Exposición Colectiva
Pintura Subacuática
Serie Artístas:
La magia del “Universo Azul”, “El Mundo del Silencio”, le ha permitido a unos pocos privilegiados convertirlo en escenario protagónico del arte pictórico. Desde mediados del siglo XIX las obras del Varón Eugen Von Ransonnet-Villez, el indio Zarh Prithard, el Francés André Laban y el español Alfonso Cruz parecen hacer, de la historia de más de 150 años de este arte, un ensueño de fantasías. Pritchard fue el primero en realizar una obra sumergido en el agua, en el año 1905, en Tahití. André Laban es conocido también como ingeniero del oceanografico 'Calypso', bajo el mando de Jacques Yves Cousteau. La particular técnica de la pintura subacuática se ve directamente condicionada por el medio donde se genera, el acuático. Sumergirse con la intención de representar un paisaje ubicado en un medio diferente de donde se vive, es un reto al alcance de pocos creadores. La perspectiva, la luz y el cromatismo de los diferentes paisajes sumergidos condicionan la obra final. Lienzos con imprimaciones especiales, oleos y espátulas en un medio que satura y empastela, con filtros cromáticos que determinan en la obra, en diferentes batimetrías y en lucha contra el tiempo... serán algunos de los retos que tiene el artista para dar valor a su obra.
Alfonso Cruz Jesús Vicente González Díaz Reynaldo Álvarez Villamil Xiomara Gutiérrez Omelio Borroto Leiseca Noel López Fernández Vicente González Portuondo Museografía:
Teodoro Rubio Castaño Música:
Frank Fernández
Monumento de 1911 al marino Fernando Villaamil en el parque de Castropol.
Fernando Villaamil Fernández-Cueto (Serantes, Asturias, 23 de noviembre de 1845 - Santiago de Cuba, 3 de julio de 1898) fue un marino militar español, famoso por su profesionalidad y rigor, por ser el diseñador del primer destructor de la historia, por estar al mando de la primera vuelta al mundo a vela de un buque-escuela español y por su heroica muerte en la batalla naval de Santiago de Cuba, en el Desastre de 1898.
Castropol
Castropol
UNA INMERSIÓN EN LA
Los escenarios del histórico conflicto se yerguen incólumes en Santiago de Cuba. Se trata de las playas Siboney y Daiquirí, zonas del desembarco de las tropas norteamericanas; Aserradero, donde quedó planteada la estrategia cubana que permitió al General Shafter y al Almirante Sampson tomar la ciudad; Las Guásimas, en que se combatió tan crudamente; el Fuerte de El Viso, y las lomas de El Caldero y San Juan. Este último sitio, hoy es un conjunto monumentario donde reposan los restos del Soldado Mambí Desconocido y se rinde homenaje a los soldados de los tres ejércitos beligerantes.
HISTÓRIA Destructor Furor
Acorazado Cristobal Colón En el letargo de más de 120 años parece reposar, adormitado en un lecho de arena, cieno y lodo de aluvión, cual gigante rendido con un colorido abrigo polícromo de toneladas de pólipos coralinos, gorgóneas y esporangios, y mudo testigo del desastre, el que fuera un magnífico exponente de la estirpe de los Garibaldi. ¡Quién hubiera imaginado que el Crucero Acorazado Cristóbal Colón, ese bello y poderoso prototipo de Armada, orgullo de la Corona y el Almirantazgo español, tendría marcado ya su fatal y prematuro destino en la Guerra Hispano Cubano Norteamericana de 1898! Botado al agua en los astilleros de Sestri Ponenti, de Ansaldo, Génova, el 16 de septiembre de 1896, sucumbiría dos años después ante la manifiesta superioridad de la Escuadra Norteamericana, la increíble insensatez y el absurdo orgullo de quienes desde la Península Ibérica decidieron su trágico y estéril final. Ironías de la historia. Con el Colón se hundieron en las azules y cristalinas aguas del Caribe más de cuatro siglos de presencia española en la América que conquistara y pusiera a los pies de la Corona el gran almirante genovés Cristóbal Colón. A pocas millas de él, a lo largo de la costa sur oriental de Cuba, se encuentran los demás pecios de la derrotada escuadra comandada por el Vicealmirante Juan Pascual Cervera y Topete. Muchos historiadores coinciden en destacar que el conflicto político militar entre España y Estados Unidos de América fue el acontecimiento internacional más importante de finales del siglo XIX, pues no solo transformó el decurso de la historia de Cuba y España, así como el de Puerto Rico y Filipinas, sino, además, modificó el escenario geopolítico mundial. A partir de entonces, Estados Unidos se estrenó como una nueva potencia y comenzó a tener una significativa influencia en los destinos del mundo.
Las playas La Mula, Juan González, Bueycabón, Rancho Cruz, Mar Verde, así como la propia rada santiaguera, constituyen verdaderos sitios arqueológicos en los que yacen, con diferentes grados de conservación y colapsados por el tiempo y la historia, los restos de lo que fuera la temida Escuadra de Operaciones de las Antillas: los Cruceros Acorazados Cristóbal Colón, Almirante Oquendo y Vizcaya; los destructores Furor y Plutón y, de manera singular, los norteamericanos Scow (en Siboney), y el Merrimac, carbonero utilizado justamente un mes antes del combate como elemento principal de un plan urdido para obstruir, con su hundimiento, el canal de salida de la bahía santiaguera. Hoy constituye una excepcional oportunidad para practicar el buceo técnico. Resulta singular también que el elemento que desencadenó la contienda, o por lo menos, la principal razón que la justificó a la luz pública, fue el hundimiento de un barco: la misteriosa explosión del acorazado Maine en la bahía habanera el 15 de febrero de 1898; y a pesar de que aún existen diferentes opiniones y discrepancias acerca del origen y las causas del siniestro, no sucede así con el consenso de que se trató de una acción manipulada por los políticos de las de las partes beligerantes.
En esos dramáticos días de la história, el mundo despierta cada mañana atento al acontecer de Santiago de Cuba. Decenas de corresponsales eran enviados a los escenarios del conflicto; caricaturas, fotos y grandes titulares, imprentas a bordo, incendiaban las ediciones vespertinas de los grandes periódicos, y dos magnates generaban una nueva forma de hacer periodismo, capaz de construir la noticia e influir en los acontecimientos. La puesta en escena de una campaña mediática que acompaña a las guerras del presente. Hoy, bajo la sombra de una esbelta y criolla ceiba en San Juan, circunvalada por una trinchera de fusiles Mauser, con sus bayonetas caladas y escoltadas por gruesos cañones de bronce, gigantescos libros destacan a relieve los nombres de los soldados heridos y caidos en combate. Frente al “Árbol de la Paz” o más bien de la capitulación, sobre columnas de marmol se yergue, enérgica ante el desconcierto, la airosa carta del general cubano Calixto García Íñiguez, patriótico documento donde quedaban patentados los derechos inalienables del Ejército Libertador, al que los estadounidenses impidieron entrar al heroico Santiago. Es un privilegio conocer la história a través de estos pecios, excepcionales testigos de estos acontecimientos, y desifrar el lenguaje que nos legan: un tesoro del Patrimonio Cultural Subacuático, en el que se conserva el derecho de las futuras generaciones a penetrar en una página trascendente de la historia universal. Dr.C. Vicente González Díaz
Es un verdadero privilegio disfrutar de las inmersiones en estos pecios ubicados en un entorno de espectacular belleza, en el que la cordillera de la Sierra Maestra irrumpe en el mar Caribe de manera abrupta e irregular, sesgada por cañones y cauces de ríos y estuarios que se extienden en deltas tapizados de cantos rodados y zonas bajas, los que forman humedales cubiertos de manglares al abrigo de ensenachos y caletas vírgenes, ecosistemas que sostienen una increíble diversidad biológica. Al sumergirnos en la trama de las jarcias y herrajes de las arboladuras, mástiles con sus cofas, calderas que enseñan su flucería descubierta por la acción del mar y la intemperie, cañones y municiones de diferentes calibres denotan de inmediato el origen de estas máquinas diseñadas para el combate, y nos sobrecoge de emoción pensar que, junto a estos restos hundidos, perecieron más de 300 oficiales y marinos españoles, obligados al sacrificio y a un real suicidio para, supuestamente, salvar la honra del imperio español y justificar la pérdida de la guerra, ya ganada por los cubanos, ante un enemigo poderoso.
Destructor Furor