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“El arbitraje es un trabajo en equipo”
POR MARIANA BELLOSO
Editora DYN
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DR. MARIO SÁENZ
FUNDADOR Y PRESIDENTE DEL BUFETE SÁENZ Y ASOCIADOS
El bufete Sáenz y Asociados en un referente internacional en tema de arbitrajes. Incursionaron en este campo en 1999, como consecuencia de un conflicto que se había generado entre empresas de la industria de las telecomunicaciones. Representaron a la empresa local en un tiempo en el que era casi nula la actividad del arbitraje en El Salvador. Fue a raíz del proceso de privatización de ANTEL que se incorporaron cláusulas arbitrales, que determinaban que las controversias se iban a resolver bajo las reglas de la Asociación Americana de Arbitraje de Nueva York. El Dr. Mario Sáenz, fundador y presidente de la firma, comparte cómo fue esa experiencia y lo que han aprendido hasta hoy.
¿Cómo fue la experiencia de su primer arbitraje internacional?
Era una nueva cultura, nosotros, abogados latinos, educados en el derecho escrito, y el arbitraje internacional es bastante oral. En consecuencia, nos topamos con una cultura diferente que tuvimos que aprender en el camino. Lo interesante fue que nuestro cliente nos autorizó formar equipo con un bufete internacional, se contrató a una de las mejores firmas de Miami, Florida, y a partir de allí fueron nuestros maestros en materia de arbitraje y continuamos con una relación estrecha de lo que ahora es una de las firmas más grandes del mundo. Entramos de una manera muy circunstancial, cuando el cliente nos consultó sobre la cláusula de arbitraje, y le dijimos que era un modo de resolver conflictos, pero fuera de los tribunales judiciales, sino que a través de un tribunal conformado por particulares. A partir de ese entonces hemos tenido un performance interesante de arbitraje no solo domésticos nacionales sino también internacionales, e inclusive la participación en arbitrajes de inversión.
¿Qué desafíos encontraron?
Uno de los desafíos más grandes que tuvimos enfrente, siendo nosotros educados con leyes codificadas y con procesos totalmente escritos en ese entonces, fue cómo aprender a comunicarnos con los jueces árbitros en las audiencias, completamente de frente, presentar nuestro caso y hacer nuestras alegaciones. No fue fácil porque estábamos educados para lo escrito y en ese momento todo es en vivo. El otro desafío grande fue que en el proceso desaparecen las leyes escritas del país, entonces vamos a litigar con reglamentos que no son dados por la Asamblea Legislativa sino por instituciones de prestigio que son los famosos centros de arbitraje, así que tuvimos que aprender en aquel entonces cómo era litigar con reglas internacionales de las cuales en principio no teníamos conocimiento. Y ahora yo diría con humildad pero con bastante objetividad, que a partir de ese momento en nuestro despacho se desarrolló un proceso de aprendizaje muy grande con firmas internacionales con las que hemos estado trabajando desde el año 2000 y que a partir de allí la experiencia para nuestro equipo ha sido bastante buena en esta materia.
¿Qué caso recuerda que considere icónico?
En el que siempre pienso es precisamente el primer caso que tuvimos de arbitraje internacional. Se trataba de un caso, entre otras causales de discusión del arbitraje, de las intervenciones telefónicas. Este fue llevado a un arbitraje internacional, se realizaron audiencias con peritos y expertos que trataban de demostrar que esa práctica se había dado en perjuicio de una de las empresas de telecomunicaciones y posteriormente en perjuicio de alguna parte de la ciudadanía. Ese es un arbitraje bastante importante para nosotros porque tuvo una repercusión nacional y sentó un precedente para evitar que esa práctica se diera.
¿Cómo se prepara el bufete para cada nuevo caso de arbitraje?
Eso cambió totalmente. Cuando estaba en un proceso bajo las leyes del país, que no son las actuales, antes de 2010, uno se ponía a estudiar el caso, escribía su propio alegato, estudiaba autores de derecho para incorporarlos en las piezas que uno presentaba y se podía decir que era uno solo viendo el expediente del proceso. Eso cambia porque el arbitraje es oral y es una dinámica real del procedimiento, se necesita de un equipo de trabajo. Nosotros formamos equipos de trabajo donde hay un director que es quien va manejando las piezas del equipo. Nosotros necesitamos abogados y paralegales que son expertos en la recopilación y organización de pruebas, tenemos el especialista en la materia que se está discutiendo, ya sea derecho de telecomunicaciones, derecho mercantil, y en ese sentido debemos tener alguien que domine la parte sustancial del proceso. Y por supuesto, hay expertos, nosotros tenemos abogados litigantes que son los que trasladan hacia el tribunal las alegaciones correspondientes. Es un equipo, decir que yo voy a atender un arbitraje solo es imposible, por la forma dinámica en que se desarrolla. Yo no puedo ir solo a una audiencia y en eso necesito una prueba para incorporarla, y yo solo la busco en las cajas de llego, sería una cosa terrible. Detrás del abogado que está presentado el caso hay todo un equipo que lo está respaldando.
¿Cuánto tiempo puede requerir esta preparación?
Depende de la complejidad del arbitraje. Muchos notarios, por imitación, ponen cláusulas arbitrales hasta en contratos de arrendamiento de casas, y eso es materia de inquilinato, pero como allí está la cláusula arbitral. Ese es un caso sencillo que dos personas pueden hacerlo. Pero también hay casos complejos, hemos estado en arbitrajes de la industria de las telecomunicaciones, pero también en electricidad. Defendimos un caso de un importante hotel en Nicaragua, contra una compañía de seguros, por un incendio producido por el impacto de un rayo. El tiempo dependerá de la complejidad de cada caso, pero aquí le damos todo el tiempo necesario, ya sea un caso pequeño o grande.
¿Cómo ha evolucionado el marco regulatorio aplicable a los arbitrajes desde que ustedes comenzaron a trabajar en este campo?
Antes del año 2002, cuando entró en vigencia la Ley de Arbitraje en El Salvador, se aplicaba el Código de Comercio, la Ley de Procedimientos Mercantiles, y el Código de Procedimiento Civil. Esas legislaciones eran demasiado obsoletas, ya no representaban marcos legales flexibles que se pudieran adaptar a las necesidades cambiantes del arbitraje. Nosotros acá tenemos un caso que tiene 30 año y el arbitraje no se ha podido desarrollar, porque quedó esclavizado con la legislación anterior. A partir de 2002 se emite una Ley de Arbitraje y ya hay un avance significativo. Nuestra ley se ha quedado estancada, y las reformas que se han introducido incorporan el recurso de apelación en los arbitrajes de derecho y eso significó un arbitraje. Porque el arbitraje es someterse a una jurisdicción diferente que el tribunal, yo no quiero ir al tribunal, sino a una justicia mucho más transparente, adecuada y que se acomode al contenido técnico de un arbitraje. Internacionalmente sí hay más evolución. Allí no se trabaja con leyes locales, sino con reglamentos emitidos por centros de arbitraje de mucho prestigio.