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Enprendedores
la cuentan sobre el uso de un material tan particular como el cedro, que le da vida a Tobo Bag y a Palambre Bag, y sobre el origen del diseño de sus particulares creaciones:
“Nos enamora el tema de la arquitectura de la ciudad. En tiempos de la Colonia, usaban mucha madera, nuestras estructuras están hechas en este material. Investigamos un poco más sobre cómo llevar eso a las piezas, y buscamos un ebanista. é l nos asesoró en todo el tema de la madera que podíamos usar y nos decidimos por el uso de cedro de alta gama, que es lo que empleamos para las carteras Tobo Bag y Palambre Bag”.
E
L or IGEN DE Lo S N o MB r ES
“Cuando fuimos al muelle, vimos que había muchos cubos de madera, y yo
ofErta Exclusiva
que van desde siempre le preguntaba a José sobre qué serían esos cubos… No sabíamos qué eran y tampoco sabíamos sobre los tobos de plástico, que también estaban presentes en todo el muelle”, dice Neris sobre cómo inició la idea de sus dos modelos clave. resulta que los tobos eran usados por los pescadores en el antebrazo, como si fueran carteras, y en ellos colocaban el pescado. “Ahí nos planteamos sobre lo interesante que sería llevar eso a una cartera de verdad, y así nace Tobo Bag. La tela que tiene el modelo Tobo (que va en la parte interna) tiene peces estampados que simulan lo que pescan los pescadores”.
Hay cinco peces específicos que puedes conseguir en Muelle Pesquero, y son esos los que Neris ilustró, “los llevamos a unos sellos y estos se estampan en la tela. Van en la parte interna, porque es lo que simula a los tobos que usan los pescadores”, nos cuenta José.
En cuanto a los cubos que el dúo veía en el muelle, Neris cuenta que, después de debatirlo, decidieron preguntarles a los pescadores qué eran: “Entendimos que se llamaban ‘palambre’, nos explicaron que ahí hay anzuelos y redes de pescar. Eso se tira al mar cuando se va de pesca, y lo que se recoge se coloca en ese cubo. De ahí empezamos a diseñar. Meses más tarde, hicimos una cita con los medios para presentar la colección y José me dijo que ‘palambre’ no existe”.
Ante la sorpresa de Neris, José le reafirmó que la palabra correcta es “palangre”. “En realidad, el cubo no se llama palangre, sino que es el contenedor de palangres, es toda la red de pescar con todos los anzuelos con que se pesca”. La primera reacción de Neris fue ponerse nerviosa, pero luego decidió que sería una anécdota de la marca.
“La borla de este diseño está inspirada en la brisa que se siente en el muelle, y el material también tiene su historia. Tuvimos meses asesorándonos sobre qué tipo de hilos nos servirían para obtener ese movimiento. Encontramos uno en Valencia, pero nunca lo terminamos comprando.
Más adelante, estábamos buscando materiales para las carteras y entramos a una tienda en la que había una zona de pesca. Al ver las redes, encontramos un hilo que es el que los pescadores usan para crear sus redes de pesca”, dice Neris.
D ETALLES DE SUS APUESTAS
Cada palito de la bolsa Palambre es hecho a mano, el ebanista corta cada pieza y trabaja una por una, por eso demora tanto tiempo en hacerla, además del necesario para hacer las pruebas de calidad. Para José Milano es motivo de orgullo crear diseños artesanales y únicos: “No todas las carteras van a quedar iguales, es algo que nos gusta aclararle a nuestros clientes.
Por ser madera de cedro, al colocarle una tinta no siempre toma la misma tonalidad. Para poder encajar las varillas, tampoco queda igual, eso es parte de lo artesanal y hace a cada pieza única. Es un plus de la marca, cada cartera será única y, de cierta forma, es particular, gracias al comportamiento del material”.
ENTrEGAS ESPECIALES
Las carteras de madera van en una “Mercado Bag”, una bolsa atrapapolvo. En el caso de Tobo Bag, como son dos asas, una va puesta y la otra en una bolsa más pequeña, de tela. “Todo eso va en un paquete de papel, que es nuestra bolsa de compra, en la que incluimos su respectiva tarjeta e instrucciones de uso y de cuidado”, dice Neris.
En el caso de las franelas, como hay una colaboración con una fundación de Puerto Cabello, que le pertenece a Dilia r amos, la fotógrafa de la colección, vienen con una postal y, con la compra de la franela, un 10 % de lo vendido va a la fundación, que ayuda a artistas locales. La franela viene envuelta en papel de seda con las etiquetas de la marca.