Siglos XX y XXI

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El siglo XX y perspectivas para el siglo XXI Leonor Ruiz Gurillo y Larissa Timofeeva

1. Introducción El español es hoy una lengua hablada por más de 400 millones de personas en el mundo. La riqueza del español surge de su diversidad; diversidad geográfica, social y de uso. La expansión geográfica a lo largo de los siglos, el desarrollo cultural y literario del idioma con carácter de universalidad aseguran la cohesión y la pervivencia. El deseo de los hablantes por mantener esa lengua común se ve favorecida por la labor que desarrollan algunas instituciones, como las Academias de la Lengua o el Instituto Cervantes. Las Academias cuidan de nuestro patrimonio lingüístico y literario; el Instituto Cervantes difunde nuestra lengua entre los hablantes no nativos. Ahora bien, esta unidad en la diversidad se ve influenciada por distintos factores, entre los que cabe señalar la de los medios de comunicación e Internet, por un lado, y la masiva entrada de anglicismos, por otro.

2. El español en su diversidad Como decíamos, la riqueza del español se encuentra en su diversidad, esto es, en las variedades que vienen establecidas tanto por el usuario como por el uso. Las primeras dan lugar a variedades diatópicas o geolectos, y a variedades sociales o sociolectos. Las segundas, o variedades diafásicas, se establecen de acuerdo con el empleo de la lengua que hacen los hablantes según la situación comunicativa.

2. 1. Las variedades diatópicas Las variedades diatópicas del español se agrupan geográficamente, de manera que se diferencia el español de España del español de América.

2.1.1. El español de España 2.1.1.1. Los dialectos históricos: el aragonés y el leonés Ambos son dialectos de latín que no han llegado a alcanzar la categoría de lenguas. Las circunstancias sociopolíticas y culturales les impidieron alcanzar un uso culto que les diera categoría de lengua. Con el paso del tiempo, estos dialectos han quedado reducidos a una serie de hablas con mayor o menor vitalidad y muy erosionadas por la presencia del castellano. Como afirma García Mouton (1994), son dialectos del latín en su origen, aunque en ellos se deja sentir en muchos aspectos la influencia de la lengua general. El aragonés ha tenido contacto con el vasco en las tierras fronterizas de Navarra; con el castellano por el sur y por el oeste, desde Soria, Cuenca y Guadalajara; con el catalán por el este; y por el noreste de Teruel con el valenciano. La castellanización de las tierras bajas aragonesas ya era un hecho en el s. XV, por lo que el aragonés se concentró en el norte, aunque en esta zona sufrió despoblaciones, colonizaciones por extranjeros, etc. El leonés, por su parte, se extiende por el antiguo reino de León, Zamora y Salamanca. Según García Mouton (1994), nunca existió un bable o lengua asturiana que el castellano fragmentara, pues en realidad siempre hubo muchos bables sin unificar. De ahí que los dialectólogos diferencien tres zonas: bables orientales, con entrada en Cantabria; bables occidentales (que agrupan las hablas más vivas; se extienden por León y


entrecruzan sus isoglosas con las del gallego oriental); bables centrales (con el mayor número de hablantes, más urbanos y con más influencias castellanizantes; se sitúa en Asturias). Actualmente, se observan diversos intentos por regular como lenguas lo que fueron los dialectos históricos, de manera que se ha intentado difundir la fabla como variante normativizada del aragonés y el bable como norma del asturiano. 2.1.1.2. Dialectos internos: castellano de Castilla, extremeño, murciano, andaluz y canario De manera general se considera que donde mejor se habla el castellano de Castilla es en Burgos y Valladolid, si bien no es menos cierto que allí se dan rasgos que no coinciden con lo que se considera normativo, como el uso de le por lo para complemento directo de cosa. De las variedades que no tienen su origen directamente en el latín, sino en el castellano, la más cercana por el occidente es el extremeño. A juicio de García Mouton (1994), esta variedad no tiene prestigio entre su propios hablantes, lo que se traduce en la inestabilidad de la lengua, que mantiene diferencias muy marcadas entre unas zonas y otras, y entre unos niveles y otros. La Biblioteca Virtual de Dialectología Extremeña 1 recoge textos digitalizados de esta variedad. Por su parte, el murciano conforma un habla de transición equivalente a la extremeña. Limita al norte con tierras manchegas de Albacete, al este con el valenciano y al oeste con el andaluz. Algunas zonas de Alicante, paralelas al Segura, hablan murciano. Como ocurre en otros dialectos, se observan diversos intentos de convertir en normativo el panocho, habla artificial de cultivo literario local que imitaba el habla de la huerta murciana. El andaluz no es un habla uniforme y además no presenta rasgos específicos exclusivos. Se suelen establecer dos amplias zonas: la occidental y la oriental que, desde el punto de vista lingüístico suelen responder a la zona que iguala y zona que distingue singular de plural. Los andaluces reivindican hoy cierto prestigio, al amparo de la norma sevillana y del auge alcanzado por algunos de sus escritores, entre los que se encuentran Rafael Alberti2 , Federico García Lorca o Juan Ramón Jiménez. El canario presenta los mismos rasgos que la variedad que viajó a América, por lo que sus hablantes son seseantes y su s es predorsal. Al seseo hay que añadir la aspiración que es de carácter muy marcado. En general, las hablas orientales están más evolucionadas que las occidentales. 2.1.1.3. El español en zonas bilingües: Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia e Islas Baleares El español convive en situación de bilingüismo con las otras lenguas del estado (gallego, vasco y catalán), lo que le confiere rasgos particulares en estas zonas. Así, la influencia sobre el español es mayor cuando se trata de lenguas románicas como el gallego y el catalán, de modo que se deja sentir en la entonación, en el vocalismo o en el consonantismo (seseo, velarización en el caso del catalán, etc.). La influencia del vasco sobre el español es menor, si bien cabe indicar la influencia sobre aspectos como la entonación o ciertas alteraciones sobre el orden de palabras. Uno de nuestros más eminentes dialectólogos (Alonso Zamora Vicente 3:) ha dedicado parte de su investigación a estas zonas de convivencia y a otros problemas dialectales.

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3. 1. 1. El español de América El español es la lengua oficial de 18 países hispanoamericanos: Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Méjico, Cuba y República Dominicana. También se habla en otros lugares de América, donde convive con el inglés, como en Puerto Rico, en islas de las Antillas y en zonas de EEUU como Nuevo Méjico, Arizona, Texas o California. En la conformación del español de América influyeron notablemente las hablas precolombinas. Actualmente, el español convive con muchas de ellas en situación de bilingüismo, como ocurre con el quechua en Perú, el guaraní en Paraguay, el aymara en Perú y Bolivia, o el náhuatl y el maya en Méjico. Se ha intentado estudiar la amplia diversidad y complejidad del español de América distribuyéndolo por zonas, aunque es cierto que estas responden a criterios geográficos, más que a criterios propiamente lingüísticos (Kany, Ch. E. (1969), Semántica hispanoamericana. Madrid, Aguilar (1.ª ed., 1960) y Kany, Ch. E. (1969), Sintaxis hispanoamericana. Madrid. Gredos (1.ª ed., 1945)). A pesar de ello, el español de América en su nivel culto resulta bastante uniforme. En este sentido, los diversos proyectos desarrollados para recoger y estudiar la norma culta nos facilitan hoy en día muestras representativas de esta variedad. El Proyecto de estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y España, iniciado en 1968 (Lope Blanch, 1986) por medio del acuerdo del PILEI (Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas), ha ofrecido resultados enriquecedores del registro hablado culto a uno y otro lado del Atlántico en las ciudades de México, Santiago de Chile, Caracas, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, Lima, San Juan, La Paz, Madrid o Sevilla. Actualmente, el Proyecto de la norma culta encuentra una prolongación en el Macro-corpus de la norma lingüística culta de las principales ciudades del mundo hispánico (MC-NLCH), coordinado por José Antonio Samper Padilla y su equipo. Cuenta con materiales de 9 capitales americanas (México, Caracas, Santiago de Chile, Santafé de Bogotá, Buenos Aires, Lima, San Juan de Puerto Rico, La Paz y San José de Costa Rica) y de 3 poblaciones españolas (Madrid, Sevilla y Las Palmas de Gran Canaria) (Samper Padilla, Hernández y Troya, 1998) (http://listserv.rediris.es/cgi-bin/wa?A2=ind9901&L=infoling&P=670). Además de en España y en América, el español se habla también en Filipinas, donde convive con el tagalo y con el inglés, en ciertas zonas de África, en los Balcanes y en el próximo Oriente.

2. 2. Las variedades diastráticas Si se atiende a la diversidad que imprime en el español el hablante de acuerdo con sus rasgos sociales (edad, género, nivel sociocultural, profesión, etc.), se distinguen diversas variedades diastráticas o sociolectos. Si es la edad la que marca el registro, cabe señalar la importancia del lenguaje juvenil, sobre el que se han elaborado diversos estudios, como los de F. Rodríguez (Coord.) (1989) y (2002). Si es el género el criterio diferenciador, se obtiene un lenguaje de hombres o de mujeres. Por su parte, los grupos sociales se consolidan a menudo gracias al desarrollo de las jergas profesionales y de los argots. Dentro de las jergas profesionales o lenguajes de especialidad4 , se distingue el español de los negocios, el español de la medicina, de la ciencia y de la técnica, etc. Los argots (de la delincuencia, el de la prostitución, el carcelario, etc.) se recogen con mayor en menor acierto en diccionarios como los de Villarín (1979) (Villarín, J. (1979): Diccionario de argot. Madrid. Nova), Oliver (1987) (Oliver, J. M. (1987): Diccionario de argot. Madrid. Sena), Besses (1985) (Besses, L. (1985): 3


Diccionario de argot español. (Edición facsimilar de la publicada en 1905). Universidad de Cádiz) o León (1988) (León, V. (1988): Diccionario de argot español y lenguaje popular. Alianza, Madrid). Los sociolectos y los registros convergen al sopesar los rasgos de tema (o campo) y tono. En este sentido, algunos sociolectos vienen marcados por el tema, como los lenguajes de especialidad, que tienen la necesidad de crear un nuevo vocabulario para una realidad nueva de carácter técnico. Un ejemplo de este hecho lo constituye el lenguaje científico, definido por su tono formal, por producirse por medio del canal escrito y por su tenor divulgativo. En el caso de los argots, además, cabe añadir que solo se desarrollan en situaciones comunicativas dominadas por la relación de proximidad y por el tono informal (Payrató, 1988: 169). Otras variedades diastráticas, tal vez menos estudiadas, son el español vulgar (Muñoz Cortés, M. (1958): El español vulgar. Madrid, Ministerio de Educación) y el español popular. Como ocurre en otros casos, la variedad diastrática confluye con los rasgos propios de la situación comunicativa, lo que ha conducido a considerar en muchas ocasiones que se trata de estilos o registros.

2. 3. Las variedades diafásicas Las variedades diafásicas se deciden según las circunstancias concretas de la situación comunicativa: el hablante y el oyente, la relación entre ellos, el tono formal o informal, etc. Para Gregory y Carroll (1978), el grado de adecuación del uso lingüístico al contexto depende de cuatro factores: el campo o tema de que se habla; el modo o canal empleado en la comunicación; el tenor funcional o propósito comunicativo del acto de habla; y el tono interpersonal o relación entre interlocutores. Así pues, puede desarrollarse un estilo espontáneo, semi-informal, cuidadoso o muy cuidadoso, al menos. El estilo más espontáneo e informal de la lengua es el español coloquial. Pese a sus relaciones con determinados niveles diastráticos (popular, vulgar, jergal) no debe confundirse con estos, pues el registro coloquial es patrimonio, en principio de todas las clases sociales. Acudiendo a las variables establecidas por Gregory y Carroll (1978), se distingue por su cotidianidad (campo), su oralidad y espontaneidad (modo), su carácter interactivo (tenor) y su informalidad (tono), como ha descrito Payrató (1988: 50) y (1997). El registro coloquial será, por tanto, la manifestación más informal de la lengua dentro de una escala gradual que va de lo más formal a lo menos formal. (Briz, 1996 y 1998, Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002). El grupo Val.Es.Co. se ha encargado del análisis, de la descripción, de la caracterización y de la recogida de muestras del español coloquial5. Lo coloquial es un fenómeno propiamente oral, esto es, se desarrolla principalmente por medio del canal oral, lo que no dificulta su reflejo escrito-literario en obras teatrales y en novelas6 .

3. Las normas del español La diversidad del español actual que se ha esbozado más arriba ofrece una idea bastante acertada de la pluralidad y vitalidad de la lengua. Ahora bien, el español es una lengua supranacional que constituye un conjunto de normas diversas cuya base común está compuesta principalmente por el habla culta. Esta norma culta resulta muy uniforme en todos los territorios geográficos del español, por lo que se considera el español estándar, es decir, «la lengua que todos empleamos, o aspiramos a emplear, cuando sentimos la necesidad de expresarnos con corrección; la lengua que se enseña en las escuelas, la que, con mayor o menor acierto, utilizamos al hablar en público o emplean los medios de comunicación; la lengua de los ensayos y de los libros científicos y técnicos»7 . Las Academias de la Lengua Española, unidas en la Asociación de Academias desde 1951, se encargan, como se indica en sus Estatutos, de trabajar en pro de la unidad, integridad y crecimiento del idioma común. Está compuesta por las 22 Academias de la Lengua Española que existen en el mundo: la Real 4


Academia Española8 , la Academia Colombiana de la Lengua, la Academia Ecuatoriana de la Lengua, la Academia Mexicana de la Lengua, la Academia Salvadoreña de la Lengua, la Academia Venezolana de la Lengua, la Academia Chilena de la Lengua, la Academia Peruana de la Lengua, la Academia Guatemalteca de la Lengua, la Academia Costarricense de la Lengua, la Academia Filipina de la Lengua Española, la Academia Panameña de la Lengua, la Academia Cubana de la Lengua, la Academia Paraguaya de la Lengua Española, la Academia Dominicana de la Lengua, la Academia Boliviana de la Lengua, la Academia Nicaragüense de la Lengua, la Academia Hondureña de la Lengua, la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, la Academia Norteamericana de la Lengua Española, la Academia Argentina de Letras y la Academia Nacional de Letras del Uruguay9 . Entre las labores de la Real Academia Española, en particular, y del conjunto de Academias, en general, cabe señalar obras lexicográficas como el Diccionario de la lengua española, el Diccionario panhispánico de dudas o el inicio de las tareas relacionadas con el Diccionario histórico. Asimismo, la Real Academia Española trabaja desde 1993 en un banco de datos del español que se distribuye en el Corpus diacrónico del español (CORDE) y en el Corpus de referencia del español actual (CREA). En su conjunto, ofrecen unos 410 millones de registros de todas las épocas procedentes del español de España, de América y de Filipinas.

4. Más allá de la norma Como hemos podido comprobar en los apartados anteriores, la pluralidad de la lengua está en concordancia con lo que hacen con ella los usuarios. Como resultado de las distintas opciones de uso nuestra lengua mejora, empeora, se enriquece, se empobrece; en definitiva, cambia para adaptarse a las necesidades comunicativas de todos y cada uno de los hablantes. La lengua española en las últimas décadas se ha visto afectada por muchos cambios interesantes. Aquí analizaremos brevemente los que, a nuestro parecer, están ejerciendo mayor influencia en el español actual. Nos referimos a la permeabilidad del español hacia otras lenguas, principalmente el inglés; y a los cambios en la lengua relacionados con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, sobre todo de Internet.

4.1. La influencia del inglés en el español actual Desde siempre las lenguas interactúan, influyen unas en otras y reflejan, en alguna medida, el complejo juego de poderes en el mundo. Así, nuestro globo globalizado actual vive el auge del inglés, de cuyo campo de influencia no se escapa prácticamente ninguna lengua moderna. El estudio de los anglicismos y de su influencia en el español actual ha sido objeto de investigación de numerosos trabajos desde la segunda mitad del siglo pasado. Entre los más recientes podemos citar las aportaciones de Gimeno y Gimeno (2003) 10 , Gómez Capuz (1998) y (2000), Lorenzo (1996), etc. Lo que todos ellos reflejan es que se trata de un debate lingüístico abierto, que requiere estar atentos a su evolución, aunque no parece que vaya a amenazar la integridad del español. No obstante, las particulares circunstancias de la lengua española, lengua que es materna para muchos habitantes al otro lado del Atlántico, no permiten analizar el fenómeno de la influencia del inglés de manera homogénea. En concreto, su influencia es muy importante en Estados Unidos, donde los hispanos superan ya los 40 millones y constituyen la principal minoría del país. En este ambiente nació y está tomando cada vez mayor fuerza el fenómeno de spanglish.

4.1.1. ¿La amenaza de spanglish? El término spanglish es de reciente creación, ya que al perecer nació y empezó a usarse entre 1965 y 1970. Con él se hace referencia a ese híbrido entre el español y el inglés que está conquistando todo Estados Unidos. 5


Y mientras los puristas luchan denodadamente contra el uso innecesario de extranjerismos, o más aún, contra los compuestos interlingüísticos que, en opinión de algunos, no solo no aportan nada a la lengua del Quijote sino que la estrujan y la maltratan, los «hispanos de Gringolandia» están creando una curiosa mezcla en la que empiezan a advertirse algunos indicios de normas y tendencias propias. Como recalca Ilan Stavans (http://pdf.lavanguardia.es/pdf/PdfShow?p_action=showpdf2&p id=39048578&p data=20050328), autor del libro Spanglish: The making of a new american language (en el que incluye su traducción a esta especie de pidgin del primer capítulo del Quijote) no se puede hablar de un spanglish, sino de muchos. Los distintos grupos de inmigrantes de diverso origen que se han asentado en lugares dispares de Estados Unidos usan un idioma particular, con variantes propias solo de su comunidad. Estas variantes a veces difieren tanto que resulta sorprendente comprobar que, a pesar de todo, miembros de grupos distintos se entienden. Sin embargo, es justo lo que sucede. La difusión a través de los medios de comunicación, de los programas de radio y de televisión que se emiten íntegramente en spanglish, así como su uso en Internet han hecho posible que hoy observemos cierta tendencia hacia la unidad en el seno de este pidgin. ¿Estamos presenciando el nacimiento de una nueva lengua? ¿Cómo saldrá el español de este trance? En el intento de contestar estas preguntas y de predecir el futuro de spanglish algunos estudiosos han tratado de indagar en las raíces del fenómeno. Generalmente, se cree que el fenómeno ha nacido en el seno de comunidades hispanas que emigraron a Estados Unidos y que, debido a la escasa competencia lingüística en inglés, iban creando una mezcla idiosincrásica con elementos de ambas lenguas. No obstante, según observan tanto los estudiosos del tema como los propios integrantes de dichas comunidades, el spanglish no desaparece a medida que crece la soltura en inglés, sino que ocurre más bien todo lo contrario. Para la segunda generación de los inmigrantes hispanos, el inglés ya se ha convertido en su lengua materna; sin embargo, en sus ámbitos familiares se produce la situación de trilingüismo, configurada por el uso del español, el inglés y el spanglish como tres hechos bien diferenciados. De ahí que sea pertinente que algunos planteen que el spanglish en realidad constituye un símbolo de identidad de la inmigración latina que, por una parte, desea integrarse plenamente en el país de adopción pero, por otra, no quiere perder sus raíces culturales. Y es que en realidad se debe hablar de la cultura spanglish, ya que en los últimos años ha dejado de ser un fenómeno exclusivamente lingüístico para convertirse en un hecho cultural en toda su complejidad.

4.1.2. El spanglish informático Ahora bien, el término spanglish tiene otra acepción que, aunque de alguna manera se entrecruza con la primera, posee un ámbito de uso más restringido. Estamos hablando del spanglish informático, es decir, del uso de anglicismos en el ámbito de las nuevas tecnologías. No es necesario que pongamos aquí ejemplos de tales usos, ya que son bien conocidos por cualquier usuario más o menos avispado en el uso de ordenador. Sin embargo, y afortunadamente, creemos importante destacar aquí que en el caso de spanglish informático la tendencia en el ámbito español, por lo menos en España, se está invirtiendo. Cada vez más especialistas del ámbito se están concienciando del uso responsable del idioma y buscan las mejores traducciones y no las primeras que les vienen a la mente. Es significativa al respecto la «Nota sobre el uso del idioma» que incluye en su tesis Díez Vegas11 , en la que el autor alerta sobre la utilización injustificable de anglicismos en el ámbito de la informática, y defiende un uso responsable de neologismos técnicos por parte de «los de ciencias». Y es grato constatar que desde el año 1994 en el que fue leída la tesis de dicho investigador, la situación que él denunciaba ha experimentado cambios positivos, pues la tendencia actual consiste en buscar traducciones más adecuadas y más naturales para la lengua española. Aunque también hay que señalar que la situación no es la misma en el ámbito hispanoamericano, donde la proliferación del spanglish, como señalábamos antes, se debe en gran medida precisamente a su difusión a través de Internet.

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4.2. La lengua y los nuevos medios de comunicación Pero la irrupción en nuestra vida de las nuevas tecnologías ha conllevado también otros cambios en el uso de la lengua, que afectan a todos los niveles estructurales. En líneas generales, aunque, naturalmente, hay excepciones, el español que usamos en Internet para comunicarnos, pese a su forma escrita, se caracteriza por una mayor oralidad que el lenguaje epistolar, por ejemplo. Dicha oralidad se plasma en el uso de estructuras elípticas, del lenguaje menos formal, incluso en los mensajes más oficiales, en los que si se utilizara el soporte de papel se recurriría a un estilo más elaborado. Las características propias de un mensaje electrónico, como la rapidez en su recepción y, normalmente, la inmediatez de la respuesta parece que impone un estilo más «coloquial», en el que prima el contenido y no la forma. Se evita todo tipo de digresiones y descripciones, comunes para el género epistolar en el sentido tradicional, y se opta por un lenguaje más elíptico, tanto en el contenido como en la estructura propiamente dicha. Se permite la elisión, o más bien, la reducción de algunos elementos conectivos, de vocales, de adverbios y de otros componentes circunstanciales que no afectan a la carga informativa del mensaje y que el que escribe supone que son bien conocidos por el que lee. El contexto de comunicación desempeña un papel crucial, ya que se intenta acercar al máximo a una interacción inmediata, como una conversación, en la que a veces los interlocutores incluso eliden las fórmulas de saludo en cada mensaje y abordan directamente la cuestión central del mismo. Sin embargo, no debemos olvidar que el correo electrónico no deja de ser un medio de comunicación no directo, por lo que resulta imposible prescindir de determinados elementos conectivos y relacionales que en una conversación cara a cara pueden ser sustituidos por signos no verbales o inferidos del contexto real y palpable12 . Sin embargo, y a pesar de lo que acabamos de decir, los mensajes de correo electrónico suelen respetar muchos de los aspectos estilísticos de una carta. La situación se radicaliza bastante si nos enfrentamos a un medio de comunicación virtual como el chat. Se trata de una conversación virtual directa y esta inmediatez temporal supone aún mayor acercamiento a la oralidad. Al igual que pasa con el lenguaje coloquial, la lengua del chat posee una serie de características propias que hace necesario un estudio particular de los mismos. Como señalan algunos autores, dicha variedad diafásica se caracteriza, ante todo, por un alejamiento premeditado y deliberado de la norma académica 13. Se persigue el objetivo de crear un código propio que identifique a los internautas o, incluso, a los participantes de un chat concreto. Esta situación a veces se lleva al extremo cuando no se respetan las reglas mínimas de ortografía y de sintaxis. Curiosamente, la Netiqueta (normas de comportamiento en la red) considera de mal gusto hacer alusiones o corregir la ortografía de otros usuarios. Asimismo, el afán de acercarse al máximo a una conversación real lleva a un uso continuo de distintos elementos gráficos para hacer lo escrito visible y audible. Emoticones, onomatopeyas o reiteraciones gráficas persiguen cumplir con este objetivo.

5. El español en la red En la red hay trabajos disponibles de lingüistas de reconocido prestigio sobre el tema del uso del idioma en dicho medio. Por ejemplo, en la página del Centro Virtual Cervantes 14 se recogen las contribuciones a los distintos Congresos de Lengua. El profesor Joaquim Llisterri, de la UAB, por su parte, ofrece en su página personal una extensa recopilación de trabajos sobre el tema15 . La importancia de la lengua española en el mundo se refleja en su masiva presencia en Internet. El español se difunde en la red a través de distintos medios, como foros y listas de distribución entre los que se encuentran Hispania, Infoling, EcoSEL, Editexto asociados a RedIris 16 o los del ya citado Centro Virtual Cervantes 17 , por poner algunos ejemplos. En el siguiente enlace 18 la profesora Mar Cruz Piñol ofrece información sobre algunos vehículos de difusión del español en la red. 7


También en los siguientes portales aparecen artículos de temática muy variada sobre la lengua española19.

6. La labor del Instituto Cervantes Desde el año 1991 la lengua española también cuenta con un centro de difusión en el mundo. El Instituto Cervantes fue creado como una institución «para la promoción y la enseñanza de la lengua española y para la difusión de la cultura española e hispanoamericana». Entre sus objetivos y funciones figuran la organización de cursos generales y específicos de lengua española, la participación en proyectos y programas destinados a la difusión de las lenguas y culturas de España, la labor de apoyo y actualización de los materiales didácticos para español como lengua extranjera, etc. Es el organismo oficial autorizado por el Ministerio de Educación y Ciencia que se ocupa de la organización de exámenes y cursos para la obtención del Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE). Actualmente, el Instituto Cervantes cuenta con 56 sedes repartidas por 37 países de 4 continentes. En el portal del centro el visitante puede consultar cualquier información sobre el funcionamiento y las distintas labores del Instituto20 .

Bibliografía Azorín, D. y J. L. Jiménez Ruiz (1997): Corpus oral de la variedad juvenil universitaria del español hablado en Alicante. Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert. Besses, L. (1985): Diccionario de argot español. (Edición facsimilar de la publicada en 1905). Universidad de Cádiz. Briz, A. (1996): El español coloquial: situación y uso. Madrid. Arco Libros. Briz, A. (1998): El español coloquial en la conversación. Esbozo de pragmagramática. Barcelona, Ariel Lingüística. Briz, A. y grupo Val.Es.Co. (2002): Corpus de conversaciones coloquiales. Madrid, Arco Libros (Anejo de la revista Oralia). Cano Aguilar, R. (Dir.) (2004): Historia de la lengua española. Barcelona, Ariel. García Mouton, P. (1994), Lenguas y dialectos de España. Madrid, Arco/Libros. Gimeno, F. y M.V. Gimeno (2003), El desplazamiento lingüístico del español por el inglés. Madrid, Cátedra. Gómez Capuz, J. (1998a): El préstamo lingüístico: conceptos, problemas y métodos. Valencia, Universitat de València, Gómez Capuz, J. (1998b): Anglicismos en español actual: su estudio en el registro coloquial. Valencia, Universitat de València. Gómez Capuz, J. (2000): Anglicismos léxicos en el español coloquial : análisis semántico de los anglicismos y sus equivalentes españoles en el corpus de lengua hablada. Cádiz, Universidad de Cádiz. Gregory, M. y S. Carroll (1986): Lenguaje y situación. Variedades del lenguaje y sus contextos sociales. México, FCE (1.ª ed., 1978). Kany, Ch. E. (1969), Semántica hispanoamericana. Madrid, Aguilar (1.ª ed., 1960). Kany, Ch. E. (1969), Sintaxis hispanoamericana. Madrid. Gredos (1.ª ed., 1945). León, V. (1988): Diccionario de argot español y lenguaje popular. Alianza, Madrid. Lope Blanch, J. M. (1986), El estudio del español hablado culto. Historia de un proyecto. México, Universidad Nacional Autónoma de México (Publicaciones del Centro de Lingüística Hispánica, 22). Lorenzo, E. (1996), Anglicismos Hispánicos. Madrid, Gredos. Muñoz Cortés, M. (1958): El español vulgar. Madrid, Ministerio de Educación. Oliver, J. M. (1987): Diccionario de argot. Madrid, Sena. Payrató, Ll. (1988). Català col.loquial (aspectes de l'ús corrent de la llengua catalana). València, Universitat, Biblioteca Lingüística Catalana. Payrató, Ll. (1997): «Variación lingüística y modalidades de la lengua oral», en Briz, A., Goméz Molina, J.R., Martínez Alcalde, M.J. y Grupo Val.Es.Co. (eds.), Pragmática y gramática del español hablado. El español coloquial (Actas del II Simposio sobre análisis del discurso oral. Valencia, 14-22 de noviembre de 1995). Zaragoza, Pórtico, págs. 177192. Pratt, C. (1980), El Anglicismo en el español peninsular contemporáneo. Madrid, Gredos. Rodríguez González, F. (Coord.) (1989): Comunicación y lenguaje juvenil. Madrid. Fundamentos. Rodríguez González, F. (Coord.) (2002): Comunicación y cultura juvenil. Barcelona, Ariel. 8


Samper Padilla, J. A.; C. E. Hernández y M. Troya (1998): Macrocorpus de la norma lingüística culta de las principales ciudades del mundo hispánico (MC-NLCH). Las Palmas de Gran Canaria, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (edición en CD-Rom).

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