemania en un grupo de 30 becarios de 6 diferentes universidades colombianas, el cual fue separado ese mismo día en dos. Uno de estos grupos fue llevado a Göttingen y el otro a Mannheim. Yo hice parte de este último, y con ellos viví dos meses en esa ciudad y allí tuvimos la oportunidad de estudiar alemán en el Instituto Goethe. Al final de este tiempo, finalmente me mudé a Hamburgo para poder estudiar el semestre de invierno en la Universidad Técnica de Hamburgo-Harburgo (TUHH). Este semestre se cursa normalmente en Alemania entre los meses de Octubre y Febrero, ya que como bien lo dice su nombre, es en estos meses que se da el invierno en el hemisferio norte. Al comienzo fue inevitable sentirme otra vez como estudiante de primer semestre. Semana de inducción, conocer nuevos compañeros y posibles amigos, tener la necesidad de preguntar cómo funciona todo en la universidad, no saber los nombres de los edificios, pero ante todo la emoción de estar en un sitio nuevo, donde aprender cosas nuevas para el futuro. Y como es usual para los estudiantes de primer semestre, los primeros días fueron también muy sociales. Conocí en muy poco tiempo a muchos de los nuevos estudiantes de la universidad y a otros estudiantes de intercambio, con lo cual mi círculo social se extendió hasta países como China, India, Italia, España, Costa Rica, entre otros. Y la verdad eso ha hecho un poco más fácil mi estadía.
Foto Recepción de estudiantes internacionales en Hamburg: La ciudad de Hamburg nos invitó a mí y a los demás nuevos estudiantes internacionales a una recepción en el ayuntamiento. Aquí salgo en el salón principal de eventos del ayuntamiento de Hamburg.
Y con el comienzo del semestre empezaron obviamente las clases, y con ellas pude darme cuenta inmediatamente que el sistema universitario alemán es muy distinto del nuestro. Primero que todo aquí los estudiantes tienen menos horas de clase presencial. En general, en la TUHH se asiste a una hora y media de clase semanal por materia en comparación a las cuatro horas semanales de la Universidad Nacional de Colombia, donde estudio. Esto se debe a que el sistema alemán busca que los estudiantes aprendan con mayor autonomía, y que el papel del profesor sea más una guía de las temáticas. Lo segundo, y quizás lo más importante, aquí la calificación se obtiene mediante un único examen que vale el 100% de la materia. Esto es quizás lo más importante porque este es el mayor reto para nosotros los colombianos que estamos acostumbrados a dividir la nota de una materia en varios parciales y trabajos. ¡Con el transcurrir de las semanas llegó finalmente el invierno y debo admitir que esa fue mi primera experiencia invernal! Las temperaturas comienzan a caer hasta volverse negativas, con ellas también empiezan a caerse las hojas de los árboles y a esconderse casi todo signo de vida en los jardines, y las horas de luz de día se hacen cada vez más escasas con el transcurrir de los días. Yo creo que este último fenómeno es tal vez el más difícil de vivir por primera vez. Las
noches se vuelven de 14 horas. Cuando se sale en la mañana aún está oscuro, y cuando se vuelve por la tarde también. Esto poco a poco puede hacer perder el ánimo. Pero afortunadamente también es el tiempo de la Navidad alemana, que es uno de los “highlights” de la cultura en este país. Donde no florecen los árboles, empiezan a florecer las carpas, las tienditas y las luces de los mercados navideños. Toda una experiencia que le da alegría a la temporada.
Foto Vista desde mi cuarto en invierno: Aquí pueden ver la vista desde mi cuarto durante el invierno. Aquí en Alemania tuve mi primera experiencia invernal, especialmente la experiencia de conocer la nieve, y es algo que nunca olvidaré.
Pero aunque el escenario del frío y de la falta de luz solar suena tétrico para nuestra sangre caliente colombiana, también tiene sus ventajas. El invierno motiva a quedarse en casa o quizás ir a la biblioteca, preparándose para los exámenes finales. Las fechas de los exámenes finales son en Febrero y Marzo. Éstos duran en general entre una hora y dos horas, y en ellos se evalúan todas las temáticas del curso. Debo admitir que son todo un reto, pero con una buena preparación no es difícil obtener muy buenos resultados. Y ¿cómo prepararse bien? Estas son algunas recomendaciones: 1. Leer y estudiar con especial detalle el “Skript” de la clase. Los profesores alemanes redactan para sus clases un compendio de notas o de diapositivas que llaman “Skript”. Estos documentos contienen los puntos más importantes de las materias y son la base para la clase. Generalmente estos documentos son de acceso gratuito para los estudiantes a través de las páginas web de los institutos o las plataformas electrónicas de la universidad. Son la principal fuente bibliográfica de la materia.
2. Estudiar con tiempo (por lo menos con un mes de anticipación). Los alemanes en general son muy conocidos por su obsesión con la planificación. Por ello en las universidades alemanas es muy común que la fecha del examen final se sepa con 2 o 3 meses de anticipación. Esto permite poder organizar el tiempo de estudio con mayor facilidad, y recordando que en el examen se evaluará el 100% de la materia, siempre es mucho mejor estudiar con tiempo. 3. Buscar los exámenes de periodos pasados. Una estrategia muy común entre los estudiantes alemanes es buscar y estudiar los exámenes de periodos pasados. Poder encontrar dichas evaluaciones depende mucho de cada universidad. Por ejemplo, en la TUHH existe una base de datos en la tienda de la universidad donde se pueden encontrar dichos exámenes o algunos institutos los publican en sus propias páginas web. Esta estrategia es muy popular ya que muchas veces los profesores no cambian el estilo de los exámenes y esto permite que los estudiantes entiendan la estructura del examen antes de hacerlo, y además porque permite ver qué temas el profesor considera más importantes. ¡Pero nunca hay que confiarse, pues el examen que se presenta puede no ser tan parecido a los anteriores, y los puntos principales también pueden variar! 4. Resolver los exámenes de periodos pasados con cronómetro. Uno de los factores más decisivos en los exámenes en Alemania es el tiempo. Como ya lo dije arriba, las evaluaciones tienen una duración de entre 60 y 90 minutos. Muchas veces este tiempo no es suficiente para pensar demasiado sobre el examen y es por esto que recomiendo realizar simulacros de los exámenes con un cronómetro para ver qué tan rápido uno los puede escribir y así practicar su ejecución bajo la presión del tiempo. 5. Asistir a todas las sesiones de resolución de dudas. En muchas materias, los profesores o sus tutores organizan sesiones de resolución de dudas unas semanas antes del examen final. Estas sesiones son importantes porque muchas veces los profesores o los tutores no tienen mucho tiempo para atender a los estudiantes y pueden ser los únicos momentos en que se puede hablar con ellos. Además, a través de las dudas de otros estudiantes se pueden descubrir preguntas que uno no tenía y así comprender mejor los temas de la materia. 6. Determinar el tipo de examen es crucial. En general, en Alemania existen dos tipos de exámenes: los escritos y los orales. Todo lo que ya he dicho aplica especialmente para los exámenes escritos, pero para los orales hay que tener en cuenta un par de consideraciones. Las evaluaciones orales pueden durar menos tiempo, y por mi experiencia y la de algunos compañeros y amigos, éstas tienden a ser un poco menos complicadas que los escritas, pero se basan mucho más en los conocimientos teóricos que en los prácticos. Para ellos recomiendo algo que un amigo denomina la “Ley de la
minifalda”: Lo que se diga debe ser lo suficientemente largo para cubrir bien el tema pero lo suficientemente corto como para mantener las cosas aún interesantes. ¡Pero mi estancia en Alemania no ha sido sólo estudiar! Actualmente me encuentro realizando una práctica laboral en una empresa aquí en Hamburgo. Las empresas alemanas en general están dispuestas a contratar estudiantes para la realización de prácticas, y es usual también que sean bien remuneradas. Pero después de esto, creo que queda la pregunta: ¿son entonces los intercambios académicos meramente académicos?
Foto Práctica empresarial: En Alemania también tuve la oportunidad de hacer una práctica empresarial en una empresa de construcción. En la foto estoy en una obra de la empresa en Hannover usando ropa de seguridad.
¡Definitivamente los intercambios académicos no son sólo académicos! Esta es una experiencia mucho más amplia, y a ello contribuye el DAAD mediante distintas estrategias como su Círculo de Amigos, los cuales son grupos de voluntarios ex-becarios quienes organizan actividades sociales y de tiempo libre para los actuales becarios en las diferentes ciudades de Alemania, o también las reuniones de becarios organizadas por el DAAD, donde se puede conocer a otros estudiantes becarios de distintas nacionalidades y hacer nuevos contactos y amistades. Pero también creo que debe contribuir el carácter y la propia personalidad de quien hace intercambio para que salga a buscar y a conocer lo que Alemania puede ofrecer culturalmente y lo que las demás personas que por distintas razones se encuentran en este maravilloso país tienen por contar.
Foto Amigos: Una de las cosas más importantes de mi experiencia en este tiempo en Alemania ha sido hacer amigos de otras nacionalidades. Con ellos compartí muchos momentos, y en esta foto quedó grabado un pequeño paseo con ellos a Lübeck.
Finalmente quiero recordar las palabras que me dijo un ex-becario del DAAD: “¡Usted lo que se ganó fue una lotería!”. La verdad yo creo que me gané más que eso, adquirí una experiencia de vida, un año de mi vida para siempre recordar, y por ello debo agradecer enormemente al DAAD y a las otras instituciones que hicieron posible este viaje. Por último, quisiera también decirle a todo aquel que quiere venir aquí de intercambio o a estudiar un curso de postgrado que no lo dude mucho y que haga todo lo posible por alcanzar esta meta que abre las puertas no sólo de Alemania sino del mundo. Por: Juan Sebastián Cañavera Herrera