Una esclava árabe llegó a la costa maya. Primera obra literaria de la conquista en Yucatán
Damiana Leyva Loría Estudio, compilación y notas
Una esclava árabe llegó a la costa maya. Primera obra literaria de la conquista en Yucatán. Damiana Leyva Loría
Primera edición, © 2019
Diseño de portada: Damiana Leyva Loría Fotografía de portada: Imagen extraída del Chilam Balam de Kaua ISBN: 978-607-29-1675-3 Se autoriza la reproducción de la presente obra con fines educativos o no comer-ciales sin autorización escrita previa del titular de los derechos de autor, siempre y cuando se cite de forma completa la fuente. Este libro se realizó con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, 2016. Esta edición consta de 1500 ejemplares Impreso en México. Printed in Mexico
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Una esclava árabe llegó a la costa maya Primera obra literaria de la conquista en Yucatán
• Damiana Leyva Loría Estudio, introducción y notas
A mi madre, eterna Sherezada Para Eduardo
En memoria de la maestra Ana Patricia MartĂnez Huchim (26 de julio de 1964 – 27 de julio de 2018) Gracias por su bondad y por compartir sus conocimientos sobre la cultura maya a las nuevas generaciones.
Es también notable la traducción, del castellano al maya … de un curioso relato que se titula “Historia de la Doncella Teodora”, traducción hecha sin duda por algún letrado indio que conocía el español y manejaba diestramente su lengua… La importancia de este curioso fragmento consiste en su vocabulario, que sería de mayor valor si por azar se encontrara el original castellano de que fue traducido. Antonio Mediz Bolio
Agradecimientos Esta investigación no hubiera sido posible sin el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, edición 32. De igual manera agradezco el apoyo y generosidad de los maestros David Bolles, Ana Patricia Martínez Huchim y Justin Kerr. Sin ellos no hubiera sido posible obtener los documentos imprescindibles para esta publicación. Muchas gracias a la Dra. Silvia Cristiana Leirana Alcocer, y al Dr. Felipe Escalante Tió por las entrevistas concedidas, mismas que se encuentran en el documental de este proyecto.
Contenido Introducción
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Los libros del Chilam Balam
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Clasificación y contenido de Los libros del Chilam Balam El “Cuento del mercader y la doncella Teodora” cruza fronteras
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Tawaddud y Las mil y una noches Fama de Teodor en España Teodor y Lope de Vega
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La doncella Teodora durante la conquista
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Algunas respuestas y muchas preguntas
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El lenguaje de Zuyua Diálogos y palimpsestos
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Criterios para esta edición
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Bibliografía
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Zuhuy Teodora. Hochtabi ti u anahte Chilam Balam. David Bolles
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1. U yax dzicil u tituloil 2. U ca dzicil u tituloil
69 70
3. U yox dzicil u tituloil. 4. U can dzicil u tituloil.
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5. U ho dzicil u tituloil. 6. Tu uac dzicil u tituloil.
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La doncella Teodora. Copiado de los libros de Chilam Balam Ana Patricia Martínez Huchim
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1. Primer título 2. Segundo título
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3. Tercer título 4. Título cuarto 5. Título quinto 6. Título sexto
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Historia de la docta Simpatía. J.C. Mardrus /Vicente Blasco Ibáñez Y cuando llegó la 272ª noche Y cuando llegó la 274ª noche Y cuando llegó la 275ª noche Pero cuando llegó la 277ª noche Y cuando llegó la 278ª noche Pero cuando llegó la 279ª noche
93 97 100 105 110 113 116
Comedia famosa de la doncella Teodor de Lope de Vega Carpio
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Acto I Acto II Acto III
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Introducción En 1948 Antonio Mediz Bolio realizó el prólogo del Códice Pérez. En aquel texto dejó constancia de su admiración por un relato titulado “Historia de la doncella Teodora”: La importancia de ese curioso fragmento consiste en su vocabulario, que sería de mayor valor si por azar se encontrara el original castellano de que fue traducido, escribió Mediz Bolio en aquella ocasión (Mediz Bolio, 1949, p. XIV). Setenta años después de aquellas palabras, se presenta por primera vez para el público mexicano el origen e historia de la doncella Teodora. Esta investigación tomó como punto de partida el análisis realizado por Alfredo Barrera Vázquez y Silvia Rendón acerca de los libros del Chilam Balam.(Barrera-Vázquez, Alfredo; Rendón, 1948, 2005) Nuestro objetivo inicial fue conocer los “tex-tos literarios, novelas españolas, etc.”, que se encontraban en esos libros mayas. Lo anterior dio como resultado este libro, el cual incluye un trabajo introductorio acerca del Cuento del mercader y la doncella Teodora, abarcando aspectos históricos y socioculturales. Posteriormente se agrega el cuento maya, el cual es una versión libre realizada por David Bolles, quien autorizó su publicación. Ese relato tiene como base las versiones del cuento encontradas en los libros de Chan Cah, Kaua y el Códice Pérez. El cuento maya esta acompañado de una traducción al español, realizada por la maestra Ana 17
Patricia Martínez Huchim (d.e.p.). De igual forma se añade la versión de Las mil y una noches, traducida por Vicente Blasco Ibáñez. Por último, se incluye la obra teatral “Historia famosa de la donzella Teodor”, publicada por Lope de Vega en 1627. Tomando como base la investigación de este libro, se produjo el documental titulado ¿Quién es Zuhuy Teodora?,1 con la intención de ofrecer al público un producto de divulgación relacionado con este proyecto. Creemos que puede servir como material didáctico para la difusión de la literatura maya, pero también es un me-dio para dar a conocer el trabajo realizado en esta investigación. Ambos materiales se pueden encontrar en la página de internet de este proyecto.2 En ella se puede encontrar, además del libro en pdf y el documental, toda la información complementaria que ayudará a contextualizar el trabajo realizado (imágenes, versiones en otros idiomas, textos medievales, etc.). Creemos que esa información podría ser útil para las personas interesadas en realizar investigaciones relacionadas a este cuento, o con otros aspectos contenidos en los libros del Chilam Balam. Tenemos la certeza de que esta investigación ayudará al público a conocer los puentes que existen entre la cultura maya y la literatura del mundo, tomando como partida los libros mayas de la conquista. También deseamos que esta investigación pudiera ser inicio de futuros proyectos relacionadas con la literatura y los libros del Chilam Balam.
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https://www.youtube.com/watch?v=1UmnTzCLVo8 https://damianaleyva.wixsite.com/doncellateodora
Los libros del Chilam Balam Se conoce como libros del Chilam Balam al grupo de textos que escribieron los mayas letrados, a partir del aprendizaje de lectura y escritura con caracteres latinos, el cual obtuvieron de los frailes franciscanos. Estos libros conforman una suerte de almanaques, debido a que en su lectura se pueden advertir diferentes tipos de textos: literatura, medicina, astrología, botánica, medicina, astronomía y otros discursos que no han sido clasificados (Barrera-Váz-quez, Alfredo; Rendón, 2005). No se sabe desde cuándo se denominan Libros del Chilam Balam, pero sí se conocen dos razones fundamentales para ese nombre. La primera radica en que Chilam, o Chilan era una catego-ría de la clase sacerdotal en el gobierno maya. Wladimiro Rosado apunta que los sacerdotes constituían la clase culta de la sociedad y las cosas que eran de conocimiento y deber sacerdotal, se caracterizaban por ser parte científica y parte teológica. Fray Diego de Landa habló por primera vez acerca de los profetas mayas de la siguiente manera:
Que como la gente Mexicana tuvieron señales, y profecías de la venida de los Españoles, y de la cesación de su mando, y religión también las tuvieron los de Yucatán algunos años antes que el adelantado Montejo los conquistase, y que en las sierras de Maní que es en la provincia de Tutuxiu un Indio
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llamado Ahcambal y por oficio Chillan, que es el que tiene a su cargo de dar las respuestas del demonio les dijo pública-mente que presto serían señoreados de gente extranjera, y les predicarían un Dios, y la virtud de un palo que en su lengua llamo Vahomche, que quiere decir palo enhiesto de gran virtud contra los demonios (Landa, 1566, p. 48).34
El conocimiento de los Chilames se puede esbozar de la siguiente manera: astrología, medicina, calendario civil y religioso, celebración de las fiestas sagradas y festivales, bautismos, confesión, casamiento, iniciación de la pubertad, purificación, ritual funerario, oraciones, prédicas, sacrificios, predicción del futuro, preservación de las tradiciones de todo género, escritura, confección y cuidado de códices, lenguaje, aritmética, medicina con su respectiva aplicación, música, teatro, genealogías, preparación de copal, ir a la guerra, escribir acerca de las creencias y enseñarles a los novicios o futuros sacerdotes así como a los hijos de los Señores y a los mismos Señores; bendiciones, cuidar de las cosas del culto, castigar los delitos contra la religión y velar por el pueblo (Rosado-Ojeda, 1977, p. 192-193). Chilam o Chilan significa, según Barrera Vázquez, “el que es boca” (2005, p. 12), y Crescencio Carrillo y Ancona lo traduce como “intérprete, mago o astrólogo” (Carrillo y Ancona, 1937, p. 417). Es-tos sacerdotes tenían como principal función ser intérpretes de los dioses, hacer vaticinios, interpretar sueños, agüeros y probable-mente eran los encargados de leer los calendarios sagrados; ellos también tenían a su cargo la medicina (Rosado-Ojeda, 1977, p. 3 4
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Cursivas nuestras Se modernizó la ortografía de esta cita.
194), así como presidir y practicar las ceremonias de su calendario (Carrillo y Ancona, 1937, p. 417). Todos estos sacerdotes eran sumamente respetados, por lo que eran cargados en literas sostenidas por los hombros. Cuando morían se les enterraba con las cosas de su oficio, como sus libros, y en el calendario tenían también su fiesta. Se presume que por todas estas razones fueron el primer blanco de la conquista espiritual. Los Chilames siguieron existiendo después del período de conquista, solo que su nombre cambió al de h-men, cuyo significado es “el que conoce” (Rosado-Ojeda, 1977, p. 195). La segunda razón por la que se denominan Libros del Chilam Balam se debe a que Balam era (y todavía es) un nombre de familia, cuyo significado es “jaguar o brujo” (Barrera-Vázquez, Alfredo; Rendón, 2005: 12). Chilam Balam fue el más célebre de los profe-tas mayas conocidos. Vivió en Maní en la última mitad del siglo XV o primera del XVI. Se hizo célebre porque fue él quien predijo que llegarían a Yucatán, en el K’atún 13 Ahau y desde el oriente, extranjeros con barbas y aportando una nueva religión (Rosado-Ojeda, 1977, p. 295). Diego López de Cogolludo describe al profeta de esta manera:
Profecía de Chilan Balam, gran sacerdote de Tixcacayom Cauich en Maní [...] “En el fin de la décima tercia edad, es-tando en su pujanza Ytzá, y la nombrada Tancah (que está entre Yacman, y Tichaquillo, que hoy se llama Ychpaa, que es Fortaleza y Castillo) vendrá la señal de un Dios, que está en las alturas, y la Cruz se manifestará ya al mundo, con la cual fue alumbrado el Orbe. Habrá división entre las voluntades, cuando esta señal sea traída en tiempo venidero. Los
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hombres Sacerdotes antes de llegar una legua y a un cuarto de legua no más, veréis la Cruz, que se os aparecerá de Polo a Polo. Cesará el culto de vanos dioses. ¡Ya vuestro padre vie-ne, oh Ytzalanos! ¡Ya viene nuestro hermano, oh Tantunites!. Recibid a vuestros huéspedes barbudos del Oriente. Que vie-nen a traer la señal de Dios. Dios es, que nos viene manso y piadoso. Ya viene el tiempo de nuestra vida. No tenéis que temer del mundo. Tú eres Dios Único, que nos criaste piadoso. Buenas son las palabras de Dios. ¡Ea! ensalcemos su señal en alto: ensalcemos para adorarla, y verla. La Cruz hemos de ensalzar. En oposición de la mentira se aparece hoy, en contra del árbol primero del mundo. Hoy es hecha al mundo demostración. Señal es esta de un Dios de las alturas. Ésta adorad, o gente Ytzalana, adorémosla con voluntad recta, adoremos al que es Dios nuestro, y verdadero Dios. Recibid la palabra del Dios verdadero, que del Cielo viene el que os habla. Cobrad juicio, y ser los de Ytzá. Los que creyeren, serán alumbrados en la edad que está por venir. Mirad, si os importa lo que yo os digo, advierto, y encargo, yo vuestro Intérprete, y Maestro de crédito, Balam por nombre. Y con esto he acabado de decir lo que Dios verdadero me mandó, para que lo oiga el mundo” (López-de-Cogolludo, 1688, pp. 127-128).5
Los libros del Chilam Balam tienen secciones que están escritas a manera de profecías, muy parecidas a la cita anterior. Tal vez la asociación de esos escritos con la profecía relatada por Cogolludo dio lugar a que todos los profetas, así como los libros, recibieran el nombre de Chilam Balam (Carrillo y Ancona, 1937, p. 417). De hecho, una característica que poseen estos escritos es que tienen 5
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Se modernizó la ortografía de esta cita.
varios autores, algunos son anónimos, y otros sí registraron sus nombres en estos libros: pasando de padres a hijos estos libros, y sucediéndose las copias, se les fue añadiendo todo cuanto en los Almanaques españoles de la época llamaba la atención a los mismos indios copistas, y también consignaban sus propias apuntaciones o memorias personales (Carrillo y Ancona, 1937, p. 418). Clasificación y contenido de Los libros del Chilam Balam Al parecer existe más de una docena de Libros del Chilam Balam, pero los disponibles para estudio son los siguientes: Chumayel, Tizimín, Kaua, Ixil, Tekax, Tusik, Chan Cah, Nah, el Códice Calkiní, el Códice Pérez y el Manuscrito Morley. Respecto a los dos últimos, es necesario hacer una aclaración. El nombre de Códice Pérez fue asignado por el obispo yucateco Crescencio Carrillo y Ancona en 1870 (Barrera-Vázquez, Alfredo; Rendón, 2005, p. 29, 24). No es un códice en el sentido prehispánico de la palabra, sino que el sacer-dote yucateco Juan Pío Pérez transcribió fragmentos de varios Li-bros del Chilam Balam, principalmente en los de Maní, Ixil y Kaua, alrededor de 1840. Posteriormente, el médico y filólogo maya Er-milo Solís Alcalá tradujo esta recopilación al español, habiéndose publicado en 1949. Por otra parte, el Manuscrito Morley es un libro del Chilam Balam que Sylvanus Morley donó al Museo de Nuevo México. Este libro está compuesto de 346 páginas numeradas, así como algunas faltantes, y posee características equivalentes a los otros libros del Chilam Balam. Después de haber recibido un estudio especializado de marcas de agua y de reglas ortográficas de la época, se ha concluido que el manuscrito es una copia que oscila entre 1760 y 1780,
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aunque se presume que es el resultado de transcripciones que tie-nen sus orígenes en el año 1576, fecha grabada en los interiores del texto (Whalen, 2002, p. 2). Barrera Vázquez ha clasificado el contenido heterogéneo de la mayoría de estos libros, quedando de la siguiente manera: 1) Textos de carácter religioso a) puramente indígena b) cristiano 2) Textos de carácter histórico, a) desde crónicas con registro cronológico maya a base de la “cuenta corta” (katunes en series de 13), b) hasta simples asientos de acontecimientos muy parti-culares sin importancia general; 3) Textos médicos, con o sin influencia europea; 4) Textos cronológicos y astrológicos a) tablas de series de katunes con su equivalente cristiano, b) explicaciones acerca del calendario indígena, c) almanaques con o sin cotejo con el Tzolquín maya, incluyendo predicciones, astrología, etc. 5) Astronomía según las ideas imperantes en Europa en el siglo XV; 6) Rituales; 7) Textos literarios, novelas españolas, etc. 8) 8) Miscelánea de textos no clasificados (Barrera-Vázquez, Alfredo; Rendón, 2005, p. 12). 24
Alfredo Barrera Vázquez fue un investigador pionero en la reconstrucción de los textos mayas contenidos en el Chilam Balam, tomando como base diferentes versiones contenidas en esos libros. Con esa experiencia, Barrera Vázquez afirmó que existen dos formas de analizar los textos mayas: 1) mediante el cotejo de sus varias versiones encontradas en los libros del Chilam Balam, y 2) aquellos textos que no son susceptibles de reconstrucción por-que son singulares. Este método fue el aplicado por Barrera en su Libro de los libros del Chilam Balam, pues reconstruye la “Crónica Matichu”, la “Primera rueda profética de un doblez de Katunes”, la “Segunda rueda profética de un doblez de Katunes”, “Textos proféticos de Katunes aislados”, “Pronósticos de los signos diarios”, las dos partes de “El lenguaje de Zuyua y su significado”, el “Alzamiento de don Antonio Martínez Saúl”, el relato llamado “Acontecimiento histórico en un Katún 8 Ahau”, y la “Explicación del calendario maya” (Barrera-Vázquez & Rendón, 2005, p. 14).
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El “Cuento del mercader y la doncella Teodora” cruza fronteras El relato de la doncella Tedora es el siguiente: un mercader queda en la bancarrota al dilapidar la fortuna de su padre, recién fallecido. Ante ello, una de sus esclavas, Teodora, le propone un plan: el mercader debe venderla al Sultán, y asegura que sí será compra-da debido a su belleza e inteligencia inigualables. El Sultán pone a prueba a la doncella a través de su corte de sabios, para saber si efectivamente debe pagar un precio tan alto por ella. La doncella resulta ganadora en las pruebas, y el cuento tiene un final feliz. Existen narraciones similares a la doncella Teodora que forman parte de la denominada literatura sapiencial, la cual tiene como característica principal el diálogo que se establece entre hombres sabios y jóvenes, con una construcción novelesca (González-Barrera, 2006, p. 6). Otra característica de esta narrativa es que los personajes principales son hombres jóvenes, de clases inferiores e inteligentes, puestos a prueba (González-Barrera, 2006, p. 9). Al rastrear los orígenes de este cuento famoso durante la época medieval, se observa que pudo iniciar en Mesopotamia, y de ahí tomó dos rutas: 1) Mesopotamia, Arabia, India, Persia, Hebreos, Constantinopla, Grecia y España; o 2) Mesopotamia, Egipto, Grecia
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y España (González-Barrera, 2006, pp. 7-10).6 Se tiene la hipótesis de que de la primera ruta es la que da origen a la versión contenida en Las mil y una noches7, mientras que la segunda ruta logró que el cuento se “cristianizara” a través de diversas traducciones y adaptaciones: libro sapiencial, libro de cordel, obra de teatro en Lope de Vega, y finalmente en los libros mayas. Se cree que Grecia fue la cuna del arquetipo8 que dio origen al cuento de Teodor; sin embargo, no se ha encontrado un documento que lo confirme. Tawaddud y Las mil y una noches El libro de Las mil y una noches está conformado por un conjunto de relatos que comienza con la historia de Schahrazada, una mujer que relata historias al Sultán, a manera de cajas chinas, para que éste no la asesine al amanecer. Este libro es considerado por Mah-mud Sobh como una de las dos obras “madre” de la literatura árabe (Urceloy y Rómar, 2007, p. 69), ya que en ella se puede encontrar la mentalidad y personalidad árabes. El origen de la obra es incierto, ya que no proviene de una fuente única, sino de un conjunto de relatos que se fueron insertado a través de las diferentes ediciones realizadas. Sin embargo, Juan Vernet clasifica el origen de las historias en tres grandes familias: a) Asiáticos: todos incompletos, ninguno llaga a albergar la mitad de la obra. Establecen un orden común para las 6 7
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Ver Ilustración 1. Vernet la cataloga como una historia de origen extraño a Las mil y una noches, pero que terminó por integrarse. En esta categoría también se agrupa a Umar al-Numán, Simbad el marino, Alí Babá y Aladino (Vernet-Ginés, 1959, p. 22-23). Se va a entender por arquetipo al primer ejemplar oficial de una obra clásica que una serie de copias posteriores, y en particular las medievales, habrían corrompido (Blecua, 2001, p. 9).
doscientas primeras noches. Entre otras, contiene la “Historia de Simbad, el marino”. b) Egipcios: sobre estos se basan las ampliaciones producidas en los siglos XIX y XX. Son los más tardíos en cuanto a su fecha de creación. Aparecen la mayoría de las historias breves, y está ordenada temáticamente. En ellos aparece la historia bizantina de caballería de Omar Al-Nemán. c) Diversos orígenes: corresponde a un grupo variado con manuscritos de procedencias dispares: desde el extremo oriente hasta el Magreb. Las historias no están numera-das y han sido incluidas al libre albedrío por los editores (Vernet-Ginés, 1959, p. 14). Se ha reconocido a Jean Antoine Galland (1646-1715) como el primer traductor europeo de Las mil y una noches. Fue un lingüista agregado a la embajada francesa de Constantinopla en 1670, y ahí comenzó un viaje por Siria. En él, recopiló textos que sirvieron para su edición, misma que tuvo un éxito inmediato debido a que suavizó los pasajes escabrosos o de alto contenido erótico. De he-cho, los hermanos Grimm utilizaron su edición para adaptarla al público infantil (Urceloy y Rómar, 2007, p. 25). Otra edición notable es la del cairota Joseph Charles Mardrus (1868-1949). Médico de profesión, trabajó para el gobierno francés en Marruecos y el Extremo Oriente. Esta situación le permitió, al igual que Galland, recopilar textos para su edición de Las mil y una noches. La edición de Mardrus se consideró “canónica” durante un tiempo, pues aseguraba que era literal y completa. Sin embargo, ahora se sabe que su edición se basó principalmente en
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una edición árabe de Calcuta publicada entre 1832 y 1842, que a su vez procedía de un manuscrito egipcio, edición conocida también como la Recensión Egipcia de Zotemberg (Urceloy y Rómar, 2007, p. 27). También añadió historias de las que se ignora su proceden-cia, probablemente porque fueron tomadas de la tradición árabe o porque provienen de fuentes no árabes. En 1912 el escritor español Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) tradujo al español la obra de Mardrus para la editorial Prometeo en formato de bolsillo (Urceloy y Rómar, 2007, pp. 22-24).9 A pesar de los desajustes que tuvo esta edición francesa, al igual que las demás, Mardrus tiene el mérito de ser el primer editor que acercó al mundo occidental una versión realista de la obra, así como incluir el cuento “Histoire de la docte Sympathie”, traducido como la “Historia de la docta Simpatía”:
(…)ya no son aquellos buenos cuentos para niños (…) sino otros cuentos más serios, más crueles y más intensos (…) En la versión nueva hay más detalles, más literatura, más peca-do y más lujo (…) explica las sensaciones de los mercaderes sanguinarios durante las noches de rapto y las locuras de los sultanes en los días de orgía (…) son todo el Oriente, con sus fantasías exuberantes, con sus locuras luminosas, con sus orgías sanguinarias, con sus pompas inverosímiles (…) (Gómez Carrillo, 2007, p. 91).
Otra versión de relevancia es la del escritor español Rafael Cansinos Assens, quien afirma haber realizado una traducción directa del árabe al español, contrario a Blasco Ibáñez, quien tra9
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Para mayor información sobre esta edición, consultar la página web del proyecto, en la sección “Extras -> Documentos”.
dujo la versión francesa (Cansinos Assens, 1993a). En esta versión encontramos el cuento de la doncella bajo el nombre de “Historia de Tauaddud, la esclava”. En el segundo tomo de la obra, Cansinos Assens especifica que el nombre Tauaddud significa literalmente Prueba de amor, y no Docta Simpatía como había traducido Mardrus (Cansinos Assens, 1993b, p. 57). Si nos guiamos de la traducción de Cansinos Assens, notaremos que el nombre guarda una es-trecha relación con el cuento, ya que la esclava muestra a su dueño una verdadera muestra de amor al impedir que se quede sin dinero.
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González-Barrera, 2006; Mühlschlegel y Musser, 2002.
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Ilustración 1. Origen y rutas del cuento de la doncella Teodora. Elaboración propia con base en Barandas e Infantes, 1995;
Fama de Teodor en España El relato de la doncella Teodor gozó de la aceptación del público culto y popular durante la época medieval, y se piensa que el origen de esta versión española se remonta al siglo XIII (Darbord, 1993, p. 14). Sin embargo, existe otra gran cantidad de versiones posteriores que prolongaron la vida de este relato en España hasta el siglo XX (Barandas e Infantes, 1995; Darbord, 1993; Díez de Revenga Torres, 1998). La razón de que este relato haya superado la barrera de la época renacentista se debe al contenido: la sabiduría de la doncella y sus conocimientos, así como su agilidad en la res-puesta (Barandas e Infantes, 1995, p. 11). El relato tuvo modificaciones durante su difusión por España. Uno de ellos fue el nombre, ya que Tawaddud o Tauaddud se convirtió en Teodor o Teodora.10 Los diez examinadores de la versión árabe se convirtieron en tres para la versión española. La acción que acontecía en Babilonia se trasladó a Túnez. El califa fue sustituido por un rey. Además, las preguntas que le realizaban a Teo-dora tuvieron mayor relación con la doctrina cristiana (Barandas e Infantes, 1995, p. 13). Otra característica de este relato es el cuidado editorial que los impresores españoles tuvieron en el proceso de adaptación. El nuevo público de la Edad Media tuvo un mayor acercamiento a las obras creadas con la imprenta y estaba ávido por comprar libros. Un editor imprescindible fue Pedro Hagenbach, quien realizó una 10
No existe un acuerdo acerca del proceso de cristianización del nombre de la doncella. Por una parte se afirma que Teodor parece un calco fonético y semántico de Tawaddud (Darbord, 1993, p. 15); sin embargo también relacionan a Teodora con Santa Catalina, quien era conocida también como Dorotea, y se asume que ambos personajes se unen a través de los nombres, pues significan “regalo de Dios” (González-Barrera, 2006, p. 14).
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versión del relato de la doncella en Toledo alrededor de 1500, en la que agregó dos contenidos importantes: un popular calendario higiénico que proporciona recomendaciones para cada mes del año, y una serie de recomendaciones relacionadas con la sexología humana (Rivera, 1998, pp. 1-2). Estas características sugieren que el nuevo tipo de lector iba en busca de libros que le proporcionaran información utilitaria, además de entretenimiento. De esta manera, el cuento de la don-cella Teodora se mueve entre los textos propiamente literarios y los primeros textos de divulgación científica de la Edad Media (Rivera, 1998, pp. 2-4). Teodor fue ejemplo de lecciones y doctrinas para ser leídas y escuchadas. Por lo tanto, estamos ante una técnica didáctico-literaria, la cual consiste en la transmisión del conocimiento científico a través de una composición realizada con preguntas y respuestas (Sánchez Paso, 2012: 76). Sánchez Paso propone que esta forma literaria se identifique como literatura de problemas (Sánchez Paso, 2012, p. 12). Esta técnica contiene las siguientes premisas: 1) La pregunta constituye la base del problema, el cual se resuelve con la respuesta correcta; 2) Se requiere que cada problema tenga brevedad; 3) Puede ser escrito en verso o en prosa; 4) el conjunto de estas piezas abarcan, por lo general, todo tipo de saberes: divulgación científica, cuestiones amatorias, problemas teológico-morales y adivinanzas; 5) debido a su carácter divulgador, tuvo una función mnemotécnica y su propósito era enseñar; 6) otra variante de esta técnica fue el juego intelectual, uniendo saber con entretenimiento (Sánchez Paso, 2012, p. 76-77). Todos estos elementos se encuentran en las variantes del cuento de la doncella Teodora. 34
Teodor y Lope de Vega El siglo de la imprenta marcó los gustos de la sociedad de todas las clases sociales. Dio inicio una época en la que los tirajes de los libros eran mayores, y se podía conocer a los autores de las obras. Por otra parte, se empezó a tener la idea de un público estaba ávido de obras llamativas. Estas circunstancias dieron pie a un nuevo canon literario, el cual apostaba por obras que tuvieran elementos de moralidad intachable (González-Barrera, 2005, p. 77). Sin embargo este canon luchaba constantemente contra un público que buscaba entretenimiento, y no le preocupaba si las historias eran reales o ficticias. Como ejemplo de lo último se tienen todas las novelas de caballería, que gozaron de una gran aceptación popular (González-Barrera, 2005; Leonard, 1992). Este contexto cultural cobijó la gran producción y aceptación de las obras dramáticas de Lope de Vega (1562-1635) en España. En su afán por conciliar el gusto popular y las exigencias del canon, utilizó el género bizantino en sus obras teatrales. De esta manera satisfizo al público ávido de conocer ambientes exóticos, palacios maravillosos, ciudades extranjeras, tierras lejanas, aventuras, tra-bajos y penalidades de los protagonistas. Mientras tanto, la virtud de las acciones, la defensa de la castidad y la verosimilitud de los argumentos lograban apaciguar las exigencias de los círculos religiosos y humanistas (González-Barrera, 2005, 2015; Jerez-Gomez, 2010; Madroñal, 2011). La Comedia famosa de la donzella Teodor fue representada por primera vez alrededor de 1608 y 1610 (González-Barrera, 2015, p. 101), y se conserva un manuscrito de esa obra, el cual no tiene fecha. Finalmente se publicó 1617 junto con otras once obras 35
en las que se destaca el papel activo de los personajes femeninos (Madroñal, 2011, p. 191). Lope de Vega decidió retomar el relato de Teodor debido a que fue un best seller en su época, y el dramaturgo ya tenía conocimiento de que las obras populares garantizaban el éxito de sus comedias (Jerez-Gomez, 2010, p. 259) por encima de las “obras cultas” o sobre la vida de los santos: Verdad es que yo he escrito algunas veces siguiendo el arte que conocen pocos, mas luego que salir por otra parte veo los monstruos, de apariencia llenos, adonde acude el vulgo y las mujeres que este triste ejercicio canonizan, a aquel hábito bárbaro me vuelvo; y, cuando he de escribir una comedia, encierro los preceptos con seis llaves; saco a Terencio y Plauto de mi estudio, para que no me den voces (que suele dar gritos la verdad en libros mudos), y escribo por el arte que inventaron los que el vulgar aplauso pretendieron, porque, como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto. (Vega Carpio, 2003, vv. 33-48)
Para lograr la aceptación del público, Lope de Vega tuvo que hacer grandes modificaciones a la historia. En la versión lopesca, Teodor es bachiller e hija de un catedrático de Toledo. Su padre arregló el matrimonio de ésta con un amigo. Sin embargo ella está enamorada de Félix, un compañero de clase, y él le corresponde.
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Este conflicto inicial da pie a grandes enredos amorosos, cautiverios, intrigas y viajes alrededor de España, África, Constantinopla y Persia. A pesar de estos cambios, Lope de Vega relaciona el cuento con su drama cuando el Sultán pone a prueba los conocimientos de Teodor. Si bien las preguntas varían para ofrecer verosimilitud al argumento dramático, Lope de Vega crea un personaje femenino con mayor elocuencia y capacidad de convencimiento, y con ello respeta el arquetipo femenino creado en las versiones anteriores. Aunque hay muchas escenas que refuerzan la importancia de las mujeres a lo largo de la historia, el siguiente monólogo de Teodor ilustrará al respecto:
Puesto que al hombre concedo,
como admiraron el mundo en
como es razón, la ventaja, porque
Grecia, España e Italia. De las
desde su principio nuestra cabeza
letras, ¿quién no sabe que
se llama;
Corinea Thebana venció a
no es razón, pues que salimos de
Píndaro, poeta que tanto la
su carne, que nos haga
Grecia alaba, cinco veces, y
desprecios y tenga en poco,
escribió siete libros de
porque en las letras humanas y
epigramas? Tespia igualó con
divinas hay ejemplos
Ovidio; Erina a Homero se
de mujeres celebradas por
iguala, que con años diez y
únicas, por insignes en las
nueve tuvo mayor elegancia;
letras y las armas. De las
Safo fue del verso autora que
armas no me toca decirte
ahora sáfico se llama;
ejemplo de tantas,
37
los versos de su marido Lucano,
declaró Dana, y a Estacio
enmendó Argentaria; enseñó
igualó su esposa Claudia.
Filosofía
Plutarco alaba a Targelia, y
al gran Pericles, Aspasia;
a Telesila Pausanias,
Damófila escribió versos
Herodoto alaba a Istrina, y
dulces a honor de Diana;
san Jerónimo a Fabia;
epístolas sentenciosas,
a Eustoquia llaman prodigio,
Cornelia con Anastasia;
monstruo del mundo a Constanza,
astrología leyó
Nicostrata halló las letras, venció
en Alejandría Hipatia; Femonia
Catherina santa
halló el verso heroico, y el lírico
los sabios. En conclusiones:
halló Theana; escribió contra
todas las sibilas sacras
Teophrastro Leoncia materias
fueron mujeres; las artes,
raras,
pintadas en forma humana,
y por deidad fue tenida, por
merecen las de mujeres;
sus ciencias, Sosipatra;
por ciencia e industrias raras,
Cenobia escribió la historia de
muchas llegaron a reinos,
Oriente; Delbora sacra fue
y alguna emprendió ser Papa;
profeta de Israel,
que vemos por experiencia que
y en Troya la gran Casandra;
las más necias engañan a los más
fue divina en Teología,
discretos hombres, y que sus
en Roma, la inglesa Juana, y
industrias bastan a sacarlos de
Sócrates, de Diotima aprendió
peligros, como, fingiendo su
cosas tan altas; leyó Areta,
estatua, Micol al santo David.
muerto Arístipo, y al filósofo Pitágoras
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Sin esto, es cosa muy llana
que no saber las mujeres
y que haré, pues que te espantas el
más letras que el hombre, es causa no
precio de mi valor, honrado el ser y
enviarlas, como al hombre,
la patria,
a las escuelas, muchachas; que
que en públicas conclusiones,
si en Universidades entrar
rendidas sus fuertes armas, todos
mujeres se usara, las cátedras
los sabios de Persia me confiesen
fueran suyas; pero ellos temen
su ignorancia.
su infamia. Esto basta que te
(Vega Carpio, 1617a, vv. 2591-2686)
diga,
Algunos autores inscriben a Lope de Vega en la corriente feminista, puesto que varias de sus obras, incluyendo a la doncella Teodor, otorgan protagonismo a la mujer. Otra razón se debe a la crítica de la misoginia de su tiempo a través de las voces de sus personajes (JerezGomez, 2010; Ribas, 2003). Jerez-Gómez hace notar que la comedia de la doncella Teodor gozó de una gran fama en su época; sin embargo, en la actualidad ha sido difícil encontrar estudios de la misma. Desde su perspectiva, esta obra ha sido silenciada por los estudiosos y es ajena a ediciones críticas. Por otro lado, otras obras que en su momento tuvieron poca relevancia, en la actualidad gozan de una gran difusión y aparatos críticos. Por lo anterior, aventura a decir que la mujer está perdiendo lugar y protagonismo social (Jerez-Gomez, 2010, pp. 255256). Este comentario llama poderosamente la atención debido a que los años 2018 y 2019 se están caracterizando por los movimientos a favor de los derechos de las mujeres. Hará falta conocer cuáles son los discursos artísticos sobre el empoderamiento femenino.
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La doncella Teodora durante la conquista Definir la literatura producida en el Nuevo Mundo a partir de su descubrimiento, ha significado un debate para la comunidad cien-tífica durante el siglo XX e inicios del XXI. (Adorno, 1988; Concha, 2005; Félix Bolaños, 2001; Hart, 1992; Simson, 1989). En la actualidad, las definiciones aceptadas en muchas investigaciones, e incluso en programas de estudio universitarios son literatura de la conquista, literatura colonial o literatura del virreinato. La literatura de la conquista sitúa el fenómeno literario en un período específico de la historia de Latinoamérica, la conquista armada y espiritual de los países europeos en las tierras recién descubiertas. Por extensión, se entiende que toda la producción li-teraria escrita por los europeos acerca de este acontecimiento histórico, a partir del 12 de octubre de 1492, tiene esa denominación (Kofman, 2006). Esta fue la época en donde los países latinoamericanos eran instituciones administrativas de la Corona de España, y esa clasificación abarca cuatro siglos de historia (s. XV al XIX). En el terreno literario se incluyen, además de los textos que refieren a la con-quista, diversas obras de escritores españoles nacidos en el cnente americano durante esos siglos. Sin embargo, la historia de la lectura y la producción escrita en nuestro continente y país tiene particularidades legislativas, descritas a continuación. 41
En el siglo XVI la reina Isabel la Católica estableció que los habitantes del Nuevo Mundo serían sus vasallos al igual que los de España, y por tal motivo ordenó a los frailes franciscanos la evangelización de los recién incorporados, incluyendo la instrucción religiosa, así como la lectura, escritura y música. De esta manera, los hijos de las élites indígenas formarían una nueva clase social, instruida en la fe cristiana y obediente de las leyes españolas (Kobayashi, 1996:156-157). Por lo anterior, Kobayashi afirma que uno de los principios pedagógicos más importantes y admirables de la Corona fue la instrucción de indios por frailes, para que a su vez, esos indios letra-dos se convirtieran en maestros indios del resto de la población (Kobayashi, 1996, p. 157). Por ello no es de extrañar que, para el mes de agosto de 1588, la gran mayoría de iglesias de Yucatán ya tuvieran espacios para enseñar a leer, escribir, contar, cantar y tocar instrumentos (SolísRobleda, 2008, p. 23). Solís Robleda menciona que poco se sabe acerca del método de enseñanza de los frailes a los indígenas, pero le queda claro que bastaron sólo cincuenta años para que los mayas se adaptaran a ese cambio. Ese período les bastó para fundir los rituales cristianos: incorporaron al calendario cristiano su calendario ceremonial, y combinaron las enseñanzas del evangelio con los rituales del ámbito familiar. Sin embargo, han identificado que el cristianismo indígena así gestado permitió la continuidad de la religiosidad antigua imbricada con las creencias impuestas (Solís-Robleda, 2008, p. 39). Si bien las versiones oficiales religiosas nos indican una pauta en la educación de los indígenas bajo los preceptos cristianos, es im42
portante contrastar esa versión oficial con las prácticas sociales que pudieron existir y no fueron registradas por las autoridades. Asu-mir que la única influencia que tuvieron los indígenas mayas fue a través de la religión, ofrece una mirada reduccionista a las posibles relaciones entre conquistados y conquistadores. Además de los misioneros, llegaron a tierras americanas soldados, funcionarios de gobierno, mercaderes, artesanos, agricultores, y muchos hombres procedentes de toda la región ibérica que tenían la intención de encontrar un mejor lugar para vivir (Kobayashi, 1996, p. 107). Estos nuevos pobladores llegaron con un bagaje cultural distinto al de los misioneros, y no es de extrañar que la relación entre los distintos pobladores resultara en el intercambio de diferentes formas de pensar el mundo. Los civiles españoles eran hijos de la imprenta, y gracias a ella pudieron llevar consigo al Nuevo Mundo diversas obras de literatura popular, así como libros de divulgación científica muy famosos en aquella época (Leonard, 1992, pp. 96-98). Al respecto, Leonard afirma que estos libros pasaron de mano en mano y se leyeron en voz alta en las colonias y, debido al uso, al tiempo y a la manufactura endeble de su mayoría, tuvieron una vida inevitablemente corta (Leonard, 1992, p. 318-319). En un estudio acerca del inventario de 1539, cuyo propietario fue Juan Cromberger, el librero más importante de la Nueva España, se ha descubierto un indicador de los títulos preferidos por los conquistadores españoles. Ese documento ha dejado constancia de que La doncella Teodor ocupaba el segundo lugar en número de ventas, superando al Amadís de Gaula, al Cid Ruy Díaz, e incluso a La Celestina (ver Tabla 1).
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No. of Titles
copies 1017
Espejo de caballerías
823
Doncella Teodor
800
Troyanas (Crónica Troyana)
730
Alexos
696
Rey Canamor
557
Robertos (el diablo)
550
Oliveros (Caballeros Oliveros de Castilla...)
446
Amadis de Gaula
409
Tablantes (Crónica de... Caballeros Tablante)
377
Cid Ruy Díaz
372
Magalones (Libro de la linda Magalona)
370
Siete Sabios (de Roma o Grecia)
325
Celestina (Tragicomedia de Calisto y Melibea)
281
Conde Fernán González
228
Trapisondas (de Don Reynaldos)
194
Flores y Blancaflor
171
Oncenos de Amadis (Crónica de Florisel de Niquea)
167
Cabellero de la Cruz
156
Palmerines
10
Séptimos de Amadis (Lisuarte de Grecia)
Tabla 1. Inventario Cromberger de libros en 1540 (Leonard, 1992, p. 98).
Los nuevos habitantes de la Nueva España buscaban elementos de su cultura europea, y los libros constituían un vínculo con el viejo continente. Podemos inferir que estos pobladores fueron los mismos que, antes de embarcarse al descubrimiento del nuevo continente, acudían al teatro para deleitarse con las obras de Lope de Vega y la literatura de cordel. Por ese motivo no sería extraño
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que la venta de literatura popular fuera un gran negocio para la familia Cromberger. Así como los conquistadores trajeron consigo elementos de sus prácticas culturales, también continuaron con su enfrenta-miento ante los religiosos. A pesar de que los españoles consumían grandes cantidades de literatura popular, resalta el hecho de que nunca hicieron mención en los documentos oficiales. Para Leonard, este ha sido un indicador de la hostilidad entre las autoridades eclesiásticas y seculares contra los civiles españoles (Leonard, 1992, pp. 66-67, 73-74). El mismo Lope de Vega dejó constancia del choque de ideas entre el canon literario, representado por los humanistas y el clero, en contra de sus obras:
Viendo imprimir cada día mis comedias, de suerte que era imposible que en los pleitos de esta defensa siempre me condenaban los que tenían más solicitud y dicha para seguirlos, me he resuelto a imprimirlas por mis originales: que aunque es verdad que no las escribí con este ánimo, ni para que de los oídos del teatro se trasladaran a la censura de los aposentos, ya lo tengo por mejor, que ver la crueldad con que despedazan mi opinión algunos intereses (Vega Carpio, 1617b).
Estas fricciones continuaron en la Nueva España, pues los civiles seguían comprando sus libros, a expensas de las prohibiciones reales. Sin embargo, la preocupación de los clérigos creció, ya que temían que los indígenas leyeran esos libros y los sermones, y no fueran capaces de identificar la “fantasía” de la realidad en los acontecimientos narrados, tal como le ocurría a los españoles (Leonard, 1992, p. 83, 87, 90). Sin embargo, las evidencias en las ventas de libros hacen suponer que los religiosos no tuvieron éxi45
to, y la dinámica comunicativa entre españoles e indígenas incluía la mediación lectora (Leonard, 1992, p. 79, 87-89). Esta situación comunicativa propició hábitos de lectura omnívoros entre los indígenas letrados (Leonard, 1992, p. 87), y nos hace pensar en las bases del proceso denominado transculturación literaria, mediante el cual una cultura adquiere de manera creativa ciertos elementos de otra, de tal manera que pierde algunos que son propios a cambio de los otros (Sobrevilla, 2001)11. La transculturación literaria tuvo un gran impacto en la población indígena, pues en la respuesta a una Cédula Real se menciona que, a pesar de la gran cantidad de escuelas y maestros en la región yucateca, la “idolatría” era mayor en esa región geográfica, siendo los maestros indígenas quienes fungían como sus principales difuso-res (Solís-Robleda, 2008, p. 41, 44). Los indígenas letrados decidieron hacer suya mucha de la información recibida por los frailes, así como por la ciudadanía española. Esto fue posible a través de la redacción de los Libros del Chilam Balam. A través de ellos, los indígenas lograron una escritura sui generis, una amalgama de jeroglifos, caracteres latinos e ilustraciones. Por ello, los libros del Chilam Balam son la ventana más cercana hacia la cosmovisión12 que tuvieron los indígenas mayas en aquella época de transición.
11
Para mayor información sobre el término, consultar a Cornejo-Polar, 1994; Rama, 2004; Rania, 1974.
12
Se entenderá por cosmovisión “la conformación de la perspectiva de personas y sociedades sin que éstas se den cuenta. Actúa pues, de manera inconsciente en las personas y así es independiente de compromisos personales porque los precede… determina el modo de percibir la realidad en todas sus relaciones. De acuerdo con esta perspectiva se conforma también el comportamiento. Cosmovisión y cosmovivencia componen un conjunto, porque no podemos comportarnos en contra de nuestras percepciones” (Lenkersdorf, 1998, p. 9).
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Después de realizar una investigación exhaustiva acerca de las prácticas comunicativas en la Nueva España, Leonard tiene varias dudas respecto a la producción literaria en esa época: ¿por qué casi ninguna de las obras importadas de ficción, incluyendo la doncella Teodor, sobrevivieron en la moderna América hispana?, ¿por qué todos los escritos medievales no estimularon una producción más rica de literatura en las colonias?, ¿por qué no hay un representante auténtico de ficción en América durante la dominación española?; y por último, ¿cuáles fueron los efectos duraderos de la circulación de libros durante ese período? (Leonard, 1992, pp. 319-325). Estamos de acuerdo con Leonard cuando menciona que los libros de cordel pudieron destruirse debido la durabilidad del papel, las condiciones del clima y los desastres naturales que pudieron existir. También coincidimos en que la presión comercial de España impidió la edición de obras en el nuevo continente (Leonard, 1992, pp. 319-325). Sin embargo, creemos que las respuestas ante los cuestionamientos sobre los representantes de un nuevo género literario y los efectos de la libre circulación de literatura las encontramos en los libros del Chilam Balam. Tanto la manufactura como el contenido de estos libros son únicos en toda la región y posiblemente en el país. Por este motivo se propone identificar los libros del Chilam Balam como la literatura de la conquista más importante de Latinoamérica. Los libros del Chilam Balam fueron resultado de lo inesperado: indígenas mayas de la antigua élite escribiendo de manera ilícita, mezclando caracteres latinos con imágenes y algunos glifos. Combinaron los conocimientos de sus antepasados inmediatos 47
con las nuevas ideas procedentes de Europa, con la intención de preservar y difundir ese conjunto de conocimientos hacia las nuevas generaciones mayas. Es a través de esta literatura, y no la de los cronistas, que Latinoamérica tiene voz, y emprende una resistencia de orden intelectual ante el colonialismo cultural. Debido al carácter oculto de estos escritos así como de sus autores, se considera a estas prácticas literarias como alternativas (Lienhard, 2003, p. 28), pues son el producto de un sistema inestable. Esta circunstancia sociohistórica constituyó, a su vez, un proceso de comunicación único e irrepetible. Por todo lo anterior se confirma la necesidad de reforzar las investigaciones en torno a ese conjunto de obras, y otorgarle a esta literatura, nuestra literatura, la importancia que tiene en la historia de Latinoamérica y el mundo.
48
Algunas respuestas y muchas preguntas Gracias al proceso de investigación se logró rastrear el origen ára-be del Cuento del mercader y la doncella Teodora, fijado en los libros del Chilam Balam. Ese proceso nos permitió encontrar res-puestas muy importantes: 1) Se pudo consultar tres versiones de Las mil y una noches (Cansinos Assens, 1993b; Mardrus y Blasco Ibáñez, 1899a, 1899b; Vernet, n.d.) y descubrimos que todas tienen diferencias. Sin embargo, quien posee menos información es la de Mardrus y Blasco Ibañez; 2) para la versión medieval sólo nos ba-samos en Nieves Barandas y Víctor Infantes (Barandas e Infantes, 1995), pues han realizado un excelente trabajo filológico sobre un gran número de versiones medievales; 3) de los tres libros del Chilam Balam que contienen el cuento de la doncella Teodora, sólo se pudo cotejar las versiones de Chan Cah y el Manuscrito Pérez pues fueron los únicos que encontramos con traducción al español (Calderón, 1982; Solís Alcalá, 1949). El cotejo de versiones hizo evidente el trabajo de edición que cada traductor hizo, de acuerdo con su contexto histórico y cultural. En la versión árabe la doncella fue examinada por diez sabios, le hicieron muchas preguntas relacionadas con el Corán, las leyes, gramática, ortografía, medicina, astrología, filosofía, artes, ciencias y también le hicieron una prueba de aptitud para el ajedrez, backgammon y la ejecución musical con el laúd. De igual manera
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se especifica que cada sabio que perdía debía entregar a la doncella el ropaje distintivo de su estatus, la toga. La versión cristiana de España redujo los sabios a tres, siendo Abraham el más importante. Por otro lado, en vez de Califa apare-ce en el cuento el rey Almanzor. Este relato conservó algunas preguntas de astrología y medicina, pero amplió las preguntas tipo enigma, e incorporó otras preguntas relacionadas con la doctrina cristiana. Uno de los grandes cambios se observa en que la doncella, en vez de solicitar la toga a cada sabio después de vencerlos, humilla sólo a Abraham, obligándolo a quitarse toda ropa después de haber perdido. La versión maya de Chan Cah tiene una influencia directa de la versión cristiana al cotejar nombres y acontecimientos. Sin embargo, encontramos cambios notables en los conocimientos de la doncella. En la versión española, Teodora menciona que conoce las siete artes liberales; por otro lado, en las dos versiones mayas habla del conocimiento de las “siete cosas de la tierra y el cielo”, entendiendo con esto el conocimiento de la astronomía, refiriéndose a los siete planetas hasta entonces conocidos: el Sol, la Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio. También se identifica que el número siete parece utilizarse como número cabalístico, pues hace mención de las “siete yerbas” y los “siete animales” y las “siete cosas”. En cuanto al conocimiento de la religión, se reduce a una pregunta relacionada con Dios, pero la respuesta tiene que ver con la astronomía. También se hace mención de la astrología, la lectura y escritura, la medicina y las preguntas tipo enigma. Uno de los cambios más significativos está en el final del cuento y en la estructura de este. En la versión maya el cuento ter50
mina con una moraleja, y esa narración no existe en las versiones árabe ni española: “no les vaya a suceder lo que les pasa a los cortos de entendimiento”. Este final nos indica claramente que la narración corresponde a una fábula, y la enseñanza sería no menospreciar a una joven de menor rango, que puede ser la persona más sabia. El otro cambio significativo se encuentra después de la moraleja: la doncella se ha convertido en Profeta, y se encarga de predecir los acontecimientos de enero a diciembre. Para ello explica el planeta y signo zodiacal de cada mes, e indica las afecciones y remedios de las personas que nazcan en cada período. Es importante mencionar que las preguntas tipo enigma también fueron seleccionadas de la versión española. En la versión occidental encontramos cincuenta y ocho preguntas, y en la versión maya únicamente seis. Algo que nos pareció llamativo fue que una de esas preguntas proviene de las versiones árabes de Cansinos Assens y Vernet pero no se encontró en la versión española de Barandas e Infantes: “¿cuál es la causa de la Luna, ¿cómo rigen también, y cuándo empiezan a regir?”. Las versiones árabes preguntan: “¿Cuáles son las casas de la luna?”, y también “Cita las mansiones de la Luna”. Una hipótesis que planteamos partiría del hecho de que los escritores mayas se basaron en otra versión española que no fue incluida en el estudio de Barandas e Infantes. El lenguaje de Zuyua Alfredo Barrera Vázquez y Silvia Rendón hicieron por primera vez el estudio acerca del lenguaje de Zuyua contenido en algunos libros del Chilam Balam (Barrera-Vázquez, Alfredo; Rendón, 1948, 2005). A partir de ese trabajo, otros investigadores se han dado a
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la tarea de rastrear el origen y significado del vocablo Zuyua. Al-gunos proponen que se refiere a un lugar mítico (Martel, 2009), y que cumplía la función de delegar el mando a las personas que conocieran las respuestas (López Rosas, 2009). Sin embargo otros autores aventuran, a partir del análisis lingüístico, que las palabras Zuyua y Zuhuy están relacionadas, y el posible origen del vocablo Zuyua se encuentra en el cuento (Brotherston, 1992; Perramon, 2000). Nosotros nos inclinamos por la segunda hipótesis, ya que una comparación de las narrativas también nos induce a pensar que el vocablo Zuhuy se fue transformando a Zuyua. En el cuento de la doncella se encuentra la pregunta “¿Qué es más dulce que la miel?”, a lo que la doncella responde Lo mejor es un buen hijo, aquél que le da bondad a Dios y a sus padres (Calderón, 1982). Cuando leemos el lenguaje de Zuyua, existe la si-guiente petición:
Hijo mío, tráeme la preciosa sangre de tu hija, su cabeza y sus entrañas, sus fémures y sus brazos que te dije encerraras en la olla nueva y la taparas, y tráeme también el precioso banco de tu hija, enséñamelo, tengo deseos de mirar todo eso… vendré a traerte las antenas de Ah Bol, Abeja-montesa-melera-sin-aguijón para que se ahuyente. La preciosa sangre de su hija que se le pide es el Balché, Vino-ceremonial-de-miel; las entrañas de su hija son las bolsitas de miel de la colmena y la cabeza de su hija es la olla nueva en que se fermenta el Balché… El precioso banco de su hija que se le pide es la piedra fina llamada Couoh, de la miel. (Barrera-Vázquez, Alfredo; Rendón, 1948)
52
A pesar de que la narrativa es diferente, y el lenguaje de Zuyua solicita más elementos, persiste la metáfora de la miel como la representación de los hijos y de su amor. Esta metáfora es una entre las más sólidas en los manuscritos mayas, pues en el Manuscrito Morley también se encuentra, sólo que está relacionado con el “Padre nuestro”: ¿No es realmente confianza (inspiradora) que Su nombre sea «padre» entonces, y como la dulzura de la miel para la boca del hombre que dice “padre”? (Whalen, 2002, p. 243)de la época colonial yucateca. Sin duda se requiere un mayor análisis del discurso del enigma para rastrear el origen y posibles relaciones entre el lenguaje de Zuyua y el cuento de Zuhuy Teodora. Lo que sí estamos descubriendo es que existe un discurso que funciona como identificador de las personas que tienen acceso a los libros del Chilam Balam, y los filtros discursivos para encontrar a los sucesores. Recordemos que, para los mayas precolombinos, la escritura era una posición sagrada, pues se le atribuía la capacidad de capturar el orden del cosmos, dar forma a los rituales, transformar la vida cotidiana en algo sobrenatural, y también se podía informar acerca de la historia. Debido a que la escritura tenía una clara correspondencia con actividades sagradas, ésta no podía fungir como un medio de comunicación en masa, sino que existía un grupo reducido de mayas letrados que podían acceder a este sentido oculto de la lectura y la escritura (Schele y Freidel, 1999, pp. 5455) Si tomamos en cuenta que los libros del Chilam Balam se escribireon en un momento de transición, parece lógico que los indígenas mayas que tenían acceso a esta nueva escritura y lecturas hayan creado una serie de preguntas enigma con la intención de 53
identificarse como grupo social. Este lenguaje les proporcionaba una distinción entre aquellos mayas que no tenían acceso a la lectura y la escritura durante la conquista y el período virreinal. Posiblemente el cuento del mercader y la doncella Teodora les brindó el material necesario para ese propósito y por ello algunas de las preguntas las encontramos en las diferentes versiones del cuento, pero también en otros apartados que no son “literarios”. Por lo tanto, serán enriquecedoras aquellas investigaciones centradas en este lenguaje y su clasificación por categorías, y como las hipótesis relacionadas con el uso de este discurso críptico durante el virreinato.
54
Diálogos y palimpsestos Esta investigación nos permitió identificar una veta poco estudiada en México, relacionada con los estudios comparativos entre los libros mayas y sus posibles fuentes europeas. Un estudio pionero de este tipo lo ha realizado Gretchen Whalen en el contenido del Manuscrito Morley. Ha descubierto que ese documento es el resultado de la transcripción de dos libros europeos. Este manuscrito contiene una versión de Las preguntas que el emperador Adriano hizo al infante Epitus, obra publicada en Burgos en 1540 y prohibida por órdenes de la Inquisición en 1559. De igual manera contiene material del libro Discursos predicables, recopilado por Fray Juan Coronel y publicado en 1620 (Whalen, 2002, p.181). Hacia el final de esta investigación, también hemos encontrado otra versión del Cuento del mercader y la doncella Teodora, en el Chilam Balam de Tizimín. De igual manera nos hemos enterado de otras versiones del cuento que se encuentran en Filipinas y Brasil. De igual manera descubrimos que el Chilam Balam de Kaua contiene la transcripción del Arte de canto llano: con entonaciones de coro, y altar & c., compuesto por Francisco Montanos en 1728. También se encuentran fragmentos de la Chronographia o repertorio de tiempos, el mas copioso y precisso, que hasta ahora ha salido a la luz, de Jerónimo Chaves, publicado en 1584. También se ha identificado información proveniente de la Cronología y repertorio de la razón de los tiempos, Rodrigo Zamorano, así como fragmentos del Lunario nuevo, perpetuo y general y Pronostico de los tiempos, de Gerónimo Cortés. Sin duda, los libros del Chilam Balam contienen material extenso con el que se podría comparar los discursos mayas y las 55
fuentes españolas. Por sus características, nos encontramos por primera, y única vez, con unos libros que dan cuenta de la dinámica de la literatura entendida como palimpsesto, en la que se ve, sobre el mismo pergamino, cómo un texto se superpone a otro al que no oculta del todo sino que lo deja ver por transparencia (Genette, 1989, p. 495). Esperamos que este libro sea una invitación para la lectura y disfrute de estos textos mayas que todavía tienen mucho que contarnos. También es nuestro deseo contribuir con el declive de la visión colonialista en los estudios literarios. Normalmente los planes de estudio se enfocan en los textos escritos por europeos, cuando se estudia la literatura de la conquista. Esto perpetúa la glotofagia, término que emplea Louis-Jean Calvet para referirse al colonialismo lingüístico y el desprecio por “el otro”, incluyendo su idioma y su escritura (Calvet, 2005, pp. 25, 72, 150). Esperamos que el Cuento de la doncella Teodora demuestre que la literatura es un proceso vivo, dinámico, pues es difícil saber los rumbos que tomará en los grupos culturales. Sin duda, la literatura rescatada a través de los libros mayas todavía tiene mucho que contar.
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Criterios para esta edición Este proyecto se enfocó en el rescate del relato Historia de la don-cella Teodora en cuatro versiones. En primer lugar se encuentra el texto maya titulado Zuhuy Teodora. Es una traducción libre del señor David Bolles, basado en las versiones encontradas en los libros del Chilam Balam de Chan Cah, Maní y Kaua: Lo que se da en Tzicbaltabi es una compilación de estas tres fuentes, ya que era mi intención dar a los hablantes mayas una historia pulida en lugar de darles los tres originales de textos inconexos (Bolles, D., comunicación personal, 30 de diciembre de 2017). Posteriormente se encuentra la traducción al español de ese cuento, realizada por la Maestra Ana Patricia Martínez Huchim. A continuación, tenemos la versión que publicó Mardrus en Las mil noches y una noche, traducido por Vicente Blasco Ibáñez en 1899 (noches 272-287). Por último, se modernizó la versión de Lope de Vega titulada Comedia famosa de la doncella Teodor, del año 1617. Se buscó que esta última obra tuviera una lectura limpia y lo más correcta posible. Por ese motivo se ha modernizado el texto cuando las palabras no afectan la rima. De igual manera se han numerado los versos para una ubicación precisa. Sobre eso último es importante aclarar que Lope de Vega solía utilizar en un mismo verso los diálogos de varios personajes. Por ese motivo se ha procurado separar dichos versos para que se identifiquen los diálogos; sin
57
embargo, se mantiene la numeración del verso, respetando las sílabas. A continuación se agrega un ejemplo, tanto de la versificación, como de la numeración: DARAJA JARIFA DARAJA
¡Qué vestido! Limpio. Justo.
835
Aquí se puede apreciar que un verso octosilábico está dividido en el diálogo de dos personajes. Sin embargo, hasta que finaliza el verso se agrega la numeración en todos los casos parecidos
58
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Zuhuy Teodora. Hochtabi ti u anahte Chilam Balam David Bolles 1. U yax dzicil u tituloil U yax chun licil u cantic hibicil u cħabci huntul cħuplal ah kay conol ppolom, zuhuy Teodora u kaba, tu tan Ahau Almanzor, yetel hibicil bin u dzab u kex u than tie. He ah kay conole u binzahma tun lay zuhuy lae, Teodora u kaba, tu tan Ahau Almanzor, lay tu yotoch cuchie. Ca ix u thanah ah canaan hol na ca yoktahuba ti. Ca utzac u hebel u hol na ti. Ca tun oci ah kay conole, ca bini yetel zuhuy he tuux yan Ahaue. Ca ix u thanah yetel hebahun yantacoob cuchie. Ti lic u chincunicuba yetel u lompixtic, ca ix u yudzbenah u kab Ahau, ca ix u yudzbe-nah luum. Ca ix katabi u than ah kay conole, “Al ten uetaile. Balx a kati.” Ca ix u kamah than ah kay conole, “Yumile. Uay in talzic tu tan a noh tzicbenil huntul zuhuy lae ua uchac a manic.” Ca tun tu yalah Ahaue, ca cihi ti, “Binaci in mane. Ca tun a ual ten ua bahun u tohol.” Ca ix u nucah ah conole, “Yume, lahun pic ti kankan takin.” Ca tun haki yol Ahau. Ca ix u cħaah u kax u than ti ah kay co-nole yoklal uchic yubic hach cohil lic u katic ah conole. Ca ix yalah Ahau, “Uetaile! Hach yaab ca katic yoklal lae. Nachi xin yan a dzo-mel? Lay xin a nohcinic babal yokol zuhuy lae. Ma xin bal yohel?” 67
Ca u kamah ah kay conole, “Yumile. Baci a cħaic u kax a than ti. Licil in ualic tech cohil u tohol zuhuy lae tumen ohelte hach yaab u babalil miyatzoob. U yohel hach ocaan ti uol. Minaan miyatz ti xiblaloob uaye uchac u dzoyzic cħuplal yetel bin u dzoyez yoklal u cambalma tulacal u babaloob miyatzoob. U yohel ix dzib huun xan. U yohel ix u uoohoob, uchac u yohel hencex yan ti balcahe.” He ix Ahau ca yubahe ca ix hoppi u nanaoltah zuhuye. Ca ix yalah u nacez u bocħ tu hol tumen ca u dzab tanchumuc u hol yoklal macaan u uich cuchi. Ca tun u naczah tanchumuc u pol, he ix cichpam lae. U yutzcinah hebal u yoltah Ahau tie, ca u zebel chopaytah lae. Ti tun yilah Ahau bicil cichpamil zuhuy lae, tume-nel ma yilab cichpam uchic u talel tu palilie. Ca ix u cħaah u yubtal zubtal, ti chincbal. Ca ix cihi ah kay conole, “Yumile. Pot chicani tech cech u caananil Ahaue.” Ca u yalah zuhuy ti, “Yumile, u caa-nanalil Ahaue. Teodora in kaba.” Ca tun thanah Ahau, “Teodora. Al ten uabal miyatzil a cambaltah paynum yokoloob yanoob uay ti balcah lae.” Ca u nucah zuhuy lae, “Yumile, Ahaue. Ohelte he u yax chun in cambaltahe: heklay uuctzuctubae bay u caah u ba-balil caane. Bay ix yuchuciloob hae yetel xiuob yetel hibahun yu-chuciloob xacnaloob yetel xiknaloob yetel hebahun u zihzahoob c’ yumil ti dios uay yokol cabe ti balcahe. In uohel ix kay yetel pax paynum yan ti balcah lae.”
2. U ca dzicil u tituloil Uchic u cħaic u kax u than Ahau ti Teodora tumenel tu yalah ti Ahaue u yohel tulacal hebal yanoob uay yokol cabe. Ca tun yalah Ahau u paylahaloob tulacal ah miyatzoob ca utzac u thanal tha-noob tu tan Ahau yetel Teodora.
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He ix ti ulaanoob ah miyatzoob tulacal lae. Ca yalah ahau tiob u thanal thanoob yetel cħuplal ca utzac u yilic ua u hahil. Lay licil u yalic lae, he cat dzoci u hun molcinicuba ah miyatzobe. Ca yalah ahau u tetabal huntul tiob tumenel oxtuloob. Lay max hach caanal u cambale ca ix u thane tu zebal lay zuhuy lae. Tu nucul uabici bin thanac baloob ca bin thanal thanacoob tu tan ahau lae. Lay ix tun tetab oxtul ah miyatzoob layobi caanaltac u miyatzobe. Yaab ix bal yohelmaob yokol u lakoob ah miyatzobe. He ix huntul talie ah mi-yatz ti albil than yetel ix ti u yalmah thanil c’ yumil ti dios. He ix u catule paynum u miyatz yokol u lak ah miyatzoob ti xoc huunoob yetel ti dzac yaob yetel hebix u ximbal ekobe, yetel hach yaab ix u naat ti babal xan. U yohel ix bix zihnalil uinic xan uay yokol cabe. Hetun u yoxtule ah miyatz paynum u yohelil yokol lay catuloob lae. U yohel u ximbal kin yetel U yetel u zut caanoob. Hach ah mi-yatz, ah canbezah ix tu uucppel idzatil xan.
3. U yox dzicil u tituloil. He u yax chun u thanal thanoob ah miyatzoob yetel zuhuy cħuplal, Teodora u kaba. Ca ix u katah u yax chun ah miyatz ti zuhuy, “Bla! Ca a ual ten xikale bin ua a kamab in than hebal bin in katab te-che.” Ca ix u nucah u than ah miyatz zuhuye, ca u yalah ti, “Yu-mile! Bin in kamab tun ualah u yantah c’ yumil ti dios tu cici olal in yumil ti Ahau Almanzor yetel ca ix yolte dios ah tepalil ti ualah ix u dzaic zipit olalil ahau ti yanoon tu tane u caananil tepale yetel tu tan tzicanil al mehenoob.” Lic tun u dzabal zipit olaloob tiob tumen ahau. Tu chii tun yalic ah miyatzoob binil u kamoob tulacal tu zebal ti ix ma xanil. Ca cihi zuhuy hach cilmachi yol tumenel u thanoob lae.
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Ca ix tun hoppi u thanal thanoob tu tan ahau. U katabal u chi tumenel u yax chun ah miyatz, ca ix yalah ti zuhuye, “Bey ca ix namac u leppel a uol yoklal uay yanoon tu tan ahaue. Bla canah ma ix ca ilab ta hunal ca zak olal hebal a ohelmae. Bla cici cante. Ti c’ ilic ua macalmac toon bin dzoyoc ua ix tech ua ix ten xan.” cu than ah miyatz. Ca ix hach yubhi u cici olal zuhuye. K: Ca ix u katah u yax chun ah miyatz, “Zuhuye. Kam in than in kati. In katab tech helelae. Al ten macalmac paynum caanalil yokol caanoob tu zihzah c’ yumil ti dios.” N: Ca tun tu zebel nucah zuhuy lae, “Yumile, ah cambezahe. Ohelte he c’ yumil ti diose uuctzuctuba babaliloob u zihzah. He-klayobi lic u tal in ualic tech lae. Kin yetel U yetel ekoob lay nucta-cobe: Saturno, Jupiter, Maris, Venus, Mercurio, lay ekoob matech u helepoob. Layobi lahcapiztubaob chicantacoob heklayobi xana: Aries, Taurus, Gemines, Cancer, Leon, Virgo, Libra, Scorpius, Sa-gitarius, Capricornio, Aquario, Pisis, yetel ix xan u chuyaan u zih-zah c’ yumil ti dios te tu hach caanalil caanoob. Heklayobi uucp-peltubaob yantacoob tu can tukil caanoob yokol balcah lae.” Ca ix tu katah ah miyatz tu caten, “Al ten xikale balx ti uil Uil licil yahauliloob xane bala tuux citan lic yahauliloob.” Ca ix u nucah Zuhuy cħuplal, “Ti lic yahauliloob tu cucutil uinicoob lae ca bin lubuc u kin lay ichil lay Uob lae yetel ichil semanaob lae.” Cat hopp yalic tun ahau, Teodora Profeta. 4. U can dzicil u tituloil. Tu chii ca dzoci u dzoyol u yax chun ah miyatze, ca likil u cadzic ah miyatze, ca ix cihi, “Zuhuye. Ca cici cħaaba zuhuy colele. Ohelte maybe ah miyatz tu dzoyzah lae.” Ca ix u kamah zuhuye, “Ti lic
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u man yol yumile. Bin in kame a than likul tu zipil olal in yumil ti ahau ti yanoon tu tane yeteleex, tu tan ah tepal.” Lic yalic tu zuhuy u cici cħauba yoklal bay uchben caanal ah miyatz loe. “Cici cħaaba xikale colele. Bic ci tucle u ci bayen lay ah mi-yatz ta dzoyzah lae?” Ca ix u nucah zuhuy lae, “Yume,” bin. “Bin in kame a than. Ti likul ti zipit olal in yum ahau ti yanoon tu tane yetel ix tu yahaulil ah tepale.” Lic tun u yalic ti zuhuye u cici cħauba bay bic ah naate caanal ix u naat tumenel uchben ah miyatz tu than. Ca tun hoppi u katic ah miyatz ti zuhuye, “Ca ual ten ua macalmac ti chiculoob lay lahcapiztubaob lae layobi kabaanzahaanoob lae?” Ca u kamah u than Zuhuy Teodora u than ah miyatz. Ca tu yalah ti, “Yumile. Heklay lic u talel in ualic tech u dzacaanil bal lae.” K: “He ti yuil Enero, Zuhuy? Al ten!” N: Ca tu nucah zuhuy, “He ti yuil Enero ti lic yahaulil Aquario yetel hunppel nohoch ek Saturno yetel Sabado. Hemac bin zihic te chicula chichan yetel tumtum uil u cucutil. Hach ah okom olal xan. Bin ix uil yanac u yail cħapahal. Ti lic ix ualic u dzacaan xan. Ma ix uchac u mukic u uatal u uich, u puczikal, yetel ix u yahal u kab ti mesa ti cutal tu hanal xan.” K: “Al ten Zuhuy! Cux tu yuil Febrero?” N: “He tu yuil Febrero bin ahaulilnac Pisis u kaba tu pach u xau uinic. Hetun licil u pachal ahaulile Jupiter yetel Jueves. He ix uinic bin zihicie ti chiculae ah tzic, hach cichcelem. Ek ix u tzotzel u pol. Lic ix ualic pec otzil u tokol cappel venas tu pach xau lae.” K: “Al ten Zuhuy! Cux tu yuil Marzo?” N: “He tu yuil Marzo ti ix yahaulil Aries u kaba. U yahaulil tu pol uinic. Tan ix uil yahaulil Maris yetel Martes. U hach lobol yah.
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He ix uinic bin zihicie hach manbal uil u leppel yol. Hach zil oloob manbal ya tiob. Lic u zic u baluba. Lay ix u kinil licil u kozol u tzot-zel taman yetel ovejas. Ma ix utz u chuhul uinic ti chacau mazcabi ti yuil Marzo lae. K: Ca ix u katah ah miyatz, “Zuhuye. Cux ti yuil Abril?” N: “He ti yuil Abrile ti lic yahaulil Taurus u kaba. Ti ix chicilbezaan hunppel ek u pachal ahaulile Venus yetel Viernes. Hemac bin zihic lae ah ya okol lauac bal bin yanac tie tu koche. Pec oltzil ix uil u dzacal ti kak lae.” K: “Zuhuye. Cux te ichil yuil Mayo?” N: “He ti yuil Mayo ti lic yahaulil Gemines u kaba. Ti ix lic u pachal ahaulil hunppel ek Mercurio yetel Miercoles. Himax bin zihicie kankan u uinicil hach al mehen ix xan lay lae ichil yotoch ahau u zihile. Bin ix uil yanac u yaabal kuxlacil u muk u kab xan. Dzacben u chuhbil chacau mazcabe.” K: “Zuhuye. Cux te ichil yuil Junio?” N: “He ti yuil Junio ti lic yahaulil Cancer u kaba. He ti chicule ti ix chican hunppel ek Luna yetel Lunes u kaba. Himac bin zihice ah cichcelem. Hach coil tu cucutil. Lic ix ualic ci xan. Mamac bin yanac kuxul tie tu tzeme lauac ix tu puczikal lauac te tu tamnele utz u dzacal halab dzaci. Hach makol ix xan.” K: Ca ix u katah ah miyatz, “Zuhuye. Cux ti yuil Julio?” N: “He ti yuil Julioe ti lic yahaulil Leon u kaba. Ti ix chiculan hunppel ek nohoch Kin u kaba yetel Domingo. Himac bin zihicie bohcabal u lec. Minaan tzotzi ah miyatz. Hach tzitzicbentzil uinic xan. Licil cin ualic xan pec oltzil uil u tokol yetel hach ah uayak ti chun kin uenel. Ma ix uchac yichcilobe xani.”
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K: Ca ix u katah ah miyatz, “Zuhuye. Cux ti yuil Agosto?” N: “He ti yuil Agosto ti lic yahaulil Virgo u kaba. Ti ix lic u pachal yahaulil hunppel ek Mercurio yetel Miercoles u kaba. Hi-mac bin zihicie lic ix u zatal u baluba. Hach Ziyanil cħuplal lic ix u lakintabal cħuplal. Lic u yahpahal uinic ma utz ichcil, ma utz tokole, ma utz u dzabal halab dzaci, ma ix utz chun kin ueneli. Utz u hantabal dzaci. He ix uinic bin zihic ti ulac hach yaab u hanal. Lay ix chich u muk tu nak uinice. Hach kayum.” K: “Zuhuye. Al ten! Cux ti yuil Septiembre?” N: “He ti yuil Septiembre ti chiculbezaan licil yahaulil Libra. Ti ix lic u pachal ahaulil hunppel yahau ek Venus u kaba yetel Vier-nes. Himac bin zihicie hach chinan, hach meyahi xan yetel zak ol, ah cux olal. Lic u zihilie hach yaab ix yetail xan. Lic ix cin ualic he ti ulae hach yaab u tibilil. Ma ix pec oltzil tokolie heuac yaab kuxu-cil ti yiz uinicil yetel tu ppuc yit. Utz u dzabal halab dzaci. Lay ix u kinil u xul uvasi.” K: “Zuhuye. Al ten! Cux ti yuil Octubre?” N: “He ti yuil Octubre ti lic yahaulil Scorpius. Ti ix u pachal ahaulil hunppel nohoch yahau ek Maris yetel Martes u kaba. Hi-mac bin zihicie ah zacach than, pithkalac u chi. Tanxel dzudzuy u uich. Hach ah dzib olal. Hach pec oltzil u yahal u ton uinicil. He ix cin ualic u hach u tibilil u hantabal cħicħobi.” K: “Zuhuye. Al ten! Cux ti yuil Noviembre?” N: “He ti yuil Noviembre ti lic yahaulil Sagitarius. Ti ix u pa-chal ahaulil hunppel nohoch yahau ek Jupiter yetel Jueves u kaba. Himac bin zihicie matech u manzic oltzilil, matech u numyah. Ah zubtzil uinic, hach tzitzic uinic. Ti ix lic cin ualic u chuyaan utz ix u
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dzacal ca ix uchben yah yetel chacau mazcab. Utz ix xan u tokol tu cappelil u thupil u kab uinic bin tokoc lae. Utz ix pakal sidra xan.” K: Ca ix u katah ah miyatz, “Zuhuye. Cux ti yuil Deciembre?” N: “He ti yuil Deciembre ti ix lic yahaulil Capricornius. Ti ix lic u pachal ahaulil hunppel nohoch yahau ek Saturno yetel Sabado u kaba. Himac bin zihicie ua u nohol uinice hach u nup yidzinoob ua u dzedzil u nup zucun ti hunpay. Mac yan yutzil heuac yan utzic tu yanal heuac ma xan. U talel okom olali ti tu hunal heuac chacautac ix u hanal. Bin u hante te yalan u uich. U cuy u tokol te ichile. Utz ix xan u tokol uinice tu chi. U lec bin dzabaci.” Tu chii ix ca yubah ah miyatz tulacal lae. Ca ix top likil ca ix u yalah than ti ahau. Ca cihi ti ahau, “Yume, ah tepale. He ix cichpam Zuhuy lae. Hach toh ol than in caah tech cech in yumile ah tepale. Yumile, pot manal u yohel in uokol. Lic in ualic tech paynumil u yohel tulacal bal yan uay yokol cabe yetel he bahun tulacal u baba-liloob uay ti luum cabal lae yetel ti caan caanal. U yohel xan, cech Yumile, pot manal u naat ten Yumile ah tepale.” Cu than u catul ah miyatz ti ahau ca dzoc u miyatz lay cichpam zuhuy Teodora lae. 5. U ho dzicil u tituloil. Ca tun top likil lay u hach nohochil u maestroob u nohochil ah miyatz, Abraham u kaba, profeta ix xan. Tu yilah dzoc u dzoyzabal lay u cambezah miyatzoob lae, ca tu ualcabtahuba, ca tu yalah lay Teodora lae, “Eha Zuhuye. Ca a cici tucule bal ca binel a nuc ten. Ma u xantal a nucic ten.” Tu zebal ca tu nucah lay zuhuy u than ah miyatz, “Yume! Yetel u licencia in yum ahau lae helelae in nucic a thane.” Ca tun tu hopp u thanal thanoob.
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K: “Cux ca ual ten zuhuye balx uinclil uinicie?” N: “U hochbilaan c’ yumil ti dios Yume.” K: “Al ten Zuhuye. Balx uinclil noh xibobe?” N: “Yume! Lic lay noh xibobe ca katic lae ma dzibolbili tume-nel hach chuchupciob yetel u yaabal kohaniloob ppecbentziloob.” K: “Zuhuye. Al ten balx uinclil cħuplalobe?” N: “Heklay cħuplaloob ca katico yume. U ohemil bal utz. U chemil ix bal kaz xan. U hochbilaan uinic, u hochbilaan ix bal-cheob xan.” K: “Alten Zuhuye macalmac hach chich xma aceroe?” N: “Lay u cantabal hahe xmama u yocol tuz ichile.” K: “Ca a ual ten Zuhuye. Macalmac cħahuc ma cabe?” N: “Lay humppel u yutzil mehentzil, lay mac cu dzaic utz ti c’ yumil ti dios yetel ti u yume.” K: “Al ten Zuhuye. Macalmac hach zeb u pec ichil tulacal balobe?” N: “Yume. Lay u tucul uinice. Helae tac uay yane, heletac ti yan España xane ua ix tac tu xul yokol cabe.” K: “Cux ca ual ten Zuhuy, hayppel chiculoob yan ti cħuplal ca cichpamace?” N: “Ay in Maestro yume. Utial ca cichpamace, bin yanac uaxaclahunpiz chiculoob ti. U oxppel u cuchil tuux yan ek ti. Oxppel ix tuux yan zazac ti xan. Oxppel ix tuux yan chichan ti. Oxppel ix tuux yan chouac ti xan. Oxppel ix tuux yan coch ti xan. Oxppel ix tuux yan poloc ti xan.”
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Ti tun dzoyzab Abrahami Maestro cachi dzoci u dzoyzabal tumenel Teodora. Ca tun tu katah ti zuhuye, ca cici tzoloc ti hun-hunppel ti lay oxppel chiculoob lae. “Ay Maestro yume. He lay oxppel ek tin ualah tech lae: u tzotzel u pol yetel u tuknel u uich, yetel u mohtun. Hetun lay zazac u oxppel tin ualah tech lae: u pe-tan u uich zazac, zazac u uinclil yetel zazac u co. Oxppel ix tuux yan chichan ti: chichan u ni, chichan u chi, chichan u yoc xan. Oxppel ix tuux yan chouac xan ti: u uinicil chouac yetel u thet chouac, chouac u cal xan. Oxppel ix tuux yan coch ti: coch u tan u kab, coch u lak tanxel, yetel u tzem coch. Oxppel tuux yan poloc ti xan: u muk u kab poloc, tu cappelil u muk yoc.” Bay uchic u dzoy-zabal Abraham lae tumenel Zuhuy Teodora. He ca dzoci u thanal thanoob tulacal ah miyatzoob hencex thanoob ua payoob tu tan ahau utial thanal thanoob yetel zuhuy Teodora lae.
6. Tu uac dzicil u tituloil. Ca dzoc u kat than ca tu pitah u nok profeta Abraham, ca tu culhi. Chen zac ex yan ti. Ca tu katah u yatzil ti zuhuy Teodora lae. Ti tun u xul u naat Abrahami. Ca tu yilah dzoc u dzoyzah ha-lacite tumenel. He ca tu hopp u thanal thanoob, ca tu yalah Teo-dora lae, “Hemac bin xuluc u naate ca culac bay zihil u caah tu nak u nae, ua tech ua ix ten xan.” He ca dzocie Abraham xul u naat ca tun hopp u pitic u nok tulacal hencex u bucmae taklic u uich lay macobi lic u thanal thanoob. He ca tu yilah Abraham chen bel u zac ex yane. Ca tun tu katah u yatzil ti lay zuhuy lae ca ppatac yetel lay zac ex lae. Ca tu yalah u dzaic lay lahun pic kankan takin ti lay Zuhuy lae. Ca tun tu kamah lay takin lae, ca tu katah u yatzil ti lay
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Ahau lae. Ca xic tu pach u yum, ti ma conaan. Bay uchic u dzocol lae. Ilah bal a caah naateex bic uchuc ti teex bay ichil u conol a naateex lae.
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La doncella Teodora. Copiado de los libros de Chilam Balam Ana Patricia Martínez Huchim 1. Primer título Inicia el relato de cómo fue llevada una muchacha, la doncella de nombre Teodora, por un vendedor, ante el rey Almanzor, y cómo fue puesta en un intercambio de palabras. El vendedor llevó entonces a la doncella, de nombre Teodora, ante el rey Almanzor, a su casa. Llamó al portero de la casa para entrar; para que le abrieran la puerta. Entonces entró el vendedor y fue con la doncella adonde estaba el rey. Habló con cuantos estaban allí. Inclinó la cabeza, se arrodilló, beso la mano del gobernante y besó el suelo. Le pidieron al vendedor que hablara: “Dime, amigo, ¿Qué quieres?” Cuando recibió la palabra el vendedor (dijo): “Señor, Aquí traigo, delante de tu señoría, a una doncella, (para ver) si la compras.” Entonces dijo el gobernante: “La voy a comprar. Entonces, dime ¿Cuánto cuesta?” Entonces respondió el vendedor: “Señor, 10,000 en oro”.
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Se asustó el rey. Entonces tomó un acuerdo con el vendedor debido a que escuchó el costo tan caro que pedía. Dijo el rey: “Amigo, pides mucho. ¿Lejos acaso está tu cerebro? Engrandeces las cosas acerca de la doncella. ¿Por ventura sabe algo?” Recibió (las palabras) el vendedor. “Señor, no dudes en tomar acuerdo. Te digo que cara es la doncella porque sabe muchas cosas sabias. Sabe cómo está tu ánimo. No hay sabiduría entre los varones presentes que venza a la muchacha y puede vencerlos porque sabe todas las cosas de los sabios. Sabe escribir en papel también. Sabe letras, sabe todo lo que hay en los pueblos.” El rey al escuchar aquello empezó a considerar a la doncella. Le dijo que subiera su rebozo a la cabeza, que lo pusiera en medio de la cabeza porque tenía tapada la cara. Entonces subió (el rebozo) en medio de su cabeza, era hermosa. Hizo lo que quería el rey, y rápido se descubrió. Entonces vio el rey cuán hermosa era la doncella, porque no había visto mujer hermosa desde su niñez. Empezó a sentir vergüenza, perdió aplomo. Dijo el vendedor: “Señor, se parece mucho a ti, en tu grandeza rey”. Entonces la doncella le dijo: “Señor, gran rey, me llamo Teo-dora.” Entonces habló el rey: “Teodora, dime las cosas cultas que sabes de quienes estamos aquí en los pueblos.” Respondió la doncella: “Señor rey, sepa que lo mi primero que supe es: Siete regiones tiene el cielo. Donde hay agua y hierbas y los seres que caminan de cuatro patas y los que vuelan y los que
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reptan de nuestro señor dios sobre la tierra en los pueblos. Se can-tar, tocar lo de los pueblos.” 2. Segundo título Tomaron acuerdo el rey y Teodora porque le dijo al rey que sabía todo lo que hay en la tierra. El rey dijo a sus guías, a todos sus sabios que hablaran en su presencia y la de Teodora. Aquí llegaron sabios de todos lados. El rey les dijo que hablaran con la muchacha para que vieran si era cierto (su conocimiento). Esto dijo. Cuando se reunieron los sabios, dijo el rey que escogieran entre ellos porque debían ser tres. Él de más alto cono-cimiento, para que hablara con la doncella. Que respondiera las cosas que le preguntarían en presencia del rey. Se escogieron a los tres sabios, los más sabios. Muchas cosas sabían de los otros sabios. Uno de ellos le dijo que hablara de lo que dijo nuestro Dios. El segundo sabio le pidió leyera papeles de medicina y cómo caminaban las estrellas y mucha era su sabiduría. Sabía cómo nació el hombre en la tierra. He aquí que el tercer sabio sabía de los otros dos. Sabía del caminar del sol y la luna y de su retorno en el cielo. Era un gran sabio, un maestro de las siete artes también.
3. Tercer título He aquí el inicio de las palabras de los sabios con la doncella, de nombre Teodora. Preguntó el primer sabio a la doncella: “Infiero, dime, Señora, si recibirás las palabras de las cosas que te preguntaré”.
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Entonces respondió la doncella al sabio, le dijo: “Señor. Recibiré lo que digas como (quiere) nuestro señor Dios con alegría de mi señor, el rey Almanzor. Dios sabe su grandeza para conceder licencia al rey en cuya presencia estamos, en su grandeza y en presencia de sus señorías”. Entonces les concedieron licencia por el rey. Empezaron a decir los sabios que recibirían rápidamente todo, sin tardanza. La doncella estaba muy feliz de sus palabras. Entonces empezaron a hablar delante del rey. A preguntar por cosas. El primer sabio le dijo a la doncella: “Así, como si nadie te apurara ya que estamos en presencia del rey. Infiero que es necesario que se vea tu diligencia en saber. Infiero que converses bien. Así veremos quien de nosotros vencerá, si tú o si yo también”, habló el sabio. Cuando lo escuchó se alegró la doncella. P: Preguntó el primer sabio: “Doncella. Recibe mi palabra que pregunta. Te pregunto aquí. Dime ¿Qué es lo principal que en los cielos creó nuestro Dios?” R: Entonces rápidamente respondió la doncella: “Señor, maestro. Sepa que nuestro Dios en siete regiones creó las cosas. Aquí te las digo: El sol y la luna y las estrellas. Las grandes: Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio. Estas estrellas no cambian. Son las doce constelaciones que se miran: aries, tauro, géminis, cáncer, leo, virgo, libra, escorpio, sagitario, capricornio, acuario, piscis. Y también las colgadas las creó nuestro Dios allí en lo más alto de los cielos. Allí hay están siete en las cuatro esquinas del cielo, sobre los pueblos.”
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Entonces preguntó el sabio otra vez: “Dime, Señora, las cosas que viste de los reyes también. ¿Acaso dónde se encuentran? Entonces respondió la joven doncella: “Allí vi a los gobernantes en el cuerpo de los hombres, caerá en el día Uob, en una semana” Entonces empezó el rey a llamar profeta a Teodora. 4. Título cuarto. En esta ocasión terminó de rendirse el primer sabio, y empezó el segundo sabio, y dijo: “Doncella. Buena casta mujer doncella. Sabe que has rendido al sabio” Lo recibió la doncella: “Que pase el ánimo del señor. Recibiré tu palabra, con licencia de mi señor rey, ante quien estamos, en presencia de ustedes, delante de su majestad”, dijo la doncella, sobre los ancianos sabios. “Casta buena Señora mujer. ¿No vayas a pensar que has vencido a este sabio?”. Entonces respondió la doncella: “Señor”, dijo, “Recibiré tu palabra. Con licencia de mi señor rey en cuya presencia estamos, en su grandeza, en su majestad.” La doncella era adivina de alto entendimiento porque antigua eran sus palabras. Entonces empezó a preguntar el sabio a la doncella: “Dime otra vez las señales, de las doce (constelaciones), da cuenta de ellas.” Recibió las preguntas la doncella Teodora, las palabras del sabio y le dijo: “Señor, aquí te digo lo completo (guardado) de las cosas.”
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P: “En el mes de enero, doncella? Dime” R: Respondió la doncella: “En el mes de enero rige acuario y la gran estrella Saturno y (corresponde al día) sábado. Quien nazca en este signo es pequeño y mediano de cuerpo. Es una persona tris-te también. Enfermiza. Desgastada también. No tendrá fuerza para parar su rostro, su corazón y le dolerá su mano cuando se siente a comer también.” P: “Dime doncella! ¿Y el mes de febrero? R. En el mes de febrero rige Piscis y el empeine de las personas. Rige Júpiter y (corresponde al día) jueves. La persona que nace en este signo es venerable, muy hermoso. De cabellos negros. Con peligro que sangren las dos venas de su empeine.” P: “Dime Doncella” ¿Y el mes de marzo? R: En el mes de marzo rige Aries. Rige la cabeza del hombre. Rige Marte y (corresponde al día) martes. Es de mucho daño. Quien nace en este día está sin ánimo. Es el día de pelar a los borregos y ovejas. No es bueno que queme el hombre en el ardiente mes de marzo. P: Entonces preguntó el sabio: “Doncella. ¿Y el mes de abril? R: En el mes de abril rige tauro. Aparece una estrella detrás de Venus y (corresponde al día) viernes. Quien nace en este día le entrará cosas para cargar. Pobre de movimiento se curará con fuego.” K: “Doncella. ¿Y, en el mes de mayo? R. “En el mes de mayo rige Géminis. Allí se ve detrás de la estrella Mercurio y (corresponde al día) miércoles. Quien nace en este día es de cuerpo muy amarillo es noble también, en su casa es
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gobernante. Tendrá mucha rabia en la fuerza de su brazo también. Conserva el calor del hierro caliente” P: “Doncella. ¿Y, en el mes de junio?” R: “En el mes de junio rige Cáncer. Su signo es la luna y (corresponde al día) lunes. Quien nace en este día es hermoso. De cuerpo libidinoso. Sabroso también. No se enoja, en su pecho o en su corazón, o su hígado. Cura bien con purgas. Es muy flojo también. P: Entonces preguntó el sabio: “Doncella. ¿Y, en el mes de julio? R: “En el mes de julio rige Leo. Su signo es un gran sol y (corresponde al día) domingo. Quien nace en este día es un sinvergüenza. No tiene un pelo de sabio. Es una persona muy respetada también. Digo también es peligroso si le quiten (algo) y muy soñador duerme hasta mediodía. No se bañan tampoco. P: Preguntó de nuevo el sabio: “Doncella. ¿Y el mes de agosto?” R: “En el mes de agosto rige virgo. Su signo es la estrella mercurio y (corresponde al día) miércoles. Quien nace en este día pierde cosas. De ascendencia mujer se acompaña de mujeres. No le gusta bañarse, no le gusta que las sangrías, no le gusta que le den purgas, no le gusta dormir tarde. Le gusta tomar medicamentos. Si nace hombre come mucho. Tiene fuerza en el estómago. Es buen cantor. P: “Doncella. Dime! ¿Y el mes de septiembre?” R: En el mes de septiembre rige Libra. Rige la estrella Venus y (corresponde al día) viernes. Quien nace en este día es muy honesto, trabaja mucho también, es diligente y juicioso. Tiene muchos amigos también. Tiene mucho entendimiento. No corre riesgo de
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quitar las cosas malas en el riñón de hombre y las nalgas. Se le da bien las purgas. Es el día del término de las uvas. P: “Doncella. Dime! ¿Y el mes de octubre?” R: “En el mes de octubre rige escorpio. Rige la estrella Marte y (corresponde al día) Martes. Quien nace en este día habla mucho, de boca floja o ligera. Una parte de su cara está marchita o enjuta. Es escriba, Es muy peligroso cuando despierta su miembro viril. Comen pájaros. P: “Doncella. Dime! ¿Y el mes de noviembre?” R: En el mes de noviembre rige sagitario. Rige una gran estrella Júpiter y corresponde al día) jueves. Quien nace en esta fecha nunca pasa pobreza ni pesares. Es una persona sin vergüenza, muy respetable. Digo que tiene bondad y cura dolores antiguos con ca-lor. Es bueno le sangren los dos dedos pulgares de la mano. Es bue-no en sembrar sidra también. P: Preguntó otra vez el sabio: “Doncella. ¿Y el mes de diciembre?” R: “En el mes de diciembre rige capricornio. Rige la gran estrella Saturno y (corresponde al día) sábado. Quien nace en esta fecha si en el sur se reúne mucho con sus hermanitos o con sus hermanos. La persona tiene bondad o no la tiene. Le viene tristeza si está solo, come cualquier cosa caliente. Se lo comerá debajo de su rostro. Sangría en el tobillo. Es bueno también se sangre la boca de la persona. En su frente se cura. Los sabios escucharon todo. Se pusieron rápidamente de pie delante del rey y le dijeron: “Señor, majestad, esta hermosa doncella, tiene mucha rectitud en su palabra, mi señor, majestad. Señor,
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mucho es su conocimiento, me sobrepasa. Te digo que sabe todas las cosas que hay sobre la tierra y muchas otras cosas sobre el suelo y en las alturas. Sabe también, tu eres el Señor. Me sobrepasa en conocimiento, rey, majestad”, hablaron dos de los sabios al rey, cuando terminó la sabia, la hermosa doncella Teodora. 5. Título quinto Entonces se levantó de prisa el más grande maestro, el más sabio, de nombre Abraham, un profeta también. Vio que ya habían sido vencidos en conocimiento los sabios, rápidamente le dijo a Teodora: “Eha, Doncella. Con tu buen entendimiento respóndeme. No tardes en responderme” Rápidamente respondió la doncella a las palabras del sabio. “Señor, con la licencia de mi señor rey aquí presente respondo tus palabras”. Y entonces empezó la contienda de palabras: P: “Y dime doncella, (¿cuál es) el propósito del cuerpo del hombre? R: “Fue creado a semejanza de nuestro señor Dios, Señor” P: “Dime Doncella, el propósito de los varones grandes? R: “Señor, los varones grandes que preguntas, no son desea-dos, porque están llenos de enfermedades que padecen” P: “Doncella. Dime el propósito del cuerpo de las mujeres?” R: “De las mujeres que preguntas, señor. Saben las cosas buenas. Las cosas malas también. Fue creado el hombre, fueron crea-dos los animales también. P: “Dime Doncella, ¿qué es más fuerte que el acero?
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R: “Las conversaciones verdaderas no le entran mentiras.” P: “Dime Doncella. ¿Qué es dulce y no es miel?” R: “Un buen noble. La persona que hace el bien a nuestro Dios y a nuestro señor” P: “Dime doncella. ¿Qué se mueve rápidamente entre todas las cosas?” R: “Señor, el pensamiento del hombre. Está aquí, está en España también o hasta el fin del mundo. P: “Y dime Doncella, cuántos signos tiene una mujer para ser hermosa?” R: “Ay mi señor maestro. Para que sea bella, tiene que tener dieciocho señales. Tres donde tiene oscuridades. Tres donde tiene blancuras también. Tres donde tiene pequeñeces. Tres donde tiene larguras también. Tres donde tiene anchuras también. Tres donde tiene gorduras también. Allí entonces fue vencido Abraham, antiguo maestro, fue vencido por Teodora. Le pidió a la doncella, que le ordenara correctamente de una en una las tres señales. “Ay señor maestro. Las tres oscuridades que te dije son: sus cabellos, la redondez de sus de sus ojos y sus cejas. Las tres muy blancas que te dije son: la redondez de su rostro blanquísimo, su cuerpo blanquísimo y sus dientes muy blancos. Las tres pequeñeces son: su nariz pequeña, boca pequeña y también pies pequeños. Las tres larguras que tiene son: su cuerpo largo y las caderas largas, su garganta larga también. Las tres que tiene anchas: ancha la palma de su mano y la otra palma, ancho su pecho. Tres lugares que tiene regordetes: su brazo gordo y sus dos piernas”
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Así fue vencido Abraham por la doncella Teodora. Aquí terminó la contienda de palabras de los sabios, desbaratados los interrogadores o guías delante del rey, en la contienda con la doncella Teodora. 6. Título sexto Cuando terminó de preguntar el profeta Abraham se quitó la ropa, la asentó. Sólo tenía un calzón blanco. Y le pidió misericordia a la doncella Teodora. Entonces, la última adivinanza de Abraham, cuando vio que había sido vencido, en ese momento siguió la contienda de palabras, le dijo Teodora: “A quien se le termine su sabiduría que se siente como nació, otra vez en la barriga de su madre, si tu o si yo también”. Aquí Abraham se le terminó su sapiencia. Empezó a quitarse toda la ropa que tenía puesta y se la puso en la cara de las personas presentes. Entonces vio Abraham que sólo tenía el calzón blanco y pidió misericordia a la doncella para quedarse con el calzón blanco. Le dijo le daría diez mil en oro a la Doncella. Ella recibió el dinero y pidió misericordia al rey para irse con el señor, no fue vendida. Así terminó. Vean las cosas para que entiendan, no les vaya a suceder que les vendan su entendimiento.
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Historia de la docta Simpatía. J.C. Mardrus / Vicente Blasco Ibáñez Se cuenta -pero Alah está mejor instruído en todas las cosas- que había en Bagdad un comerciante muy rico, cuya casa sostenía un tráfico inmenso. Gozaba de honores, de consideración, de prerrogativas y privilegios de todas clases; pero no era dichoso porque Alah no extendía sobre él su bendición hasta el punto de concederle un descendiente, aunque fuera del sexo femenino. A causa de ello había llegado a viejo sumido en la tristeza, y veía cómo poco a poco sus huesos se volvían transparentes y curvábase su espalda, sin poder obtener de alguna de sus numerosas esposas un resulta-do consolador. Pero un día en que había distribuido muchas limosnas, y visitado a los santones, y ayunado y rezado fervorosamente, se acostó con la más joven de sus esposas, y merced al Altísimo, aquella vez la dejó fecundada en tal hora y tal instante. Al llegar el noveno mes, día tras día, la esposa del comercian-te parió felizmente un niño varón, tan bello, que se diría era un trozo de luna. En su gratitud hacia el Donador, no se olvidó a la sazón el comerciante de cumplir las promesas que hizo, y durante siete días enteros socorrió con largueza a pobres, viudas y huérfanos; des-
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pués, en la mañana del séptimo día, pensó dar un nombre a su hijo, y le llamó Abul-Hassán. El niño se crió en brazos de nodrizas y en brazos de bellas es-clavas, y como a cosa preciosa le cuidaron mujeres y criados hasta que estuvo en edad de estudiar. Entonces se le confió a los maestros más sabios, que le enseñaran a leer las palabras sublimes del Korán y le adiestraron en la escritura hermosa, en la poesía, en el cálculo, y sobre todo en el arte de disparar el arco. Por lo tanto, su instrucción superó a la que en su generación y su siglo era corriente; ¡pero no fue esto todo! Porque a sus diversos conocimientos añadía un encanto mágico y era perfectamente bello. He aquí en qué términos los poetas de su tiempo describieron sus gracias juveniles, la frescura de sus mejillas, las flores de sus labios y el naciente bozo que los adornaba: ¿Ves en el jardín de sus mejillas esos botones de rosa que intentan entreabrirse, aunque la primavera pasó ya por los rosales? ¿No te asombra ver todavía florecer la rosa y apuntar el bozo en el hoyo sombrío de sus labios, como las violetas bajo las hojas? El joven Abul-Hassán fue, pues, la alegría de su padre y la delicia de sus pupilas durante el tiempo que el Destino le marcó de antemano. Pero cuando el anciano sintió acercarse el término que le estaba fijado, hizo sentarse a su hijo entre sus manos un día entre los días, y le dijo: “Hijo mío, se aproxima mi fin, y ya sólo me resta prepararme a comparecer ante el Dueño Soberano. Te lego grandes bienes, muchas riquezas y propiedades, poblados enteros y fértiles tierras y abundosos huertos, que os bastarán para vivir, no sólo a ti, sino también a los hijos de tus hijos. ¡Únicamente te re-
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comiendo que sepas aprovecharte de ello sin abusar y dando gracias al Retribuidor y con el respeto que le es debido!” Luego murió de su enfermedad el viejo comerciante, y Abul-Hassán se afligió en extremo, y cuando terminaron las exequias estuvo de duelo y se encerró con su dolor. Pero no tardaron sus camaradas en distraerle y alejarle de sus penas, obligándole a entrar en el hammam para que se refrescara y a cambiar de trajes luego; y le dijeron, a fin de consolarle por completo: “¡Quien se reproduce en hijos como tú, no muere! ¡Aleja la triste-za, pues, y piensa en aprovecharte de tu juventud y de tus bienes!” De modo que Abul-Hassán olvidó poco a poco los consejos de su padre, y acabó por persuadirse de que eran inagotables la dicha y la fortuna. Así, pues, no dejó de satisfacer todos sus caprichos, entregándose a todos los placeres, visitando a las cantarinas y tañedoras de instrumentos, comiendo todos los días una cantidad enorme de pollos, porque le gustaban los pollos, complaciéndose en destapar las botellas añejas de licores enervantes y de oír el tintineo de las copas que se entrechocan, deteriorando lo que pudo deteriorar, arruinando lo que pudo arruinar y trastornando lo que pudo trastornar, ¡hasta tal punto que a la postre se despertó un día sin nada entre las manos, a no ser su persona! Y de cuantos servidores y mujeres le hubo legado su difunto padre, no le quedaba más que una sola esclava entre las numerosas esclavas. Pero aun tuvo que admirar la continuidad dichosa de la suerte, que quiso fuese precisamente la propia maravilla de todas las esclavas de las comarcas de Oriente y de Occidente la que habitaba en la casa, ya sin lustre, del pródigo Abul-Hassán, hijo del difunto comerciante.
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Efectivamente, esta esclava se llamaba Simpatía, y en ver-dad que jamás nombre alguno cuadró mejor a las cualidades de la que lo llevaba. La esclava Simpatía era una adolescente tan derecha como la letra aleph, de estatura proporcionada, y tan esbelta y delicada que podía desafiar al sol a que prolongase en el suelo su sombra; maravillosas eran la belleza y la lozanía de su rostro; todas sus facciones ostentaban con claridad la huella de la bendición y el buen augurio; su boca parecía sellada con el sello de Soleimán, como para guardar precisamente el tesoro de perlas que encerraba; eran sus dientes collares dobles e iguales; las dos granadas de su seno aparecían separadas por el intervalo más encantador, y su ombligo era lo suficiente ancho y profundo para contener una onza de manteca moscada. En cuanto a su grupa monumental, remontaba dignamente la finura de su talle, y dejaba profundamente impreso en divanes y colchones el hueco creado por la importancia de su peso. Y a ella se refería esta canción del poeta: ¡Es solar, es lunar, es vegetal como el tallo del rosal; está tan lejos del color de la tristeza, cual lo están el sol, la luna y el tallo del rosal! ¡Cuando aparece, conmueve profundamente los corazones su presencia, y cuando se aleja los corazones quedan aniquilados! ¡El cielo está en su rostro, sobre su túnica se extienden las grandezas del Edén, entre las cuales corre el arroyo de la vida, y la luna brilla bajo su manto! ¡En su cuerpo encantador se armonizan todos los colores: el encarnado de las rosas, la blancura resplandeciente de la plata, el negro de la baya madura y el color del sándalo! ¡Y es tan grande su belleza que hasta el deseo la defiende! 94
¡Bendito sea quien desplegó sobre ella la hermosura! ¡Feliz el amante que pueda saborear las delicias de sus palabras! Tal era la esclava Simpatía, único tesoro que poseía aún el pródigo Abul-Hassán... En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Y cuando llegó la 272ª noche Ella dijo: ...Tal era la esclava Simpatía, único tesoro que poseía aún el pródigo Abul-Hassán. Y he aquí que, al percatarse de que su patrimonio habíase disipado irremediablemente, Abul-Hassán quedó sumido en un es-tado de desolación tan grande, que le robó el sueño y el apetito; y permaneció tres días y tres noches sin comer, ni beber, ni dormir, alarmando a la esclava Simpatía, que creyó verle morir, y resolvió salvarle a toda costa. Se atavió con sus trajes más dignos de exhibirse y con las joyas y adornos que le quedaban, y se presentó a su amo, diciéndole, mientras mostraba en sus labios una sonrisa de buen augurio: “Por mi causa va a hacer cesar Alah tus tribulaciones. Para ello bastará que me conduzcas ante nuestro señor el Emir de los Creyentes, Ha-rún Al-Raschid, quinto descendiente de Abbas, y me vendas a él, pidiéndole como precio diez mil dinares. Si encontrara este precio demasiado caro, dile: “¡Oh Emir de los Creyentes! esta adolescente vale más todavía, como podrás advertir mejor tomándola a prueba. ¡Entonces se realzará a tus ojos, y verás que no tiene par ni rival
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y que verdaderamente es digna de servir a nuestro señor el califa!” Después, la esclava, insistiendo mucho, le recomendó que se guardase de rebajar el precio. Abul-Hassán, que hasta aquel momento, por negligencia, no se había preocupado de observar las cualidades y talentos de su hermosa esclava, no estaba en situación para apreciar por sí mismo los méritos que pudiese ella poseer. Solamente le pareció que la idea no era mala y que tenía probabilidades de éxito. Se levantó, pues, en seguida, y llevando a Simpatía tras sí la condujo ante el califa, a quien repitió las palabras que ella le había recomendado que dijese. Entonces el califa volvióse hacia ella y le preguntó: “¿Cómo te llamas?” Ella dijo: “Me llamo Simpatía”. El le dijo: “¡Oh Simpatía! ¿estás versada en ciertos conocimientos y puedes enumerarme las diversas ramas del saber que has cultivado?” Ella le contestó: “¡Oh señor! estudié la sintaxis, la poesía, el derecho civil y el derecho general; la música, la astronomía, la geometría, la aritmética, la jurisprudencia desde el punto de vista de las sucesiones, y el arte de descifrar las escrituras mágicas y las inscripciones antiguas. Me sé de memoria el Libro Sublime y puedo leerle de siete maneras distintas; conozco exactamente el número de sus capítulos, de sus versículos, de sus divisiones, de sus diferentes partes y sus combinaciones, y cuantas líneas, pala-bras, letras consonantes y vocales encierra: recuerdo con precisión qué capítulos se inspiraron y escribieron en la Meca y cuáles otros se dictaron en Medina; no ignoro las leyes y los dogmas, sé distin-
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guirlos con las tradiciones y diferenciar su grado de autenticidad; no soy una profana en lógica, ni en arquitectura, ni en filosofía, como tampoco en lo que afecta a la elocuencia, al lenguaje escogido, a la retórica y a las reglas de los versos, los cuales sé ordenar y medir sin omitir ninguna dificultad en su construcción; sé hacer-los sencillos y fluidos, como también complicados y enrevesados para deleitar sólo a las gentes delicadas; y si a veces pongo en ellos oscuridad, es para fijar más la atención y halagar al espíritu, que despliega por último su trama sutil y frágil; en una palabra, aprendí muchas cosas y retuve cuanto aprendí. Además, sé cantar perfectamente y bailar cual un pájaro, y tocar el laúd y la flauta, manejando asimismo todos los instrumentos de cuerda, y lo hago de cincuenta modos diferentes. ¡Por lo tanto, cuando canto y bailo se condenan quienes me ven y me oyen; si camino balanceándome, ataviada y perfumada, les mato; si meneo mi grupa, les derribo; si guiño un ojo, les traspaso; si agito mis brazaletes, les ciego; si toco, doy la vida, y si me alejo, hago morir! ¡Estoy versada en todas las artes, y he llevado mi saber a tal límite, que únicamente podrían llegar a distinguir su horizonte los escasos seres cuyos años hubieran transcurrido en el estudio de la sabiduría!» Cuando el califa Harún Al-Raschid hubo oído estas palabras, se asombró y entusiasmó de encontrar tal elocuencia unida a belleza tal, tanto saber y juventud en la que frente a él se mantenía con los ojos respetuosamente bajos. Se volvió hacia Abul-Hassán y le dijo: “Quiero dar orden al instante para que vengan todos los maestros de la ciencia a fin de poner a prueba a tu esclava, y asegurarme por medio de un examen público y decisivo de si realmente 97
es tan instruida como bella. ¡En caso de que saliese victoriosa de la prueba, no sólo te daría diez mil dinares, sino que te colmaría de honores por haberme traído semejante maravilla! ¡De no ser así, no hay nada de lo dicho, y seguirá perteneciéndote!” Luego, acto continuo, el califa hizo llegar al sabio mayor de aquella época, Imraim ben-Sayar, que había profundizado en todos los conocimientos humanos; mandó que acudiesen también todos los poetas, los gramáticos, los lectores del Korán, los médi-cos, los astrónomos, los filósofos, los jurisconsultos y los doctores en teología. Y apresuraronse a ir a palacio todos, y se reunieron en la sala de recepción, sin saber por qué motivo se les convocaba. Cuando lo ordenó el califa, todos se sentaron en corro sobre la alfombra, en medio de la cual la adolescente Simpatía permanecía en una silla de oro, donde el califa hízola colocarse, con el rostro cubierto por un velo ligero, y a través de él brillaban sus ojos y se veían con su sonrisa los dientes... En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Y cuando llegó la 274ª noche Ella dijo: ... se veían con su sonrisa los dientes. Cuando en aquella asamblea se estableció un silencio tan completo que se hubiera podido oír el ruido de una aguja que cayese al suelo, Simpatía hizo a todos una zalema llena de gracia y dignidad, y con un modo de hablar verdaderamente exquisito, dijo al califa:
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“¡Oh Emir de los Creyentes, manda! Aquí estoy pronta a cuantas preguntas quieran dirigirme los doctos y venerables sabios, lectores del Korán, jurisconsultos, médicos, arquitectos, astrónomos, geómetras, gramáticos, filósofos y poetas!” Entonces el califa Harún Al-Raschid se encaró con todos ellos y les dijo desde el trono en que estaba sentado: “¡Hice que os mandaran venir aquí para que examinéis a esta adolescente en lo que afecta a la variedad y profundidad de sus conocimientos, y no per-donéis nada que contribuya a que resalte a la vez vuestra erudición y su saber!” Y todos los sabios respondieron, inclinándose hasta tierra y llevando las manos a sus ojos y a su frente: “¡El oído y la obediencia a ti y a Alah, ¡oh Emir de los Creyentes!” A estas palabras, la adolescente Simpatía se mantuvo algunos instantes con la cabeza baja reflexionando; después alzó la frente y dijo: “¡Oh vosotros todos, maestros míos! ¿cuál es primeramente el más versado entre vosotros en el Korán y en las tradiciones del Profeta? (¡con él la paz y la oración!)” Entonces se levantó uno de los doctores, designado por todos los dedos, y dijo: “¡Yo soy ese hombre!” Ella le dijo: “¡Interrógame, pues, a tu sabor sobre tal punto!” Y demandó el sabio lector del Korán: “¡Oh joven, desde el momento en que estudiaste a fondo el santo Libro de Alah, debes conocer el número de capítulos, palabras y letras que encierra y los preceptos de nuestra fe! Dime, pues, para empezar, ¿quién es tu Señor, quién es tu Profeta, quién es tu Imán, cuál es tu orientación, cuál es tu norma de vida, cuál es tu guía en los caminos y quiénes son tus hermanos?”
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Ella contestó: “¡Mi Señor es Alah; mi Profeta es Mohamed (¡con él la oración y la paz!) ; mi ley, y por lo tanto mi Imán, es el Korán; mi orientación es la Kaaba, la casa de Alah, levantada por Abraham en la Meca; mi norma de vida es el ejemplo de nuestro santo Profeta; mi guía en los caminos es la Sunna, recopilación de tradiciones, y mis hermanos son todos los creyentes!” Mientras comenzaba el califa a maravillarse de la claridad y precisión de estas respuestas en boca de una joven tan gentil, añadió el sabio: “¡Dime! ¿Cómo sabes que hay un Dios?” Ella contestó: “¡Por la razón!” El preguntó: “¿Qué es la ra-zón?” Ella dijo: “La razón es un don doble: innato y adquirido. La razón innata es la que puso Alah en el corazón de sus servidores es-cogidos, para hacerles que caminen por la senda de la verdad. Y la razón adquirida es en el hombre bien dotado fruto de la educación y de una labor constante”. El añadió: “¡Muy bien! Pero ¿dónde reside la razón?” Ella contestó: “¡En nuestro corazón! Y desde él se elevan sus inspiraciones hacia nuestro cerebro, para establecer allí su domicilio”. El dijo: “¡Perfectamente! Pero ¿puedes decirme cómo aprendiste a conocer al Profeta? (¡con él la plegaria y la paz!)” Ella contestó: “¡Por la lectura del Libro de Alah, por las sentencias que contiene, por las pruebas y los testimonios de tal mi-sión divina!” Dijo él: “¡Muy bien! Pero ¿puedes decirme cuáles son los deberes indispensables de nuestra religión?”
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Ella contestó: “En nuestra religión hay cinco deberes indispensables: la profesión de fe “¡No hay más Dios que Alah, y Mohamed es el enviado de Alah!”, la oración, la limosna, el ayuno del mes de Ramadán y la peregrinación a la Meca cuando puede hacerse”. El preguntó: “¿Qué acciones pías son las más meritorias?” Contestó ella: “Son seis: la plegaria, la limosna, el ayuno, la peregrinación, la lucha contra malos instintos y cosas ilícitas, ¡y por último, la guerra santa!” Él dijo: “¡Bien contestado! Pero ¿qué objeto persigues con la plegaria ?” Ella replicó: “¡Sencillamente el de ofrecer al Señor el home-naje de mi adoración, alabarle y levantar mi espíritu hacia las regiones serenas!” El exclamó: “¡Ya Alah! ¡Excelente es esta respuesta! Pero ¿no requiere antes la oración preparativos indispensables?” Ella contestó: “¡Ciertamente! ¡Es necesario purificarse por completo el cuerpo con las abluciones rituales, vestir trajes sin mácula, escoger un lugar limpio y claro, preservar la parte del cuerpo comprendida entre el ombligo y las rodillas, abrigar intenciones puras y volverse hacia la Kaaba, en dirección a la Meca santa!” “¿Qué valor tiene la plegaria?” “¡Es el sostén de la fe, en la que se basa!” “¿Cuáles son los frutos de la oración? ¿Cuál es su utilidad?” “La plegaria verdaderamente hermosa no tiene utilidad terrena. !Es sólo el lazo espiritual entre la criatura y su Señor! ¡Puede producir diez frutos inmateriales y mucho más hermosos que los 101
tangibles; aclara el corazón, ilumina el semblante, complace al Clementísimo, excita el furor del maligno, atrae la misericordia, aleja los malefícios, preserva del mal, resguarda contra los atenta-dos de los enemigos, fortalece al espíritu vacilante y acerca el esclavo a su dueño!” “¿Cuál es la llave de la plegaria? ¿Y cuál es la llave de esta llave?” “La llave de la plegaria es la ablución, y la llave de la ablución es la fórmula inicial: “¡En el nombre de Alah el Clemente sin límite, el Misericordioso!” “¿Qué prescripciones han de seguirse para la ablución?” “Según el rito ortodoxo del imán El-Schafly ben-ldris, seis: la intención de purificarse sin otra mira que la de ser agradable al Creador; la ablución del rostro primeramente; la ablución de las manos hasta el codo; el frotamiento de parte de la cabeza; la ablución de los pies, incluso los talones, hasta los tobillos, y un orden estricto en el cumplimiento de estos diversos actos. Y tal orden implica la observación de doce condiciones bien precisas, a saber: “Primero pronunciar la fórmula inicial: “¡En el nombre de Alah!”, lavarse las palmas de las manos antes de sumergirlas en la jofaina; enjuagarse la boca; lavarse las narices, tomando agua en el hueco de la mano y sorbiendo; frotarse toda la cabeza y frotarse las orejas al exterior y al interior con otra agua; peinarse la barba con los dedos; torcerse los dedos de pies y manos, haciendo que rechinen; utilizar el pie derecho antes que el pie izquierdo: repetir cada ablución tres veces; pronunciar el acto de fe después de cada ablución, y por último, una vez terminadas las abluciones, recitar además esta fórmula piadosa: “¡Oh Dios mío! ¡Cuéntame en el número
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de los arrepentidos, de los puros y fieles servidores! ¡Loor a mi Dios! ¡Confieso que no hay más Dios que Tú! ¡Tú eres mi refugio; de Ti imploro el perdón de mis culpas lleno de arrepentimiento! ¡Amén!” “Esta fórmula, en efecto, es la que el Profeta (¡con él la plegaria y la paz!) nos ha recomendado que recitemos, cuando dijo: “¡A quien la recite le abriré de par en par las ocho puertas del Edén y podrá entrar por la puerta que le plazca!” El sabio dijo: “¡En verdad que contestaste de un modo excelente! Pero, ¿qué hacen los ángeles y los demonios junto a aquel que practica sus abluciones?” Simpatía respondió: “Cuando el hombre se prepara a verificar sus abluciones, los ángeles se colocan a su derecha y los diablos a su izquierda; pero no bien pronuncia la fórmula inicial: “¡En el nombre de Alah!”, los diablos se ponen en fuga, y los ángeles se aproximan a él, desplegando sobre su cabeza un dosel luminoso de forma cuadrada que sostienen por las cuatro puntas, y cantan alabanzas a Alah e imploran el perdón de los pecados de aquel hombre. ¡Pero en cuanto se olvida él de invocar el nombre de Alah o deja de pronunciarlo, los diablos vuelven... En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana y se calló discretamente. Y cuando llegó la 275ª noche Ella dijo: “... los diablos vuelven tumultuosos, y trabajan todo lo posible por turbarle el alma, sugerirle la duda y enfriarle el espíritu y el fervor!
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“¡Cuando el hombre hace sus abluciones, es obligatorio que corra el agua por todo su cuerpo, por todos sus pelos visibles o secretos y por sus miembros sexuales, debiendo también frotarse por todas partes y no lavarse los pies hasta lo último!” El sabio dijo: “¡Bien contestado! ¿Puedes ahora decirme cómo hay que proceder en la ablución llamada tayamuin?” Ella contestó: “La ablución llamada tayamum es la purificación con arena y polvo. Se verifica esta ablución en los siete casos, establecidos según usos conforme a la práctica del Profeta. Y se efectúa siguiendo las cuatro indicaciones previstas por la enseñanza directa del Libro. “Los siete casos que permiten esta ablución, son: la carencia de agua; el miedo a agotar la provisión de agua; la necesidad de esta agua para beber; el temor de perder una parte de ella al transportarla; las enfermedades que producen aversión al agua; las fracturas que precisan reposo para soldarse; las heridas que no se deben tocar. “En cuanto a las otras cuatro condiciones necesarias para cumplir esta ablución con arena y polvo, son: primeramente obrar de buena fe; luego tomar arena o polvo con las manos y hacer ademán de frotarse con ello el rostro; después hacer ademán de frotar-se también los brazos hasta los codos y secarse las manos. Hay dos prácticas igualmente recomendables por ser conformes a la Sunna: empezar la ablución con la fórmula invocadora: “¡En el nombre de Alah ! “, y efectuar la ablución de todo el lado derecho del cuerpo antes que la del lado izquierdo”.
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El sabio dijo: “¡Muy bien! Pero, volviendo a la plegaria, ¿pue-des decirme cómo debe verificarse y en qué acciones se basa?” Ella replicó: “Los actos requeridos para hacer la plegaria constituyen otras tantas columnas que la sostienen. Estas columnas de la plegaria son: primera, la buena intención; segunda, la fórmula del Takbir, que consiste en pronunciar estas palabras: “¡Alah es el más grande!”; tercera, recitar la Fatiha, que es el capítulo que abre el Korán; cuarta, prosternarse con la cara en tierra; quinta, levantarse; sexta, hacer la profesión de la fe; séptima, sentarse sobre los talones; octava, hacer votos por el Profeta, diciendo: “¡Con él sean la plegaria y la paz de Alah!”; novena, mantenerse siempre en la misma intención pura. “Hay otras condiciones de una buena plegaria, tomadas sola-mente de la Sunna, a saber: levantar ambos brazos, con las palmas vueltas hacia arriba, en dirección a la Meca; recitar una vez más la Fatiha; recitar otro capítulo del Korán, por ejemplo, la Surata de la Vaca; pronunciar otras diversas fórmulas piadosas, y terminar con votos por nuestro Profeta. (¡Con él la plegaria y la paz!)” El sabio dijo: “¡En verdad que respondiste perfectamente! ¿Puedes ahora decirme cómo debe pagarse el diezmo de la limosna?” Ella contestó: “Se puede pagar el diezmo de la limosna de ca-torce maneras: en oro, en plata, en camellos, en vacas, en carneros, en trigo, en cebada, en mijo, en maíz, en habas, en garbanzos, en arroz, en pasas y en dátiles. “Por lo que se refiere al oro si sólo se posee una suma inferior a veinte dracmas de oro de la Meca, no hay que pagar ningún diez-
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mo; pasando de esa suma, se da el tres por ciento. Lo mismo ocurre con la plata en la proporción correspondiente. “Por lo que se refiere al ganado, quien posee cinco camellos paga un carnero; quien posee veinticinco camellos da uno como diezmo, y así sucesivamente en la misma proporción.” “Por lo que se refiere a carneros y borregos, de cada cuarenta se da uno. Y así sucesivamente con todo lo demás”. El sabio dijo: “¡Perfectamente! ¡Háblame ahora del ayuno!” Simpatía contestó: “El ayuno consiste en abstenerse de comer, de beber y de goces sexuales durante el día y hasta la puesta del sol, en el transcurso del mes de Ramadán, desde que sale la luna nueva. Es recomendable abstenerse igualmente, durante la comida, de todo discurso vano y de cualquier lectura que no sea la del Korán”. El sabio preguntó: “Pero ¿no hay ciertas cosas que a primera vista parece que hacen ineficaz el ayuno, aunque, según enseña el Libro, no aminoran en nada su valor?” Ella contestó: “En efecto, hay cosas que no hacen ineficaz el ayuno. Son las pomadas, los bálsamos y los ungüentos; el kohl para los ojos y los colirios; el polvo del camino; la acción de tragar saliva; las eyaculaciones nocturnas o diurnas de licor viril cuando son involuntarias; las miradas dirigidas a una extranjera que no sea musulmana; la sangre o las ventosas simples o escarificadas. Tales son todas las cosas que no quitan ninguna eficacia al ayuno.” Dijo el sabio: “¡Está muy bien! ¿Y qué piensas del retiro espiritual?” Dijo ella: “El retiro espiritual es una estancia de larga duración en una mezquita, sin salir nunca más que para satisfacer una
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necesidad, y renunciando al comercio con las mujeres y al uso de la palabra. La recomienda la Sunna; pero no es una obligación dogmática”. Dijo el sabio: “Admirable! ¡Deseo ahora oírte hablar de la peregrinación!” Ella contestó: “La peregrinación a la Meca o hadj es un deber que todo buen musulmán ha de cumplir, por lo menos una vez en su vida, cuando llega a la edad de la razón. Para cumplirlo, hay que observar diversas condiciones. Debe uno revestirse con la capa de peregrino o ihram, guardarse de tener comercio con mujeres, afeitarse el pelo, cortarse las uñas y taparse la cabeza y el rostro. La Sunna hace también otras prescripciones”. El sabio dijo: “¡Perfectamente! ¡Pero pasemos a la guerra santa!” Ella contestó: “La guerra santa es la que se lleva a cabo contra los infieles cuando el Islam está en peligro. No se debe hacer más que para defenderse y jamás debe tomarse la ofensiva. ¡Cuando el creyente se ha puesto ya sobre las armas, debe ir contra el infiel sin volver sobre sus pasos nunca!” El sabio preguntó: “¿Puedes darme algunos detalles sobre la compra y la venta?” Simpatía contestó: “La compra y la venta deben hacerse con libertad por ambas partes, y en los casos importantes, patentizan-do el consentimiento y la aceptación. “Pero hay algunas cosas prohibidas por la Sunna en la compra y en la venta. Así, por ejemplo...
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En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente. Pero cuando llegó la 277ª noche Ella dijo: “... Así, por ejemplo, está expresamente prohibido cambiar dátiles secos por dátiles frescos, higos secos por higos frescos, carne curada y salada por carne fresca, manteca salada por manteca fresca, y en general, todas las provisiones frescas por otras añejas y secas de la misma especie”. Cuando el sabio comentador del Libro hubo oído estas rsepuestas de Simpatía, no pudo menos de pensar que sabía ella tanto como él y no quiso declararse impotente para cogerla en falta. Resolvió, pues, hacerle preguntas más sutiles, y le interrogó: “¿Qué significa lingüísticamente la palabra ablución?” Ella contestó: “Eliminar por medio del lavatorio todas las impurezas internas o externas”. Preguntó él: “¿Qué significa la palabra ayunar?” Ella dijo: “Abstenerse”. Preguntó él: “¿Qué significa la palabra dar?” Ella dijo: “Enriquecerse”. Preguntó él: “¿Y el ir de peregrinación?” Ella contestó: “Alcanzar la meta”. Preguntó él: “¿Y hacer la guerra?” Ella dijo: “Defenderse”. A estas palabras, irguióse sobre sus pies el sabio y exclamó: “¡En verdad que para ella son insignificantes mis preguntas y ar-
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gumentos! Asombra el saber y la clarividencia de esta esclava. ¡Oh Emir de los Creyentes!” Pero Simpatía sonrió ligeramente y le interrumpió: “A mi vez —le dijo— quisiera hacerte una pregunta. ¿Puedes decirme, ¡oh sa-bio lector! cuáles son las bases del Islam?” Reflexionó él un instante y dijo: “Son cuatro: la fe iluminada por la razón sana; la rectitud; el conocimiento de los deberes y derechos estrictos y la discreción y el cumplimiento de los compromisos”. Ella añadió: “¡Permíteme que te haga otra pregunta todavía! Si no pudieses resolverla, tendré el derecho de arrebatarte el manto que te sirve como distintivo de sabio lector del Libro!” Dijo él: “¡Acepto! ¡Venga la pregunta, ¡oh esclava!” Ella preguntó: “¿Cuáles son las ramas del Islam?” El sabio permaneció algún tiempo recapacitando, y final-mente no supo qué responder. Entonces habló el propio califa y dijo a Simpatía: “¡Responde tú misma a la pregunta, y te pertenecerá el manto de este sabio!” Simpatía se inclinó y repuso: “¡Los ramajes del Islam son vein te: la observancia estricta de lo que enseña el Libro; conformarse con las tradiciones y la enseñanza oral de nuestro santo Profeta; no cometer nunca injusticias; comer los alimentos permitidos; no comer jamás alimentos prohibidos; castigar a los malhechores, a fin de que no aumente la malicia de los malos por causa de la indulgencia de los buenos; arrepentirse de las propias faltas; profundizar en el estudio de la religión; hacer bien a los enemigos; llevar vida modesta; socorrer a los servidores de Alah; huir de toda inno-
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vación y todo cambio; desplegar valor en la adversidad y fortaleza en las pruebas a que se nos someta; perdonar cuando se es fuerte y poderoso; ser paciente en la desgracia; conocer a Alah el Altísimo; conocer al Profeta (¡con él la plegaria y la paz!) ; resistir a las sugestiones del Maligno; resistir a nuestras pasiones y a los malos instintos de nuestra alma; proclamarse en absoluto al servicio de Alah con toda confianza y toda sumisión!” Cuando el califa Harúm Al-Raschid hubo oído esta respuesta, ordenó que inmediatamente despojaran de su manto al sabio y se lo dieran a Simpatía, lo cual se ejecutó en seguida, ante la confusión del sabio, que salió de la sala cabizbajo. Entonces se levantó un segundo sabio, reputado por su sagacidad en los conocimientos teológicos, y a quien todos los ojos designaban para que tuviera el honor de interrogar a la joven. Se encaró con Simpatía y le dijo: “Sólo voy a hacerte breves y pocas preguntas, ¡oh esclava! Ante todo, ¿puedes decirme qué deberes han de observarse duran-te la comida?” Ella contestó: “Lo primero es lavarse las manos, invocando el nombre de Alah en acción de gracias. Luego se sienta uno con la nalga izquierda; no se sirve para comer de más dedos que del pul-gar y de los dos primeros; no se toman más que bocados pequeños; no se mastica bien la comida, y no debe mirarse al vecino; para no azorarle o cortarle el apetito”. El sabio preguntó: “¿Puedes decirme ahora, ¡oh esclava! a qué se llama cualquier cosa, la mitad de cualquier cosa y menos que cualquier cosa?”
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Ella contestó sin vacilar: “¡El creyente es cualquier cosa, el hipócrita es la mitad de cualquier cosa y el infiel es menos que cual-quier cosa!” El añadió: “¡Así es! ¡Dime! ¿Dónde está la fe?” Ella contestó: “La fe habita en cuatro lugares: en el corazón, en la cabeza, en la lengua y en los miembros. ¡Por eso la fuerza del corazón consiste en la alegría, la fuerza de la cabeza en el conocimiento de la verdad, la fuerza de la lengua en la sinceridad, y la fuerza de los demás miembros en la sumisión!” El preguntó: “¿Cuántas clases de corazones hay?” “Hay varias: el corazón del creyente, que es un corazón puro y sano; el corazón del infiel, que es completamente opuesto al primero... En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Y cuando llegó la 278ª noche Ella dijo: “... el corazón del infiel, que es completamente opuesto al primero; el corazón tocado de las cosas terrenas y el corazón toca-do de las cosas espirituales; hay corazón dominado por las pasiones, o por el odio, o por la avaricia; hay corazón cobarde, corazón abrasado de amor, corazón henchido de orgullo; también existe el corazón iluminado, como el de los compañeros de nuestro santo Profeta, y por último, existe el propio corazón de nuestro santo Profeta, ¡el corazón del Elegido!”
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Cuando oyó tal respuesta el sabio teólogo, exclamó: “¡Mere-ces mi aprobación, ¡oh esclava!” Entonces la hermosa Simpatía miró al califa y dijo: “¡Oh Comendador de los Creyentes, permíteme que a mi vez haga una sola pregunta a mi examinador, y me apodere de su manto si no puede contestarme! Y cuando se le acordó el consentimiento preguntó al sabio: “¿Puedes decirme, ¡oh venerable jeique! qué deber ha de cumplirse con preferencia a todos los deberes, aunque no sea el de más importancia?” A esta pregunta no supo qué decir el sabio, y la joven se apresuró a quitarle el manto y se dió a sí misma la siguiente respuesta: “¡Es el deber de la ablución, porque está formalmente pres-cripto que hemos de purificarnos antes de cumplir el menor deber religioso y antes de cualquier acto previsto por el Libro y la Sunna!” Tras de lo cual, Simpatía se volvió hacia la asamblea y la interrogó con una mirada en redondo, a la que respondió cierto sabio, que era uno de los hombres más célebres del siglo y que no tenía igual en el conocimiento del Korán. Se levantó y dijo a Simpatía: “¡Oh joven llena de espiritualidad y de aromas encantadores! Puesto que conoces el Libro de Alah ¿podrías darnos una prueba de la exactitud de tu sabiduría?” Ella contestó: “El Korán se compone de ciento catorce suratas o capítulos, de los cuales setenta se dictaron en la Meca y cuarenta y cuatro en Medina. “ Se divide en seiscientos veintiuna divisiones llamadas “aschar”, y en seis mil doscientos treinta y seis versículos.”
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“Comprende setenta y nueve mil cuatrocientas treinta y nueve palabras y trescientas veintitrés mil seiscientas setenta letras, cada una de las cuales tiene diez virtudes especiales. “ En él se cita el nombre de veinticinco profetas: Adán, Nouh (Noé), lbrahim, Ismail, Isaac, Yacub, Yussef, El-Yosh, Yunés, Loth, Saleh, Hud, Schoaib, Daud (David), Soleimán (Salomón), Zul-Ke-fel, Edris, Elías, Yahia, Zacharia, Ayub, Mussa, Harún, Issa (Jesus) y Mohamed. (Con todos la plegaria y la paz). “También se hallan en él los nombres de nueve pájaros o animales alados: el músico, la abeja, la mosca, la abubilla, el cuervo, el saltamontes, la hormiga, el pájaro ababil y el pájaro de Issa (¡con él la plegaria y la paz!), que no es otro que el murciélago”. El jeique dijo: “Maravilla tu exactitud. Desearía también saber por ti cuál es el versículo en que nuestro santo Profeta juzga a los infieles”. Ella contestó: “Es el versículo donde se encuentran estas palabras: Los judíos dicen que están errados los cristianos, y los cristianos afirman que los judíos ignoran la verdad. ¡Por lo demás tie-nen razón unos y otros!” Cuando oyó el jeique estas palabras, declaróse satisfechísimo; pero quiso interrogarla todavía. Así, pues, le preguntó: “¿Cómo vino el Korán desde el cielo a la tierra? ¿Bajó íntegro, copiado de las tablas que se guardan en el cielo, o bajó en varias veces?” Ella contestó: “Por orden del Señor del universo, se lo dio el ángel Gabriel a nuestro profeta Mohamed, príncipe de los enviados
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de Alah, y lo hizo por versículos según las circunstancias, en el interregno de veinte años.” Él preguntó: «¿Cuántos compañeros del Profeta se cuidaron de ordenar todos los versículos dispersos del Korán?» Ella dijo: “Cuatro: Abi ben-Kaab, Zeid ben-Tabet, Abu-Obei-da ben-Al-Djerrar y Othmán ben-Affán. (¡Alah tenga en su gracia a los cuatro!) “ El preguntó: “¿Cuántos son los que nos transmitieron y enseñaron la verdadera manera de leer el Korán?” Ella contestó: “Cuatro: Abdalah ben-Massud, Alei ben-Kaab, Moaz ben-Djabal y Salem ben-Abdalah”. Preguntó él: “¿En qué ocasión descendió del cielo el siguiente versículo: “!Oh Creyentes, no os privéis de los goces terrenos en toda su plenitud!” Ella contestó: “Cuando algunos, queriendo llevar más lejos de lo preciso la espiritualidad, resolvieron disciplinarse y gastar cilicios de crin.” En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana y se calló discretamente. Pero cuando llegó la 279ª noche Ella dijo: “... resolvieron disciplinarse y gastar cilicios de crin”. Cuando oyó el sabio estas respuestas de Simpatía, no pudo menos de exclamar: “¡Certifico ¡oh Emir de los Creyentes! que esta joven posee una sabiduría innegable!”
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Entonces Simpatía pidió permiso para hacer una pregunta al jeique, y le dijo: “¿Puedes decirme qué versículo del Korán comprende veintitrés veces la letra kaf, cuál comprende diez y seis veces la letra mim y cuál comprende ciento cuarenta veces la letra ain?” Estupefacto quedó el sabio, sin poder hacer la menor referencia sobre ello; y después de quitarle el manto, Simpatía se apresuró a indicar por sí misma, entre la general estupefacción de los concurrentes, los versículos pedidos. Entonces se irguió en medio de la asamblea un médico reputado por lo vasto de sus conocimientos y que había producido libros muy estimados. Encaráse con Simpatía y le dijo: “Hablaste de un modo excelente acerca de lo espiritual; pero ya es hora de ocuparse del cuerpo del hombre, sus nervios, sus huesos y sus vértebras, y por qué se le llamó Adán!” Ella contestó: “El nombre de Adán, viene de la palabra árabe adim, que significa la piel, la superficie de la tierra, y se llamó así al primer hombre porque fué creado con un amasijo de tierra de diversas partes del mundo. En efecto, la cabeza de Adán se formó con tierra de Oriente, su pecho con tierra de la Kaaba, y sus pies con tierra de Occidente. “En el cuerpo dispuso Alah siete puertas de entrada y dos de salida: los dos ojos, las dos orejas, las dos narices y la boca, y por otra parte, una delantera y un ano. “Luego, para dar un temperamento a Adán, el Creador reunió en él los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire. He aquí por qué el temperamento bilioso tiene la naturaleza del fuego, que es
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cálido y seco; el temperamento nervioso tiene la naturaleza de la tierra, que es seca; el linfático tiene la naturaleza del agua, que es fría y húmeda; y el sanguíneo la naturaleza del aire, que es cálido y seco. “Después de lo anterior, acabó Alah de constituir el cuerpo humano. Puso en él trescientos setenta conductos y doscientos cuarenta huesos. Le dió tres instintos: el instinto de la vida, el instinto de la reproducción y el instinto del apetito. Luego le puso un corazón, un bazo, pulmones, seis tripas, un hígado, dos riñones, un cerebro, dos compañones, un nervio y una piel. Le dotó de cinco sentidos guiados por siete espíritus vitales. En cuanto al orden de los órganos, Alah puso el corazón en el lado izquierdo del pecho, y debajo de él extendió el estómago; puso también los pulmones para que sirviesen de abanicos al corazón; el hígado a la derecha para que fuese como la guarda del corazón, y por último el entrelazamiento de los intestinos y la articulación de las costillas. “Respecto a la cabeza, se compone de cuarenta y ocho huesos; en cuanto al pecho, contiene veinticuatro costillas en el hombre y veinticinco en la mujer: esta costilla suplementaria se halla a la derecha y sirve para guardar al niño en el vientre de su madre, rodeándole y sosteniéndole”. El sabio médico no pudo disimular su sorpresa; luego añadió: “¿Puedes ahora hablarnos de los síntomas de las enfermedades?” Ella contestó: “Los síntomas de las enfermedades son externos e internos, y sirven para indicar la clase de dolencia y su grado de gravedad.
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“Efectivamente, el hombre hábil en su arte sabe adivinar el mal nada más que con tomar el pulso al enfermo; de este modo averigua el grado de sequedad, de calor, de dureza, de frío y de humedad; sabe asimismo que si a un hombre le amarillean los ojos, es porque debe tener malo el hígado, y que si a otro se le encorva la espalda, es porque debe tener gravemente atacados de inflamación los pulmones. “En cuanto a los síntomas internos que guían la observación del médico, son: los vómitos, los dolores, los edemas, los excrementos y la orina”. El preguntó: “¿A qué obedece el dolor de cabeza?” Ella contestó: “El dolor de cabeza se debe principalmente a la nutrición, cuando se carga de nuevo el estómago antes que los primeros alimentos se hayan digerido; igualmente se debe a comidas hechas sin tener gana. La gula es causa de todas las enfermedades que asolan la tierra. Quien quiera prolongar su vida debe, pues, practicar la sobriedad, y además, levantarse temprano, evitar las vigilias, no hacer excesos con la mujer, no abusar de la sangría ni de las escarificaciones, y por último vigilar su vientre. A tal fin conviene que divida su vientre en tres partes, de las cuales llenará con alimentos una, con agua la otra y con nada la tercera, deján-dola libre para la respiración y para que pueda el alma aposentarse allí. Lo mismo podría decirse del intestino, cuya longitud es de diez y ocho palmos”. El preguntó: “¿Cuáles son los síntomas de la ictericia?” Ella contestó: “La ictericia o amarillez febril se caracteriza por el tinte amarillo que adquiere la piel, por el amargor de boca,
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los vértigos, la frecuencia del pulso, los vómitos y la aversión a las mujeres. El atacado por esta dolencia, se halla expuesto a graves accidentes, como las úlceras intestinales, la pleuresía, la hidropesía y los edemas, así como la melancolía de carácter grave, que, al debilitar el cuerpo, puede provocar el cáncer y la lepra”. El dijo: “¡Perfectamente! Pero ¿en cuántas partes se divide la medicina?” Ella contestó: “Se divide en dos partes: estudio de las enfermedades y estudio de los remedios”. El dijo: “Veo que nada deja de desear tu ciencia. Pero ¿puedes decirme qué agua es la mejor?” Ella contestó: “El agua pura y fresca contenida en un reci-piente poroso frotado con cualquier perfume excelente o simple-mente perfumado con vapores de incienso. No debe beberse más que después de la comida. Así se evitará toda clase de enfermedades y se pondrá en práctica la frase del Profeta (¡con él la plegaria y la paz!), que dijo: “El estómago es el receptáculo de todas las enfermedades, el estreñimiento la causa de todas las enfermedades, y la higiene el principio de todos los remedios”. El preguntó: “¿Qué comida es excelente entre todas?” Ella contestó: “La preparada por mano de mujer, sin que haya costado demasiados preparativos, y cuando se come con corazón alegre. El plato llamado tharid es ciertamente el más delicioso de todos los platos, porque el Profeta (¡con él la plegaria y la paz!) ha dicho: “¡El tharid es con mucho el mejor de los platos, como Aischa es la más virtuosa de las mujeres!” El preguntó: “¿Qué opinas de las frutas?”
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Ella dijo: “Con la carne de carnero, son el alimento más sano. Pero no hay que comer demasiado cuando está avanzada la estación”. Él preguntó: “¿Y el vino?” En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Y cuando llegó la 280ª noche Ella dijo: Simpatía contestó a la pregunta del médico: “¿Cómo pue-des interrogarme acerca del vino cuando el Libro es tan explícito sobre este particular? No obstante sus numerosas virtudes, está prohibido porque turba la razón y enardece los humores. ¡El vino y el juego de azar son dos cosas que debe evitar el creyente, bajo pena de las mayores calamidades!” El dijo: “Prudente es tu respuesta. ¿Puedes ahora hablarnos de la sangría?” Ella contestó: “La sangría es necesaria a cuantas personas tienen demasiada sangre. Debe practicarse en ayunas, un día de primavera sin nubes, ni viento, ni lluvia. Cuando ese día cae en martes, la sangría produce sus mejores efectos, sobre todo si tal día es el décimo séptimo del mes. Verdaderamente, nada hay tan bueno para la cabeza, los ojos y la sangre como la sangría. Pero nada peor que ella si se practica durante los grandes calores o los grandes fríos, o siendo sábado”. El sabio meditó un instante, y dijo: “Hasta ahora respondiste perfectamente; pero quiero hacerte todavía una pregunta capital, que nos demostrará si tu saber se extiende a todas las cosas esen-
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ciales en la vida. ¿Puedes hablarnos con claridad acerca de la copulación?” Cuando oyó la joven tal pregunta, enrojeció y bajó la cabeza, lo cual hizo al califa creerla incapaz de responder. Pero no tardó en alzar la cabeza, y encarándose con el califa, le dijo: “¡Por Alah, oh Emir de los Creyentes! no atribuyas mi silencio a ignorancia sobre esta pregunta, cuya respuesta tengo en la punta de la lengua, y no quiero que salga de mis labios por respeto a nuestro señor el califa!” Pero él le dijo: “Tendría un placer extremado en oír de tu boca tal respuesta. ¡Desecha el temor, pues, y habla con claridad!” Entonces dijo la docta Simpatía: “La copulación es el acto que une sexualmente al hombre y la mujer. Se trata de una cosa excelente, y son numerosos sus beneficios y virtudes. La copulación aligera el cuerpo y alivia el espíritu, aleja la melancolía, atempera el calor de la pasión, atrae al amor, alegra el corazón, consuela de la ausencia y hace recobrar el sueño perdido. Desde luego que nos estamos ocupando de la copulación de un hombre con una mujer joven; pero si la mujer es vieja, sucede todo lo contrario, porque entonces no hay fechoría que este acto no pueda engendrar. Copular con una vieja es exponerse a males sin cuento, entre otros, las afecciones de la vista, el dolor de riñones, el dolor de piernas y el dolor de espalda. ¡En una palabra, es peligroso! Conviene, pues, huir de ello como de un veneno sin remedio. ¡Para este acto debe escogerse una mujer experta, que comprenda al primer golpe de vista, que hable con pies y manos y que dispense a su propietario de tener un jardín y parterres floridos!
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“A toda copulación completa sigue la humedad. Esta hume-dad se produce en la mujer a causa de la emoción que sienten sus partes honorables, y en el hombre por el jugo que segregan sus dos companones. Este jugo va por un camino muy complicado. Porque el hombre posee una gruesa vena de la que nacen todas las demás venas. La sangre que riega todas estas venas, cuyo número es de trescientas sesenta, acaba por canalizarse en un tubo que termina en el compañón izquierdo. En este compañón izquierdo, la sangre, a causa de agitarse, acaba por clarificarse y transformarse en un líquido blanco, que se espesa merced al calor del compañón y cuyo olor recuerda el de la leche de palmera... En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Pero cuando llegó la 282ª noche Ella dijo: “... un líquido blanco, que se espesa merced al calor del compañón y cuyo olor recuerda al de la leche de palmera”. El sabio exclamó: “¡Con qué sagacidad has respondido! Pero todavía tengo que hacerte dos últimas preguntas. ¿Puedes decirme qué ser viviente no vive más que aprisionado y muere en cuanto respira el aire libre? ¿Y qué frutas son las mejores?” Ella contestó: “¡El primero es el pez, y las segundas son la toronja y la granada!” Cuando oyó el médico todas estas respuestas de la bella Simpatía, no pudo por menos de declararse incapaz de cogerla en un error científico, y se dispuso a ocupar de nuevo su sitio.
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Pero se lo impidió con un gesto Simpatía, y le dijo: “Es preciso que a mi vez yo te haga una pregunta: “¿Puedes decirme, ¡oh sabio! qué cosa hay redonda como la tierra y que se aloja en un ojo, ausentándose de este ojo unas veces y penetrando otras en él, que copula sin órgano masculino, que se separa de su compañero durante la noche para enlazarse a él durante el día y que elige su domicilio habitual en las extremidades?” A esta pregunta el sabio se atormentó en vano el espíritu, porque no supo responder, y después de quitarle su manto a instancia del califa, Simpatía contestó por sí misma: “¡Es el botón con el ojal!” Tras de lo anterior, irguióse entre los venerables jeiques un astrónomo, que era el más famoso entre los astrónomos del reino, y a quien miró sonriendo la bella Simpatía, de antemano segura de que él le encontraría los ojos más enigmáticos que todas las estrellas de los cielos. El astrónomo fué a sentarse ante la adolescente, y luego del acostumbrado preámbulo, le preguntó: “¿De dónde sale el sol y adónde va cuando desaparece?” Ella contestó: “Sabe que el sol sale de los manantiales de Oriente, y desaparece en los manantiales de Occidente. Ciento ochenta son estos manantiales. El sol es el sultán del día, como la luna es la sultana de las noches. Y dijo Alah en el Libro: “Soy yo quien otorgó su luz al sol y su resplandor a la luna y quien les asignó lugares matemáticos que permitiesen conocer el cálculo de los días y los años. ¡Yo soy quien fijó un límite a la carrera de los astros y prohibió a la luna que jamás esperase al sol, así como a la noche
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que se adelantase al día! ¡Por eso el día y la noche, las tinieblas y la luz, sin mezclar su esencia nunca, se identifican continuamente!” El sabio astrónomo exclamó: “¡Qué respuesta tan maravillosa de precisión! Pero, ¡adolescente! ¿puedes hablarnos de los demás astros y decirnos sus influencias buenas y malas? Ella contestó: “Si tuviera que hablar de todos los astros necesitaría consagrar a ello más de una sesión. Sólo diré, pues, pocas palabras. Además del sol y la luna, existen otros cinco planetas, que son: Ultared (Mercurio), El-Zohrat (Venus), El-Merrihk (Mar-te), El-Muschtari (Júpiter) y Zohal (Saturno). “La luna, fría y húmeda, de influencia buena, está en Cáncer, su apogeo es Tauro, tiene por inclinación a Escorpión y por perigeo a Capricornio. “El planeta Saturno, frío y seco, de influencia maligna, está en Capricornio y Acuario, su apogeo es Libra, su inclinación Aries y su perigeo Capricornio y Leo. “Júpiter, de influencia benigna, está en Tauro, tiene por apogeo a Piscis, por inclinación a Libra y por perigeo a Aries y a Escorpión. “Mercurio, de influencia unas veces benigna y maligna otras, está en Géminis, tiene por apogeo a Virgo, por inclinación a Piscis y por perigeo a Tauro. “Y por último, Marte, cálido y húmedo, de influencia maligna, está en Aries, tiene por apogeo a Capricornio, por inclinación a Cáncer y por perigeo a Libra”. Cuando el astrónomo hubo oído esta respuesta, admiró mu-cho la profundidad de los conocimientos de la joven Simpatía. Sin
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embargo, intentó turbarla con alguna pregunta más difícil, y la interrogó: “¡Oh joven! ¿crees que este mes tendremos lluvias?” Al escuchar semejante pregunta, la docta Simpatía bajó la cabeza y reflexionó bastante tiempo, lo cual hizo al califa suponer que se reconocía incapaz de contestar. Pero no tardó ella en alzar la cabeza, y dijo al califa: “¡No hablaré, ¡oh Emir de los Creyentes! mientras no me des permiso para desarrollar mi pensamiento por completo!” Asombrado, dijo el califa: “¡Ya tienes permiso!” Ella dijo: “¡Entonces, ¡oh Emir de los Creyentes! déjame tu alfanje un instante para que corte la cabeza a este astrónomo, que no es más que un impío y un descreído!” A estas palabras no pudieron por menos de reír el califa y todos los sabios de la asamblea. Pero Simpatía continuó: “¡Has de saber, ¡oh astrónomo! que hay cinco cosas que conoce sólo Alah: la hora de la muerte, cuándo va a llover, el sexo del niño en el seno de su madre, los sucesos futuros y el sitio donde morirá cada uno!” El astrónomo sonrió y le dijo: “No te hice esa pregunta más que como prueba. ¿Puedes decirnos, y con ello no nos alejaremos del asunto, la influencia ejercida por los astros sobre los días de la semana?” Ella contestó: “El domingo es el día consagrado al Sol. Cuando comienza el año en domingo, es señal de que los pueblos tendrán que sufrir muchas tiranías y vejaciones de sus sultanes, de sus reyes y de sus gobernantes; habrá sequía, no prosperarán las lentejas, se agriarán las uvas y se librarán combates feroces entre los reyes. ¡Pero acerca de esto Alah es todavía más sabio!
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“El lunes es el día consagrado a la luna. Cuando comienza el año en lunes, es un buen augurio. Habrá abundantes lluvias, mu-chas uvas y cereales, pero estallará la peste, y luego no prosperará el lino, y será malo el algodón; y además la mitad del ganado morirá de epidemia. ¡Pero Alah es más sabio! “Puede comenzar el año en martes, día consagrado a Marte. Caerán heridos de muerte los grandes y los poderosos, subirá el precio de los cereales, lloverá poco, habrá escasez de pescado, la miel estará muy barata, las lentejas se venderán por nada, los granos de lino estarán caros, habrá una cosecha excelente de cebada. Pero se verterá mucha sangre, y una epidemia diezmará los asnos, cuyo precio subirá muchísimo. ¡Pero Alah es más sabio! “El miércoles es el día de Mercurio. Cuando comienza el año en miércoles, es señal de grandes catástrofes marítimas, de muchos días de tempestad y relámpagos, de carestía de cereales y de que los reponches y las cebollas subirán mucho de precio, sin contar una epidemdia que se cebará en los niños. ¡Pero Alah es más sabio! “El jueves es el día consagrado a Júpiter. Si abre el año, es indicio de concordia entre los pueblos, de justicia en gobernantes y visires, de integridad en los kadíes y de grandes beneficios para la humanidad, entre otros, abundancia de lluvias, de frutas, de grano, de algodón, de lino, de miel, de uva y de pescado. ¡Pero Alah es más sabio! “El viernes es el día consagrado a Venus. Si abre el año, es señal de que el rocío será abundante y la primavera muy hermosa; nacerá una enorme multitud de niños de ambos sexos, y habrá
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muchos cohombros, sandías, calabazas, berenjenas y tomates, y también cotufas. ¡Pero Alah es más sabio! “El sábado, por último, es el día de Saturno. ¡Malhaya el año que comienza en tal día! ¡Malhaya tal año! ¡Habrá una avaricia general del cielo y de la tierra, el hambre sucederá a la guerra, las enfermedades al hambre, y los habitantes de Egipto y de Siria se lamentarán bajo la opresión que han de sufrir y bajo la tiranía de los gobernantes! ¡Pero Alah es más sabio!” Cuando el astrónomo hubo oído tal respuesta, exclamó: “¡Cuán admirablemente respondiste a todo! Pero ¿puedes aún decirnos de qué punto o piso del cielo están suspendidos los siete planetas?” Simpatía contestó: “¡Desde luego! ¡El planeta Saturno está colgado del séptimo cielo exactamente; Júpiter está colgado del sexto cielo; Marte, del quinto; el Sol del cuarto; Venus, del tercero; Mercurio, del segundo, y la Luna del primer cielo!” Luego añadió Simpatía: “¡Voy a interrogarte a mi vez ahora...! En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Pero cuando llegó la 284ª noche Ella dijo: “¡... Voy a interrogarte a mi vez ahora! ¿Cuáles son las tres clases de estrellas?» En vano meditó el sabio levantando los ojos al cielo, porque no pudo salir del compromiso.
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Entonces, y tras de quitarle el manto, respondió Simpatía por sí misma a su propia pregunta: “Las estrellas se dividen en tres clases, según la misión a que se las destina: unas cuelgan de la bóveda celeste como antorchas, y sirven para alumbrar la tierra; otras están suspendidas de manera invisible en el aire, y sirven para alumbrar los mares; y las estrellas de la tercera categoría, se mueven a voluntad entre los dedos de Alah; se las ve desfilar en la noche, y entonces sirven para lapidar y castigar a los demonios que osan infringir las órdenes del Altísimo”. A estas palabras, el astrónomo se declaró muy inferior a la bella adolescente en conocimientos, y retiróse de la sala. Entonces, por mandato del califa, le sucedió un filósofo, que fué a apostarse ante Simpatía, y le preguntó: “¿Puedes hablarnos de la infidelidad y decirnos si es innata en el hombre?” Ella contestó: “Quiero responderte acerca de esto con las propias palabras del Profeta (¡con él la plegaria y la paz!), que ha dicho: “La infidelidad circula entre los hijos de Adán como circula la sangre por las venas, no bien se dejen arrastrar por la blasfemia contra la tierra, y los frutos de la tierra, y las horas de la tierra. ¡El crimen mayor es blasfemar del tiempo y del mundo; porque el tiempo es Dios mismo, y el mundo es hechura de Dios!” El filósofo exclamo: ¡Sublimes y definitivas son esas palabras! Dime ahora quiénes son las cinco criaturas de Alah que bebieron y comieron sin expulsar de su cuerpo nada por delante ni por detrás”.
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Ella contestó: “¡Esas cinco criaturas son: Adán, Simeón, el dromedario de Saleh, el carnero de Ismael y el pájaro que vió el santo Abubekr en la caverna!” El le dijo: “¡Perfectamente! ¡Dime todavía qué cinco criaturas del Paraíso no son hombres, ni genios, ni ángeles!” Ella contestó: “El lobo de Jacob, el perro de los siete durmientes, el asno de El-Aizr, el dromedario de Saleh y la mula de Daldal de nuestro santo Profeta. (¡Con él la plegaria y la paz!)” El preguntó: “¿Puedes decirme cuál es el hombre que, al ponerse en oración, no oraba ni en el cielo ni en la tierra?” Ella contestó: “Soleimán, que se ponía en oración sobre una alfombra suspendida en el aire entre el cielo y la tierra!” El dijo: “¡Vas a explicarme el siguiente caso: un hombre mira por la mañana a una esclava, y comete con ello un acto ilícito; mira a esta misma esclava a mediodía, y el hecho es lícito entonces; la mira durante la siesta, y de nuevo resulta el hecho ilícito; a la puesta del sol le está permitido mirarla; se le prohibe hacerlo de noche, y a la mañana del otro día puede perfectamente acercarse a ella con toda libertad! ¿Sabrás explicarme qué distintas circunstancias logran su-cederse con tanta rapidez en el espacio de un día y una noche?” Ella contestó: “¡Es muy sencilla la explicación! Por la mañana, un hombre posa sus miradas en una esclava que no es suya, lo cual es ilícito, según el Libro. Pero la compra a mediodía, y entonces puede mirarla y gozarla cuando quiera; a la hora de la siesta, por cualquier causa, le devuelve la libertad, y en vista de ello ya no tiene derecho para dirigir a ella sus ojos. ¡Pero al ponerse el sol se casa con ella, y todo para él se torna lícito; por la noche, cree opor-
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tuno divorciarse y no puede ya acercarse a ella; pero a la mañana, de nuevo la toma por esposa, tras las ceremonias de costumbre, y entonces puede reanudar sus relaciones con aquella mujer!” Dijo el filósofo: “¡Así es! ¿Puedes decirme cuál es la tumba que hubo de moverse con la persona que encerraba?” Ella contestó: “¡La ballena que devoró al profeta Jonás!” El preguntó: “¿Qué valle alumbró el sol una vez únicamente y jamás volverá a alumbrar hasta el día de la Resurrección?” Ella contestó: “¡El valle formado por la vara de Moisés al hendir el mar para hacer paso a su pueblo fugitivo!” El preguntó: “¿Qué cola arrastró primero por el suelo?” Ella contestó: “¡La cola del vestido de Agar, madre de Ismael, cuando barrió la tierra ante Sara!” El preguntó: “¿Qué cosa respira sin estar animada?” Ella contestó: “¡La mañana! Porque dice el Libro: “Cuando la mañana respira...” El dijo: “Dime cuanto puedas acerca de este problema: una bandada de pajarillos se abate sobre la copa de un árbol; unos se posan en las ramas superiores y otros en las bajas. Los pajarillos que se hallan en lo alto del árbol dicen a los de abajo: “Si se juntase a nosotros uno de vosotros, nuestro grupo sería doble que el vuestro; pero si bajara uno de nosotros hacia vosotros, nos igualarías en número. ¿Cuántos pajarillos había?” Ella contestó: “Había en total doce pajarillos. En efecto, estaban siete en lo alto del árbol y cinco en las ramas bajas. Si uno de los pajarillos de abajo se reuniese con los de arriba, el número de
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estos últimos ascendería a ocho, que es el doble de cuatro; pero si uno de los de arriba descendiese hasta juntarse con los de abajo, serían seis en cada sitio. ¡Pero Alah es más sabio!” Al oír el filósofo las diversas respuestas, temió que le interrogara la adolescente, y para conservar su manto, se puso en fuga a toda prisa y desapareció. Entonces fué cuando se levantó el hombre más sabio del siglo, el prudente Ibrahim ben-Sayar, que fué a ocupar el sitio del filósofo, y dijo a la bella Simpatía: “¡Quiero creer que con ante-rioridad a mis preguntas te declararás vencida, siendo, portanto, ocioso interrogarte!” Ella contestó: “¡Oh venerable sabio, mi consejo es que envíes a buscar otro traje que el que llevas, pues no tardaré en quitártelo!” El sabio dijo: “¡Vamos a verlo! ¿Qué cinco cosas creó el Altísimo antes que Adán?” Ella contestó: “¡El agua, la tierra, la luz, las tinieblas y el fuego! El preguntó: “¿Qué obras son las formadas por las propias manos del Todopoderoso y no por el simple efecto de su voluntad, como fueron creadas todas las demás cosas? Ella contestó: “¡El Trono, el árbol del Paraíso, el Edén y Adán! ¡Sí, por las propias manos de Alah se crearon estas cuatro cosas mientras que para crear todas las demás cosas, dijo: “¡sean!” y fueron!” El preguntó: “¿Quién es tu padre en el Islam y quién es el padre de tu padre?”
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Ella contestó: “¡Mi padre en el Islam es Mohamed (¡con él la plegaria y la paz!), y el padre de mi padre es Abraham, el amigo de Alah” “¿En qué consiste la fe del Islam?” “En la simple profesión de fe: “¡La ilah ill’Alah, Mohamed rassul Alah!” “¿Qué cosa empezó siendo de madera y terminó gozando vida propia?” “La vara que tiró Moisés para que se convirtiese en serpiente. Según las circunstancias, esta misma vara, clavada en el suelo, podía transformarse en árbol frutal, en un frondoso árbol muy gran-de para resguardar del ardor del sol a Moisés, o en un perro enorme que guardara el rebaño durante la noche”. “¿Puedes decirme qué mujer fué engendrada por un hombre sin que una madre la llevase en el seno, y qué hombre fué engendrado por una mujer sin el concurso de un padre?” “¡Eva, que nació de Adán, y Jesús, que nació de María!” El sabio continuó... En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Pero cuando llegó la 286ª noche Ella dijo: ... El sabio continuó: “¡Háblame de las diversas clases de fuego!” Ella contestó: “¡Hay un fuego que come y no bebe: el fuego del mundo; un fuego que come y bebe: el fuego del infierno; un fuego
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que bebe y no come: el fuego del sol; por último, un fuego que no come ni bebe: el fuego de la luna!” “¿Cuál es la clave de este enigma? “Cuando bebo mana de mis labios la elocuencia, y camino y hablo sin hacer ruido. ¡Y sin embargo, a pesar de estas cualidades, no tengo honores en mi vida, y después de mi muerte no me llora nadie!” Ella contestó: “¡La pluma!” “¿Y la clave de este otro enigma? “Soy pájaro, pero no tengo carne, ni sangre, ni plumas, ni plumón; me comen asado, o cocido o al natural, y es muy difícil saber si estoy vivo o muerto; en cuanto a mi color, es de plata y oro”. Ella contestó: “En verdad que tienes ganas de emplear palabras excesivas para hacerme saber que se trata del huevo. ¡Procura preguntarme algo más difícil!” El preguntó: “¿Cuántas palabras dijo en total Alah a Moisés?” Ella contestó: “¡Alah dijo a Moisés, exactamente, mil quinientas palabras!” El preguntó: “¿Cuál es el origen de la Creación?” Ella dijo: “Alah hizo a Adán con barro seco; el barro se formó con espuma; la espuma se sacó del mar; el mar de las tinieblas; las tinieblas de la luz; la luz de un monstruo marino; el monstruo marino de un rubí; el rubí de una roca; la roca del agua; y el agua fué creada por la palabra omnipotente: “¡Sea!” “¿Y la clave de este otro enigma? “Como sin tener boca ni vientre, y me nutro de árboles y animales. ¡Los alimentos solos prolongan mi vida, en tanto que cualquier bebida me mata!” “¡El fuego!” 132
“¿Y la clave de este enigma? “Son dos amigos que jamás goza-ron, aunque pasan todas sus noches uno en brazos de otro. ¡Son los guardianes de la casa, y sólo se separan al llegar la mañana!” “¡Las dos hojas de una puerta!” “¿Qué significa lo que voy a decirte? “¡Arrastro largas colas tras de mí, tengo una oreja para no oír nada y hago trajes para no llevarlos nunca!” “¡La aguja!” “¿Cuáles son la longitud y la anchura del puente Sirat?” “La longitud del puente Sirat, por el cual deben pasar todos los hombres el día de la Resurrección, es de tres mil años de camino, mil para subir a él, mil para atravesar su parte plana y mil para bajar de él. ¡Es más escarpado que un corte de sierra y más estrecho que un cabello». Preguntó él: “¿Puedes decirme ahora cuántas veces tiene derecho a interceder por cada creyente el Profeta? (¡Con él la plegaria y la paz!)” Ella contestó: “¡Ni más ni menos de tres veces!” “¿Quién abrazó primero la fe del Islam?” “¡Abubekr!” “Entonces, ¿no crees que fué musulmán Alí antes que Abu-bekr?” “Alí, por gracia del Altísimo, no fué jamás idólatra, porque desde la edad de siete años Alah le hizo seguir el camino más recto, iluminando su corazón y dotándolo de la fe de Mohamed. (¡Con él la plegaria y la paz!)”
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“¡Sí! Pero yo quisiera saber cuál de los dos, entre Alí y Abbas, reúne mayores méritos a tus ojos”. Ante esta pregunta, con exceso insidiosa, advirtió Simpatía que el sabio trataba de arrancarle una respuesta comprometedora; porque si daba la preeminencia a Alí, yerno del Profeta, disgustaría al califa, que era descendiente de Abbas, tío de Mohamed. (¡Con él la plegaria y la paz!). Primero enrojeció, luego palideció, y tras un instante de reflexión, repuso: “¡Sabe, ¡oh Ibrahim! que no hay ninguna preeminencia entre dos cuando cada cual de ellos tiene un mérito excelente!” No bien el califa hubo oído esta respuesta, llegó al límite del entusiasmo, e irguiéndose sobre ambos pies, exclamó: “¡Por el Se-ñor de la Kaaba! ¡Es admirable tal respuesta, oh Simpatía!” Pero el sabio continuó: “¿Puedes decirme de que trata este enigma? “¡Es esbelta y tierna y de sabor delicioso; es derecha como la lanza, pero no tiene hierro agudo; es útil por su dulzura, y se come con gusto por la noche en el mes de Ramadán!” Ella contestó: “¡De la caña de azúcar!” Dijo él: “Todavía tengo que dirigirte algunas preguntas, y voy a hacerlo rápidamente. Puedes decirme en pocas palabras: ¿Qué hay más dulce que la miel? ¿Qué hay más cortante que el hacha? ¿Qué hay más rápido que el veneno en sus efectos? ¿Cuál es el goce de un instante? ¿Cuál es la felicidad que dura tres días? ¿Cuál es el día más dichoso? ¿Cuál es el regocijo de una semana? ¿Cuál es el suplicio que nos persigue hasta la tumba? ¿Cuál es la alegría del corazón? ¿Cuál es el sufrimiento del espíritu? ¿Cuál es la desolación de la vida? ¿Cuál es el mal que no tiene remedio? ¿Cuál es la
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vergüenza que no puede borrarse? ¿Cuál es el animal que vive en los lugares desiertos y habita lejos de las ciudades, huyendo del hambre, y reúne la naturaleza de otros siete animales?” Ella contestó: “¡Antes de hablar, deseo que me entregues tu manto!” Entonces el califa Harún Al-Raschid dijo a Simpatía: “Sin duda tienes razón. Pero ¿no convendría más que, por consideración a su edad, contestases primero a sus preguntas?” Y dijo ella: “¡El amor de los niños es más dulce que la miel! ¡La lengua es más cortante que el hacha! ¡El mal de ojo es más rápido que el veneno! ¡El goce del amor sólo dura un instante! ¡La felicidad que dura tres días es la que experimenta el marido en las épocas menstruales de su esposa, porque entonces él descansa! ¡El día más dichoso es el de ganancia de un negocio! ¡El regocijo que dura una semana es el de la boda! ¡La deuda que ha de pagar toda persona es la muerte! ¡La mala conducta de los hijos es la pena que nos persigue hasta la tumba! ¡La alegría del corazón es la mujer su-misa para con el esposo! ¡El sufrimiento del espíritu es un sirviente malo! ¡La pobreza es la desolación de la vida! ¡El mal carácter es el mal sin remedio! ¡La vergüenza imborrable es el deshonor de una hija! ¡En cuanto al animal que vive en los lugares desiertos y detesta al hombre, es el saltamontes, que reúne la naturaleza de otros siete animales: tiene, efectivamente, cabeza de caballo, cuello de toro, alas de águila, pies de camello, cola de serpiente, vientre de escorpión y cuernos de gacela!” Ante tanta sagacidad y saber, el califa Harún Al-Raschid se sintió en extremo deificado, y ordenó al sabio Ibrahim ben-Sayar
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que diera su manto a la adolescente. Después de haberla entregado su manto, levantó la mano derecha el sabio, y manifestó en público que la joven habíale superado en conocimientos y que era la mara-villa entre las maravillas del siglo. Entonces preguntó el califa a Simpatía: “¿Sabes tocar instrumentos armónicos y cantar acompañándote?” Ella contestó: “¡Sí, por cierto!” Inmediatamente hizo traer un laúd en un estuche de raso rojo, rematado con una borla de seda amarilla y cerrado con un broche de oro. Simpatía sacó del estuche el laúd, y leyó en él es-tos versos grabados como orla con caracteres enlazados y floridos: ¡Era yo todavía una rama verde, y ya enseñábanme canciones las aves enamoradas! ¡En las rodillas de las jóvenes, ahora resueno bajo los dedos y canto cual las aves! Entonces la apoyó ella contra sí, inclinóse como una madre sobre su hijo, sacó del instrumento acordes de doce maneras distintas, y en medio del entusiasmo general cantó con una voz que hubo de repercutir en todos los corazones y arrancar lágrimas de emoción en los ojos todos. Cuando acabó ella, irguióse sobre ambos pies el califa, y exclamó: “¡Aumente en ti sus dones Alah, ¡oh Simpatía! y tenga en su misericordia a quienes fueron tus maestros y a los autores de tus días!” Y acto seguido hizo contar diez mil dinares de oro en cien sacos para Abul-Hassán, y dijo a Simpatía: “Dime, ¡oh maravillosa adolescente! ¿prefieres entrar en mi harem y tener un palacio y tener de casa para ti sola, o bien prefieres volver con este joven, tu antiguo amo?”
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A estas palabras, Simpatía besó la tierra entre las manos del califa... En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. Y cuando llegó la 287ª noche ... Simpatía besó la tierra entre las manos del califa y con-testó: “¡Extienda Alah sus gracias sobre nuestro dueño el califa! ¡Pero su esclava desea volver a la casa de su antiguo amo!” Lejos de mostrarse ofendido por esta preferencia, el califa ac-cedió inmediatamente a su demanda, haciendo que como regalo le entregaran cinco mil dinares más, y le dijo: “¡Podrás acaso ser tan experta en amor como lo eres en conocimientos espirituales!” Luego quiso aún poner remate a su magnificencia, designando a Abul-Hassán para desempeñar un alto cargo en palacio, y le admitió en el número de sus favoritos más íntimos. Después levantó la sesión. Entonces, agobiada bajo mantos de sabios Simpatía y carga-do con sacos repletos de dinares de oro Abul-Hassán, salieron de la sala ambos, seguidos por todos los asistentes a la asamblea, que alzaban los brazos y exclamaban, maravillándose de cuanto aca-baban de ver y oír: “¿Dónde habrá en el mundo una generosidad semejante a la de los descendientes de Abbas?” “Tales son, ¡oh rey afortunado! -continuó Schehrazada-, las palabras que la docta Simpatía dijo en medio de la asamblea de sabios, las cuales, transmitidas por los anales del reino, sirven para instruir a toda mujer musulmana”
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Comedia famosa de la doncella Teodor de Lope de Vega Carpio Hablan en ella las personas siguientes: [en orden de aparición] Don Félix
Irano
Padilla
Niselo [Riselo]
Leonelo
Lidio
Fabio de Estudiante
Alimo
Julio [
Amete
El Rey De Orán [Manzor]
Leonardo
Celindo
Un Pregonero
Jarifa
El Sultán De Persia
Teodor
Zaro
El Maestro Leonardo
Demetrio
Patricio
Fenicia [Fenisa]
Daraja
Tibaldo
Zayde
Veliano
Un Capitán
Sinardo [Finardo]
Dos Villanos
Lidoro
Seresto Catedrático [Floresto]
[Dos Pilotos]
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[Criado]
[Músicos]
[Mayordomo]
[Piloto 1]
[Celio]
[Piloto 2]
[Vasco]
[Alí]
[Guzmán]
[Selín]
[Soldado 2]
[Soldado 1]
[Soldado 3]
[Celio]
[Soldado 4]
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Acto I Sale DON FÉLIX con una sotanilla de estudiante, vistiéndose, y PADILLA, su criado, ayudándole FÉLIX
Dame herreruelo y sombrero con esta media sotana.
PADILLA
Aunque mi ignorancia es llana, cogerte a las manos quiero: apostemos que no sabes cuándo o cómo se llamó sotana.
FÉLIX
¿Importa que yo sepa esas cosas?
PADILLA
Son graves; y para tu profesión no son de poca importancia.
FÉLIX PADILLA FÉLIX
5
10
¡Lindo humor! ¡Brava arrogancia! Pues ¿de qué importancia son?
141
PADILLA
Si lo que un hombre se viste no sabe lo que es, ¿es bien llamarse estudiante?
FÉLIX
¿A quién
15
ese desatino oíste? PADILLA
Yo tengo acá mis librillos, que tratan curiosidades.
FÉLIX
Eres flor de habilidades.
PADILLA
Piensan esos mozalbillos que la misma ciencia son, y no saben qué es sotana.
FÉLIX
¿Qué es sotana?
PADILLA
Sota y Ana.
FÉLIX
¡Notable definición!
PADILLA
Un ama un cura tenía, a quien dicen que enseñaba los naipes con que jugaba, porque no los conocía. Decíale una mañana: “Este es siete, y este es as.” Reparó en la sota más, y dijo: “Aquesta es sotana.”
FÉLIX
142
20
A la cuenta, ¿llamarían Ana al ama?
25
30
PADILLA
Sí, señor.
FÉLIX
¡Bendiga el cielo tu humor! ¿Desde entonces se dirían sotanas estos vestidos?
PADILLA
¿No lo ves adjetivado?
FÉLIX
¡Bravo ingenio!
PADILLA
Sotanado.
FÉLIX
Dame tus locos sentidos para no sentir mi mal, y toma mi entendimiento.
PADILLA
Esto es saber con cimiento.
FÉLIX
No he visto locura igual.
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40
45
Entra LEONELO LEONELO
Aun no estará levantado don Félix.
FÉLIX
Mira quién es.
PADILLA
¿Para qué? ¿Ya no lo ves?
FÉLIX
¡Leonelo!
LEONELO
¡Oh, primo amado! ¿Adónde tan de mañana?
50
143
FÉLIX
A la fe, primo, a lición13.
LEONELO
¿A lición? ¡Brava afición!
FÉLIX
Es la lición soberana, y merece este cuidado.
LEONELO
Días ha que le tenéis, y en cuanto decís y hacéis, un espíritu elevado. Si vais a lición, no quiero impediros; si es lición de afición, muy cuerdos son los que llevan compañeros. Llevadme, que puede ser que allá os sea necesario, que no hay gusto sin contrario, ni sin peligro mujer.
FÉLIX
13
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Días ha, primo Leonelo, que por círculos os hablo, que por enigmas os digo la ciencia de mis cuidados. Envuelvo mis pensamientos en jeroglíficos altos, juzgándolos por indignos de nuestro lenguaje humano. La razón ha sido estar en lugar tan reservado, que pensé que con decirlos se quejarán de mi agravio; mas ya que me da licencia el mismo dolor que paso, para declararme a quien
Lección. Se conserva la palabra original para mantener la rima.
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puede ayudarme a pasarlo, sabed que esta gran ciudad, como en los tiempos pasados, tiene encantamentos hoy, tiene portentosos casos. ¿No habéis oído decir de la cueva, y los candados que rompió el rey don Rodrigo, cuando en alarbes caballos vio tanto bonete rojo, vio tanto turbante blanco, tanta jineta y adarga, y tanto alfanje africano? ¿Y de otra cueva también, adonde dicen que entraron muchos, que en todas las ciencias salieron doctos y sabios? Pues sabed que aquestas cuevas, primo, no se han acabado; una he descubierto yo, no quiera Dios por mi daño. LEONELO
¡Cueva! ¿Qué decís?
FÉLIX
No es cueva, mas de esta suerte la llamo, porque cuanto en ella miro todo me parece espanto. Enseña filosofía a caballeros e hidalgos, griego, latín y otras lenguas, junto a San Miguel el alto, Leonardo de Binis, maestro, pienso que alemán, casado en Toledo con mujer tan docta, y que sabe tanto, que de los dos ha nacido
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un monstruo, un Fénix tan raro en discreción y hermosura, que pone a la tierra espanto. Es corto encarecimiento decir que es Carmenta o Safo; si hoy vive alguna sibila, es en aqueste milagro. Teodor, Leonelo, es su nombre, cuyo ingenio soberano será presto conocido desde el Aurora al Ocaso. Entré solamente a oír, no entré a ver, pero mirando la hermosura de Teodor, vi y oí milagros raros. Porque esta hermosa doncella, cuando a la lección entramos, sale también con sus libros a su lugar señalado. Oye, pregunta, responde, arguye, y, los ojos bajos, lleva las almas al cielo de su ingenio soberano. Díjele un día, que a solas por ventura nos hallamos, que arguyésemos de amor, y con argumentos varios la persuadí que era justo amarme, y amarme cuanto mi casto amor merecía, que no es amor si no es casto. Persuadiose, conociendo que era el matrimonio santo fin del blanco de este amor, que yo le tomé por blanco; mas como no hay sol sin sombra,
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hombre rico sin cuidados, virtuoso sin envidia, y pretensión sin contrarios; ansí no faltó en mi amor, que un mancebo de mis años, de mi facultad y letras, no menos rico e hidalgo, la sirve, y pienso que trata de pedírsela a Leonardo, de que estoy... LEONELO
No digáis más, que os hacéis notable agravio.
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¿Es posible que hombre cuerdo, en querer bien haya dado una tan sabia mujer?
FÉLIX LEONELO
FÉLIX
Pues ¿es delito? Mirando que el ingenio y la doctrina deben estimarse en tanto, justo es amar quien le tiene, pero entre doctos y sabios; mas que para casamiento, cosa que dura los años que un hombre tiene de vida, tengáis vos por acertado llevar a casa mujer que, con ingenio tan alto, os desprecie y tenga en poco, y quiera tener el mando que Dios ha puesto en el hombre, sin otras cosas que callo. ¿No es desatino y locura?
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¿Desatino?
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LEONELO
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Y muy pesado. La mujer propia ha de ser de ingenio humilde y mediano, no arrogante ni discreta que es insufrible trabajo. Porque con ingenio humilde sujétase al hombre cuanto es justo que le obedezca, y en cualquier dudoso caso veréis que solo responde: “Mi marido lo ha mandado; esto dijo mi marido”; y aunque la hiciesen pedazos, no la sacarán de aquí; mas si pica en lo delgado, cuanto dijere el marido se ha de hacer por lo contrario. Si la mujer ha de ser para tratar el regalo del hombre, basta que sepa su lenguaje castellano. Griega y latina, ¿a qué efecto? Si a sufrilla no acertamos sabiendo sola una lengua, que es la propia, ¿no está claro que sabiendo cinco o seis no podrá sufrirla un mármol? Gentil discreción, ¡por Dios! Ver un marido en su estrado asentado a Salomón, y en la mesa estar hablando con Aristóteles griego, y tener de noche al lado a Licurgo, a Cicerón, o a Tito Livio romano.
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No primo, que la mujer, no porque boba la alabo, ha de ser como la pinta nuestro refrán castellano. FÉLIX
¿Cómo?
LEONELO
En la calle señora, devota en el templo santo, dama en el estrado honesta, cabra ligera en el campo, cuidadosa en su familia, animosa en los trabajos, regocijada en la mesa, muda en enojos y agravios, fregona en casa, en la cama... harto os he dicho, miradlo14.
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Harto, por mi vida, primo, pues que me dejáis tan harto. Vos habéis hecho mujer como si fuera de barro; habiéndola hecho Dios, artífice soberano, de las costillas del hombre.
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FÉLIX
LEONELO
FÉLIX
En ellas me den mil palos si casare con mujer, por un millón de ducados, que sepa griego. ¿Yo griego siendo español toledano?
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¿Quiéresla ver?
14 En el original miraldo.
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LEONELO
¿Podré entrar?
FÉLIX
Sí, pero el cuello quitado, como estudiante.
LEONELO
Padilla...
PADILLA
Señor...
LEONELO
¿Hay valona acaso?
PADILLA
Yo te prestaré una mía que se lavó habrá dos años, como aquel romance dice, y que el celebrado Tajo, con llamarle cristalino, corrió tinta más de cuatro; y puesto a secar al sol, tardó en secarse otros tantos, porque el sol, de asco y vergüenza, apartaba de él sus rayos.
FÉLIX
Bestia, dale alguna mía, y a ver aquel ángel vamos.
PADILLA
Tú verás una mujer que adora este mentecato, como un turrón de Alicante.
LEONELO
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La definición aguardo.
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PADILLA
Que sabe y quiebra los dientes; dulce, y dura como un canto; igual es una pobreta, que habla en romance claro; pan por pan, vino por vino; garbanzos a los garbanzos; berza a la que fuere berza, y nabo al que fuere nabo.
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Vanse. Entran TEODOR y FABIO, estudiante
TEODOR
Muy lejos, Fabio, te veo de una honestad voluntad.
FABIO
Digo, Teodor, que es verdad, que todo amor es deseo, no todo deseo amor, porque en el deleite vemos todo deseo, y tenemos fin el deleite en rigor. Con el amor juntamente se halla el deleite, que alguno es fin de amor.
TEODOR FABIO
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¡Qué importuno! Todos son generalmente los deleites fin, Teodor, del deseo, y el deseo común al amor le veo, y con lo que no es amor.
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TEODOR
Luego ¿haces que sea especie de amor el deseo?
FABIO
Sí, como está el ejemplo en mí, aunque el tuyo me desprecie.
TEODOR
La otra que no es amor, ¿qué nombre tiene?
FABIO TEODOR
Apetito. ¿Qué locuras te permito? Arguyo así...
FABIO TEODOR
FABIO
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Di, Teodor. A amor y apetito diste un fin, que es el deleitar; luego apetecer y amar, una misma cosa hiciste. Si una misma cosa son amor y apetito, di, ¿cómo de los dos aquí hacen también distinción? Verdad es que de cualquiera de ellos el deleite es fin, mas diferenciasen, en fin, los dos de aquesta manera: el fin de amor es lo hermoso, y el del apetito no.
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TEODOR
FABIO
Pues si lo hermoso no amó el apetito, es forzoso que sea de lo que es feo; y deleitar sin belleza repugna a naturaleza, porque claramente veo que todo lo feo es malo, y bueno todo lo hermoso. Querer lo bueno es forzoso; lo bueno a lo hermoso igualo; lo feo a amor contradice, que eso es bueno lo que ha sido amado y apetecido, como Aristóteles dice. Todo lo que no es hermoso, ser feo niego, que hay cosas que ni son feas ni hermosas y deleitan.
TEODOR
¿No es forzoso ser todo lo hermoso bueno?
FABIO
Sí.
TEODOR
Luego malo será si no es hermoso, en que ya esos contrarios condeno. Que puedo desear lo malo, y lo deseado es lo que es bueno, ya he dado que el bien y el mal puedo amar, que una misma cosa son y que tienen un deseo.
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FABIO
Todo lo que hermoso veo que es bueno, es puesto en razón; mas no por fuerza ha de ser todo lo que es bueno, hermoso; que tu ingenio milagroso quiere, Teodor, entender a Aristóteles así, que de la definición has hecho una conversión con el definido aquí.
TEODOR
Te arguyo Fabio, a disgusto, en estas cosas de amor.
FABIO
¿Por qué, divina Teodor?
TEODOR
Porque no es ciencia a mi gusto.
FABIO
¿Tan alta filosofía te cansa en tan tierna edad?
TEODOR
Conozco tu voluntad, y voy temiendo la mía. Muda plática, que viene don Félix.
FÉLIX
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Con ella está.
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Entran DON FÉLIX, LEONELO y PADILLA
FABIO
LEONELO FÉLIX LEONELO FÉLIX TEODOR
No se mira desde acá por la raridad que tiene; que si el fuego elementar terminativo nos fuese, y como aqueste se viese que nos suele calentar, jamás la tierra vería el sol y estrellas que ve; y así lo ordenó que esté de Dios la sabiduría, en aquella raridad.
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¡Oh ciencia! ¡Oh grandes tesoros! ¿Qué tratan? De Meteoros. Por una dificultad arguyo así: ¿de qué tiene nutrimiento tanto fuego, pues sin combustible luego a cesar su llama viene? El fuego que está en su esfera, ¿no tiene necesidad de alimento?
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FÉLIX
Así es verdad, que de esa misma manera el agua, el aire y la tierra viven.
TEODOR
Y yo me sujeto a tal maestro.
FÉLIX
En efecto, ese argumento se cierra con que Dios le puso allí, mas queda que decir luego que son esos ojos fuego y no se sustenta así; que puesto que está en su esfera y como en propio elemento, almas tiene por sustento.
TEODOR FÉLIX TEODOR
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¿Almas? Sí. ¿De qué manera?
FÉLIX
Las almas de los que os ven, pues como las abrasáis, con lo mismo os sustentáis, y Fabio lo sabe bien.
FABIO
¡Pluguiera a Dios que la mía diera sustento a tal fuego!
TEODOR
¿Cómo me hablas tan ciego?
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FÉLIX
Porque no pensé que había más que un alma para ti.
TEODOR
Y aún de esa no estoy segura; mas ten, don Félix, cordura, que es mucha licencia aquí.
400
Salen PATRICIO y LIDORO, estudiante, y luego CELIO y el MAESTRO PATRICIO
¿Si habremos llegado tarde?
LIDORO
No, que juntándose van.
MAESTRO CELIO
¿Es tiempo?
MAESTRO
El cielo, amigo, os guarde.
PATRICIO
Y a ti, maestro y señor, como habremos menester.
MAESTRO
Comencemos a leer.
LIDORO
¿Quién dirá?
MAESTRO
Juntos están.
Diga Teodor.
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TEODOR
FÉLIX TEODOR
MAESTRO
15 Cabeza
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La humana generación pocas cosas comprende, pues de sí misma no entiende las que tan íntimas son. Y así, por dar acertadas al alma definiciones, no hay que traer opiniones filosóficas pasadas. Aristóteles, que aquí en él por mejor me fundo, primo, capite15 segundo de ánima, dice así: ¿qué es alma?
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¡Qué bien previene! Primer acto, y natural perfección, potencia igual, que tiene vida, y que tiene sus partes como instrumentos: esto es, sustancial forma que todo el compuesto informa donde está, y sus movimientos. Digo, operación vital en cuerpo físico puede ejercitar, porque quede la perfección corporal por sus órganos distinta. Hablas en común de todas, que todas tres acomodas en definición sucinta, ¿vegetativa, sensible, racional o irracional? Di, Lidoro.
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FÉLIX
¡Ay, dulce enigma!
LIDORO
Anima es perfectio prima,16 y del cuerpo natural primer acto, que también la define de este modo Aristóteles.
LEONELO
445
En todo es bella.
FÉLIX
Miradla bien, y veréis que la hermosura es con el ingenio igual, y el ingenio celestial con su divina figura.
MAESTRO
Di, Celio.
CELIO
Del cuerpo es físico-orgánico...
MAESTRO CELIO MAESTro CELIO
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Di. Acto. ¿Qué más? Vida.
16 Concepción estética propuesta por Santo Tomás de Aquino, en la que existe un límite cierto y una proporción determinada de magnitud y de aumento en todos los seres naturales. Gracias a ello se puede encontrar una forma de perfección (Cfr. Eco, 1999, p. 114-118).
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MAESTRO
Así. Pero añadidle después ¿qué tiene vida en potencia? Di tú, don Félix.
FÉLIX
Sí haré; mas pienso que tomaré licencia con tu licencia. Es alma todo aquello que en mí siento que me lleve a querer un bien que estima la razón, que me enseña a que la imprima por alma de mi propio pensamiento. Es alma este primero movimiento, que está donde ama más que donde anima, y siendo este alma en mí perfección prima yo vengo a ser el físico instrumento. Si le di mis potencias, es notoria la razón de que es alma hermosa y bella, sin cuya luz mi cuerpo queda en calma. Que si la voluntad y la memoria, y el mismo entendimiento puse en ella, donde están las potencias está el alma.
MAESTRO
FABIO TEODOR
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¿Qué tiene aquello que ver con nuestra definición? Di, Fabio. Mis celos son. Mucho se ha dado a entender.
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FABIO
MAESTRO
Si pudiera mirar como en espejo el alma, cosa tan suprema y rara, maestro mío, el alma retratara, aunque con mi pincel, fuera un bosquejo. Voy a buscarla, aunque de mí me alejo, adonde fuera justo que la hallara; mas no la hallando, la razón se para, pierdo el discurso y los pinceles dejo. En esta confusión, en esta calma, yo mismo a no saber del alma vengo, que para dar a amor traje en la palma. Pues ¿qué definición de ella prevengo? Que si he perdido en un desprecio el alma, ¿cómo puedo decir lo que no tengo? ¡Basta, que hacéis de la lección donaire! Ahora bien, atended, que sois mancebos, y con ingenios fáciles y dulces hacéis de las verdades invenciones: Licet autem, decir, juxta Aristotelem,17 que en buena proporción lo húmedo y cálido son causa de la larga vida, adviértase que entran también las otras calidades, donde estuvieren bien proporcionadas y tuviere el calor lugar primero, la frialdad templare, y lo que es húmedo por sequedad esté proporcionado, el animal tendrá más larga vida; pero de aquellas cuatro calidades las dos hace importantes Aristóteles: los hombres ingeniosos viven poco por la gran sequedad y humedad poca, que la mucha humedad ciega el ingenio; y así, los que tuvieran mucha sangre, es imposible que ingeniosos sean.
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17 Aunque, a decir de Aristóteles…
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PADILLA
Con tu licencia, dómine, querría sacar de ese principio un entimema.
MAESTRO
Pues, amigo Padilla, ¿qué se ofrece?
PADILLA
Dar mil gracias a Dios que me haya hecho el ingenio más alto y exquisito, por aquella sentencia de Aristóteles, porque si los que tiene poca sangre son de divino ingenio, yo soy único, que habiéndome azotado seis Cuaresmas, apenas remojé la disciplina.
MAESTRO
Daríaste18 muy quedo.
PADILLA
Con licencia, quiero ponerte una objeción.
MAESTRO PADILLA
FÉLIX CELIO
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Prosigue. Tú dices que los hombres ingeniosos, por la gran sequedad viven muy poco; tú has vivido, maestro, muchos años, ergo no puede ser que ingenio tengas. Salte allá fuera, necio. Aquí está Julio.
Sale JULIO, de camino MAESTRO
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¡Oh, Julio, muchas veces bienvenido!
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JULIO
¡Dame esos pies, y albricias!
MAESTRO
¿De qué modo?
JULIO
¡De que ya queda concertado todo!
MAESTRO
Generosos discípulos, hoy cesa la lección comenzada, que estas cartas no me darán lugar, a lo que pienso. dad todos parabién a Teodor luego, que queda de casarse concertada.
FÉLIX
535
¡Válgame Dios! ¿Qué es esto?
LEONELO
Tristes nuevas.
LIDORO
Mil años goces tu querido esposo.
PATRICIO
Goces, Teodor, tu esposo largos años.
TEODOR
No sé cómo os responda, porque ha sido estando yo tan fuera de pensarlo, que aún no tengo primero movimiento.
FÉLIX
¿A Teodor has casado?
MAESTRO
Sí, don Félix, que soy su padre, y en la edad que miras, y no quiero morir con esta pena.
FÉLIX
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A la cuenta, no es dentro de Toledo, pues Julio viene de camino, y trae cartas de los conciertos.
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MAESTRO
Yo he casado a mi hija en Valencia.
FÉLIX
¿Por qué causa? ¿No hay en esta ciudad con quien pudieras?
MAESTRO
El antigua amistad que tengo a un hombre, y la afición a su virtud y letras, a casarla me obliga.
FÉLIX
¿Y en Toledo no se hallarán mil hombres virtuosos?
MAESTRO
Yo he casado mi hija, por mi gusto, con un hombre que es casi de mis años; las razones que tengo no me toca decírtelas a ti.
FÉLIX
¿Con hombre, dices, de tus años, y fuera de la patria? Perdóname, maestro. ¡Vive el cielo, que este ignorante que me sirve, apenas hubiera hecho tanto desatino!
MAESTRO
Eres mozo, don Félix.
FÉLIX
Cuando yerran los viejos, es negocio temerario. Bien dicen que aquel día que un discreto hace una necedad, vale por todas cuantas hacen los necios en mil años; pésame que seas mi maestro. ¡A Teodor con un viejo!
18 Se respeta el pronombre clítico antiguo para mantener la rima.
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MAESTRO
Es catedrático, es sabio, es docto, es rico, es cuerdo, es noble, y es mi amigo también; y, por tu vida, que en negocios ajenos no te metas, que en mi casa yo sé lo que me cumple.
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FÉLIX
Yo hablo con amor; perdón te pido.
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MAESTRO
Entra, Teodor. Adiós, hasta mañana, discípulos.
FABIO FÉLIX TEODOR
Contigo iremos todos. ¡Ay, Teodor! ¿Que me quieres? ¿Estás loco?
FÉLIX
¡Casada y más ausente!
TEODOR
Bien quisiera hablarte, mas no puedo; esta partida, tú lo veras, me quitará la vida.
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Vanse todos. Quedan LEONELO, DON FÉLIX y PADILLA
FÉLIX
Igual me la quita a mí, que te pierdo de esta suerte, que no es vida, sino muerte la que me queda sin ti. En triste punto te vi para perderte no más. Casada, en efecto, estás. ¡Teodor casada! ¿Qué es esto?
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LEONELO
No hables tan descompuesto.
FÉLIX
Gentil consejo me das. ¿Quién habrá que no se espante de que éste te case así? ¡Mal haya cuanto aprendí de un hombre tan ignorante! Yo fui de amor estudiante, que en esta casa aprendía de amor la filosofía; pero el maestro, cruel, me ha muerto, en vez del laurel que a mi esperanza debía. Pues ¡plega19 al cielo, Teodor, que si en Toledo quedare, que nunca el cielo me ampare!
LEONELO FÉLIX
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¿Qué dices? Que tengo amor.
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Tocan dentro una caja ¿Qué toca aquel a tambor? PADILLA
Soldados de un capitán, que pienso que a Italia van.
FÉLIX
Adiós, sotana y manteo, que me voy tras mi deseo con la ocasión que me dan.
19 Ruega, pide. Se mantiene el original para respetar la rima.
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LEONELO
Sin duda, primo, te vuelve loco esta pasión. ¿Qué haces?
PADILLA
Los que aman son pertinaces; a dejarlos te resuelve.
FÉLIX
Cuantos remedios revuelve mi turbado entendimiento, son para mayor tormento; yo paso a Italia, no hay más.
LEONELO
¡A Italia!, ¿Pues a qué vas?
FÉLIX
A dejar mi pensamiento.
LEONELO
¿Pues no hay en Toledo a quién, y en mil lugares de España?
FÉLIX
Padilla, tú me acompañas, tú solo conmigo ven.
PADILLA LEONELO
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625
Bien haces. Míralo bien.
FÉLIX
Dame capa, espada y plumas.
LEONELO
¡Qué tan presto te resumas a una jornada tan loca!
FÉLIX
Teniendo el mar a la boca, ¿te espantas de las espumas?
630
167
LEONELO
FÉLIX
Primo, si es resolución, no os quiero yo a vos tan poco que me precie, si estáis loco, de seso ni de razón; iré en aquesta ocasión con vos a Italia, a la China. Primo, loco me imagina si me quedase en Toledo. En fin, quedarme no puedo, mi estrella a partir me inclina. Ven conmigo, gastaremos, deshaciendo estos engaños, por Italia algunos años; toda la Francia veremos. Letras y armas son extremos, del uno al otro me paso. ¡Vive el cielo, que me abraso si hoy no me parto de aquí!
PADILLA
A cierto alférez oí que hoy se va el capitán Laso; podéis, en su compañía, pasar a Italia los dos.
LEONELO
Muy bien ha dicho, ¡por Dios!
FÉLIX
Pues adiós, sotana mía, cursos de filosofía, libros, patria, alto, a vestir.
LEONELO
No me quiero despedir de nadie.
FÉLIX
168
Mejor harás.
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PADILLA
A la heredad di que vas.
FÉLIX
Yo voy, Padilla, a morir.
LEONELO
A ti te lleva el amor de Teodor, y el tuyo a mí.
FÉLIX
Salgamos, primo, de aquí, que me deshace el furor. Adiós hermosa Teodor, goza mil años los años de tu marido.
LEONELO
¡Qué engaños! Si son muchos, goce pocos.
PADILLA
¡Qué linda casa de locos!
FÉLIX
No hay amor con desengaños.
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Éntrense, y salgan MANZOR, rey de Orán, CELINDO, su hermano, MOROS de acompañamiento MANZOR
Mil veces me vuelve a dar los brazos.
CELINDO
Tu humilde hechura quieres, Rey invicto, honrar.
MANZOR
Sólo mi amor te asegura que la pretendo aumentar. ¿Cómo en el Asia te ha ido?,
675
169
CELINDO
MANZOR
CELINDO
Al gran señor he servido, cuya gracia hubiera hallado a no ser de ti llamado. Obediente hermano has sido. ¡Por los cielos soberanos, que cuando en el Asia veo, entre sus reyes tiranos, el uso sangriento y feo de dar muerte a sus hermanos, que quisiera haber nacido en el Arabia desierta! Tú, Rey de Orán, has vivido como de Europa a la puerta, que luz de tu ingenio ha sido. El estar cerca de gente tan política y humana, te ha hecho humilde y prudente, porque la nación cristiana es en gobierno excelente. Viven con humildad sujetos a la razón; aborrecen la crueldad, porque tienen por blasón las leyes de la piedad. Tu hermano soy, bien pudiera temer que el llamarme fuera asegurar tu corona de mi bien quista20 persona, con darme la muerte fiera. Mas, fuera de tu valor, este vivir en Orán asegura mi temor,
20 Querido, estimado (RAE, 2018)
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MANZOR
que sus vecinos te dan piadoso ejemplo, señor. Mas ya que he venido aquí, ¿en qué te sirves de mí? ¿Qué guerra intentas? ¿Qué quieres?
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Celindo, mi hermano eres, oye mis intentos.
715
CELINDO MANZOR
Di. Yo no tengo sucesor. Quiero en mi lugar dejarte, quiero mostrarte mi amor, quiero, Celindo, casarte, quiero estimar tu valor. Escoge de dos sobrinas, hijas del Rey, nuestro hermano, si amar tu sangre te inclinas.
CELINDO
Guárdete Alá soberano.
MANZOR
Son en beldad peregrinas. Ve, Zayde, por ellas.
ZAYDE
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Ellas vienen a ver a su tío.
Salen Jarifa y Daraja, moras JARIFA
¡Celindo!
CELINDO
¡Sobrinas bellas! ¡Bravos talles, gentil brío! El cielo se cifra en ellas.
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JARIFA
¿Cómo venís?
CELINDO
Como quien esperaba tanta gloria.
DARAJA
¿Paréceos África bien?
CELINDO
Aún tengo de ella memoria, que nací en ella también. Y cuando solo tuviera vuestra belleza, bastara a que bien me pareciera, pues una cosa tan rara, admiración me pusiera.
DARAJA
Responde, Jarifa.
JARIFA
¿Yo? A ti te toca, Daraja.
MANZOR
¿Cuál de las dos te agradó?
CELINDO
Rey y señor, sin ventaja el cielo a las dos formó. No solo tan de improviso osaré a determinarme en su hermosura, y aviso que ha sido rigor forzarme a término tan preciso. Pero por no hacer agravio a ninguna de las dos, no osaré mover el labio.
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MANZOR
Tras ser gallardo, ¡por Dios, que eres cortesano y sabio! Pero habiendo de casarte, porque tengas sucesión, es fuerza determinarte.
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CELINDO
Pues ponme en otra ocasión, ocúpame en otra parte, que yo no pienso agraviar a mis sobrinas, señor.
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DARAJA
Basta que quiera casar a Celindo el Rey.
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JARIFA
¿Mejor puede a Celindo emplear?
DARAJA
Pienso que le da a escoger a cuál quiere de las dos, y él no se atreve a querer.
JARIFA
Es cuerdo.
DARAJA
Es galán.
JARIFA
¡Por Dios, que no debemos de ser de su gusto; y con decir que no nos quiere agraviar, hace valor el huir!
CELINDO
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Habiéndome de casar, mujer se puede elegir con más espacio, señor.
173
MANZOR
Quiero tener sucesor que dé espanto a Berbería.
CELINDO
Basta ser tu sangre mía, para que tenga valor.
MANZOR
Aunque el varón sea excelente, es la mujer importante.
CELINDO
Buscarla noble y prudente.
MANZOR
Zayde...
ZAYDE MANZOR
ZAYDE
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Señor... No te espante que esto con cuidado intente. Dar un sucesor querría de extraño valor a Orán. Mi hermano ya es sangre mía. Mujeres faltan. No harán, que hay muchas en Berbería. Mas si tú quieres tener sucesor que pueda hacer cierta tu esperanza sola, busca mujer española, y toma mi parecer, que de una española bella y de Celindo, se hará sucesión que tiemble de ella toda el África.
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MANZOR
Y ¿habrá camino de enviar por ella?
ZAYDE
Correr las costas de España, y cautivar veinte o treinta, si el ánimo no me engaña.
MANZOR
Zayde, por mi amor intenta una tan gloriosa hazaña.
CELINDO
¿Qué concertáis?
MANZOR
He tomado del Alcaide parecer.
CELINDO
Y ¿qué dice?
MANZOR
Que casado con española, ha de ser mi pensamiento acertado.
CELINDO
Tiene el Alcaide razón, que las españolas son, pues todos las apetecen, las que en el mundo merecen que las tengan afición.
DARAJA
Tu discreción has mostrado, Celindo, en ese buen gusto.
JARIFA
Si de cuantas he tratado para lo que fuera justo, de nación tuviera agrado, la española fuera sola.
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DARAJA
Confieso que me da envidia una mujer española.
JARIFA
Toda nación me fastidia, pero en esta se acrisola el bien de la naturaleza.
DARAJA
Gentil aire.
JARIFA DARAJA
Gran belleza. ¡Qué vestido!
JARIFA
Limpio.
DARAJA JARIFA
Justo.
DARAJA JARIFA DARAJA
¡Qué buen gusto! ¡Qué brío! ¡Qué gentileza! Lindo desdén. Extremado.
JARIFA
Famoso melindre y pico.
DARAJA
Merece ser adorado.
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¡Qué donaire!
DARAJA JARIFA
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MANZOR
Si el ejército más rico, Zayde amigo, que ha pasado de África a Europa jamás, importa darte, no dudes que de Orán le llevarás.
ZAYDE
Aunque a tu grandeza acudes, señor, engañado estás, que no se ha de hacer con gente.
MANZOR
Pues ¿cómo?
ZAYDE
Con discreción y silencio conveniente. Cinco o seis fragatas son necesarias solamente.
MANZOR
Pues parte, que en ese puerto están de esclavos armadas, y sea aqueste el concierto, que las esclavas honradas, de valor seguro y cierto, te pague con mil cequíes, y ciento las ordinarias, si es razón que de mí fíes.
ZAYDE
Yo correré en partes varias, aunque a una sola me envíes, toda la costa de España.
MANZOR
Al partir quiero, y es justo, hallarme.
CELINDO
¡Notable hazaña!
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ZAYDE
Por ser cosa de tu gusto, la fortuna me acompaña.
DARAJA
No son tus intentos vanos, que mil veces los romanos y griegos, si verlo quieres, en historias por mujeres surcaron los mares canos. ¡Plega a Dios que traigas tantas, que las africanas todas sirvan de estériles plantas!
MANZOR
No se tardarán tus bodas.
DARAJA
Más que me alegras, me espantas.
CELINDO
¡Qué fresco embate!
ZAYDE
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¡Qué lindo!
DARAJA
¿Qué sientes, Jarifa, sola?
JARIFA
Daraja, a España me rindo.
DARAJA
¡Oh, Alá, quién fuera española para agradar a Celindo!
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Váyanse, y salen cajas, SOLDADOS y el CAPITÁN LASO, y dos ALCALDES villanos dándoles boletas CAPITÁN
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Pasen con orden, y una vez, señores.
ALCALDE 1
Señores, ¿de qué sirve tomar tantas, si han de faltar después para los otros?
SOLDADO 1
Francisco Ruiz, barbero, de una boca. ¿De una boca no más? Pues ¡vive Cristo, que ha de tener de aquí a la noche cuatro, y que han de estar las tres en una pierna!
SOLDADO 2
Rodrigo de Moscoso, de dos bocas. ¿Dos solas a un alférez?
SOLDADO 3
Juan Gutiérrez, junto a la iglesia es mesonero, bueno, por lo menos, ya sabe qué son huéspedes.
SOLDADO 2
Portillo, el herrador; ya, por lo menos, la música está cierta.
CAPITÁN ALCALDE 2
Honrad mi escuadra.
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Aquí llevan, señor, estos soldados las casas de los hombres más honrados.
Entren DON FÉLIX de soldado, muy galán, y LEONELO y otros GUZMANES21 LEONELO
Vos con el capitán tendréis posada.
FÉLIX
Yo no pienso dejar mi camarada.
21
Noble que servía en la Armada real y en el Ejército de España con plaza de soldado, pero con distinción. De Alonso Pérez de Guzmán, llamado el Bueno, 1256-1309, caballero castellano a quien la tradición atribuye todas las virtudes caballerescas. (RAE, 2018)
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GUZMÁN
¿Jugaremos un poco?
FÉLIX
Estos soldados
900
previenen ya la caja. LEONELO
Yo aseguro que llego a Cartagena sin un cuarto.
SOLDADO 1
A ocho.
FÉLIX CAPITÁN
Digo. No se aflija mucho, señor Alcalde, que le doy la palabra, que de Toledo aquí no hemos tenido peor alojamiento.
ALCALDE 2
Es corto el pueblo, mas ya, para Alicante o Cartagena, pocos pueden hallar mejores que éste.
FÉLIX
Reparo.
GUZMÁN FÉLIX GUZMÁN
LEONELO GUZMÁN
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Digo. Azar. Lleven los diablos mis huesos, pues que pongo mi esperanza en huesos de animal que tiene cuernos. Comeos los dados. Si tuvieran carne.
910
SOLDADO 2 Esta cadena juego. LEONELO
¿Es noble?
SOLDADO 2º
Tóquela.
Entra PADILLA de soldado gracioso PADILLA
Oye, señor, pesar del juego.
FÉLIX
Déjame, bestia, ¿qué quieres?
PADILLA
Escucha aparte.
FÉLIX PADILLA
FÉLIX
Calla.
915
Oye, y después no digas que Padilla tuvo la culpa. ¿Ves que estoy jugando?
PADILLA
Oye cuarenta y cinco mil palabras.
FÉLIX
Quita cuarenta mil y dime cinco.
181
PADILLA
Por detrás del lugar, junto a unas huertas donde el hambre me llevó incitado como tordo, a las brevas de unas viñas pasar vi un coche en que iban tres mujeres, dos hombres a caballo, y otro a pata. Yo estoy borracho o es Teodor la una, que debe de ir camino de Orihuela al casamiento de su catedrático, porque la vi muy bien, y ella, admirada, se cubrió con el velo y el sombrero.
920
FÉLIX
Borracho, ¿estás en ti? ¡Teodor! ¿Qué dices?
930
PADILLA
Que yo la vi, señor.
FÉLIX
925
Primo Leonelo dejad el juego.
LEONELO FÉLIX
¿Qué hay? ¿No veis qué dice este desatinado? Que en un coche pasa junto al lugar Teodor.
LEONELO
Padilla ¿tú la has visto?
PADILLA LEONELO PADILLA
182
Yo mismo. ¿Cierto? Cierto.
935
FÉLIX
Hermano de mi alma, este es el día en que he de conocer que sois mi sangre; yo he de quitarla a aquellos dos, y a treinta, y a mil si fueran.
LEONELO FÉLIX
¿Cómo? Fácilmente. Ello no es camino, y ¿tres no somos, libres, soldados y determinados? Tenemos luego nuestros arcabuces, que en estos dos caballos que tenemos, en dos horas estamos en el reino de Valencia, seguros de justicia.
LEONELO
No os quiero replicar; daca las armas.
PADILLA
Los del cuerpo de guarda se recogen.
GUZMÁN
En mi vida gané.
SOLDADO 1
Deme barato, que soy hombre de bien.
SOLDADO 2 SOLDADO 1
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945
Soldados, tomen. Vivas mil años.
FÉLIX
Ve por los caballos.
LEONELO
Terribles cosas emprendes.
FÉLIX
.
950
Amo, adoro.
183
LEONELO
¿Hay pólvora?
PADILLA FÉLIX
La bota tengo llena. Hoy seré Paris de esta nueva Elena.
Vanse. Salen FLORESTO, catedrático, y RISELO, LIDIO, IRANO, discípulos FLORESTO
¿Vengo galán?
RISELO
Extremado; pareces un Cicerón.
FLORESTO
¡Qué gentil comparación!
RISELO
Es para un galán letrado.
FLORESTO
¿No estoy lindo?
LIDIO FLORESTO RISELO
Da una vuelta. Daré mil. Detente un poco.
IRANO
El viejo se vuelve loco.
LIDIO
La escuela queda revuelta con nuevas de la venida de la señora Teodor.
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RISELO
Por mi fe, señor, doctor, que se ha de dar linda vida; mas mire que es toledana, moza discreta y briosa, y una persona estudiosa, y que ya toca en anciana, tiene más débiles fuerzas.
FLORESTO
¡Malas pascuas te dé Dios! No sois más mozos los dos.
LIDIO
Bien dice.
IRANO
Harto bien le esfuerzas, que si entre los dos tenemos setenta años, claro está que algo más mozo será, mas poco le llevaremos.
LIDIO
Conserva de satiriones dicen que es cosa extremada.
RISELO
Basta pisto y almendrada, que hay peligro en confecciones.
FLORESTO
Discípulos, poco a poco, que soy un cisne.
IRANO
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En lo blanco.
LIDIO
Hoy es justo que andes franco.
IRANO
El viejo se vuelve loco.
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RISELO
Mándanos dar colación.
FLORESTO
Andáis de pava ruana. ¿No basta que hoy y mañana no venga nadie a lección?
RISELO
¿No vendremos a besar la mano a tu esposa?
FLORESTO
990
No, basta que la bese yo.
RISELO
¡Mas que nos ha de culpar de ignorantes cortesanos!
FLORESTO
Eso a Francia, porque acá hay hombre que se andará desde la boca a las manos. Todo lo que toca a gala, yo sé bien cómo ha de ser.
995
IRANO
¿Dónde piensas esconder de noche la martingala?
1000
FLORESTO
Discípulos, pues conmigo.
Entra VASCO, estudiante ¿Picarizáis? VASCO FLORESTO
186
Ya ha llegado. ¿Teodor?
VASCO
No, sino un criado.
FLORESTO
Seré Alejandro contigo. Toma este real de a dos.
VASCO
Guárdale para papel.
FLORESTO
¿Tengo que escribir en él?
VASCO FLORESTO
Mil epigramas, ¡por Dios! ¿Cómo?
VASCO
A la prisión extraña que han hecho mil bandoleros a Teodor.
FLORESTO
1005
1010
¡Burlas!
VASCO
Tan fieros, que ha sido asombro en España.
FLORESTO
¿Bandoleros a mi esposa?
VASCO
Y aun dicen que catalanes, y que de los más galanes es ya huésped amorosa.
1015
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FLORESTO
¿A quién, sino solo a mí, esto puede suceder? ¡Afuera, vano placer, pues todo mi bien perdí! Cubra negro y triste luto lo que de vida me queda, pues no es posible que pueda dar mi esperanza otro fruto. Vistan luto mis criados, mis estudiantes y amigos; tenga mi dolor testigos, tengan color mis cuidados. Mi cátedra he de vestir de luto en pena tan fiera; hasta mis libros quisiera poderlos dar a teñir. ¿Qué haré, presa mi Teodor?
VASCO
Leer a Séneca.
FLORESTO
¡Ah, cielos! Siempre me dieron recelos de este suceso.
IRANO
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1030
1035
¡Ah, señor!
FLORESTO
Dejadme. ¡Ay, triste suceso, por darme la muerte estoy!
RISELO
¿Tú eres sabio?
FLORESTO
Piedra soy, pues que tengo vida y seso.
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Vanse, y salen ZAYDE y ALÍ, moros
ALÍ
No tiene el reino de Valencia parte más peligrosa que este valle y playa.
ZAYDE
Ya sé de la manera que reparte el jinete veloz y la atalaya, pero bien sabes que la industria y arte, donde más fuerza y defensas haya, sale con lo que intenta.
ALÍ
En esta costa no hay recodo ni cala más angosta. Conténtate ¡por Dios! con lo robado.
ZAYDE
No me agrada mujer de las cautivas.
ALÍ
Gente desciende del camino al prado.
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1050
Salen DON FÉLIX, LEONELO y PADILLA, y TEODOR con capotillo y sombrero FÉLIX
No llores más, así en descanso vivas.
TEODOR
Llorar, don Félix, por haberte hallado no era justa razón, pues no me privas del honor, ni me fuerzas, aunque puedes. Lloro de ver que en tal peligro quedes.
FÉLIX
¿Qué peligro, si yo quiero casarme?
TEODOR
¿El de mi padre y la justicia es poco?
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189
FÉLIX
En este reino yo sabré guardarme.
TEODOR
Hazaña ha sido de un amante loco. Y ¿dónde piensas desde aquí llevarme?
FÉLIX
De suerte con tu llanto me provoco, que si fuera posible, te dejara.
LEONELO
Aquí don Félix, un momento para, que ¡vive Dios! que vengo fatigado.
PADILLA
Orilla de la mar será seguro.
FÉLIX
Este peñasco excelso y elevado, para toda ocasión sirve de muro. ¿Dónde dejaste mi caballo atado?
PADILLA
A un olmo, cerca de ese arroyo puro; hierba y agua le sobra.
FÉLIX
Aquí te asienta, y al mar mi amor y tus desdichas cuenta.
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Siéntense PADILLA
Mejor será contar de esta pobreza los bocados que alivian los cuidados.
FÉLIX
Come ¡por Dios! y deja la tristeza.
TEODOR
Sí hiciera a estar, don Félix, desposados.
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FÉLIX
Prometo a Dios de no mostrar flaqueza, ciego de amor, hasta quedar casados.
TEODOR
Ahora comeré contenta.
FÉLIX
Mira
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que te adoro, mi bien. ZAYDE
Dispara.
ALÍ ZAYDE
Tira. Daos a prisión.
FÉLIX LEONELO
¡Ah cielo, así me tratas! ¡Cautivos somos!
TEODOR PADILLA
¡Con razón temía! ¡Ay, mísero Padilla!
ZAYDE
¡A las fragatas!
ALÍ
¡Al mar echa la plancha: boya, cía!
ZAYDE
¡Bella mujer, por Dios!
FÉLIX ZAYDE TEODOR
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¡A un ángel atas! ¡Camina, perra! ¡Ay, dura estrella mía!
191
PADILLA
ALÍ PADILLA
192
¿Qué voy donde no hay vino ni tocino? ¡Trágueme el mar! ¡Camina! Ya camino.
Acto II Salen DON FÉLIX y PADILLA, de esclavos, y ALÍ dándolos de palos
ALÍ
Camina sin replicar.
FÉLIX
Advierte...
ALÍ
1090
¡Oh, canalla perra!
FÉLIX
Si así nos piensas tratar cuando salimos a tierra, déjanos, moro, en la mar.
LEONELO
Aún piedad de hombre no tienes.
PADILLA
Si la mano no detienes, ¡vive Dios...
ALÍ
Perro, ¿tú a mí, siendo el más ruin?
PADILLA ALÍ
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¿Quién, yo? Sí.
193
PADILLA
Pues, moro, engañado vienes, que de los cuatro que ves, tú eres el más ruin.
ALÍ
No digo sino de vosotros tres.
FÉLIX
Alí, escucha; escucha, amigo. Oye, y mátame después. ¿A qué nos sacan del mar? Dime, ¿quiérenos vender?
ALÍ
No, que el Rey os quiere hablar.
FÉLIX
¿Qué nos puede el Rey querer?
ALÍ
El Rey se quiere informar de la cautiva que halló Zayde con vosotros.
FÉLIX
Yo le diré mejor quién es.
ALÍ
Hablaros quiere a los tres; esto, perro, me mandó. No hay sino andar adelante.
PADILLA
No me ha dejado costilla. ¿Hay desdicha semejante? ¿Quién te trujo a ser, Padilla, en Orán disciplinante?
ALÍ
El Rey sale; echaos en tierra.
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Salen el rey MANZOR y CELINDO, JARIFA y DARAJA CELINDO
Ya siento la dulce guerra de sus ojos soberanos.
ALÍ
Aquí están ya los cristianos.
PADILLA
Aquí nos pringa o nos hierra.
MANZOR
¡Buenos talles!
CELINDO DARAJA
JARIFA PADILLA
De españoles.
1125
Lástima me dan Jarifa, ¡qué mozos! Como dos soles. Esta vez entro en la rifa y cuelgo de dos penoles. ¡No estuviera yo en Toledo, o vendimiando en Burguillos! Ya no solo tengo miedo de cepo, cadena y grillos, sino de cantar el Credo.
MANZOR
¿Cuál es, decidme cristianos, de vosotros el más noble?
FÉLIX
Hermanos somos los dos.
MANZOR
Y tú, ¿quién eres?
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PADILLA
Un hombre, como ves, deshermanado, y que, en fin, vengo de nones.
MANZOR
¿Eres su criado de éstos?
PADILLA
Ese, señor, es mi nombre.
MANZOR
¿Cómo es el tuyo?
FÉLIX [MANZOR]
FÉLIX
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Don Félix. Español don Félix, oye: mi hermano quiero casar, y porque mis sucesores sean la mitad alarbes, y la mitad españoles, quise que Zayde, mi Alcaide, hombre que la costa corre de Europa, desde Alicante a Barcelona, mil noches, por mucho que los jinetes, con el pendón de san Jorge, y del mar las atalayas con sus fuegos se lo estorben, trajese algunas cautivas, de las cuales, aunque pobre, la más honesta y discreta fuese su mujer. Conoces, como vecino de España, el valor que en ellos pones.
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MANZOR
FÉLIX
MANZOR
Trájome veinte cautivas con tal dicha, que las once tienen nobleza e ingenio, y son en la edad conformes. Mas la que hallaron contigo sobre todas levantose, como entre yerbas humildes, el mirto con blancas flores. Agradó luego a Celindo, y por extremo agradome, y a mis sobrinas, don Félix, las dejó locas de amores. Mas luego que supo el caso, y que entre todas las escogen para mujer de mi hermano, por tan raras perfecciones, sorda y necia se ha fingido, con tales gestos y voces, que no hay hermosura en ella que no deshaga y desdore. Dime la verdad, cristiano, y guárdate no me informes de cosa que incierta sea, porque ¡vive Alá, que asombre el castigo con que aquí la justa venganza tome! ¡Ay, divina discreción, que con tales invenciones defiendes tu castidad! ¿Qué diré? ¿Qué haré? Disponte a decir verdad, cristiano; guárdate que no me enojes. ¿Quién es aquesta cautiva?
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FÉLIX MANZOR
Mi esposa y mujer. ¿Adónde nació?
FÉLIX
En Toledo, señor.
MANZOR
¿Padres nobles?
FÉLIX
Regidores, que quien enseña a vivir, así es razón que se nombre.
MANZOR
¿Dónde ibas?
FÉLIX
Iba a Italia, con un oficio a la corte de Nápoles, porque soy letrado.
MANZOR
Y bien, gentilhombre, ¿ha parido tu mujer?
FÉLIX
Señor, diez veces o doce.
MANZOR
Pues ¿cómo en tan pocos años?
FÉLIX
Porque casó de catorce.
MANZOR
No es mala para mi intento.
FÉLIX
Entiende bien mis razones, que su madre es la que digo.
MANZOR
¿Su madre dices?
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1200
1205
1210
FÉLIX
Turbome el resplandor de tu cara, porque tienen resplandores, como el sol, todos los reyes; que yo la quisiera el doble si pariera, porque, en fin, tengo un mayorazgo pobre; pero es de manera estéril, que es pedir hijos a un bronce.
MANZOR
Eso ha sido culpa tuya.
FÉLIX
¿Mi culpa?
MANZOR
Celindo es hombre que tendrá de ella cien hijos, si fuera tu esposa un monte; dime de esto de ser sorda, y di verdad.
FÉLIX
MANZOR FÉLIX
Teodor oye algunas veces muy bien, habla y discurre con orden; mas si le dan pesadumbre, aunque trompetas le toquen al oído, no hay remedio, ni para que el seso cobre; y como este cautiverio le ha dado tantos dolores, no es mucho que ya en su vida a ser lo que ha sido torne.
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Retírate allí. ¡Ay de mí!
199
MANZOR
Oye tú, cristiano.
LEONELO
El cielo te guarde.
MANZOR
¿El nombre?
LEONELO MANZOR
Leonelo. ¿Eres noble?
LEONELO MANZOR
Señor, sí. ¿Qué eres de éste?
LEONELO MANZOR
Primo hermano. ¿Quién es Teodor?
LEONELO
Es su esposa.
MANZOR
¿Es de sangre generosa?
LEONELO
De un maestro toledano, de Griego y Filosofía, es hija.
MANZOR
Y ¿es su mujer, sin duda?
LEONELO
200
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Viniera a ser, porque ya Teodor quería; pero hasta ahora es doncella.
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MANZOR
Pues ¿adónde la llevaba?
LEONELO
Su padre la desposaba, mas contra su gusto de ella; y don Félix la robó en el camino a su gente, y junto al mar, tu valiente alcaide nos cautivó.
MANZOR
¿Qué enfermedades son estas que tiene?
LEONELO
Yo no lo sé, que no es cosa que se ve en mujeres tan honestas.
MANZOR
La verdad. ¡Perdido soy!
PADILLA
Mas que ahora a hablarle voy, ¡Esfuerce Dios mi capricho.
MANZOR
¡Hola, tú!
MANZOR
1260
¿Qué has dicho?
FÉLIX
PADILLA
1255
Retírate allí.
FÉLIX LEONELO
1250
¿Qué es lo que mandas?
1265
En efecto, ¿a estos sirves?
201
PADILLA
MANZOR
Son nobles; soy su criado. Uno es Laso, otro es Manrique, linajes que allá en España son como acá los Zegríes, Muzas, Celindos o Zaydes. Cuando a servirlos viniste, ¿era ya Félix casado con Teodor?
PADILLA MANZOR
PADILLA
Sí, señor. Dime, ¿cuya hija es esta dama?
¿Qué piedra? En su santa iglesia admiten, en una cueva de mármol, para que en ella se críen, los expósitos muchachos, que porque nadie adivine la color, son como medias que las echan en el tinte.
MANZOR
¿Cuánto habrá que se casaron?
PADILLA
Pienso que este Corpus Christi hará dos años o tres.
MANZOR
¿Hay hijos?
202
1275
Señor, en Toledo dicen que es de la piedra.
MANZOR PADILLA
1270
1280
1285
PADILLA
Catorce o quince.
MANZOR
¿Quince hijos en dos años?
PADILLA
¿Y eso es razón que te admire? Es coneja, y a tres meses pare, y vuelve a prevenirse.
MANZOR
¿Qué gracias tiene?
PADILLA
Notables, porque nada como un cisne, juega bien a la pelota danza, tañe, canta, esgrime; borda, pinta, cose, lava, remienda, almidona, escribe, zurce, sabe hacer conservas, almíbar, cande, alfeñique; perejil, huevos mejidos, almendradas y papines. Sabe andar por la maroma, echa soletas insignes; cuenta, resta, multiplica, hace randas y escarpines que le vendrán a un poeta, aunque de apóstol se pique.
MANZOR
Dícenme que es sorda.
PADILLA
¿Quién? ¡Oh, qué lindo! ¿Sorda dices? Más oye que treinta ciervos.
MANZOR
1290
1295
1300
1305
1310
¿Buena vista?
203
PADILLA
Como un lince.
MANZOR
¿Dónde Félix la llevaba cuando fue presa?
PADILLA
A decirte la verdad, a ver al mundo, porque ella, con sus latines, piensa llegar a ser reina.
MANZOR ALÍ MANZOR
Alí... Señor... No desvíes a estos tres del palacio, ni vuelvan al mar.
JARIFA
Permite que anden con hierro en Orán.
MANZOR
Pues, Jarifa, tú lo pides...
JARIFA
Tengo lástima a cristianos.
MANZOR
Por ti mando que anden libres.
FÉLIX
¿Qué dijiste de Teodor?
PADILLA
Cosas tan notables dije, que tengo por cosa cierta que en Túnez y en Orán obispe.
204
1315
1320
1325
Llévenlos. Entra ZAYDE y TEODOR ZAYDE
Aquí te traigo a Teodor.
MANZOR
De aquí se van sus cristianos.
ZAYDE
Al Rey le besa las manos.
TEODOR
Beso tus manos, señor.
MANZOR
Habla más bajo, que yo bien te entiendo.
TEODOR
¿Si estoy buena? Buena, porque esta cadena es oro, que hierro no.
MANZOR
¡Alá me valga, Celindo! ¡Qué notable confusión!
CELINDO
¡Que tenga esta pasión sujeto y talle tan lindo!
MANZOR
Hablé con los tres cristianos, y todos tres han mentido.
CELINDO
Miedo de la muerte ha sido. Dame, cristiana, tus manos.
TEODOR
¿Si se usan en mi tierra guantes? Sí, mucho, señor.
1330
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1345
205
CELINDO
Cuanto obliga el verla a amor, tanto al mismo amor destierra solamente oírla hablar.
MANZOR
¿Es posible que es de veras?
DARAJA
Si como verte pudieras te pudieras escuchar, cristiana, huyeras de ti.
TEODOR
No pienso mudar el traje, que no es justo hacer ultraje a la ley en que nací.
CELINDO
Consulta un médico tuyo, que diga, pues doctos son, si importa a la sucesión aqueste defecto suyo.
MANZOR
Lo sordo poco importara, mas si es loca, ¿no ha de ser el fruto que ha de nacer loco?
DARAJA
Eso es cosa muy clara. Teodor, mucho tu hermosura con esa locura afeas.
TEODOR
¿Si hay por allá chimeneas?
DARAJA
¡Qué extraña descompostura!
TEODOR
Claro está que donde hay frío, sus reparos ha de haber.
206
1350
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1360
1365
1370
CELINDO
¿Quiéresme, Teodor, querer en premio del amor mío, que el mayor del mundo excede?
TEODOR
Cuando allá mi padre trate de querer daros rescate, es tan pobre, que no puede.
CELINDO
No se trata de eso, no, de que me quieras se trata.
TEODOR
Si algún fraile me rescata, después pagarele yo, o por corto o largo plazo.
CELINDO
¡Triste cosa! Oye por señas, veamos si me desdeñas. ¿Quiéresme dar un abrazo?
TEODOR
¿Medida a mí de vestido? No hay que tratar, no os canséis; yo he de traer el que veis, como en mi ley le he traído.
CELINDO
Defectos notables son; ella es un mármol.
TEODOR
Allá pretendí ser monja, y ya que entraba en la religión, llevándome de camino, lo que veis me sucedió.
CELINDO
No me canso más.
MANZOR
Ni yo.
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207
CELINDO MANZOR
¡Bello mármol! ¡Peregrino!
CELINDO
Ven tú, Daraja, conmigo, hablaremos las demás.
DARAJA
Yo sé que alguna hallarás, y sin envidia lo digo, que a Teodor hace ventaja.
1400
Váyanse CELINDO y DARAJA JARIFA
MANZOR
Haz que salga fuera Alí, que quiero hablarte. ¿Tú?
JARIFA
Sí; sin Celindo y sin Daraja.
MANZOR
208
Alí, ponte en esa puerta.
1405
JARIFA
MANZOR
JARIFA
¿Qué razón hay, gran señor, que trates con tanto error una cosa tan incierta? Das en tener sucesión de tu hermano, ¿y ésta quieres que por extrañas mujeres salga a tu imaginación? ¿Y no miras que tu hermano, que ayer guerra te movía, y que contra ti tenía la fiera espada en la mano, en teniendo sucesor podrá quitarte la vida? ¡Buena paga, y merecida, Jarifa, de tanto amor! Pero no dices muy mal, que este mozo es belicoso, y no querrá, poderoso, sufrir en el reino igual. Mas ¿cómo, ya que ha venido, podré volverle a enviar? Di que le envía a llamar Selín, a quien ha servido; y en saliendo no le den, pues bien guardados están, jamás entrada en Orán, en Túnez y en Tremecén.
MANZOR
Bien dices.
JARIFA
Por lo que toca a sucesión, oye.
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209
MANZOR JARIFA
Di. Cásame a mí, pues de ti no menos sangre me toca; y pues querrías tener de españoles sucesión, sea español el varón, no lo sea la mujer. El remedio está en la mano: este Félix es galán, hazle Príncipe de Orán, que de mí y de este cristiano no te queda qué temer.
TEODOR
¡Triste de mí, yo soy muerta!
MANZOR
Más presumo que se acierta por varón que por mujer. Bien holgara de casarte, porque a mí me está más bien, porque aseguro también mi vida con obligarte. Gallardo es este cristiano, mas no sé si ha de querer.
JARIFA
¿Por tal reino y tal mujer? No será tan loco y vano.
MANZOR
¡Miedo me has puesto en decir que Celindo ha de matarme!
JARIFA
La cristiana da en mirarme, ¿si nos ha podido oír?
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MANZOR
Necedad ha sido hablar, mas pienso que es sorda y loca.
TEODOR
Loca sí, que me provoca a enloquecer tal pesar; sorda no, que al fin oí la sentencia de mi muerte.
MANZOR
Pues trázalo de esa suerte, y habla al cristiano por mí.
JARIFA
Envíale tú a llamar.
MANZOR
Vamos, y traerale Alí.
JARIFA
Eso que has oído aquí, Teodor, procura callar, que te costará la vida.
TEODOR
Labor sé hacer extremada de oro, seda matizada.
JARIFA MANZOR
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1470
1475
¡Qué sorda! Es cosa perdida.
Váyanse, y queda TEODOR sola
211
TEODOR
212
¿Qué más perdida cosa, que quien por la mudanza de fortuna, tan fiera y rigurosa, se ve morir sin esperanza alguna? ¡Pluguiera a Dios que fuera tan sorda ya, que tanto mal no oyera! Para poder librarme de tan fiero e injusto casamiento, propuse remediarme con arte de mi raro entendimiento; fingime sorda y loca, mas cuando excede el mal, la industria es poca. Terrible cosa ha sido mi cautiverio, pero mayor fuera, si en el de aquel marido para mayores penas estuviera, porque no hay Berbería como una aborrecida compañía. Aunque he disimulado, porque mi honestidad no se perdiese, y un hombre enamorado alguna fuerza a mi defensa hiciese,
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contento he recibido de trocar por don Félix tal marido. Mas cuando ahora veo que esta loca mujer enamorada, por cumplir su deseo, a un viejo temeroso de la espada; de cualquiera pariente quiere obligar que un desatino intente; y qué interés podría de un reino, hacer que Félix se olvidase de su ley y la mía, y que con esta mora se casase, pierdo el entendimiento; mas ¿cómo cupo en mí tal pensamiento? ¿Soy yo la que en Toledo, en las escuelas fui tan celebrada, que puse a tantos miedo, de borla blanca, azul, verde y dorada, cuando en mil conclusiones vencí sus argumentos y razones? ¿Qué es de lo que he leído en la lengua latina, hebrea y griega? ¿Qué fortuna ha vencido quien a las letras y virtud se llega? ¿Dónde está mi agudeza? ¿Qué es de mi raro ingenio y sutileza? ¡Soy yo la que llamaban monstruo español, y a verme mil naciones, tierras peregrinaban, mares, golfos, provincias y regiones! ¡Fuera, cobarde miedo! Vencer con arte mi fortuna puedo.
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Entra DON FÉLIX FÉLIX
TEODOR FÉLIX
El Rey a llamarme envía. ¡Ay, cielos! ¿Qué me querrá? Mas ¡ay, amor!, aquí está la divina prenda mía. ¡Teodor! ¡Félix! ¿Sola aquí?
TEODOR
¡Ay, mi bien! ¿Adónde vas?
FÉLIX
A ti voy, que donde estás ese es centro para mí.
TEODOR
Muchas cosas te dijera si diese el tiempo lugar.
FÉLIX
Y yo te quisiera hablar si el tiempo lugar me diera. ¡Qué buena loca fingiste! ¡Qué buena sorda, mi bien!
TEODOR
La vida me dio también luego que de aquí te fuiste; que pensando que lo era el viejo Rey temeroso, tan mudable y sospechoso que le han de dar muerte fiera, con su sobrina han tratado a Celindo echar de aquí, y como él a mí que con ella estés casado, que de español y africana, gran rey esperando están,
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y tú has de serlo de Orán, dejando la ley cristiana. Este su concierto ha sido, mira a lo que llega un viejo, pues a cualquiera consejo mira a lo que llega un viejo, Hoy te han de hablar. FÉLIX TEODOR FÉLIX
No te aflijas. ¿Cómo no? ¿No vivo yo?
FÉLIX
Sí, mas yo, ¿cómo viviré sin ti?
TEODOR
Tú has de decir que serás su marido.
TEODOR
FÉLIX
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¡Ay de mí!
TEODOR
FÉLIX
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¿Cómo? Espera; pero que en tu ley primera todo el tiempo vivirás que sin hijos estuvieres, pero que en su traje moro guardarás aquel decoro de rey. Si probarme quieres, no sea con desatinos.
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TEODOR
No estamos a tiempo ya de perder tiempo; oye acá.
FÉLIX
¡Pide a los cielos divinos...
TEODOR
No jures, que yo te creo; escucha lo que has de hacer.
FÉLIX
Pues ¿ha de ser mi mujer este demonio que veo?
TEODOR
Yo quiero fiar de ti que entretenerla sabrás, fingiendo que enfermo estás.
FÉLIX
El fin de todo me di.
TEODOR
Fingiéndote rey de Orán, echará luego a su hermano el Rey, con que está muy llano que libre me dejarán. Tú en forma de rey, ¿quién duda que me darás libertad?
FÉLIX
TEODOR
216
Dicen que en la adversidad todo el ingenio se muda; el tuyo va en esto errado. En la próspera fortuna suele haber mudanza alguna, que es condición de su estado, que el ingenio antes se afila en las adversas.
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FÉLIX
No sé
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si te crea. TEODOR
Pensaré
que tu valor se aniquila. FÉLIX
Pensarás mal, mas si soy Rey, y te doy libertad, ¿qué importa la majestad quedándome donde estoy?
TEODOR
Tú eres hombre, y bien podrás, saliendo al mar, algún día irte a España.
FÉLIX
Prenda mía, ya no puedo hablarte más; vete, que el Rey viene aquí.
TEODOR FÉLIX
1605
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Adiós, mi Félix. Adiós.
Váyase TEODOR. Entran el REY, JARIFA, CELINDO y ALÍ MANZOR
¿Juntos estaban los dos?
JARIFA
¿Tú no los viste?
CELINDO MANZOR
Yo, sí. Tiénense amor; no me espanto. Celindo...
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CELINDO
Señor...
MANZOR
Es justo, para no darle disgusto a Selín, que estimo tanto, que le vayas a pedir licencia para casarte; dile cómo quiero darte mi reino, y en paz vivir lo que de vida me queda. No le demos ocasión, que estos reinos suyos son, a que quitártelos pueda. Yo tengo escrito, y es bien que esta lisonja le hagas; con esta el amor le pagas, y das ocasión también a que el reino te confirme.
CELINDO
MANZOR
CELINDO
218
Gran cordura me parece que a quien por suyo le ofrece, no dudo que le confirme; besaré, señor, las manos de parte suya a Selín. Gozarás con esto, en fin, todos estos reinos llanos; dame esos brazos, y parte, que las cartas estas son; vuelve a tomar posesión del reino que quiero darte; y guárdete Alá mil años. Y a ti, conforme a tu celo, guárdete, Jarifa, el cielo.
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JARIFA
De los peligros y daños de la tierra y de la mar, te libre en este camino.
CELINDO
No voy contento, imagino que se debe de mudar de este caduco el intento; temor y amor le combate, cosa que mudable trate de Jarifa el casamiento. Mas no, que es puesto en razón besar la mano a Selín. Yo voy, que no pierdo, en fin, mas que alguna dilación.
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Vase MANZOR ALÍ MANZOR
Alí... Señor... En saliendo de Orán mi hermano, haz de modo que se avise el reino todo.
ALÍ
Luego ¿no entrará, volviendo?
MANZOR
Si él llega allá, bien seguro estoy que no vuelve acá, que antes de llegar allá, no se volviese procuro. Y para esto te aviso que en Túnez, ni en Tremecén, ni en Orán, puerta le den.
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ALÍ
¡Qué mudanzas de improviso! Ayer a llamarle envía para dejarle esta tierra, y hoy le aborrece y destierra. No es hombre quien de hombres fía.
1670
Vase MANZOR FÉLIX MANZOR
220
¡Don Félix! ¡Gran señor! Yo te he llamado para saber de ti, si la fortuna te quisiese subir a un alto estado, y colocarte encima de la luna, ¿tendrías tú valor, hidalgo honrado, con que mostrar, sin resistencia alguna, que en la prosperidad el hombre sabio se templa más que en su mayor agravio? Si te vieses, de humilde caballero, ser sucesor, y príncipe jurado de Túnez, Tremecén y Orán, primero que aun por sueños te fuese imaginado, ¿sabrías, o pacífico o severo, gobernar la grandeza de tu estado? ¿Sabrías ser agradecido amigo a quien te diese aqueste bien que digo? ¿Sabrías tú ser rey?
1675
1680
1685
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FÉLIX
MANZOR
Señor supremo, muchos pobres soldados Roma tuvo, que su imperio rigieron con extremo, en cuyos hombros felizmente estuvo; lo que de mi valor e ingenio temo, que en letras solamente se entretuvo, es la experiencia; pero, en fin, la ciencia alcanza más que el tiempo y la experiencia. Si yo me viese rey, sin duda creo que fuese un Numa, un César, un Trajano, y a quien hiciese de su reino empleo en mi valor con generosa mano, daríale la vida que poseo; y a no haber sido, como soy, cristiano, le labrara mil templos, en que hiciera que su memoria idolatrada fueran. Mas ¿por qué lo preguntas? Yo no tengo sucesor, ni le espero en estos años; a Celindo llamé para casarle, que, mezclado con sangre de españoles, imaginé gallardo el heredero; propósito mudé viendo a Celindo, ya que Celindo de mi muerte trata. Él es ido con cartas engañosas al gran señor Selín; daranle muerte. Los ojos puse luego en mi sobrina, hija mayor de mi mayor hermano; ella los puso en ti. De su consejo te quiero hacer de Orán y Túnez príncipe, y casarte con ella.
1695
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221
FÉLIX
No prosiga tu Majestad, señor, que aunque he leído mil historias como estas, en que puso mil cautivos y presos la fortuna, en reinos, en imperios alemanes, griegos y persas, y en la misma muerte les dio laureles, cetros y coronas; no creo que de mí se escriban tales, ni que mi estrella, en tanta desventura, me tuviese guardado bien tan grande.
1720
JARIFA
Félix, si el Rey, de Alá inspirado, quiere hacerte sucesor de sus estados, no vuelvas las espaldas a tu dicha, pues eres español y caballero; ten ánimo y valor; serás mi esposo, y rey de Orán y Túnez.
1730
FÉLIX
¿Yo, Jarifa? Valor tengo que puede a todo el África, y aun al imperio de Alejandro Magno, suceder en gobierno; lo que temo es que tratéis conmigo, por burlaros, una cosa tan fuera de mi dicha.
1735
MANZOR
FÉLIX JARIFA
222
Félix, esto es verdad; por tantos reinos deja tu ley, tu traje y tus costumbres; cásate luego. ¿Qué diré, Jarifa? Que obedeces al Rey, y que agradeces al cielo tanto bien.
1725
1740
FÉLIX
Pues, señor, digo que aquí me tienes.
MANZOR
1745
Resta que sepamos si dejarás tu ley.
FÉLIX
Tomaré luego el hábito de moro; la ley mía dejaré el día que tuviere hijos, que no es justo dejarla hasta tenerlos.
MANZOR
Agrádame el concierto.
FÉLIX
Pero advierte que me has de hacer un bien.
MANZOR
Don Félix, pide.
FÉLIX
Fácil será, señor, a tu grandeza.
MANZOR
¿Cómo?
FÉLIX
Que envíes al momento a España esta cautiva.
MANZOR FÉLIX MANZOR
1750
¿Quién? ¿Teodor? La misma.
1755
Eso a nosotros nos importa. Digo que a Cartagena haré que, acompañada, la lleven mis Alcaides con mil joyas. De los demás ¿qué harán?
223
FÉLIX
MANZOR
Que aquí se queden, porque hablándolos yo se vuelvan moros. Pues parte a hablarlos; y ese talle ilustre viste de telas de oro, seda y grana; ponte un gran tulipán en tu cabeza, ciñe un dorado alfanje damasquino, en tanto que de casa y de criados adorno tu persona.
FÉLIX
1760
1765
Guarde el cielo tus años.
MANZOR
Hijo, mira que agradezcas a este amor.
FÉLIX
A ese nombre basta para que mis entrañas te obedezcan.
MANZOR
Los cielos te den vida y te engrandezcan.
1770
Vase DON FÉLIX ¿Qué te parece? JARIFA
224
Que si este sabe que su esposa Teodor está en España, ha de intentar, de tanto amor forzado, irse cuando le tengas más seguro a tu palabra, y a mi fe perjuro.
1775
MANZOR
Pues buen remedio. Hacer que parta luego Zayde con ella al Asia, y que la venda, si no en Constantinopla, en otra parte, al tiempo que pasaba a Cartagena, y podremos decir que fue cautiva al tiempo que pasaba a Cartagena.
1780
Entra ZAYDE JARIFA MANZOR
Zayde viene a buen tiempo. Escucha, Zayde.
ZAYDE
¿A decirte venía lo que mandas hacer de estos cautivos que andan libres?
MANZOR
Los tres ya tienen orden, porque creo que han de ser moros; la cautiva al punto lleva a Constantinopla, y en su plaza haz que se venda.
ZAYDE
Haré en la mar y tierra falta a las cosas del servicio tuyo; basta que vaya mi sobrino Amete.
MANZOR
Basta, aunque esto es cosa de importancia.
ZAYDE
De todo dará Amete buena cuenta.
MANZOR
Pues vamos, porque quiero despacharte.
ZAYDE
Ya sabes que te sirvo con cuidado.
1785
1790
225
JARIFA
¡Cielos, ya tengo a Félix! Yo no os pido a Orán ni a Túnez, sino buen marido.
1795
Vanse. Salen LEONARDO, padre de TEODOR, y FLORESTO, catedrático, el que había de ser su marido, en Valencia FLORESTO
Sabe el cielo si quisiera de otra suerte recibiros.
LEONARDO
¡Oh, cobarde a mis suspiros y lágrimas, suerte fiera! No me pude persuadir que no estaba aquí Teodor, pues me ha forzado el dolor a venir, más que a morir; es verdad que me dijeron su robo, y que recibí vuestras cartas, mas creí que hasta las firmas mintieron. ¿Qué nuevas tenéis acá del traidor que la robó?
FLORESTO
LEONARDO FLORESTO
226
Mal don Félix la gozó; vengado mi honor está. Camino de Barcelona, y queriendo descansar en las orillas del mar que nuestro reino corona, fue preso de seis fragatas de moros de Tremecén. ¿Y Teodor también? También.
1800
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LEONARDO
¿Así, fortuna, me tratas?
FLORESTO
A quien, cual vos, ha leído tantos filósofos graves; a quien ha visto las naves que la fortuna ha rompido; a quien sabe, como vos, la moral Filosofía; a quien lee cada día estos castigos de Dios, no tengo que consolar, siento vuestro mal y el mío; pero ni sé ni confío que se pueda remediar.
LEONARDO
Yo, Floresto, muchos años las cátedras he leído, que sabéis en que he tenido del tiempo mil desengaños; mas ninguno me ha llegado donde éste me llegó, porque imaginaba yo que era lugar reservado. Pero, pues fortuna ordena que me falte tanto bien; no digo yo a Tremecén, por Valencia o Cartagena, pero a Trapisonda iré, a la China, a las dos Javas, que ni a las tormentas bravas de la mar temor tendré, ni a los peligros mayores que en la tierra puede haber.
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FLORESTO
Si vos pensáis emprender, y no con fuerzas mejores, años y salud, camino tan notable, iré con vos.
LEONARDO
¿Cierto?
FLORESTO
Y no tengo ¡por Dios! el buscarla a desatino. Llevemos para el rescate dineros; pero primero, como hidalgo y caballero, para que verdad os trate, palabra me habéis de dar de que ha de ser mi mujer.
1855
1860
LEONARDO
Quien os la dio en el placer, ¿no os la dará en el pesar?
FLORESTO
Pues alto; en nombre de Dios, embarquémonos a Orán.
LEONARDO
Mil pasajes nos darán, porque habremos de ir los dos en forma de mercaderes, y llevar sedas y granas.
1870
Mar, si tus aguas allanas y piadoso huésped eres de este amante, yo te ofrezco un epigrama latino en que te llame divino.
1875
FLORESTO
228
1865
LEONARDO
Pues, dulce mar, si merezco que allá me dejes pasar, yo te haré versos que exceden al gran Virgilio, y que puedan tus claras aguas honrar.
1880
Vanse. Salen DON FÉLIX de moro, muy galán y LEONELO, y PADILLA de moro, a lo gracioso FÉLIX
Esto nos conviene así.
LEONELO
Yo sólo el peligro temo.
PADILLA
De esta vez vuelvo al remo.
FÉLIX
Fiaros podéis de mí, y del ingenio divino de Teodor, cuya es la traza.
PADILLA
Grande mal nos amenaza.
LEONELO
Todo ha de ser desatino. ¿Tú rey de Orán?
FÉLIX
Ya soy rey, no tenéis que preguntar.
LEONELO
¿Cuándo o cómo has de reinar sin agravio de tu ley?
FÉLIX
Yo hice llevar a España a Teodor.
1885
1890
229
LEONELO
Moros decían que ya de vuelta serían.
PADILLA
La misma Teodor te engaña.
FÉLIX
¿Por qué, necio?
PADILLA
Porque quiso salir de cautividad, y en teniendo libertad, con una carta de aviso, decir que queda en Toledo, en Zocodover, comprando membrillos, o vendimiando en Burguillos...
FÉLIX
1900
Habla quedo.
PADILLA
Y que te escapes si puedes.
FÉLIX
Yo sé que sabré librarme.
230
1895
1905
PADILLA
Teodor pudiera llevarme, hiciérame mil mercedes; pero ella debe de estar en La Vega o Las Ventillas, en La Huerta o Las Vistillas, tratando de merendar, entre seis estudiantones de los que su padre enseña, que de la más dura peña harán turrón de piñones; y tú, vestido de Orán como moro de comedia, y aun, si Dios no lo remedia, creyendo en el Alcorán.
FÉLIX
Eso no, porque primero mil muertos pienso sufrir.
LEONELO
El Rey.
1910
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1920
Salen el REY, DARAJA y JARIFA MANZOR
No hay más que decir, de que por hijo le quiero.
JARIFA
Gallardamente le están el turbante y la marlota.
DARAJA
Ya Leonelo me alborota.
MANZOR
Guárdate Alá, rey de Orán.
FÉLIX
Tu hechura dirás, señor.
1925
231
MANZOR
¡Hola! Dadnos almohadas. Notablemente me agradas.
FÉLIX
Soy de tu sol resplandor.
1930
Siéntense MANZOR
Sentaos, sobrina.
DARAJA
¿Con quién me mandas a mí sentar?
MANZOR
Leonelo te hará lugar, Alcaide de Tremecén.
LEONELO
Beso, gran señor, tus manos. ¿Tanto honor cosa tan baja?
MANZOR
Porque las deis a Daraja, y estéis dos primos hermanos casados con mis sobrinas.
DARAJA
Dichosa mi suerte ha sido.
LEONELO
¿Posible es que he merecido tocar tus manos divinas?
MANZOR
¡Hola! Una zambra danzad. Celébrense estas bodas.
DARAJA
Presto me desacomodas.
MANZOR
No importa. Vaya, cantad.
232
1935
1940
1945
Canten los músicos, y ellas bailan la zambra MÚSICOS
Quien tiene sus esperanzas en amor, tenga siempre a sus mudanzas más temor. Quien tuviere dama hermosa en competencia, si no fuere muy forzosa no haga ausencia. Entre las penas de amor y sus desvelos, el desdén es la menor, mayor los celos. Quien se alaba de su dama en ocasión, eso quita de su fama y opinión. Querer, y hacer dar suspiros es rigor, que el amor nos hace tiros siendo amor. La ley de la voluntad es la firmeza, porque no guardar lealtad es gran bajeza.
1950
1955
1960
1965
1970
Entra ZAYDE ZAYDE
¿Puedo interrumpir tus fiestas?
MANZOR
¡Oh, Zayde, bien seas venido!
233
ZAYDE
A Teodor dejo en España.
MANZOR
Dale a Félix ese aviso.
ZAYDE
Con el parabién del Rey.
FÉLIX
Alcaide, de este servicio no me olvidaré jamás. ¿Holgose Teodor? ¿Qué dijo?
ZAYDE
FÉLIX
MANZOR
Puesto que sintió dejarte, y de sus ojos divinos tuvo el mar más blancas perlas que del celestial rocío; al fin, viéndose en la patria, con alegre regocijo besó la tierra, y trocando en dos coches el navío, con seis esclavas que el Rey le dio libres, el camino tomó de la gran Toledo.
1980
1985
1990
Mucho puedo, pues resisto el placer de tanto bien. Rey de Orán... Querido hijo...
FÉLIX
Hoy es día de mercedes; hoy, que de tu mano he sido puesto en tan alto lugar.
MANZOR
Que las hagas te permito.
234
1975
1995
FÉLIX
Los Reyes en nuestra tierra, cuando el cetro de oro rico toman en la mano, y ciñen el laurel de que hoy me ciño, hacen a todos mercedes.
MANZOR
Pide y haz mercedes.
FÉLIX
Pido solo quinientos cristianos, viejos, mujeres y niños, para darles libertad, de los que tienes cautivos.
MANZOR
Digo que hoy pasen a España en esos mismos navíos.
FÉLIX
Mayor merced me has de hacer, que has de embarcarlos tú mismo.
MANZOR
Por darte contento, voy.
FÉLIX
Zayde...
ZAYDE FÉLIX
ZAYDE
2000
2005
2010
Señor... Este anillo te doy, por ser de mi esposa.
2015
Y yo por tu amor lo estimo.
Váyanse el REY y ZAYDE, y luego PADILLA
235
FÉLIX
Ve, Padilla, y mira bien si ejecutan lo que digo.
PADILLA
Tu Majestad esté cierto que de mí será servido.
JARIFA
¿Cuándo, Félix, estos brazos te han de merecer?
FÉLIX
Señora, con Leonelo traté ahora, que estos amorosos lazos a un tiempo tengan efecto.
DARAJA
En los que casados son no hay honesta dilación ni es necesario el secreto.
FÉLIX
Eso en vuestra tierra es, pero habremos de guardar la ley nuestra hasta llegar a ser moros, que después viviremos por la vuestra.
JARIFA
Pues ¿qué ley tenéis allá cuando os casáis?
FÉLIX
Claro está que es distinta de la vuestra.
JARIFA
¿Cómo?
236
2020
2025
2030
2035
FÉLIX
No hay mujer tan rara que no tenga algún defecto en su persona secreto, y que a nadie le declara. Encubrirlas al marido se tiene por gran pecado, y así, aunque se haya casado, no puede ser consumido el matrimonio, hasta ver el marido estos defectos.
JARIFA
¿Defectos, si son secretos, y en una honesta mujer?
FÉLIX
Oye.
JARIFA
¡Extraña confusión!
FÉLIX
Que los hombres no los ven porque hay remedio también.
JARIFA
¿Cómo?
FÉLIX
Cuando es conjunción, muestra cualquiera mujer sus defectos a la luna, y ella, con vergüenza alguna, porque no los puedan ver ciega al marido los ojos, y cúmplese con la ley.
JARIFA
2040
2045
2050
2055
¿Dirémosle esto al Rey?
237
DARAJA
No te dé, Jarifa, enojos, que de aquí a la conjunción no hay mucho.
FÉLIX
¿Qué te parece de la invención?
LEONELO
Que merece mil premios esta invención. Con extraño desatino el matrimonio dilatas.
238
2060
2065
Entra PADILLA, dándole de palos a ALÍ ALÍ
¡Tente! ¡Mira que me matas!
PADILLA
Camine, pues.
ALÍ
Ya camino.
FÉLIX
¿Qué es esto, Padilla?
PADILLA
Risa, contento, placer, venganza de este perro.
ALÍ
¡Tal mudanza!
PADILLA
Díjele que fuese aprisa juntando ciertos cautivos, y escóndelos el perrazo.
FÉLIX
¡Bien, por Dios! Córtale un brazo.
ALÍ
¡Oh, españoles vengativos! ¡Señor, yo los sacaré!
FÉLIX
Ve luego, o ponle en un palo.
PADILLA
Ahora la espalda igualo; de aquí a un poco, le daré en la barriga otros tantos.
ALÍ
2070
2075
2080
¿No vive piedad en ti?
239
PADILLA
¿Tuvístela tú de mí?
FÉLIX
¿Juntan muchos?
PADILLA
Muchos.
FÉLIX PADILLA
FÉLIX PADILLA ALÍ
¿Cuántos? Más de doscientos están en la playa. Alegre estoy. Camine el perro. Ya voy.
LEONELO
No queda esclavo en Orán.
FÉLIX
Señoras, a verlo vamos.
LEONELO
Licencia a los dos nos dad.
FÉLIX
La conjunción esperad, y a Dios.
DARAJA JARIFA
¡Muy buenas quedamos! ¿Tienes, Daraja, defectos de gran consideración?
240
2085
2090
DARAJA
Apenas sé si lo son, respecto de estar secretos; pero ¡qué tengo de hacer! Y tú, ¿qué sientes de ti?
JARIFA
Que como mujer nací, seré como otra mujer. Hagamos una oración.
DARAJA
La luna es bien que se ruegue.
JARIFA
¡Oh, ruega a Dios que los ciegue! ¡Hay tal boda en conjunción!
2095
2100
Vanse. Salen CELINDO, en Constantinopla, y ALIMO, moros CELINDO
Vengo a besar al gran señor la mano para que en estos reinos me confirme, Alimo, con las cartas de mi hermano.
ALIMO
Será tener, Celindo, el reino firme.
CELINDO
Famosa está la corte.
ALIMO
El otomano quiere que en esta gran ciudad se afirme, porque es Constantinopla la cabeza.
CELINDO
Admira su hermosura y su riqueza.
ALIMO
¿Casástete?
2105
2110
241
CELINDO
Ya queda concertado, aunque de la mujer no estoy contento, porque este viejo temeroso ha dado en que ha de ser espurio el casamiento.
2115
Entran AMETE, TEODOR y un pregonero vendiéndola PREGONERO
¿Quién compra la cautiva, que es traslado de un ángel? ¿Quién la compra?
CELINDO ALIMO CELINDO
Escucha atento. Bella esclava, ¡por Dios! Y ¿cómo bella?
PREGONERO
Cuatrocientos cequíes dan por ella.
CELINDO
Alimo, yo conozco esta cristiana. Teodor... ¿Eres Teodor?
TEODOR
Pues ¿quién pudiera en fortuna vivir tan inhumana, Celindo amigo, que Teodor no fuera?
CELINDO
Pues ¿tú en Constantinopla?
TEODOR
La tirana Jarifa, para ti sangre tan fiera, me ha puesto en tal estado.
CELINDO
242
¿De qué suerte?
2120
2125
TEODOR
Amando a Félix, intentó mi muerte. Díjole al Rey que tú le matarías por serlo, si conmigo te casaba, y que para gozar felices días, si sucesión pacífica esperaba, se aprovechase de las prendas mías, pues si a Félix por príncipe juraba, tendría más sujeto el heredero haciendo rey un pobre caballero. Los hijos españoles y africanos, o pretender asegurar su vida, o los agüeros que tenéis, tan vanos, de esa supersticiosa ley fingida, hicieron que, estimando a los tiranos, por quien estoy adonde veis perdida, te desterrase con engaño injusto, y los dos se casaron a su gusto. Luego, fingiendo que me enviaba a España, hasta Constantinopla me ha traído, donde me venden por infame hazaña de un engañado Rey y un vil marido. Hasta salir del África te engaña tu hermano, que si vuelves atrevido, te ha de matar su gente, o el cristiano, que tiene el cetro en la traidora mano. Este pago me dio Félix mi esposo, español, caballero y de Toledo, y a ti Manzor, tu hermano cauteloso; tú sin el reino, y yo sin honra quedo.
CELINDO
¡Por Alá soberano y poderoso, que no sé cómo con aliento puedo escuchar tal maldad!
ALIMO
¡Bravo suceso! ¿Quién tendrá vida, o por lo menos seso?
2130
2135
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2155
2160
243
TEODOR
Hazme placer, Celindo, que la nema rompas a la vil carta de tu hermano.
CELINDO
Es para el gran señor.
TEODOR
¿No es bien que tema que le trate traición tan gran tirano?
ALIMO
Bien dice; abre la carta.
CELINDO
La suprema
2165
grandeza me perdone.
TEODOR
Fuera vano todo respeto. ¿Ha de intentar tu muerte?
CELINDO
Abrí la carta y dice de esta suerte: Lea: Ese villano, que dice que es mi hermano, va a darte la muerte con veneno cuando te sirva la copa, que ese es el galardón que te da de haberle criado. No me mandéis proseguir, ¡por Alá! Que si la doy, que a estas horas muerto estoy, y es imposible vivir. ¡Oh, fiero hermano cruel! ¡Vive Dios de hacerte guerra y de destruir tu tierra desde Tremecén a Argel! Dame esos brazos, Teodor, o dame, Teodor, los pies. Amete...
244
2170
2175
AMETE CELINDO
Señor... Pues es infame el Rey, tu señor, dile que su carta vi con mi engañosa esperanza, y que tomaré venganza si Selín me ayuda aquí, del agravio que me ha hecho, de Jarifa y del cristiano; y porque entienda el villano que no le fue de provecho hacer vender a su esposa, ven conmigo, y te daré más que ninguno te dé, a quien más parezca hermosa.
AMETE
Pues tú, ¿para qué la quieres?
CELINDO
Para darla libertad por ejemplo de lealtad entre españolas mujeres; que por no ofender su esposo, sorda y loca se fingió cuando la ofrecía yo un reino tan poderoso. Y el villano mal nacido que no imitó su valor, pagando tan mal su amor la ha desterrado y vendido. Teodor, ve donde quisieres, ya eres libre.
TEODOR
2180
2185
2190
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2200
2205
En esos pies pondré la boca.
245
CELINDO
Aunque estés donde tan extraña eres, yo sé que tienes valor para saberte valer; si algo hubieras menester, en casa del gran señor cada día me hallarás. No hayas miedo que tu esposo goce con mucho reposo reino y mujer, que verás tan presto ejército armado contra Orán, con el favor del gran señor, que el traidor no viva un mes coronado.
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2215
2220
Váyanse, y quede TEODOR TEODOR
246
El cielo tu vida aumente y tus pensamientos guíe, y te dé justa venganza de los tres que te persiguen: del rey de Orán, que mudable te quita el reino y admite un extraño caballero por una mujer que finge; de don Félix, porque siendo cristiano, su ley olvide; y de Jarifa, que piensa conservar un imposible. ¡Buena quedo, pues pensando cómo los conciertos hice, que Félix me enviara a España y que intentara seguirme, del África vengo al Asia, y de Orán tan presto vine a Constantinopla, adonde no hay mal como verme libre!
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Suspiros de mis entrañas, puesto que fuego suspire, pues bien podéis por el aire, como cometas, seguirle; id a Félix y decidle que fue traidor, y yo mujer y firme. ¿Qué haré, miserable yo, entre peñascos y sirtes, entre la vida y la muerte, entre Escila y Caribdis? ¡Oh, miserable Teodor! ¿Por dónde podrás huirte, cuatro mil leguas de España, tan desamparada y triste? ¿A quién diré que me ampare, que al instante no me quite este honor, que aunque entre propios no hay cosa que más peligre? ¿A qué casa llegaré? Vergüenza y temor me impiden. ¡Ay, lágrimas! Pues que veis las desdichas que me oprimen; id a Félix y decidle que fue traidor, y yo mujer y firme. No quiero entrar en la tierra; al mar, honor, quiero irme, que en una bárbara corte no ha de faltar quien os pise. Mas quiero que vuestras aguas mis pensamientos mitiguen, que no que algún turco fiero esta desventura incite. ¡Ah, Félix! Cuando en Toledo tantas veces me dijiste que contra toda mudanza era tu amor invencible; y cuando junto a Valencia,
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247
como salteador saliste, dando al arcabuz amor fuego que en las almas vive, ¡quién dijera que me habías de dejar porque te dije que ser rey de Orán fingieses porque nos viésemos libres! Yo me mataré, don Félix. ¡Mar, en tus ondas recibe esta mujer desdichada! Entretanto, quejas tristes, id a Félix y decidle que fue traidor, y yo mujer y firme.
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2280
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2290
Acto III Una caja de guerra. Dentro, algunos moros. DON FÉLIX y el REY MANZOR
FÉLIX
Pierde el temor que vuelva a dar cuidado a tus reinos Celindo.
MANZOR
El parte huyendo, y dos veces por ti desbaratado.
FÉLIX
Bien pienso que su ejército, pudiendo llegar a Túnez, fuera recibido por amor o temor.
2295
Llegué temiendo que entraba nuestro ejército vencido, pero el quererte tanto ha sido parte que mi hermano cruel fuese vencido. Selín le dio mil hombres en el arte de la milicia diestros; Berbería los demás que en su ejército reparte. Mas ya que conoció tu valentía, no hayas miedo que vuelva.
2300
MANZOR
FÉLIX
Y si volviere, será para su infamia, y honra mía.
2305
249
MANZOR
Félix, que Alá como a Selín prospere, ¿cuándo Jarifa ha de tocar tu mano, que con tanta razón te adora y quiere? Mira que como en fin eres cristiano, no te tengo seguro.
FÉLIX
Estoy medroso de vuestro estilo bárbaro africano, que habiéndote pedido, como esposo de Teodor, que a su tierra la enviases, estoy de lo contrario temeroso. No he visto carta suya.
2310
MANZOR
¡Que pagases mi amor con tan ingrato pensamiento, y que de rey engaño sospechases! Pues si envié, por solo tu contento, quinientos hombres de una vez a España, ¿tendré de una mujer avaro intento?
2315
FÉLIX
Manzor, yo estoy con esta pena extraña, en tanto que no sepa de mi esposa, que no me he de casar te desengaña.
MANZOR
¿Sus cartas bastarán?
FÉLIX
Será forzosa una carta de España, y de su mano.
MANZOR
250
Pues esa no será dificultosa.
2320
2325
Entran, en hábito de mercaderes, LEONARDO y FLORESTO con ALÍ
ALÍ
El que veis es el Príncipe africano.
LEONARDO
¿Éste es el que ha vencido tantas guerras?
ALÍ
Este es don Félix, español cristiano.
FLORESTO
¿Qué éste es don Félix?
LEONARDO
Ya se van.
FÉLIX
No yerras, gran señor, en querer asegurarme, pues es para tu bien y de tus tierras, y aun importa a tu honor desengañarme.
MANZOR
Confuso estoy. ¡Qué mal consejo tuve! Vendí a Teodor, mas yo sabré librarme.
2330
2335
Váyanse el REY, DON FÉLIX y los MOROS LEONARDO
Mirando a Félix con dolor estuve, ¿que éste fue mi discípulo? ¿Que a este hombre crie, enseñé? No sé cómo detuve las lágrimas.
FLORESTO
Permite que me asombre, Leonardo, de suceso tan extraño.
ALÍ
2340
¿Le conociste en España?
251
LEONARDO
Por el nombre; mas dime, moro amigo, o yo me engaño, o trajo una doncella a Orán cautiva. ¿Quién los prendió para mi eterno daño?
ALÍ
Dices muy bien.
LEONARDO
¿Es por ventura, viva?
2345
ALÍ
No se puede decir lo que fue de ella; todo este reino en su secreto estriba.
LEONARDO
Yo daré, por saber de esa doncella, veinte varas de grana, y de brocado seis, y aun diez de labor hermosa y bella.
2350
Cristiano mercader, si con cuidado vienes, porque te importa, por la grana y tela, fueras hoy de mí avisado; pero importa el secreto a la africana corona, y a los tres la misma vida.
2355
ALÍ
LEONARDO
Solo quiero saber de esta cristiana.
ALÍ
Yo te diré por lo que fue vendida, y dónde la hallarás.
LEONARDO
Pues ven conmigo donde las varas de la grana mida.
ALÍ
Seguidme.
LEONARDO
252
Con mil lágrimas te sigo.
2360
Vanse. Dice dentro FINARDO, griego, medio desnudo, que tiene en brazos a TEODOR, casi del mismo modo, después de haber fingido una tormenta FINARDO
En tanto mal, en tanta desventura, solo este barco puede ser remedio.
PILOTO 1
¡Ya se rompe la nave!
TEODOR PILOTO 2
PILOTO 1 PILOTO 2
¡Oh, Virgen pura! ¡Mejor fuera alargarse al mar, que en medio no corriera peligro! ¡Ya se rompe!
2365
No hay ya para vivir seguro medio… Las lágrimas y quejas interrumpe, Teodor, pues como ves, estás en tierra.
Salgan TEODOR
Si ya de tanta guerra, de mar, viento y desdichas, 2370 la tierra me da puerto, juntamente le pido sepultura.
FINARDO
Tener en las fortunas tales dichas es una venturosa desventura; ¿qué es del ingenio y ánimo prudente, 2375 Teodor, de que los cielos te dotaron?
253
TEODOR
No siento que a tal punto me trajeron, pues poco me quitaron, respeto que la vida me dejaron; el daño siento que por mí te hicieron.
FINARDO
Y yo, por ser por ti, tengo por gloria la hacienda que he perdido.
TEODOR
Pues que por mí tan desdichado has sido, oye el principio de una nueva historia, que, aunque muchos se pierden por mujeres, yo quiero que tu daño recuperes. Cuando, por hallarme sola, mujer y desamparada, de Constantinopla fui al mar, y te hallé en su playa, donde con tantos criados, en cuatro naves persianas tan ricas mercadurías cargando, Finardo, estabas; y sólo por ser mujer, te doliste de mis ansias, y por ser cristiano griego, y yo española y cristina, en tu nave me acogiste, y por dejarme en Italia, porque desde allí pudiese venir más segura a España, torciendo el camino tuyo de Persia, o Grecia tu patria, corriste tantas fortunas, pasaste tantas desgracias; que últimamente volviendo a Persia, ha triunfado el agua de tus naves, pues ya quedan por su salada campaña rendidas, como se ven
254
2380
2385
2390
2395
2400
2405
2410
después de una gran batalla las banderas enemigas, las reliquias de las armas; confieso al cielo que tuve, no porque en mí se acabaran, las desdichas con la muerte, viéndome en medio de tantas, gusto en morir, pues por ver que había sido la causa de que perdieses tu hacienda, siendo, aunque sin culpa, ingrata. Mas ya que tengo esta vida, que tanto me aflige y cansa, quiero pagarte con ella, pues de la nave a la barca, y de la barca a la tierra, Finardo, en hombros me sacas, pudiendo sacar mi peso de diamantes y esmeraldas. La paga será en Persia, pues gusta el Sultán de esclavas, me vendas, que bien sospecho que suplas lo que te falta. FINARDO
Teodor, si esta gran tormenta, de que tan turbada escapas, eclipsa tu raro ingenio, que delires no me espanta. Son cincuenta mil ducados lo que el fiero mar me traga con aquella hambrienta boca, en piedras, telas y granas; ¿y quieres que con venderte, repare lo que me falta?
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255
TEODOR
Pues ¿no si pides por mí eso mismo?
FINARDO
Aunque tú valgas, Teodor, mucho por ti misma, advierte que es arrogancia no vista en mujer, decir que han de dar por una esclava tanto precio.
TEODOR
Si te digo razones que persuadan al Sultán, y él gusta de ello, ¿serán obras, o palabras?
FINARDO
¿Qué puedes decir?
TEODOR
Que soy una doncella tan sabia, que a todos los de su reino haré notable ventaja; que para ver la experiencia los junte, y verá que es tanta mi ciencia, que es corto el precio.
FINARDO TEODOR FINARDO
256
2445
2450
2455
2460
¿Qué dices? Verdades claras. El Sultán es hombre sabio, y que en Egipto y Arabia aprendió todas las ciencias, y si tú fueses tan rara, no dudo de que por ti diese una nave de plata; pero ¿tu ciencia es infusa?
2465
TEODOR
Fuera de que soy dotada de un ingenio peregrino, he estudiado ciencias varias. No ha nacido quien me venza, Finardo, en ciencias humanas.
2470
FINARDO
Ahora bien, quiero creerte, y en fortuna tan extraña valerme de lo que dices, no tanto por mi ganancia, cuanto por ver una cosa tan peregrina y extraña.
2475
TEODOR
Pues vamos donde me vistas de ricas telas bordadas, con mil joyas y cadenas, que aquí tu crédito basta, y porque me estime el Rey, que una mujer adornada obliga a mayor respeto, que pobre es moneda falsa, y falsa y pobre y desnuda, si no es de noche, no pasa.
2480
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Éntrense, y salgan el gran turco SELÍN, CELINDO y turco ZARO SELÍN
¿A mí guerra hombre que ayer me vino a besar la mano?
ZARO
Ha crecido su poder por tu culpa.
257
SELÍN
CELINDO
ZARO
¿Que el persiano guerra me procure hacer? ¿Él osa entrar por mi tierra? Puesto que tu campo encierra gente de tanto valor, el capitán, gran señor, es el que vence la guerra. Faltas tú, falta persona que gobierne. El capitán mucho vence y mucho abona; por lo mismo, el Rey de Orán te ha vencido en Meliona.
CELINDO
Zaro, no hablo de ti, aunque gobiernas la gente del gran señor.
ZARO
Si de mí osas hablar libremente, también yo respondo así, que tú contra el rey de Orán llevaste ejército, y eres tan valiente capitán, y como viles mujeres vuelven, y sin honra están.
CELINDO
Zaro, si en Orán había mejor capitán que yo, no ha sido la culpa mía.
SELÍN
¿Mejor?
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CELINDO
Tal, que me venció cuatro veces en un día.
SELÍN
Pues ¿quién es?
CELINDO
No es africano, sino un español cristiano, caballero de Toledo, hombre a quien tuviera miedo, de solo verle, el Persiano. ¡Pluguiera Alá que tuvieras tal capitán contra él, que yo sé si le vencieras!
SELÍN
CELINDO
De Túnez, Orán y Argel y esas bárbaras riberas, Celindo, yo soy señor; mis alcaides y virreyes sus dueños, que mi valor tiene esos vasallos reyes por supremo emperador. Si es tal ese renegado, yo enviaré a Zaro por él. Es tan gallardo soldado, que puedes solo con él tener seguro tu estado.
SELÍN
Zaro, con cartas irás al rey de Orán luego al punto, y este español me traerás.
CELINDO
Haz cuenta que el mundo junto viene en su valor, y aún más.
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ZARO
¿Es porque a ti te ha vencido? ¿Es eso para estimarte?
CELINDO
Zaro, no es porque lo he sido de este cristiano Marte, ni por verle preferido a tu gobierno y valor, más porque servir deseo cuando puedo, al gran señor.
ZARO
¿Hablas de envidia?
CELINDO
No creo que te hace tanto favor.
ZARO
CELINDO
ZARO SELÍN ZARO
260
¿Quiéresme descomponer y poner en mi lugar un hombre cristiano ayer, pensando que es gobernar lo que es saberte vencer? ¡Vive Alá... Yo te he sufrido, Zaro, el ser tan atrevido por el señor que respeto. ¿Qué has hecho tú, que en efecto vuelves del Sultán vencido? Yo soy... ¿Delante de mí? ¡Si no estuvieras aquí...
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SELÍN
¿Quieres que te corten luego la cabeza?
ZARO
Envía, te ruego, por quien dice.
SELÍN
Harelo así. Daos las manos y los brazos.
ZARO
Yo te obedezco.
CELINDO
2570
Y yo.
ZARO
Hacerlos quisiera en tu cuello lazos.
SELÍN
Venid conmigo.
CELINDO
Con ellos Afuera, te haré pedazos.
2575
Vanse. Salen el SULTÁN de Persia, FINARDO, TEODOR y quien acompañe SULTÁN
Que la doncella es hermosa no lo niego, ni desprecio lo que compro, mas el precio me parece injusta cosa; porque decir que es muy sabia, basta en lo que puede ser el límite de mujer, porque en lo demás se agravia el ser perfecto del hombre;
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261
SULTÁN
ni se ha visto que haya sido de mujer encarecido más que por honor del nombre.
TEODOR
Por tocarme responder, invictísimo Sultán, por el honor que otros dan a este nombre de mujer; que no porque yo lo soy, a mi dueño impido hablar. Dadme licencia y lugar.
SULTÁN
Licencia y lugar te doy.
TEODOR
Puesto que al hombre concedo, como es razón, la ventaja, porque desde su principio nuestra cabeza se llama; no es razón, pues que salimos de su carne, que nos haga desprecios y tenga en poco, porque en las letras humanas y divinas hay ejemplos de mujeres celebradas por únicas, por insignes en las letras y las armas. De las armas no me toca decirte ejemplo de tantas, como admiraron el mundo en Grecia, España e Italia. De las letras, ¿quién no sabe que Corinea Thebana venció a Píndaro, poeta que tanto la Grecia alaba, cinco veces, y escribió siete libros de epigramas?
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Tespia igualó con Ovidio; Erina a Homero se iguala, que con años diez y nueve tuvo mayor elegancia; Safo fue del verso autora que ahora sáfico se llama; los versos de su marido Lucano, enmendó Argentaria; enseñó Filosofía al gran Pericles, Aspasia; Damófila escribió versos dulces a honor de Diana; epístolas sentenciosas, Cornelia con Anastasia; astrología leyó en Alejandría Hipatia; Femonia halló el verso heroico, y el lírico halló Theana; escribió contra Teophrastro Leoncia materias raras, y por deidad fue tenida, por sus ciencias, Sosipatra; Cenobia escribió la historia de Oriente; Delbora sacra fue profeta de Israel, y en Troya la gran Casandra; fue divina en Teología, en Roma, la inglesa Juana, y Sócrates, de Diotima aprendió cosas tan altas; leyó Areta, muerto Arístipo, y al filósofo Pitágoras declaró Dana, y a Estacio igualó su esposa Claudia. Plutarco alaba a Targelia, y a Telesila Pausanias, Herodoto alaba a Istrina, y san Jerónimo a Fabia;
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a Eustoquia llaman prodigio, monstruo del mundo a Constanza, Nicostrata halló las letras, venció Catherina santa los sabios. En conclusiones: todas las sibilas sacras fueron mujeres; las artes, pintadas en forma humana, merecen las de mujeres; por ciencia e industrias raras, muchas llegaron a reinos, y alguna emprendió ser Papa; que vemos por experiencia que las más necias engañan a los más discretos hombres, y que sus industrias bastan a sacarlos de peligros, como, fingiendo su estatua, Micol al santo David. Sin esto, es cosa muy llana que no saber las mujeres más letras que el hombre, es causa no enviarlas, como al hombre, a las escuelas, muchachas; que si en Universidades entrar mujeres se usara, las cátedras fueran suyas; pero ellos temen su infamia. Esto basta que te diga, y que haré, pues que te espantas el precio de mi valor, honrado el ser y la patria, que en públicas conclusiones, rendidas sus fuertes armas, todos los sabios de Persia me confiesen su ignorancia.
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SULTÁN
Doncella, el haberte oído revolviendo tanta historia, me admira, y de tu memoria no pequeño ejemplo ha sido. Yo quiero de hoy más tener en gran lugar las mujeres, que pues tú, Teodor, lo eres, ¿quién no ha de honrar la mujer? ¿Los sabios de Persia dices que vencerás?
TEODOR
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Sí, señor.
FINARDO
Míralo mejor, Teodor.
TEODOR
Señor, no te escandalices, que lo que digo has de ver.
FINARDO
Temo tu vergüenza, y mía.
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SULTÁN
¡Qué tanta sabiduría se encierre en una mujer! ¿Qué sabes para argüir con mis sabios, cuya fama por el mundo se derrama?
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TEODOR
Presto lo sabré decir: las siete artes liberales.
SULTÁN
¿Todas?
TEODOR
Todas.
265
SULTÁN
Pues yo digo que mis tesoros contigo serán, Teodor, desiguales; pero este el concierto sea y mañana se ejecute, que en público se dispute, donde tu ingenio se vea; y que si a cuatro vencieres de mis sabios, no el laurel sólo, aunque te adornes del por honra de las mujeres, pero que te dé también cien mil ducados.
TEODOR
Avisa
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tus sabios. FINARDO
Teodor...
TEODOR
Es risa pensar que conmigo estén una hora, sin confesar mi valor y su ignorancia.
SULTÁN
¡Qué temeraria arrogancia! Váyanlos luego a avisar.
Vase FINARDO
TEODOR
266
El Sultán se fue corrido. ¿Qué has hecho? Allá lo verás.
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FINARDO TEODOR
Mucho has dicho. Yo haré más.
FINARDO
Pésame de haber venido.
TEODOR
Yo eternizaré mi nombre.
FINARDO
¿Cómo, en materia tan grave?
TEODOR
Porque la mujer que sabe hace gran ventaja al hombre.
2735
Váyanse y salgan SELÍN, CELINDO, DON FÉLIX, LEONELO y PADILLA SELÍN
Basta solamente el verte.
FÉLIX
Dame mil veces tus pies.
SELÍN
Félix, no estés de esa suerte que no quiero yo que estés a mis pies, español fuerte.
FÉLIX
¿Adónde mejor, señor, que a los pies de tu valor?
SELÍN
Prendas de tal capitán, yo pienso, Félix, que están sobre los brazos mejor. Tengo tan cierta experiencia de lo que en servicio mío,
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por la mar, y en mi presencia, ha hecho de España el brío, la espada y la diligencia; que nunca de español tuve menos que honor y victoria; siempre bien venido estuve. FÉLIX
SELÍN
FÉLIX
El alto sol de tu gloria dora la más baja nube, pero ya podría ser que te acertase a servir. No quererme obedecer para dejarte venir conociendo mi poder, le perdono al rey de Orán, después, Félix que te vi, pues pierde tal capitán. Casarme pensaba allí; mas ya, señor, quedarán del todo desengañados, que allá no pienso volver, porque están más obligados los reyes a no romper su fe, y más con sus criados, y él me la ha quebrado a mí.
SELÍN
¿Cómo?
FÉLIX
Mi esposa le di porque la enviase a España, y él (¡oh qué bárbara hazaña!), que la vendan hizo aquí.
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SELÍN
¿Aquí tu esposa vendieron?
CELINDO
Señor, aquí la trajeron; y yo, por cierta amistad, la compré y di libertad.
FÉLIX
Mis desdichas lo quisieron, porque mejor que estuviera que aquí vendida quedara, pues vendida, pareciera.
SELÍN
¡Que a prenda en tu honor tan cara trataron de esa manera! ¡Oh bárbaro, vil, sin ley! Mañana nombro un virrey.
FÉLIX
Pues suplícote que sea Celindo, porque se vea que pago en hacerle rey la libertad que me dio.
SELÍN
Pues por ti le nombro.
CELINDO
Y yo a tus pies prometo ser tierra humilde.
SELÍN
Quiero hacer que sepan dónde quedó, en tanto que a Persia vas, donde el ejército mío, español, gobernarás; y a ti, Celindo te envío, para que no reine más aquel cobarde Manzor.
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FÉLIX
Los dos iremos, señor, yo a la Persia, y él a Orán.
CELINDO
Si como tú capitán fuera yo gobernador, los cargos fueran iguales.
FÉLIX
Honrar a Jarifa puedes como a tu sangre.
CELINDO
Son tales las virtudes con que excedes a los que son tus iguales, que de tu valor lo creo.
FÉLIX
CELINDO
SELÍN FÉLIX SELÍN
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Nunca, ¡por el Dios que adoro!, la ofendí, ni aun el deseo llegó a su honesto decoro, mas que al alma que no veo. Casarte puedes con ella; hazme este favor a mí. Ella es mi sangre, y tan bella, que más que te sirvo a ti ganaré en honrarme de ella. Félix... Señor... Sin temor parte a Persia, que tu esposa yo la buscaré.
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FÉLIX
SELÍN FÉLIX
El amor y la deuda más forzosa al hombre, que es el honor, me obligan al sentimiento. Pierde el cuidado. Esto siento.
SELÍN
¿Quién son los que van contigo?
FÉLIX
Leonelo es primo y amigo.
SELÍN
Recibo en verle contento.
LEONELO
Soy, señor, un peregrino que su desdicha acompaño.
SELÍN
Sois de ser su sangre digno.
LEONELO
Por propio rey, aunque extraño, señor, a tus pies me inclino.
SELÍN
Mi Bajá te nombra allá, que este cargo te doy.
LEONELO
Tu hechura levantas ya.
SELÍN
Y tú, ¿quién eres?
PADILLA
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¿Quién soy?
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SELÍN
Hombre que con Félix va, por fuerza tendrá valor.
PADILLA
Yo soy, invicto señor, hombre en España; en Castilla, bestia de albarda y de silla, quiero decir, servidor; en Toledo soy pasante, que del caballo en efecto, siempre pasaba delante; soy hidalgo en campo prieto, que es lo mismo que estudiante; en Orán, moro alquilado, y aquí seré lo que fuere tu gusto.
SELÍN
Hacerle mercedes quiere.
LEONELO
Bien puede, que es gran soldado.
SELÍN
Yo le hago Capugi de mi cortina, y serrallo después que volváis aquí.
PADILLA
¿Capugi?
PADILLA LEONELO
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Gusto me ha dado.
CELINDO
CELINDO
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No hay más que honrarlo. ¿Es bueno? Pienso que sí.
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PADILLA
Aunque yo no sé qué es, beso, gran señor, tus pies. ¡Capugi! Turbado estoy. ¿Sabes tú acaso quién soy?
CELINDO
¿No lo sabes?
PADILLA CELINDO
¿No lo ves?
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Es capugi el gran portero de la cámara y cortina del señor.
PADILLA
Gran bien espero.
SELÍN
Ahora bien, Félix, camina.
FÉLIX
Partir a servirte quiero.
SELÍN
Eso confío de ti.
FÉLIX
Vamos de aquí.
PADILLA
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Señor, di ¿qué eres tú?
FÉLIX PADILLA
General ya. ¿Y Leonelo?
LEONELO PADILLA
Gran Bajá. ¡Lindo!
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FÉLIX PADILLA
¿Y tú? Yo, Capugi.
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Vanse. Salen FLORESTO y LEONARDO FLORESTO
Venturoso viaje hemos traído desde Constantinopla.
LEONARDO
Más lo fuera si de Teodor hubiéramos sabido.
FLORESTO
Aquí en la Persia alguna nueva espera.
LEONARDO
Dicen que vino aquí, mas he creído que debieron de darle muerte fiera.
FLORESTO
Es propio del amor en su desvelo, el temor, la sospecha y el recelo. Pero, dejando aparte nuestra pena, ¿qué os parece el pregón que en esta corte por todas partes se divulga y suena?
LEONARDO
No poco ha hecho, que mi mal reporte.
FLORESTO
Dicen que el gran Sultán manda y ordena, y basta que al honor de Persia importe, que hoy se junten sus sabios y letrados en varias facultades celebrados. Lo que añade la gente es que esta junta es no más de argüir a una doncella tan sabia, que en su ingenio el cielo junta todas las artes que ha cifrado en ella. Esta respuesta han dado a mi pregunta,
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LEONARDO FLORESTO
y soy de parecer que argüir con ella nos será de provecho, pues podremos mostrar al rey lo mucho que sabemos; con esto, aficionado, hará de suerte que en buscar a Teodor nos dé su ayuda. Decís muy bien.
2905
Este es palacio.
Entran un MAYORDOMO y CRIADOS MAYORDOMO
Advierte que no se ha de aguardar que el rey acuda.
CRIADO
¿No está bueno el teatro de esta suerte?
MAYORDOMO
Pienso que viene. Esos asientos muda tras el bufete. Pon a la doncella la silla, y los asientos cerca de ella.
2910
Allá un dosel con gradas, unas sillas arriba, un bufete abajo, y otra silla y dos bancos a los lados. Salgan acompañamiento y FINARDO, BELIANO, filósofos, y dos hijas suyas, DEMETRIA y FENISA; TIBALDO, otro sabio; TEODOR con laurel en la cabeza, y el SULTÄN; él se asienta arriba, ella detrás del bufete, y los sabios en sus bancos
SULTÁN
Tomad asientos, y daréis principio a la cosa más nueva que en el mundo debe de haberse visto ni pensado.
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BELIANO
TIBALDO
Yo, gran señor, primero que os ofrezca mi ingenio, pues mujer nos desafía, los de mis hijas presentaros quiero. Demetria es docta en todas facultades, Fenisa es rara en lenguas y en historias; las dos arguyan, y después nosotros. Yo pudiera ofrecerte prendas mías, mas las que te presenta Beliano pienso que bastarán, que yo he venido, si va a decir verdad, señor, corrido.
LEONARDO
Floresto, si los ojos y el deseo no engañan, la que miras es mi hija.
FLORESTO
¿Teodor es esta?
LEONARDO FLORESTO
¡Oh, belleza divina! No pudiéramos hallarla en ocasión de tanta gloria. ¿Qué haremos? Suspender este contento hasta saber su fin y pensamiento.
FLORESTO
Invictísimo rey, si das licencia en tales actos a extranjeros doctos, los dos a esta doncella generosa queremos argüir.
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Sí, Teodor es esta.
LEONARDO
SULTÁN
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Sentaos, amigos, que antes estimo yo que vengan sabios de tierras extranjeras a la mía, mayormente en el acto de este día.
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FINARDO
SULTÁN FINARDO
El general del Turco, tu enemigo, recién venido de Constantinopla, ha tu corte ha llegado disfrazado, y oyendo los pregones de la junta, la hermosura e ingenio de esta dama, picado de filósofo, y hallándose con otros dos de lo mejor de Europa, pide licencia para verte y verla.
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Irele a recibir. Señor, ya viene.
Entran DON FÉLIX y LEONELO, y PADILLA de sabio con una ropa y guantes y una gorraza colorada FÉLIX
Guárdete el cielo, gran Sultán de Persia.
SULTÁN
Valiente capitán, ¿de esta manera?
FÉLIX
El gran señor, en el lugar de Zaro me dio el bastón; yo vine, y con deseo de ver tu corte, entré secreto en ella, oí lo que se dice de esta dama, y por lo mucho que a las letras debo, quise de paz venir a verte y verla, fuera de que conmigo viene un hombre de los insignes que conoce el mundo.
SULTÁN
FÉLIX
Siéntate, General, aquí, a mi lado, y él tome entre los sabios digno asiento.
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Deseo hacerte de Selín amigo.
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SULTÁN
Y yo solicitar la paz contigo.
BELIANO
Puesto que el argüir como en escuelas en forma era razón, señor invicto, yo soy de parecer, que porque entiendan todos generalmente qué se trata, dejemos argumentos y sus términos, y esto a solo preguntas se reduzca.
SULTÁN
Paréceme muy bien, que si arguyérades, fuérades de muy pocos entendido.
BELIANO
Levántate, Demetria.
DEMETRIA
Aunque quisiera con debida oración decir tus loores, invicto Rey, si el tiempo lugar diera, y los de esta doncella, que a mayores ingenios fuera empresa temeraria, enfrenaran mi lengua sus temores, y así, con la debida y necesaria licencia, le pregunto, ¿de qué modo crio Dios esta máquina tan varia, para que por sus partes diga el todo?
TEODOR
278
Crio Dios, hermosa dama, como el Génesis lo muestra, al principio el cielo, y luego la tierra; cosas son estas que allí se ven por su orden, hasta el día que de hacerlas descansó Dios. Repetirlas pienso que será molestia. Divídese en dos regiones del universo la esfera: celeste y elemental;
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no seguiremos en ella a Platón, porque no estuvo muy cierto en sus conveniencias; la tierra, pesada y grave, ocupó el centro, y tras ella el agua, a quien sigue el aire con notable ligereza, luego el fuego. DEMETRIA
Pues ¿hay fuego?
TEODOR
Supuesto que no se vea por su grande raridad, esta es la opinión más cierta.
DEMETRIA
¿Qué grandeza tiene el mundo?
TEODOR
Tiene de ámbito la tierra, por la autoridad de Ambrosio, por lo que Macrobio cuenta, Teodosio, Antístenes y otros, doscientos mil y cincuenta y dos estadios; si bien Tolomeo diferencia muchos de ellos, pues los hace de solo ciento y ochenta.
DEMETRIA
TEODOR
DEMETRIA
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¿Con qué movimiento, di, se mueven agua, aire y tierra y fuego? Recto.
Pues ¿cómo?
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TEODOR
Según su naturaleza: el fuego y el aire hacia arriba, y abajo, el agua y la tierra.
DEMETRIA
¿Y el cielo?
TEODOR
Ese no es posible que rectamente se mueva, ni a lo alto, ni a lo bajo, ni a mano diestra o siniestra, solo alrededor se mueve, y de moverse no cesa, porque las generaciones de esta manera conserva.
DEMETRIA
¿Cuánto tiempo ha de moverse?
TEODOR
El que necesario sea para el hombre y duración del siglo. Esta diferencia de lo elemental y etéreo hizo a muchos que le dieran al cielo, como ya sabes, el nombre de quinta esencia.
DEMETRIA
¿Cómo los cuerpos celestes circularmente se muevan? No has dicho.
TEODOR
Efectivamente, los mueven inteligencias que los filósofos llaman motores, y nuestra Iglesia, ángeles.
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DEMETRIA
¿Son animados los cielos?
TEODOR
Falsa sentencia; no se entiende que son almas aquellas inteligencias, porque no se puede unir la naturaleza angélica, como el alma con el cuerpo, a ninguna otra materia.
DEMETRIA
¿Qué sigue a los elementos?
TEODOR
Siete cielos de planetas, el firmamento, o la octava, el cristalino, y la décima, que llaman el primer móvil, sobre las cuales esferas, móviles por movimiento local, la fe nos enseña que está el claro cielo empíreo con luz y quietud eterna; para hablar del cual no tengo licencia ni suficiencia.
DEMETRIA
¡Yo me rindo a tu ingenio soberano!
BELIANO
Levántate, Fenisa.
SULTÁN FENISA
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¡Rara cosa! Tiemblo, y sospecho que la arguyo en vano. Oye, honesta doncella, sabia, hermosa.
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TEODOR
Hija del sabio y docto Belïano, Fenisa generosa e ingeniosa, ya espero que me arguyas.
FENISA
Mi argumento será con más humilde fundamento.
FÉLIX
¡Cielos! ¿No es esta Teodor? Sí, sin duda. ¡Engaño claro! Mas no, que lo dice amor.
FENISA
TEODOR
Oye, aunque tu ingenio raro ponga a mi lengua temor, ¿qué partes ha de tener una perfecta mujer? Si son exteriores partes, y en diez y ocho las repartes, de esta manera han de ser: corta en tres, y larga en tres; en tres blanca, y en tres roja; en tras gruesa, y flaca en tres.
FENISA
Si el decirlas no te enoja, decláralas.
TEODOR
Oye, pues: de boca, pies y narices será corta; en cuerpo, cuello y dedos, larga.
FENISA
¿En qué dices que sea roja?
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TEODOR
FENISA
TEODOR FENISA TEODOR
En aquel bello color de los dos matices que las mejillas hermosas junta con la nieve, y rosas, los labios y las encías. Y ¿en qué parte la querrías blanca? En tres partes forzosas. ¿Cuáles? Dientes, rostro y manos.
FENISA
Y ¿en qué partes la quisieras ancha y gruesa?
TEODOR
En los dos llanos hombros, muñeca y caderas; y porque son más lozanos, más vivos, más atractivos, negra de ojos, con pestañas y cejas.
FENISA
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Aunque son vivos, mucho en los negros te engañas; verdes, son nobles y altivos, y azules, color de cielo, son bellos en blanco velo.
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TEODOR
No hay cosa determinada en la hermosura pintada del cielo, sin ley del suelo; es hermosura armonía de partes y dulce unión; y así vemos cada día hermosura y perfección, sin las partes que decía; que de cualquiera color, ojos y rostro, en rigor, concertadas las facciones, hacen raras perfecciones, y pueden matar de amor.
FENISA
¿En qué cosas ha de ser estrecha?
TEODOR
A mí no me toca decirlas; mas si saber quieres en distancia poca, cuál ha de ser la mujer por las partes interiores, oye: ha de ser generosa, y en las virtudes mayores, que es ser casta y vergonzosa, merecer eternos loores; discreta y bien entendida, esto sin ser bachillera; laboriosa, recogida, muy humilde y verdadera, limpia en el cuerpo y la vida, callada, mansa y quieta, caritativa, apacible.
FENISA
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Mucho será si es discreta, el dejar de ser terrible.
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TEODOR
No será entonces perfecta.
FENISA
¡Digo que me rindo a ti!
BELIANO
¡Que mis hijas se han rendido! Mas oye, doncella.
TEODOR
Di.
BELIANO
Que aunque mi sangre has rendido, aún no me has rendido a mí. ¿Cuál es la cosa más fuerte?
TEODOR
La verdad.
BELIANO TEODOR
¿Y la más fiera?
3145
La muerte.
BELIANO
¿Cuál buena y mala?
TEODOR
La lengua es mala y es buena.
BELIANO
¿Y ligera?
TEODOR
El pensamiento, que sobre los cielos vuela.
BELIANO
¿Cuál la joya más preciosa en la mujer?
TEODOR
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La vergüenza.
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BELIANO
¿Cuál es el sueño mejor?
TEODOR
El de la buena conciencia.
BELIANO
¿Cuál es rico?
TEODOR
Aquel que está contento y nada desea.
BELIANO
¿Cuál es pobre?
TEODOR
El que de aquello que alcanza no se contenta, y siempre pretende más.
BELIANO
¿Cuál es la mayor soberbia?
TEODOR
El querer un mal nacido que por sola su riqueza, o los oficios que tiene, por príncipe y rey le tengan.
BELIANO
¿Cuál es el mejor oficio?
TEODOR
El que su casa gobierna sin meterse en los que tocan a gobernar las ajenas.
BELIANO
¿Cuál es el buen ciudadano?
TEODOR
El que en la paz y la guerra sirve a su rey y a su patria con las armas, y las letras.
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BELIANO
¿Cómo ha de ser un buen rey?
TEODOR
Como él a Dios se parezca, no habrá más que desear.
BELIANO
¿Cómo ha de ser una reina?
TEODOR
Santa, piadosa, y que para hermosos varones y hembras.
BELIANO
¿Cómo ha ser un gran sabio?
TEODOR
Humilde.
BELIANO
¿Y un gran poeta?
TEODOR
Envidiado de los otros.
BELIANO
¿Cuál es la cosa más cierta?
TEODOR
La muerte.
BELIANO TEODOR BELIANO
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¿Y la más dudosa? La vida. ¿Y cuál la más fea?
TEODOR
La necedad.
BELIANO
Y ¿cuál es la que más presto se llega?
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TEODOR
Al parecer de los hombres, es el plazo de una deuda.
BELIANO
¿Qué es el cielo?
TEODOR BELIANO
Centro del alma. ¿Qué es estrella?
TEODOR
Parte densa de su orbe.
BELIANO
¿Qué es el sol?
TEODOR
Lámpara del cielo excelsa, y padre que con el hombre todas las cosas engendra.
BELIANO
¿Qué deleite es el de una hora?
TEODOR
No conviene a las doncellas, y más en públicos actos, hablar en esa materia.
BELIANO
¡Rendido estoy!
TIBALDO
Yo no pienso rendirme de esa manera. Oye, doncella, a Tibaldo.
FENISA SULTÁN
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¡Qué ingenio! El alma me eleva.
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TIBALDO
TEODOR
¿Cuál es el miserable caminante que en cuatro pies comienza su camino, y luego en dos le pone su destino, porque con menos va más adelante? Es en todas sus cosas inconstante, y en todas sus posadas peregrino, y cuando a la postrera está vecino, anda en tres pies, y no es en un instante. Lleva una imagen dentro de su pecho, con tres guardas, y fuera cinco puertas, y es de dos cosas muy distintas hecho. Es un breve reloj de horas inciertas, torcido siempre al bien, al mal derecho. Dime lo que es, y triunfas de él si aciertas. El hombre es ese triste peregrino, que siendo niño en cuatro pies camina; y luego con dos la juventud le inclina a proseguir la vida y el camino. Ya cuando a la vejez está vecino, y al báculo arrimado peregrina, camina en tres, y tiene por vecina la muerte, último fin de su destino. La imagen es el alma, a semejanza hecha de Dios; las guardas, las potencias; el reloj es el tiempo y su mudanza. El alma y el cuerpo son las diferencias, el cuerpo tierra, el alma cielo alcanza, y las virtudes son las diligencias.
TIBALDO
No tengo más que decir.
SULTÁN
Vencerlos tiene.
FÉLIX
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¿Qué espero?
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FLORESTO
Ahora bien, quiero argüir contigo por forastero.
FÉLIX
¿Cómo lo puedo sufrir?
FLORESTO
Yo, que desdichado he sido, doncella, en el casamiento, te querría preguntar ¿cuál fue en el mundo el primero? Dirás que el de Eva y Adán; dirás bien, que es claro y cierto, pero ¿cuándo se casaron?
TEODOR
Después que a Dios ofendieron: vírgenes eran los dos en el Paraíso bello, y en pecado se casaron.
FLORESTO
Los antiguos, ¿qué sintieron?
TEODOR
Que Cécrope, rey de Atenas, fue inventor del casamiento. Númidas, mauros y egipcios, persas, indianos y hebreos, tenían tantas mujeres como hacienda, o más o menos. Los escitas y britanos siempre en común las tuvieron; los de Arabia eran notables, pues de sus costumbres leo que toda una parentela, aunque fuese de doscientos, solo una mujer tenían, y en entrando alguno de ellos ponía un palo a la puerta, con que nadie entraba dentro.
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Los babilonios y asirios las compraban, y esto mismo usáis los turcos y moros; los etíopes, ¡qué incesto!, se casaban con sus madres; y por costumbre tuvieron los de Libia, que la novia, la noche del casamiento, con todos los convidados contrajere parentesco. Todas las doncellas daban al rey los penos primero; los lidios públicamente hacían que, con sus cuerpos, ganasen ellas sus dotes. FLORESTO
¿Cuál es el más triste siervo?
TEODOR
El que lo es de su mujer.
FLORESTO
¿Cuál es el más forzado preso?
TEODOR
El hombre que es mal casado.
FLORESTO
¿Cuál es la infamia entre buenos?
TEODOR
Aquel que en el matrimonio, la sufre por ningún precio.
FLORESTO
¿Cuál es el placer de un mes?
TEODOR
El de dos casados llenos de amor.
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FLORESTO
¿Cuál noche mejor?
TEODOR
La que con paz se durmieron.
FLORESTO
¡No sé qué diga!
PADILLA
¿Esto sufres, gran rey del persiano imperio?
SULTÁN
¿Arguye con ignorantes?
PADILLA
Pues ¿no lo son todos estos? Doncella, arguye conmigo, pero hagamos un concierto, que yo te dé alguna joya, o me la des si te venzo.
TEODOR
Pues ¿qué?
TEODOR
Si tú me vences, doctor, yo quiero en público desnudarme si en el argumento pierdo, o que si yo te ganare, tú te quedes...
TEODOR PADILLA
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Eso no.
PADILLA
PADILLA
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¿Cómo? En cueros. Soy contento, haz escritura.
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SULTÁN
¿Para qué? Basta el concierto delante del Rey.
TEODOR PADILLA TEODOR PADILLA TEODOR PADILLA
¿Qué dices? Que lo acepto. Y yo lo acepto. Vaya de argumento. Vaya. De esta manera argumento: ¿Cuál es la sala en que caben seis mil hombres por lo menos?
TEODOR
Salamanca, allá en España.
PADILLA
Acertola, ¡por San Pedro! ¿Cuál es el puente en que pace ganado blanco y moreno espacio de siete leguas?
TEODOR
Aquel prado en cuyo centro pasa el río Guadiana.
PADILLA
¡Oste puto! ¡Yo me pierdo! ¿Cuál es aquel animal en cuyo famoso pecho caben más de diez mil hombres? Aquí la cojo y la venzo.
TEODOR
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El León, ciudad de España.
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PADILLA
Acertola. ¡Malo es esto! ¿Cuál es la villa fundada sobre centellas de fuego?
TEODOR
Madrid, sobre pedernales en el reino de Toledo.
PADILLA
Papósela, ¡por san Blas! ¿Cuál es, aquí la derrengo, una puerta que cerrada, entran y salen sin cuento, cuantos quieren cada día?
TEODOR
La misma que en ese pueblo llaman la Puerta Cerrada.22
PADILLA
¡Mal año, malo va esto! ¿Cuál es aquel pasadizo entre dos ciudades puesto?
TEODOR
Es el puente de los barcos que tiene los dos extremos en Sevilla y en Triana.
PADILLA
Granada. ¡Aderézame estos bledos!
22 Puerta de las naciones, Persépolis
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¡Vive Cristo, que me hielo! ¿Cuál es la fruta española en cuya cáscara vemos un millón de hombres?
TEODOR PADILLA
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TEODOR
¿Tienes más que preguntar?
PADILLA
No.
TEODOR LEONARDO
Desnúdate. Si un viejo basta con su autoridad a ponerse de por medio, solo dos cosas, doncella, quiero decirte.
TEODOR
Y yo quiero que éste ahora se desnude.
PADILLA
Señor...
SULTÁN
Ese fue el concierto.
PADILLA
¿No bastará la ropilla, camisa y jubón?
TEODOR
No pienso que tú a mí me perdonaras. Desnúdate.
PADILLA LEONARDO
TEODOR
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¿Y los gregüescos? Oye, doncella, no huyas con achaques mi argumento.
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¿Qué me quieres preguntar?
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LEONARDO
Si con tan divino ingenio ¿sabes de tu padre ahora, y de tu esposo?
TEODOR
No tengo esposo, porque es traidor; ni padre, porque está lejos.
FLORESTO
FÉLIX
Esposo y traidor, señora, eso no; yo soy Floresto, catedrático en Valencia, de España a buscarte vengo.
3370
¡Cómo esposo! ¿Dónde estoy? ¡Fuera, villanos! ¿Qué es esto? Don Félix Manrique soy, caballero de Toledo, a quien ella dio la mano.
3375
SULTÁN
¿Hay más notable suceso?
LEONELO
Tiene don Félix razón; yo soy su primo Leonelo, que fui con ellos cautivo, y viví en Orán con ellos.
PADILLA
Y yo, ¿soy barro o Padilla? ¿No fui en Orán mahometo, Capugi en Constantinopla, y aquí doctor chichimeco?
SULTÁN
Cristianos, dadme a entender si es posible, lo que es esto.
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3365
3380
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LEONARDO
SULTÁN
Que yo soy padre, señor, de esta doncella que ha puesto tantos sabios a sus pies; y que este ilustre mancebo no es turco, sino su esposo, que por notables sucesos han venido adonde ves.
3390
Nombradme a mí por juez de ellos que aunque todos seáis tan sabios, mis letras y estudios tengo.
3395
FÉLIX
Señor, a lo que ordenares todos estamos sujetos.
SULTÁN
A Demetria, esta dama, quiero casar con Leonelo; a Padilla con Fenisa, su padre es cristiano y griego; Félix case con Teodor; y pues obligado quedo a cincuenta mil ducados, en dote se los prometo; con que el campo de Selín levante de Persia luego, y con él me haga amigo.
FÉLIX
Eso, Príncipe, es lo menos.
SULTÁN
Pues dense todos las manos, y con joyas y dineros, en mis navíos a España vuelvan con mucho contento.
3400
3405
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FÉLIX
AquĂ se acaba, senado, 3415 con la historia los sucesos de la doncella Teodor. Perdonad el corto ingenio.
Fin de la Comedia de la Doncella Teodor
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Índice de tablas Tabla 1. Libros que llegaron a las colonias americanas
44
(Leonard, 1992, p. 98).
Índice de ilustraciones Ilustración 1. Origen y rutas del cuento de la doncella Teodora.
32
Una esclava árabe llegó a la costa Maya se imprimió en los talleres de Compañía Editorial de la Península, S.A. de C.V. calle 38 No. 444 C x 23 y 25, colonia Jesús Carranza Mérida, Yucatán, México C.P. 97109 Tels. (999) 9266133 y 9266153 cepsaeditorial@gmail.com El tiraje fue de 1500 ejemplares. Para los interiores se usó papel cultural de 75 gramos y para la cubierta, cartulina sulfatada de 14 pts. Se terminó en febrero de 2019.
Impreso en Mérida, México Printed in Merida, Mexico