Caravaggio. San mateo y el ángel.

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CARAVAGGIO

San Mateo y el รกngel


Situada en la plaza de San Luigi dei Francesi, la iglesia del mismo nombre alberga la capilla Contarelli, llamada así porque en 1561 la compró Mathieu Cointrel (luego cardenal Matteo Contarelli). Caravaggio recibió este encargo gracias al cardenal Del Monte y al banquero Giustiniani, sus protectores. Se optó por lienzos enormes para no utilizar andamios dentro de la iglesia, ya que estaba abierta al público, y debían estar colocados para el año 1600.


Antes de hacer este encargo Caravaggio no tenía experiencia como pintor de lienzos de grandes dimensiones, pero con su primer trabajo religioso creó una verdadera revolución.

La decoración de la capilla se centra en la vida de San Mateo, con las escenas de La vocación de San Mateo, San Mateo y el ángel, y El martirio de San Mateo.



Según el Evangelio de San Mateo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo y le dijo “sígueme”, y Mateo le siguió. Mateo respondió con un ¿Quién yo?. Esta pregunta se escenifica e identifica claramente cuando vemos a Mateo señalándose a sí mismo en La vocación de San Mateo. Caravaggio representó una escena cotidiana de la vida romana, un lugar de recaudación de impuestos. Cristo aparece señalando a un hombre, y es en torno a este gesto que se construye la escena. La mano de Cristo sigue, sin duda, el modelo de la mano de Adán en la Capilla Sixtina.

Frente a esta obra está El martirio de San Mateo, del año 1600-1601. A través de estudios se ha comprobado que hubo varios planteamientos anteriores al original, ya que, según los críticos, no era coherente con la historia que se representaba. En la versión final el verdugo aparece desnudo, y el santo está en el suelo. Uno de los testigos es el propio pintor.



La obra más polémica de esta capilla fue San Mateo y el ángel, que Caravaggio se vio obligado a repetir. Se encargó para el altar, y se realizó en tres meses. La primera versión fue rechazada, y después adquirida por Vincenzo Giustiniani. En 1815, los descendientes de Giustiniani la vendieron al Kaiser-Museum de Berlín, y en la II Guerra Mundial fue destruido. En esa primera versión, el santo muestra los pies al espectador, y ni siquiera están limpios, lo que fue tomado aún peor. Su rostro de sorpresa deja claro que era una persona iletrada, que no puede creer lo que ven sus ojos, las palabras en hebreo del Evangelio. Esto viene a decirnos que incluso el hombre mas sencillo y humilde es capaz de comprender gracias a la revelación y la inspiración divina. Esta humildad no estaba bien vista para la representación de las imágenes sagradas, aunque sí para los devotos. Así que se rechazó porque representaba al santo con el aspecto de un campesino, y casi parecía analfabeto.


El centro de atención en el cuadro el encuentro de las manos de ambos. El ángel guía la mano de Mateo, lo que se consideró indecoroso, ya que es una manera de decir que Mateo tenía que ser aleccionado. Este gesto del dedo índice, que indica, que guía, tiene una larga tradición. El tema de la Anunciación es básico para la representación de este gesto, ya que uno de los personajes siempre aparece señalando. En pocas palabras, el índice compone la autoridad de la lección. Es indispensable para que haya un cierto didactismo. La figura de San Mateo fue asociada a la de Sócrates, aunque en el caso de Caravaggio quizá fue más por interés estético que por cuestiones de simbología. En cualquier caso, varias cosas dan especial importancia a Sócrates en la pintura religiosa: la inspiración divina que tuvo el filósofo y el hecho de haber sido declarado el más sabio de todos los hombres.


Caravaggio tomaba modelos directamente del natural, y aunque al principio sus pinturas eran más dulces, luego pasó a los colores oscuros. Por ese tipo de pintura, oscura y natural, se hizo famoso, pero fue criticado por el mismo motivo. En opinión muchos pintores, Caravaggio no tenía estilo para pintar, tampoco ideas (por eso tomaba modelos del natural), no sabía y representaba sus figuras de un modo muy alejado del decoro. Esa pintura, esos colores, esos modelos… fueron asimilados en Roma como una gran novedad, tanto para bien como para mal, ya que además de no saber pintar, Caravaggio, cuando lo hacía, era representado gentes “demasiado humildes y vulgares”. Como sucedió con el cuadro de San Mateo.


La segunda versión fue pintada probablemente entre septiembre de 1602 y febrero de 1603. Fue restaurado en 1939, gracias al “rescate” de la figura de Caravaggio por Roberto Longhi en Florencia en 1922. Esta versión completamente distinta de la primera: ambos, el santo y el ángel, se sitúan por encima del plano, el taburete donde se apoya San Mateo parecer caer. Éste ya no es un campesino, sino un anciano al que los años han conferido sabiduría. El ángel baja y parece hablar o discutir con él, aparece de modo espectacular, siguiendo la tradición medieval. El ángel dobla el dedo de su mano, lo que se referiría a las indicaciones que recibía Mateo en la primera versión, y que veíamos como había escrito “Abraham empezó…” en el libro. Es decir, a pesar de que la versión original del cuadro fuera rechazada, la segunda no fue menos interesante, ya que, de un modo u otro, Caravaggio hizo ver lo que quería hacer ver.





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