el artesano aventurero

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Casa y Más • El Comercio miércoles 15 de febrero del 2012

Arquitectura y ciudad cuatro jóvenes arquitectos peruanos viajaron para especializarse a cuatro importantes ciudades europeas. desde allí nos envían sus impresiones cada semana PRIMERA ENTREGA DE UNA TRAVESÍA EN CUATRO CAPÍTULOS

El artesano aventurero FOTOS: DIEGO FRANCO COTO

JUGANDO A TRES BANDAS. Todas las salas del Museo Fundación Beyeler se vuelcan hacia los jardines de inmensas esculturas en los extremos.

Una visita al Museo Fundación Beyeler de Renzo Piano en Basilea

Para Renzo Piano, la arquitectura es una aventura; un viaje de descubrimientos en el que cada proyecto implica un riesgo, pero con la posibilidad de convertirse en un hallazgo. Y en las próximas entregas de esta sección, le tomamos la palabra. El pasado diciembre, un grupo de arquitectos nos lanzamos al encuentro de la arquitectura. Esta búsqueda –siempre frenética y muchas veces fuera de ruta– nos mantuvo errantes en la triple frontera entre Francia, Alemania y Suiza. Nuestro itinerario no discriminó entre autores actuales o clásicos; ciudades grandes o pueblos pequeños; renovaciones ur-

banas u obras aisladas. A lo largo del mes siguiente, relatamos la crónica alrededor de algunos de estos proyectos. La propuesta es cartografiar un pequeño mapa de arquitectura contemporánea en Europa. Si hay algo que todos estos destinos tienen en común con el enunciado de Piano es la sorpresa del descubrimiento. DESTREZA AL TIMÓN

Iniciamos este recorrido con la visita a la Fundación Beyeler, obra del Renzo Piano Building Workshop (RPBW) o Taller de Construcción Renzo Piano. Piano es el comandante de este estudio y los intereses poco comunes

ARQUITECTO

Diego Franco Coto ENVÍO DESDE

Madrid, España

que persigue: experimentación, construcción, colaboración. A diferencia de nuestro accidentado periplo, para esteexperimentadonavegante el riesgo es calculado. Piano confiesa que mantiene una norma cuando proyecta: dedicar un tiempo previo al diseño para explorar el lugar. Antes de dibujar una línea, estudia el emplazamiento para identificar la geografía, la historia, la cultura, el contexto. “Es el lugar el que te cuenta por qué es diferente, esaeslarazónporlaquelaarquitectura es una aventura”, explica Piano. Esta actitud desprejuiciada lo ha llevado a desem-

barcar en casi todos los continentes del planeta. Pero no se trata de un pirata indeseado, Piano es el arquitecto al que se recurre cuando hay que navegar por aguas turbulentas. Tal es el caso del marchante suizo Ernst Beyeler, quien acudió al RPBW en 1992 para que diseñara el museo que alberga su colección de arte particular en Basilea. Tanto el lugar como el cliente requerían una aproximación cuidadosa. El extenso jardín privado de una villa histórica, convertido en parque público por la Municipalidad de Riehen, sería el emplazamiento designado. Y por otro lado, a


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Beyeler le interesaba lograr un edificio integrado en la naturaleza que aprovechara al máximo las cualidades de la luz cenital. El museo se desarrolla casi todo en un mismo nivel. El planteamiento es muysimpleyconsisteenun rectángulo largo segmentado en bandas paralelas. La primera banda limita con la calle y acoge los espacios de apoyo –como baños, oficinas y tienda– para crear una amortiguación hacia las salas. Estos espacios de exhibición se distribuyen en las tres bandas siguientes. La última –más angosta– aprovecha las vistas hacia el amplio parque y las montañasenladistanciaparacrear una zona de descanso. CONSTRUIR CON CLARIDAD

Piano rechaza la idea de un estilo y defiende la coherencia del método. Es por esta razón que su arquitectura resulta difícil de etiquetar. Un simple golpe de vista no es suficiente para reconocer un edificio del RPBW. Se requiere de una mayor atención para revelar al constructor en los detalles. En el proyecto de la Fundación Beyeler se le descubre en la gran cubierta de las salas. Esta lámina translúcida se prolonga hacia los extremos y acaba por ‘desmaterializarse’, como si se tratase de las plumas que componen una enorme ala desplegada. Cada pluma es en realidad una pieza tecnológica cuidadosamente diseñada, conformada por una serie de capas de vidrio y metal que difuminan la luz. La búsqueda de la transparencia y ligereza que caracteriza sus proyectos recientes son conceptos madurados desde la libertad de su juventud. Piano escapa a la limitación del estilo pero entiende que la libertad

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NATURALEZA Y ARTIFICIO. El ingreso al museo y a los servicios colinda con la calle por la derecha, para abrirse al paisaje suizo y el parque en el lado opuesto. ALA TECNOLÓGICA. La cubierta y los muros se prolongan y se ‘deshacen’ para revelar su construcción.

conlleva una responsabilidad moral. Por eso, la transparencia y la ligereza aluden a lo visual tanto como a lo intelectual. Mostrar la construcción del edificio por medio de las piezas permite que este se explique y que el visitante lo comprenda. Así también, la piedra que recubre los muros exteriores se escogió especialmente por su similitud con el material tradicional utilizado en los principales edificios de Basilea. La escala de la pieza y los materiales son fundamentales para Piano, pues permiten “ver el rastro de la mano”. Es la cualidad artesanal la que se opone a la frialdad de la construcción industrial ‘high tech’ con la que se le suele asociar. Cada proyecto del RPBW se puede resumir en una idea y un detalle. El museo de la Fundación Beyeler se reduce al espacio diáfano y las delicadas láminas de la cubierta. Mediante esta estrategia, Piano prefiere hacer de fondo difuso que no compita con las pinturas modernas de Monet, Picasso, Pollock, las esculturas de Calder, Giacometti, o el arte tribal que suman las más de doscientas piezas de la colección.

BÚSQUEDA Y RECOMPENSA

Al año siguiente de inaugurado este proyecto, Piano ganaría el premio Pritzker de Arquitectura 1998. En esta obra demuestra la sabiduría para sortear la tormenta que había ocasionado el efecto Guggenheim a fines de los 90. La espectacularidad de la obra maestra de Frank Gehry en Bilbao llevó a muchos a naufragar al intentar reproducir sus cualidades más superficiales. Mientras en una parte del mundo los mercados se hunden y la arquitectura lucha por mantenerse a flote, en el extremo opuesto la economía boyante mantiene la construcción acelerada a todo vapor pero sin rumbo fijo. Parece oportuno recuperar la pertinencia del navegante sabio y paciente que domina los vientos, observa las corrientes y tiempla las velas con precisión para, una vez trazado el itinerario apropiado, mantener el rumbo firme. DIEGO FRANCO ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA, MADRID DIEGO@NOMENA-ARQUITECTOS.COM


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