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Opinión
La urgencia de la agenda climática en las empresas, en la salida de la pandemia Julián D’Angelo Director Ejecutivo Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social (UBA) y del Centro de Estudios en Desarrollo Sostenible (EAN).
Estamos transitando el tercer año consecutivo atravesado por una contingencia sanitaria global debido a la pandemia de Covid-19. Indudablemente, en estos años, este contexto representó para las empresas un importante desafío para su supervivencia y su propósito corporativo, y también una fuerte interpelación a su estrategia, sus planes de negocio, la cultura empresaria predominante y sus acciones de responsabilidad social. En este escenario, las empresas que ya venían implementando un modelo de gestión sustentable y socialmente responsable, fueron las que mostraron una más rápida y positiva
respuesta. Así, según el Barómetro de confianza de la consultora Edelman, a partir de 2021 las empresas se volvieron la institución más confiable para la ciudadanía, en comparación con los gobiernos, las ONG’s y los medios de comunicación. Según este relevamiento, el 64% de la población cree que una empresa puede llevar a cabo acciones que incrementen los beneficios, al mismo tiempo que mejore las condiciones sociales y ambientales de la comunidad en la que opera. Pero, de todas formas, la ciudadanía continúa siendo muy exigente con el rol social y ambiental de las empresas. En el estudio 2022 de Edelman(1), el 52% de los consultados respondió que las empresas no están haciendo lo suficiente para abordar la crisis climática, un 49% opinó lo mismo respecto de la desigualdad económica y un 46% también valoró como escasos los esfuerzos de las compañías en materia de recalificación de su fuerza laboral. Todo ello en el marco de una crisis muy severa que, se calcula, impactó
Desafío Exportar | Marzo 2022
negativamente a más del 50% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. En los dos años pasados la pandemia fue una gran generadora de pobreza y acentuó la desigualdad existente en la población mundial. Provocó una gran recesión, con una disminución del 3,5% de la actividad económica mundial en 2020 y el desempleo de 33 millones de personas. Dejó un saldo de 120 millones de pobres más que en 2019, a nivel mundial y unas 150 millones de personas más con hambre (2). Por ello, la incorporación de la Agenda de los ODS en la gestión de las empresas no puede ser una moda pasajera más. Además, resulta indispensable instalar la noción de urgencia porque, a pesar de las buenas intenciones y los compromisos, Naciones Unidas estima que todavía faltan a este ritmo en realidad, más de 60 años para alcanzar las metas de los ODS. Por ello la contribución de las empresas al logro de los ODS debe ser una consecuencia de la