Debora Xitlali Pérez

Contaré una pequeña anécdota. Cuando era adolescente fui a un concierto de música cristiana, no tenía mucho interés realmente en el concierto, ni en la temática del mismo, fui para complacer a mis padres, pero ese día me iba a dejar con algo para el resto de mi vida, por lo menos hasta este momento; recuerdo que el cantante contaba su vida, su historia, por lo que tuvo que pasar, y aun así no le prestaba mucha atención hasta que dijo algo, algo que si me intereso. Ese algo fue una frase, un mensaje, menciono que la vida trae cosas buenas y malas, que es muy normal sentir coraje, trastesa, alegría, amor, pero el secreto estaba en no volverlo en un vicio. Yo en ese momento estaba muy enojada con todo el mundo (pues claro era una adolescente), y si ahí entendí que es muy humano sentirme bien o mal, pero que no me tengo que dejar llevar por el simple sentimiento, que no lo debo de convertir en un vicio, en el vicio de sentirme así.