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El crecimiento del comercio exterior como factor clave para generar más empleo e inversiones
Dra. Verónica Sonia IESU Abogada especialista en Derecho Empresarial y Comercio Exterior. Titular de Chester Miller Consulting veronica@avvocatoargentinaitalia.com
La Argentina se enfrenta con la necesidad de producir un giro de ciento ochenta grados, no yendo a contramano del mundo sino integrándose a éste y en especial a la Región.
Las exportaciones argentinas vienen decayendo en forma sostenida por motivos en su mayoría endógenos los cuales pueden resumirse en la falta de productividad y competitividad, baja tasa de inversión, distorsiones cambiarias - con la implementación del así denominado cepo, alta inflación, excesiva y nociva sobrerregulación en el ambiente de los negocios, la alta presión fiscal, la deficiente política comercial internacional. Estos factores generan un fenómeno de fatiga en nuestro comercio internacional.
La situación expuesta, sin dudas, repercute en forma directa y - sin lugar a dudas, impacta en el sector de la logística y del transporte.
De hecho, el aumento de la inflación y de los costos ponen al sector en una situación límite ya que los incrementos de los mismos son sustanciales y los márgenes de ganancias de las empresas, al ser tan reducidos, no pueden absorberlos lo que provoca una fuerte caída en la actividad restando competitividad.
Lo anterior está indicando que la dirección correcta es otra y no la adoptada hasta ahora por nuestro país.
La situación actual es consecuencia no sólo de cuestiones macroeconómicas y “exceso de administración del comercio exterior”, sino de problemas estructurales que se arrastran desde hace mucho tiempo. Entre ellos se destacan la falta de infraestructura adecuada y de servicios de transporte: inversión insuficiente en carreteras traducido en la falta de un plan integral que permita bajar los costos logísticos internos; concentración de la matriz de carga en el autotransporte; escasez de una red ferroviaria que contribuya a la reducción de los altos costos logísticos; falta de expansión en la capacidad portuaria; problemas crecientes en los accesos terrestres; falta de mejoras en los accesos náuticos y por último los conflictos frecuentes, en especial los gremiales.
Otro problema para destacar, en muy grandes líneas, es el relativo a la escasa mejora en los pasos de frontera. Esto se debe fundamentalmente al así denominado fenómeno del comercio administrado que no facilita el desarrollo del comercio exterior.
En lo que respecta a los puertos y vías navegables, las palabras claves para implementar un cambio en su planificación son: competitividad, reducción de costos e inversión en infraestructura. Dicha planificación deberá contar taxativamente con el respaldo político, concediendo al mismo tiempo autonomía de trabajo, para poder llevar adelante las obras necesarias para el incremento del comercio exterior.
En concreto, lo que se busca es colocar a la Argentina dentro del marco de una política de desarrollo y de
inversión productiva que permita un crecimiento exponencial de sus exportaciones, en especial, en los rubros relacionados con el agro, el shale oil y el shale gas, las energías renovables - como así también, de sus minerales como el litio.
En lo que concierne al comercio mundial, en la actualidad hay una serie de factores que vienen afectando. Entre ellos podemos destacar el clima y el volumen del comercio.
El problema del cambio climático exige acciones concretas, inmediatas y coordinadas que permitan enfrentar de la mejor manera los inconvenientes que ya se están presentando
Un ejemplo de esto es la gran reducción de los glaciares de montaña que
se transformaron en agua. Este fenómeno generó que los vientos alisios que están soplando a 1500 metros de altura fueran hacia el Pacífico Sur, como en una especie de tobogán, con la consecuencia de la aparición del Niño. Si miramos el régimen de lluvias con respecto a La Pampa húmeda pasamos de 60 milímetros a 150 con graves riesgos fundamentalmente para el agro.
Por otro lado, la aparición de nuevas rutas marítimas, como consecuencia del cambio climático, significa una reducción de unos 7 a 8 mil kilómetros entre los grandes centros de consumo que se dan en la línea Este-Oeste del norte. Esto podrá abaratar en un 25% los costos y la contaminación.
Asimismo y en vista a los pronósticos realizados por el Banco Mundial en lo que concierne al ingreso poblacional de aproximadamente 3000 millones de personas para el año 2030, lo que generará un consumo de recursos dos veces mayor; la Argentina deberá prepararse como gran exportador agro-alimentario llevando a cabo inversiones en su infraestructura para poder satisfacer adecuadamente la nueva demanda. Nuestra Nación deberá, además, implementar en forma permanente políticas de reducción de costos y de mayor competitividad, abandonando esta postura de no integración la cual requiere mayor competitividad pues de lo contrario quedará totalmente relegada ya sea a nivel regional cómo a nivel internacional.
De ahí la necesidad de fijar una estrategia internacional planificada. De esta manera, desaparecerán ciertas incongruencias como ser que en la Hidrovía no haya buques de bandera argentina. Es una paradoja que Argentina, siendo la potencia agro-exportadora mundial per cápita, pueda obtener una gran cosecha pero no pueda transportarla y como consecuencia no pueda exportarla. Estos desatinos y muchos otros marcan que se deberá implementar sí o sí una política de sentido común que evite el absurdo.
En lo que se refiere a nuestras vías navegables, hay que tener en cuenta que, si bien el dragado de los ríos es fundamental para reducir costos, debemos destacar la importancia de la informatización del río, porque conforme en lo que se va avanzando en la capacidad exportadora del país y de todos los países que transiten la Hidrovía, es necesario un mayor desarrollo en ese sentido. Y las perspectivas indican que en los próximos años las exportaciones argentinas se incrementarán en un 126%. Evitaríamos accidentes, contaminación en el río y contrabando, elementos que en el comercio exterior se tienen en cuenta para la competencia. Si dragamos hasta Asunción a 10 pies de calado, y si informatizamos el río, vamos a estar bajando un 37% los costos del transporte. Si a esto le sumamos que, como consecuencia de las nuevas rutas marítimas esto va a bajar un 25%, estaríamos poniendo al país en condiciones óptimas para la competencia y para poder abrir otros mercados.
Está claro que frente a las perspectivas del comercio mundial Argentina está obligada a definir nuevas estrategias del transporte marítimo pues de lo contrario el puerto de Buenos Aires desaparecerá o se transformará en un puerto feeder
De todas, maneras la problemática relativa a los puertos argentinos será analizada y profundizada sucesivamente.
Demás está decir que una mayor competitividad arrastra mayores inversiones las cuales generan a su vez nuevos recursos para todos los sectores, en especial para el Estado a través de una mayor recaudación debido al crecimiento del comercio exterior. Asimismo, la mayor inversión genera mayor desarrollo y viceversa.
En definitiva, los países con mayor futuro son los que adoptan una política de crecimiento sustentable basados en la inversión productiva.
Tal cual lo manifestado en el inicio de esta nota los errores cometidos en el ámbito del comercio exterior, algunos de extrema gravedad, han llevado al sector a una suerte de callejón sin salida.
Por esta razón, el giro que deberá realizar la Argentina, repito, es de ciento ochenta grados pues el deterioro provocado por las políticas aplicadas hasta ahora es de tal magnitud que sin un plan integral que prevea una mayor inserción global no podrá nuestro país ocupar nuevamente su posición dominante en el ranking del comercio exterior sudamericano.
Los cambios deberán centrarse fundamentalmente en la política cambiaria la cual deberá ser unívoca y cierta.
Por otro lado, será preciso eliminar las restricciones al comercio administrado en forma indiscriminada y con absoluta discrecionalidad por parte de los funcionarios encargados del sector.
Por otro lado, el gran flagelo argentino llamado inflación deberá ser contenido y reducido a una mínima expresión Dichos cambios deberán insertarse, obviamente, en un contexto general diferente en el cual el elemento distintivo de la economía argentina deberá ser la inversión productiva favorecida por el factor confianza y por la aplicación de políticas fiscales adecuadas.
El crecimiento del comercio exterior debería centrarse, además, en la implementación de una política agropecuaria diferente que incentive la producción y la inversión en dicha área. En este sentido, los incrementos en las cadenas agropecuarias generarán un rápido incremento en el nivel de exportaciones.
En lo que respecta al sector industrial, éste necesitará de la aplicación de políticas eficaces para volver a un sostenido crecimiento de las exportaciones. En este marco, considero que la celebración del acuerdo Unión Europea - Mercosur, así como otras alianzas estratégicas con otros países o regiones del mundo, permitirían generar inversiones que incrementen los saldos exportables de manufactura industrial en un contexto de innovación y desarrollo, en particular modo en el sector de la agroindustria.
El crecimiento sostenido en base a mayor inversión permitirá superar esta difícil transición. Por ende, para generar mayor oferta exportable se deberá invertir más y la Argentina deberá cambiar su realidad de país no creíble y de proveedor no confiable.
Deberá, además, ampliar su base exportadora diversificando los países y/o regiones, aprovechando el crecimiento y la demanda de los mismos.
Aparte de sus actuales e históricos partners comerciales como ser China, Brasil, Unión Europea y Estados Unidos, la Argentina deberá intensificar sus relaciones comerciales con otros estados como Japón, Corea del Sur, Canadá, India, Singapur, México, Rusia, Taiwán, Australia, Suiza, Tailandia, Emiratos Árabes, Malasia, Indonesia y Arabia Saudita.
Las palabras confianza y unión serán las claves de las políticas por venir. No tengo dudas de que los cambios se verificarán y que la Argentina, y en particular modo el sector del comercio y del transporte internacional, volverán a tener un mayor esplendor como en épocas anteriores. En tal sentido, debemos refundar un nuevo país con otros valores, en donde todas las opiniones de los diferentes actores sean tomadas en cuenta. En definitiva, un país mejor.