IV Premio de Arquitectura Ascensores Enor
IV Premio de Arquitectura Ascensores Enor
Así fue el IV Premio de Arquitectura Ascensores Enor
La gala de la entrega de premios fue el broche de oro para un año de trabajo desde la elección del jurado
Más de doce meses han discurrido desde la elección del jurado y la publicación de la convocatoria de la IV edición del Premio de Arquitectura Ascensores Enor hasta la gala final en la que se entregaron los galardones a los arquitectos de las obras premiadas. Esta edición, la primera de carácter bienal y la primera que convocaba a los arquitectos de toda la Península Ibérica se caracterizó por su amplia capacidad de convocatoria, más de 400 arquitectos, y por la altísima calidad que puso en un difícil compromiso al jurado para poder elegir entre los finalistas a los ganadores de las seis modalidades del premio.
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Concluye el año 2009 y con él queremos que quede un testimonio para el recuerdo de la cuarta edición del Premio de Arquitectura Ascensores Enor. Esta publicación refleja lo acontecido en la jornada del 16 de noviembre de 2009. Un premio que nació con la doble vocación de galardonar la mejor arquitectura que se practica en España y Portugal y de divulgarla, de convertirla en protagonista no solo de una jornada sino también de una época gracias a la edición del libro que plasma en sus páginas cada una de las obras seleccionadas, finalistas y ganadoras. El Premio de Arquitectura Ascensores Enor nace con esa doble pretensión. Lo hizo en sus inicios con la humildad de un aprendiz que emprende una aventura en un terreno complejo. Pero también con la seguridad que le aportaba año tras año, el apoyo de profesionales de gran talla que se implicaban como miembros del jurado y como colaboradores y que con su dedicación han arropado esta iniciativa hasta situarla entre una de las citas más relevantes de la arquitectura ibérica. En la cuarta edición se incorporaron novedades como abrir la convocatoria del Gran Premio a obras realizadas en todo el territorio de la Península Ibérica, además de los cuatro ámbitos geográficos que estaban presentes en las ediciones anteriores de Galicia, Castilla León, Madrid y Portugal. También fue la primera edición en la que la periodicidad pasó a tener carácter bienal, lo cual permite que exista entre convocatoria y convocatoria el tiempo suficiente para poder servir de reflejo de la evolución de la mejor arquitectura que se practica en la península. Estas dos premisas han tenido una gran acogida entre los arquitectos, que han respondido
presentado un total de 352 obras a concurso. Y como en las mejores añadas, a la cantidad hubo que añadirle una excepcional calidad que puso difícil al jurado tomar la decisión de elegir los más de medio centenar de seleccionados, de entre los que saldrían después los 38 finalistas y, por último, las seis obras ganadoras. El Centro Cultural Caixanova fue, una vez más, el escenario para el desarrollo de la gran gala en la que casi un millar de personas asistieron a la entrega de los premios. Pero también hubo un estreno en esta edición: La nueva sede del Grupo Ascensores Enor, obra del arquitecto Alfonso Penela que con ocasión de este acontecimiento cultural fue presentada en sociedad a los arquitectos participantes en el premio y a los invitados que desde distintos puntos de la península llegaron para asistir al evento. Y antes de terminar la jornada, también fue presentado el libro que recoge en sus más de cuatrocientas páginas la obra arquitectónica de esta convocatoria. El IV Premio de Arquitectura Ascensores Enor ya es historia. La próxima edición, que se fallará en el otoño de 2011, ya está en marcha con el objetivo de estimular la participación de cuantos arquitectos desarrollan su trabajo en España y Portugal.
Una jornada en la que la arquitectura fue protagonista
Todo estaba preparado para la llegada del gran día. La organización trabajó durante más de un año para que todo estuviese a punto: la puesta en escena en la gala, la edición del libro que recopila a seleccionados, finalistas y ganadores… la jornada comenzó temprano, en la mañana del 16 de noviembre, con la visita a la nueva sede del Grupo Ascensores Enor en el Parque Tecnolóxico e Loxístico de Valadares, en Vigo. Los invitados, llegados a Vigo desde Portugal, Castilla León, Madrid, Barcelona, Sevilla y desde otras zonas de la Península, fueron recibidos en la sede de la empresa organizadora del premio. La nueva sede sorprendió a los invitados. Un modelo de arquitectura industrial contemporánea, pensada para desarrollar el trabajo fabril y todas las actividades de la empresa en un ámbito de gran confort y luminosidad. La torre de pruebas de los ascensores se ha convertido ya en un emblema, sobresaliendo en el perfil del parque tecnológico en el que se encuentra ubicada. Tras la visita guiada por las instalaciones, todavía hubo tiempo para una presentación de la empresa, de sus proyectos, de sus ilusiones. Y por supuesto, para conocer las obras seleccionadas en este concurso que se encontraban recopiladas en una muestra que se exhibía en la sala de exposiciones. Fue una jornada de visitas y de encuentros entre colegas, compañeros, amigos. Comida de confraternidad con la ría de Vigo como imagen de fondo, recorrido por algunos de los edificios más significativos del Campus Universitario de Vigo y, finalmente, la gala. El centro cultural Caixanova, fue recibiendo a los asistentes que aún departieron brevemente antes de la entrada en el teatro donde se desarrollaría el acto. Emoción, nervios, alegría… lo que se pulsaba en el ambiente era satisfacción. Satisfacción por vivir un día en el que la buena arquitectura era la protagonista, en el que se puso de manifiesto que en España y en Portugal hay arquitectos capaces de imaginar, de crear, de sorprender, de responder a las necesidades de la sociedad con propuestas en las que la actividad humana, ya sea en un museo, en un centro de salud o en una vivienda, puede llevarse a cabo en un entorno de gran calidad y de buena arquitectura. Tras la gala, mientras se servía un cóctel, fue presentado el libro de esta IV edición, publicado en español y en portugués. Felicitaciones a los ganadores, al jurado por su trabajo, y a Enor por ser anfitriones de una jornada que permite convertir a Vigo en la capital de la arquitectura ibérica por un día. La noche se convirtió en madrugada, entre charlas amigables en el Real Club Náutico, en el transcurso de la cena de clausura en la que invitados, miembros del jurado y personal de Enor celebraron el buen desarrollo del premio en su cuarta edición.
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Siete profesionales de gran prestigio conforman un jurado que guarda el secreto de su veredicto durante siete meses
Al igual que en ediciones anteriores, el jurado es la piedra angular del Premio de Arquitectura Ascensores Enor. Un grupo de profesionales, con un gran prestigio y reconocimiento entre sus compañeros de profesión, son convocados para conformar el jurado.
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Cuando ya se encuentran todas las obras participantes en la sede de Enor, el jurado se constituye como tal y procede a realizar sus primeras reuniones en las que analizan las propuestas que participan en esta convocatoria. La primera fase concluye con la elaboración de una primera lista en la que figuran 55 obras seleccionadas de las 352 presentadas a concurso. La calidad de las obras presentadas a este concurso ha hecho especialmente difícil el trabajo del jurado. En su análisis de estos proyectos ya materializados han destacado las propuestas con las que los arquitectos afrontan la crisis actual, con valores como la sensibilidad, la carga ideológica propositiva, concebir las obras como elementos pensados para integrarse en sus respectivos paisajes ya sean urbanos o en un entorno natural, y asumir la arquitectura con una perspectiva ajena a modas pasajeras. En una segunda selección, fueron elegidos un total de 38 obras finalistas que aspiran a los premios territoriales, al premio de arquitectura joven y al Gran Premio Enor. El desarrollo de estas reuniones tiene lugar en primavera de 2009, a finales del mes de marzo. La siguiente fase, es la elección de las obras premiadas en las seis categorías existentes: cuatro territoriales, el premio Arquitectura Joven y el Gran Premio. Finalmente en el caso del premio Enor Portugal, deciden otorgarlo ex aequo a dos obras. La decisión del jurado ya está tomada a finales de marzo de 2009. Pero se hace necesario preparar la gala y editar el libro que recoja todas las obras. En los siete meses y medio que discurren desde ese momento hasta la noche de la entrega de los premios, el veredicto del jurado es un secreto bien guardado.
David Cohn Javier Revillo José Manuel Martínez Francisco Mangado Beloqui João Álvaro Rocha Andrés Fernández Albalat Carlos Quintáns Eiras
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El jurado
Andrés Fernández Albalat. Presidente del jurado Andrés Fernández Albalat (A Coruña, 1924) es una figura esencial de la arquitectura gallega a la que ha contribuido con sus obras, con su docencia y como decano fundador del COAG. Doctor Arquitecto y catedrático de la Universidad de A Coruña. Poseedor de la Medalla Castelao 1994. Director del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses. Miembro del Consello da Cultura Galega, de la Real Academia Galega, de la Academia Galega das Ciencias, varias veces miembro de jurados de concursos nacionales e internacionales de arquitectura, apasionado de la pintura y de las artes plásticas, estamos ante un científico, un investigador, un intelectual que trabaja en varios frentes aunque con la arquitectura como emblema. Entre las obras más destacadas que figuran en el currículo de este arquitecto gallego figura la fábrica de Begano-Coca Cola en A Coruña (1963-1965), reconocida como una de las primeras y más significativas obras de arquitectura moderna construidas en Galicia.
Francisco Mangado Beloqui. Gran Premio Enor 2007 Nacido en Navarra en 1957, es arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Ha desarrollado su labor docente en facultades de arquitectura tales como la Universitat Internacional de Catalunya, la Graduate School of Design of Harvard University, o más recientemente como Visiting Professor of Architecture en la School of Architecture of Yale University. Fue galardonado en 2007 con el III Gran Premio de Arquitectura Enor y el Premio Enor de Castilla-León por la obra “Estadio Nueva Balastera” en Palencia. Este reconocimiento profesional viene precedido por una importante colección de premios y distinciones como el Andrea Palladio, el Thiene de Arquitectura, el premio Architecti, el premio de la CEOE y el FAD. Entre sus abundantes obras destacan el Palacio de Congresos y Auditorio de Pamplona, el Palacio de Congresos de Palma de Mallorca, y más recientemente, ha sido autor del ampliamente reconocido Pabellón de España en la Expo de Zaragoza 2008.
João Álvaro Rocha João Álvaro Rocha (Viana do Castelo, 1959) es uno de los más prestigiosos arquitectos contemporáneos de Portugal, prestigio que viene avalado por el Premio Nacional de Arquitectura de Portugal y numerosos galardones en Europa y Estados Unidos, destacando su condición de finalista en dos ocasiones de los Premios de Arquiectura Europea Mies Van der Rohe. Su obra incluye desde edificios de carácter público, destacando el Centro Cultural de Belem, hasta centros residenciales y viviendas sociales. Es de destacar igualmente su faceta docente, que le ha llevado a impartir cursos en universidades de Portugal, España, Italia, Francia y Estados Unidos. 6
Javier Revillo Nacido en Zaragoza en 1959, es arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. En los inicios de su carrera profesional colaboró en el estudio del premio Pritzker de arquitectura Rafael Moneo. Ha recibido numerosos y variados premios por sus proyectos y obra construida, y así mismo, ésta ha sido recogida en numerosas publicaciones especializadas, seleccionada para participar en exposiciones y objeto de ponencia en diferentes congresos de arquitectura. Es profesor de proyectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, y entre sus obras más destacable figuran el Recinto Ferial de Zamora o el Centro Deportivo de Valdemoro.
David Cohn Nació en Boston en 1954, desarrolló su formación académica en las universidades de Columbia y Yale. Trabaja como crítico de arquitectura en España desde 1986, es corresponsal Internacional de la revista Architectural Record y colabora habitualmente con las publicaciones Arquitectura Viva, Expansión, Deutsche Bauzeitung (Stuttgart), Architekture Aktuel (Viena) o Building Design (Londres). Ha publicado numerosos libros especializados en arquitectura entre los que destaca Young Spanish Architects, editado en el año 2000.
José Manuel Martínez Nacido en Cangas del Narcea, Asturias en 1961, es arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid. Ha sido merecedor de numerosos premios de arquitectura por sus proyectos y desde el año 1989 es profesor de la facultad de arquitectura de Valladolid. Entre su obra construida destaca el Vivero de Empresas para la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Valladolid y numerosos proyectos de vivienda residencial y colectiva
Carlos Quintáns Eiras. Secretario del jurado Nacido en Muxía en 1952, es arquitecto licenciado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña en 1987, donde imparte clases desde 1990 en el Departamento de Construcciones Arquitectónicas. Ha recibido, entre otros, el Premio Santiago Amón de publicaciones del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el Premio Camuñas, el Julio Galán Carvajal y varios premios del Colegio de Arquitectos de Galicia. Su obra ha sido extensamente recogida en publicaciones prestigiosas de arquitectura. Así mismo, es director de Tectónica, la revista de arquitectura de mayor difusión en España y una referencia internacional. Carlos Quintáns es secretario del jurado y coordina el desarrollo del premio de arquitectura Ascensores Enor desde la primera edición.
Víctor López Cotelo y Juan Manuel Vargas Funes ganan el Gran Premio Enor de 2009 por una vivienda en las cercanías de Santiago
La noche más esperada en la IV edición de los Premios de Arquitectura La gala fue presentada por Marga Pazos y contó con la banda sonora del pianista gallego Abe Rábade
La noche más esperada en la cuarta edición de los Premios de Arquitectura llegó el lunes 16 de noviembre. A partir de las siete y media de la tarde, el vestíbulo del Centro Cultural Caixanova comenzó a recibir a los invitados a la gala de la cuarta edición del Premio de Arquitectura Ascensores Enor. Seleccionados, finalistas, arquitectos venidos de distintas ciudades de España y Portugal, representantes de la vida social y cultural de Galicia y del Norte de Portugal, amigos que ya han convertido esta celebración en una cita ineludible en su agenda… alrededor de novecientos invitados que esperaban con interés a que se desvelase el gran secreto de la jornada. La puesta en escena fue un ejemplo de sobriedad en los que distintos juegos de iluminación ambientaron un escenario cuyos protagonistas serían sin duda los arquitectos finalistas y ganadores de esta cuarta edición, simbolizados por los puntos de luz que se plasmaban sobre el fondo del escenario y los premios que estaban representados por un pulsador sobre un cilindro transparente de metacrilato. La presentadora de la TVG Marga Pazos, condujo la gala en la que la banda sonora fue puesta por el pianista Abe Rábade. El acto comenzó con la intervención de Ángel Santorio, presidente del consejo de administración del Grupo Ascensores Enor, quien hizo un breve recorrido por estas cuatro ediciones del premio, desde unos inicios que tuvieron casi la condición de aventura hasta ver con orgullo y satisfacción cómo la respuesta de un gran número de arquitectos que presentan sus obras a concurso y la calidad de las mismas han prestigiado este premio. Santorio recordó que “el premio de arquitectura es la evolución natural de una ya vieja tradición en nuestra empresa, el desarrollo y divulgación de aspectos culturales relacionados con las tierras que acogen nuestra actividad industrial, en definitiva nuestro compromiso con la sociedad, en la creencia de que nuestra labor empresarial no sólo debe comprender aspectos económicos sino también sociales y medioambientales, porque entendemos que los fines últimos de una empresa van más allá de los planteamientos clásicos”. El presidente de Enor mostró su agradecimiento a todos los participantes, pero tuvo palabras de especial gratitud a Carlos Quintáns quien además de secretario del jurado es el coordinador del mismo y su participación ha sido determinante para el éxito de esta iniciativa. Igualmente resaltó que buena parte del reconocimiento del premio se debe a la integridad y a la responsabilidad de quienes a lo largo de estas ediciones han realizado su labor como miembros del jurado, arquitectos de reconocido prestigio que han trabajado con independencia a la hora de juzgar las obras. Le siguió el presidente del jurado, Andrés Fernández Albalat, quien les recordó a los finalistas y a los ganadores que lo importante de un premio no es el hecho de recibirlo sino su merecimiento. Albalat, con la erudición que caracteriza sus intervenciones, unido al carácter didáctico y divulgativo, hizo un breve
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recorrido por el trabajo realizado por el jurado en el desarrollo de sus funciones y agradeció a Ascensores Enor ocuparse de organizar un premio que en definitiva va en beneficio de una profesión que está volcada en su trabajo hacia la sociedad. Cerró la primera parte de la gala el coordinador del premio, el arquitecto Carlos Quintáns, quien reseñó la larga gestación de la cuarta edición desde que en la primavera del año pasado se comenzaron a hacer las gestiones para elegir los miembros del jurado, hasta que un año más tarde, tras haber recibido las 352 obras presentadas a concurso se reunió para deliberar, elegir los seleccionados, luego los finalistas y, de entre los 38 trabajos que llegaron a la fase final, tomar el acuerdo por el que se concedían los seis premios. Destacó la importancia de la incorporación del ganador de la edición anterior al jurado así como la de una figura que desde una perspectiva distinta como es el caso de David Cohn puede aportar una visión más crítica en el trabajo de elegir los ganadores.
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Los finalistas
La segunda parte de la velada fue dedicada a dar a conocer el trabajo realizado por los 38 finalistas, que en cuatro bloques fueron presentados al público mediante un trabajo audiovisual que recogía no solo imágenes de las obras sino también el planteamiento por el que el jurado las consideró dignas de formar parte de esta selección. Tras cada bloque, los finalistas mencionados subían al escenario donde Andrés Fernández Albalat y Carlos Quintáns les hacían entrega del galardón.
Los premiados
A continuación, tuvo lugar el momento más esperado, con la divulgación del fallo del jurado, primero respecto a los premios territoriales, Galicia, Castilla y León, Madrid y Portugal y a continuación, al Premio de Arquitectura Joven y, finalmente, el Gran Premio Enor.
Premio Enor Galicia
Enrique Rodríguez García recibió el Premio Enor de Galicia por un Centro de Salud en Cotobade. El jurado tuvo en cuenta especialmente la expresividad y la estructura material de la construcción, sumadas a la lógica con que la obra se asienta sobre el terreno.
Premio Enor Castilla León
El Premio Enor de Castilla León fue para Roberto Valle González por su Museo del Pan en Mayorga. La claridad del proyecto y la interpretación de su vínculo con lo existente fueron aspectos que el jurado reseñó en su veredicto haciendo hincapié en la perspectiva de un nuevo paisaje más rico y desarrollando una relación especial con el interior del edificio previo.
Premio Enor Madrid
El Premio Enor de Madrid fue recibido por César Jiménez de Tejada, María José Hurtado de Mendoza Wahrolén y José María Hurtado de Mendoza Wahrolén por su centro de Salud en San Blas, por la calidad del espacio interior, la plasticidad del conjunto y el lenguaje sencillo para una arquitectura intimista que responde al entorno.
Premio Enor Portugal ex aequo
Por otra parte, el Premio Enor de Portugal fue, ex aequo, para el Museo de las Ciencias en el antiguo laboratorio de Química de la Universidad de Coimbra, de João Mendes Ribeiro, Carlos Antunes y Desiré Pedro, y para Telmo Pissarra de Abreu, Maximina Almeida y Pedro Soares por el Mercado Público da Comenda en el Alentejo.
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El galardón al mercado da Comenda fue por la delicadeza de la obra en su relación con la urbe y la creación de un espacio público que cualifica ese entorno. En el premio al Museo de las Ciencias de Coimbra se otorgó por la sensibilidad de la obra en relación con los elementos preexistentes para generar una arquitectura cargada de emociones y de cuidado exquisito. Premio Enor Arquitectura Joven
El Premio Ascensores Enor de Arquitectura Joven, para arquitectos de menos de 40 años, fue entregado a José María Sánchez García por su Centro de Tecnificación de actividades físico deportivas y de ocio, construido en el poblado Garbriel y Galán, a orillas del embalse del mismo nombre, en el municipio de Guijo de Granadilla, en la provincia de Cáceres. La claridad y sutileza de la obra y el manejo de la escala para integrar el edificio en el paisaje fueron dos factores determinantes que el jurado consideró al otorgar este premio al arquitecto madrileño.
Gran Premio Enor
Y por último, el Gran Premio de Arquitectura Ascensores ENOR fue para los arquitectos Víctor López Cotelo y Juan Manuel Vargas Funes por una vivienda unifamiliar en el conjunto de la antigua fábrica de curtidos de la Ribera de San Lourenzo en Ponte Sarela, en las cercanías de Santiago. Los miembros del jurado eligieron esta obra como la ganadora por su relación exquisita con el lugar y cómo se ha conseguido mejorarlo, mostrando de qué manera se interviene en esa herencia. Se destaca, sobre todo, la sensibilidad, el manejo acertado de los materiales y el tratamiento del clima y la vegetación. Los miembros del jurado consideran que este proyecto es una solución que debe conservarse y convertirse en referente arquitectónico Todos los ganadores agradecieron el galardón, mostrando la sorpresa por haberlo recibido, una circunstancia que puso especialmente de manifiesto el propio López Cotelo por la altísima calidad de los trabajos con los que había competido. “Es un gran honor recibir un premio de una empresa que tanta ilusión pone en la arquitectura y nos da esperanza a quienes vivimos y trabajamos en el mundo de la arquitectura”. López Cotelo compartió el premio con su compañero en el desarrollo de esta obra, el arquitecto Juan Manuel Vargas Funes. Ambos empezaron su colaboración en el año 1993. Llegó el momento en el que finalistas, ganadores y miembros del jurado compartieron el escenario para la foto de familia, circunstancia que aprovechó Francisco Mangado, miembro del jurado y ganador de la edición anterior para dirigirse a los presentes mostrando su gratitud a Ascensores ENOR por el esfuerzo que representaba la organización de este premio “en estos tiempos de crisis, lo cual resulta asombroso porque demuestra que mantiene una gran confianza e ilusión”, y puso especial relieve en la “enorme independencia y exquisitez con la que se organiza todo el premio”
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Entrevista Víctor López Cotelo Gran Premio Enor
“Cuando una obra tiene el respeto de varias generaciones entonces sí es arquitectura” “El premio ENOR es importante no solo por lo que representa sino por el respeto que tiene de toda una profesión que valora la honradez y la independencia con las que se lleva a cabo”
El jurado ha valorado muy elogiosamente su capacidad para que un entorno no solo fuese recuperado de un estado de degradación y abandono, sino que ha ido más allá de la llamada del deber. ¿Forma parte de su filosofía de trabajo? Yo siempre he creído que una obra pertenece a un lugar. La arquitectura que es trasladable, de aquí allá, como un avión no me va. Eso de inventar el “Concorde” y luego ponerlo en distintos sitios es una forma de ver la arquitectura que se ha llevado durante un tiempo y que yo no comparto. Pero también ha habido movimientos que han pensado que la arquitectura nace del lugar, como una planta. El gran Lloyd Wright decía “cuando tengas que hacer una obra en un lugar, coge una piedra y una planta de ese lugar y llévatelas al estudio” porque así durante tu trabajo tendrías cosas que te relacionen con el lugar. A mí la relación con el lugar siempre me ha atraído. Y no tiene por qué ser un lugar bello como los que tenemos en Galicia y en otros sitios, idílicos. Puede ser un lugar urbano, que tiene un carácter, el genio del lugar que se le llama. Debes integrarte con la inteligencia del lugar, es decir, el tiempo, la topografía, los restos de otras culturas, la vegetación, la forma de ser de las personas. No vas contra ella sino que te integras, buscas las claves, el potencial que tiene eso y lo explotas. Es casi como regar. Estar atento a eso es importante para mí. Bien. ¿Y cómo se produce la integración de la obra en esa inteligencia de la que habla usted? Pero hay también otro aspecto que para mí es importante. Los arquitectos suelen pensar mucho en el espacio. Pero cada espacio tiene un tiempo. La Gran Vía tiene un tiempo que no es la campa idílica, no es el mar, no es una montaña… cada lugar tiene una forma de dejar discurrir ese tiempo. Y ese tiempo tiene dos componentes: el tiempo histórico que es el que se depositó allí en las ruinas, en un mojón, en un muro, y el otro es el tiempo propio del lugar ese tiempo que fluye. Lo importante es que tú hagas algo que permita seguir fluyendo al tiempo, que lo active si hace falta activarlo, que lo ralentice o que juegue con él. Yo creo que esto es un aspecto que se ve muy bien en la obra de Ponte Sarela. Porque el aspecto histórico está presente y también ese que fluye y los elementos que integras participan de ese tiempo que está ahí como si fuese un código genético y al final crece una armonía. ¿Los materiales son parte de ese código genético, son elementos de esa integración influyeron en su trabajo? Influyeron porque están allí. La parte pétrea de la antigua fábrica, que está arruinada, queda toda la topografía de los bancales y de los muros… es la parte histórica. Y frente a eso hay otra dinámica del tiempo presente. Un tiempo que se materializa con una estructura, una figura más ligera, que se apoya en la sólida. Ahí estás estableciendo ya un diálogo entre lo histórico y el presente, de una forma muy sutil. No hace falta que lo digas pero cuando lo ves lo percibes. No se trata de venir a resolver, a romper con ese pasado. No se trata de llegar y decir “ahora vengo yo y lo resuelvo todo”. Se trata de realizar algo que permita que el tiempo siga fluyendo de manera armoniosa. Resulta curioso que el Gran Premio haya sido para una vivienda unifamiliar. ¿Algo está cambiando en la arquitectura, es este el final de una era de faraonismo arquitectónico? Este tipo de trabajo lo hubo siempre pero no estaba reconocido. Tal vez haya discurrido más en la sombra, de una manera más sorda, más metido en la evolución de las cosas, porque había otros trabajos arquitectónicos que eran más espectaculares, cuya duración es de una generación o dos, y que se hicieron
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más evidentes en estos últimos veinte años. Trabajos que a veces eran meros fuegos de artificio, hechos con un deseo de llamar la atención… trabajos, en definitiva, realizados para una masa inculta que en un momento determinado dice: “vamos todos a Bilbao”. Pero esa otra labor es la que hace que las culturas permanezcan. Lo he dicho muchas veces y sé que le molesta a los políticos. Pero lo cierto es que en sitios como Galicia, los políticos están atentos a la lengua pero al mismo tiempo se están cargando el territorio. Y ¿Cuando dentro de cincuenta años hablemos todos chino, que va a pasar? ¿Qué vamos a hacer? Nos hemos cargado el territorio que es el depósito de la cultura y tampoco vamos a tener la lengua. Al final no nos queda nada. El territorio es la huella más permanente. Fíjate, en Córdoba: la mezquita. Durante ochocientos años estuvieron los árabes. ¿Ha quedado su idioma? No. Pero queda una cultura expresada en piedra y en el resto de los materiales que forman la mezquita. Hoy se habla castellano pero dentro de 300 de 500 años se hablará otra cosa, pero esos elementos seguirán ahí y son los que sirven para señalar que hace x siglos hubo ahí una cultura determinada. Galicia es un territorio absolutamente impregnado de elementos culturales. Y en cambio se le da cada palo al territorio. Ves además, cómo cada vez que alguien asume una responsabilidad política en ese tema parece como si dijera, “ahora llego yo y lo arreglo”. Pero lo cierto es que las cosas están como están. Yo no dijo que lo hayan hecho con maldad. Pero están así. En alguna ocasión le he oído matizar la diferencia que existe entre arquitectura y edificación. Es la misma diferencia que existe entre la escritura y la literatura. Se puede escribir una guía telefónica y eso no es literatura. La literatura requiere algo más que la escritura. Y no es su monumentalidad lo que cuenta. En la arquitectura pasa lo mismo. Se puede levantar un edificio, se puede resolver una función, incluso una estación de tren, y no haber arquitectura. La arquitectura requiere de un equilibrio. Un equilibrio en el que el arquitecto no está por encima, ni la economía, ni otras cuestiones. No es una cuestión de dinero ni de gran presupuesto. ¿Se puede hacer arquitectura con poco dinero? Pues sí, como se puede hacer literatura con pocas palabras. Se puede escribir un poema con tres palabras. Pues con la arquitectura pasa lo mismo. Cuando la historia ratifica el valor de una obra, cuando pasan varias generaciones y aceptan esa obra por su valor, entonces ahí tenemos arquitectura. Resulta singular que una obra que se encuentra entre las más admiradas por la crítica y por sus propios colegas esté en entredicho en un juzgado. ¿Qué sucedió para que el asunto llegase a los tribunales y cómo cree que acabará? No lo sé. En toda la sociedad hay disfunciones y yo creo que esta es una de ellas. Hay una interpretación perversa de la utilización de la justicia en este caso que resulta incomprensible. Alrededor de nuestra obra casi todo es ilegal y se van a fijar, justamente en la que es absolutamente legal, que ha pasado todos los controles administrativos ha respetado todos los requisitos técnicos incluso con felicitaciones. Y después de que en distintas instancias hayan dicho todo lo contrario, él le da la vuelta a la tortilla que pone en duda la capacidad de todo lo que han dicho todas las administraciones, del saber y del conocimiento de personas que se han tomado su tiempo en valorar este proyecto. Pero la justicia es como es.
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Comparte su actividad profesional en el estudio con la docente. ¿Hay una que predomine sobre la otra? Yo no podría hacer la una sin la otra. Yo no podría enseñar a mis alumnos si no tuviera ese otro trabajo cotidiano. En una universidad estás para transmitir aquello que estás haciendo, que estás investigando, que todavía no sabes pero que estás descubriendo sobre la marcha. En la docencia lo que intento no es que los alumnos me imiten, sigan mis pasos, hagan lo mismo que yo. Yo quiero que ellos lleguen a su límite, ponerlos en una situación extrema y comprobar cómo dan un paso más. En la universidad siempre se tiene que estar en el límite del conocimiento, en el límite de tus posibilidades para dar un paso al frente y avanzar algo más. Ocurre en la astronomía, en la biología, en la medicina, pues en la arquitectura también. Dar el paso adelante no con carácter frívolo sino científico. Porque en la realidad luego te enfrentas al mundo en un presente en el que las cosas no están resueltas. Cuando las resuelves, cuando ya sabes la solución, entonces ya no te interesa. A mí ya no me interesa una vez que está terminado, ya tengo que ponerme a hacer otro. Es esa labor de estar siempre sobre un territorio de lo desconocido. Es una actitud. Es usted un arquitecto de larga trayectoria profesional al que me imagino que los premios ya no le sorprenden. ¿Cómo acoge este Gran Premio de Ascensores Enor? ¿Qué significa para usted este premio? En primer lugar debo decir que no todos los premios significan lo mismo. Depende del respeto que tú tienes al premio que te dan, porque hay premios que te abochorna que te los den. Tienes que tener un gran respeto hacia quien te lo da. Y este es el caso de ENOR. Y no lo digo porque acabe de recibirlo. Conozco estos premios, yo fui miembro del jurado en la primera edición y sé lo que ha puesto sobre la mesa la empresa para llevar adelante estos premios, la ilusión de la empresa por crear algo. Y ahora que estamos ya en un premio consolidado, con muchos arquitectos ilusionados por presentarse, con un jurado que toma la responsabilidad de dar el premio a aquello que ellos creen que está bien, con la responsabilidad además de que se presentan arquitectos de talla con obras importantes y que muchas veces no ganan y que asumen la decisión del jurado con humildad. Todo eso es muy importante. Y es muy importante y al tiempo ves que forma parte de la actitud de una empresa que se toma el interés por la arquitectura. No hay más que ver la fábrica que se acaba de construir. En definitiva, ENOR cree en la arquitectura y su premio de arquitectura es un premio importante por sí mismo y por todo lo que representa y cuando ves en la exposición de las obras presentadas a concurso con quiénes tienes que competir y luego te dan el premio, la verdad es que me produce una gran emoción. Y lo importante es que aunque no te den el premio, sigues reconociendo al que lo concede. Hay montones de arquitectos de reconocido prestigio que presentan su trabajo humildemente porque creen que quien va a juzgarlo lo va a hacer con honradez, creyendo en lo que hace. Por eso digo que no todos los premios son iguales y aquí lo importante es que estos premios se han ganado el respeto de una profesión que acepta la decisión de un jurado que representa a una institución, en este caso a una empresa.
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Entrevista José María Sánchez García Premio Enor Arquitectura Joven
“Es bueno que la arquitectura dé personalidad a un equipamiento incluso que haga que le llamen por su apariencia” El Centro de Tecnificación Físico-Deportivas ya ha sido bautizado por sus usuarios como “el anillo” por la singular forma de la obra realizada por el arquitecto extremeño afincado en Madrid
El jurado ha hecho especial hincapié en la manera en la que su obra se ha integrado en el paisaje, la sutileza y la claridad de la obra y el manejo de la escala ¿Por qué llegó usted a esa solución? Forma parte de las necesidades a las que queríamos responder del programa que teníamos. Era un edificio que queríamos que se acercara lo más posible al agua, siempre sin estar en cota inundable y a la vez pasara lo más desapercibido posible. Para ello había que tocar lo mínimo la topografía del sitio, respetar al máximo la flora existente y por otra parte que tuviera una imagen potente, capaz de dar imagen a este centro de tecnificación. Otra cosa que llama poderosamente la atención es que pese a tratarse de un edificio complejo y que responde a una solución muy innovadora, su construcción se despachó en cinco meses El tiempo de ejecución era una de las condiciones del pliego. Hubo que buscar una solución que permitiera el montaje modular, en seco, de manera que estaban levantándose los módulos y ya venían los oficios por detrás terminando. Es un edificio hecho a base de poligonales que al tener unas dimensiones tan grandes le mantienen esa forma de anillo. ¿Cuáles son los materiales más característicos? Fundamentalmente el acero. Las dos losas son de acero galvanizado. La estructura es de acero también y la fachada está construida con escamas de acero inoxidable que consiguen los brillos y los reflejos de la luz y del ambiente de su entorno. Digamos que es lo que le confiere ese aspecto camaleónico que es capaz de mimetizar con el entorno. ¿Es tal vez ésa una de las claves del éxito del edificio? Intentábamos, como decía al principio, que el edificio pasase lo más desapercibido posible para no convertirse en un elemento distorsionador del entorno. Ese efecto camaleónico es el que lo consigue. Tanto es así, que la gente, cuando se acerca y lo ve, tiene la percepción de que se trata de un edificio relativamente pequeño, es decir no percibe un impacto que les llame la atención. Eso contrasta luego con el espacio interior que es donde se tiene la conciencia de su amplitud. Con una solución tan original, tiene que haber comentarios curiosos por parte de los usuarios ¿qué es lo que dice la gente cuando lo ve? Bueno, es cierto que llama la atención. Y lo curioso es que la gente ya no le llama al centro por su nombre oficial. Ahora es conocido por todos como “el anillo”. Yo creo que eso es bueno. Es bueno que la arquitectura sea capaz de dar identidad a un equipamiento, que le dé personalidad e incluso que haga que sus usuarios reconozcan e identifiquen ese equipamiento por uno de sus rasgos arquitectónicos. Otro comentario que me llama mucho la atención es el de personas que cuando lo ven tienen la sensación de que siempre estuvo allí, o que era como si hasta entonces faltase un elemento al paisaje y ahora está completo. Es usted un extremeño con estudio en Madrid. ¿Mantiene el vínculo con su tierra? Tengo el estudio en Madrid porque mantengo vínculos con la universidad. Estoy dando clase en la Escuela de Arquitectura, pero sigo en contacto con Extremadura y tengo obras allí. ¿Qué le proporciona dar clases en la universidad? La docencia es muy importante para mí. Dar clases me carga las pilas.
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¿Y el premio que acaba de recibir? Un premio es un estímulo importante. Éste lo es para mí. Estamos en una profesión llena de trabas, en la que muchas veces te planteas “hasta aquí llego”. Pero cuando ves que hay un reconocimiento al trabajo de todos nosotros, eso te produce una gran satisfacción. Yo veo este premio más que a una obra a la arquitectura en sí. Y tiene mucho mérito que sea una empresa privada la que lo promueva.
Entrevista Enrique Rodríguez García Premio Enor Galicia
“Los centros de salud pueden ser un buen punto de partida para realizar arquitectura moderna”
El jurado valoró la expresividad y la lógica de tu obra sobre el terreno en el que se asienta. ¿Cómo concibió el edificio para que manifestase esa expresividad y esa lógica? A mí lo que me preocupaba era que un edificio público como es un centro de salud se identificase, se reconociese fácilmente, no solo por sus dimensiones un poco mayores de lo que se suele encontrar en el rural gallego, sino también por sus formas. Pero al mismo tiempo era importante que se tratase de un edificio sencillo. La realización tiene mucho que ver con el lugar en el que se emplaza, en un entorno de una braña –la parcela se llama As Lagoas, un nombre muy explícito de las características del terreno—y recuerdo que la primera vez que fui a ver el terreno me decía un paisano que estaba por allí, “isto chega a ter metro e medio de auga”. Y se cumplió. Se hizo necesario despegar el edificio del suelo y esto puede traerte al imaginario a un hórreo y en general construcciones que te preservan del agua y de la humedad como es un hórreo. De este modo se ve cómo una forma claramente abstracta puede retrotraerte a formas claramente tradicionales, más populares y que esconde toda su energía con la máxima naturalidad. Es una caja resistente con todas sus nervaduras en el interior pero que exteriormente ofrece una imagen de gran naturalidad, muy discreto. Parece que hemos dejado en el pasado la época de centros de salud anodinos ¿han cambiado las cosas en la administración? Dentro de lo que cabe la consellería de Sanidade es de las administraciones que mejor permite hacer arquitectura moderna y al tiempo proponer soluciones de calidad. De hecho en los servicios de obras de la consellería hay equipos de técnicos que exigen ese tipo de arquitectura y plantean pliegos de condiciones en los concursos con un nivel europeo. Luego entra en juego la personalidad de cada arquitecto a la hora de plasmarla en su obra. Personalmente a mí me interesa más la discreción. ¿Qué diferencia hay a la hora de trabajar, entre dedicarse a obra pública o a obra privada? En condiciones normales la obra pública te permite entenderte con un promotor que es, “más ilustrado”, que desarrolla los pliegos de los concursos en condiciones que te permiten realizar una arquitectura más avanzada. La obra privada en
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España está más retraída y en Galicia en particular más todavía. La gente tiene el último modelo de coche pero no tiene el último modelo de casa, eso no lo ve. Entonces puedes hacer obra privada con amigos, con gente que se confía a ti. Volviendo a la obra. Está en un entorno rural en el que se convierte en el edificio institucional de los alrededores. ¿Cree que eso condicionará la urbanización de su entorno? No. De hecho la propuesta urbanística es no hacer urbanización. El espacio público no está cuidado como para realizar otro tipo de equipamientos. En un entorno que me recuerda la naturalidad de un prado, un prado-braña, a lo largo del año va ganando posibilidades para el edificio, por ejemplo, cuando se inunda y se produce una lámina de agua estancada que te refleja el edificio y es como si ganaras una fachada más. La urbanización fue la mínima para tener un espacio de aparcamiento y la entrada. ¿Qué tal lo aceptan los vecinos, les sorprende, les llama la atención? Es cierto que durante su proceso de construcción les sorprendía porque no sabían muy bien cómo iba a quedar. Ahora lo toman como un artefacto. De hecho dicen, “hoy subo, o por el contrario, hoy no subo”, como si de un barco se tratara. Pero lo tienen asumido como algo suyo, se reúnen en la entrada… Es una instalación pública concurrida, especialmente por gente mayor. ¿Dónde tiene su estudio? En A Coruña. ¿Tiene otros trabajos ahora en marcha? Estoy preparando otro centro de salud del que también gané el concurso y el auditorio de Redondela que está parado, de momento.
Entrevista Roberto Valle González Premio Enor Castilla León
“Me interesa una arquitectura que va más allá de lo visual, que se hace percibir por otros sentidos” El museo del Pan, en Mallorga recupera una iglesia mozárabe y crea un espacio museológico en un edificio de hormigón en el que la madera está presente por las estampaciones de los encofrados
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El punto de partida fue una iglesia Mudéjar y el propósito de la obra, un museo del Pan. Un origen y un destino completamente distintos. El jurado sin embargo vio con gran acierto su propuesta para resolver el reto. ¿Qué le llevó a adoptar esa solución? En primer lugar, el museo del pan se ubica en una zona muy deprimida de la provincia de Valladolid que es la Tierra de Campos que se caracteriza por tener pocos elementos de interés turístico. La Diputación de Valladolid decidió apostar por elementos que vinculasen la actividad de la tierra y darles un contenido de atracción turística. La primera iniciativa fue el Museo del Vino y ahora, el Museo del Pan. Esta es una zona de pan, de trigo, y se trata de recuperar esos antecedentes. El reto de llevar a cabo ese proyecto parte de que tenemos una iglesia mozárabe que estaba bastante deteriorada porque incluso llegó a utilizarse como panera y como almacén. Uno de los aspectos positivos del proyecto es recuperar la iglesia, cuya principal característica es su sencillez constructiva en adobe con estructura de madera. Cuando se elabora un programa nuevo como es el Museo del Pan y teniendo en cuenta las dimensiones de la iglesia, se hace necesario comprar las fincas lindantes para poder crear un edificio anexo
que dé cabida a toda la propuesta museológica. El edificio es el que acoge la exposición permanente. Se plantearon una serie de edificios separados para aula didáctica, restaurante y otras dependencias que recogerían el aspecto del caserío de la zona. Pero sin embargo se quedó un poco en proyecto por falta de recursos económicos. Hacer algo nuevo partiendo de un elemento tan condicionante como una iglesia ¿le ha coartado su creatividad o por el contrario se la estimulado más? El edificio nuevo es intencionadamente distinto en su estética y en su construcción para que no se cree confusión dentro de lo que es el conjunto con la iglesia. La clave del nuevo edificio es el uso del hormigón y en cómo ese hormigón se ha convertido en un elemento ornamental a partir del uso de las maderas para encofrar. Se utilizan dos tipos de tablones de madera, que con su acabado tosco luego dejan estampado el relieve de esa madera en el hormigón y queda presente en el interior del edificio. Además de materiales ha utilizado elementos inmateriales como el juego de luces y sombras para crear ambientes dentro del museo. ¿Cómo se consiguen esos efectos? A mí me interesa mucho trabajar los juegos de luces y sombras en el interior del edificio pero me gusta también trabajar con otros factores que van más allá del aspecto visual de la arquitectura. Me refiero a las texturas. Quería enriquecer el espacio interior con esos aspectos sensoriales. En un museo de estas características, por ejemplo, es importante el olor. El olor a pan está presente en todas las zonas del edificio. En la memoria descriptiva de su obra habla de la “arquitectura del pan”, ¿cuáles son los “ingredientes” que caracterizan la arquitectura del pan? Tal vez lo apropiado no sea hablar de arquitectura del pan, en esta tierra, sino de elementos arquitectónicos que tienen que ver con el proceso de la elaboración del pan, con la harina, el trigo, etcétera. Horno, almacenes, molinos… hemos descubierto que en el pasado hubo aquí molinos de viento. Algunos ahora están en ruinas y otros fueron reconvertidos en palomares. El museo del pan ha sido para mí un trabajo muy enriquecedor y además una vez que esté abierto nos permitirá recordar que estamos hablando de uno de los elementos que está más presente en nuestra vida cotidiana.
Entrevista María Hurtado de Mendoza Wahrolén estudio entresitio Premio Enor Madrid
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El jurado ha considerado la sencillez una gran virtud en la obra que presentó a concurso. ¿Es la sencillez una decisión estética o un imperativo económico? En este caso no fue un planteamiento económico. Que piensen en nuestra arquitectura y sean capaces de adjetivarla con la palabra sencillez me parece un elogio. No era una cosa pretendida. También es cierto que nosotros siempre intentamos reducir el número de elementos que intervengan en las soluciones. Por ejemplo: si una herramienta es capaz de hacer dos funciones, la preferiremos siempre a dos herramientas distintas que cada una sea capaz de hacer una
“Intentamos siempre que un mismo elemento resuelva varias funciones, como los patios en nuestro centro de salud” La obra ganadora es un centro de salud que realizó el estudio entresitio integrado también por su hermano José María y por César Jiménez de Tejada
sola función. En nuestra arquitectura siempre intentamos que un mismo elemento resuelva varias cosas al mismo tiempo. En la obra de San Blas el caso más emblemático es el de los patios. En esencia se trata de un cajón de hormigón en el que toda la relación con el exterior es a través de estos trece patios. Se lo confiamos a ellos todo: la relación con el exterior, la iluminación, la ventilación… incluso también la imagen del edificio. Otra característica es la sobriedad, sin duda visualizada en su aspecto exterior ¿Por qué esa solución tan drástica? Esto tiene que ver con el concurso público. El concurso planteaba dos centros de salud, uno en Usera y otro en San Blas. El mismo cliente, el mismo programa, el mismo presupuesto. Nuestra respuesta fue: “hagamos un edificio que sea tan autónomo, tan autosuficiente, que necesite tan poco del exterior que lo podamos poner donde queramos. Una de vuestras señas de identidad, de la identidad de “Entresitio” es el trabajo en equipo. ¿Qué os reporta esta forma de hacer arquitectura? Es algo que hice desde el principio y ya no me imagino otra forma de trabajar si no es en equipo. Para mí el equipo es como un espejo, como un frontón al que le lanzas una pelota y luego te la devuelve. Es muy enriquecedor ese diálogo permanente con tus otros compañeros a la hora de resolver problemas, de plantear soluciones o de hacer el trabajo. ¿Obra privada u obra pública? La mayoría de nuestro trabajo se mueve en la obra pública. Obra ganada a concurso para realización de distintos tipos de equipamientos públicos o viviendas públicas. De obra privada hacemos muy poco. Tan solo viviendas unifamiliares para amigos y personas que vienen a nosotros porque nos conocen. Por lo general yo creo que la mayoría de los arquitectos enfocan su actividad o a la obra privada o a la pública. O a la docencia ¿no? Bueno, y a la docencia. Somos tres socios y dos también somos profesores. ¿Hay una arquitectura específica de centros de salud? Como decía antes, nosotros concursamos a obra pública desde siempre. Hubo un tiempo en que salían a concurso muchos centros de salud. El primero siempre te cuesta un poco más, pero una vez que conoces el programa, te vas familiarizando con esta tipología, con su programa funcional. También coincide que mi hermano José María estuvo trabajando en el estudio de Rafael Moneo y precisamente haciendo la Maternidad de O`donell y el hospital materno infantil. Se juntaban, además de nuestro interés y la cantidad de concursos en los que habíamos participado, él tenía una experiencia muy directa. Cuando algo te deja de dar miedo porque ya te resulta familiar, tienes mucha más facilidad. ¿Trabajáis básicamente en Madrid? Yo soy madrileña de nacimiento pero podría decir que soy manchega de profesión porque hemos hecho muchos trabajos en Castilla-La Mancha, que fue donde empezamos nuestra actividad profesional. Centro de Salud en Minglanilla, un centro de especialidades en Damiel, las viviendas para jóvenes en Villarrobledo, ahora estamos terminando otras en Almuradiel… Nos movemos por todo el centro de la península. Tener las obras en Madrid es una delicia porque puedes ir a visitarlas en metro. Pero nos movemos en un ámbito más amplio.
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Entrevista João Mendes Ribeiro Carlos Antunes Désirée Pedro Premio Enor Portugal ex aequo
“Trabajar en la recuperación de un edificio histórico es un reto, un estímulo a la creatividad” Los autores de la conversión del laboratorio de Química de la Universidad de Coimbra en el Museo das Ciencias consideran que el Premio es un estímulo al trabajo silencioso que representa la verdadera arquitectura
João, trabajar sobre un edificio preexistente ¿condiciona la creatividad del arquitecto? ¿Coarta su imaginación? En realidad sucede todo lo contrario. Trabajar sobre un edificio como el antiguo laboratorio de química que es una construcción de gran valor arquitectónico, más que una limitación supone un gran reto, un estímulo. ¿Esto quiere decir, João, que esta intervención ha supuesto una modificación del inmueble originario? Todo lo contrario. Hemos trabajado desde la premisa de un gran respeto por el edificio preexistente. Nuestra intervención se ha basado principalmente en eliminar aquellas actuaciones anteriores a la nuestra que habían contaminado, habían desvirtuado el proyecto inicial del siglo XVIII. Hemos recuperado precisamente el valor originario del inmueble, pero lo que sucede es que hemos adaptado ese inmueble a un cambio de uso. De ser el laboratorio de química a convertirse en un museo. Carlos, ¿han puesto el contrapunto de modernidad a un edificio clásico, a un edificio pombaliano, la contraposición entre la era de la Ilustración y la contemporánea? Nuestra intervención es contemporánea no porque hayamos puesto empeño en serlo nosotros. No defendemos un modernismo o una contemporaneidad panfletaria. Es algo que sucede naturalmente. Quiero decir, que somos arquitectos del tiempo presente y trabajamos sobre las necesidades del presente, adaptando un edificio de otra época a las necesidades de la actual, sobre la base de un gran respeto. No hacemos de ello una pose o un manifiesto. No hemos hecho ningún esfuerzo por ser contemporáneos. Lo somos porque este es nuestro tiempo. Desiree, ¿suelen trabajar juntos los tres o lo hacen esporádicamente? Carlos y yo trabajamos juntos. Formamos el Atelier do Corvo. Pero comenzamos a trabajar, incluso cuando éramos estudiantes de arquitectura de la mano de João. João fue la persona con la que comenzamos a trabajar y aunque después lo hicimos de manera independiente en nuestro atelier. De hecho, hemos trabajado puntualmente con él, como sucede en esta obra, y lo hacemos con mucho gusto porque Joao para nosotros es la persona que despertó el interés por muchas cuestiones que ahora consideramos importantes dentro de nuestro trabajo. ¿Qué opinión os merece el Premio de Arquitectura ENOR? ¿Cuál es vuestra impresión a raíz de esta edición? Creemos que este premio ha dado una lección de que existen arquitecturas que van más allá del gesto, de la apariencia. Estamos muy satisfechos por el hecho de que el jurado ha sido capaz de ver lo que hay más allá de esos ornamentos, que ha indagado en el trabajo silencioso de proyectos como el nuestro. Eso nos ha producido una alegría extraordinaria. Lo cierto es que no contábamos bajo ningún concepto ganar este premio. Pensamos que era bueno venir, tomar unas cervezas con los amigos, disfrutar de esta fiesta de la arquitectura. Ganar ha significado que esa labor obsesiva que tenemos nosotros por este tipo de trabajos ha sido reconocida. Ya no es el premio en sí, o ganar un premio, es lo que ese premio representa respecto a nuestro trabajo.
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Entrevista Telmo Cruz Maximina Almeida Pedro Soares Premio Enor Portugal ex aequo
El mercado se convirtió en el eje de un espacio público cuya articulación ha sido muy apreciada por el jurado. Telmo, ¿cómo llegaron a esta solución, como se gestó? En realidad, la idea de configurar una plaza pública, de hacer un espacio público estaba en el origen del proyecto. En Encomenda no había sitios para el encuentro de los vecinos y este mercado venía a dar solución a esta carencia, de manera que además de ser el punto en el que se producen tratos comerciales es también el lugar en el que el vecindario se iba a encontrar a diario.
“El mercado de Encomenda es un espacio público que fomenta el encuentro de los vecinos”
Esto quiere decir, Maximina, que al tiempo que cumple su función comercial, el mercado sirve de lugar de encuentro? Encomenda tiene una población de avanzada edad, sus calles son estrechas y el mercado propone una calle que es como un paseo más amplio, al tiempo que ofrece espacio para las tiendas, una cafetería, que permite facilitar la relación entre los vecinos, y genera ese espacio público amplio en torno a las dos naves que conforman la obra. La propia Encomenda ya tenía una feria, un mercado. Pero era un mercado ambulante, al aire libre, dos veces por semana. El mercado viene a ofrecer una versión mejorada de esa feria informal. Pedro: de hecho se trata de cambiar la localización de ese mercado tradicional de una calle a otra calle, a una calle cubierta que es en definitiva de lo que se trata el mercado de Encomenda.
Los tres arquitectos afrontaron con una novedosa propuesta la realización de un espacio comercial que al tiempo promoviese la actividad social entre los habitantes
Eran dos naves originariamente. ¿No es así, Maximina? Nos habían encomendado un mercado, es decir una nave, pero nosotros aportamos una segunda nave, donde se encuentra la cafetería, porque consideramos que era indispensable para cumplir esa función de punto de encuentro en un lugar cubierto y amparado del calor sofocante del verano, o del frío en invierno, porque allí las temperaturas son extremas. Teníamos miedo de que en esa nave, donde también hay unas tiendas, esas tiendas no se llegasen a alquilar. Le preguntábamos constantemente a la Cámara Municipal por la situación de esos locales comerciales hasta que nos dijeron “ya están alquilados. Y si más locales hubierais hecho, más habríamos alquilado”. Eso nos dejó muy tranquilos. La madera es el material más significativo ¿Fue por precio, por comodidad, por estética? Telmo: La madera no es especialmente barata. Tampoco cara. Digamos que se encontraba en el precio que requería el concurso. Es más cara de lo que sería una madera común porque está tratada. Hablamos de un material que en este caso es alta tecnología por su tratamiento por su configuración. Son maderas cortadas en Finlandia y transformadas en Islandia y el montaje fue aquí en Portugal. Hay un control de calidad muy estricto. La madera ayudaba a recordar los almacenes agrícolas tradicionales en la zona. ¿Cuáles son las principales cualidades de la madera en esta obra? Además de la calidad y alta tecnología a la que hacía referencia, está aislada, por lo que mejora las condiciones del interior del edificio, está la cuestión estética, que es importante, y las condiciones acústicas que son óptimas. Un mercado siempre es un lugar ruidoso en el que aparecen reverberaciones. Pero las vigas y otros componentes que se encuentran a la vista rompen con esas perturbaciones acústicas dando una calidad sonora magnífica.
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¿Habías trabajado en proyectos de semejantes características con anterioridad, mercados con esa disposición? Maximina: No. Es la primera vez, pero nos habíamos empapado del mercado de Braga con su disposición en forma de calle, remodelado por Souto de Moura. Pedro: Tener experiencia está bien, pero no es imprescindible. A veces, acometer una obra con la frescura de enfrentarse por primera vez a un reto es algo mucho más gratificante tanto para los autores como para el resultado final. ¿Se podría trasladar este modelo a otros mercados, a otros futuros mercados en pequeñas localidades? Telmo: La tipología de mercado en forma de calle, de mercado lineal existe y ya existía antes, como se comentó con el caso de Braga y de otras ciudades y localidades portuguesas. Pensar en trasladar el mismo proyecto a otra localidad es otra cuestión. Cada proyecto está concebido para el lugar en el que se desarrolla. Pero la tipología, o la solución constructiva, sí puede trasladarse a otros mercados. La solución constructiva es muy agradecida, porque la verdadera complejidad se produce en el momento de la elaboración y procesado de la madera, no en el montaje en obra. Digamos que preparar la madera para su uso en este mercado representó un trabajo industrial de seis meses. A cambio, el montaje apenas llevó unas semanas. Y ese es un factor a tener en cuenta, por el encarecimiento de la construcción y especialmente del uso de los oficios tradicionales.
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El Premio de Arquitectura Ascensores Enor se convierte en libro
Uno a uno, cada volumen de la colección va creando una historia en la arquitectura contemporánea de la Península Ibérica
Los hechos se convierten en historia cuando se documentan, de lo contrario quedan relegados al mero papel de formar parte del pasado. Por esa razón, desde la primera edición, el Grupo Ascensores Enor puso especial empeño en documentar cada una de sus convocatorias mediante la publicación de un libro que recogiese las obras seleccionadas, las finalistas y, por supuesto, las ganadoras. En la cuarta edición del premio, el libro llega con un nuevo formato que ha sorprendido a todos por el exquisito diseño, por el cuidado con el que son tratados imágenes y textos. En definitiva por convertir lo que hasta ahora solo pretendía ser testimonio gráfico en un volumen de que nos recuerda que la arquitectura es una de las siete bellas artes y que como tal merece ser tratada a la hora de plasmarla en un libro.
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La publicación de este libro se encuadra en la preocupación que desde siempre ha manifestado el Grupo Ascensores Enor por prestar su apoyo en el desarrollo cultural en las tierras en la que desarrolla su actividad económica. El catálogo de publicaciones es amplio y recoge aspectos relacionados con la etnografía, la antropología, las bellas artes, y de estas, sin duda, ocupa un papel muy relevante la arquitectura. Nueve mil ejemplares de tirada convierten el libro del Premio Enor en el de mayor tirada de los que se producen en la península ibérica en materia de arquitectura y se encuentra entre los de más tirada en materia de arte. Dos ediciones, una en portugués y otra en español, es la prueba de que el idioma no resulta una frontera insalvable para la cooperación cultural.
Uno a uno, cada volumen se convierte en el reflejo de la arquitectura del momento del que es testimonio. Pero sumados, ya no son una colección, sino una historia de la arquitectura contemporánea de la Península Ibérica que van adquiriendo valor a medida que pasa el tiempo. Por esa razón, además de ofrecerlo como obsequio a los invitados de la gala, de remitirlo luego a profesionales de la arquitectura y a los colegios profesionales, se envía a escuelas de arquitectura y a las principales bibliotecas donde, en el futuro, tendrán ocasión de investigar cómo era la arquitectura que se hacía en España y en Portugal al comienzo del siglo XXI.
Lista de proyectos finalistas
Obra
Lugar
Arquitectos
Casa en Gaüses Casa Hemeroscopium Museo Nacional de Arqueología Subacuática Edificio Mediapro Centro de Tecnificación Escuela Superior de Tecnología Instituto de Enseñanza Secundaria 30 viviendas unifamiliares en hilera Museo del Pan Área Arqueológica de la Olmeda Central de Energía de la Expo de Zaragoza Departamentos para pescadores Remodelación del Puerto de Malpica Intervención en el Castillo de Castelo Novo Centro de Salud Torre del Homenaje de Huéscar Casa Jardín 0.96 Vivienda unifamiliar en Ponte Sarela Vivienda unifamiliar en Guimarães Vivienda en Vilariño Museo de las Ciencias Museo del Faro de Santa Marta Recuperación del Monasterio de Santa Clara-a-Velha Rehabilitación de 5 viviendas y un local Mercado Público Centro de personas mayores Zona Sur Centro de Especialidades de Diagnóstico 102 Viviendas de Protección Oficial Viviendas para jóvenes en residencia transitoria Madan Parque. Incubadora de Empresas Centro de Salud Edificio de oficinas Edificio de viviendas Centro Municipal de Salud Escuela Oficial de Idiomas Superfície comercial Archivo Municipal Centro Ocupacional “El Cueto”
Gaüses. Gerona Madrid Cartagena Barcelona Cáceres Barreiro Cáceres Óbidos Mayorga. Valladolid Palencia Zaragoza Cangas. Pontevedra Malpica. A Coruña Fundão Cotobade. Pontevedra Huéscar. Granada Igualada. Barcelona Santiago de Compostela Guimarães Cangas. Pontevedra Coimbra Cascais Coimbra Cádiz Comenda. Alentejo Valladolid Daimiel Madrid Parla. Madrid Almada Toén. Ourense Valencia Santiago de Compostela Madrid León Vila Nova de Gaia Loures Salamanca
Anna y Eugeni Bach Antón García–Abril Guillermo Vázquez Consuegra Carlos Ferrater, Patrick Genard y Xavier Martí José María Sánchez García ARX Portugal J. Morales, Sara de Giles, J.González y C.Morales Nuno Graça Moura Roberto Valle Ángela García de Paredes e Ignacio Pedrosa Iñaki Alday y Margarita Jover Jesús Irisarri y Guadalupe Piñera Juan Creus y Covadonga Carrasco L. Miguel Correia, N. Mota, V. Maldonado y S. Constantino Enrique Rodríguez García Antonio Jiménez Torrecillas Manuel Bailo y Rosa Rull Víctor López Cotelo y Juan Manuel Vargas Funes José Gigante y Vítor Silva Alfonso Penela João Mendes Ribeiro y Atelier do Corvo Francisco y Manuel Aires Mateus Atelier 15 José Morales y Sara de Giles Telmo Cruz, Maximina Almeida y Pedro Soares J. Ignacio Linazasoro, J.Grijalba, A.Grijalba, P. Gil y E.Carazo estudio entresitio dosmasuno Óscar Rueda y María José Pizarro Samuel Torres de Carvalho y Pedro Palmero Cabezas Javier Franco y Vicente Pintos César Ruiz-Larrea, Antonio Gómez y Eduardo Prieto Víctor López Cotelo y Juan Manuel Vargas Funes estudio entresitio Daniel Diaz Font y Belén Martín–Granizo José Fernando Gonçalves Fernando Reis Martins y João Manuel Santa Rita José María de Lapuerta y Carlos Asensio
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Gran Premio Enor Premio Enor Arquitectura Joven Premio Enor Territorial
I Premio de Arquitectura Ascensores Enor 2005
II Premio de Arquitectura Ascensores Enor 2006
III Premio de Arquitectura Ascensores Enor 2007
Gran Premio Enor MUSAC de León Emilio Tuñón - Luis M. Mansilla
Gran Premio Enor ex-aequo Centro de Artes de Sines Manuel Aires Mateus y Francisco Aires Mateus Metro de Porto Eduardo Souto Moura
Gran Premio Enor Estadio Nueva Balastera en Palencia Francisco J. Mangado Premio Enor Arquitectura Joven Piscina y gimnasio en Villanueva de la Cañada Jose Mª de Churtichaga y Cayetana de la Quadra
Premio Enor Galicia Campo de fútbol da Veiga Carlos A. Pita Abad Premio Enor Castilla León MUSAC de León Emilio Tuñón y Luis M. Mansilla Premio Enor Madrid Biblioteca de Villanueva de la Cañada Jose Mª de Churtichaga y Cayetana de la Quadra Premio Enor Portugal Casa das Mudas en Madeira Paulo David Jurado Alfonso Penela. Presidente Víctor López Cotelo Alexandre Alves Costa Roberto Valle González Carlos Quintáns Eiras. Secretario
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Premio Enor Galicia Tienda de muebles Sirvent en Vigo Alfonso Penela Premio Enor Castilla León Vivero de empresas en Valladolid J. M. Martínez, E. Rodrigo, F. Caballero, M. V. Panedas y F. J. Hoyos Premio Enor Madrid Bulevar ecológico de Vallecas B. Tato, J. L. Vallejo y D. García Premio Enor Portugal ex-aequo Centro de Artes de Sines Manuel Aires Mateus y Francisco Aires Mateus Metro de Porto Eduardo Souto Moura Jurado Manuel Gallego. Presidente Ricardo Sánchez Lampreave Javier Blanco Martín Gonçalo Byrne Emilio Tuñón. Gran Premio Enor 2005 Carlos Quintáns Eiras. Secretario
Premio Enor Galicia Nueva lonja de Fisterra Juan Creus y Covadonga Carrasco Premio Enor Castilla León Estadio Nueva Balastera en Palencia Francisco J. Mangado Premio Enor Madrid Teatro Auditorio en San Lorenzo del Escorial Rubén Picado y María José de Blas Premio Enor Portugal ex-aequo Centro de Saúde en Vila do Conde Paulo Providência Casa no Gerês María da Graça Ribeiro y Roberto Ragazzi Jurado Alberto Noguerol del Río. Presidente Pilar Díez Mariano Bayón Belén Martín Granizo João Mendes Ribeiro Eduardo Souto Moura. Gran Premio Enor 2006 Manuel Aires Mateus. Gran Premio Enor 2006 Carlos Quintáns Eiras. Secretario
2005 2006 2007 2009
2011 V Premio de Arquitectura Ascensores Enor
Grupo Ascensores Enor Parque Tecnológico y Logístico de Vigo Rúa B. Parcela 10.10 36314 Vigo Pontevedra T: 986 251 166 F: 986 274 077 enor@enor.es
Edita: Grupo Ascensores Enor Coordinación: Carlos Quintáns Textos: Francisco Gil Fotografía: Carlos Silva, Amador Lorenzo Diseño: desescribir Impresión: Litonor Vigo, diciembre 2009