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Carlos III Un guía leal la autoridad e para sus nietos
Por gladys garcía changir / Fotos: archivo d urante la infancia de los príncipes, la vinculación con su padre parecía ideal, juntos fueron protagonistas de los más tiernos mo mentos; sin embargo, con el fallecimiento de la princesa d iana, muchos fueron los comentarios que apuntaban que la relación de Carlos con sus hijos, no era perfecta, aunque la verdad es que todo quedó en rumor, y la lealtad de los príncipes con Carlos ha sido inquebrantable en el tiempo.
Desde su enlace con la princesa d iana, el rey Carlos III dejó en claro que formar una familia, era uno de sus principales objetivos. A tan solo un año de su boda, la llegada del príncipe William alegró al mundo entero; y tan solo dos años después, llegó h arry a completar la felicidad.
E L E j E mp L o y L a r E b ELD ía William, con su imagen de sobriedad, es la viva imagen de perfección dentro de la monarquía, siguiendo siempre el protocolo y el ejemplo de su abuela, la reina Isabel II, sin perder el carisma y la cercanía con su pueblo, que heredó de su madre. En cambio, harry, que siempre ha destacado por su espontaneidad, se ha visto envuelto en escándalos durante toda su vida, desde el consumo de estupefacientes en su adolescencia, que impulsó a Carlos a enviarlo a rehabilitación, hasta el escándalo generado recientemente, por los comentarios en los que asevera que su padre lo hizo sentir discriminado a él y a su familia, motivo por el cual renunció a sus labores como duque de sussex, en 2020.
los hErEdEros
El rey Carlos III también disfruta la dicha de ser abuelo de cinco hermosos niños, que mantendrán viva la monarquía de Windsor. El príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis, son los descendientes del mayor de sus hijos, William; siendo George, el nieto mayor, de tan solo 9 años, el segundo en la línea de sucesión al trono. Archie y Lilibet, hijos de Harry, son los nietos menores del monarca. Esta generación ha otorgado un toque de carisma y frescura, que renueva la realeza y promete seguir cautivando al pueblo británico en el futuro.