LA ÉPOCA CLÁSICA: Desde las Guerras Médicas hasta Alejandro Magno, 490-336 a.C.)
I. EL SIGLO V
1. El final de la época arcaica y la situación de Atenas A fines de la época arcaica, en el siglo VI a.C., la expansión comercial de las πόλεις griegas y sus colonias ha alcanzado un nivel considerable, al tiempo que se multiplican las confrontaciones entre ellas, fruto del choque de intereses, y se acentúan las crisis sociales y políticas internas, hasta el punto de que surge la figura del tirano como una solución a la tensión entre las clases populares y de comerciantes y los aristócratas, poseedores de las mejores tierras que, hasta el momento, disfrutaban del poder político en la vida de las ciudades. La ciudad de Atenas no permaneció ajena a estas circunstancias y sufrió los efectos de una enconada ruptura social nacida de las nuevas condiciones socio-económicas: incremento del comercio, escasez de tierras, deudas del pequeño campesinado libre y las pretensiones de las clases populares por participar en el poder político. Por ello, en Atenas se suceden desde inicios del s.VI a.C. una serie de cambios en la situación política que acabarán un siglo más tarde en la instauración de la democracia (δημοκρατία), que pueden enumerarse como sigue: • Reformas de Solón • Tiranía de Pisístrato • Reformas de Clístenes Con la llegada de la democracia, Atenas inicia su auge, que, a lo largo del siglo V a. C. la llevará a ser la protagonista de la historia griega.
2. La situación política a lo largo de la época clásica Para contextualizar la situación de las πόλεις griegas en el siglo V a.C. ha de tenerse en cuenta la presencia e influencia del Imperio Persa, que había conquistado Egipto, Fenicia, Asiria, etc, convirtiéndose en la mayor potencia del momento llegando a convertir en tributarias a las ciudades griegas de la costa de Asia Menor, que ven así mermada su independencia1. Este será el punto de partida en el enfrentamiento grecopersa que desembocará en las Guerras Médicas, pues, Extensión del Imperio Persa 1
Ver mapa más detallado con las satrapías o provincias en el siguiente enlace:
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ciudades jonias como Mileto, encabezarán un levantamiento contra el poder persa con la ayuda de Atenas y Eretria, y, consecuentemente, tras su fracaso, despertarán el interés estratégico de Persia que no podía permitirse tal foco de rebelión, apoyado por ciudades fuera de su control, en la periferia de un imperio en constante expansión.
2.1. Las Guerras Médicas
La venganza persa dio comienzo mediante una expedición de castigo a las dos ciudades citadas que habían ayudado en la rebelión Jonia: Atenas y Eretria, πόλις de la isla de Eubea,en el 490 a.C., aunque ya se había mostrado amenazante dos años antes, cuando los persas llevan a cabo una exitosa incursión en la región de Macedonia que, sin embargo, fracasó al naufragar la mayor parte de la flota en el curso de una tormenta cerca de la península del monte Atos, cuando se dirigía hacia el Sur. Se organiza, pues, en 4902, un ataque por mar que se dirige contra algunas de las islas Cícladas y Eretria. Posteriormente la escuadra se dirige a la llanura de Maratón donde poder desembarcar y presentar batalla, y, desde allí, conquistar Atenas. Allí tiene lugar la famosa batalla de Maratón en la que, a pesar de la inferioridad numérica de las tropas atenienses, cae la victoria de su parte, y los persas se ven obligados a batirse en retirada. Era el fin de la Primera Guerra Médica que había llenado de gloria a Atenas. 2 Todas las fechas indicadas son anteriores a la era cristiana.
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Diez años después, en 480, Jerjes, el rey persa, organiza un nuevo ataque con unos grandes preparativos, de forma que las tropas persas avanzarán en paralelo por tierra y mar desde el norte, con un número considerable de combatientes 3 y grandes trabajos de ingeniería (puentes, canal en el monte Atos, etc.) dando comienzo a la Segunda Guerra Médica. Atenas, por su parte, también había dispuesto su defensa con la construcción de 200 trirremes bajo la previsora decisión de su más importante dirigente: Temístocles. Esparta, a su vez, lideró la coalición de tropas griegas de las diferentes póleis cuyos líderes, reunidos en Corinto, así lo decidieron, una vez que fueron dejadas las diferencias entre ellas ante la amenaza inminente de invasión. El avance persa comienza en Junio de 480 y pronto llegan a Tesalia sin apenas resistencia pues la mayor parte de los estados de la zona eran aliados griegos. Los propios tesalios y los beocios (excepto Platea y Tespis) se unieron a Jerjes. El primer enfrentamiento se produjo en agosto del mimo año en el paso de las Termópilas, una estrecha franja entre el mar y un macizo montañoso que había sido elegido por los griegos como primera barrera defensiva. Los persas, aun perdiendo muchos efectivos, consiguen derrotarlos tras poder atacar a las fuerzas griegas por la retaguardia, al conocer la existencia de un paso que bordeaba las montañas. La heroica defensa espartana y tespia retrasó al máximo el avance persa luchando hasta que cayó el último de sus hombres, dando tiempo de este modo a que las fuerzas griegas se replegasen hasta el istmo de Corinto donde se había previsto establecer la siguiente barrera de defensa. Paralelamente se habían producido en el cabo Artemisión (en el extremo norte de Eubea, cerca de las Termópilas) varios enfrentamientos entre las flotas contendientes de resultado incierto, aunque los persas sufrieron los efectos de una tormenta que les hizo perder unas 400 naves. Ante la noticia de la caída del paso de las Termópilas, las trirremes se repliegan en Salamina, con el fin de colaborar en la defensa del istmo. Las tropas persas de tierra avanzan sin dificultad hacia el sur y pronto acceden al Ática, que devastan, y logran entrar en Atenas, que apenas se defiende, pues la población había sido evacuada a Salamina y Trecén. La ciudad es incendiada y sufre el pillaje de manos de su enemigo ante los ojos de sus habitantes que, desde la isla de Salamina, contemplan el desolador espectáculo. En las aguas del estrecho de Salamina se preparaba la lucha entre las flotas. En septiembre de 480 y ante los ojos de Jerjes, que se había hecho disponer un trono para contemplar su victoria tiene lugar una batalla naval que invierte la situación pues la escuadra griega de unas 400 trirremes destruye un buen número de naves persas, gracias a las condiciones favorables que el lugar ofrecía a una flota menos numerosa y con mayor capacidad de maniobra. Jerjes decide retirarse y envía los restos de su flota de vuelta hacia el Helesponto. Sin embargo, el ejército de tierra estaba prácticamente intacto y decidió dejar en Tesalia un buen número de tropas al mando de Mardonio, uno de sus más importantes generales,para pasar allí el invierno y, con la llegada del buen tiempo al año siguiente, hacerse cargo de las operaciones militares. A comienzos de julio del año La batalla de Salamina siguiente Mardonio reanuda el 3 Varios centenares de miles de hombres y unos 1200 barcos.
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ataque e invade de nuevo el Ática, de forma que los atenienses deben refugiarse de nuevo en Salamina. Al sabe del avance delas tropas griegas confederadas contra ellos, los persas deciden plantar batalla en Beocia en la llanura de Platea donde les esperaría. La lucha entre ambos bandos es dura y sangrienta y, finalmente se decanta hacia el lado griego, en el que descuella la participación lacedemonia bajo el mando de Pausanias. Esta vez Grecia estaba definitivamente salvada. Una batalla final en Asia Menor, cerca del cabo de Micala, con la victoria griega en un ataque a la flota persa varada que se disponía a levantar un campamento con las tropas de tierra del lugar, da a los griegos la supremacía naval en el Egeo y la libertad del yugo persa a las ciudades de la costa jonia que hasta ese momento habían sufrido la dominación persa.
2.2 . La Pentecontecia Se denomina de este modo el período de unos cincuenta años (480 a 431) que media entre los dos episodios bélicos que enmarcan el inicio y fin del siglo V. A lo largo de este lapso temporal, se produce la escalada militar, económica y cultural de Atenas que alimentó gradualmente el enfrentamiento con la potencia espartana hasta su definitiva explosión en la Guerra del Peloponeso, una durísima y cruenta lucha entre las dos ciudades y sus respectivos aliados, que acabará con la derrota de Atenas y la imposición por parte del régimen espartano de un sistema político aristocrático, hecho que, aunque transitorio, herirá de muerte a la joven democracia ateniense. El siglo V 490
480 Guerras Médicas
431 Pentecontecia
404 Guerra del Peloponeso
Tras la victoria griega, y en gran medida ateniense, de Salamina, los persas no dejan de representar una amenaza relevante frente a las póleis griegas, mayormente aquellas situadas en la costa anatolia, islas próximas y los territorios del norte cercanos a los estrechos, Macedonia y Tracia. Para hacer frente a este desafío, se hace necesario una coalición de fuerzas cuya estrategia militar se apoye en una flota naval de trirremes, por lo que Atenas desempeñará un papel sustancial, a la que se unirá el establecimiento de cleruquías o colonias militares en puntos Trirreme de época clásica estratégicos. De este modo, en el invierno de 478/7 se organizó una coalición de ciudades, en su mayoría jonias, destinada a proseguir la guerra contra los persas y a garantizar la defensa ante un eventual ataque. Nace así la Liga de Delos, nombre que alude a la isla, consagrada a Apolo, sede de la caja o tesoro federal, creada con los fondos de las póleis que, en lugar de contribuir con barcos, habían asumido el pago de un tributo anual para el mantenimiento de la mayoritaria flota ateniense y barcos aliados. Las acciones militares emprendidas por esta coalición, bajo mando ateniense, resultaron 4
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exitosas, hasta el punto de que se consiguió, en sólo diez años, la expulsión de las fuerzas persas instaladas en las proximidades de los estrechos y reducir la presión militar en todo el área egea. Durante estos años, la situación política de Esparta y Atenas sufrió importantes cambios que marcarán de forma decisiva el curso de los acontecimientos. La primera se vio envuelta en conflictos con ciudades vecinas y graves rebeliones del cuerpo social de ilotas (esclavos) que la sumieron en una crisis política de la que se recuperó lentamente. Atenas, por su parte, tras el ostracismo de Temístocles - el artífice de la victoria de Salamina y promotor en este período de las murallas de fortificación de la ciudad y del puerto del Pireo-, y la llegada de Cimón, líder conservador, como político más influyente de la ciudad, se ve marcada definitivamente por la figura de Pericles: gran orador y general, dotado de un gran carisma personal que lo lleva a protagonizar la política de Atenas en el curso central del siglo V, hasta su muerte, víctima de la peste que asoló la ciudad cuando ya estaba sufriendo ésta los efectos de la guerra del Peloponeso. Con este telón de fondo de gran dinamismo político y social, la Liga de Delos se va transformando en un mal disimulado imperialismo ateniense que ejerce un desmesurado control e intervencionismo sobre sus aliados y llega a su clímax cuando unilateralmente se decide en 454/3 el traslado a Atenas del tesoro de Delos, bajo la excusa de un posible ataque persa a las Cícladas después de una fracasada intervención en Egipto contra los persas. La consecuencia será un control absoluto de la ciudad sobre los fondos de la liga, con las que se costearán tanto las obras de la Acrópolis4 - centenares de obreros durante más de veinte años- como el mantenimiento de las instituciones democráticas que se habían creado hacía pocos años: la Heliaia o jurado popular, el pago por la asistencia a la eklesía o asamblea, gastos militares, etc. Creció así la animadversión de algunas póleis aliadas ante una situación que las convertía en súbditas del poder emergente de Atenas, hecho que llevó a algunas de ellas, con el apoyo persa, a retirarse de la coalición. En esos años se firma la Paz de Calias con los persas, por la que se alcanzaba la estabilidad en la zona que desde un principio había sido el objetivo de la Liga de Delos. Esta situación favoreció el expansionismo ateniense que multiplicó las cleruquías, impuso el uso de la moneda ática junto con el sistema de pesas y medidas ateniense, aumentando el intervencionismo en las políticas locales. Los espartanos, en contrapartida con este crecimiento del poder de Atenas, emprenden guerras con algunas póleis aliadas con ésta, lo que provoca el mismo movimiento ateniense. Estos inicios del futuro enfrentamiento entre los dos bloques se ven detenidosdos por la firma entre las dos ciudades de un armisticio por treinta años en 446/5 que pronto se verá roto. Atenas se encontraba, a mediados del siglo V, en la cúspide de su poder, multiplicando sus intervenciones exteriores, llegando a la fundación de nuevas colonias en ubicaciones estratégicas o a establecer alianzas y envíos de colonos. De este modo, pronto chocaron sus intereses comerciales con los de la segunda potencia marítima de Grecia, Corinto, aliada espartana. El enfrentamiento con esta pólis, no se hizo esperar: el casus belli fue el apoyo ateniense a Corcira en sus diferencias con Corinto y el asedio de Potidea, una colonia también corintia en la Calcídica. La intervención espartana en apoyo de su aliada no se hizo esperar, espoleada además por las restricciones económicas con las que Atenas pretendía ahogar a Megara, pólis también enrolada en el bando espartano. Estallaba así la Guerra del Peloponeso en 431, un enfrentamiento entre dos bloques militarmente antagónicos: el lacedemonio, superior en tierra, y el ateniense, con la mayor flota naval del mundo griego.
4 Valga como ejemplo de los gastos el coste de la célebre estatua de Atenea Partenos de Fidias: 700 talentos, es decir, el equivalente aproximado de dos años de la aportación de todas las ciudades aliadas.
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2.3. La Guerra del Peloponeso
Atenas y sus murallas
La estrategia de ambos contendientes fue clara, a partir de sus diferentes potenciales militares: mientras Atenas se refugaría en su línea de murallas y hostigaría las costas del Pelponeso con su flota5, al tiempo que mantendría su población mediante el comercio marítimo, Esparta, por el contrario, trataría de buscar el enfrentamiento por tierra con el fin de obtener la victoria en una batalla, apoyada en su superioridad
numérica de tropas y en sus temidos hoplitas. Se convertiría, así, en una guerra de desgaste en la que los atenienses deberían dejar que el enemigo devastase sus campos y pueblos, con la población protegida en las murallas mientras que la liga peloponésica (Esparta y sus aliados) sufriría una guerra naval sin piedad que la obligaría, abandonada por sus póleis amigas, a la rendición. Pericles intentó en todo momento mantener esta táctica, consciente de la situación militar y posibilidades de ambos bandos, a pesar, en muchas ocasiones, de las penalidades y sufrimientos del pueblo ateniense 6 que siempre lo siguió, convencido en sus votaciones en la Asamblea de que era el camino apropiado para la victoria. La guerra se desarrolló en dos etapas en medio de las cuales se firmó un armisticio que trajo un breve tiempo de paz. La primera parte de la guerra (431-421) o guerra Arquidámica – por el nombre del rey de Esparta que dirigió las operaciones- comenzó con un ataque al Ática, que fue saqueada, y por la reacción ateniense de hacer incursiones en la costa del Peloponeso. Un golpe inesperado golpeó a la población ateniense hacinada en la ciudad: la peste, que se llevó a la tercera parte de la población, y entre ellos a Pericles, el único hombre que mostró la lucidez y empeño necesarios para llevar a Atenas a la victoria. Pronto se olvidarían sus consejos y la ciudad se aventuró, después de algunos éxitos importantes, el la lucha por tierra intentando la invasión de Beocia: el ejército ateniense fue derrotado. Después de otras victorias menores espartanas, mueren tanto el mejor general espartano del momento, Brasidas, y el general ateniense Cleón, líder partidario de la guerra a ultranza, durante una batalla por el control de Anfípolis (pólis de la Calcídica) que acabará en manos espartanas.. Esto allanará el camino para la búsqueda de un pacto que, diez años 5 Trescientas trirremes atenienses junto con las aportadas por sus aliados. A ello se unía la fortaleza económica fruto del tributo de las póleis aliadas y el pujante comercio marítimo. 6 La mitad de la población ática sacrificará sus bienes y su modo de vida por una estrategia a largo plazo.
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después de haber comenzado la guerra, en 421, firmarán las dos partes. Es la denominada paz de Nicias – del nombre del político ateniense que la negoció-. Esta paz, fruto del cansancio, no será más que una solución transitoria, pues la causa de fondo permanecía intacta.
La guerra del Peloponeso
La ruptura dio comienzo con una acción militar ateniense en Sicilia contra Siracusa y en defensa de la ciudad aliada de Segesta, que había pedido ayuda a Atenas. Nicias, prudente, aconsejó a la Asamblea no llevar a cabo tal expedición y su contrincante ideológico, Alcibíades -un joven aristócrata intrigante, falto de escrúpulos pero con una gran capacidad de seducción- la apoyó. La votación de la Asamblea dio su apoyo a éste último y en la primavera de 415 se hizo a la mar, dotada con grandes medios y comandada por los dos estrategas. Sin embargo, Alcibíades, cuando la flota había llegado ya a Sicilia, fue reclamado para ser juzgado por una seria acusación de sacrilegio: haber mutilado los Hermes que la piedad ateniense había erigido en numerosas calles de la ciudad, unas noches antes de la partida de la flota desde el Pireo. Alcibíades escapa y se pasa al enemigo, al que informa de la situación y lo aconseja. Así las cosas, los espartanos deciden apoyar la resistencia de Siracusa y. al tiempo, reiniciar los ataques en el Ática, con lo que, finalmente, se produce la derrota de la flota ateniense en Sicilia en 413, creando un momento de inflexión en la guerra que se acelera así hacia su conclusión. En Atenas la crisis social y política se alimenta de un escándalo tras otro, sucediéndose los demagogos, los políticos sin escrúpulos, los cruces de intereses particulares que paulatinamente van mermando la solidez y unidad de los tiempos de Pericles. En Esparta, lejos ya los tiempos de la unidad griega frente a los persas, se trata con éstos para conseguir apoyo económico, introduciendo un nuevo factor determinante para el curso de la guerra: el apoyo del exterior con el 7
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que no sólo financiar los gastos propios, sino también comprar a los mercenarios del enemigo. Las rebeliones de los aliados atenienses se multiplican, desgastados por la guerra, y, entre ellas, una decisiva: la defección de la isla de Rodas, puente insustituible para el aprovisionamiento de Trigo procedente de Egipto, que obligará a Atenas a luchar denodadamente por mantener la conexión con el mar Negro, la otra fuente de cereal para la población refugiada en Atenas, con sus campos devastados. La crisis interna ateniense se agudiza, en este tiempo, hasta el punto de que en 411 cae el régimen democrático por unos meses y el partido oligárquico toma las riendas en el denominado régimen de los Cuatrocientos. La guerra decisiva se afronta ahora en el mar, donde, tras unas victorias iniciales atenienses, la flota espartana, con el apoyo económico persa que llega a comprar remeros atenienses, provoca el desatre final cuando en 405 cae destruido el grueso de la flota de Atenas en la batalla de Egospótamos, cerca del Quersoneso. El Pireo es bloqueado y la ciudad sufre los efectos de la falta de víveres. Resistió cuatro meses y se rindió en abril de 404, aceptando las condiciones impuestas por el vencedor: destrucción de las Largas Murallas (las murallas que unían el Pireo con la ciudad), entrega de los últimos navíos de guerra y sumisión a las órdenes de Esparta en política exterior. La historia de Atenas entraba en un nuevo siglo.
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