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El Corazón de la Casa
LA SALA PRINCIPAL
La sala es un ambiente para el uso social de la familia y sus visitantes temporales. Los muebles no tienen presencia singular sino una coherencia en conjunto, constituída por sus interacciones y usos.
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El espacio dispuesto para este ambiente permite la cercanía entre las personas a raíz de la ubicaciòn de los sillones y sofás, que se dirigen al otro paralelamente, creando un círculo alrededor de la mesa de vidrio. Así mismo, la colocaciòn de los muebles cumple funciones distintas según las relaciones y posiciòn de las personas que se encuentren allí, permitiendo tanto cercanía como lejanía, tanto familiaridad como formalidad.
Las paredes blancas y los pisos negros establecen un orden antinatural que prioriza los valores de la limpieza, el orden y la divisibilidad. Aunque el mantenimiento adecuado de estos elementos del espacio resulta demandante, el resultado es un entorno que se encuentra entre lo distintivo, lo elegante y lo orgánico. El color de los muebles tiene matices discretos, con grados de color grises y blancos que resaltan la interioridad y lo chic en el ambiente. Sin embargo, este espacio no rechaza completamente la espectacularidad de los colores vibrantes: cuenta con acentos cálidos en rojo, naranja y amarillo, que brindan un sentido de contraste y permiten la expresiòn del gusto personal de sus habitantes, especialmente de Claudia, quien cuenta con una sensibilidad artística desde su infancia hasta la culminaciòn de su carrera en diseño de modas.
El tapete que decora el espacio remite a elementos de la naturaleza, con colores cálidos y vivos que complementan el paisaje que se aprecia por las ventanas.
Las decoraciones suelen tener acentos de color fuertes o vibrantes, los cuales pretenden romper con la neutralidad de los colores discretos del mobiliario y de las paredes blancas que predominan en toda la casa.
El equilibrio que otorga la blancura que va desde las paredes hasta la chimenea de gas se ve potenciado por la iluminaciòn que brindan los ventanales que van de piso a techo, significando un valor táctico en la gama de colores. Este es un elemento de soluciòn que resulta funcional, pues con su transparencia logra una ilusiòn de mayor amplitud del espacio. Así mismo, conecta a la familia en el interior con la naturaleza externa.
La textura irregular de las baldosas del piso de porcelanato español evocan al suelo terrestre del entorno campestre en el que se ubica la casa, como si se buscara dar una continuidad a la naturaleza del ambiente. La tapicería de chenilla, el tapete de lana, los muebles de madera y vidrio, el metal de las barandas y las piedras volcánicas conforman una paleta de materiales rica en contrastes, con un ritmo homogéneo que transmite calidez y balance.
La chimenea es el centro de atenciòn en el ambiente y un punto de encuentro de quienes interactúan en él. Suele ser un generador de conversaciones y un elemento que hace de la sala un espacio de confort. La chimenea empieza a transformar su valor en cuanto puede separarse de su funcionalidad y ser percibida desde su simbolismo, ya que esta, al igual que el hogar, se relaciona con el calor y la iluminación.
La decoraciòn nos presenta una paradoja interesante, responde al gusto de Claudia, la madre, pero tiene un carácter funcional que la sintetiza en un conjunto. Mantiene una coherencia material y formal: son principalmente esculturas figurativas en metal y vidrio de animales y plantas. Esto permite que sean intercambiables, puesto que no responden específicamente al lugar en el que se encuentran sino que hacen parte de la convivencia de todos los elementos. Se vuelven un complemento dentro del sistema de objetos y no un punto de inflexiòn. De la misma manera, las flores que decoran este ambiente son particulares por el problema que solucionan. Al ser sintéticas, estas se vuelven una decoraciòn funcional que evita el tener que comprarlas y cambiarlas frecuentemente. Sin embargo, esto no hace que ellas resalten en el ambiente, pues se presentan con el mismo tono y calidéz del resto del sistema.
