La Comuna Valdivia y la lucha por los territorios ancestrales

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LA COMUNA VALDIVIA

y la lucha por sus territorios ancestrales


¿Quién en el Ecuador no conoce sobre las famosas Venus de Valdivia? E sas figurillas de cerámica elaboradas por los miembros de la milenaria cultura Valdivia, que representaban la fertilidad. Hoy, quienes habitan sus territorios, los comuneros de Valdivia, son los herederos históricos de la cultura más antigua del continente americano. Si hablamos de ancestralidad o de culturas milenarias en el Ecuador, es inevitable hablar de los valdivianos, descendientes directos de los primeros pobladores del Ecuador, pues los restos arqueológicos y osamentas que se han encontrado en sus territorios datan del 4.500 A.C. y no solo pertenecen a la cultura Valdivia, sino también a otras como Chorrera, Machalilla, Guangala y Manteño-Huancavilca. La Comuna Valdivia pertenece a la parroquia Manglaralto, cantón Santa Elena, y está ubicada al norte de la provincia del mismo nombre, en la vía a Montañita.

Fotografía antigua de una venus encontrada, que permanece en el museo de la comuna.

Forma parte de la famosa vía turística costanera “Ruta del Spondylus”. De acuerdo a la Declaratoria de Patrimonio Cultural Nacional del Sitio Arqueológico Valdivia (1997), su territorio comprende 1,3 hectáreas como zona de primer orden, es decir, el sitio arqueológico principal, donde se encontraron los primeros restos de la cultura Valdivia. La zona de influencia es la urbana de la comuna, que cuenta con 64 hectáreas y el resto del territorio comunal se declaró zona de control y respeto, con un total de 1572 hectáreas. “Su territorio es inalienable e intransferible”, según lo indica el artículo uno de esta declaratoria.

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El arqueólogo Víctor Emilio Estrada junto a varias de las piezas encontradas.

Rogelio Borbor, síndico de la actual directiva de la comuna, precisa que en 1821 los propios comuneros empezaron a descubrir restos arqueológicos al construir sus viviendas. Más tarde, entre 1956 y 1957, el arqueólogo Víctor Emilio Estrada, junto con un equipo de trabajo conformado por comuneros y profesionales extranjeros, documentaron la existencia de la cultura Valdivia, desconocida hasta entonces, tras estudiar más de 25.000 fragmentos cerámicos que encontraron en la zona.

Foto de los trabajos realizados en 1956 y 1957

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Esta es la única cultura sobre la que se conoce hasta el momento en Ecuador, que pertenece al Período Formativo Temprano. Fue ella la primera en trabajar la cerámica. Por otro lado, está plenamente comprobado que como cultura, Valdivia es antecesora de los Mayas, los Aztecas y los Incas. Ocupó territorios que hoy corresponden a las provincias del Guayas, Santa Elena, Los Ríos, Manabí y El Oro. Se sabe que inclusive llegó a la sierra ecuatoriana, pues excavaciones y descubrimientos realizados a partir del año 2000 en el sector de La Maná, provincia de Cotopaxi, demostraron que también habían llegado a esas regiones. Esto demuestra que los valdivianos “tuvieron una altísima capacidad de movilidad y fueron un importante foco de difusión cultural y comercial” (Enciclopedia del Ecuador). “Valdivia fue una de las culturas pioneras en el desarrollo de la agricultura y la domesticación del maíz, yuca y otros productos” indica Borbor. Además, fueron pescadores, se alimentaron de peces y mariscos, y también de la caza; pero la base principal de su economía fue la agricultura. Cultivaron también el algodón, se han encontrado algunos vestigios de e ste textil en sus restos arqueológicos. De acuerdo a los estudios, la cultura como tal duró cerca de 2.500 años. Pero esto no significa que se extinguió; más bien, se fue transformando y constituyendo en nuevas culturas.

Cultivos de maíz que aún se mantienen en la Comuna Valdivia.

Sus comuneros son conscientes y orgullosos del tesoro histórico que encierra el territorio ancestral que habitan. Ellos heredaron muchas de sus costumbres. Por ejemplo, se dedican aún al cultivo del maíz y otros productos, y otros se dedican a la pesca. “Como herederos queremos mantener viva la cultura Valdivia. Actualmente, en las escuelas tratamos de transmitir nuestras raíces y tradiciones” puntualiza Borbor. 4


Museo de la Comuna Valdivia.

Sin embargo, las amenazas para las comunas como Valdivia abundan en la península de Santa Elena. Sobre todo en lo que tiene que ver con sus territorios. Debido a la excelente ubicación y al gran potencial turístico y urbanístico de la zona, a más de una de las empresas en la industria de la construcción les brillan los ojos por apropiarse de los territorios de las 68 comunas como Valdivia. Carolina Calero en su artículo “Y la herencia cultural, ¿a quién le importa?”, publicado en el portal web La Barra Espaciadora, señala que “más de 25.000 hectáreas de tierras comunales en las provincias de Santa Elena y El Guayas fueron objeto de invasiones, traspasos irregulares o venta ilegales”, y de acuerdo al Ministerio de Agricultura y Ganadería- MAG se registran 150.000 hectáreas inmersas en este tipo de conflictos. Ese es el caso del conflicto legal que mantiene por casi 30 años la comuna Valdivia con la empresa Marfragata S.A. por 267 hectáreas ubicadas en la parte norte de la comuna, que forman parte de la zona de control y respeto de sus territorios ancestrales, reconocidos en la declaratoria de Patrimonio Cultural Nacional.

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Foto panorámica de los territorios en conflicto.

La empresa Marfragata ha intentado demostrar la propiedad de estos territorios a través de documentos que incluyen el registro del bien en 1990, escrituras públicas de 1975 y 1990 y la acción de protección conferida por la jueza Ana María Tapia, el 17 de mayo de 2013, y ratificada por el tribunal compuesto por los jueces Eustordio Tandazo, Ramón Vélez y Bolívar Morán, el 28 de julio de 2013. Ellos aducen tener la propiedad de estas tierras desde 1876. Por su parte, la comuna se ampara en la Ley de Patrimonio Territorial de 1927 y en la Ley de Comunas de 1937, en las que ya se había reconocido el territorio comunal de Valdivia. Más tarde, en 1982 se le otorgó el derecho de posesión de las 1572 hectáreas de tierras comunales, inscrito en el Registro de la Propiedad de Santa Elena; territorios que fueron ratificados en la Declaración de Patrimonio Cultural Nacional de 1997. De igual manera, la Ordenanza de Protección y Control del Patrimonio Cultural de Valdivia, aprobada por el Gobierno Autónomo Descentralizado del cantón Santa Elena, en abril del 2011, establece en su artículo 14 que en las áreas de control y respeto a los sitios arqueológicos dentro de la comuna “que han sido tradicionalmente dedicados a la agricultura, la pesca artesanal, ocupando sectores aledaños al mar, se continuará desarrollando sus labores cotidianas, siempre bajo el principio de preservación de sitios y bienes arqueológicos”. El litigio se reavivó en 2013, cuando el Ministerio de Turismo solicitó al GAD de Santa Elena que declare de utilidad pública tres hectáreas del terreno en conflicto, para la construcción de un acuario. Ante esto, la empresa Marfragata reaccionó nuevamente reclamando la titularidad de los terrenos y la comuna en defensa de los mismos. 6


Los comuneros de Valdivia no se han cansado de luchar por sus territorios ancestrales. Es así que han acudido durante varias ocasiones a diversas instancias estatales, incluyendo el MAG, el GAD de Santa Elena, el Instituto Nacional del Patrimonio Cultural, entre otras. Producto de esto, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural realizó dos inspecciones, en el 2013 y 2016, a los territorios en conflicto. En las cuales se determinó la existencia de restos arqueológicos que deben ser protegidos. “La importancia de este sitio radica en que corresponde a una de las ocupaciones más antiguas del país y se remonta al periodo Valdivia medio y tardío con una transición hacia el Machalilla (2000 a.c.- 1400a.c.), encontrándose en un muy buen estado de conservación. Por tal motivo no se puede realizar ningún tipo de obra civil que conlleve la destrucción del mismo” señala el informe de la inspección realizada en 2013. Esto se ratifica en la inspección de 2016, misma que incluye en la conclusiones que el litigio por este terreno no debe afectar la integridad de los sitios arqueológicos y que “es primordial la preservación del patrimonio cultural arqueológico por lo que no debería permitirse ningún tipo de obra que ocasione su alteración”. El Instituto de Patrimonio también es claro en señalar que organismos competentes como el MAG, Ministerio del Ambiente- MAE, GAD Santa Elena y el Registro de la Propiedad deben analizar y definir la posesión de los territorios en conflicto, que permitan una mejor aplicación de la Ley de Patrimonio Cultural y la ordenanza de protección y control. Además, en otra de las conclusiones señala que, de acuerdo a la normativa sobre competencias, le corresponde al GAD de Santa Elena tomar una resolución sobre el tema. A pesar de esto la empresa Marfragata inició en el 2016 el levantamiento de un cerramiento con postes de cemento, para lo cual derribó las cercas vivas ancestrales de piñuelas con las que la comuna delimita tradicionalmente sus territorios. En respuesta, los comuneros de Valdivia derribaron estos postes de cemento y como consecuencia de ello, tres de sus líderes, incluidos presidente y síndico de la comuna, fueron detenidos.

Cerramiento con postes de cemento, derribados por los comuneros.

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A Borbor le preocupa el poder económico que tiene la empresa Marfragata y aduce que valiéndose de él, esta empresa ha pretendido convencer al GAD de su titularidad de las tierras en conflicto. Sin embargo, en esas tierras existen comuneros adultos mayores que pasan de los 70 años y que aún se dedican a producción del maíz. Esta tradición ellos la heredaron de sus padres que también cultivaron estos y otros productos en esas mismas tierras y que al morir pasaron esos territorios a sus hijos. Por lo que la titularidad que aduce la empresa no procede. Por su parte, Alberto Suárez, presidente de la comisión de tierras de la comuna, recalca que los documentos de posesión que refiere la empresa son dolosos, es decir en cierta medida fraudulentos, porque desde la creación de la parroquia Manglaralto en 1861 ya se reconoció a la comunidad de Valdivia como parte de la misma con sus territorios. “Somos posesionarios histórica y culturalmente de estos territorios”. En el 2013, la comuna interpuso una acción de protección, misma que fue rechazada por los jueces aduciendo que no había una amenaza inminente a los derechos de la comuna. Sin embargo, según Suárez, la empresa ha tomado esta providencia como si fuera una sentencia de los jueces a favor de la titularidad de tierras. En el 2015, la comuna pone una nueva demanda por invasión de tierras por parte de la empresa, ante la Subsecretaría de Tierras del MAG, misma que es rechazada aduciendo que el asunto ya es cosa juzgada. Sin embargo, Suárez insiste en que no es así porque existe una providencia de inadmisión del recurso de acción de protección, más no existe una sentencia sobre quien tiene a la final la titularidad de las tierras. Al momento los comuneros y sus dirigentes siguen en la lucha por sus territorios ancestrales. Para ello, siguen golpeando las puertas de diversas instituciones públicas y del estado en espera de que alguna les brinde el apoyo institucional necesario para conservar sus territorios ancestrales.

Esqueletos expuestos en el museo in situ de Isidro Ángel.

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El museo in situ de Isidro Ángel La casa de Isidro Ángel es un museo particular in situ, es decir, en el sitio mismo donde fueron encontradas las piezas arqueológicas y osamentas. Quienes visitan Valdivia pueden observar, en el patio trasero de su vivienda, cuatro esqueletos perfectamente conservados de la cultura Guangala. Sobre la historia de cómo los descubrió, Ángel cuenta que un día empezó a hacer excavaciones para construir algo en la parte de atrás de su casa y se encontró con un esqueleto y luego con otro y así halló más de 90 esqueletos. Ante esto Ángel recibió la visita del Instituto de Patrimonio, quien tras constatar los hallazgos construyeron una pequeña choza para proteger los cuatro esqueletos mejor conservados de su propiedad, en los cuales además se puede observar la forma exacta en la que esta cultura enterraba a sus muertos. Ahora Ángel recibe a los turistas que quieren conocer estos hallazgos históricos. Después de todo, no siempre se tiene la oportunidad de conocer esqueletos con más de 6000 años de antigüedad. Ángel asegura que vive encima de un cementerio debido a la gran cantidad de esqueletos que ha encontrado y junto a ellos, sus pertenencias, como ollas de barro, flautas y otros objetos. “Nos quedamos sorprendidos al encontrar esto y queremos cuidarlo para que no se dañe y para preservarlo para las siguientes generaciones de valdivianos”. En su casa, además de las osamentas, Ángel tiene cerca de 30 piezas de cerámica inventariadas.

Piezas de cerámica inventariadas en la casa de Isidro Ángel.

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Darwin Yagual aún cuida los territorios que han estado 200 años bajo la custodia de su familia Darwin Yagual ocupa ahora una parcela de las 267 hectáreas que están en conflicto entre la comuna y la empresa Marfragata. Él relata que estos territorios pertenecieron a sus abuelos, a los padres de estos y antes de eso, a los abuelos de sus abuelos. Ahora él cultiva en esta tierras maíz y yuca, al igual que lo han hecho sus antepasados por más de 200 años.

Darwin Yagual junto a sus cultivos de maíz.

Su abuelo murió a los 105 años, y desde su partida ya han transcurrido 15 años. “Ellos vivieron aquí, aquí crecieron mis tías. Las más veteranas tienen entre 70 y 80 años. En ese tiempo no habían escuelas, así que ellas crecieron aquí en el campo”, recuerda. Las historias por compartir son muchas. Su abuelo le contaba cómo cuando él era pequeño, por allá por 1800, él iba a caballo con su padre por esas mismas tierras. Incluso recordaba que un día hubo un gran terremoto y vieron abrirse la tierra ante sus ojos y en el fondo vieron pozos de aguas negras, que tal vez podrían haber sido petróleo. Estas tierras han pertenecido a su familia y a la comuna desde hace más de 200 años. “Valdivia existe hace más de 3500 años antes de Cristo y de ahí estas tierras han pasado de generación en generación. La gente ha vivido aquí y de ahí descendemos nosotros, de ahí descienden muchas personas del Ecuador”. Por eso para él es inaudito que venga una empresa y en 20 ó 30 años quiera apropiarse de territorios que han pertenecido a su familia y a la comunidad por siglos. 10


Yagual no sabe de juzgados, de títulos de propiedad ni de acciones de protección o documentos dolosos. Ni necesita nada de eso para saber que esas tierras están con su familia desde tiempos inmemoriales. Por eso él seguirá cultivando las tierras de sus abuelos, siempre y cuando la naturaleza ayude y les brinde agua suficiente para que los choclos y las yucas crezcan.

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