Un vuelo

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ANDAR PERDIDO

Este recorrer se "inicia" de alguna manera en el mirar, el extrañar, ese estado que propicia el descubrimiento, la sorpresa. En lo ajeno que no ha sido convertido aún en propio.

MIRAR EXTRAÑAR

GUARDAR ENTRAÑAR

Existe una direccionalidad. Primero te extraña y después te entraña que dice Pessoa. He ahí el vuelo. Entrañar, introducir en lo más hondo, contener, llevar dentro de sí. Fuera-dentro. Guardar.


"El poeta no renunciaba ni apenas buscaba, porque tenía. Tenía por lo pronto lo que ante sí, ante sus ojos, oídos y tacto, aparecía; tenía lo que miraba y escuchaba; lo que tocaba, pero también lo que aparecía en sus sueños, y sus propios fantasmas interiores mezclados con los otros, con los que vagaban fuera, que juntos formaban un libro abierto donde todo era posible”1

Todo es susceptible de ser extrañado-entrañado. La observación se desarrolla entonces como una actitud, una forma de desplazarse un buscar desnudo de buscar donde todo se revela y tiene lugar el encuentro. "Porque nos somos opacos a nosotros mismos." Encuentro Reunión, cruce, hallazgo, descubrimiento, coincidencia. - Pérdida. Momento de contemplación mutua. Reconocer-se, hallar-se.

1 Zambrano, María. Filosofía y poesía Fondo de cultura económica de España , S.L. 1996.


















EL SOBRE DE AZÚCAR

Un día no distinguía los días. No sabía porque guardaba todos los sobres de azúcar. Me hablaban de cosas que no recordaba, que no entendía. De cafés De recorridos. De lugares. También hablaban de ellos. ¿Qué eran sin el azúcar? Envoltorios, continentes. Continentes vacíos. Manchados y arrugados.


¿Qué iba a hacer yo ahora? Parece que lo más natural era el papel. El viaje al papel. Con esa sensación, de recordar solo pequeños fragmentos de aquellas veces, de que lo que queda una vez pasado el tiempo es aquello que se adhiere, que traspasa, el eco de las risas, los silencios incómodos, lo que atraviesa el cuerpo y se queda como el poso en los vasos, pensé en recuperarnos utilizando ese mecanismo tan propio de la memoria. Y la cinta adhesiva cumplió su función llevándose consigo parte del sobre. (La parte mas importante seguro.) Se abrió un mundo de juegos posibles, donde el sobre de azúcar era el protagonista. Las líneas, las texturas, las letras, las figuras... todo interaccionaba con los distintos tipos de papel, casi se componía solo. Todo era parte de una estrategia de devolver al sobre, de experimentarlo, de hacerle revelar su naturaleza.


(Me pareció oportuno manchar algunos papeles con café.) E introduciendo elementos como el cosido, el papel de seda, cinta de carrocero ( elementos que me parecían cada vez más ajenos al sobre y aún así tan naturales en él) inicié un camino en el que cada sobre se convertía en excusa, en un objeto ya carente de identidad propia al servicio de una nueva construcción de relaciones y sentido. Esta idea cristalizó en los últimos collages del pequeño álbum. En las que se incluían algunas palabras e imágenes del periódico, llenándolos de voces.

De ruido. De algo que no era el sobre de azúcar pero que de alguna manera quedaba ya ligado a él.



La segunda parte fue el intento frustrado de crear el sobre. Y lo que conseguí fue un molde. Un fantasma. (otra vez lo aproximado) Con la cola, el sobre se adhería, y quedaba atrapado en el papel de seda, cada arruga, doblez. Revelaba cada pliegue, cada hueco. Después utilicé el papel de seda como soporte.



CARTAS

Cartas de dos minutos habla de la no correspondencia. Recoge la est茅tica de la carta, del envoltorio, del sello. Del remitente fantasma. Sin direcci贸n. Sin tiempo. Pero las cartas necesitan un espacio. El recorrido de una despedida desde la garganta hasta los dedos. Diecinueve cartas. Blanco y negro. El envoltorio tiene un aspecto envejecido, como si las hubiese guardado demasiado tiempo. La duraci贸n. que se prolonga hasta quemarse las pesta帽as



CONCLUSIÓN

Mirando atrás y viendo el resultado, se me antojan los recuerdos de una señora cuyos hijos, a la muerte de ésta, depositaron en una caja junto al contenedor. Los restos, las ruinas de una vida. La conclusión es algo que he ido intentando descubrir durante todo el proceso de creación de la memoria. Toda mi pretensión ha sido la de ilustrar un proceso, una forma de pensar y entender las cosas. Una inclinación. La de una necesidad que no merma, pero halla consuelo en lo pequeño, en el azar, en el hacer.

La significación. Una especie de antídoto.



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