Andy ha crecido y tiene que dejar su hogar y marcharse a la universidad.Tiene que decidir entre dejar sus juguetes en el ático, donarlos a un centro infantil donde jugaran con otros niños o tirarlos a la basura donde acabará por completo con sus vidas.Andy toma la decisión de llevarlos al ático excepto Woody, su juguete más especial.Que decreta llevarselo con él a la universidad.Por equivocación su madre los tira a la basura pero con la ayuda de Woody logran escapar.Los juguetes y Woody se cuelan en la caja que iba destianada al centro infantil.Allí seran maltratados por Lotso, un oso de peluche rosa.Tras sobrevivir a niños de prescolar,Woody intenta de todas las formas posibles llevarse a los juguetes antes de que Andy marchara a la universidad pero las cosas se complicaron cuando Buzz se daña en un intento de fuga.Después de conseguir arreglar a Buzz, huyen y consiguen volver a la caja.Cuando Andy iba camino a la universidad se encuentra a su vecina y cree conveniente regalarle los juguetes a su vecina para que tengan una infancia feliz como el la tuvo con ellos.Así que se despide de ellos y parte hacia la universidad.
NUESTRA GRAN AMISTAD, EL TIEMPO NO BORRARÁ
ble) para mí, pero ese no es el cuál será la nota de esta peli, Difícilmente se pueda encontrar algo malo a ésta, quizás la mejor obra de la factoría Pixar en cuanto a un todo divertido. Mientras Toy Story (1995) mostraba más seriedad y Toy Story 2 (1999) una leve inclinación al divertimento por divertimento mismo sin ningún tipo de enseñanza que avale lo sucedido, Toy Story 3 se consagra como la fusión de ambas fórmulas, dejando bien en claro que el drama es un factor clave para el desenlace de la historia, y afianzando la idea del final... triste, triste final. Pero no teman, no hacen la
Me considero a partir de ahora autor absoluto de una subjetividad plenamente ligada a una infancia vivida en paralelo a esta hermosa historia. Mis juguetes eran de Toy Story, mis aventuras también, y así sucesivamente. Podría hablarles durante muchos párrafos lo que significó esta saga de Pixar (ama absoluta de la animación, no importa quien se niegue a esta verdad irrefutacaso. Así que, ya advertidos y a sabiendas de consigno la reseña. gran Disney, y me tomo el atrevimiento de contarles que no muere nadie: los juguetes ¡no pueden volar! ni tampoco morir, así que ¿cuál es su única finalidad? Jugar y ayudar a la diversión. Sobre esta última premisa pende la duda existencial de Buddy, Buzz, Sr. Cara de Papa, Ham, y el resto del ahora reducido grupo de juguetes de Andy, que ya es un adolescente próximo a ingresar a la Universidad. Por esto, el joven deberá pasar por uno de los momentos más duros en la vida de un hombre: dejar su niñez, es decir, sus juguetes, para convertirse en un adulto. Mientras tanto, mediante una serie de hechos
muy hilarantes y entretenidos, los protagonistas de plástico se debaten entre ser usados o ser fieles a su dueño, en un ida y vuelta que los deja varados en una guardería, infierno y paraíso. Sinceramente, está demás hablarles de calidad de animación, argumento fabuloso, construcción de personajes, y demás matices, porque se trata de Pixar. Y, a menos que hablemos de The Incredibles (2004) o Cars (2006), todos sabemos lo que implica mencionar a Pixar a la hora de referirse a un título animado. Lo que importa en esta tercera y última entrega de la historia de los juguetes que cobran vida es lo que transmite, lo que hace sentir. Y si bien a muchos en edades neutrales les será indiferente el desarrollo de la película, a nadie le puede resultar pasajero el hecho de recordar el momento en que tocó crecer. Y esta cinta, amigos, duele como crecer. El film lo vale todo. La calidad del relato, la madurez en la producción (esa escena apocalíptica en el basural es glo-rio-sa), la responsabilidad en el mensaje, la capacidad de llegar a un verdadero público en general, y un nuevo episodio después de tanto tiempo es lo que más se agradece de Toy Story 3. Y del final, mejor ni hablemos... pura lágrima.
CRITICO: PABLO MARTINEZ