Antes de descubierta fue soñada. América fue la tierra mágica antes de ser hollada por los exploradores europeos: Última Tule, la tierra del Preste Juan, el Dorado, el Edén; cada uno de estos nombres figuraron en la cartografía mental de los europeos antes de dar con el continente. Ellos lo conocieron primero como una tierra imaginada y novelesca, su presagio se advirtió primero en los volúmenes de la tradición clásica y en las obras fantásticas del Medievo y del Renacimiento.
En nuestro continente y nuestro espacio cultural se conservó un sustrato luctuoso de los habitantes originarios, pero también se depositó la tradición occidental acrisolada en el Renacimiento, el mundo clásico y de la Ilustración. Como un endriago entre lo autóctono y lo foráneo, América Latina y el Caribe emergen como una fábula, como un espacio imaginario más que real, en una tierra real-maravillosa.