11 minute read
empresas
Opinión
Julián D’Angelo
Advertisement
Director Ejecutivo Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social (UBA) y del Centro de Estudios en Desarrollo Sostenible (EAN).
Estamos transitando el tercer año consecutivo atravesado por una contingencia sanitaria global debido a la pandemia de Covid-19. Indudablemente, en estos años, este contexto representó para las empresas un importante desafío para su supervivencia y su propósito corporativo, y también una fuerte interpelación a su estrategia, sus planes de negocio, la cultura empresaria predominante y sus acciones de responsabilidad social. En este escenario, las empresas que ya venían implementando un modelo de gestión sustentable y socialmente responsable, fueron las que mostraron una más rápida y positiva respuesta.
La urgencia de la agenda climática en las empresas, en la salida de la pandemia
Así, según el Barómetro de confianza de la consultora Edelman, a partir de 2021 las empresas se volvieron la institución más confiable para la ciudadanía, en comparación con los gobiernos, las ONG’s y los medios de comunicación. Según este relevamiento, el 64% de la población cree que una empresa puede llevar a cabo acciones que incrementen los beneficios, al mismo tiempo que mejore las condiciones sociales y ambientales de la comunidad en la que opera. Pero, de todas formas, la ciudadanía continúa siendo muy exigente con el rol social y ambiental de las empresas. En el estudio 2022 de Edelman(1), el 52% de los consultados respondió que las empresas no están haciendo lo suficiente para abordar la crisis climática, un 49% opinó lo mismo respecto de la desigualdad económica y un 46% también valoró como escasos los esfuerzos de las compañías en materia de recalificación de su fuerza laboral. Todo ello en el marco de una crisis muy severa que, se calcula, impactó negativamente a más del 50% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. En los dos años pasados la pandemia fue una gran generadora de pobreza y acentuó la desigualdad existente en la población mundial. Provocó una gran recesión, con una disminución del 3,5% de la actividad económica mundial en 2020 y el desempleo de 33 millones de personas. Dejó un saldo de 120 millones de pobres más que en 2019, a nivel mundial y unas 150 millones de personas más con hambre(2). Por ello, la incorporación de la Agenda de los ODS en la gestión de las empresas no puede ser una moda pasajera más. Además, resulta indispensable instalar la noción de urgencia porque, a pesar de las buenas intenciones y los compromisos, Naciones Unidas estima que todavía faltan a este ritmo en realidad, más de 60 años para alcanzar las metas de los ODS. Por ello la contribución de las empresas al logro de los ODS debe ser una consecuencia de la
sincera asunción de la responsabilidad ante la sociedad, y no simplemente un objetivo de la estrategia empresarial. Es por eso que es motivo de celebración que el 2021 haya sido un año récord en materia de inversiones bajo los criterios ASG (Ambiente, Sociedad, Gobernanza), con un estimado de 120 mil millones de dólares colocados en inversiones sostenibles, más del doble de los 51 mil millones de dólares de 2020. Ahora se estima que un tercio de todos los activos contienen inversiones sostenibles. Los fondos invertidos en ASG se multiplicaron por diez de 2018 a 2020, y por 25 de 1995 a 2020. Según estudios de la Iniciativa de Yale sobre Finanzas Sostenibles, los fondos ASG han demostrado una menor volatilidad y muy buena rentabilidad, y se comportan mejor que las que no lo son: el 77% de las de hace 10 años han sobrevivido frente al 46% de las demás. Un reciente estudio de PwC explica que, casi dos tercios de las empresas del FTSE 100 (las cien compañías más importantes que cotizan en la Bolsa de Londres) incluyen algún tipo de medida ambiental, y los directivos ven sus salarios vinculados a ESG, frente a menos de la mitad en 2020. PwC descubrió que el 58% de las empresas del FTSE 100 vinculan las medidas ASG a la remuneración de sus Gerentes. La investigación también reveló que el 28% de las compañías había vinculado las medidas de descarbonización y de cero emisiones a la remuneración de sus ejecutivos. En este contexto, donde la opción por el desarrollo sostenible ya no se muestra solo como algo deseable, sino como necesariamente inevitable, uno de los temas que va ganando cada vez más protagonismo en la agenda ambiental de las empresas es la cuestión climática, máxime si consideramos que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) han vuelto a superar el nivel prepandémico. Tras un descenso del 5,4 % en 2020, las emisiones mundiales de CO2 repuntaron en casi un 5% en 2021, cerca de los niveles previos a la pandemia (2019), según un informe elaborado por Global Carbon Project. Y para este año se pronostica un claro repunte de estas emisiones de gases de efecto invernadero. También la temperatura global estuvo en 2021 en 0,84°C por encima del promedio del Siglo XX. Los últimos 8 años han sido los más cálidos jamás registrados en el planeta. En 2021 se registró además el mes más cálido de la historia: julio de 2021 superó a julio de 2016, el anterior mes más caliente registrado. Según datos de GreenBiz, con las políticas actuales, nos estamos encaminando a un aumento de 2.7 grados por encima de la temperatura preindustrial hacia el 2050. De esta forma, manifiestan que cualquier empresa que planee estar en el negocio dentro de 5, 10 o 30 años debe abordar la agenda climática con un sentido de urgencia completamente diferente. De esta manera, el año 2022 debe ser el de la acción climática auténtica, y para que sea así, las estrategias de cero emisiones netas deben alcanzar su máximo potencial como herramienta para combatir el cambio climático. En noviembre de 2021 el Pacto Global de Naciones Unidas lanzó “Climate leadership in the eleventh hour”, un estudio de sostenibilidad que relevó las perspectivas de unos 1230 directores ejecutivos en 113 países y 21 industrias sobre las oportunidades y desafíos urgentes en materia climática. Allí, el 73% de los directores ejecutivos consultados manifestó sentir una creciente presión para actuar y más de la mitad (57%) dijo estar dando prioridad a la acción climática en medio de su recuperación de la pandemia ocasionada por la COVID-19. Además, el 71% afirma estar trabajando activamente en el desarrollo de un objetivo de emisiones netas cero para su empresa y el 57% sostiene estar operando en línea con el objetivo de 1,5°C. Aunque, casi dos tercios (65%) de los líderes ya están avanzando en nuevos modelos de negocio y soluciones con cero emisiones para alcanzar sus objetivos, sólo el 16% de todos los CEOs dijeron que su madurez está en una etapa avanzada hoy en día.
(1) Edelman Trust Barometer (2022) Recuperado de https://www.edelman.com/sites/g/files/aatuss191/ files/2022-01/2022%20Edelman%20Trust%20Baro-
meter%20FINAL_Jan25.pdf (2) D’Angelo, J. (2021) Contribuciones empresarias al ODS 2 de “Hambre Cero”: el caso de pastas frescas “Orali”, una empresa con propósito. Buenos Aires, Argentina: Ponencia presentada en el Encuentro Internacional EAN 2021, organizado por la Escuela Argentina de Negocios.
Negocio
¿Por qué el real estate es un negocio financiero?
La empresa desarrolladora de proyectos inmobiliarios Vinsa tiene un modelo de negocios que asesora tanto en las características diferenciales de sus obras como de los instrumentos financieros disponibles en el mercado para que sus inversores entiendan su mejor estrategia, también incorpora soluciones tecnológicas para sus obras planteadas desde los cimientos. Acepta criptomonedas y bonos de deuda argentina para poder financiar las compras de unidades.
Comprar una propiedad supone un procedimiento bastante conocido. Básicamente se reduce, aún con todo lo que esto suponga, a una serie de pasos que van desde la disposición de un monto para afrontar en todo o en parte la operación, pasando por el eventual acuerdo de financiamiento, hasta la entrega del inmueble. El problema de cómo el inversor elige los mejores caminos financieros para poder afrontar la compra, que su estrategia sea consistente y que además le genere una rentabilidad, suele quedar fuera del core de los desarrolladores tradicionales o de las inmobiliarias. No es el caso de la desarrolladora responsable del proyecto El Dorrego Plaza donde se realizaba la Feria Masticar -una de las obras más grandes que se planean para la Ciudad de Buenos Aires-, para quien el asesoramiento financiero con expertos y en forma personalizada es una pata esencial de su negocio. “Nosotros estamos capacitados para brindar, mediante expertos, un servicio integral de asesoría para el comprador, abierto al análisis de todo tipo de activos en poder del inversor, desde bonos de la deuda argentina, hasta bitcoins y otras especies, donde la idea es ayudarlos a que los transformen en activos inmobiliarios dependiendo el flujo de fondos que maneje el inversor y que busque menor volatilidad de la que existe en los mercados financieros donde normalmente los ganadores son aquellos que son operadores profesionales”, explica Adrián Perelman, Director of Development de la empresa. La empresa, propiedad del empresario Alejandro Savin, nace como una administradora de activos inmobiliarios cuya evolución fue acompañando un proceso de transformación del negocio del real state que la tierra de esos inmuebles pasó a tener mayor valor si se la desarrollaba de lo que ofrecía la renta que daba el inmueble existente. “Eso fue un clic, cuando en 2013 decidimos convertir activos de renta a activos de desarrollo”, recapitula Perelman. La compañía fundamenta su visión sobre el servicio que ofrece al cliente en la necesidad de “ponerse en los zapatos del comprador, analizando con él, por ejemplo, cuál va a ser su flujo de pesos si pacta pagar en cuotas”, en un contexto donde “el modelo de comercialización de inmuebles es 100% por financiero”. Basa su “capacidad de interpretar esas situaciones” en un expertise que se cimienta, entre otras cosas, en la posibilidad que tiene de contar con la interacción permanente
Adrián Perelman, Director of Development de Vinsa.
con Número Bursátil, una ALyC (agencia de liquidación y cambio), que forma parte del Grupo Vinsa y que funciona como una unidad de negocios separada con quien comparte accionistas. Número Bursátil es fuente de consulta y de intercambio de información con Vinsa para ayudar a la toma de decisiones de los clientes, al mismo tiempo que, como ALyC, puede facilitarle a un inversor que ya opera en mercados financieros, por ejemplo, utilizar sus bonos en función de la estrategia que se haya trazado para convertirlos en tierra o metros cuadrados “a finish”, como se dice a la práctica de salir de la inversión financiera recién cuando llega la entrega de las unidades de un desarrollo. Además del desarrollo sobre Dorrego, en Colegiales/Palermo, de 80.000 m2 de una manzana completa que incluye una plaza pública, está detrás de tres emprendimientos más que sumados al anterior suponen entre los cuatro una inversión de más de 120 millones de dólares.
Compra de unidades con bonos de deuda y cripotmonedas “Hoy en día podemos encontrarnos con gente que compró bonos soberanos de la deuda argentina a la par y que en estos momentos cotizan al 30% de su valor nominal y si los vendieran realizarían una pérdida del 70% cuando una de las alternativas que tienen es, por ejemplo, usarlos para darlos en garantía al mercado para que te libere pesos para pagar al desarrollador mientras sigue cobrando la tasa de interés nominal de los bonos que se le pagan al 100%”, detalla, por su parte, Hernán Brennan, gerente de Nuevos Negocios de Vinsa. Brennan también da el ejemplo de clientes que disponen de criptomonedas, a quienes se los asesora para que conozcan las distintas alternativas que tienen para convertirlas en ladrillos. “Una opción podría ser que hagan un down payment en bitcoin o en ether, dejando el sobrante a tasa en un exchange y convertirlos a pesos cuando haya que pagar las cuotas”, explica. “Nosotros cuidamos la rentabilidad del inversor”, advierten desde Vinsa, que ha logrado para sus clientes hasta el 40% de rentabilidad en dólares entre compra en pozo y precio de venta, a tres y cuatro años, una métrica más que interesante para una industria tradicional, donde se impone un perfil poco habituado al riesgo.
Una visión tecnológica desde los cimientos Las soluciones tecnológicas que propone para sus desarrollos no son gadgets para embellecer en forma superflua una propuesta. La visión tecnológica forma parte del core de la desarrolladora, ya que las unidades se diseñan con innova-
Hernán Brennan, gerente de Nuevos Negocios de Vinsa.
ciones literalmente desde los cimientos. La idea es que cuestiones como la conectividad a internet y la instalación en general de soluciones de domótica para cada vivienda u oficina, o los controles de acceso y de vigilancia no sean, al igual que lo que sucede con el asesoramiento financiero, un problema individual de cada propietario o algo que ocupe exclusivamente al consorcio o la administración. “Este tipo de soluciones no son un estándar. La clave para estas innovaciones es tener las canalizaciones previstas desde el proyecto, que la obra cuente con la infraestructura de base para que cada propietario, si lo desea, pueda instalar las típicas tecnologías que ya son un commoditie y que convierten a una casa u oficina en el concepto que denominan Smart Home. Al hacerlo de esta manera bajamos mucho los costos en comparación con la alternativa de que cada propietario lo haga individualmente”, explica Perelman.