Losdelcamino

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Amistad de Querétaro A.C. 11 de junio de 2014

LOS DEL CAMINO por David Ayala Torres

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Recuerdo que cuando era niño se me enseñaba mucho sobre el Cielo, pero desde hace algún tiempo que no escucho sobre él. ¿Será que hablar del Cielo es para gente inmadura? ¿Será que nos hemos enfocado demasiado en los asuntos que tenemos aquí abajo? ¿Acaso no deberíamos pasar más tiempo estudiando y hablando de aquel lugar? Después de todo

allá

pasaremos

toda

la

eternidad,

mientras

que

en

esta

tierra...bueno en esta tierra no mucho. Este es un mensaje sencillo, pero que ha inundado mi corazón desde hace algún tiempo. Se trata de aprender o recordar (en algunos casos) aquello por lo que caminamos cada día. Muchas veces hemos pensado que poner la mirada en la recompensa es algo malo. "Haz las cosas sin esperar nada a cambio", me dice mi papá. Y este es un principio muy sabio en esta tierra, pero las cosas cambian cuando hablamos del Cielo. De hecho la Biblia nos invita a poner la mirada en la recompensa que tendremos cuando nuestro viaje en esta tierra haya terminado.

1


Por eso, este sencillo mensaje tiene tres objetivos principales

1.

Invitarte a ti, lector, a emprender un viaje. 2. Identificar las recomendaciones que nos da la Biblia para el camino. 3. Mostrar un poco (muy poco en realidad) de lo grande que es nuestra recompensa al final del viaje. Comencemos... USTED ESTÁ AQUÍ, señala el mapa en la pared. Estamos a punto de emprender un viaje de peligros, mares violentos, desiertos, batallas feroces y una enorme recompensa. Un gran reto para personas que acostumbramos a estar sentados en un escritorio gris todo el día. Sólo hay una condición esencial para poder entrar en esta travesía: ser como niños[1]. Se

podrían

escribir

varios

libros

sobre lo que ser como niños

significa, pero para fines prácticos digamos que los niños combinan dos elementos importantísimos para el Reino de los Cielos: confianza total en lo que dice su papá e imaginación. Veamos

por

qué

estos

dos

elementos no deben faltar en nuestro

equipaje. Hebreos 11 inicia con uno de los versículos más conocidos de toda la Biblia. "Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve." Hebreos 11:1 De este versículo, entendemos que la fe es una convicción que se extiende a lo que está por delante, pero que aún no podemos ver. Sin embargo, no se trata simplemente de asentir con la cabeza a lo que Dios nos dice, por la fe, abrazamos esas promesas, nos alegramos en 2


ellas, las declaramos, las perseguimos y las vemos como reales. Todo aquello que Dios ha prometido por medio de Jesús nosotros lo creemos como dándolo por seguro, después de todo se trata de nuestro Padre y él no miente nunca. Ahora, la fe es tan importante antes de empezar este viaje, primero porque la fe es el medio por el que tenemos que vivir y caminar. Recordemos lo que dice Hebreos un poco más atrás: "Pero mi justo vivirá por la fe." (10:38). Segundo, la fe es tan importante porque sin ella no podremos ver el lugar al que queremos llegar, nuestra meta, nuestra recompensa. "Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno." 2 Corintios 4:18 Sobre la recompensa Como toda buena historia de aventuras, el reclutador no puede buscar a su equipo sin tener que ofrecerles ya sean tesoros, reconocimiento, venganza o simplemente satisfacer su sed de aventura. ¿Por qué no empezar por ahí? Permitir que nuestros ojos brillen ante los tesoros que nos aguardan y nuestro corazón anhele las tierras lejanas que esperan nuestra llegada. No nos engañemos, la recompensa que nos espera al final de este viaje no tiene ninguna comparación con cientos de monedas de oro, un pago multimillonario, tierras o fama en todo el mundo. !Es mucho mejor que todo eso junto¡ Echemos un vistazo:

3


Jesús dijo: No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Mateo 6:19-20 Aunque esto decepcione a muchos, hemos de decir que el tesoro que perseguimos en este viaje no está en esta Tierra. Continúa: "En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar." Juan 14:2 Pablo complementa de la siguiente manera: "De hecho, sabemos que si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas." 2 Corintios 5:1 "Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra." Colosenses 3:1-2 Finalmente Hebreos nos dice: "Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve." (11:3) Espero que todos estos versículos nos hagan comprender un poco mejor la realidad superior y el valor mil veces mayor que las cosas de arriba tienen por encima de las de la tierra. Estos versículos nos dicen:

las

cosas

de

arriba

son

duraderas,

las

de

la

tierra,

pasajeras; las primeras son eternas, las segundas serán destruidas; lo que vemos es una imagen y una imitación; no es lo real; lo que vemos acabará, pero lo que nos aguarda es eterno, por más que brille 4


el oro en esta tierra no se compara al brillo de los ojos del Hijo del Hombre quien fue a prepararnos una habitación en el Reino del Padre eterno. Me reservo lo mejor para el final. Ahora, no se trata de sentarnos a esperar. Un niño no se sienta a esperar, insiste: Papá me llevas, papá me compras esto, papá me compras aquello, papá tú me prometiste, tú dijiste, etc. De la misma manera, nuestro clamor insistente debería ser aquel que resuena con fuerza en las últimas páginas del Apocalipsis:

Jesús, ¿vendrás

pronto?; Jesús, ¿vendrás pronto?; Jesús, ¿vendrás pronto? ¡Jesús ven pronto! Nuestro clamor insiste debería ser aquel que produce el espíritu en su iglesia. No se trata de un clamor egoísta que dice: "Que Jesús venga por los que hemos sido salvos y los demás que se vayan al infierno".

Este

deseo

es

más

bien

una

clamor que pide por la

diseminación del evangelio por toda la tierra, de tal forma que el escenario esté listo para la segunda venida de Jesús y se cumpla la promesa: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin."[2]

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UN LLAMADO Hasta ahora hemos analizado que la recompensa que nos promete Dios es más que deseable y extremadamente generosa, pero Él, además, nos hace un llamado[3]. Un llamado a dejar todo lo que tenemos y seguirlo, un llamado a convertirnos en aventureros, viajeros y peregrinos de paso por esta tierra. Escuchemos esta invitación: Hebreos 11 nos habla de grandes personajes bíblicos de la talla de Abel, Enoc, Noé o Abraham. Ellos sin duda alcanzaron grandes cosas por la fe, como lo dice el pasaje, pero escuchemos lo que Hebreos agrega a estas grandes hazañas que hicieron: "Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas

prometidas;

más

bien,

las

reconocieron

a

lo

lejos,

confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.

y Al

expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella.

Antes

bien,

anhelaban

una

patria

mejor,

es

decir,

la

celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad." Hebreos 11: 13-16 ¡Un momento! Vamos por partes. ¿Este pasaje está diciendo que Noé murió sin recibir lo prometido? ¿El mismo Noé al que se le indicó la destrucción del mundo por medio de un diluvio, tal como sucedió después? ¿Está hablando del mismo Abraham al que se le prometió un hijo y recibió a Isaac como parte de la promesa? ¿De ellos está

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diciendo

que

no

recibieron lo prometido? Entonces, de qué está

hablando. El versículo siguiente nos da la respuesta : "... y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.

Al expresarse así,

claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria." De eso está hablando el pasaje, de una patria; una herencia como lo dice en Efesios[4]. Además, como lo hemos visto en un inicio, no es cualquier herencia, sin una herencia celestial. El mismo pasaje dice: "Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella." Si tú sigues pensando que la Herencia que Dios te ha prometido y de la que habla en Hebreos y Efesios tiene que ver con una gran casa y carro del año, ¡aún tienes tiempo! Anda, ve y trabaja muy duro, ahorra, se exitoso y compra la casa de tus sueños. Si aún sigues pensando

que

esta

Gran

Herencia

involucra

fama,

riqueza

y

reconocimiento de los hombres, vuelve para buscar todo eso, pero no pisotees el valor de la herencia celestial que tenemos en Cristo. Mientras estás en esta tierra, aún hay tiempo de regresar a aquella "patria", pero si estás convencido de que existe una realidad más excelente, si tu, como los personajes de Hebreos estas en busca de una patria mejor (esto es la celestial) una recompensa más sublime, un tesoro tan grande que esta tierra no lo puede contener, entonces te invito a emprender el viaje con la siguiente promesa para todos los que creemos lo mismo: "Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.

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Aún hay más... En el primer versículo de Hebreos 12 se nos invita a avanzar y alcanzar esta herencia. "Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante." Paréntesis Para entender este pasaje tendremos que hacer una diferencia entre dos clases de peso o de lastre. Primero, hay un peso tan grande, tan pesado que nosotros no podemos quitar. Es más, es un peso tan peligros que por nosotros mismos ni siquiera podemos ver. Este es el peso de la esclavitud del pecado. Permítanme contarles una historia que sucedió no hace mucho tiempo. Mateo y Fraus eran dos esclavos, que pertenecían al mismo amo, vivían pobremente, como es de esperarse. Su amo que se creía con derecho sobre ellos, hasta de sus propias almas los maltrataba, los golpeaba hasta dejarlos malheridos. A tal grado llegaba la brutalidad de su amo que varias veces los dejaba hinchados y sin poderse mover, pero aún así los obligaba a trabajar jornadas muy largas. Ni hablar de algún sueldo o retribución. --“El único pago que se merecen…”, decía el amo, “es mantenerse con vida, aunque sus vidas no valgan para nada.” Y la verdad era así, después de haber trabajado jornadas de 20 horas diarias, recibían una cena escasa que consistía en un pan mohoso y agua sucia. Esto cuando les iba bien, porque muchas veces cuando se

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atrasaban en sus labores o por simple capricho del amo, se quedaban sin probar bocado. Así transcurrían sus días, como habían pasado los días de sus padres y antes de ellos, los días de sus abuelos, tatarabuelos y todas las generaciones pasadas. Pero uno de ellos tenía un sueño: -- Mateo: Sabes Fraus, en el pueblo se hablaba de “El Camino”, un sendero que llevaba a un lugar de maravillas inimaginables, calles de oro, un mar de cristal y en la ciudad, la compañía más agradable que cualquier hombre pudiera desear. Yo necesito estar en ese lugar Fraus, pero me da miedo una cosa. La gente del pueblo cuenta que el Rey de aquel lugar no acepta a ningún hombre que lleguea la ciudad en condición de esclavo.

No es que ese rey sea

un hombre despiadado,

al contrario, es bien conocido por su misericordia. Dedica su días a recorrer los pueblos, entregando grandes sumas de dinero por la libertad de miles de esclavos, nadie sabe cuántos. Incluso cuentan que en una ocasión se dejó agujerear las manos y los pies con tal de que dejaran en libertad a un esclavo. -- Fraus: Esas son tonterías Mateo. Ese dichoso Camino es un truco, una farsa, un cuento de hadas inventado para mantener ocupada la mente de esclavos holgazanes como tú. -- Mateo: Pues sean cuentos o no, yo sueño con poder alcanzar algún día ese lugar. Esa era la rutina de estos dos miserables: trabajo, sufrimiento, sueños,

sueños

frustrados

y más sufrimiento. Hasta que un día,

alguienllegóo a la casa principal, era un personaje con aires de nobleza y porte de... exacto... porte de Rey. Todos los criados de la casa trataban de escuchar algo a través de las gruesas puertas o ver 9


algo asomándose apenas por las ventanas, mientras este personaje Real hablaba con el dueño. Nadie en la casa sabía con exactitud cómo pasó o cual fue el precio, pero por alguna razón, el cruel amo los dejó libres. Es decir, nadie de ellos pagó nada y la verdad, tampoco hubieran podido, pues nada tenían con qué pagar su libertad, pero así sucedió. !Fueron libres¡ Sé lo que estás pensando. "Después el Rey de aquella tierra, debió haberles solicitado que lo sirvieran o que pelearan por él en alguna tierra lejana. !Nadie paga un precio tan alto gratis¡" -- Mateo: Te diré lo que sucedió. Después de que nuestro cruel verdugo nos liberara de mala gana. Aquel noble Señor se presentó frente a todos los criados de la casa. He de decir que ese hombre era de una presencia tan imponente y grandiosa, cientos de veces más glorioso que los grandes señores de esta tierra. Sin embargo, a diferencia de lo que se pensaría, no nos pidió que le pagáramos nada, ni con trabajo o peleando por él en la guerra. Mas bien, nos hizo una invitación. Nos dijo que ahora que éramos libres, con gusto se nos aceptaría en su Ciudad, La Celestial, donde tendríamos habitación segura y tesoros tan inmensos que sencillamente no caben en los palacios más grandes de

esta

tierra.

Mis

ojos

se iluminaron. Además nos entregó un

rollo[5] con instrucciones para llegar a aquella maravillosa ciudad prometida. Yo decidí emprender el viaje y en un principio parecía que algunos de mis

compañeros estaban dispuestos a acompañarme, pero Fraus los

desanimó terriblemente.

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-- Fraus: Ustedes creen esas tonterías. Es evidente que este hombre que vino y pagó el precio por nuestra libertad, está claramente dañado de su cabeza y no piensa con claridad. Eso parece ser lo que les sucede a las personas que tienen tanta riqueza que no saben en qué gastarla y terminan pagando por la libertad de miserables esclavos como nosotros. Escúchenme bien compañeros, les recomiendo que aprovechen sus escasos días de libertad, porque después de andar

vagando por ahí

y una vez que la comida se acabe, terminaremos robando para sobrevivir, nos volverán a atrapar y nuestra situación será mucho peor que la anterior. Si acaso alguno quiera buscar trabajo, es claro que terminará fracasando. Nadie en este reino, ni en ninguno de esta tierra empleará jamás a alguien con la marca de esclavo en la frente. Y en cuanto a tratar de seguir este estúpido camino del que hablan el Rey y Mateo, entiendan que es un camino lleno de peligro y crueldad. Por ese caminosóloo nos espera sufrimiento y dolor, mucho más terrible del que soportábamos en esta casa. Además está vigilado por guardias de esa ciudad "La Celestial" que expulsan a todos los esclavos que se atreven a transitar por el camino. Y la verdad es que Fraus tenía razón, nadie de los reinos de esa tierra se atrevieron a darle trabajo a personas con la marca de esclavo en la frente. Por otro lado en cuanto a El Camino, estaba lleno de peligros mortales. Era un camino generalmente estrecho y empinado. Efectivamente, estaba custodiado por guardias de la ciudad Celestial que al ver la marca de esclavo en cualquiera

correrían

para sacarlo del sendero y matarlo. Peligro que fácilmente podría ser

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evitado enseñando el rollo que el Rey daba a los esclavos liberados para comprobar su ciudadanía en el Reino de los Cielos. Pero aún, Fraus tenía razón en una última cosa. Siguiendo sus propios consejos, trató de disfrutar su libertad todo lo que pudo, vendió su rollo por una buena suma de dinero y lo gastó en vino y cuantos excesos pudo encontrar en los mesones de los pueblos vecinos, pero pronto se quedó sin nada que comer, así que decidió robar para poder vivir. Al final lo atraparon y lo esclavizaron con trabajos mucho más crueles que los que tenía antes. Lamentablemente murió tan solo un par de días después, de la peor manera en la que un hombre puede acabar: agotado por el trabajo, enfermo de tristeza y sin ninguna esperanza. Por su parte, Mateo, siguió El Camino. Es cierto, con muchos peligros que

desalentarían

aún

el

corazón

más

valiente,

pero

entonces

recordaba las promesas que le había hecho aquel hombre, leía su rollo que garantizaba su ciudadanía en la Ciudad Celestial y avanzaba creyendo ver el brillo de la Ciudad Celestial y el rostro de Aquel Rey que le dio Libertad. ... Como mencioné antes, podemos hablar de dos tipos de peso o lastre. Uno es una carga tan grande que no podemos quitar por nosotros mismos. Es una especie de esclavitud, una condición con la que nacimos, a la que incluso nos acostumbramos, pero que poco a poco desgasta

nuestro

cuerpo,

nuestras

fuerzas

y

terminamos

por

ser

aplastados por ella. Esa carga nos condena a una existencia de esclavitud, separados de la libertad que hay en Dios. Digamos que Dios es libertad, paz, alegría 12


y amor en su estado más puro, pero la esclavitud del pecado no nos permite acercarnos a todo eso que Dios representa. Y por más que odiemos esa carga, está encadenada a nosotros y no podemos hacer nada para quitarla, después de todo no poseemos nada. Entonces, el único que puede remover esa carga es el Rey, de la misma manera que sucedió en la historia.. El ha pagado el precio para que tú y yo seamos libres y podamos acercarnos a Dios y su libertad, amor, gozo y alegría sin límites. Primero que nada tenemos que entender que el Rey de la Ciudad Celestial se hizo hombre y permitió que sus manos y sus pies fueran agujereados, al ser clavado en una cruz. ¿Por qué? Porque eras un esclavo y alguien tenía que pagar el precio. Nuestra libertad es a cambio de

precio de sangre.

Ahora, superada esta primera barrera, avancemos. Hebreos 12 nos habla de una segunda clase de carga. Una carga que según dice en el versículo uno, nosotros hemos puesto voluntariamente sobre nuestros hombros. Si Cristo nos ha liberado de toda la esclavitud del pecado (Romanos 6:17-18[6]) y nadie puede condenarnos (Romanos 8:33-34[7]) Entonces ¿Quién es el único que puede tomar una carga y ponerla sobre tus hombros? "despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante." Notemos que no dice despojémonos "del pecado que nos esclaviza" sino "del pecado que nos asedia", es decir el pecado que está al acecho, que está tratando de sacarnos del camino. Después de esto podemos correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Viajemos ligeros en este camino hacia la Ciudad Celestial.

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¿Cuáles son las cargas que has puesto voluntariamente? ¿Qué cosas has tomado voluntariamente y las has puesto sobre tus hombros nuevamente? ¿Qué te hace más pesado o incluso te detiene de seguir adelante en el Camino de Dios? ●

Amor por las riquezas de este mundo.

Amistades tóxicas.

Preocupación por la renta, la luz, el teléfono, el internet, las mensualidades de la tarjeta.

Preocupación por lo que otros pensarán de ti si te haces caso a aquello que Dios está diciendo a tu corazón.

Preocupación desmedida por tu trabajo o la escuela.

Vergüenza por lo que no tienes o lo que no has alcanzado.

Vergüenza de tu cuerpo, tu situación económica, tu situación sentimental.

Temor a la responsabilidad, temor de fallar.

Falta de perdón para otros.

Culpas a otros de lo que no tienes o de lo que no has alcanzado a hacer.

Solo hay una cosa por hacer: Deséchalo y sigue adelante hacia la meta.

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UN CONSEJO PARA EL CAMINO También tenemos que entender que el camino que transitamos no es un camino fácil. Jesús dijo: "Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran." (Mateo 7:14) Nosotros hemos encontrado esa puerta, obviamente no porque seamos grandes exploradores o porque tengamos una mente brillantísima, más bien por gracia y por pura misericordia de Dios.[8] Eso está hecho, pero un camino largo nos espera. ¿Cómo caminarlo? Revisemos qué más nos recomienda el escritor de Hebreos. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. iniciador

y

Fijemos la mirada en Jesús, el

perfeccionador

de

nuestra

fe.

Hebreos 12:1-2 Poner la mirada en Jesús !Esa es una verdad tremenda¡ En este punto tengo una pregunta. Generalmente aceptamos que tenemos que ser salvos por gracia y por medio de la fe. Aceptamos que necesitamos ayuda divina para poder encontrar la puerta, pero una vez en el camino ¿Ya no necesitamos de la fe? Es el equivalente a decir: "Muy bien, Dios

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gracias por salvarme y por dejarme encontrar la puerta, pero a partir de aquí puedo seguir solo." El escritor de Hebreos es contundente al respecto: !Pongan su mirada en Jesús¡ Él es quien nos dio la medida de fe inicial y es él quien perfeccionará esa fe en el camino. Encontramos el camino por fe y por fe debemos transitarlo. Ahora reflexionemos un momento sobre ¿qué significa poner la mirada en

Jesús?

Uno

de

las

cualidades

que

se

le

dan

a

Dios,

es

invisible[9]; además en 2 Corintios 4:18 se nos menciona: "Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno." Queda claro entonces que no está hablando de ver a Jesús con nuestros ojos físicos, no se refiere a una imagen de él, ni a algo que podamos palpar con nuestros cinco sentidos. Se nos está hablando de un sentido diferente: los ojos de la fe, que pueden ver y gozarse en lo que nuestros ojos físicos no pueden ver y lo que nuestra mente finita no puede ni siquiera imaginar. Es entonces cuando la oración de Pablo por los efesios toma una importancia tremenda. Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa

herencia

entre

los

santos,

y

cuán

incomparable

es

la

grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo

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resucitó de entre los muertos y lo sentó a su *derecha en las regiones celestiales. Efesios 1:16-20 !Vaya¡

Creo

que

estos

cinco

versículos

serían

suficientes

para

meditar por cientos de años, pero quiero resaltar estos tres puntos, para darnos cuenta de cómo la fe se extiende en realidad a las regiones celestiales donde está Cristo. Pablo pide que nuestros ojos sean abiertos y podamos ver tres cosas principalmente: 1. La esperanza a la que él nos ha llamado, en Cristo. 2. Cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, en Cristo 3. Y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos, en Cristo. Ahora empieza a cobrar sentido la expresión: "puesta nuestra mirada en Cristo" porque en él está toda nuestra esperanza, nuestra herencia y el poder. La siguiente pregunta sería: ¿realmente estamos listos? Claro, esto es cuestión de un proceso de revelación constante y creciente, pero por cuestiones de espacio, revisemos un versículo que prácticamente engloba todos estos temas: "Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios." 2 Corintios 1:20 (RVR1960) "Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios." 2 Corintios 1:20 (NVI)

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Esto es simplemente impresionante: Todas las promesas que Dios ha hecho a nuestras vidas, a nosotros sus herederos[10] de su Espíritu, de paz, amor, gozo, alegría, protección, provisión, sanidad, milagros y toda su plenitud son "Sí" en Cristo. John Piper en su libro Gracia Venidera (p. 116) nos regala esta gran imagen: "Todas las promesas de Dios para el bien de su pueblo están en Cristo. Él las confirma, las asegura y las ha comprado para todos los que son de Cristo; para todos los que creen y le pertenecen. Todo pecador viene a Dios en Cristo, con todas sus necesidades, encuentra que Dios viene hacia él en Cristo, con todas sus promesas. Cuando el pecador se encuentra con el Dios santo en Cristo lo que oye es sí. Dios: ¿Me amas? Sí. ¿Me perdonas? Sí. ¿Me aceptas? Sí. ¿Me ayudarás a cambiar? Sí. ¿Me darás el poder para servirte? Sí. ¿Me cuidarás? Sí. ¿Me mostrarás tu gloria? Sí." Espero que con esto quede claro por qué es importante... no,... es fundamental... no,...es de vida o muerte...bueno...es estúpido no mirar a Jesús, porque Él es quien nos da la fe, la fuerza, los recursos, la motivación y la energía para seguir avanzando en El Camino. Pongamos un ejemplo: Supongamos que tú, amigo aventurero, decides entrar en el camino y la alegría del primer impulso te hace ligero el camino, incluso agradable, pero después de unos días caminando bajo condiciones adversas empiezas a cansarte, te aburres, incluso

te

sientes un tanto molesto porque no puedes desviarte ni un poco

de

ese camino tan angosto y recto. Entonces te encuentras con cierta compañía que te propone "ayudarte":

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-- Mesonero: Buenas tardes peregrino, ha llegado al Reino Terrenal veo que va en el camino a la Ciudad de Sión, pero lo veo cansado y fatigado. ¿Por qué no toma un descanso en nuestro mesón? Tenemos todo lo que usted necesita por un precio muy accesible. Venga y pruebe todo

lo

que

limitaciones

el ni

Reino

Terrenal

tiene

responsabilidades,

para

¿busca

ofrecerle: la

ciudad

sexo

sin

celestial?

Tenemos drogas que lo pueden hacer volar, toda clase de placeres, para olvidar, para sentir y para gozar. Ahora tienes dos opciones: Uno, escuchar al mesonero y salirte del camino, al fin y al cabo, en cualquier momento puedes volver y seguir tu viaje. Dos, poner tu mirada en Cristo y seguir adelante confiando en que las riquezas de Cristo[11] exceden abrumadoramente cualquier placer de esta tierra. Entonces, corres directo a la meta. -- Comerciante: Buen día viajero, bienvenido a la Tierra de la Avaricia. Veo que transita por un camino angosto y muy pesado. ¿Por qué no deja un momento el camino y prueba los frutos de esta tierra? Seguro renovará sus fuerzas probando las delicias que esta buena tierra tiene para ofrecer. Ahora tienes dos opciones: Uno, escuchar al comerciante y salirte del camino, al fin y al cabo, en cualquier momento puedes volver y seguir tu viaje. Dos, poner tu mirada en Cristo y seguir adelante confiando en lo que dijo Jesús "Yo soy el pan de vida El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.[12] -- Falso Guía: Viajero, buenas noches, es una fortuna que lo haya encontrado. Veo que ha sido engañado grandemente y que lo obligan a pasar dificultades y pesares por nada. Seguramente va en busca de la Ciudad Celestial al Monte de Sión. Pues déjeme decirle que si bien, ese camino llega hasta allá, existen otros medios mucho más rápidos y 19


cómodos para llegar. Venga, buen amigo, descanse sus pies y le mostraré un sinfín de caminos por los que puede llegar a su destino sin necesidad de que sufra más. Ahora tienes dos opciones: Uno, escuchar al comerciante y salirte del camino, al fin y al cabo, en cualquier momento puedes volver y seguir tu viaje. Dos, poner tu mirada en Cristo y seguir adelante confiando en lo que dijo Jesús " Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí."[13] Tal es la importancia de poner la mirada en Cristo y no desviarla nunca hacia otro rumbo, porque eso puede sacarnos del camino. Por eso la insistencia de este mundo para que desviemos la mirada de Cristo. El humanismo nos invita a poner los ojos en nosotros mismos, El legalismo y la religión nos incitan a poner la mirada en la forma de llegar. Por otro lado, el pecado aprovecha nuestra debilidad para llamar

nuestra

atención

fuera

del

camino,

pero

nuestra

única

seguridad es cuando mantenemos nuestra mirada en Jesús. No quiero ser malinterpretado en este punto. No se trata de dejar de disfrutar

las

cosas

bellas

de

este

mundo:

Los

atardeceres

tan

grandiosos, la compañía de nuestros seres queridos, un baño con agua caliente, una siesta de 4 horas, o la deliciosa comida que nos encontramos de vez en cuando. Todo esto fue creado por Dios para que lo podamos disfrutar y para esto también hay promesas enormes, pero si ponemos nuestra mirada en Cristo, veremos que de pronto todo en este mundo empieza a quedarse pequeño frente a la idea de al fin poder estar con Cristo. Creo que esa es una de las razones por las que al Espíritu Santo se le llama el Consolador [14]. En nosotros se empezará a gestar un 20


conflicto obvio[15]: Querer estar con Cristo, cuando todavía estamos en la tierra. Al contemplar y experimentar por la fe la gloria, majestad,

misericordia

y

amor

de

Cristo

(no

revelada

en

su

totalidad), pero transitar en un mundo que va en contra de él e incluso nos aborrece por amarlo, nuestro deseo de llegar a donde está él será cada vez mayor, sin embargo, tenemos un propósito en esta tierra y debemos permanecer en ella. Entonces el Espíritu Santo nos consuela y nos permite conocer un poco más de él (tan sólo para no volvernos completamente locos), además pondrá en nosotros el deseo de compartir a Cristo, y no solo eso, sino que pondrá un clamor en nosotros: El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!» El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. Apocalipsis 22:17

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ANTES DE CONTINUAR NUESTRO VIAJE El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo. Mateo 13:44 Si tú, aspirante de aventurero, realmente quieres buscar el reino de los cielos, tienes que saber que te va a costar todo. Todo lo que tienes y todo a lo que aspiras, tu reputación, tu tiempo, tus fuerzas, tus sueños...todo. Pero, ¿por qué el hombre de la parábola fue y vendió con alegría todo lo que tenía? Sencillo: porque el tesoro que había encontrado excedía por mucho todo lo que él poseía. Hoy nos paramos como niños a quienes su papá les ha prometido una gran recompensa si limpian su cuarto. Entonces tomamos todo lo que tenemos: nuestras canicas, el trompo o la muñeca, cinco pesos que teníamos

en

la

bolsa, unos cuantos dibujos arrugados y algunos

pedazos de crayolas y los echamos a la basura como si nada. A nosotros Jesús nos dice: "Sígueme"[16] y nos promete un Reino Eterno a cambio de simplemente todo. Porque qué son las riquezas de

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esta tierra frente a las riquezas del cielo, sino unos cuantos pesos y pedazos de crayolas inútiles. Además, seguro encontraremos en el camino gente que nos apoyará para llegar a la meta. -- Evangelista: ¡Amigo Peregrino! Qué bueno que te he encontrado. Yo también voy hacia la Ciudad de Sión. Sin embargo no he podido evitar notar que te ves distraído, cansado e incluso diría que triste. Tal vez se te haya metido una piedrita del camino en el alma y te está lastimando. Suele suceder.

Por qué no dejas que te acompañe por un

rato y juntos recordamos las eternas promesas que el Rey nos hizo cuando nos liberó de la esclavitud. Deja que tu corazón se llene de alegría al contemplar la tremenda recompensa que nos espera al final del viaje. Recuerda que no te has acercado a una montaña que se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego; ni a oscuridad, tinieblas y tormenta... Por el contrario, te has acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, !la ciudad del Dios viviente¡ Junto a millares y millares de ángeles que al contemplar al Cordero que murió por nuestros pecados cantan un cántico nuevo con todas sus fuerzas: «¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!»

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Que junto con las criaturas llenas de ojos por delante y por detrás contemplan la Gloria de Dios y se dejan inundar con toda esa majestad hasta que no pueden más y adoran junto con los ancianos, hombres de gran autoridad en el cielo, quienes arrodillados, arrojan sus coronas delante del Hijo del Hombre y declaran por los siglos de los siglos: Santo, Santo, Santo, es el Señor Todopoderoso. Recuerda amigo aventurero que nos hemos acercado a una asamblea gozosa, a la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo. Vamos hacia Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección; a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel. (Hebreos 12:18-24 y Apocalipsis 4:8; 5:6-14) Recuerda que en ese entonces estabas separado de Cristo, excluido de la ciudadanía de Israel y ajeno a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, a los que antes estábamos lejos, Dios nos ha acercado mediante la sangre de Cristo... Por lo tanto, ya no somos esclavos, extraños ni extranjeros, sino conciudadanos

de

los

santos

y

miembros de la familia de Dios.

(Efesios 2:12-20) Por tanto, no te desanimes. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. (2 Corintios 4:16-18)

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muerte y del infierno. Considera todo aquello que para ti era ganancia, como pérdida por causa de Cristo... Por él lo hemos perdido todo, y lo tenemos por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarnos unidos a él... No pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece

mediante

su

llamamiento

celestial

en

Cristo

Jesús...(

Filipenses 3:7-21) Apocalipsis 1:12-18 Pon tu mirada en Cristo y recuerda que algún día veremos su rostro. Estará vestido con una túnica que le llega hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho. Su cabellera lucirá blanca como la lana, como la nieve; y sus ojos resplandecerán como llama de fuego. Sus pies serán como bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata... Su rostro será como el sol cuando brilla en todo su esplendor. Pondrá su mano derecha sobre nosotros y os dirá: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno. Estas listo para emprender el viaje. Despójate del peso que te detiene, pon tu mirada en Cristo y emprende el Viaje. !Una gran recompensa nos aguarda¡ Solo queda algo por decir: El último es un huevo podrido.

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[1] Mateo 18:3 Entonces dijo: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. [2] Mateo 24:14 [3] Mateo 10:3739 El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. 39 El que encuentre su *vida, la perderá, y el que la pierda por mi causa, la encontrará. [4] Efesios 1:11 En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad. Efesios 1:1819 Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, 19 y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz. [5] El Progreso del Peregrino de John Bunyan [6] Romanos 6:1718 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. [7]Romanos 8:3334 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. [8] Efesios 2:5 Nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! 26


[9] 1 Timoteo 1:17 Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. [10] Gálatas 3:14 Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa. Gálatas 3:22 Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen. Hebreos 9:15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto. [11] Efesios 3:8 Aunque soy el más insignificante de todos los *santos, recibí esta gracia de predicar a las *naciones las incalculables riquezas de Cristo, Filipenses 4:19 Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. [12] Juan 6:35 [13] Juan 14:6 [14] Juan 15:26 Cuando venga el *Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. [15] 2 Corintios 5:7 Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor. [16] Mateo 9:9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.

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