MAX EFRAÍN PÉREZ
LOS POETAS Y LA POESÍA INSURGENTE
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA LOS POETAS Y LA POESÍA INSURGENTE © Sobre la presente edición Universidad Bolivariana de Venezuela. © Max Efraín Pérez Depósito Legal: lf86120078001422 ISBN: 978-980-6664-44-9 Coordinación de Ediciones y Publicaciones Departamento de Diseño Gráfico: Diseño, diagramación, corrección, montaje y fotolito digital. Impresión: Imprenta Universitaria UBV Caracas, Venezuela, julio de 2007
Antología y Opiniones I
INTRODUCCIÓN La poesía apureña de un modo general no fue uniforme ni constante durante el tiempo transcurrido hasta el presente, sino que ofrece contornos variables en cuanto al lenguaje, el tema propuesto y el gusto estético. Se advierten tres vertientes estéticas en tres colosos del arte poético: el modernismo en José Natalio Estrada (1902-1992) quien comenzó escribiendo entrado el siglo XX desde su Trinidad del Arauca, versos refinados usando términos extraños como “pagano, galana, epifanía, rusticana” de acento rubendaríano claro está, inundado por un manto autóctono. En un fino galope rasgando la sabana mi caballo y Yo somos dos canciones de gloria él relincha a los vientos una historia galana y Yo siento que hierve de pasión esa historia. Hombre y tierra, calor y color nativo van inseparables del autor. “Nadie como él para enlazar la poesía con la soga del romance” sostiene Francisco Salazar. Sus escritos están reunidos en María del Llano (1998). El vanguardismo con su tono agresivo se refugia en Julio César Sánchez Olivo (1909—88). Nacido en Guachara, poeta que cultivó el octosílabo con maestría, ganándose el aprecio y alta estima en el llano, porque sus versos incitan al amor y la esperanza de sus coterráneos. Dice: Aquí estoy llanura mía como siempre, siendo el mismo cantando golpe llaneros sin ponerles más aliños que la pimienta del alma de un llanero bien nacido. Con justa razón se lo llamó Cantor del Cajón de Arauca, a mi modo de pensar se erigió como el Romancero por excelencia “A quien el olvido no debe olvidar” parafraseando la opinión de Efraín Subero. Dejó como 3
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su antecesor un libro intitulado Por el rumbo del recuerdo (1978). Y el postmodernismo no es un pendón aromático, sino que vibra con timbre desafiante en poetas como Felipe Martínez Veloz, quien a sus 87 años de haber abierto los ojos en Apurito, sin pretensiones de mando recoge un pasado matizado de vientos rebeldes, con esa carga explosiva escribe una especie de proclama política y junto con él han madurado otras voces: Luis Melo, Olavaria, Pedro E. Hernández, Alfredo Chacón, Lucila Velásquez, Eulises Durán, Marcos Lavado Castillo, Moisés Benaín, Glicery Silva, Luis Sosa Caro, Freddy Melo, Igor Barreto y otros nacidos en Apure, algunos distanciados del solar nativo. Aquí incluyo el nombre de Edwin Madrigal, nativo de Costa Rica, quien desde 1963 se integró a la inquietud literaria del llano, a mi modo de pensar merece estar incorporado en la dinámica intelectual del llano, porque durante años contribuyó al florecimiento de las letras apureñas. Muchos han tomado rumbos diferentes y también han elegido otros espacios geográficos cuando el postmodernismo no trepidaba en tumbar el pasado tradicional e imponer sus propias cauces. Bajo esa órbita de cambio ideológico los poetas van armando sus carpas como Pablo Neruda que sacudió los oídos de América Latina 50 años atrás, porque los jóvenes no aceptan recetas estéticas ni cortapisas para expresar su mensaje y con tal propósito van ganado audiencia popular más allá de lo imprevisible y lo imaginable. En 1985 se editó Momento del Poesía Apureña que congregó a los porta-liras de esa época, acaso la primera Antología que reúne a los que escriben bajo el sol abrazador de San Fernando, sin más propósito que exaltar a los valores originarios o no de la ciudad llanera, porque contribuyeron al destape de las letras apureñas unos como fervientes defensores del terruño y maestros del octosílabo, otros anunciando cierta inquietud hacía nuevos lineamientos estéticos. De aquel grupo quedan pocos, algunos como Pedro Pablo Olivares y José Luis Requena enriquecen el ensayo y la investigación histórica, lejos del árido horizonte de la poesía, otros se alejaron definitivamente del quehacer literario. La última década del siglo XX marcó un descenso en las letras, inútil pensar en el vacío que dejaron la muerte de Marcos Lavado Castillo (1988) Julio C. Sánchez Olivo (1989) y José Natalio Estrada (1992) aguerridos defensores del sentir llanero e impecables maestros del octosílabo, años después Pedro Elías Hernández (1918-2002), llamado el “Apureñisimo” dejó el mundo de los vivos no sin antes estampar su Azotea, como escudo de nobleza. En rendido homenaje al amigo transcribo un fragmento de su poema “Pobres pueblos de la Patria”. Dice: 4
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He recorrido este pueblo mi pueblo a medianoche He visto calles sucias casas derruidas solares sembrados de maleza ranchos con chinchorros maltrechos colgando en sus soleras Hombres sin techo durmiendo bajo el cielo. Ahora ¿Qué pensar de la poesía apureña? Hasta donde llegaron mis ojos desempolvando bibliotecas o publicaciones esporádicas y como amigo insoportable de las tertulias pude recoger datos de los propios amantes del verbo florido. Los poetas jóvenes optan por la prosa poética, algunos se atrincheran en frases cortas, libres de todo formalismo, uno que otro se apoya en el verso clásico, la estrofa menor o romance. En cuanto al tema prefieren el enredo amoroso antes que el gusto telúrico, incursionan en la tónica social, a través de versos prosaicos forjando una especie de proclama político-social, a veces solo consiguen ambigüedad en su entorno ideológico. El aporte de los poetas llegados al llano o la lectura sosegada de maestros contemporáneos de la lírica Latinoamericana como Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén, Mario Benedetti o Roque Dalton han condicionado la aparición de la poesía insurgente en Apure, poesía labrada en horas de aflicción, descontento y preocupación social. A los poetas agrupados bajo ese timbre protestatario no pretendo presentarlos con lente crítico, sino con la frescura de sus mensajes, tanto a quienes se inician, perseveran o maduran bajo el espejismo de ver mejores días en el mundo, sin explotados ni explotadores. A mi modo de apreciar; estos poetas se apartan del individualismo secante y buscan los caminos de la solidaridad humana; porque la época controvertida que vivimos, los convierte en quijotes o héroes, bajo este cielo atiborrado de relámpagos y nubarrones que nos toca vivir comenzando el siglo XXI.
San Fernando de Apure, octubre 2006 Max Efraín Pérez
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JOSE MANUEL BUENO (Rincón Hondo Estacada 1968) El poeta en sus años de niñez vivió entre su pueblo natal en San Fernando de Apure, donde reside actualmente. Inquieto y fogozo animador en la tertulia. En 1994 se incorporó al Círculo de Escritores y en tal condición participó en el homenaje tributado al poeta Andrés Eloy Blanco en Caracas 1997, y dos años después editó por cuenta de la gobernación del estado Apure, una trilogía donde aparece en prosa poética, la hermosa descripción sobre San Fernando.
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San Fernando de Apure
Ciudad de ayer, cuando las soledades infinitas, ensillaban mulas para quemar la piel del horizonte; abordaban bongos para anunciar en la vuelta del río, la espuma sobre el lomo del agua diluyendo distancias. Manos blancas, indias y negras izaron una cruz y trazaron calles a la orilla del gran cauce. Te dieron el nombre de un Rey santo, también del ayer. Los cascos de caballos guerreros pisaron en tu suelo buscando libertades y retumbó en tu ambiente el charpazo del arreo, en tu arpa de brisa el canto de tus hijos. Luego la mano del progreso hizo todo lo demás. Mucho tuvo que ver tu rio que una vez se fue camino a Europa. ¡Vengo con la luz de una estrella! Vestido de sol y luna ¡Como un Dios! Montando el brioso potro del teniente Camejo, con la voz de Páez en la garganta y un grito universal de 76.500 Km., para que el mundo sepa de nosotros. San Fernando 1999
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QUIJOTES Obreros de las letras. ¡Quijotes! Dueños de locuras divinas. Enfrentad a los antípodas de la justa sociedad. Sé que vuestros sueños os han convertido en guerreros y los compromete ante el mundo. Luchad por el hombre, la verdad y el amor, os he encontrado en un punto del espacio, en el momento, cuando sus fieles espalderos os han abandonado !Sanchos traidores! se han cambiado de bando por unas monedas y un trozo de pan; pero están vigentes, aunque los rocinantes y las lanzas, tienen otras formas y la constancia os asiste y ésta es hermana de la gloria. ¡Por favor Quijotes! Que el silencio no los haga cómplices del injusto tirano. ¡Empuñad vuestras lanzas, tomad vuestras adargas y enfrentad al enemigo! !No! Ni un ápice de tregua, el mundo está con vosotros.
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Cicloidal III Fingieron la felicidad y amaron encontrando motivo para poblar la tierra Se sintieron rivales y pelearon oscureciendo el suelo con su sangre. Se creyeron santos y fingiendo Confundieron e idiotizaron al pueblo Se hicieron poderosos y reinaron Los destronó el filo de su propia soberbia Se construyeron ídolos y adoraron La tierra se hundió por tanto peso. Se comienza otro ciclo y los mesías se pelean por un puesto ante la fe. 1997
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SE LLAMA ALDEA Érase en el verde oscuro de la selva silueta de hojas ...ramazón Un silencio espantoso hiere los sentidos parecido a la fiera en acecho. Trillo de animales salvajes bejucos, chirivitales, espinas. Atrapada el alma en redes de tallos y raíces entre aquel silencio que es un reto de serpiente dispuesta a la picada. El destino sembró los pies sobre aquel mundo de duendes verdes de techo verde de todo verde. El rumbo son todos los caminos que como una ruleta te llevan y te atraen al mismo punto. El único vaqueano es el sol que a veces se asoma por el ramaje como gota de oro ante los ojos, la esperanza se llama aldea.
San Fernando de Apure junio 2002
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Edgar Ramón Gómez (Florza 1966) Nació en el fundo Mata de tranquero, jurisdicción del municipio Rómulo Gallegos, donde transcurrió su niñez entre las faenas campesinas y costumbres llaneras. Sus estudios básicos lo realizó en el Hato Guafita y el grupo escolar Simón García Rosales de Elorza y el bachillerato en el Liceo “Ignacia Rodríguez de Mayol” de la citada localidad. Inquieto y soñador se inspiró en temas de su terruño la música recia, la copla llanera. Actualmente cumple las funciones de docente en la Escuela Básica Magín Pérez. Del conjunto de sus escritos ofrezco al lector fragmentos de “Un día de trabajo” y la “Tinaja”.
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Día de trabajo en el llano Con el pincel de mi verso quiero dibujar cantando a la llanura en tiempos cuando era chavalo contarles la rudeza de los trabajos en el llano en los hatos ganaderos de Elorza al Capanaparo son las cinco de la mañana comenta el caporal los gallos están cantando ya viene el amanecer los llaneros se remontan pa’ echarle los pies al barro un toro criollo se planta demostrando su bravura y tienen que naricearlo aprovechan los llaneros pá “estoconarlo” o caparlo. *** Ese otro día en la mañana con maneadores en la mano se dirigen al corral allí enlazando y maneando hierran todos lo becerros y capan todos los mautes flacos y es aquí donde termina un día de trabajo del llano Lástima que estas costumbres no volverán jamás en mi tierra se acabaron pero es tanto que añoro que retroceda el tiempo para no tener que soñarlo.
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La Tinaja Todos le cantan al llano al palmar y a los esteros al camino, al mastrantal al cuatro y al cabrestero a las mujeres bonitas, al blanco lirio mayero al palmar, la garza blanca al carrao y al paradero yo como soy más criollito que tapara de ajicero me llegó la inspiración del baúl de los recuerdos pa’ cantarle a la tinaja como homenaje sincero la tinaja es conocida desde los tiempos primeros cuando el indio al español aquí no soñaba verlo dentro de su noble choza la fabricó con esmero la moldeaba con arcilla y la llevaba al bracero dentro de un horno caliente de allí salía como un hierro de diferentes tamaños como formas y modelos grandes, medianas, chiquitas, boconas de fino cuello achatadas, largas, cortas con oreja de cardero Con tapa o sin tapa igual en aquel tiempo postrero servía para muchas cosas y al tiempo la transmitieron a nuevas generaciones y en la nuestra aún las vemos adornando algún rincón o sirviendo de florero. 13
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ELADIO R. SEQUERA (San Fernando 1965)
Su infancia transcurrió entre Maracay y San Fernando de Apure, pero vive y desarrolla sus actividades en la ciudad llanera, estudió en la Universidad de los llanos E. Zamora e incursionó en poesía desde sus años de estudiante. En 1985 fue incorporado en el Momento de la poesía apureña, antología que agrupa poetas de aquella época. Es miembro de la Asociación de Escritores Apure y Preside la Asociación de Autores y Compositores del estado. A primera vista su poesía deshoja las páginas de un amor incomprendido, quizá inseparable de su numen poético.
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CUANDO LLEGUE LA NOCHE Cuando llegue la noche y ya no estés en el silencio lloraré tu ausencia y volará mi amor a las estrellas y buscará sin descanso en ellas tu presencia. Cuando llegue la noche y ya no estés vestiré de esperanza mi dolor y en la nostalgia de la noche fría mi alma buscará en la lejanía tu color. Cuando llegue la noche y ya no estés serás fulgor de luna en mi desvelo y besaré tu cuerpo sublimado y serás a mi pecho angustiado su consuelo.
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DIME QUE TIENES TÚ Dime qué tienes tú que si te miro un fuego inmenso me calcina el alma. Y quisiera correr sobre tu cuerpo y encender de ese fuego en tus entrañas. Dime qué tienen tus ojos silenciosos que a los míos ocultan la mirada. ¿Acaso temen que descubra en ellos lo que nunca me dices con palabras? Dime qué tienes tú mujer que si te pienso una tormenta de pasión me invade profanando mi propia fe divina, porque entonces te adoro como a nadie. Dime qué tienes tú que mi cordura a los desdenes de tu amor sucumbe y en mis momentos de delirios siento que ya conquisté de tu amor la cumbre. Dime que tienes tú que me enloqueces y desnudas del pudor mi orgullo y quisiera en un beso para siempre unir mis labios a los tuyos. 2.003
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Vuelvo camino Vuelvo camino y aquí estás postrado esperando del hombre gratitud, mas en tu espera de silencio eterno se van los hombres y te quedas tú. Vuelvo camino y aquí estás vestido de verano abrazante y sutil calma y los pasos del nombre sobre ti dejan huellas que gritan en tu alma. Tú deberías camino, caminar el mundo cruzar montañas, mares y ciudades. cruzar otros caminos, caminarlos y conocer otras realidades. Camino viejo en el bosque viejo en tu silencio escondes tus verdades.
San Fernando 2004
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AMALOA CARRASQUEL (La Unión, Barinas 1964) Desde su niñez fijó su residencia en San Fernando de Apure, donde cursó estudios en el colegio “Sagrada familia” y actualmente ejerce el magisterio y continúa sus estudios en la UPEL. A temprana edad comenzó y participó en actividades artísticas, más que poeta debe ser destacada como cantante o interprete. Pertenece a varias agrupaciones: Sociedad Bolivariana, Círculo de Escritores y Asociación de Escritores-Apure.
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Acróstico De las cosas más bellas de este mundo Involucraste mi vientre de alegría Emerges como dulce melodía Gozoso y rico de este manantial ¡Oh! bello niño! que llegaste a mi vida. Amarte es mi delirio y mi gran devoción Rozar tu cara de ángel con la mano de Dios Maria bendiga todo lo que anhelas A tí querido hijo Nunca te he de defraudar, Juntos estaremos por siempre Oprimiendo el botón de nuestro hogar.
Son cosas del destino Son cosas del destino Nuestro amor de ayer al fin se terminará. Lo que tu y yo juramos en aquella quebrada. Unimos nuestros labios y con la bendición de Dios nos adoramos Me dijiste -te quierocontesté yo te amo para toda la vida y nunca separarnos Son cosas del destino… San Fernando, 2004
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RAMÓN DE JESÚS OJEDA C. (ELORZA 1961) Nació en el vecindario San Ramón, jurisdicción del municipio Rómulo Gallegos, capital Elorza. A temprana edad se inspiró en temas del llano, escribió coplas poemas referidos al río Arauca y faenas campesinas. Sus estudios básicos y del bachillerato los realizó en su pueblo natal, superiores en universidades pedagógicas Experimental Libertador y Santa Maria, optando los títulos de profesor y especialista en Planificación y Evaluacion Educativa. Gran parte de sus escritos reflejan el llanto, la alegría y costumbres del llano, quizá por esto lo llaman “poeta de la esperanza”. En la actualidad se desempeña como profesor, cronista y celoso impulsor de las letras elorzanas. Del conjunto de sus escritos ofrezco partes salientes del poema Calor de tierra, Último canoero y El pataruco esplumao.
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Calor de Tierra Corral de Guratarito hoy lloro en tu puerta con el sudor de mi frente mojé ayer tu arena blanca. Solo vi un platanital meciendo sus hojas anchas que tapaban completico la ruta a la puerta e’tranca. Pero la huella de un hombre para siempre deja una marca llanero como mi padre siembra muy hondo sus plantas como escribe también habla como llora también canta como trabaja construye los sueños de su añoranza. Ser un peón en aquellos tiempos tenía cosas dulces y ácidas sin más ley que la del hombre tenias más fe que las palabras tenías razón padre mío para que querer estas pampas abrigándole su amor bajo el sombrero y la manta. ¡Dulce tierra! pienso a veces que hasta el progreso rechazas cuando recuerdo a mi padre millonario de esperanzas quien en el portal de su vida fue como la vieja lámpara que se consume dando luz y en años queda sin llama asi se le consumió al pobre viejo el alma. Elorza 2006
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EL ÚLTIMO CANOERO Una canoa silenciosa rodando al compás del remo cruzando de costa a costa aquel rio por un bonguero y un tabaco entre la boca no quiere agarrar el fuego. Cuantas veces nos privó la tranquilidad de un sueño, sus bostezos se apagaban en el ladrar de los perros. tenía el alma de valiente tenia el corazón de acero A sus dos brazos sansónicos le colocaba el empeño para conducir el bongo en el raudal turbulento mirada de ave rapaz como caimán en acecho era faculto en el agua y algo de tonto en lo seco vuelen y llaman de un lao con un grito al canoero ¡Don Lauro, Don Lauro! quiero que usted me pase hasta el otro extremo contestaba en inmediato ¡Allá voy! Igual que un eco el rió que estaba apacible se torna esta vez violento como desafiando el hombre que no le tiene respeto choca contra la palanca cruje el corazón de cedro; pero el bonguero ha ganado en un duelo de silencio. Cómo una paja en el viento cruza las aguas el Viejo, se ha creado esa condición de ser sirviente de un pueblo. Cuantas veces no sintió 22
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torrenciales aguaceros en su frente se posaron los bravos soles de enero, le dio la mano a los turistas que venían el diecinueve a disfrutar de las fiestas de Elorza, pueblo apureño.
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El pataruco esplumado (Desplumado) Dedicado al arpista apureño Indio Figueredo El cansado arpista duerme sobre el arpa recostá como a las tres de la tarde el baile empezó a soná y vino a parar el son ya en horas de madrugá comenzó con una kirpa pero de aquellas tramá que hasta los réncos que habían se pusieron a bailá Lo acompañó con un seis y lo empezó a enumerá después vino la chipola se llama “rompe enlutá” por la “chipola” un curita se le entregó a Satanás cuando el gallo pasionero empezaba a menudeá la garganta e los copleros casi no le daba má para no dejá enfriá el baile también se puso a cantá y tocando zapateaba con sus dos patas pelá. Venían los claros del día empezaban a llegá el sol amarillo drago con timidez de alumbrá penetraba por la endija de la plancha despegá poco a poco los que habían se empezaron a marchá ¿Para quién iba a cantarle? ¿Para quién iba a tocá? mejor jalo la butaca pa’ la pared embarra se recostó con el arpa y puso la pata allá El jornalero del arpa dormido se quedó yá los rayos de luz enlazan 24
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A las cuerdas reventá juntando primas y bordones La brisa ayuda a finá como si mi Dios quisiera ayudarlo a remendá, ser músico y ser poeta tiene algo e´ divinidad. Así encontré al pataruco con su colcha desplumá con el sombrero pa’ un laó y las uñas to quebrá sus manos ya no podían ni siquiera bordoneá el exceso del trabajo no lo dejaba picá, pero hay veces que la raza tiene el hombre que mostrá Lo moví como la fruta que no se quiere escajá como choca la corriente con la chalana enterrá peló los ojos y me dijo déjame pa’ descansá que apenas duerma un ratico; volvemos a comenzá. Y al rato siguió el baile como si ná. Elorza, Enero de 2002.
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Gregorio González Vivas (San Rafael de Atamaica 1957) Egresado de la Escuela de Artes Plásticas “Juan Lovera” de San Fernando de Apure, ciudad donde vive y cumple diversas actividades, como artista fue acreedor a varios premios de pintura e incursionó en el periodismo al coordinar FLOR DE BORA, suplemento literario del Diario ABC, de transitoria existencia. Pertenece a las siguientes organizaciones: Sociedad Bolivariana Centro Apure, Circulo de Escritores-Apure y Directivo de la Asociación de Artistas Plásticos. El poeta confesó haber elaborado los poemarios: REBOTE, RAMAL y AL BORDE DEL TRUENO, inéditos al momento. Una breve lectura de su prosa poética impresiona y advierte que el vate se desplaza por escenarios mundanos, impulsado por la fantasía, quizás como la vía más asequible para producir la imaginación del lector.
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INSOME Bordean los dientes tu lado blanco y lo aplasta hasta borrar esa instancia, esa rueda que no da la cara, pero que le agregas cada vez que puedes un poco de asombro, así, sin interrumpir el prístino anhelo, anhelo de tu largura acostada, sin el alfiler de tus axilas y sin el chinche de tu almohada, inmóvil, sin mostrar la abertura miserable de tu caries, sin los alientos tóxicos retorciéndose en ritornello con pena en el aire, sin el filtro querido y vergonzante de tu lienzo ya cenizas; signos en el bajel abigarrado por el verdugo óxido, sigues tendida como una cuerda, con el bulto apelmazado de sudor, no le perteneces a nadie, jamás alguien quiere tocarte, ni por primera ni última vez, tampoco eres horrible, así borres elegantemente con el resuello el único silicio de tu oficio favorito, corre, huye de los solares vacíos, oxigena tus suspiros con el transeúnte, para que constantemente tus ojos sedientos laman al desenfado, la locura de los frenos idos, las pasiones contempladas en los errores y al resurgimiento de tus mismos vómitos al hurgar el alambre incesante de tu cerebro. Es bueno, no dejes de hundir los sueños por un instante en una vidriera y te verás corriendo en zig zag en medio de una taza de café sumamente vulnerable, eres bella, tus ojos permanecen rojos por la altura en que te has expuesto, no resbales, estás mejor.
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Espectro Ven despojo enardecido al ciclo polvoriento para decirte todos los ruidos de los goznes, todo el pestañeo traumático con sus úlceras de pan, todo el halo de protuberancias volcado en el césped, si quieres siéntate en las púas estériles como si ya no halaras mocos ni los ridículos sacos de las esquinas con el criadero de afanes, has enmohecido de pus los cantos, los suelos y todos los rincones, se doblan los esbeltos parentescos sobre mentiras y lastimosos insultos, quisiera el mundo las amarras de tu muerte, pobre espectro, por la poca verdad que justifica un insolente adiós, tal vez con mucho espaviento estarás gestando garzas como los hedores que acordaron brindar agradecidos toda la rabia, toda la estafa, por decirlo con el hule de tu barriga, sin una decisión crujiente y prohibida por el acto de hincarse, robándose los rezos diseminados y beber el agua de las mariposas, sabía que al fingir los huesos de un techo abismal, los muslos irían en mecates desinflados hasta la guarida del sol, todo atropellado por un péndulo gigante que escupe infamia y decirlo es incendio y es rabia.
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Polvo Columnas de gorjeos arremeten contra rompeolas de cartón, casi al borde del convento danzan jugadores de bolas tentados por crismas en acechos perspicaces, decapitados ruedan en trineos por la fría arena del mes de junio, castigando con sus gritos senderos reflejados en techos imprevistos en el paladar de una hiena, gotear de camisas blancas sacuden a visitantes de casas aéreas que machacan con chorros de hojas secas hasta rellenar la nueva audiencia del miedo. Varillas de laureles extraídas del estuario inundado se pudren en años que antes esquivamos despiadadamente, la plasticidad del salto sin cabeza al conjuro relleno de tantas esferas invisibles de multitudes, dejan traslucir sobre brillos escapados por huecos de ratones y este silencio arrugado junto al macadán humedece las repisas polvorientas de sus huellas hecha ripio.
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Elvia Villanueva (Apurito 1958) Cursó estudios en el Liceo Miguel A. Escalante de San Fernando de Apure, ciudad donde vive y cumple múltiples actividades. Pinta y escribe versos despojados de canones tradicionales y no llegó al libro, pero su poesía transcurre entre la realidad y la fantasía, acaso escenarios de intimidad amatoria. Elvia se incorporó en 1994 al Círculo de Escritores y coordinó las actividades culturales en su parroquia de Terrón Duro. Actualmente cumple laborales artísticas en el museo Antonio J. Torrealba de la ciudad llanera.
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Espacio del tiempo Era casi mediodía el péndulo del reloj inexorable se erguía, no era tu tez viril lo que quería palpar Yo quería hurgar los recodos de tu corazón para atrapar tu alma... No quería que tú te alejaras, quería devorar con ansias locas la dulce y pícara sonrisa que dibujaba tu boca. Quería abordar contigo la misma nave hacia mundos ignotos, pero zarpó mi esperanza en nave veloz y mis remos yacen rotos. Se rasgaron mis alas en el espacio del tiempo, no pudo volar mi fantasía... Caminé sola deshojando las horas del hastío por agrestes vías, libando el panal de mi melodía. San Fernando de Apure, 2001
EL TREN DE FELICIDAD El tren de la felicidad aparcó en mi estación. pero una mano implacable me arrastra por rieles contrarios con los ojos vendados. Las manos atadas lo oígo partir. San Fernando, abril 2002
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Serenata y despedida Vierte sus lágrimas el cielo ¡Cómo caen sobre el tejado! Parecen las notas de un piano encantado de misterio y ensueño. Espera. No abandones el nido todavía espera que irradie el nuevo día. Mis ojos se acostumbraron a no verte y mis oídos ya no extrañarán tu voz, no estaré tan triste ni tan vacía; en mí ha comenzado una nueva vida. ¿Qué diré yo si me preguntan por ti y quieran saber cuando volverás? Diré que eres como ave viajera, como las mariposas besan las rosas, roban su néctar y luego se van... !Aguarda¡ deja que mis lagrimas seque el viento que las que brotan de mi alma, secará el tiempo..
San Fernando 2001.
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A MI MADRE Benditos sean tus ojos color almendra que dieron cobija a mi tristeza. Benditas tus manos que me colman de pan y surcen con hilos de amor los sueños rotos de mi quimera. Tú fuiste ¡Oh madre! mi primera escuela donde aprendí a discernir la filosofía de la vida. Yo fui la semilla que cayó en tu huerto y tú abonaste con abnegación. Ahora soy el fruto de tu buena cosecha y tu eres la voz de mi conciencia. No permitas que mis pasos se desvíen de la senda recta. Madre mía yo navegué por el lago de tú vientre. Y ahora tu navegas por los ríos de mi sangre ardiente. San Fernando, mayo 2004
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MARÍA AUXILIADORA GÓMEZ DE PÉREZ (Caracas 1957)
Desde temprana edad se residenció en San Fernando de Apure, donde vive y cumple actividad de docente con grado de Licenciada en Educación (mención preescolar) y Postgrado en Gerencia Educativa. El año 2002 editó su poemario SUBLIME LENGUAJE DEL ALMA que “busca un espacio para hablar de intimidad” como se anota en la presentación del libro. El conjunto reúne versos rimados o no sobre temas regionales como historia, patria, costumbres y páginas deslumbrantes del entorno familiar, escritos con un lenguaje directo y exento de ropaje metafórico. En la actualidad cumple actividades docentes, después de haber desempeñado la Secretarñía de Cultura del estado Apure con mucho éxito hasta mediados del año 2004.
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COLORES DEL CANTACLARO Con pinceladas de las coplas quisiera pintar mi llano y poner en su tonada los colores del cantaclaro El verde del fiel mastranto color de sueño y fe El alma de un cantaclaro que vive, ama y crece El azul cielo que cubre la llanura en su leyenda y cuando oculta una nube la convierte en quimera El rojo de las corocoras es la voz de Cantaclaro que tapiza las sabanas como todo buen coplero El blanco como la espuma producto de una faena de la leche en la totuma que es del llano la esencia Cantaclaro es color de oro cual mazorca de maíz la que cosecha el llanero y lo hace feliz ¿De qué color es Cantaclaro? Aquí lo vengo a decir es amarillo, azul y rojo mi bandera y su sentir. San Fernando de Apure 2002
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Los ojos de la llanura Los ojos de la llanura irradian amor y belleza ellos mezclan la ternura y transmiten su nobleza. Son ojos muy transparentes que plasman al Creador y en sus destellos ardientes hay un tenue resplandor. Son luz, verdad tus ojos llanura de la esperanza Son ellos los dos espejos que miran en lontananza. Son tus ojos ¡Oh llanura! el reflejo de tu alma. Se pierden en la espesura y se duermen en la calma. Del poemario Sublime Lenguaje del alma -2 002
Versos para el niño indio El arco y la flecha me sirven de guía para así llegar a la espesa selva. Y luego conocer a un niño indígena heroico y soñador de la inclemencia. Tú naciste en caudalosas corrientes del Orinoco gigante y majestuoso Te acompaña el trino de las aves te abrigas con plumas del piapoco ¡Oh! Niño indígena, mito y leyenda del salvajismo desnudo y latente vas haciendo camino, vas haciendo brechas con fe y esperanza en un Dios clemente Tú duermes y sueñas con las maravillas de una creación virginal y pura mas las orquídeas y las mariposas y adoras a un Dios que mora en tu pecho. 2002
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LUCÍA SALERNO (San Fernando 1953) Licenciada en educación permanente, ejerce la docencia en la Escuela Técnica Industrial de San Fernando. Desde temprana edad incursionó en la poesía y colaboró en la revista El Pueblo, de la fundación Rómulo Gallegos y también en el Papel literario de El Nacional. En 1990 obtuvo un premio de poesía, otorgado por la Alcaldía Municipal de la ciudad llanera. En su poesía se advierte ligeros cambios en cuanto al telón nativo “Se acerca al borde de los abismos, pero apenas se quema el borde de las alas sabe retroceder a tiempo, los que pueden y vuelven la mirada hacia las cosas íntimas del cielo” opinaba Pedro E. Hernández a tiempo de prologar su libro, cuando el se refería a la nueva poesía. En la actualidad Lucía Salerno es un valor de mucha significación en la poesía apureña, miembro activo del Círculo de Escritores y autora de Las cosas íntimas del cielo (1990) y Hervíboro (1997) y nos anuncia la próxima publicación de su libro El silencio de las piedras.
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EL ÁRBOL Cuando en la mitad del camino no es suficiente seguir, tu anclado dejas pasar los sueños. Me has hecho venir posadero milenario para abonar tus labios en planes de arresto. De haberlo sabido me aparto un poco para no morir contigo.
CANTO AL RÍO Quiero cantarle al río con la voz misma de la palabra quiero encontrar su cauce y abrazarme a sus aguas. Quiero como él ser fuente de una roca flujo incesante golpeando el acústico son vital cántico que sólo conozco allí Quiero cantarle al rio con la voz misma de la palabra quiero sentir su cauce y estirpar todo mi ser. Corno el tan sereno, tan bravío resguardando la pálida fibra resonando en el lejano horizonte vital combate que sólo se refleja allí. Quiero cantarle al río con la voz misma de la palabra quiero menguar en sus aguas y calmar toda mi sed. 38
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HAY UN SITIO ESCONDIDO Hay un sitio escondido, donde llora la doncella sufrida orgullosa, cual frígida rosa. Hay un sitio escondido donde llega risueña la esperanza del mañana cual cascada imponente revolucionando el tiempo. Hay un sitio escondido donde llama una voz sublime, ¿Son palabras del alma? Resuenan los ecos cual campanas al viento. Del poemario Las cosas íntimas del cielo San Fernando de Apure 1990
ABRIL Revienta el sonido de la chicharra, es la hora de perforar todos los callejones. De ellos saldran airosas las estrías de mi cuerpo. Seran filos cortantes entre telas y enjambres los estigmas de este albedrío.
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LA CAYENA Es curioso frotar la cayena vierte sangre, cancelando prestigios mas allá de su polen. La morada de estas manos, es el invierno de su capullo caen viscosas las fibras de este encuentro. (De Herbívoro 1997). Son las seis de la tarde Me cercará la noche sostenida en mis poros. Extraño los atardeceres cromados por la rendija del postigo. Una y otra vez soy silueta en tránsito desmedida por los acertijos de la luz. Mi rostro está en los muros en cada objeto alucinado. Todo el frise ha tomado mi piel y ha comenzado la penumbra a desear la rajadura. Esta noche... Otra noche... No hay crepúsculo que no cautive mis huellas No hay crepúsculo que no apoye mi corazón en el cerrojo de la puerta. (+) San Fernando de Apure, 2001. (+) Del poemario inédito El silencio de las piedras 40
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ANDRÉS LUCIANO LARA (Elorza 1947)
Cursó estudios en San Fernando de Apure y Caracas. A temprana edad interrumpió sus estudios y se vio envuelto en actividades políticas. Luchador infatigable y productor agropecuario escribe y se anota puntos en la poesía postmodernista con versos agresivos y contestatarios. En 1985 su poesía fue incorporada en el libro Momento de la poesía apureña, una antología publicada por la Asociación de Escritores de Venezuela (centro Apure). En nuestros días el poeta se define como luchador social, sin abandonar la pluma que también produce sintonía y solidaridad cuando se trata de medir el pulso literario de los poetas del tercer milenio.
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LA HORA Llega la hora, imposible evitar en soledad pensando en la vida. El trajinar abstraído de lo común. No es capricho necio ni pose snobista, hay necesidad de pensar, revisar nuestra actitud ante la historia. Ponderar el aporte a la lucha, medir la constancia. Si hice mal, no me lo perdonen. será mi mayor acicate. En la pelea contra el sistema llegó la hora...¡Vamonos! (Del libro Momento de la poesía apureña-1985)
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APURE SERÁ UN POEMA (Fragmento)
El día que aparezca el sol sin alumbrar injusticias, el día en que la tarde amena contempla las espigas, y que en las almas sufridas desaparezcan las penas, cuando sea dulce la vida y el pensamiento sereno, cuando el lamento del peón se convierta en altanero. Cuando el quejido pume deje de ser lastimero y la sabana silente sea semejante al estero. Cuando el amor que se brinde sea primero y sincero y los hombres todos tengan donde pasten sus becerros. Cuando el Estado se encargue de construir carreteras y que en cada vecindario se cuente con una escuela. Cuando el potro del progreso no necesite de espuelas, cuando los pájaros canten y disfruten de su vuelo. Cuando la tierra que se pisa sea propiedad del llanero. Apure, nuestra sabana que es querer y sentimiento, se podrá decir entonces que es paraíso y ofrenda, se puede decir también al pie el alma llanera cuando llegue el socialismo Apure será un poema. (El Mirador, San Fernando 2004)
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Edwin Madrigal (Costa Rica 1917) Procedente de Costa Rica, su patria natal, llegó a Venezuela en l948. Aquí se especializó en el tratamiento de menores con conducta irregular y desempeñó la dirección en varios planteles “Raúl Cuenca” (Internado menores) de Maracaibo, “Albergue San Bernardino” de Caracas, hoy INAM, “Internado Rural de Biruaca” de San Fernando. Por razones de orden personal deja la educación especial y concentró sus actividades en la ciudad llanera desde 1962, organizó su librería “Giraluna” y desde su mesa de vendedor irradió verbo e inquietud por las letras, como poeta, pintor y registrador de eventos culturales. En 1983 fue cofundador de la Asociación de Escritores, centro Apure y columnista en periódicos de la región. Autor de El Reloj de Jeremías (1992), Villancicos apureños, Cuentos de dos patrias (2000), He visto caer las hojas (2006), entre sus obras principales. En la actualidad prepara otros libros y vive retirado en su domicilio, situado en San Fernando 2000, a pocos metros del río Apure.
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INVITACIÓN A NICOLÁS GUILLÉN Vamos a hacerla más ancha la ancha tierra de Apure para que quepa en el llano el corazón del cubano. Vamos a estrechar la mano al camarada poeta; vamos a abrirle la puerta de afecto limpio y sano. Que viene de un pueblo hermano, con laureles en la sien, pueblo de héroes, insumiso, arquitecto y en acecho, su juglar es Cantaliso (una guitarra en el pecho, un fusil entre su mano) a quien el propio Guillén con su pluma apasionada frente a la patria ultrajada puso a cantar liso, liso, para que lo oyeran bien. Vamos a decir al viento, lo que el viento sabe ya: lo que llega con el bardo es viento de dignidad. El anhelo del cubano es ahora realidad. Que su suelo es soberano no del vil americano. Poeta del pueblo, Guillén; el afecto por su isla tiene en el llano raíces; un pedestal de cariño levantamos para usted. Con nosotros, venga y suba, que aquí también hay mambises y lanceros hay en Cuba. 1976
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Ana MarÍa (A Yamileth Sanguino) Al sur de Venezuela llegó su nombre un día nimbado de leyendas de pólvora encendida. Al sur de Venezuela, al San Fernando abierto, donde la patria tiene las manos extendidas. Obreros y estudiantes, camino del futuro, tapizaron de fiesta los puentes y los muros. Al día siguiente el pueblo, sencillo como el barro, supo de Ana María maestra y guerrillera, que alzaba entre huracanes un libro y un fusil. Al día siguiente el pueblo, de frente hacía la Historia, grabó sobre su pecho la gloria de su nombre. Su nombre combatiente llegó hasta las llanuras en el vórtice de un siglo de partos y eclosiones. Llanuras infinitas de horizontes undívagos, de ríos silenciosos, de hirsutos morichales donde el paisaje sangra con luz de corocoras y el blanco de las garzas es paz de cada día. Fue entonces cuando el hombre del llano inmensurable redescubrió la América en el dolor antiguo de su cintura estrecha.
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Fue entonces cuando el brazo del fiel Negro Primero trenzó con el de Ana la idea de la lanza y el ansia del fusil.
PICASSO Alza el puño camarada; obrero, cierra el paso fuera de su patria amada ha muerto Pablo Picasso. ¡Oh, Guernica calcinada! ¡Oh, Plaza de Badajoz! Dejad que apague mi voz en vuestro tibio regazo, que ha muerto Pablo Picasso, eterno niño veraz, el que pintó sobre el cielo la paloma de la paz.
EL SALVADOR La almohada es de piedra de frío metal la cobija. Las sabanas ortigan y desgarran la piel. Duendes diminutos me clavan alfileres en las párpados para grabar en lo hondo de mis pupilas el llanto, la pólvora, las banderas. ¿Como dormir, entonces, como siquiera, entre cerrar los ojos si allí,
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entre los pliegues del insomnio un vozarrón de historia demanda mi puño solidario? ¿Quién se atreve a conciliar el sueño contabilizando huesos, ojos, intestinos? ¿Cómo soñar con la mujer amada, con la espiga del hijo o el nostálgico regazo de la madre sin soslayar la angustia de la pequeña patria ensangrentada? en la interminable vigilia de estrellas temblorosas y perros desvaídos, emergen, inmortales, entre sombras y cadáveres los perfiles, de Luna, Zapata y Martí, capitanes de la tierra, del agua y del viento enhiestos los puños cargados de fe, la cintura de América cruje se retuerce, duele. Los ojos del mundo están fijos en ella. Y hay una espera seca detenida en la garganta del hombre futuro.
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Felipe Martínez Veloz (Apurito 1918)
De formación autodidacta, conocedor de las faenas campesinas, fogoso orador y “poeta de las llanuras” como lo llamó Pedro Elías Hernández, ex gobernador del estado Apure. Hacia 1947 y 1963 se desempeñó como diputado a la asamblea legislativa y se destacó como defensor de las clases desposeídas. En su poesía labrada a edad madura, aparecen paisajes claros, sueños rotos y episodios llaneros producidos bajo la efervescencia juvenil y retocados como añoranzas de un ayer inolvidable. El poeta escribe en un lenguaje sencillo y espontáneo, quizás como la mejor vía para llegar al pueblo. Es autor de cuatro poemarios: Riberas del río Apure (1982), Celajes del Matiyur (1983), Primavera en otoño (1984) y Palo a pique (1988). En la actualidad vive retirado, en la vida privada, aunque conserva sus recuerdos e inquietudes literarias.
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Así te soñé mujer Con olor a mastranto del borrajon y el espino el retoño del estoraque y de la flor de Barinas. Así te soñé mujer porque del llano eres hija y quien hereda a su tierra no puede estar escondida la tierra da buenos frutos. Así te soñé mujer como llanera nativa con el olor de ganado del boro y la clavelina del agua de los esteros de la flor del cafecillo del orégano silvestre y la flor de la orquídea. Así te soñé mujer con tus encantos divinos la semejanza del llano sus polvorientos caminos llano sin barro y sin polvo no puede ser genuino donde hayan contradicciones así es mi llano querido. Así te soñé mi vida siendo reina de la flora de mi llanura querida. Cuando aspiro tu perfume es algo como divino porque estoy ante un dilema si eres mujer o eres lirio o el encanto de este llano me hace perder los sentidos. El olor de la Artemisa del palotal y brusquillo 50
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el de paja quemada es el perfume genuino en el monte o la sabana de mi llanura querida oliendo a tierra mojada en las primeras lloviznas. Así te soñé mujer como mi ensueño divino. San Fernando, diciembre 1983
EL LLANO SE TERMINÓ (Fragmento) Ese llano ya no existe no se oye un toro bramando el toro criollo pitaba el importado no brama. Los caballos de dos riendas vaqueros se terminaron donde enlazaban de noche porque eran bien adiestrados. Lo que se ven son los jeeps las motos atravesando llaneros en bicicletas a los ganados arreando. Ya no se usa la alpargata ni el liquiliqui en el llano llaneros de tacón alto y vestidos de zafari. El llano se terminó del hombre de pelo en pecho cuando se amarraba un toro con dos brazás de cabresto. Pero aquí no había miseria aunque digan lo contrario no se hablaba ni del sida ni coca ni marihuana.
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Nos arrojó la miseria los vicios, enfermedades el llano se terminó se lo está tragando el diablo.
AÑORANZAS DE LA VIDA Los amigos de mi infancia aquellos que nunca olvido los juegos de mi niñez las inquietudes de un niño la inocencia primitiva igual que un recién nacido. Aquellos juegos tan puros para entretener cuando lloraba y reía sin causa ni con sentido. Recuerdo los más sublimes las inquietudes de un niño los juguetes de mi infancia los mas bellos que he tenido los que me dieron mis padres un recuerdo permanente que se ha grabado en mi vida. Añoranzas y recuerdos me quedan de tiempos idos para disipar los traumas y sin sabores sufridos llevando con dignidad ese tiempo transcurrido desde niño a la vejez... Así se transforma el hombre en el vaivén de la vida. San Fernando, julio del 2003
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EPÍLOGO Una Antología no amerita un epílogo de acuerdo al formato tradicional, pero vivimos una época controvertida y cada quien juzga al escritor a su manera, a veces arropado de prejuicios insuperables. En tal situación me tomo la libertad de ocupar este espacio, para expresar mi gratitud a quienes juzgando con criterio ecuánime honran las letras nacionales, me dirijo a la comunidad apureña que ha visto crecer mi admiración por el llano y sus valores culturales, desde 1974 cuando arribé a las playas venezolanas procedente de Bolivia, la hija predilecta del Libertador Bolívar. Toda obra literaria merece alta estima y respeto por las ideas que expresan, mayor consideración si proviene de valores jóvenes , dispuestos a renovar o romper los parámetros tradicionales discordantes con el momento que se vive; pero también mi agradecimiento va a quienes han leído mis libros, han apreciado mi actividad literaria desde diferentes latitudes geográficas; a Josefina Alvarado y Rosalina García, dos damas venezolanas, dueñas de una fortaleza intelectual y sano patriotismo, al poeta Alberto Guerra Gutiérrez <1930-2006> recientemente fallecido y al Dr. Gastón Cornejo Bascopé oriundos de Oruro y Cochabamba, dos ciudades bolivianas que están incrustadas en mi corazón bolivariano, como punto final transcribo comentarios publicados en Venezuela y Bolivia que pertenecen a dos esclarecidos escritores que abonan la trayectoria del autor de esta Antología.
M.E.P. Los Teques, Noviembre 2006.
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II Opiniones y Comentarios Palabras de la presidenta de la Fundación CÍrculo de Escritores Apureños en homenaje al Profesor Max Efraín Pérez Desde hace algún tiempo, hemos venido madurando la idea de realizar algunas actividades destinadas a homenajear a un grupo de personalidades del quehacer cultural en la región, indistintamente de su nacionalidad o procedencia, sólo deben llenar el requisito de haber trabajado a favor de esta colectividad llanera, aunque en la mayoría de los casos notamos que: ¡No! solamente han esparcido sus labores en las tierras llaneras del Apure, sino que han protagonizado y marcado sus huellas en ámbitos nacionales e internacionales; es decir, más allá de las fronteras patrias, dejando en alto el gentilicio venezolano. En esta ocasión se trata del Boliviano-orurense-venezolano Apureño MAX EFRAÍN PÉREZ. El amalgamó sus sentimientos, como de sus añorados andes: las montañas, las frutas frescas, las elevaciones de los cóndores y de su segunda patria: los ríos, las sabanas y el trinar del pajarillo para plasmar sus añoranzas, señalar senderos de vida o simplemente disipar los misterios de un caminante y el enigma de su alforja. La obra pedagógica del maestro MAX está viva en cada pared, ambiente, espacio donde retumba su voz orientando a jóvenes y adultos que han absorbido sus enseñanzas, gestando proles que la mayoría de las veces forman parte de ese grueso grupo de profesionales apureños u otros lugares, ahora incorporados a las actividades propias demandadas en el desarrollo económico, político, social y cultural de los apureños como de otros pueblos hermanos. Allí está su trabajo de toda una vida, sus amores, sus esfuerzos, sus angustias devenidas de incomprensiones humanas; empero también sus triunfos, sus alegrías, sus logros obtenidos a fuerza de sacrificios y ¿Por qué no decirlo? Su tozudez y empeño en lo propuesto, legado invalorable para las generaciones del porvenir. En estos momentos de homenaje y reconocimiento, no debo pasar por alto mi aprecio particular por este personaje que, aunque gruñón, he sabido valorar y apreciar; preparada como estoy, a Dios gracias, para entender a mis semejantes a corazón abierto, presta a conciliar, dispuesta a oír para coadyuvar en lo necesario. En estas condiciones
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MAX y yo realizamos tertulias, las cuales sin lugar a dudas sirvieron de empuje para la consolidación de metas. Mi contento es mayor dado que su sapiencia y bagaje cultural drena en su máxima expresión para beneficio de la gente de sus patrias grandes y chicas, en su conjunto como naciones y pueblos, concediéndoles a los moradores el caudal de su herencia. Hoy, en esta casa de patio solariego, donde se cultiva y difunde el pensamiento bolivariano, confluyen y se alojan diferentes instituciones con sus membresías empeñadas en el quehacer cultural, acordamos este modesto pero afectuoso homenaje para ejemplarizar con profundidad en la sociedad apureña la disposición de reconocer y galardonar al bregador que sorteó obstáculos, al que pocas veces se le facilitaron las cosas, pero su pujanza creadora le hizo empinarse y llegar a destinos casi imposibles para otras personas quienes no logran combinar esa fuerza de voluntad. Eventos como éste pocas veces se realizan, por efectos del incomprendido mundo intermitente de hoy, donde cada quien estila arrasar de la faz de la tierra lo que particularmente creen que les molesta; odios profundos obnubilan a algunos de nuestros semejantes, sin razón, alojando en sus pechos incomprensiones y desamores por doquier. Asumo entonces que este homenaje, por la intencionalidad, por su significación y por el homenajeado, mas la oportunidad en que se está realizando se traduce en uno de esos gestos de distinción, a los cuales debemos apuntalar con bases sólidas para contribuir tesoneramente con el desarrollo y consolidación de tales actividades, pues mantengo el criterio de proclamar, a pesar de las adversidades, acciones de unión, afecto, amor, solidaridad y paz entre los hombres que poblamos este incomparable planeta tierra. Muchas Gracias.
Josefina Alvarado Presidente del Círculo de Escritores Casa de Bolívar San Fernando de Apure, 23 de abril de 2004.
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PALABRAS PARA MAX EFRAÍN PÉREZ Conocí a Max Efraín Pérez a través de las inquietudes poéticas, cuando las condiciones de apoyo a la cultura nacional se habían concentrado en la Universidad Técnica de Oruro, que tuvo la capacidad de organizar los Concursos Nacionales de Literatura y Artes Plásticas, además de auspiciar la publicación de la célebre revista “Cultura Boliviana”; medios que dieron cabida a la joven intelectualidad de entonces, compartiendo espacios con autores consagrados de Bolivia y del mundo. Conocí a Max Efraín Pérez, cuando estos voceros abrieron ciertamente los canales para la libre expresión, para cantarle a la libertad y a la justicia, denunciando los atropellos a la verdad y la seguridad del pueblo y sus instituciones. Conocí a Max Efraín Pérez en aquellos años en los que la dignidad y la seguridad de los hombres, se debatían entre la valentía y el peligro de caer en los oscuros designios de una serie de dictaduras que devenían desde la fundación de los tristemente célebres “campos de concentración”, dictaduras caracterizadas por la traición de 1964 y las masacres que junto a la sangre tiñendo de ignominia, especialmente los campamentos mineros, hasta culminar con el golpe de Estado de 1971 que marcó el inicio de la más despiadada dictadura que tuvo que soportar el país, por cerca de ocho años de oprobio y desesperación. Conocí a Max Efraín Pérez escribiendo mensajes a la juventud “que pese al sombrío horizonte de la patria, (en ese entonces) lucha valerosamente por conquistar una nación, grande en virtudes, fuerte en sus ideales y justa en el derrotero de su vida, sin niños descalzos ni clases explotadas”. Conocí a Max Efraín Pérez, escribiendo poesía, denunciando, protestando y viviendo a salto de mata, hasta que en 1974 sale al exilio con destino a Venezuela, de donde nos llega hoy reposado pero no arrepentido, luego de haber forjado una trayectoria de éxitos literarios y periodísticos. Y nos llega con nuevo aporte bibliográfico: Antología Mínima que nos recuerda su antigua obra contenida en Tripulación del Alba, especialmente, y suma nuevos logros posteriores y los más recientes en el marco de su propio estilo, que puede ajustarse al gusto de algunos y no al de otros pero, significa la perseverancia de una labor que Máx Efraín Pérez viene realizando desde hace más de cincuenta años, labor que nosotros festejamos con respeto y admiración, movidos por la edad de tan significativa militancia en el campo de la literatura desde dentro y fuera del país. Oruro, diciembre 2003 Alberto Guerra Gutiérrez Miembro de la Academia Boliviana de la Lengua.
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Nota para la Antología Mínima de Max Efraín Pérez. El ejercicio poético como mester vital durante cincuenta años de escritura se recoge en esta Antología que se periodifica desde 1953 al año 2003. Max Efraín Pérez es bardo de extensa trayectoria, narrador, ensayista y docente. De su paso sereno de caminante, observador de la mínima rosa o del alto pico altiplánico, de su sentimiento comprometido con la justicia social y con la belleza, nacen sus poemas que instan a abrir el corazón: “Haced un alto y mirad al horizonte Abrid el polen de tantas flores y sobre la magra tierra y los escombros Abrid también el corazón del hombre” (p. 107) En esta poesía, hecha con la circunstancia vital y con los sueños, son constantes: el recorrido geográfico espacial convertido en paisaje interior; la búsqueda de los orígenes; la solidaridad con los oprimidos, el canto a la naturaleza y el amor. La nostalgia del transeúnte que todos somos, se encarna en el andar incesante por la toponimia de América, hito conmovido del recuerdo en la poesía de este poeta cuya patria es “como una canción lejana y triste”, como una “lágrima inocente”, “distancia y sombra”. Entonces, él refigura literariamente sus orígenes: “Amo aquella tierra de mis abuelos aquella que suda tempestades” (p. 101). Pero la patria es también Venezuela, exuberante, abierta: “La patria en flor, Oh, Venezuela joven”. El emisor lírico registra las ciudades de su paso y las asocia con la búsqueda de la justicia, con el alma de cada lugar geográfico, con su sentido de la realidad, crítico y desnudo de adornos. (Véanse: “Sol rojo de Teoponte”, “Bolivia viva”.) Es el canto comprometido, a veces amargo, pero nunca panfletario, y siempre expresado en lenguaje e imágenes asequibles al lector. Estos elementos se destacan especialmente, en los poemas de la 1ra parte: “Fulgores de un día”. El llano, el Apure, lo aprehende, lo domina, lo hace escribir cantos briosos celebrantes del paisaje lujoso donde es frecuente el río: 57
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“Agua adentro voy recorriendo la historia de río bravo a vencedor de regatas, de padre generador a macho sin freno arreando potros sabaneros” (p. 113) “Amanecer en San Fernando de Apure es pedir cuentas al río” (p.111) El caimán, símbolo arquetípico del poderío y furia del río, se menciona más de una vez; rey de las aguas “capitán de ruidosa tripulación” adquiere fuerte dimensión semántica. En tono incantatorio, los versos se repiten como letanía para pedir sucesos de extrañeza poética: Yo quiero que los caños y las garzas hagan pacto de amor Que el apamate y las mujeres bravas derritan su encanto Que la bora y los caimanes en acecho endulcen mi canto. (“San Fernando 99”, p. 111) Simbólicamente, según Cirlot, este animal significa agresividad y poder destructor, pero por su pertenencia al reino intermedio entre la tierra y el agua, también encarna la fecundidad y la fuerza. Un tercer significado es el de la sabiduría por su conexión con el dragón y la serpiente. Pero prevalece la idea de agresividad. En la poesía de Max simboliza la fuerza, el dominio, el sonido que puede hasta “endulzar el canto”. Lo que resuena en el fondo de esta poesía son sus pasos de caminante, silenciosos y constantes; presentes, su sensibilidad alerta y conmovida frente al dolor de los oprimidos, su capacidad de asombro ante la belleza natural, el alborozo ante los mundos encantados de verdor, bien estén en la inmensidad del llano, o en el pequeño patio de su casa en Los Teques. La vasta escritura de Max, recogida en “Mínima Antología”, enriquece el acervo bibliográfico de nuestro país, y nos permite visualizar un largo periplo de vida cuyo derrotero es la poesía. Rosalina García Escritora Los Teques, 2004
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ANTOLOGÍA MÍNIMA DE MAX EFRAÍN PÉREZ Nos visita con la sencillez que le caracteriza el poeta boliviano Max Efraín Pérez. Porta su último libro en mano y nos lo ofrece de entrada como el mejor presente. ¡Aquí está Max! dice Jaime Zabaleta, como si todo el mundo debiera conocer a Max naturalmente. Lo recibimos con especial afecto dado que es un poeta y de los buenos y boliviano como el mejor calificativo. Es un varón maduro de elevada estatura, cabellos níveos, rostro americano de expresión simpática, robusto como deben ser todos los hijos genuinos de la tierra, robusto también de riqueza espiritual y de vivencias personales. Nos cuenta que salió al exilio, desterrado de la patria por los tiranos de nuestra historia. Responde al requerimiento sobre su poesía, “es de relevancia social”, afirma. interiormente nos llena de alegría y aplaudimos. Estamos ante un émulo de Neruda, de Amado, de Hernández, de Lorca, de los Lara, de Jorge Suárez, de Alberto Guzmán, de Héctor Borda Leaño. Viene de la patria de Bolívar, el Padre, pero ha vivido mucho y en todas partes. Nació en Oruro, la tierra de los poetas puros. Es profesor de literatura, abogado, con maestría en Educación y Literatura latinoamericana en las universidades de Colombia y Venezuela. Catedrático de la universidad en el estado de Apure. Lo medimos con la mirada y fantaseamos ante su figura humana. Evocamos el tiempo de las “Lanzas Coloradas” de Uslar Pietri, nos parece otro llanero más, un discípulo de Páez, lanza en brazo galopando aguerrido por las sabanas, cantando poesías mientras conquista la libertad americana. Sí, es un sobreviviente heroico del sufrimiento político nacional. Un poeta desgarrado de su lar por la inquina, la maldad del Plan Cóndor, estigmatizado siendo joven, idealista y soñador, tomado preso cual delincuente por el sólo pecado de amar la justicia social, por exigir una patria de paz para los desheredados y un mundo nuevo que respete la dignidad humana universal en el marco ideológico del humanismo marxista con instrumentos dialécticos de evaluación social. “Cuando salí de Bolivia/tocaban a duelo las campanas/ cuando alcé mi rostro afiebrado/ bajo el bruñido sol paceño/ no habían aves canoras ni paisajes verdes/ Allá en el picacho más aguerrido/ algún ruiseñor rompía su cancionero/ al sentirse sin voz ni horizonte/ Cuando salí de Bolivia, se me quebró la voz, se nublaron mis ojos/ el dolor subía por las escalinatas/ el frío se 59
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metía en mis huesos, la ansiedad/ paloma herida buscaba otros aleros/ y pasajero a la deriva, mi patria se iba/ detrás de sus viejas canciones”. Revolucionario y socialista como debe ser un gran poeta, en similitud de angustia y admonición patriótica don Gonzalo Vásquez, así le duele Bolivia: “Me duele tu llanto de niño descalzo.../ me duele tu voz, cercada de montañas/ de humo, desolación y desesperanza/ Me duele llamarte país democrático/ con una sed inmensa que despedaza! el corazón a los cuatro mil metro/ de aridez y llanto. /Tu himno, patria mía, es un clamor viejo... / tu escudo permanente, el mar que no canta”. Concluye soberbio: “Retorna tu sangre, ármate de guerrero/ ante las garras del viejo corsario” ... Sabemos todos a quien se refiere el valiente poeta. Nos identificamos con él, en nuestro sueño de un mundo mejor, mientras marchamos en procesión de compromiso cada año, del brazo con obreros, estudiantes y campesinos, reafirmando nuestro deber socialista en el “Primero de Mayo”: “Erección de nervios... / pálido fulgor de viejas cadenas/ clamor desbocado, torbellino en la sangre. Fiebre de lucha y frente rugosa/ voz enronquecida y angustia... / Avanzan multitudes de harapos al viento/ cara al sol ladran los martillos del hambre.. / Este mayo nuestro, intenso como el heroísmo/ Este mayo, bolivianos... / es una bandera roja terriblemente encrespada/ la decisión final de las barricadas/ el grito cavernoso de tantas generaciones/ Arde mi corazón, dispuesto a la batalla/ junto al parapeto de rosas y fusiles,/ para sepultar por siempre las cadenas/ bajo el abrazo triunfal de esta aurora.” Por supuesto, piensa en la juventud pletórica de valores y cambios, en la juventud de Bolivia: “Para mi patria de espigas soleadas/ sin mar que cante derroteros azules! y con enormes montañas de agonía/ te llamo ardor o juventud../ Para mi tierra surcada de canciones.. / te busco torrente soñadora.” Y como buen boliviano reclama “el mar que ya no canta”, el mar usurpado por la oligarquía guerrera de Chile. “Viene este sueño virginal, tan solo../ para quebrar montañas de olvido../ Desde la rosa proyectada al cielo.../ llega este grito…/ Este llanto madurado en las cumbres…/ que muerde su canción mutilada: el mar”, continúa su canto de añoranza: “Paloma solitaria de alas silenciadas.../ Generosa espiga del alba.../ tu voz libre de los acantilados…/ ha despertado forjando primaveras../ termina con una afirmación de esperanzas: “Por eso, en la ternura del arroyo que despierta como luz de los celajes…/ nace el heroico sueño del invierno…/ que fue dolor ayer, hoy es rumor del alba”. 60
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Nos conduce a la reflexión seria del patriota Remo Di Natale, que afirma que estamos en guerra con Chile, la tercera guerra americana. Primero fue en Yungay, luego el Litoral de 1879, ahora el gas del 2003. Derrotas nacionales gracias a la traición de viles amnésicos de la historia, nuestros gobernantes serviles a bolsillos ajenos que urden créditos de rapiña ante los recursos naturales de Bolivia. Con el poeta nos alineamos, no ganarán y el mar boliviano será cuna en olas y canto marino para el futuro patrio. En 1967 rinde homenaje a su Oruro natal, al soñador castellano que vino y le dio nombre, Salinas de Garci Mendoza. Exalta su abolengo y repasa el heroísmo de los hijos. “Tierra santa para el poblador viejo! ¡Granero de la quinua real!! Desde aquel año pasaron muchas lunas! años de dolor, aves de rapiña y brazo de hierro! Fuiste testigo del crimen del setenta y nueve! cuando arriaron tu bandera sobre el mar! Y tu voz vibró junto al clarín! del corneta Mamani./ Y más tarde corrió sangre altiva! por Alihuatá, Boquerón o Kilómetro Siete! haciendo una patria! de sal, desesperación y fuerza indómita.!” En Sol rojo de Teoponte, revela su dolor ante el sacrificio de los jóvenes guerrilleros: “Benjo Cruz, ya no cantarás solo, / porque la música absorvente de tu nombre! corre por el pueblo... / -No disparen Carajos! / Aquí está la patria invencible.! aquí el pueblo, la juventud fusil en bandolera” . Los americanos conscientes de su destino tendrían que pensar cotidianamente en el sueño bolivariano e investigar el pensamiento del Padre de la Patria, Simón Bolívar: “Vengo al encuentro de tu voz, pedestal tallado! por una generación de martillos y rosas al viento...! Alzo mi bandera, también la tuya! en un amanecer de espadas...!” “Si acaso un día me preguntan ¿Dónde está tu patria? Diré que la llevo escondida. . . ¡la patria que llevo en mis ojos! es fluido de lágrima inocente! es grito de guerra nunca vencido! El pan duro que muerdo es su aliento! la distancia que afloro, su nombre! La patria mía es una sombra andante que suda tempestades bajo un cielo rojo” “La patria que habita en mí! es una canción irredenta” Nos impacta su canto en Mi lejano País: “En mi lejano país, la gente no habla! no duerme, no canta, ni grita, ni sueña” Ahí sí estabas equivocado, poeta de añoranzas y reclamos, pues hoy Bolivia despierta y sueña, y canta y batalla. 61
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Caminando resueltos sus hijos por la dura altipampa, afrontan violencia, terrorismo de Estado. Y caen, ponen sus muertos y siembran, siembran semillas de patria. Otra Bolivia posible, siguiendo los pasos de Castro, de Chávez el bolivariano, otra Venezuela, otra América posible, de luz, esperanza, justicia y dignidad humanas. Gracias poeta rescatado, gracias por tu vasta obra literaria con mensaje sublime de valiente contenido. Gracias por tu sensibilidad de hombre puro, por tu capacidad de asombro, por la versatilidad musical de tus vocablos, por los numerosos libros escritos con amor, por tu trayectoria americana representando a Bolivia como al mejor subvertor de la palabra. Dios devuelva con creces de alegría el sufrimiento infringido por los tiranos uniformados, los de Pisagua, Curahuara, Corocoro, Viacha, los genocidas peones preparados por el imperio. La SOCIEDAD DE ESCRITORES DE BOLIVIA, por mí voz, te rinde su homenaje y expresa el honor de tomar la palabra para recitar tus versos y comentar tu hermosa poesía. Dr. GASTÓN CORNEJO BASCOPE Escritor y senador de la República Cochabamba, diciembre de 2003
Mensaje sin destino Pedro Pablo Olivares SONDEAMOS el libro Resplandor y Apagón en las Letras Venezolanas, obra que nos llegó de las manos de su autor el profesor Max E. Pérez, casi después de un año de haber sido publicada por el taller Editorial El Perro y La Rana del Ministerio de Cultura (2006: 112 pags.), en su colección cada día un libro y como uno de los trabajadores seleccionados en el Certamen Mayor de las Artes y las Letras (20004). El libro se inscribe en el género ensayo y se estructura a base de una recopilación de trabajos y artículos (14 en total), escritos y publicados en diferentes medios entre 1993 y 2004. Todos entran en el contexto de literatura, razón por la cual el autor nos los presenta bajo el determinante titulo de Resplandor y Apagón en las Letras Venezolanas. Sin embargo, aunque éste enunciado pudiera transmitir la idea de que nuestras letras quedaron definitivamente en la penumbra, en el primer artículo –por qué y para quién escriboqueda salvada esa posibilidad, cuando se nos dice que- “la literatura de todos los tiempos pasó etapas de auge y decadencia, resplandor y apagón inevitable”-; o sea, que su comportamiento ha sido semejante 62
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al de la energía electrónica de San Fernando, que desde hace años nos tiene acostumbrados a vivir entre resplandores y apagones continuos. La afirmación es rubricada poniendo como ejemplo las letras españolas, que después de una poesía –juglaresca o de conventos, -tuvieron brillo y audiencia en los siglos XIII y XIV-; y más tarde superando obstáculos, pasando por la diáspora obligatoria de la guerra civil española (19361939), -aun brillan en el mundo de la letras- nombres como Miguel de Unamuro, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Antonio Machado y otros. Este libro de Max Pérez, aunque su carácter recopilatorio le resta presencia de unidad temática, sí hace un aporte para una visión global de la literatura castellana, haciendo énfasis en lo que sugiere el título, momentos, corrientes, instituciones, grupos, personajes y obras que han dado cuerpo y alma a la literatura nacional. Así el Grupo Viernes, quizás por las relación amistosa que mantuvo el autor con uno de sus fundadores (Pascual Venegas Filardo) y por la trascendencia que tuvo en el auge y proyección de nuestros escritores, recibe trato y cabida preferencial; luego aparecen trabajos de Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos, Julio Garmendia, Adriano González León, Mario Briceño Iragorry, Luis Barrios Cruz y Fernando Paz Castillo. Finalmente la obra concluye con cuatro artículos, que obedecen más que todo a las vivencias recientes que ha tenido el autor, como espectador y autor preocupado que del acontecer literario en general. Saltando, dejamos deliberadamente para destacar de último, un trabajo inserto en paginas centrales del libro, titulado: Las letras apureñas a partir de 1981. Cabe a Max Pérez el reconocimiento de ser, cualquiera sea la motivación que lo anima, desde que se vinculó al suelo y paisaje apureños, uno de los mas decididos impulsores y difusores de los valores literarios de Apure. En el mencionado trabajo, flanqueado por otros donde descollan nombres consagrados de la literatura universal, latinoamericana y de otras regiones de Venezuela, Pérez deja constancia para la posteridad de que en Apure, a partir de 1980 y hasta trascender esa década, se produjo un despertar de las letras –como una actividad natural, sin consignas ideológicas o estéticas, sino simplemente como una eclosión de voces, un jalón de conciencia-.Y para sustentar esta sentencia, refiere ahí la creación en ese lapso de instituciones como la Asociación de Escritores de Venezuela Seccional de Apure; la aparición de diversas publicaciones: suplementos, boletines, revistas, antologías, y libros; y los nombres de escritores y poetas que van desde lo mas conocidos, como José Natalío Estrada, Julio César Sánchez Olivo y Eulices Durán; pasando por una lista representativa que incluyendo a los que 63
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–a criterio del autor, –se lanzan a la aventura literaria o vereda ilusoria-; (Pedro E. Hernández, Felipe Martínez Veloz, José Vicente Abreu), hasta concluir en los que sólo servimos para escribir artículos de prensa, los cuales muchas veces nos reprochan; pero ¿Cómo hacer para satisfacer a todos, cuando uno escribe montado sobre la trinchera de la libre expresión de las ideas? En este libro del profesor Max Pérez, las letras apureñas quedan ocupado un buen sitial, aun cuando en los actuales momentos no están muy resplandecientes.
Lo que el diablo se llevó y otros relatos calientes. Lic. Fabrizio Cazorla Murillo Max Efraín Pérez es un escritor con experiencia. Su literatura expresa dominio del lenguaje y las técnicas. Su verbo es expresión refinada del buen decir y como prueba de ese carácter trae este su libro de cuentos “lo que el diablo se llevó y otros relatos calientes” cuya particularidad se resume en las paradojas de la vida y las entreveradas creencias y supersticiones de los pueblos. El autor que es orureño presenta con este libro relatos ambientados en Oruro como en las costas salitreras y en la misma Venezuela donde reside por más de treinta años. Todos los cuentos son atrayentes; porque mantiene la estructura narrativa de este género literario, porque además el uso del lenguaje y de recursos estilísticos que se adaptan al medio y a los tiempos por el cual la lectura no es uno de los más preferidos pasatiempos. El autor sabe contar las historias del ciudadano, del hombre común que se encuentra con episodios donde parece lidiar siempre la carta maligna del Satanás. Hechos inesperados insólitos y también verosímiles acompañan los más de diez relatos condensados en un solo libro escritos en diferentes años y lugares como San Fernando de Apure y Los Teques ambos en Venezuela. Algunos títulos de estos relatos endiablados son “El hombre que perdió su nombre”, “La muerta apareció viva”, “Mi amigo el perro”, “Ventarrón que sepultó a la llorona”, “Los sueños de María Caridad” y “Un amanecer azul en peñas rojas”. Siguiendo el estilo de Max Pérez una segunda parte del libro está dedicado a los cuentos del abuelo en cuya selección el autor insertó relatos como “Señal de una partida”, “Con el cadáver andante”, “Héroes o Vagabundos”, “De la discoteca al maratón”, “Cuando la torre se paró, hablo”. En cuyo contenido se recogen antiguas creencias sobre la vida 64
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rural, la construcción de sus iglesias y los personajes que existieron en otro tiempo. Max Efraín Pérez indicaba a propósito de lo que el diablo se llevó. “Este libro tiene que nacer como un hijo deseado en plena guerra. Un hijo alado con mucha hiel en la sangre, mucha claridad en los ojos, será un amanecer después de la tormenta y surtirá agua clara para todos”. (Del periódico La Patria, Oruro 16 de febrero de 2005)
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ÍNDICE Introducción........................................................................... 5 JOSÉ MANUEL BUENO................................................................... 8 San Fernando Quijotes – Cicloidal Se llama aldea. EDGAR RAMÓN GÓMEZ................................................................13 Día del trabajo en el llano La tinaja. ELADIO SEQUERA........................................................................16 Cuando llega la noche Dime que tienes tú Vuelvo camino. AMALOA CARRASQUEL.................................................................20 Acróstico – Son cosas del destino. RAMÓN DE JESÚS OJEDA C...........................................................22 Calor de tierra El ultimo canoero El pataruco esplumao. GREGORIO GONZÁLEZ VIVAS.......................................................28 Insomne Espectro Polvo. ELVIA VILLANUEVA......................................................................32 Espacio de Tiempo Serenata y despedida A mi madre. MARÍA A. GÓMEZ DE PÉREZ..........................................................36 Colores de cantaclaro Los ojos de llanura Versos para el niño indio.
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LUISA SALERNO..........................................................................39 El árbol Hay un sitio escondido Abril Son las seis de la tarde. ANDRÉS LUCIANO LARA...............................................................43 La hora Apure será un poema. EDWIN MADRIGAL.......................................................................46 Invitación a Nicolás Guillén Ana María. Picasso El Salvador. FELIPE MARTÍNEZ VELOZ.............................................................51 Así te soñé mujer El llano se terminó Añoranzas de la vida
EPÍLOGO....................................................................................55 OPINIONES Y COMENTARIOS........................................................57
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