Concierto Binacional COLOMBIA PERÚ
Con ocasión de la conmemoración de los 200 años de relaciones diplomáticas
Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia Fernando Valcárcel, director invitado (Perú) Viernes 27 de mayo de 2022, 4:30 p.m.
Colombia y Perú son soberanos en espacios geográficos comunes: son países amazónicos y andinos que proyectan salidas al océano Pacífico. Esta coincidencia en sus territorios no es menor, pues también los ha unido durante doscientos años en un proyecto común enfocado en un diálogo fraterno y en la cooperación bilateral en diversos ámbitos, que van de lo político a lo ambiental. Esta relación no se ha reducido, sin embargo, a un diálogo en torno a los espacios geográficos comunes, sino a uno que ha integrado a toda la región. Durante los doscientos años de historia de relaciones diplomáticas, Colombia y Perú han promovido iniciativas regionales para enriquecer la colaboración entre los países andinos y para proteger el espacio cultural vivo e histórico de los pueblos originarios. Nuestros vínculos han alcanzado un punto muy alto en las últimas cuatro décadas. Lo que nos ha unido desde siempre ha tomado un nuevo rumbo gracias a los mecanismos de diálogo de nivel superior. Así, por medio de comisiones mixtas y de vecindad, o del gabinete binacional, hemos podido acercar y articular nuestras instituciones para promover proyectos comunes en torno a la democracia, la educación, la prosperidad económica y la seguridad. El concierto de hoy celebra este lazo especial que cada año se fortalece y que ha traído bienestar a las dos naciones.
PROG Obertura para octubre, Op. 238 (2012) A Franz Liszt Rapsodia Peruana, Op. 9 ‘Un 28 de julio en Lima’ (1868) Rapsodia colombiana (1925) Ritual de los jóvenes honderos (c. 1937) Reflejo sinfónico (2001) Wayra (2012)
Este concierto no
Se ofrecerá una mu posterior a
GRAMA Blas Emilio Atehortúa Amaya (1933?-2020) Claudio Rebagliati Ricaldone (1843-1909) Andrés Martínez Montoya (1869-1933) Theodoro Valcárcel Caballero (1896-1942)
Original para piano a cuatro manos Orquestación de Rodolfo Holzmann realizada en 1939
Jorge Humberto Pinzón Malagón (n. 1968) Jorge Villavicencio Grossmann (n. 1973)
o tiene intermedio
uestra gastronómica al concierto
Lazos que trascienden El concierto que nos reúne hoy celebra la hermandad de dos países cuyas raíces trascienden la historia reciente y la historia de sus relaciones diplomáticas. Perú y Colombia comparten saberes y costumbres ancestrales, tradiciones marcadas por su condición de ser países andinos con costa sobre el Pacífico y territorios amazónicos. Los dos países también comparten, en su historia más reciente, el tesón propio de los países que buscan la prosperidad, el desarrollo económico de sus ciudadanos, y la creación de sociedades más justas que subsanen las inequidades producidas por su pasado. Sus gastronomías reflejan la mezcla de diferentes tradiciones y son reflejo de cómo los encuentros entre civilizaciones pueden enriquecer una práctica común hasta el punto de crear algo único y emblemático. Perú y Colombia han viajado juntos en la historia, identificándose mutuamente en los retos del mundo globalizado, en los desafíos de las ansiedades de sus pueblos, y en la valoración de sus multiculturalidades internas. Las obras incluidas en el concierto de hoy reflejan la historia y la evolución de la idiosincrasia de dos países que, a lo largo de dos siglos de relaciones, han trabajado por ser -cada uno- él mismo. Cada obra que escucharemos es una metáfora de su momento y, como tal, un retrato que es a la vez histórico, patrimonial, estético, y -desde luego- musical. El programa incluye algunas obras que, sin dejar de poner un ojo en Europa, empiezan también a mirar hacia los aires propios de cada país para entender que en ellos hay una identidad melódica y temas propios que celebrar. Ese es el caso con las obras de Rebagliati y Martínez Montoya. Sin embargo, el concierto incluye también obras de compositores más actuales cuyas voces dan cuenta de creadores con una identidad estética que
los hace partícipes de la conversación global en donde la abstracción musical es indispensable (como en el caso de la obra de Pinzón Malagón) o donde la identidad nacional se remonta a los tiempos de la conquista, como en el caso de la obra de Villavicencio Grossmann, quien procura rememorar a aquellos ancestros ya perdidos pero que ambos países siguen sin olvidar. La Obertura para octubre, Op. 238 (2012) de Blas Emilio Atehortúa (Santa Elena, Antioquia, 1933? - Bucaramanga, 2020) hace parte de un pequeño grupo de seis oberturas para orquesta que Atehortúa compuso a lo largo de su extensa carrera. La primera de ellas, Obertura simétrica, Op. 17 (1962), por ejemplo, le sirvió para ingresar como becario al Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales – CLAEM en 1963. La Obertura para octubre, Op. 238 fue estrenada en Caracas por una de las orquestas juveniles que hacen parte del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fundación Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela – FESNOJIV) y está dedicada al compositor húngaro Franz Liszt (1811-1886), quien nació un 11 de octubre, fecha de 1943 en la que Atehortúa afirmó haber nacido (también hay fuentes que indican que nació el 5 de octubre de 1933). Al margen de esta discusión, en esta obertura hay varios rasgos estilísticos que el compositor definió tempranamente tales como el uso de la forma arco con alternancia de secciones métricas y amétricas, el uso extensivo de armonías derivadas de escalas simétricas, y perfiles melódicos a la usanza del Barroco. Atehortúa reafirmó su dedicatoria a Liszt al incluir una breve cita al poema sinfónico Les préludes, S. 97 en el solo de corno al final de la tercera sección en tiempo de andante.
La Rapsodia peruana (1868) de Claudio Rebagliati (Noli, Italia, 1843 - Lima, 1909) es una de las obras más representativas del repertorio sinfónico peruano del siglo XIX. La vida musical limeña en dicho siglo tuvo en Rebagliati a uno de sus principales impulsores, siendo tal su reputación que llegó a encargarse de la restauración, rearmonización y reinstrumentación del himno nacional, en acuerdo con el propio compositor José Bernardo Alzedo (1788-1878). Para la Rapsodia peruana, Rebagliati, desde el marco de un lenguaje cercano a la ópera italiana, se inspira en diversas estampas propias de las festividades patrióticas peruanas: los pregones callejeros, la algarabía del pueblo en las calles, canciones y danzas de la época. El tema principal del himno nacional se convierte en la base temática de esta obra, algo que en la música académica peruana se retomaría en el siglo XX con las sinfonías conmemorativas de las batallas de Junín y Ayacucho, escritas por diversos compositores para un concurso convocado por el gobierno militar de la década de 1970. De manera similar, el compositor bogotano Andrés Martínez Montoya (1869-1933) perteneció al movimiento nacionalista musical colombiano de finales del siglo XIX y principios del XX. A pesar de que el nacionalismo como movimiento político y cultural se originó en Europa, Latinoamérica fue uno de los principales promotores de estos ideales. La idea era que, por medio de la promoción de una identidad común, los estados jóvenes lograrían una solidez política. Por esta razón, las artes, y en especial la música, fueron expresiones que jugaron un rol esencial en el proyecto nacionalista colombiano. Junto con compositores como Guillermo Uribe Holguín (1880-1971) o Antonio María Valencia (1902-1952), Martínez Montoya buscó difundir los géneros nacionales colombianos a través de la música de cámara y sinfónica y del emergente ensamble de cámara de cuerdas típicas llamado estudiantina. Entre los géneros nacionales se
destacaron aquellos que provenían del interior mestizo del país: la danza, el bambuco, el pasillo y el torbellino. Este último, fue el predilecto de Martínez Montoya, quien compuso un buen número, tanto para piano y ensambles de cámara como para estudiantina (por ejemplo, Aires de mi tierra, A Emilio Murillo o Torbellino Op. 18). Por esta razón, la Rapsodia colombiana usa géneros nacionales a través del formato sinfónico. La importancia de este tipo de obras era tal que, año a año, el Premio Ezequiel Bernal (uno de los galardones musicales más importantes de la época), se concedía a compositores que siguieran el estilo nacionalista, tales como a Martínez Montoya con su Rapsodia de 1925. El universo sonoro de Theodoro Valcárcel (Puno, 1896 Lima, 1942) corresponde al período de los grandes cambios sociales que se vivieron en Perú en las primeras décadas del siglo XX, cuando la estética y las miradas se volcaron en las manifestaciones más profundas de la cultura popular; Valcárcel fue de aquellos que descubrieron la fuente de la cultura aborigen como piedra angular de la identidad nacional peruana. Pero también coincide con los inicios del modernismo musical en el Perú. Bajo el arco de las transformaciones en torno a la realidad colectiva, su obra atestigua y abarca las intensas reflexiones surgidas como propuestas unificadoras nacionales. Y, al igual que ellas, pasa por contradicciones, búsquedas, reafirmaciones y finalmente, encuentros. Ritual de los jóvenes honderos, encarna certeramente ese espíritu en la música de Valcárcel y, en particular, constituye un ejemplo notable de reelaboración del material nativo. En sus páginas aparecen citas al folklore puneño, especialmente la música de los ayarachis o cantos fúnebres de la que sólo toma su fuerza e ímpetu acentual y el carácter ritual que el título de la obra sugiere: la música es una de sus más brillantes y alegres. Esta es una de las primeras obras en las que se ve perfilado el estilo posterior del compositor. La obra está
escrita originalmente para ser interpretada al piano por dos pianistas (piano a cuatro manos) y la versión orquestal que escucharemos es de Rodolfo Holzmann (Breslau, Alemania, 27 de noviembre de 1910 - Lima, 4 de abril de 1992). Del boyacense Jorge Humberto Pinzón Malagón (Moniquirá, Boyacá, 10 de enero de 1968) escucharemos una obra que representa la riqueza de la música sinfónica colombiana. La música de Pinzón, quien estudió en la Escuela Superior de Música de Tunja, tiene gran influencia de la música rusa del siglo XIX y XX, gracias al paso del compositor por el Conservatorio estatal P. I. Tchaikovsky de Moscú entre 1988 y 1994. Reflejo sinfónico (2001) fue ganadora del Tercer concurso nacional de compositores colombianos de la Orquesta Sinfónica de Colombia. Con una refrescada forma sonata, la obra abre con una introducción suspicaz e intimidante, seguida por un primer tema que retoma tanto el carácter como las ideas melódicas. El segundo tema, caracterizado por su registro agudo, se libera de toda preocupación y en cambio, nos ofrece una melodía bella e ingenua. Continúa un desarrollo de gran factura con material nuevo, pero también con los temas antes presentados. Finalmente, la re-exposición reitera de manera breve, concisa y poderosa la mayoría de las ideas. Cierra el concierto con Wayra (2011) de Jorge Villavicencio (Lima, 27 de febrero de 1973). Wayra significa viento, en quechua. Los pueblos precolombinos de los Andes asociaban el termino wayra con la destrucción y el genocidio causado por los conquistadores españoles (para ellos, seres sobrenaturales), así como con la oposición del mundo indio versus el mundo blanco, como lo describe Jorge Icaza (Quito, 1906 – Quito, 1978) en su novela Huairapamushcas, de 1948. Wayra es un corto y desasosegado poema sinfónico, el cual exhibe gestos
orquestales que, para el oyente, podrían sonar como una representación musical del fenómeno de los vientos. La esencia y la inspiración para esta pieza yace, sin embargo, en el estado de espíritu de aquellas gentes aborígenes al confrontar el abuso, la destrucción y la muerte traídos por la Conquista y los cuales, a pesar de haber sido causados por acciones intrínsecamente humanas, fueron creídos provenientes de indomables fuerzas míticas. Construir un programa musical que sirva como metáfora, historia, proyección, y reflexión de las relaciones entre dos países no es tarea fácil. Esta labor, realizada por los directores Fernando Valcárcel (Perú), encargado de dirigir este programa en Bogotá con la Orquesta Sinfónica Nacional en Colombia, y Ricardo Jaramillo (Colombia), encargado de dirigirlo en Lima con la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú es, en sí, una muestra más de diálogo, construcción, y comprensión conjunta. Esperamos que este concierto reúna en su espíritu a dos pueblos que están a 1880 quilómetros de distancia pero que por más de doscientos años han sido parte esencial de la historia y construcción de lo que hoy es Latinoamérica.
Notas al programa por Mauricio Peña, adaptadas a partir de las notas de Pedro Sarmiento (Obertura para octubre); Sebastián Wanumen (Rapsodia colombiana y Reflejo sinfónico), Orquesta Sinfónica Nacional del Perú (Rapsodia peruana), Fernando Valcárcel (Ritual de los jóvenes honderos) y Jorge Villavicencio (Wayra), notas gentilmente facilitadas por la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y por el maestro Fernando Valcárcel por medio de la Embajada de Perú en Colombia.
Fernando Valcárcel director invitado Fernando Valcárcel se ha consolidado como una de las principales figuras artísticas en el panorama latinoamericano. Ha dirigido las principales orquestas profesionales del Perú y ha recibido invitaciones de varias orquestas latinoamericanas como la Filarmónica de Bogotá, la Orquesta del SODRE en Uruguay, la Orquesta Sinfónica de Yucatán, y las Sinfónicas Nacionales de Argentina y Ecuador. En 2016 hizo su debut en Rusia con la Orquesta Sinfónica del Estado de Siberia. Desde 2011 asumió la dirección de la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú, dando paso a una gestión comprometida con la ejecución de obras de compositores peruanos contemporáneos, que incluye varios estrenos mundiales y estrenos locales del repertorio universal del siglo XX y XXI; y con diversos esfuerzos pedagógicos y de rescate de los valores nacionales. Actualmente se encuentra impulsando un proyecto discográfico de difusión del patrimonio composicional orquestal peruano, que recientemente ha dado frutos en ediciones que rinden tributo a la creación artística de tres grandes referentes del canon sinfónico peruano (Theodoro Valcárcel, Celso Garrido-Lecca y Francisco Pulgar Vidal), así como en una producción dedicada íntegramente a la música puneña. Fernando Valcárcel es graduado en la especialidad de compositor del Curtis Institute of Music de Filadelfia (Estados Unidos), cuenta con estudios de postgrado en composición en McGill University (Canadá) y con una maestría en dirección orquestal en Texas Christian University (Estados Unidos).
ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL DE COLOMBIA La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia (OSNC) recoge una tradición musical que se remonta a 1846 cuando se creó como la agrupación insigne de la Academia Nacional de Música. Con el propósito de difundir y estimular el disfrute de la música sinfónica en el país, realiza más de 70 conciertos al año entre los que se cuentan programas de temporada, didácticos, colaboraciones en producciones de ópera, ballet y zarzuela; y presentaciones de sus grupos de cámara y de música sacra en iglesias y lugares no convencionales. La OSNC salvaguarda el patrimonio musical sinfónico nacional y estimula el trabajo de los compositores colombianos contemporáneos. En su larga trayectoria artística, la Orquesta ha actuado bajo la batuta de grandes maestros, entre los cuales se cuentan Igor Stravinsky, Aram Khachaturian, Paul Hindemith, y en tiempos más cercanos, Andrés Orozco-Estrada, Rossen Milanov y Gustavo Dudamel. Entre sus directores titulares se han destacado Olav Roots, Dimitr Manolov, Luis Biava, Alejandro Posada, Eduardo Carrizosa, Irwin Hoffman, Baldur Brönnimann y desde inicios del 2016, Olivier Grangean.
De la larga lista de grandes solistas que han actuado con la Sinfónica Nacional se destacan, entre otros Arthur Rubinstein, Claudio Arrau, Efrem Zimbalist, Johannes Moser, Benjamin Schmid, Gabriela Montero, y en el campo de la lírica, a voces como las de Andrea Bocelli, Juan Diego Flórez, José Carreras, Roberto Alagna y Anna Netrebko. La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia es una orquesta contemporánea, arriesgada y flexible, que entrega al público la emoción y la belleza de sus interpretaciones en todos los géneros, incluyendo actuaciones con reconocidos artistas populares como Cepeda, Hugo Candelario, Nidia Góngora, Carlos Vives, Gilberto Santa Rosa, Cholo Valderrama, Walter Silva y Fonseca, con quien la Orquesta obtuvo el Latin Grammy al “mejor álbum, pop tradicional” en 2014. Los integrantes de la Sinfónica Nacional son músicos profesionales del más alto nivel y artistas integrales que entregan el alma en cada nota. Por eso la vibrante energía y conmovedora belleza presentes en cada concierto aseguran una experiencia verdaderamente transformadora e inolvidable.
ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL DE COLOMBIA Violines I Angélica Gámez (C/a) Luis Darío Baracaldo Lamprea (C/a) María Camila Ortíz Godoy Alejandro Luengas Ramírez Daniel Esteban Cardona Valencia José Luis Benavides Varón Luisa Fernanda Delgado Rodríguez Luis Guillermo González Calcetero Camilo Andrés Monterrosa Molina Tamara Pagaeva (M/t) Violines II Francy Lorena Orjuela Murcia (P/e) Mariana Necty Nagles Pardo (A/e) Carmen Lucía Matute Hernández Francisco Javier Iragorri Mejía Francya Damaris Arias Espitia Gina Alexandra Álvarez Lemus Fabio Alonso Castillo Díaz Víctor Fabián Colmenares Botero (M/t) Violas Raul Vladimir García Bedoya (P) Juan José Pérez Pérez (A) Juan Manuel Flórez Acosta Úrszula Florentyna Kopytko Noel García Farías Luz Andreína Cadenas Gutiérrez Violonchelos José David Márquez Carrero (P) Mintcho Gueorguiev Badev (A) Iván Darío León Gómez Fidel Mario Castillo Carrillo Olga Elena Correa Gómez Johanna Mora Colmenares Contrabajos Ligia Patricia Perilla Pinto (P) Roberto Carlos Milanés Tenorio (A) Carlos Humberto Rengifo Londoño Nicolás Flórez Asprilla Juan Manuel Giraldo Giraldo
(C/a) Concert (P) Prin (P/e) Principa (P/i) Princip (A) Asi (A/e) Asistent (M/t) Músic
tino asistente ncipal al encargado pal invitado istente te encargado co temporal
Flautas Rafael Octavio Aponte Díaz (P) Juan David Arias Zuluaga (A/e) Sergio Iván Katich Bayona (M/t) Oboes Tamás Balla (P) Viviana Marcela Salcedo Agudelo (A) Yéssica Marcela Ortiz Moreno (M/t) Clarinetes Christopher John Jepperson (P) José Luis Barón Ramírez (A) Jorge Andrés Vélez Ospina Fagotes Carlos Felipe Viña Villaquiran (P/i) Zulma Eliana Bautista Carrillo (A) Yohana Margarita Mancipe Castro (M/t) Cornos Dante Ferrer Yenque Andrade (P) Erwin Gerardo Rubio Herrera (A) Diego Mauricio Parra Suárez Oscar Iván Álvarez Gutiérrez Trompetas Juan Fernando Avendaño Restrepo (P) Johnny Édison Lucero Calvachi (A) Juan Carlos Valencia Castillo Trombones Giovanni Scarpetta Díaz (P) Luis Eduardo Díaz Zuleta (A) Germán Díaz Guerrero (M/t) Tuba Juan Erney Sepúlveda Orrego Percusión Juan David Forero Caviédes (P) Sandra Liliana Sichacá Cuervo (A) Juan Jacobo Restrepo Quintero Hernán Camilo Zamudio Romero (M/t) Arpa Bibiana Ivonn Carrero Cortés (M/t) Piano / Celesta Juan Carlos de la Pava (M/t)
AGRADECIMIENTOS Orquesta Sinfónica Nacional del Perú Fundación Blas Emilio Atehortúa FUBEA Ricardo Jaramillo Fernando Valcárcel