cuentos infantiles

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La princesa y el lienzo dorado. Hace muchísimo tiempo, en un reino donde escaseaba la comida, habitaban un rey, su amada esposa y su preciosa hija llamada Casandra. Esa bella muchacha era de ojos azules y tenía una gran cabellera rubia. Una linda noche Casandra estaba durmiendo cuando oyó murmurar a alguien,se asomo con curiosidad y vio a su padre con un lienzo dorado al cual le decía susurrando para que nadie lo oyera: -”deseo,deseo un gran banquete” Y, de repente, apareció un banquete como por arte de magia. La princesa no se lo podía creer,entonces su hija, muy intrigada, se acercó hacia él con mucho cuidado intentando seguirlo. Una de las veces casi la descubre,unos minutos más tarde, su padre fue a un gran pasillo que ni ella conocía , empezó a hacer gestos con las manos y, de repente, se abrió una puerta. Era como una especie de pasadizo secreto,la princesa se moría de intriga pero a la vez de sueño, era demasiado tarde, se paró y pensó: -”ya lo averiguare mañana” Y así lo hizo. Eran las 11:00 de la mañana cuando se levantó y siguió el mismo recorrido donde estaba el pasadizo. Ya estaba enfrente de él cuando comenzó a hacer gestos con las manos igual que su padre los había hecho y, viendo que no pasaba nada pensó: -¡¿por qué?¿por qué?!am... a lo mejor tendrá alguna palanca


por algún lado. Y empezó a tocar por todas partes pero no encontraba nada y dijo: -”a lo mejor es que solo funciona con él”. Como todos los días salió a pasear a los prados verdes,entonces, a lo lejos, vio una pequeña choza de paja, se acercó a ver si necesitaban ayuda con algo, y picó en la casa. Viendo que la puerta estaba abierta entró y vio a un joven muy guapo con una ropa muy vieja. El joven estaba tirado en un trozo de paja y,la joven, muy asustada, pensando que estaba muerto, gritó: -Socorro,auxilio,ayúdenme... Entonces, el chico, que estaba durmiendo, se despertó y dijo: -Silencio,intento dormir. Levantándose suavemente. La princesa se dio la vuelta y al verlo se enamoro y dijo: -oh... disculpadme,lo siento pensé que te había... El muchacho, interrumpiéndola, dijo: -no tienes por que disculparte, sois la muchacha más bella del mundo. La princesa se sonrojó y dijo: -¿Tú sueles venir mucho por aquí? El muchacho asintió y dijo: -¿Mañana vas a volver a venir? La princesa asintió como el muchacho lo había hecho.


Y así lo hicieron, y no dejaron de verse cuando un día decidieron casarse. La princesa volvió un día por los prados,vio al joven y empezaron a hablar,el muchacho preguntó: -Hola me preguntaba...si...¿quieres ser mi amada? La princesa le respondió: -sí pero eso va a ser imposible puesto que mi padre no va ha permitir que yo, que soy de la realeza, me case contigo que sois... El joven la interrumpió y dijo: -¡¡¡soy un pobre, un pobre que vive en una casa de paja, todos no somos de la realeza.!!! La princesa se lamentó y dijo: -ooh lo siento, no queria decir eso, solo que no eres príncipe. El muchacho dijo: -¡¡¡Ojala lo fuera!!! La princesa con un gesto alegre dijo: -Y lo puedes ser. El joven preguntó: -¿Cómo? La princesa le respondió sin quitar el gesto de la cara: -Sígueme, sin que mi padre nos vea entraremos en mi casa. Y así lo hicieron. Cuando entraron en la casa, al parecer no había nadie, y entraron en la habitación de su padre, cogió el lienzo y dijo: -”Deseo,deseo que mi hombre más amado sea un príncipe” Y, de repente, apareció el príncipe muy elegante,con una ropa bastante cara.


En ese momento oyeron el ruido de las llaves y se pusieron en posición. Cuando su padre entró dijo: -¿Quién es? El joven respondió: -Soy el príncipe Leonardo, y vengo a pedirle la mano de su hermosa hija. El rey preguntó: -El príncipe ¿de dónde? La princesa, para salvarlo, dijo: -eeh...de Roma. El rey dijo: Te concedo la mano de mi hija Casandra. Los dos salieron a correr como locos hacia el bosque. Y empezaron a planear su boda.

felices perdices.

Y fueron muy y comieron


Los amigos perdidos

Realizado por: Paulo Lopes


Hace muchos años, dos niños amigos quedaron para ir al bosque. Uno se llamaba Alberto y el otro Daniel. Alberto era de pelo largo, ojos verdes, nariz normal, de boca también normal y de carácter algo gruñón, y Daniel era de pelo corto, ojos marrones, nariz achatada, boca normal y era muy alegre. Cuando bosque,

fueron

encontraron

al unas

plantas de frutas del bosque y no sabían donde ponerlas. Entonces, Alberto fue a su casa, que estaba al lado, a buscar una bolsa para meter los frutos pero, cuando llegó, Daniel no estaba y él también se adentró en el bosque. Pero él también se perdió. Cuando llegaron a un punto del bosque se encontraron con un sabio(ya bastante viejecito) que les dijo que, cuando él llegó al bosque, también se perdió y que se quedo

ahí

para

siempre. Él dijo que señalizó pero

un

se

camino

quedo

sin

piedras a mitad del camino

y

que

solo

recuerda que le decía un acertijo y si lo acertaba les indicaba el camino de vuelta. Y les dijo el acertijo:


¿Qué es: <noventa y nueve ¡pum!> <noventa y nueve ¡pum!> <noventa y nueve ¡pum!>? Los dos amigos pensaron con delicadeza pero, por mucho que pensaban, no daban con la respuesta, hasta que Daniel dijo: -¡Tengo la solucion!. Yo sé de un insecto del bosque que tiene más de 100 patas y ese es el ciempiés. El ciempiés tiene noventa y nueve patas más una que es de palo, por eso hace noventa y nueve pum. Así que la respuesta es que es un ciempiés con una pata de palo. El sabio dio por afirmada la respuesta y les indicó el camino para volver a casa. Los jóvenes siguieron el camino de piedras y, cuando llegaron a la calle de dirección a casa, se despidieron y dijo Alberto: -¡Esta aventura hay que escribirla en nuestro diario!

Fin


EL BOSQUE ENCANTADO Hecho por: Raquel Landero Mascareña

6º B


EL BOSQUE ENCANTADO Hace muchos años, había un niño y una niña que se llamaban Andrés y Carla. Andrés era alto, moreno, de ojos verdes y Carla de estatura media, rubia, de ojos marrones. Los dos eran muy simpáticos y graciosos. Un día, decidieron ir al bosque que había al lado del pueblo a jugaral escondite. Le tocó quedarla a Carla. Mientras Andrés se escondía, Carla contaba treinta.

Cuando terminó de contar, fue a buscar a

Andrés y cuando lo encontró resultó que no sabían volver ni tampoco dónde estaban. Estuvieron allí cerca de una semana cuando encontraron un amuleto y, con la curiosidad, le dieron


a un botón que tenía y sin querer ¡¡¡se convirtieron en ardillas!!!. Estaban muy asustados. Por fortuna, se encontraron a un conejo que les entendía y ellos a él. Andrés y Carla estaban un poco asustados al principio, pero se acostumbraron. Resulta que él había caído en la misma trampa del amuleto

,

pues

en

realidad

era

otro

niño

transformado. Los tres estaban muy contentos por haber encontrado ayuda y dispuestos a hacer lo que fuera por recuperar su forma original, emprendieron su camino. El conejo, que se llamaba Tomás, había oído hablar de un

sabio que vivía al norte del bosque,

pero él, como siempre iba solo, no conseguía llegar, pero ahora con ayuda seguro que llegaban. Después de tres días llenos de aventuras, llegan a la casa del sabio y le cuentan su problema. Resulta que


el sabio sabía qué poción tenía que dar a los “animales”, pero el problema era que no tenía los ingredientes necesarios. Tomás, harto de esperar ese día, le dijo al sabio: - ¿Qué ingredientes son necesitas?Llevo esperando este día durante mucho tiempo para que tú ahora me lo fastidies. - El ingrediente que falta – dijo el sabio – es un poco de pelo de ardilla y, por lo que veo, vosotros sois ardillas. Andrés y Carla dijeron a la vez : - Pues sí. Tomás dijo : - Córtale ya un poco de pelo y prepáranos la poción para volver sanos y salvos.


Bueno, bueno – dijo el sabio – un poco de calma. El sabio cortó un poco de pelo a cada ardilla y lo

hechó en la cazuela, lo movió un poco y ….. ¡¡catapltum!!, la poción está terminada. Cada uno bebió una cucharada y, en pocos segundos, estaban al principio del bosque con su forma original. Esos tres días para Andrés y Carla se les hicieron como si fueran tres años. Cuando se vieron, se dieron un gran abrazo y se notaron menos pelo. Los dos exclamaron: - La poción. Dijo Carla: - Lo bueno de esta aventura es que hemos hecho un nuevo amigo. - Es verdad – afirmó Andrés.


- Vamos a casa a descansar – recordó Tomás – que seguro que echáis de menos a vuestra familia. - Vámonos ya – dijeron los tres a la vez, y se fueron.

FIN



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