el fin de una era

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CUATRO JÓVENES ARQUITECTOS PERUANOS VIAJARON PARA ESPECIALIZARSE A CUATRO IMPORTANTES CIUDADES EUROPEAS. DESDE ALLÍ, NOS ENVÍAN SUS IMPRESIONES

ARQUITECTURA EN LA ERA DEL ESPECTÁCULO CRUSTÁCEO ESCULTÓRICO. El Palacio de las Artes Reina Sofía es el teatro de la Ópera de Valencia.

Sobre el fin de una era “En 50 años este complejo será una Meca para quienes quieran saber lo que era la arquitectura al comienzo del siglo XXI”. “Este es un trabajo muy coyuntural, el proyecto de una época”. Son frases grandilocuentes de los autores de dos de los proyectos más representativos de los últimos años, tanto en España como en el mundo. Pero primero, pongámoslas en contexto. EMPIEZA LA FUNCIÓN

Hace 20 años, la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 materializaron el potencial de la arquitectura y el urbanismo como herramientas eficaces para modernizar las ciudades. Terminada la dictadura española a fines de los setenta, el auge constructivo fue el motor económico del país. Se mejoraron infraestructuras, se regeneraron zonas urbanas y se levantaron equipamientos de calidad.

Dos megaproyectos en España y el comienzo de la crisis

El optimismo llegó a su máximo esplendor con Bilbao en 1997. Lo que hoy se conoce como el “efecto Guggenheim”, reinventó la identidad de la ciudad industrial en un epicentro del arte, y la consagró con un millón de visitantes por año. Además de incontables intervenciones, se implementó el sistema de transporte diseñado por Norman Foster, cuyas salidas de metro han sido afectuosamente apodadas “fosteritos”. Pero el protag

tagonista absoluto fue el popular museo. Quedaba entonces inaugurada la era del espectáculo en la arquitectura y con ella la figura del arquitecto estrella vinculado al poder. A la vez, hubo una aceptación de arquitecturas vanguardistas y un deseo de los gobiernos por atraer al turismo cultural con íconos mediáticos. La unificación de la economía europea a fines de los noventa le dio más inercia al momento. En España, la competencia

cia entre las comunidades autónomas motivó una especulación feroz y operaciones ostentosas para mantener el ritmo de inversión y negocios. PARQUES JURÁSICOS Así llegamos a nuestro primer destino: Valencia y el megaproyecto lúdico-cultural “Ciudad de las Artes y de las Ciencias”, obra de Santiago Calatrava. El complejo estuvo en gestación durante muchos años, y a partir de 1998 -siguiendo


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TOPOGRAFÍA TÁCTIL La Ciudad de la Cultura de Galicia se funde con el entorno.

con la estela del Guggenheim- se completaron los diferentes edificios que forman la “ciudad” hasta culminarse en el 2008. Un planetario, un museo de las ciencias, una ópera, estacionamientos y paseos ocupan 30 hectáreas en el antiguo cauce del río Turia. A partir de este proyecto, Calatrava pasó a ser el más joven integrante del firmamento de los arquitectos estrella. La solución formal apela a su conocido repertorio: estructuras orgánicas, dinámicas y escultóricas. El Hemisferic o planetario, se reconoce como un ojo gigante envuelto en un párpado móvil de acero y cristal. El Museo de las Ciencias es una reinterpretación en estilo neogótico de los pabellones-invernadero del siglo XIX. Final-mente, el Palacio de las Artes es un teatro de ópera con motivos náuticos y expresivas cubiertas. No fue sorpresa entonces, que en 1999 Calatrava encabezara la lista de los arquitectos convocados para proyectar un colosal complejo cultural en Santiago de Compostela, nuestra segunda parada. Su catedral alberga los restos del apóstol y es junto con Roma y Jerusalén- una de las tres ciudades sagradas de la religión católica. La “Ciu

LÍNEAS NARRATIVAS. Eisenman evidencia las capas de diseño en pisos, paredes y techos.

COLECCIÓN CALATRAVA. El Museo de las Ciencias a la derecha; l'Hemisferic detrás y El Palacio de las Artes al fondo.

“Ciudad de la Cultura de Galicia” tomó la posta del protagonismo mediático valenciano. Este nuevo destino para “peregrinos del conocimiento” ocupa 50 hectáreas en la cima de un monte cercano al centro histórico. Cuenta con una biblioteca y un archivo abiertos en 2011, un museo y un centro tecnológico a punto de inaugurarse, y finalmente una ópera y un volumen de servicios aun en construcción. Curiosamente, la propuesta ganadora fue la de un arquitecto judío de origen alemán radicado en Estados Unidos. Peter Eisenman ha estado siempre en la órbita mediática gracias a su capacidad teórica y proyectos provocadores. Su propuesta logró convencer al jurado por ser la más conceptual y sugerente. “No estamos en Bilbao, y por tanto, conviene alejarnos de su estela.

ARQUITECTO

DIEGO FRANCO COTO ENVÍO DESDE

Madrid,España

Estos iconos propiciaron una burbuja que hundió a España en la crisis actual

la. Frente a la explosión del Guggenheim, proponemos la implosión: devolver el edificio a la naturaleza”. La estrategia se basó en una superposición de capas para ordenar el conjunto: trasladar el trazado de las calles del centro histórico y sobreponer dos mallas cartesianas giradas entre sí. La deformación por computadora de ambas usando la topografía del monte da como resultado un edificio que parece haber sido excavado en el cerro y evoca la concha de vieira, el símbolo del peregrinaje a Santiago de Compostela. SE ACABÓ LA FIESTA Sucede que en el tránsito descontrolado de Barcelona a Bilbao, luego a Valencia, y finalmente a Santiago de Compostela, el espectáculo acabó construyendo las ciudades. El deslumbramiento de políticos y medios con los megaproyectos

hizo pasar desapercibida la burocracia en la planificación. Las comunidades cedieron a la especulación el proceso de construcción de la ciudad y la ordenación del territorio. La proliferación de estos íconos por parte de los agentes públicos propició una burbuja cultural que sumada a la burbuja inmobiliaria fomentada por los privados han hundido a España en la crisis. Al visitar estas actuaciones, en ambos casos el resultado es lamentable. Enormes complejos que no se han integrado a su tejido urbano saludablemente, se traduce en poca interacción ciudadana. Dificultades técnicas en la construcción dilataron en años las obras, quintuplicando sus respectivos presupuestos. Espacios inadecuados para determinados usos son resultado que el diseño haya estado sometido a las

cambiantes coyunturas políticas. Y la lista podría continuar... Pero lo más grave es que la falta de contenido producto de la crisis las haga permanecer desoladas como “La Ciudad de las Artes y las Ciencias”, inacabadas como “La Ciudad de la Cultura”, o incluso descartadas como la “Ciudad del Flamenco” en Jerez, “La Ciudad de la Justicia” de Madrid, y tantas otras. Y es en este contexto que las frases citadas al inicio, más que premonitorias, adquieren un matiz apocalíptico. Hoy, estas “ciudades” efímeras semejan ruinas contemporáneas, ensimismadadas y monstruosas, símbolos de la espectacularidad incontenible de tiempos prósperos pero confusos. Como esqueletos vacíos y petrificados son arrastradas por la corriente y sepultadas por la montaña, víctimas del fin de una era que no volverá.

DIEGO FRANCO COTO ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA, MADRID. DIEGO@NOMENA-ARQUITECTOS.COM


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