Revista Debates IESA. Volumen XXIV. Número 4.

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Aprendizaje y cambio R amón P iñango Desde hace algún tiempo, y de manera creciente, la relación de las empresas con un entorno complejo, no siempre amigable, ha sido tema de interés de académicos, empresarios, gerentes y consultores. Un término que se ha hecho muy popular es «reinvención», aplicado a organizaciones y personas. • • •

• De­ba­tes IE­SA tie­ne co­mo fi­na­li­dad pro­ mo­ver la dis­cu­sión pú­bli­ca so­bre la ge­ren­ cia y su en­tor­no, me­dian­te la di­fu­sión de in­for­ma­ción y la con­fron­ta­ción de ideas. Es pu­bli­ca­da tri­mes­tral­men­te por el Ins­ti­tu­to de Es­tu­dios Su­pe­rio­res de Ad­mi­nis­tra­ción, en Ca­ra­cas, Ve­ne­zue­la. • De­ba­tes IE­SA es­tá di­ri­gi­da a quie­nes ocu­ pan po­si­cio­nes de li­de­raz­go en or­ga­ni­za­cio­ nes pú­bli­cas o pri­va­das de to­da ín­do­le. El ob­je­ti­vo es pro­pi­ciar la co­mu­ni­ca­ción en­tre ge­ren­tes, fun­cio­na­rios públicos, po­lí­ti­cos, em­pre­sa­rios, con­sul­to­res e in­ves­ti­ga­do­res. • En De­ba­tes IE­SA tie­nen ca­bi­da los ar­tí­cu­los que exa­mi­nen te­mas de ac­tua­li­dad, aná­li­sis de po­lí­ti­cas pú­bli­cas y em­pre­sa­ria­les, apli­ ca­cio­nes de las cien­cias ad­mi­nis­tra­ti­vas y ha­llaz­gos de las cien­cias so­cia­les. Son bien­ ve­ni­das, tam­bién, las ex­po­si­cio­nes de teo­rías y mo­de­los no­ve­do­sos, re­se­ñas de pu­bli­ca­ cio­nes y crí­ti­cas o dis­cu­sio­nes de ar­tí­cu­los pu­bli­ca­dos en és­ta u otras re­vis­tas. • De­ba­tes IE­SA es una re­vis­ta ar­bi­tra­da. El edi­tor en­via­rá una co­pia anó­ni­ma de ca­da ar­tí­cu­lo a dos ár­bi­tros, quie­nes emi­ti­rán al­gu­no de los jui­cios si­guien­tes: el ar­tí­cu­ lo de­be pu­bli­car­se tal co­mo es­tá, re­quie­re cam­bios o no de­be pu­bli­car­se. • Los ar­tí­cu­los pu­bli­ca­dos en De­ba­tes IE­SA no ex­pre­san con­sen­so al­gu­no, ni la re­vis­ta se iden­ti­fi­ca con co­rrien­tes o es­cue­las de pen­sa­mien­to. Ade­más, los au­to­res pue­den es­tar en de­sa­cuer­do. No se acep­ta res­pon­ sa­bi­li­dad al­gu­na por las opi­nio­nes ex­pre­sa­ das, pe­ro sí se acep­ta la res­pon­sa­bi­li­dad de dar­les la opor­tu­ni­dad de apa­re­cer.

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Acme se reinventó, cambio su línea de productos… Polta se reinventó, están trabajando a distancia… Nelson se reinventó, dejó el trabajo como gerente y se dedica a la consultoría…

Modas más, modas menos, el significado real de «reinventarse» no tiene nada nue­ vo. Se relaciona con las nociones clásicas de aprendizaje y cambio: organizacional o personal. Lo nuevo sería el gran interés que despierta el tema del cambio rápido; estimulado, sin duda, por entornos inciertos y cambiantes que exigen respuestas inmediatas e innovadoras. Ciertamente, organizaciones y personas están enfrentan­ do retos que antes no habían enfrentado, muchos de los cuales tienen que ver con cambios en las tecnologías de información. La fascinación con el tema del cambio se manifiesta también en el interés actual por los llamados cambios disruptivos, que ha distraído la atención de los cambios continuos o progresivos, como si fuesen menos importantes o insignificantes. Pareciera que la gente desea y espera cambios drásticos, como si le pidiera al santo patrono de la gerencia el milagro de lanzar al estrellato a una empresa, de un día para otro. Pero en el mundo de la gerencia no hay milagros; hay buenos o malos gerentes. La gran diferencia entre buena y mala gerencia radica, como se sabe desde hace largo tiempo, en la capacidad para aprender e innovar de una empresa, una ONG, una organizacional militar, un partido político o un convento. La capacidad para aprender e innovar depende de características de la organización y su gerencia. No hay magia ni magos que valgan si, entre otros rasgos, la organización no propicia la innovación con la promoción de la experimentación, el ensayo y el error. En estos procesos es fundamental el trabajo en equipos formados por personas que, si bien comparten orientaciones, actitudes y conocimientos que les permiten integrarse, tienen puntos de vistas diferentes y al interactuar pueden vislumbrar soluciones novedosas para la organización. Con frecuencia se pasa por alto el traba­ jo en equipo cuando se habla del éxito de una organización. Se mencionan héroes empresariales o gerenciales; rara vez a los equipos con los cuales trabajaron. El caso de Dona Dubinsky en Apple a mediados de los ochenta es emblemático. Una gerente de tercer o cuarto nivel se enfrentó a Steve Jobs por un cambio que el famoso fundador y líder de la empresa estaba empeñado en implantar. Dona, arriesgando todo, hizo una propuesta que impactó la estructura de Apple, mucho más allá del área de distribución que ocasionó el enfrentamiento. La virtud de la organización radicó en dar la oportunidad para que alguien hiciera una propuesta que tuvo consecuencias importantes para la empresa y para Jobs. Este tema es pertinente para el mundo actual; pero mucho más para la Vene­ zuela de hoy, que enfrenta una incertidumbre radical por razones políticas y eco­ nómicas. El reto es doble: producir para sobrevivir ahora e innovar para existir con éxito en un futuro que es difícil anticipar. El dilema de explotar o explorar, plan­ teado por James March hace casi tres décadas, es pertinente en el entorno actual. Explotar para sacar el mayor provecho a lo que se sabe hacer o explorar para crear nuevos productos y mejores maneras de hacer las cosas. Ya es insuficiente aquello de seguir las mejores prácticas. Las mejores prácticas de hace poco tiempo probablemente dejaron de ser válidas. Es cada vez más urgente identificar las mejores prácticas posibles, que nadie o muy pocos han logrado iden­ tificar. De nuevo, la creatividad y la disposición a experimentar son fundamentales en la Venezuela de estos días. En este contexto se enmarca el reto del liderazgo organizacional: integrar y trabajar con equipos capaces de producir e innovar en tiempos complejos y adversos, conscien­ tes de que no es tiempo de portentos individuales sino de equipos dispuestos a poner a valer a la organización y motivar a la gente para que dé lo mejor de sí.


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