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Nota de Tapa

Mónica Villa, quien ha descollado en escenarios y set cinematográficos del país, también desempeñó otro rol no menos destacado: por su labor docente, devino en una suerte de embajadora del arte y la cultura argentinas e, inclusive latinoamericana, en China. Formada en con talentosos profesionales, tiene una maestría en teatro argentino y latinoamericano en la Universidad de Buenos Aires y publicó trabajos y presentó ponencias en congresos de su especialidad, a lo que suma la realización de estudios avanzados de idioma mandarín. Todo, fruto maduro de su constante interés en la sociedad china, un impulso que la llevó a encarar, ahora, el desafío de enseñar en una de las más antiguas y prestigiosas universidades del país oriental, la Universidad de Nanjing. Ubicada en la capital de la provincia de Jiangsu, no sólo tiene el mérito de especializarse en ciencias, poseer 43 facultades y unos 2 mil profesores y 30 mil estudiantes, sino que además es una de las primeras en realizar investigaciones de temas relacionados con la paz.

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“En mi viaje anterior, en 2016, busqué contactos para realizar esta actividad. Al fin logré una entrevista con un decano. Y ahora di clases durante el cuatrimestre de agosto de 2017 al último enero”, señala Villa al ir desgranando un viaje que, por lo reciente, aún está fresco en su memoria y es difícil de sopesar en toda su dimensión profesional y personal. Su actividad docente estuvo dirigida a estudiantes del Departamento de Idioma Español y se articuló en dos ejes: clases prácticas de teatro y teóricas de cultura argentina y latinoamericana.

“En el taller les hice hacer ejercicios de teatro y montar dos escenas de sendas obras: una argentina, La Bolsa de agua caliente, de Carlos Somigliana, y una catalana, Después de la lluvia, de Sergi Belbel. Para mi sorpresa, les gustó más la primera. Yo pensé que como estudian el español de España les iba a gusta más la otra, pues, además, sus personajes son jóvenes. Pero con el texto de Somigliana se morían de risa alumnos y profesores, ante quienes la representamos”.

Entre los desafíos que le tocó sortear, estuvo el hecho de trabajar con la modalidad de taller con dos cursos de 35 alumnos cada uno, en clases de dos horas, cuando

舞 台 剧 种 子 在 南 京 萌 芽

Época de siembra

En 2017, la actriz Mónica Villa dictó clases de teatro y cultura argentina y latinoamericana en la Universidad de Nanjing. Aquí repasa esa experiencia rebosante de emociones y anécdotas.

阿根廷演员莫妮卡 维亚给南京大 学西班牙语系学生上话剧课

lo habitual es de no más de 15 alumnos. Se sumaba que no tenían formación actoral y el idioma, en ocasiones, jugaba un rol crucial.

“Nos divertíamos mucho, las escenas eran graciosas. Y mi fuerte es el humor. Por eso elegí situaciones de comedia. Cuando ensayábamos, además de enseñarles los dirigía e iba agregando cosas, miradas, sentimientos. Fue difícil porque iba siguiendo a cada uno para el lado que disparaba según su personalidad, así los trabajos fueron muy distintos y efectivos. Me acuerdo de una alumna que no tenía condiciones. Yo la notaba mal y un día paré la escena y dije: suficiente. Le pregunté qué le pasaba y se largó a llorar. Se hizo un silencio y todos sus compañeros me miraban como si yo fuera la diosa Palas Atenea que lo sabe todo por cómo me había dado cuenta. Me dijo que tenía un problema familiar. Y yo le ofrecí si quería hablar conmigo o con una amiga y ella se callaba. Le dije: es importante que lo digas, esta es una clase de teatro, no de cocina, y si vos estás mal en teatro se comparte, lo compartimos para ayudar al compañero. Me sonrió y me dijo: prefiero hablar con una amiga. Entonces le permití salir de la clase con ella. Eso cayó muy bien a todos y que con ese acercamiento trabajaron mejor. No están acostumbrado a eso”.

A medida que su mente vuelve al departamento para extranjeros del laberíntico campus de la Universidad de Nanjing, con sus grandes edificios e imponentes instalaciones transitados por miles de estudiantes, en el recuerdo de Mónica Villa también se abren paso otras tantas anécdotas que culminan, es indefectible, en una amplia sonrisa de satisfacción.

“Yo hacía correcciones y señalamientos, y recuerdo que una sola chica me cuestionó. Había visto la escena que yo le daba de la obra española en una versión filmada. Ella y su equipo copiaron la escena. Estaban chochas y me preguntaron si podían probar cosas nuevas, lo cual acepté. Pero cuando me presentaron su trabajo, les dije: ‘¡Qué hicieron chicas!’ Se enojaron. Una se retobó y me contestó: ‘Me ayudó más la película que usted’. Y dije: ‘¿Ah, sí? Pero está mal. Y es porque no hacés lo que yo te digo. Eso está

bien para cine, no para teatro’. Se quedó dura. Todos se quedaron sorprendidos. Entonces les expliqué y les mostré que para teatro lo actúo de una manera y para cine, de otra. Finalmente este grupo mostró la escena y fue la mejor versión”.

A la hora de resolver algunas dificultades de comprensión, la actriz de películas como Esperando la carroza o Relatos salvajes, Mujeres asesinas o Los simuladores en televisión o de obras teatrales como La jaula de las locas o Familia imputada, debió apelar a su sólido conocimiento del mandarín. Para los dos textos utilizados, decidió presentarlos en su idioma original. Lo entendían, pero no les era familiar el voseo rioplatense. Con paciencia y dedicación, poco a poco lo adoptaron de forma natural hasta llegar a usarlo casi de forma perfecta.

“Una vez me preguntaron qué significan boludo y pelotudo. Les dije que pertenecían al habla coloquial, muy porteño, y que no estaba bien visto usarlas, por ejemplo, en una nota de tv. En un parcial, se ve que una chica no escuchó esta explicación que di escribió: en algunas leyendas latinoamericanas dicen tal cosa y tal otra, pero eso es una pelotudés. No podía parar de reírme cuando lo leí, en cambio ella quería morirse cuando se lo señalé, se puso roja. Por supuesto que no le bajé la nota por eso”.

El otro eje de su tarea docente fue dictar la materia teórica “Situación general de América Latina”, cuyo contenido estructuró en base a las leyendas de las civilizaciones precolombinas que daban cuenta de cómo era la vida, la naturaleza, el origen de las cosas y la cultura antes de Cristóbal Colón. Trabajaron algunos cuentos de Galeano, tomados de Las palabras andantes, otros de García Márquez, Benedetti, Borges y poesía de José Martí y Benedetti

y concluyó el programa con un ensayo de Martí y un discurso de Gabo en los cuales dan sus visiones, sueños y esperanzas para Centro y Sur América. “Sin desmerecer a los políticos y economistas, me parecen que son más interesantes las visiones de los artistas”, dice Villa.

Le sorprendió mucho que en su formación en español los alumnos sólo hubieran leído literatura española y nada de latinoamericana. Por ejemplo, conocían un poco a García Márquez y a Borges pero no a Galeano, a quien ella admira profundamente. “Tomé de su libro la leyenda del origen de las estrellas fugaces, tan hermosa. Y a muchas chicas no les gustó porque era triste, dijeron. Es una historia de amor y termina con que los amantes se deben separar. Les contesté: bueno, las leyendas chinas muy alegres no son, y les mencioné varias similares. Lo reconocieron y eso llevó a discutir entre ellos. Y yo buscaba eso, no que sólo se sentaran y escucharan. Yo quería que participaran y rompieran un poco con su idiosincrasia de respeto por la jerarquía que les marca el profesor. Hablaban sólo si yo les preguntaba. Es más, una vez el decano del Departamento me preguntó si los alumnos cuestionaban de algún modo mi trabajo, y ¡exclamó como liberado ‘Menos mal’ cuando le dije que no!”.

Por supuesto, no todo es fluido ni fácil de concretar debido a, por ejemplo, la gran cantidad de trámites burocráticos exigidos en China para implementar esta actividad, o por las grandes diferencias culturales, pero su saldo sigue siendo un acopio de felicidad inmenso.

Al concluir el curso, Mónica Villa recibió numerosas muestras de aprecio de sus estudiantes, en forma de en cartas o de regalos. Incluso, las autoridades de la Universidad de Nanjing le propusieron quedarse un año o dos, pero debió declinar esta invitación. Absolutamente vivo está su deseo de volver, siente que en esta construcción de puentes entre los pueblos todavía queda mucho por hacer.

“Me sentí orgullosa de las cosas lindas de nuestro país y nuestra gente, de Borges, orgullosa de todo el continente. Sentía –concluye– que estaba difundiendo nuestra cultura como sembrando semillitas que germinarán en algún momento”.

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MÚSICA

Lo que me llamó la atención del público chino es que lleva mucho a sus hijos chiquitos a los conciertos. Allá tocábamos en lugares como el Colón, salas de conciertos de música sinfónica. Y estaban lleno de nenes. Los nenes estaban concentrados en el concierto como si fueran un adulto. Me parece que para un chico, ir a ver un concierto de tan pequeño es clave. El impacto es tremendo”.

Y mira de reojo el par de palillos que tiene al lado, en la mesa de un bar del microcentro porteño. Es la caída de una calurosa tarde del fin del verano. En la firme intuición de sus presagios, sabe y reconoce la capacidad de trasmisión que tiene el poder de la música. Es parte esencial de una generación de músicos. Está en sus raíces. En la melodía. En las armonías acunadas desde los polifacéticos acordes primeros de vida. En la fluida libertad improvisada que encarna, simboliza, dignifica al sonido del jazz. En el ritmo. Fundamentalmente: lo elevado está en el ritmo.

Lo dice el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto del emblemático Astor Piazzolla. * * *

Con una extensa y sólida formación musical, de la que se desprende como una de sus influencias principales Tony Williams (baterista de Miles Davis y pionero de la escena del jazz rock), “Pipi” Piazzolla formó en 1999 el grupo Escalandrum (combinación de escalandrún, especie de tiburón argentino, y drum, traducción de tambor en inglés). E inició junto con los músicos Nicolás Guerschberg (piano), Mariano Sívori (contrabajo), Damián Fogiel (saxo tenor), Martín Pantyrer (clarinete bajo y saxo barítono), y Gustavo Musso (saxo alto y soprano), el camino de indagación de un sonido que se pueda identificar como jazz argentino. El camino, el estilo que en la actualidad los mantiene tocando y difundiendo nuestro jazz en los principales escenarios del mundo, con discos que van desde el primero y de marcadas influencias del latín jazz, llamado Bar Los amigos, hasta piezas discográficas destacadas en el refinamiento interpretativo y la ejecución instrumental, como el CD Visiones, editado en 2008.

En 2011, editaron el excepcional Piazzolla plays Piazzolla, disco tributo de Escalandrum a la figura de Astor, al cumplirse el 90 aniversario de su nacimiento,

当 皮 尔 索 拉 遇 见 长 城

NICO LEVÍN

Baladas de jazz y tango

Astor Piazzolla nunca viajó a China, pero allí hay fans del gran maestro. Su nieto, Pipi, sigue la tradición y él sí ya viajó tres veces en giras que incluyeron desde Beijing al Tíbet y Wuhan.

著名探戈手风琴演奏家及音乐 家皮尔索拉家族的子孙鼓手丹 尼尔 � 皮尔索拉 , 与他的乐队畅游 中国采风 , 并带回新的节奏。

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y con el que ganaron el Gardel de Oro en 2012: “En 2010, se me ocurrió hacerle un homenaje porque veía que todo el mundo tocaba a mi abuelo como mi abuelo, los mismos arreglos, las mismas formaciones. Y yo pensé que podía tener improvisación. Todos los temas que están ahí, salvo Libertango, nunca tuvieron batería, y había que inventársela”, cuenta “Pipi” Piazzolla a Dang Dai. Paquito D'Rivera lo calificó como de “balanceada combinación con el tango y jazzificación de los arreglos.”

* * *

“Pipi” realizó tres viajes a China, que él califica como de disímiles en la recorrida por el gran país asiático. En 2014 se produce el primero. Destino inicial: Hong Kong. Allí tocaron con la banda de la alemana Ute Lemper en la sala principal de conciertos de la ciudad más neoyorquina de Oriente.

Destino de viaje en 2016 con Escalandrum: región del Tíbet. La experiencia más extraña de las acontecidas, donde cada chino los miraba como si fueran, según palabras del baterista, literalmente unos marcianos. El grupo tuvo la posibilidad de presentarse en televisión, en la trasmisión de un megafestival musical de alcance mundial. Y además, cuenta: “Tuvimos posibilidades de tocar en algunas ciudades alrededor de Xining (ciudad-prefectura de la provincia de Qinghai), pero era muy difícil conseguir una batería, un teclado. Hubo un concierto que no había nada y tuvimos que hablar con un traductor: había restricciones militares y me habían explicado que para acceder con instrumentos, a veces se complica”, dice con una sonrisa que parece eternizarse en el recuerdo de aquellos días, tan lejos de la patria de aroma a tango y bandoneón.

Pero fue el año pasado cuando junto a Richard Galliano (compositor y acordeonista franco-italiano de jazz) se produjo la posibilidad de conocer de forma más profunda parte de la belleza de la amplia geografía que contiene China: trasladándose por paisajes que abarcaron ciudades como Wuhan, Beijing, Guangzhou y Shenzhen.

Piazzolla no sólo hizo lo que mejor sabe hacer: tocar la batería y dotar al instrumento de una identidad sonora peculiar e intransferible, que ha permitido la difusión del jazz por países tanto de Occidente como de Oriente, sino que también dedicó su tiempo a ejercitar la sabia facultad de la observación, en especial, las conductas de los chinos: el respeto y la cordialidad hacia el otro, la falta de insultos, peleas o

situaciones de violencia en la calle o en el tránsito, la apertura de los chinos, muchos de ellos músicos, a la sensibilidad, la apreciación y el arco de vigencia que siempre envuelve el reconocimiento y la pasión por la música clásica.

En el itinerario China 2017, “Pipi” Piazzolla destaca la ultramoderna red de trenes que une a toda la nación china, como el viaje que realizó de Wuhan a Guangzhou. Con amplias estaciones ferroviarias que son el triple o más de, por ejemplo, las terminales ferroviarias argentinas de Retiro o Constitución. “Hicimos algo completamente nuevo -concluye de la experiencia junto a Richard Galliano por China-, que no se toca muy seguido: mezclamos el jazz con el tango”.

Nuevamente, mira de reojo el par de palillos que tiene a su lado. Esta vez con una expresión de satisfacción eterna. Y el deseo intacto, indemne, de un posible regreso, este año, a las tierras de Confucio. * * *

Astor Piazzolla nunca dio conciertos en China. Sin embargo, su música ha sido interpretada, difundida y conocida allí gracias al trabajo que realizara uno de los violonchelistas más importantes del mundo, Yo Yo Ma, artista de familia china pero nacido y educado en Francia y nacionalizado estadounidense.

Con una cuidada selección de piezas tangueras que componen parcialmente la obra y la estética sonora de Astor, entre las que se encuentran Libertango, Fugata, Tres minutos con la realidad, Milonga del ángel, Yo Yo Ma editó en 1997 un disco que engloba el universo del creador de Adiós Nonino con la melomanía de los chinos: Soul of the Tango. The Music of Astor Piazzolla.

Uno de los orígenes del proyecto fue la escucha atenta que Yo Yo Ma hizo de una

sesión de grabación de tangos de Piazzolla realizada en París por el violonchelista ruso Mstislav Rostropovich (1927-2007). Cinco años después de la muerte de Astor, ocurrida en 1992, el chelista concretó su homenaje personal al músico marplatense acompañado, en estudio, por un grupo de sesión de excelencia: Héctor Console (contrabajo), Antonio Agri (violín), Néstor Marconi (bandoneón), Horacio Malvicino (guitarra), Leonardo Marconi y Gerardo Gandini (piano).

En 1998, Soul of the Tango se presentó en Argentina con dos funciones en la ciudad de Buenos Aires; la primera, en el Teatro Colón, y la segunda, en el Luna Park. A la formación de músicos que tocó con Yo Yo Ma en las sesiones de grabación del disco se sumaron la pianista Kathryn Stott, quien participa en la interpretación del tema Tres minutos con la realidad, y el contrabajista Pablo Aslán.

Pero los Piazzolla no sólo se relacionan directa e indirectamente con China a través de la música. Ou Zhanming (Gaviota) es periodista y traductor de libros y canciones donde, a media luz, con domingos de té danzantes, deja entrever su fascinación por el mundo del tango (ver nota Anclao en Beijing, Dang Dai N 15). Nacido en Dong Sheng, una isla de la provincia de Fujian, y con varios años habiendo vivido en Argentina durante su infancia y adolescencia, Gaviota ha realizado, entre otros proyectos, la traducción al chino de la biografía de Astor Piazzolla publicada por Editorial Corregidor y escrita por su hija Diana, en un contexto caracterizado por el crecimiento, cada vez más significativo, del gusto de los chinos por el tango: sólo en Beijing, hay siete lugares para bailar milongas.

* * *

Luego de haber grabado en los míticos estudios Abbey Road para la edición de un nuevo disco de Escalandrum, “Pipi” Piazzolla continúa “nomadeando” musicalmente de acá a la China, en el sentido más literal de la travesía. Salta de provincias argentinas a Beijing, Hong Kong o el Tíbet, y también ha tocado en otros remotos países del África o hasta en las ciudades más cercanas al Polo Norte. No hay zonas limítrofes. No hay fronteras cuando la música se expande de generación en generación; cuando la preservación del nivel de excelencia despliega, cada día, el valor de la vigencia.

Porque el Piazzolla tanguero aún late con fuerza al ritmo del Piazzolla jazzero.

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ÓPERA

Una joven china caminaba por

un centro comercial de su ciudad y una voz la estremeció. Quedó impactada por su color. Se detuvo y entró al local de música que propagaba esa voz. Era la de la soprano internacional de música clásica, la mendocina Verónica Cangemi. “Recibí una carta en la que me contaba que ese día decidió dedicarse a la música y ser cantante. Para mí, fue emocionante”, cuenta la cantante lírica reconocida internacionalmente, con vasta trayectoria en presentaciones ante los públicos de algunos de los escenarios más prestigiosos de Europa y premiada con el Konex 2009 como una de las mejores cantantes de música clásica.

Cangemi es un apellido impregnado de música. La madre de Verónica, Fenicia, también es cantante de Ópera (sobrina del folclorista mendocino Hilario Cuadros), sus hermanas, sobrinas y su hijo también se dedican a este arte. Verónica comenzó su carrera dedicándose a tocar el violonchelo, de los 7 a los 27 años lo tocó en la Orquesta Sinfónica de Mendoza y luego el canto hizo la gran aparición en su vida. “Había que diferenciarse”, dice cuando cuenta que se especializó en música barroca del siglo XVII y XVII, interpretando obras de Haendel, Vivaldi y Georg Philipp Telemann.

Su música encuentra muy buena recepción en China, especialmente entre los jóvenes. Sus álbumes Orfeo & Euridice de Harmonia Mundi y los de las Óperas de Vivaldi se venden más que en cualquier otro país. “En China existe mucha admiración hacia mi trabajo. Me gustaría poder estar más en contacto con los que eligen el camino de la música y poder ver cómo hacen para desarrollarse e insertarse en el mundo hoy que su país, como potencia, es culturalmente fuerte”, asegura Cangemi,quien cantó en el Hong Kong Arts Festival en el Año Nuevo Chino en 2005 con la Freiburg Baroque Orchestra.

Al finalizar aquella jornada, llegó al hotel y había una larga fila de personas que la esperaban para que les autografiara sus discos. “La cultura china tiene mucho respeto hacia la música clásica occidental. Se sienten particularmente atraídos por la ópera italiana, por lo latino. Puede ser debido a que su idioma es más gutural”, afirma. * * * El 13 de septiembre de 1993, la bailarina, actriz y profesora nacional de danza Gra-

古 典 音 乐 的 缪 斯 女 神

De Simone. Una argentina en la Ópera de Beijing. Foto de Nico Levin

Musas de la Ópera

Verónica Cangemi y Graciela De Simone realimentaron su amor por la música lírica china en sendos viajes a Oriente, de los cuales volvieron transformadas para siempre.

维若妮卡 · 甘杰米与格雷西 · 德西 蒙在各自的东方旅途中都被中国古 典音乐打动 , 在用爱重新诠释艺术 的同时她们自己也焕然一新

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ciela De Simone representó el personaje de Shi San Mei de una de las obra más famosa de la Ópera de Beijing: Adiós a mi concubina, en un Concurso Internacional, que le valió ser premiada con el Dragón de Plata (segundo premio) y notas periodísticas en los diarios China Daily, Guangdong Daily y la revista China Hoy.

Cuando en 1991 viajó a China, becada para aprender idioma chino mandarín en la Universidad de Lenguas de Beijing, no imaginó que le esperaba el desafío de “desarmarse y volverse a armar”. Así define el proceso que atravesó en su pasaje por la Academia Central de Arte Dramático, donde estudió la Ópera de Pekín y representó durante tres años al personaje de una mujer guerrera que cantaba, realizaba movimientos de artes marciales y recitaba.

“El entrenamiento era parte de la vida cotidiana e incluía no sólo el aspecto actoral, físico y de la voz, también adaptarse, acercarse y profundizar en el idioma, las costumbres de la vida cotidiana en China. Tuve que desarmar las estructuras físicas y mentales con las que venía para poder aprender lo nuevo, las nuevas formas de hacer las cosas. Esto me abrió la cabeza”, comenta De Simone cuando recuerda su primer año en Beijing como el más difícil. Estudiar el teatro tradicional chino implicó estudiar los elementos distintivos de la Ópera: el canto, la danza, la música, el vestuario, el maquillaje y la caracterización.

“Buscar los significados y descubrir esa simbología que tiene que ver con la cultura, la filosofía, las costumbres, la historia, fue lo que más me fascinó desde el principio”, agrega. Existe un gran compromiso de parte los actores y sus maestros, ya que, en muchas ocasiones, se llega a representar sólo uno o dos personajes de la Ópera durante toda la vida. El personaje es asignado de acuerdo a las características del actor y éste debe seguir perfeccionándolo hasta llegar a la esencia.

A mediados del siglo XIX, cuando se calcula que hizo sus primeras presentaciones, la Ópera de Beijing era una obra que se ofrecía a la corte imperial, luego de muchos años se ofreció al público y si bien sufrió los vaivenes políticos e ideológicos de su país, en la actualidad es un arte de acceso masivo en China y en otros países.

En 2010, fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, así pasó a ser reconocida a nivel mundial como una de las prácticas y expresiones vivas (en este caso, artes

escénicas) heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes más importantes de la humanidad.

Si bien en sus orígenes fue el canto el que la distinguió, luego se fueron incorporando otras disciplinas y en las representaciones actuales se destaca más el movimiento que el canto. Esto la hace de alcance más masivo pues no es necesario conocer el idioma para disfrutarla. “Se adapta más al mundo de hoy, de la imagen y la comunicación y llega como expresión artística donde no llega la razón”, reflexiona De Simone quien cuenta que desde su reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad fue incluida como arte tradicional chino milenario en las escuelas primarias, en la TV y en los teatros chinos.

La música clásica y particularmente la ópera tiene un alcance masivo en China. Además de estar presente en los concursos televisivos, la población escucha y ve ópera en sus aparatos electrónicos mientras se trasladan en los trenes o mientras trabajan en los comercios. Esto llama la atención a la mirada y al oído occidental y en especial, latinoamericano, donde este estilo musical carece de ese componente popular y se restringe a una elite más intelectual o de clase alta.

* * *

Por su parte, Cangemi cuenta que el haber dictado clases magistrales en varios países del mundo, la lleva a proyectar como “un gran desafío” poder hacerlo en China.

“Que los jóvenes chinos, aunque hablan un idioma tan distinto, se conecten desde el idioma universal que es la música. Se trata de trasmitir sensaciones, acá no hay nada matemático”, dice. La investigación acerca de las influencias musicales occidentales que llegaron a China también le parece un tema interesante para trabajar

Cangemi. Cantó en Hong Kong.

ya que ella reconoce en su propia vida artística una “melange de dos culturas: la criolla y la italiana”.

A su vez De Simone, en Una argentina en la Ópera de Beijing, libro de 2016, propone adentrarse en este arte escénico “no desde un punto de vista exótico sino como un valor intercultural que puede ser incorporado productivamente a creaciones coreográficas nacionales e internacionales”. Las artes marciales, los movimientos, el maquillaje son algunas de los elementos de otras disciplinas que, según la autora, se pueden incorporar a obras teatrales o de danza no chinas, dando lugar a una nuevas creaciones.

Una de las características de las políticas culturales chinas es la importancia a la conservación del patrimonio cultural, la continuidad en las representaciones tradicionales de las diversas disciplinas artísticas como rasgo identitario del país. La Ópera de Beijing es una de las mayores expresiones de las artes escénicas chinas, no sólo porque relata historias que “promueven la esperanza y movilizan el alma”, mostrando que “los infortunios y sin sabores pueden ser superados”, sino también porque “la belleza estética permite olvidar momentáneamente la amarga realidad” .

Cangemi dirige desde 2007 el Programa de Canto de la Universidad de Congreso en Mendoza en el que se forma a los jóvenes interesados en avanzar en sus estudios de música o que quieren presentarse en concursos internacionales.

De Simone, que pasó física y espiritualmente por la experiencia de pertenecer a la Ópera China, que definió como una “escuela de historia” –porque sus relatos ayudan a comprender hechos fundacionales de la Historia de China– dicta en el Instituto Confucio de Buenos Aires (ICUBA) la materia Teatro Tradicional Chino: Ópera de Beijing, en el cual busca difundir la cultura china y que los estudiantes tengan una mejor comprensión y apreciación del arte escénico chino.

Ambas artistas argentinas, a partir de sus experiencias y trabajo, expresan su pasión por la expresión artística tanto en la interpretación como en la difusión entre las nuevas generaciones como en las distintas culturas y sueñan con la posibilidad de que la música y el teatro sean un puente enlazador entre Argentina y China para sostener la memoria cultural de los pueblos a través de sus tradiciones y así profundizar la amistad entre ambas culturas.

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