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El avispero político en plena convulsión
Richard Leslie RAMSAY
Editor | Director Revista Desafío Exportar
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Reapareció la vicepresidente Cristina Fernández viuda de Kirchner después de un prolongado silencio. Ya se dudaba en algunos círculos sobre su salud, pero nada sucedía, simplemente fiel a sus principios cuando hay problemas desaparece y espera que todo se calme para mostrarse.
El teatro Argentino de La Plata fue el lugar elegido para montar su espectáculo. Lejos quedaron los tiempos de despilfarros cuando se contrataban estadios y cientos de micros con militantes. Cristina hizo su aparición con bombos y platillos en un renovado teatro, para dar lugar a una clase “magistral” orientada a militantes lobotizados que no repararon en los grandes baches y tergiversaciones propios de ella, ni en sus graves problemas de memoria selectiva. Días después parte del techo se derrumbó.
¿Mala suerte? o una señal divina que le preanuncia el derrumbe del peronismo que está abrumando a la “barra” de La Cámpora dado que si Cristina no se presenta en las próximas elecciones sus discípulos dejarían de manejar las ríquísimas cajas de las que se nutren para hacerse ricos. Lo lamentable es que el gobierno que reemplace a éste, sea quien sea, no hará nada para que los millonarios montos robados al erario público sean restituidos al Estado, como así tampoco una exhaustiva investigación para que cumplan cárcel por robo y estafa. Faltan seis meses para las elecciones generales y la oposición sigue ocupada en sus egos, peleando en las internas acerca de qué cargo pueden conseguir en las listas.
Es evidente que tantos años de decadencia, poco ha servido para la maduración política, toda vez que no aprenden de los errores, y sus egoísmos no le permiten pensar en la gente y sí en ellos mismos.
El pueblo argentino acostumbra a golpearse dos veces con la misma piedra… Existe gran inquietud en la oposición con la aparición abrumadora de Javier Milei que conquista a una juventud desilusionada de tanta politiquería y pocos resultados.
Milei dice lo que la gente quiere escuchar, y sus es - pontáneas expresiones elevadas de tono son bien recibidas, lo mismo que sus críticas a la casta política que en gran parte tiene harta a la sociedad argentina. Pero la destrucción de este gobierno aún no se percibe en su total magnitud: si se aspiraba a que algún demente invirtiera en este país, después del trio Cristina, Alberto y Massa es más probable que lluevan sapos a que eso suceda.
Massa puede haber defraudado al kirchnerismo, pero no a los ciudadanos pensantes que sabían de antemano que Sergio Massa es un fraude. Hoy tiene tanto poder como el mismo presidente Alberto Fernández, aún cuando los empresarios que apostaron por él en la inteligencia de hacer pingües negocios se sienten defraudados. Aun así siguen apoyándolo con la esperanza que ocurra algún milagro. Massa es un personaje mentiroso compulsivo, capaz de vender su alma al diablo si eso le asegura una pequeña cuota de poder, pero ante la carencia de nada mejor, Cristina decidió arriesgar unas fichas a sabiendas de resultados dudosos. Por otra parte, Alberto al frente de una numerosa comitiva viajó a Brasil para entrevistarse con Inacio Lula da Silva, presidente de ese país, a los efectos de pedirle interceder ante los exportadores para no detener la corriente compradora argentina, aun cuando no tengamos un dólar para pagar dichas importaciones. La independencia de los empresarios brasileños nos permite dudar del éxito de dicha gestión. Lula da Silva prometió apoyar el pedido de Alberto, aunque sin asegurar ningún éxito. richardleslieramsay@gmail.com
Cualquier empresa que esté por iniciarse en una estrategia de internacionalización o que esté dando sus primeros pasos tiene que pensar cual es la botonera para entender la salud comercial y financiera de la empresa en un mercado de destino identificado. Más allá del forecast o los objetivos de ventas planeados a lo largo del año hay que exprimir al máximo los indicadores de rentabilidad que veremos a continuación. Los acontecimientos de escala global como la post-pandemia y la ralentización de la economía global que estamos transitando nos hacen repensar los paradigmas