Decálogo del Claustro Doctoral Iberoamericano

Page 1

´ DECALOGO



´ DECALOGO



.: 1 :. Fomentar la paz .: 2 :. Compromiso .: 3 :. Honestidad .: 4 :. Dignidad .: 5 :. Amor .: 6 :. Honor .: 7 :. Respeto .: 8 :. Tolerancia .: 9 :. Responsabilidad .: 10 :. ´ Empatia



1 Fomentar la paz



I El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por principio fomentar la paz en los hombres, mujeres, jóvenes y niños de nuestro país. Por medio de prácticas que tienen la intención de obnubilar la violencia en nuestra sociedad, el Claustro Doctoral se niega a cualquier acto que involucre algún acontecimiento bélico, pues conoce perfectamente que el camino que nos llevará a formar mejores seres humanos consiste en esencia en el establecimiento rutinario de la paz. Cada uno de los doctores que forman parte del mismo Claustro repudian la violencia y ejercitan día a día uno de los valores que nos definen como hombres de bien: la paz. Asimismo, cada uno de los doctorantes o candidatos a recibir la presea Doctorado Honoris Causa se compromete consigo mismo y con la sociedad a impedir, denunciar o castigar cualquier agresión que presencien. A lo largo de la formación, constitución y condecoración que realiza el Claustro Doctoral se ha impuesto, a sus doctores y doctorantes, la condición uniforme de preservar la paz en sus manos y de hacerla valer en sus acciones y en sus semejantes, de tal modo que un requerimiento indiscutible para obtener dicha presea es fomentar este valor desde antes de recibir el galardón y, con mucha más razón, después de tenerla. La difícil situación actual ha llevado a considerar la persistencia de cualquier modo de agresión como única e inquebrantable, imponiéndose como invariable e inamovible, degradando la esperanza compartida de conseguir un mundo mejor para nosotros y para nuestros seres queridos pero, sobre todo, obstruyendo las buenas acciones de los hombres que demuestren pasividad. Ante tal suposición y concepción que se ha generado de manera común, posiblemente con fuerte razón, el Claustro Doctoral Iberoamericano se ha preocupado enormemente por la complicada posición que se sitúa en nuestro país respecto a los márgenes de violencia.

7


Fomentar la paz se ha convertido en uno de los principios fundamentales que ha adoptado el Claustro Doctoral, sobre todo porque la pertinencia de su divulgación y práctica se avala con la emergente condición en la que vivimos. La intención de difundir la paz no amerita sólo la inclusión de los doctores y los doctorantes del mismo Claustro sino que, por el contrario, incorpora a todos los hombres de todas nuestras naciones por ser todos responsables de construir la paz que tanto merecemos. Bajo la idea de que algún día se conseguirá, sigue muy presente la intención de promover una concepción de paz que nos haga crecer como seres humanos. Es por esta razón, por la necesidad de actuar de una manera pacífica con nuestros semejantes, que el Claustro Doctoral Iberoamericano ha tomado dicha empresa para hacer sonar fuertemente una cultura de paz. Esta vía es la única que verdaderamente puede hacernos crecer no sólo como individuos, sino también como padres, madres, hermanos hijos, dentro de una sociedad que carece de este valor, uno de los más importantes e imprescindibles para el ser humano. A medida de que hagamos uso de la paz obtendremos un espacio más ameno, dedicado a los jóvenes, que convivirán armónicamente entre ellos como reflejo de la sociedad que les hemos dejado. Estamos cerca de conseguir ese fruto, de otorgarles la posibilidad de que disfruten de una humanidad de la que nosotros no gozamos cuando niños. Hoy en día no debemos considerar la probabilidad de regalarles un futuro digno, sino que debemos tener la firmeza de que ocurrirá; debemos dejar de pensar en las fórmulas y construir imágenes de un mundo de paz cuando estamos obligados a realizarlo, no a estancarnos en el pensamiento. Somos seres humanos en la medida que nos comportamos como tales. Por eso el Claustro Doctoral considera esencial la búsqueda y el ejercicio de la paz. Su origen y su actualidad son ejemplo de su misión y de la visión que busca en los demás. Sólo la paz nos permite crecer como individuos, así como personas y así como ciudadanos. Sólo a través de ella progresamos como una sociedad, haciendo ca-

8


minar nuestro país, siempre protegiendo los derechos fundamentales a los que todos somos merecedores. La paz es lo único capaz de llevarnos a la utopía que siempre hemos anhelado, en la cual las relaciones no pueden más que aportarnos un bien común. El camino de paz es justamente el sendero que necesitamos para alcanzar ese destino, uno colectivo, carente de egoísmo, por ser este último un mal general, y siempre al margen de los derechos fundamentales y libertades de cada uno de nosotros, paz que se condecora con la presente presea Doctorado Honoris Causa.

9



2 Compromiso



II El Claustro Doctoral Iberoamericano reconoce el valor del compromiso, como cualidad humana más que indispensable para respetarnos los unos con los otros. Por ningún motivo, el Claustro dejará de sentirse comprometido con la sociedad, razón por la que emite la condecoración a los individuos más destacadas de ella, con el exclusivo fin de seguir alimentando las buenas acciones humanas. A sabiendas de nuestra obligación en el establecimiento de la paz, de poco sirve alejarnos de cualquier indicio de responsabilidad, atribuyéndosela a alguien más, descartando así incluso nuestra participación. El Claustro Doctoral, por lo tanto, reconoce su propio compromiso con la sociedad e invita continuamente a hacer de ese compromiso una realización colectiva, que sea sentida y consumada por todos. Tenemos que recordar algo. No vivimos en solitario. Todo el tiempo estamos rodeados de gente y en todo momento nos vemos en la necesidad de interactuar con otras personas. Entonces al adquirir un valor semejante con nosotros, en realidad no lo hacemos con un fin egoísta, sino bajo un principio de beneficio general. Nacimos para estar comprometidos con nuestro alrededor, para inmiscuirnos en los problemas que nos afectan por igual. De ninguna manera es permitido alejarse de lo que nos aqueja en general. Somos parte de un mismo globo con la intención de mejorar nuestra condición de vida, que es al fin y al cabo el objetivo central de sentirse comprometido con el entorno, con el presente y con las personas que en realidad también han aportado su compromiso para con la misma sociedad. El galardón expuesto por el mismo Claustro, el Doctorado Honoris Causa, recibe tal nombre por su merecimiento de ser otorgado Por Causa de Honor, y no cabe duda de que los hombres y las mujeres que sean condecorados con esta distinción tienen el valor del compromiso entre la extensa lista de sus cualidades humanas.

13


Ante dicha presea, no habita otra intención por parte del Claustro que reconocer las conductas correctas que todos debemos seguir por igual, pues siendo todos iguales y con las mismas oportunidades, es nuestra obligación intentar hacer de esta sociedad aquella que realmente esperamos tener. La facultad del hombre de comprometerse consigo mismo y con lo que le rodea debe dejar de tomarse como una cualidad y debe repetirse como una cotidianidad para que, aquello que se despegue de su empleo, sea visto como un fenómeno poco regular. Porque el hombre sólo puede denominarse como tal respecto a cómo interactúe con su entorno y la forma en que se preocupe por él e intente modificarlo para un bien colectivo. El compromiso es aquel valor que nos evidencia como personas orientadas al provecho común, es justo lo que nos aleja de cualquier sentimiento egoísta y de codicia. Somos lo que queremos ser. Eso es bien cierto. Pero así como decidimos cómo queremos reflejarnos, nos comprometemos con nosotros mismos para que eso ocurra como deseamos. Debemos quitar el compromiso de su pedestal para apropiárnoslo en la cotidianidad. Pese a su cualidad de símbolo como uno de los primordiales valores humanos, quizá su mejor representación se vea en la práctica más que en la mera imagen. Parece ser que precisamente su reiteración como propósito más que como una realización es lo que persevera en nuestros días, haciendo que nuestro ideal de compromiso se vea cada vez más lejano e inaccesible. Esto es muy notable cuando perseguimos la ilusión de comprometernos, pero su ejecución escasamente se cumple. Ello sólo produce una desesperanza en nuestra contemporaneidad. Pero la intención de practicar por igual el valor digno del compromiso no tiene mayor función que proyectar lo mejor de cada uno. Al vivir en sociedad, y no en solitario, cumplimos una serie de reglas para armonizar la convivencia y así evitar en lo mayor posible cualquier clase de problema. Más aún cuando somos ejemplo

14


de los más jóvenes, quienes más tarde se convertirán en dirigentes de nuestro futuro. Ellos son los que deben quedarse con la imagen de hombres y mujeres pacíficos que, en busca de aquel idilio social, se sientan verdaderamente comprometidos. De allí viene el motivo de la condecoración Honoris Causa, pues su galardón consiste en destacar a aquellos individuos que han comprendido y practicado esta labor humana, que implica sentirse comprometido consigo mismo, así con su sociedad y así con su país; el compromiso es lo que nos hará avanzar como nación.

15



3 Honestidad



III El Claustro Doctoral tiene como principio promover la honestidad, porque es la única forma en que podemos entendernos como seres humanos. Difícilmente puede existir un idioma que signifique tanto entre nosotros que no sea la sinceridad, nuestra facultad de omitir las mentiras a sabiendas de que se trata de un mal común, uno muy persistente y que tanto daña a la comunidad. La expresión sincera anuda lazos que anteriormente no existían. Hace que dejemos de estar tan separados para unificarnos, para volvernos parte de un todo social en el que participamos colectivamente, pero a la vez en el que ocasionalmente El Claustro Doctoral se fundamenta en la honestidad, no como valor humano, sino como rasgo inherente. Al mismo tiempo que el otro par de valores antes mencionados, un rasgo importante es dejar de concebirlo como una posibilidad y mirarlo como una realidad. Sólo si nos comunicamos con sinceridad podremos avanzar, sólo si caminamos basándonos con la verdad, nadie quedará atrás y podremos llegar a la utopía que tanto esperamos, pero por la que pocas veces nos empeñamos en alcanzar. La honestidad es aquella facultad que nos permite hablar con la verdad en la mano, iluminando el camino que nos relacionará con los demás, mostrando justamente con esa sinceridad el respeto que tenemos por ellos, el que nos tenemos a nosotros mismos y lo mucho que nos importa aquella amistad. El corazón del hombre no ha nacido para engañar, sino que lo ha aprendido por las discordancias que ha encontrado en la vida, enseñándoselo a sus posteriores generaciones, por desgracia. Contrario a ello, nuestra alma existe para practicar la honestidad, porque sabemos que ella nos llevará por el sendero idóneo, el que nos traerá por consecuencia buenos resultados acordes a nuestro comportamiento honesto.

19


Porque si nos desempeñamos con la verdad ante nuestros semejantes, es sabido que estamos respetándolos también, pues reconocemos su valor como personas y entendemos que tratar con la mentira únicamente romperá aquellos lazos formados. Utilizar la falsedad igualmente resquebrajará todos los vínculos que establezcamos, haciéndonos ver con carentes de confiabilidad para los demás, de tal modo que nos seremos bien recibidos en nuestro entorno social, por no llevar a la práctica la honestidad. Sobre todo, faltar de tan imprescindible valor aminorará nuestra humanidad, la que nos defina como persona, pues las mentiras funcionan hacia el exterior, para eludir problemas o conseguir objetivos realmente no merecidos, pero afectan enormemente el interior y el alma del individuo. Somos lo que hacemos, pero también lo que decimos; nos convertimos en lo que comemos, en aquello con lo que alimentamos nuestra alma, y por eso reflejamos eso que complementa nuestra interioridad. Pero también somos lo que decimos, aquello aceptamos y creemos y aquello que repetimos. Por eso resulta necesario atender continuamente lo que nos rodea y evitar a toda costa lo que nos daña y lo que nos orilla a actual con deshonestidad, por no nos llevará a nada agradable, eso es seguro. El Claustro Doctoral Iberoamericano fomenta la paz con la herramienta de la honestidad. Porque la segunda es la vía para conseguir la primera. Actuar de manera contraria implicaría un deseo de daño, lo que rompería definitivamente cualquier noción de pasividad. El Claustro Doctoral Iberoamericano alienta ambos valores, porque son pilares que debe tener cada uno de los doctorantes a la presea Honoris Causa, y porque la candidatura de hombres y mujeres de bien requiere que su honestidad haya sido su estandarte para merecer dicho galardón.

20


4 Dignidad



IV La dignidad es el derecho fundamental del ser humano, es aquel valor absolutamente inseparable de él que le otorga la facultad de ser reconocido como tal, como una persona. Esta dignidad suele competer a derechos incluso naturales, como lo es al alimento, la vivienda, la vestimenta, la educación; es decir, aquellos elementos que deben ser otorgados a los individuos para que conserven una vida digna. En eso se basa esta dignidad, en comportarse como ser humano con los demás, brindándoles estos beneficios en la mayor medida posible a quienes carecen de ellas para recibir un trato semejante. Así bien, cada uno de nosotros tiene está dignidad en sí mismo, siempre y cuando actúe de manera correcta con sus congéneres sin provocar algún daño a un tercero, pues sólo será concedido con la dignidad. El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por principio fomentar las buenas acciones humanas, reconociéndolas con la ceremonia que da cabida a la entrega del Doctorado Honoris Causa. Por eso es que el galardón es otorgado a cualquier individuo que sea merecedor de ella, siempre y cuando el galardonado se haya destacado en ámbitos profesionales, sociales o culturales, jurando, al Claustro y a sí mismo, dignificar la condecoración con la que ha sido honrado. La ceremonia tiene por motivo dignificar a los hombres y a las mujeres que se hayan desempeñado idóneamente en cualquier espacio del conocimiento o del campo humano, lo que les da la virtud de ser dignos, dignos como personas o como doctorantes. Razón de ello lo tiene impregnado el nombre que tiene el mismo galardón. Honoris Causa tiene el significado de Por Causa de Honor, tras provenir de su expresión latina que retomada en nuestra modernidad tiene como propósito destacar a los hombres y mujeres que figuren como líderes de nuestra sociedad y ejemplos a seguir.

23


La presea es entregada a quien lo amerita, sin conveniencia alguna, sino que la misma distinción es otorgada de manera objetiva y unánime. El Claustro Doctoral siempre hace uso de la honestidad para dignificar a quien lo merece y, como quedó dicho, pueda guiar a los hombres y mujeres que aún no han encontrado su vía para desempeñarse como debe ser para con la sociedad. Por eso es que el presente Claustro Doctoral tiene por fundamento creer en el ser humano, en su esencia y en su historia, pues él mismo ha dignificado y deshonrado a sus semejantes en los momentos pertinentes, vanagloriándolos o castigándolos, y justamente por ello confía y destaca a los líderes que puedan dirigir nuestra sociedad. De esta forma es como en el Claustro Doctoral Iberoamericano se cree incondicionalmente en el arte humano y en la utopía que él mismo ha forjado para acceder algún día a la perfección que tanto merece. Ello es muy similar al que Galeano poetiza, utopía que se aleja a cada paso, pero que al mismo tiempo provoca que el hombre camina, lo que inevitablemente también significa progreso para nosotros. Sólo el logro de ello hará que persista la fe en el desarrollo de la sociedad, pues sabe muy bien que su constitución final no se logrará jamás a pasaos agigantados, sino mediante un crecimiento continuo y empedernido, carente de excusas y abundante de metas. Sobre esa línea, se tiene la facultad de no dejarse llevar solamente por las palabras del hombre, sino por sus acciones mismas, pues incluso por encima de sus juramentos se hallan los actos que lo definen como merecedor del galardón Doctorado Honoris Causa. Ante esta circunstancia, el Claustro Doctoral persigue siempre el ideal de la dignidad, pues aunque todos somos acreedores de ella, ciertos hombres y mujeres merecen ser dignificados por su trabajo de dignificar a las demás personas, por su preocupación en que la vida de ellas sea precisamente digna; de allí que la presea tenga por fundamento dignificarlos.

24


5 Amor



V El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por fundamento darle importancia al valor del amor, pues es éste el más natural de nosotros, y el que palpitante en nuestro corazón nos hace tomar las decisiones más acordes a la situación que esté ocurriendo. Guiándonos en este sentimiento hemos edificado grandes utopías, casi en la misma medida en que hemos caído cegados por él, debido a imágenes que en realidad no nos han encaminado por la vía correcta. No obstante, el Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por principio avivar el amor entre nosotros, por ser justamente la llama infatigable del corazón que nos une como personas. Impulsado por una emoción tan pura como lo es el amor, el Claustro Doctoral lo difunde de distintas maneras, máxime cuando nuestro presente se ve necesitado de un cambio, pero uno que afecte benéficamente a la sociedad, enmarcado completamente con este valor de alta importancia para la humanidad. Ante una problemática que involucra falta de afectividad los unos con los otros, se apela a un sentimiento mutuo, intensamente compartido, que siempre rodee y se base en la fraternidad, es decir, a un amor plenamente fraterno. La fraternidad es un afecto entre personas tan amplio que puede compararse con el amor entre hermanos. Pero el objetivo es que no haya diferencia de uno y otro, sino que el sentimiento desafíe cualquier frontera sanguínea o que rompa con las jerarquías sociales que nosotros mismo hemos impuesto y que, por ende, sólo nosotros podemos romper. El Claustro Doctoral obedece al sentimiento de fraternidad, que incluye a las personas en lugar de excluirlas, consiguiendo así la unificación después de una extensísima heterogeneidad.

27


El amor nos une, sirve como puente de unión entre personas y a veces entre enemigos. El amor existe por nosotros y para nosotros, pues decidimos si nace, si persiste o simplemente si desfallece. El amor es el sentimiento más puro que podamos demostrar, ya que en él se basan nuestros deseos más íntimos, acompañados de un anhelo de bienestar personal y para el ser amado. De allí la importancia de difundir el amor, pues él resulta ser el instrumento idóneo para valorar plenamente a todas las personas que nos rodean. Por eso es que el Doctorado Honoris Causa tiene como fundamento otorgar la presea a aquellos hombres que sean dignos de merecerla, al mismo tiempo que son encargados de seguir difundiendo el empleo de los buenos valores, así como lo han hecho hasta el momento de recibir el galardón. El Doctor Honoris Causa estimará a sus semejantes, entregándoles parte de su aprecio en todo momento, demostrando que el amor es la vía correcta para acceder al corazón de los hombres, pues éste el fin de cualquier persona, más que cualquier otro perjuicio. El amor es el que late con la intensidad en los corazones de los hombres y de las mujeres, dignificando a los demás por su cualidad de seres humanos, al tratarlos con la honestidad que merecen y con el compromiso de ser parte de una misma unidad, preservando, sobre todo, la paz entre ellos.

28


6 Honor



VI El Claustro Doctoral Iberoamericano cree en el honor, pero no como una cualidad, sino más bien como un hábito rutinario de la sociedad, que nos dignifique como seres humanos. El honor es la máxima virtud del hombre en cuanto a su conducta y gloria; comportamiento por el correcto empleo de su moralidad respecto a la sociedad en la que ha crecido, y gloria por el prestigio que se haya ganado y sea reconocido por los mismo individuos que le rodean. El honor no es sólo una habilidad destinada a un número limitado de personas, porque de ser así resulta absolutamente normal considerar más su ausencia que exigir su práctica. Por el contrario, la normalidad de este valor es lo que persigue el Claustro Doctoral, ya que la cotidianidad es lo que realmente hará que su falta sea vista con cierto grado de anormalidad. Para ello, el Doctorado Honoris Causa es entregado a Personas de Honor Por Causa de Honor, a aquellas que se destaquen en cualquier ámbito del quehacer humano, ya sean las ciencias o las humanidades, la educación, la cultura, las artes, la función pública, siempre con el estandarte de la dignificación a las demás personas, lo que verdaderamente los convierte en hombres o mujeres de honor. El Doctorado Honoris Causa cumple esta función, la de destacar a los individuos destacables de una sociedad, que hayan cumplido con los méritos necesarios para ser reconocidos, al tiempo de que se promueven sus logros para que ellos sean los líderes que necesita nuestro presente y la imagen de nuestros futuros jóvenes. Con el galardón, los doctorantes se comprometen a la honestidad, porque deben avalar que realmente han realizado dichas acciones que los colocan como 'hombres de bien', sobre todo por la investidura de la ceremonia.

31


Igualmente, ellos se comprometen con el Claustro y con su honorabilidad misma a que continuaran con su excelsa trayectoria humanística en el bien del prójimo, siempre manteniendo los valores al frente en cada una de las acciones, que en realidad representan el estima, el afecto y la dignificación de sus congéneres. La conducta moral de aquellos hombres y mujeres es lo que les da su calidad de líderes, siendo dignos representantes de nuestra sociedad, para dirigirla en momentos taciturnos y hacer ver en ella la luz que preserva aún mesuradamente. El Doctor Honoris Causa es aquel hombre o mujer que haya sido condecorado o distinguida con el galardón más importante del mundo, rescatándose justamente como líder debido a su extraordinaria calidad humana y empleo constante de los valores. El honor del que goce el laureado se basa en su comportamiento para con la sociedad, pero ese también es reconocido por quienes vanaglorian al hombre o a la mujer destacable. Por eso es que aquel honor bien merecido representa los logros alcanzados por la persona, pero sobre todo por el reconocimiento que otros individuos hagan de sus logros. El honor es la facultad de buen ciudadano y actúa de manera bidireccional, tanto por quien es reconocido como por quien reconoce. Es la máxima cualidad de un individuo, porque trasciende los méritos personales al ser aplaudidos por sus demás congéneres. Por esa razón el Claustro Doctoral Iberoamericano pone cierto ahínco en este valor como imprescindible para el progreso humano, pues a partir de la honorabilidad son viables lo hombres y mujeres de bien, porque resulta pilar visible de que contribuirán desinteresadamente en el desarrollo de nuestra sociedad. No hay mayor motivo para galardonar a un individuo que su honorabilidad, porque quizá este valor resulte ser el conjunto de sus demás atributos. Habiendo sido reconocido por los ciudadanos que valoraron sus calidades y habiendo hecho uso de su alta calidad humana, el Claustro Doctoral Iberoamericano se complacerá en distinguir honoríficamente a un ciudadano con una extraordinaria conducta humana.

32


Se tiene por principio forjar hombres y mujeres de honor, que funcionen para el progreso de nuestra sociedad, para un continuo desarrollo que contribuya en los jóvenes y practiquen aquellos valores que nos complementan como sociedad. El Claustro Doctoral tiene justamente una obligación social, en la que siente el deber de propagar el honor, como la máxima conducta y cualidad humana, siendo ésta receptora de todos los demás valores, a través del reconocimiento que galardona a grandes hombres y mujeres de nuestro presente, difundiendo así su destacado honor con el Doctorado Honoris Causa.

33



7 Respeto



VII El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por principio alimentar el respeto, como un valor esencial para la convivencia diaria. Día con día nos encontramos con muchas personas, que al igual que nosotros exigen un respeto. Pero difícilmente atendemos a qué se refiere. El respeto obedece al acto de respetar, y con evidentes razones entendemos que eso concierne a una acción, a un dinamismo, al momento de interactuar con los demás. Y es que al ser una manera de comportarse se trata también de un modo de conducta y del modo de relacionarse con otras personas. Es decir, el respeto es un comportamiento que necesariamente es realizado por alguien y que es otorgado a otro más. Respetar es la insignia que persigue constantemente el Claustro Doctoral. Camina de acuerdo a esa vía. El respeto es el resultado de nuestro ideal. Mantenemos una mentalidad que consiste en respetar a los demás, lográndose así que el respeto alcance no sólo a los doctorantes, sino a todo ser humano sin excepción alguna. Ya lo repetía incansablemente Benito Pablo Juárez García, uno de los presidentes más importantes que ha tenido nuestra nación, hombre excelso de armas y de letras, que luchó por la patria y por el pueblo, dándole un nuevo comienzo a nuestro país sobre intervenciones extranjeras y conflictos internos que tuvo nuestro México decimonónico. Su valiosa pero pertinente frase "El respeto al derecho ajeno es la paz" tuvo grande fuerza en un periodo caracterizado por la decadencia y el desequilibrio a distintos niveles. Pero gracias a él entendimos que se requería de este principio básico para fortalecer los lazos frágiles y construir, aunque desde abajo, la nación próspera de la que gozamos hoy en día.

37


La importancia del respeto es visto por el Claustro Doctoral como un principio humano basado en la humildad. Es el momento en el que se conjuntan dos valores en un mismo quehacer: el progreso humano. Respetar a los otros es equivalente a respetarse, pues el reconocimiento de mi valor como persona es lo que hace considerar que el otro también posee un valor irremplazable. En el momento en que decida respetar a otra persona, inmediatamente estoy haciéndolo también de manera individual. Así es como debería funcionar nuestra sociedad, tal como lo sugirió Benito Juárez con aquella frase célebre. Respetar el derecho, que es casi sinónimo de la integridad de alguien más, podrá solidificar mi relación con aquella persona, trayendo paz consigo entre ambos. Pero quebrantar sus derechos es igual a faltar el respeto que debería existir, de tal modo que sólo existirá agresión en aquel supuesto vínculo. Por esa razón, el Claustro Doctoral comprende que el respeto es la actitud primordial de los hombres y las mujeres para reforzar las relaciones, pero, sobre todo, para mantener la paz. No hay mayor virtud o muestra de honorabilidad de una persona que el respeto que muestre hacia los demás, prueba fidedigna del aprecio que tiene por sus congéneres, respetándolos y valorando su presencia. Este es motivo suficiente para que el Claustro Doctoral Iberoamericano decida condecorar a nuestros líderes sociales, aquellos que fundamentan sus acciones con base en el respeto para obtener así una paz continua. Las acciones del Claustro, también asentadas en la insignia del respeto, tienden a valorar a los doctores y doctorantes que, sobresalientes por su desempeño social, su compromiso, su amor por sus semejantes, su humildad, hacen de la paz una realidad por medio de su honorabilidad. Ello es lo que motiva al Claustro a mantener una distinción así, la de difundir que la paz que tanto esperamos sólo llegará a nosotros si la buscamos, si hacemos lo adecuado por conseguirla. Pero esa paz debe seguir siendo difundida no sólo por el nosotros, sino también por los doctores, que con su gallardía de ser humano continúan difundiendo el respeto con el valioso emblema del Doctorado Honoris Causa.

38


8 Tolerancia



VIII El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por fundamento actuar constantemente con tolerancia, pues ésta es una cualidad del hombre que no debe desaparecer, debido a que figura como trascendental para mantener la paz en nuestros días. Siempre en movimientos que representen la tolerancia, por ningún motivo el Claustro tenderá a realizar acciones que rompan con esta premisa, siendo él el principal encargado en difundir este valor tan imprescindible. Además, no se intervendrá en la decisión de entregar la presea al individuo que lo merezca, por cuestiones de raza, ideología o religión, ya que el Claustro Iberoamericano significa cosmopolitismo y tolerancia. Asimismo, en busca de una mayor eficacia en el significado de tolerancia, hemos aterrizado el concepto, en afán de no perder de vista que esta cualidad tiene el propósito de integrar más que de excluir. Considerar que la tolerancia es aceptar los errores del otro resulta poco favorecedor, más cuando este significado indica que culpabilizar a alguien más es mejor que integrarse en la culpa. Tolerar es soportar, en estos términos. Asimismo, en el momento en que decidimos alejarnos del error, señalando al culpable, también nos desprendemos de una responsabilidad, otro valiosísimo valor que debe caracterizarnos como individuos. La tolerancia no se basa en apuntar, pues ello rompe con la premisa de que incluya. Al señalar únicamente se excluye, se relega a quien posiblemente tenga responsabilidad en lo ocurrido, pero no por ello todo el peso deba caer en él. Más bien, el Claustro Doctoral Iberoamericano está de acuerdo en que la tolerancia sí aplique en errores ajenos siempre vistos desde una postura individual, que esté presente y por ende sea participante en las soluciones. Para que podamos ser tolerantes y demostrar una excelsa manifestación de tolerancia, es imprescindible que reconozcamos que hemos cometido equivocaciones

41


en diferentes momentos, también debemos aceptar que podemos cometerlos justo en este instante y, más aún, que aún puedo caer en ellos. Debe ser importante que siempre sea visto desde esta postura individual, para que así tenga un resultado verdaderamente significativo. En el momento en que soy capaz de aceptar mis errores, también acepto que alguien más está en la facultad de hacerlo; pero, sobre todo, que ambos podemos enmendarlo. Ello conlleva dos grandes valores humanos, la humildad y la sinceridad. Pero ahora la tolerancia es la que me dice lo correcto, que no soy un ser sin defectos, y que por lógica mi compañero tampoco. Reconocer que puedo fallar evitará que señale constantemente a aquel que falle en alguna ocasión, sólo por el mero gusto de difundir sus errores. Eso es tolerar. Es dejar de suponer perfecciones propias sobre algún otro. Significa aceptarse para hacerlo también con los demás. Allí radica la verdadera razón de la tolerancia. Así que ésta es necesaria para los hombres y las mujeres de nuestro país. No sólo porque ejemplifique el ejercicio correcto de las relaciones humanas, sino mejor porque es capaz de evidenciar el interior de las personas al revelar lo que ellas mismas son. La tolerancia mueve los vínculos entre las personas. Es el pilar fundamental para que persista la paz, pues tolerar empieza desde tolerarme, por lo que resulta más natural que pueda tolerarte. La tolerancia mantiene la paz de las personas e impulsa las relaciones entre ellas, siempre bajo el ideal de que puedan aceptar sus errores, pero más aún, que logren reconocer las virtudes que poseen y puedan explotarlas en beneficio de la sociedad. El Claustro Doctoral Iberoamericano busca difundir una idea de tolerancia con base en la práctica. La importancia de su difusión radica en que sólo mediante este ejercicio podrá cristalizarse una sociedad que conozca sus errores e intente enmendarlos, pero a su vez los acepte, consiguiendo así una estabilidad de paz entre los individuos.

42


El eje desde el cual se maneja el Claustro Doctoral es desde el tolerante, pero no el tolerante que sólo tolera, sino el que a su vez reconoce los fallos y a partir de allí decide aprender. Gracias a ello, se hace más fuerte la labor de la tolerancia al convertir al tolerante también en tolerado y viceversa; asimismo, es con el fin de difundirlo a todos, cumpliendo al mismo tiempo otro de los fundamentos de la tolerancia, cuyo propósito radica en la inclusión en lugar de la exclusión El punto del Claustro es la difusión de la tolerancia por medio de los hombres y mujeres que lo componen, por aquellos ciudadanos de bien que son un ejemplo de compromiso y liderazgo. El título de Doctorado Honoris Causa se designa a personas de honor, quienes han hecho de su vida una dignificación de su semejante. Son hombres y mujeres, cuyas actitudes y aptitudes reflejan una clara imagen de tolerancia, por tener entre sus hábitos la práctica de dicho valor humano. Asimismo, el doctorante debe ser una persona que se distinga por una honestidad y una humildad excelsas, elementos indispensables para presenciar en el postulante la posibilidad de recibir la más grande presea, el Doctorado Honoris Causa. La tolerancia vuelve a hombres y mujeres como incluyentes, un grado de cosmopolitismo, que aventaja y mejora nuestras relaciones humanas.

43



9 Responsabilidad



IX El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por principio impulsar las responsabilidades social e individual, convirtiéndonos todos en responsables de todos, mejorando así nuestro presente con una continua participación. El objetivo es generar una conciencia de responsabilidad en todos los ciudadanos, de tal manera que nadie se desprenda de ella, pues significaría contraproducente para el correcto desarrollo de nuestra sociedad. Entendemos la responsabilidad individual como la facultad personal de reconocer los errores, es decir, fundamentada en la tolerancia, aceptarlos y hacer todo lo posible para reparar los fallos. Eso involucra admitir las equivocaciones ante uno mismo y ante los demás, para que así se evidencia una aceptación de los errores cometidos y haya una claridad en cuanto a su solución. Entendemos también la responsabilidad social como la inclusión de todos nosotros en nuestros problemas rutinarios, aquellos que afectan a las personas por igual y que son causantes principales de que se dificulte un progreso para nuestro país. La responsabilidad social es casi tan importante como la individual, porque evidentemente incluye a un mayor número de personas. Lo destacable aquí es que casi nadie puede considerarse como inocente porque todos son culpables del presente, ya que todos viven en él. Esto nos convierte a todos en partícipes continuos de nuestras circunstancias y nos obliga a reparar aquello que parece no funcionar en nuestra sociedad, volviéndose común una colectiva intervención en búsqueda del progreso, siempre encaminado por la insignia del liderazgo. Al mismo tiempo, la responsabilidad social nos vuelve a todos culpables de la situación que esté presente. Esta culpabilidad social también hace que seamos

47


responsables de corregirla, y por tanto, no descarta a nadie de esta obligación socializadora. La responsabilidad es uno de los valores más destacables para los seres humanos, ya que como puede notarse está basado en la tolerancia, misma que también podemos observar encuentra su columna vertebral en una crítica personal o autocrítica. Una acción conlleva a la otra, por lo que resulta necesario que exista una autocrítica, o que se decida a dar el primer paso para que las demás puedan suscitarse. De allí que el Claustro Doctoral Iberoamericano ponga suma atención en la responsabilidad y en lo que la constituye. La autocrítica es esencial para el progreso, ya que así haremos una revisión de nosotros mismos, lo que destacará las virtudes y los defectos personales. Una vez conociendo éstos, sabremos que no es posible acertar en todo, y que una parte considerable de nuestras acciones estarán caracterizadas por el error. Así bien, al presenciar que somos parte de las equivocaciones y que lógicamente no somos perfectos, reconoceremos que estamos sujetos a los fallos. De esa manera veremos en los demás algo similar. Ellos tienen control sobre sí mismos, y sus acciones pueden ser acertadas o simplemente estar equivocadas. Pero ya no habrá una intención de nuestra parte de señalar su error, pues entenderemos, así como nosotros, que tienen el derecho de estar en lo correcto o de fallar. Esta tolerancia refleja que tenemos una responsabilidad individual, que en conjunto se convierte en una responsabilidad social, en la que todos participamos para conseguir un progreso y beneficio en común. El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por obligación ser la representación de esa responsabilidad social, destacando continuamente a los hombres y mujeres de honor que conocen perfectamente el propósito de la participación colectiva. Sólo la responsabilidad nos hará llegar más lejos. Es de los pocos principios humanos que nos impulsan de manera grupal y no se destaca solamente de manera individual.

48


La cooperación es lo único que nos hará progresar como sociedad. Por ello, el Claustro Doctoral condecora a los hombres y mujeres líderes que mantienen firme su responsabilidad individual, invitando a más personas, de tal forma que la responsabilidad social es el ingrediente esencial del progreso que tanto anhelamos. De allí que el galardón Doctorado Honoris Causa tenga tanta importancia, siendo éste una distinción que invita a la responsabilidad y volvernos partícipes en la solución, porque los doctores Honoris Causa tiene la obligación de ser responsables antes y después –sobre todo– de ser condecorados.

49



10 ´ Empatia



X El Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por principio profesar la comprensión y difundir la empatía, porque todos merecemos ser escuchados y entendidos. El Claustro Doctoral tiene a la comprensión como el acto individual que trata de entender la situación del otro. Este valor supone primeramente una intención personal de querer entender a la otra persona. Una vez que lo ha realizado, es reconocer que un tercero puede encontrarse en una situación complicada, por lo que parte de ese entendimiento radica en pretender sentir lo que el otro, acción a la que llamamos empatía. La empatía es una de las conductas más nobles del ser humano, que radica en "intentar ponerse en los zapatos de la otra persona". Así resulta más sencillo saber por qué tipo de situación está pasando en ese momento. La empatía es intentar repetir los sentimientos y emociones del otro en uno mismo, a fin de entender la posición en la que se encuentra, y así exista un vínculo entre esa persona y yo, posiblemente con el objetivo de apoyarla en su problema y así poder darle una solución. Puede notarse que ambas son piezas fundamentales de una figura mucho más amplia: el altruismo; quizá el valor más importante que persigue el Claustro Doctoral en su totalidad, siendo éste el eje sobre el cual mueve sus acciones y el valor que fomenta en sus doctorantes. El altruismo es el alimento del alma humana, el verdadero motor de las acciones sociales, y la esperanza única de nuestro progreso como sociedad. El altruismo rompe cualquier clase de barrera, llámese religiosa, política, económica, nacional o racial. El altruismo es la búsqueda del bien del compañero, del amigo, del hermano, de la otra persona en quien no se ven diferencias, sino en quien solamente se distinguen semejanzas. El altruismo anhela su bienestar y busca alcanzarlo.

53


El hombre o la mujer que sea definido o definida como altruista pensará en el bien común, en que la persona a la que protege o a la que está sirviendo cuente con una vida digna, aunque eso implique también sacrificar el bien propio. La persona altruista no ve por sí misma, sino siempre por su prójimo. Esta característica es lo que por excelencia le da el galardón más importante, el Doctorado Honoris Causa: por su empatía y comprensión hacia las personas que le rodean, por su preocupación y contribución a que las cosas mejoren y, por supuesto, por su continua intención de que la persona beneficiada tenga una vida más digna. El altruismo se encuentra en el corazón del hombre, siempre dispuesto a ser expresado para hacer de la vida del prójimo una experiencia solemne, como el de todas las personas. El altruismo es el origen de los demás valores y el alma del progreso del ser humano como unidad, sin distinciones de ningún tipo. El Claustro, por ende, no se rige bajo ningún motivo por cuestiones ideológicas, políticas o religiosas, ya que destacará las acciones altruistas del individuo con la humanidad, para condecorar al doctorante con la presea Doctor Honoris Causa. El mérito mayor por el cual un hombre o mujer es distinguido o distinguida con tal presea es por su calidad altruista, por aquel sentimiento filántropo que significa otorgar todo lo propia con tal de conseguir un bienestar del otro. Asimismo, el Claustro Doctoral Iberoamericano tiene por cimiento practicar el altruismo, ya que parte de la idea de que sólo así nos volveremos iguales y solidarios los unos con los otros, hecho que nos hará crecer como seres humanos. El objetivo del altruismo es fomentar la paz, porque buscar el bien común equivale a un sentimiento de tranquilidad, logrando así soluciones que sean equitativas, justo por el mundo que todos esperamos tener. Es por esa razón que el Claustro ama su labor de reconocimiento del hombre, que preocupado por su prójimo, piensa en otorgarle una vida honorable, al tiempo que se dignifica al hombre o mujer altruista con la distinción más importante del mundo, el Doctorado Honoris Causa.

54


Así es como consigue hacer que el mismo hombre ame a su prójimo, razón de un altruismo que nunca finaliza, porque es motor de todos los demás valores y principios del Claustro Doctoral Iberoamericano: paz, compromiso, honestidad, dignidad, amor, honor, respeto, tolerancia, responsabilidad y altruismo. El Claustro tiene entonces por principio fundamental la lengua humana universal, que consiste en el uso de los valores, lenguaje que va más allá de cuestiones políticas, económicas o ideológicas, pues son éstos los que determinan al hombre digno y en su empleo honran a sus semejantes; motor, sin duda, de la merecida presea Doctorado Honoris Causa. Ese es el fin del Doctorado Honoris Causa: ser la más grande representación de que aún vive, muy dentro de nosotros y con la ferocidad de ser liberado, un sentimiento de altruismo, dispuesto siempre a ayudar infatigablemente a los demás.

55



El Consejo del Claustro está integrado por:

El Consejo General de la Fundación Liderazgo Hoy, A.C. Ibero American College El consejo académico y su Claustro Doctoral del Instituto Azteca de Formación Empresarial La Universidad del Desarrollo Profesional (UNIDEP) La Universidad LAMAR El Centro Colegiado para la Excelencia Empresarial (CECOEE) La Universidad Latinoamericana de México (ULM) La Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) El Grupo IDEA Laica Internacional A.C. La Confederación para el Desarrollo Humano de la Ciudad de México Asociación Nacional del Apoyo al Migrante A.C. La Fundación Cultural Pensamiento Liberal En Evolución La Organización Diplomatica Internacional La Fundación Valores en Servicio, A.C. El Centro de Estudios en Alta Dirección La Alianza de Organizaciones Sociales, APL La Academia Militarizada “Ignacio Zaragoza”

57





Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.