2 minute read

Espiritualidad

Next Article
Vocacional

Vocacional

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

Sem. Jesus Valenzuela Ojeda III de Filosofía

Advertisement

Que tal querida socia y/o socio de la obra de las vocaciones, es un gusto poder compartir un mes más este espacio que preparamos con mucho entusiasmo para ti, y más desde este medio especifico que, para mi caminar, ha significado mucho al momento de relacionarme con Aquel que nos llama día con día, que es la meditación del evangelio.

Para esta ocasión, y motivado por una reflexión que ha rondado mi cabeza en estos días de cuaresma en preparativos a la pascua, quiero resaltar puntos importantes de tres evangelios importantísimos para nosotros los que nos llamamos y que militamos como católicos, los cuales son los que meditamos y escuchamos en el triduo pascual: jueves santo, viernes santo y domingo de resurrección. El elemento clave en el cual te invito a fijar la mirada es el siguiente: la muerte de Jesús no fué meramente un acto simbólico, como si hubiera sido envidado desde el principio de su vida al matadero, hasta parecido a un suicida, sino que la cruz, elemento fundante de nuestra fe, es consecuencia lógica de su misión, de su predicar, de su Amor sin precedentes por su Padre y el Reino.

¨...sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.¨ (Jn 13, 1-15) El texto de Juan para el jueves santo es bastante claro: el Amor entrañable de Jesús tiene consecuencias. Aquí inicia para nuestras meditaciones personales, año con año, la pasión de Jesús; toda la cua-

resma va encaminada a preparar el corazón, a poder vivir de la mejor manera y padecer con el Señor, así como Él lo hizo por nosotros. De una manera especial el Señor nos ha demostrado su amor, tomando la condición de esclavo, haciendo lo que era propio de los más pequeños y marginados de sus tiempos; Él era consciente de lo que se acercaba, y aun así amó a los suyos hasta el final, hasta el extremo.

“Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.” (Jn 18, 1 – 19, 42) No está de mas decir que Jesus fue y será un hombre como ningún otro, uno capaz de dedicar lo mas propio de si mismo, que es su propia vida, por los demás, por enseñar el camino. Para Él no había dudas: hacer todo lo que fuera necesario para que tú y yo pudiéramos salvarnos, para que creyéramos, que pudiéramos ser testigos de la verdad junto con él.

“No está aquí; ha resucitado.” (Mc 16, 1-7) Y para cerrar, de la misma consecuencia de Jesús al morir por ti, brota un regalo profundo que solo tiene sentido en la Resurreccion: si no fuera por esta, ni la eucaristía ni su muerte tendrían sentido. Pero se ha levantado, ha subido a su gloria con el Padre, nos abrió las puertas del cielo.

Que esta semana santa, este tiempo de recordar el misterio pascual, nos invite a reflexionar, a adentrarnos en el signo sublime que es Jesus y que, con madurez, este mismo signo sea un medio para llegar a conocer un poco mas el Amor tan inmenso e incomprensible para nosotros sus amados.

Bendecida semana santa para ti y los tuyos.

This article is from: