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Diversidad lingüística
Moisés Medrano 3
El Acuerdo Final ha sido traducido a 67 lenguas en Colombia. Ese acuerdo tiene un componente muy interesante, fue hecho desde la Colombia profunda. Mi abuelo era marinero, cuando el viejo llegaba, me gustaba que me mostrara en los mapas dónde había estado, entonces siempre tengo la necesidad de reconocer en los mapas dónde están los sujetos con los que voy a trabajar.
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Hay un ejercicio importante en la comprensión del territorio porque muchos de los problemas en el país están situados en una difícil situación de nombrar los problemas y los territorios.
Los abogados del ministerio cuando me van a mostrar sentencias, yo aprovecho su imposibilidad de pronunciar algunos lugares de nuestro territorio, para explicarles qué son, qué se come allá, cómo es la gente.
Nombres como Mampuján, que para la gente existen solo en el mapa, pero a la vez, no existen o tienen lenguas nativas que no son conocidas para la mayoría de los ciudadanos.
Por lo anterior, se propone que la amplia experiencia del Ministerio de Cultura
3 Director del Departamento de Poblaciones del Ministerio de Cultura. con poblaciones cuyos derechos han sido violados en el marco del conflicto y por eso se debe realizar el trabajo con las mismas comunidades. La Colombia profunda.
A mí me toca ir a Berlín al Festival de cine, como mi colega que va a Quibdó. Me gusta hacer el ejercicio de cambiar. Es una dificultad la de conectar muchas de las experiencias, de la alta cultura con los territorios. Belén de los Andaquíes tiene un asunto maravilloso para el tema de cine, y mucha gente no sabe que eso existe. Por eso, nombrarlo transmite un mensaje muy importante.
Con el ministerio hemos tomado la necesidad de visibilizar las lenguas como un derecho de cualquier ser humano, en el marco de un proceso de reparación y en la exposición de una verdad que se puede expresar de múltiples maneras.
No es suficiente con la traducción de documentos oficiales, sino que dentro del mismo proceso es importante la recolección de los testimonios en las lenguas de los actores, según sus propias competencias lingüísticas y culturales, resultaría muy frustrante tener que expresar los sentimientos y experiencias que ha dejado la guerra en una lengua que se desconoce o se conoce a medias, como el español.
Muchas de las palabras en el ámbito académico no tienen equivalente en dichas lenguas, así que con este ejercicio, el
hablante se siente más seguro cuando usa un código que domina a la perfección.
Al pensar en conceptos nuevos se abre la oportunidad de crear nuevas expresiones, con sus propios sistemas lingüísticos. Podemos entonces presentar el ejemplo de cómo los indígenas interpretan una realidad en ocasiones de una forma distinta desde su cosmovisión.
La palabra derecho en aguacho, significa cosas que tiene el aguacho propias de su ser. La palabra ley en Nasa yuwe, palabra proveniente del libro mayor, no es solamente buscar equivalentes en las lenguas nativas, sino que cuando el hablante se expone a otra realidad, trata de interpretarlo desde su propio conocimiento. Para el Wayuú, la obligación no es algo que se hace de forma forzada, sino que es algo que se hace con cariño desde el corazón.
Tenemos el vídeo de una abuela trabajando con los niños con su torso desnudo. Hay videos que comienzan con una narración con unos grillos y uno se imagina, a esa abuela en la maloca, en la oscuridad, en silencio.
En el marco de la realidad que vivimos, los hablantes de la lengua huitoto no tenían una palabra para referirse a la paz porque en su marco cognitivo no se contempla una experiencia antónima de guerra que son aspectos que no existen en su contexto cotidiano. Decidieron que la expresión para referirse a la paz en ese momento sería algo como: “lo que hay que terminar para volver a empezar”. Es como los huitotos lo sienten. Acabar algo, como lo es la guerra, para iniciar la paz.
Debe haber entonces una comprensión de los “derechos culturales”, sin quedarse solo en las expresiones, porque se hablaría de economía naranja y cómo se formarán intérpretes y traductores que luego serán contratados. No, se está hablando de derechos culturales, desde una posición de una institución abierta, que recibe a los ciudadanos y establece unos vínculos, una relación diferente con los ciudadanos. Creo que esas posturas no son tradicionales, del ejercicio de lo público.
Los huitotos son unos sobrevivientes de la Casa Arana, que muchos consideraron era una ficción hasta que lo vieron en el Abrazo de la serpiente. La Casa Arana fue el lugar donde se cometieron todos esos genocidios, es ahora La Casa de la Verdad. Se resignificó. Para los huitotos las palabras tienen poder y por eso en esa lengua son como sinónimos, las palabras son conocimiento y portan poder para sanar.
Si se pierde la lengua se pierde ese conocimiento de sanar. Este sentido de la palabra es muy importante porque para los indígenas de tradición oral, si se pierde el nombre de las cosas se pierde el conocimiento sobre esas cosas. Por tanto, en
el ejercicio de la traducción al español puede que la palabra pierda su sentido, o incluso, ni siquiera tenga una equivalencia.
Muchas de las lenguas del Vaupés, por ejemplo, tienen clasificaciones nominales. Si se trata de objetos, solo se llaman de esa manera, si están ubicados en ciertos lugares. Es decir, si se pierde la lengua, se pierde la genialidad de cómo ese pueblo ha organizado su mundo material y cómo lo clasifica.
Lo mismo ocurre con los sentimientos, hay conceptos que jamás se han mencionado en sus pueblos, que hacen que algunas veces los indígenas deban acudir al español porque no encuentran la palabra dentro de su idioma, es decir, hacer un préstamo lingüista, aunque puede que su sentido sea diferente, hay ideas que en lengua indígena no tienen referentes como la palabra “odio” o “violencia”.
En la traducción de una sentencia de restitución de tierras en el caso del pueblo Yukpa, sorprendió que preguntaran qué es “violencia” y, qué era además, “violencia sexual”, aunque estemos lamentablemente con el tema de la violencia sexual, para este pueblo este fenómeno es nuevo, y por tanto, no hay una expresión para referirse a esto en su lengua. Los traductores tuvieron que construir expresiones para estos conceptos.
Existe hoy una ley de lenguas basada en los derechos culturales, es una ley que los invito a consultar, que contiene elementos fundamentales para la defensa de las lenguas:
1. Hace explícito el derecho que tienen los hablantes a usar su lengua en cualquier ámbito. 2. Genera obligación de destinar recursos para la recuperación de las lenguas que se están perdiendo. 3. Orienta la necesidad de formar intérpretes y tricotes. 4. Permite la creación de materiales en lenguas. 5. La conformación de un Consejo Nacional de Lenguas que tiñe la participación de muchos pueblos.
Colombia es un país que tiene una diversidad de lenguas significativa, 65 lenguas indígenas, 2 criollas, la romaní, y hace cuatro años decidimos incluir el lenguaje de señas colombiano como una más del paisaje lingüístico del país.