Infografía Monsiváis

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Cuatro años sin Monsi

En la óptica del poeta Hugo Gutiérrez Vega Monsiváis y Gutiérrez Vega trabaron amistad en 1955. Hugo conoció a su madre, doña Esther, a quien recuerda como una mujer 10 veces más inteligente que Monsiváis. “Ella fue muy importante no sólo para su formación emocional sino intelectual. Fue para Carlos una maestra extraordinaria”.

Era tal la capacidad de trabajo que tenía Carlos Monsiváis, que en alguna ocasión el escritor Juan Villoro contó que en Darmouth College lo vio escuchar una conferencia de Carlos Fuentes sin perder ningún detalle, mientras escribía en una libreta un artículo sobre un tema enteramente distinto. Hoy 19 de junio se cumplen cuatro años de la muerte del brillante cronista y ensayista mexicano.

“Carlos tenía una capacidad de trabajo asombrosa y una inteligencia fantástica. Además dormía muy poco, entonces se la pasaba trabajando. Como tenía muchos intereses lo conectaba todo, hacía conexiones entre ciencia y política, entre arte y literatura, es decir, era una máquina de trabajo, además de ser divertido y creativo. Pasarán muchos años antes de que México vuelva a tener otro intelectual público de la calidad y la consistencia de Carlos Monsiváis”.

Carlos Monsiváis estudió en las facultades de Economía y de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue director de la colección Voz Viva de México de la UNAM; investigador del INAH; secretario de redacción de las revistas Medio Siglo y Estaciones; cofundador de la revista Nexos y del periódico La Jornada; cofundador y director del suplemento cultural La Cultura en México, colaborador de El Gallo Ilustrado, Estaciones, La Cultura en México, Medio Siglo, México en la Cultura, Personas, Proceso y Unomásuno.

“Era un hombre de una amplia capacidad de trabajo que aprovechaba los viajes en avión para escribir. En un viaje a Madrid, de unas 12 horas de duración, dice, era capaz de crear 20 artículos”.

Semblanza

“Monsiváis era como un gato. Tenía 16 gatos y él era el 17. Comía cuando tenía hambre, dormía cuando tenía sueño, era un auténtico Vagabundo de las islas, como en la novela de Conrad. Era un hombre de un caos perfectamente ordenado y para eso ayudaba mucho doña Esther, su mamá, y no porque lo ordenara, porque Carlos era ingobernable, pero le tenía sus documentos al día y sus compromisos bien establecidos”.

Rafael Barajas El Fisgón Caricaturista

“El último escritor público en México”, en el sentido en que no sólo cualquier mexicano lo ha escuchado o leído, sino que todos son capaces de reconocerlo en la calle. Adolfo Castañón Ensayo Un hombre llamado ciudad

Virtudes

Capacidad crítica, su estatura intelectual y su peculiaridad estilística que lo convirtieron en una de las voces más reconocibles del panorama cultural hispánico. Pero algo que llamaba la atención y sorprendía era su omnipresencia en múltiples foros: mesas redondas, presentaciones de libros, programas de radio y televisión, colaboraciones en periódicos y revistas, coloquios, museos, películas, antologías y prólogos de libros. Es decir, era “una máquina de trabajo”.

Algunos libros La bibliografía de Carlos Monsiváis está conformada por más de 50 títulos que recogen sólo una parte de su vasta producción escritural. Su otra trinchera han sido las varias docenas de publicaciones impresas —suplementos culturales, revistas, diarios—, que han presumido ya por medio siglo su firma como trofeo. Eso sin contar los generosos prólogos —se podría hacer otra biblioteca sólo con ellos— y los cientos de ponencias con las que ha participado en presentaciones de libros y conferencias de todo tipo de temas, desde los conciertos de Juan Gabriel y Luis Miguel hasta el narcotráfico, la transición a la democracia o los chavos banda.

El don de la omnipresencia

Escritor prolífico

Durante décadas, la presencia de Monsiváis en un sinfín de presentaciones de libros, coloquios, manifestaciones y convites, fue vista como algo obvio e inevitable. Su comparecencia en tantos sitios sugería la posibilidad de que contara con replicantes”. “Así como ningún taxista ha sido capaz de recorrer todas las calles del DF, ningún lector ha sido capaz de leer todos los textos de Monsiváis. Es posible que sólo el 10 por ciento de lo que escribió se haya convertido en libros. Para leerlo completamente se necesitaría una vocación de coleccionista y el afán de detective inconcluso del propio autor, pues muchos de sus textos son ilocalizables”. Juan Villoro Escritor mexicano

• Días de guardar (1971) • Amor perdido (1977) • Nuevo catecismo para indios remisos (1982) • Escenas de pudor y liviandad (1988) • Los rituales del caos (1995) • Salvador Novo. Lo marginal en el centro (2000) • Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina (2000) • Bolero: clave del corazón (2004) • Las alusiones perdidas (2007) •El 68. La tradición de la resistencia (2008)

“Y es que Carlos era capaz de aceptar cuatro compromisos a la misma hora, en diferentes lugares, y cuando le hacían ver que iba a fallar a tres, respondía: No, voy a fallar a los cuatro. Con Carlos había que aceptar sus reglas del juego. Yo creo que es uno de los pocos que, como dice la canción I did it my way”.


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