Historia de un Falso Secuestro Esta es una historia verídica, se han cambiado los nombres para proteger la identidad de quienes la vivieron, sin embargo, puede ser la misma historia de muchas personas que al igual que los personajes de esta narración, han tenido que enfrentar la incertidumbre de vivir en una ciudad con altos niveles de inseguridad.
Historia de un Falso Secuestro Janet realizaba sus tareas cotidianas, ordenando su casa al mismo tiempo que estaba atenta al cocimiento de un guisado que tenía sobre la estufa; hoy no podía concentrarse, se sentía intranquila sin poder explicar realmente el motivo, como quien presiente la cercanía de un suceso inesperado. De repente sonó el teléfono y al levantar el auricular escucho aquella voz desconocida y amarga que con un tono cínico le pregunto: -¿Es familiar de Javier?, a lo que ella responde de inmediato y con el sobresalto de quien intuye peligro. -Sí, soy su mamá ¿Qué pasa?
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Era medio día, la hora en que Javier debía estar en la escuela, pero por un instante Janet pensó que podía haberle ocurrido un accidente. La voz que denotaba la juventud de un hombre mal hablado en forma amenazante dijo: -Pues si no quieres que se lo lleve la chin...a deberás seguir mis instrucciones y no metas a la policía en esto porque te estamos monitoreando y también a ti cab...na, junto con toda tu familia te vamos a jod...r Janet sorprendida y asustada, sintiendo que la angustia la paralizaba, y un escalofrío instantáneo recorría todo su cuerpo penetrando como una daga fulminante en el centro de su corazón, tomo aire y fortaleza del amor a su familia y replico. -OOOiga no, espere, ¿Quién es usted?, ¿De dónde me habla? ¿Qué es lo que quiere? -Eso no te importa pen…ja, y no hagas preguntas hija de la chi…a, solo haz lo que te digo si no quieres que algo feo le pase a tu chamaco. Utilizando un lenguaje soez e impertinente le dio los datos de una cuenta bancaria y le ordenó realizar en 30 minutos a más tardar un deposito por 20,000 pesos si es que quería volver a ver a su hijo con vida, y antes de que Janet pudiera agregar algo se escuchó el tono que daba por terminada esa terrible llamada. Aunque se resistía a creerlo, Janet sabía que eso podía ser una realidad pues hoy en día no dejan de escucharse por doquier noticias espeluznantes de atracos y secuestros, de bandas de delincuentes y peleas entre grupos criminales, ajustes de cuentas y crueles asesinatos que parece que no van a terminar jamás. Impulsada por la desesperación de inmediato recogió su bolso y estando a punto de tomar las llaves del auto para hacer lo que se le había ordenado, se detuvo unos instantes apoyándose en el marco de la puerta, como para tomar fuerza pues sentía que sus rodillas no podrían sostenerla por más tiempo y que estaban a punto de doblarse.
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Luego como por instinto, regreso hacia el teléfono y llamo a la oficina de Ricardo, su marido, quien como era su costumbre tomo la llamada saludándola con alguna broma cariñosa, sin imaginar el terrible dolor que esta llamada traería a su vida. Entre nerviosa y titubeante Janet le comento lo sucedido, sin poder contenerse empezó a llorar, tartamudeando y atropellaba las palabras insistiendo en que debía obedecer lo que le habían ordenado para no poner en riesgo la seguridad de su hijo. Ricardo, quien posee el control y equilibrio de un buen ejecutivo le pidió que se calmara y procurara mantenerse serena tomándose un momento para decidir cuál era la mejor forma de actuar, al tiempo que le preguntaba. -¿Ya lo llamaste a su celular? En ese momento la madre angustiada reacciono sacando del bolso su teléfono móvil para marcar el número de su hijo, quien le respondió de manera natural pero como si le hablara en secreto: -Hola mamá, estoy en clase… no puedo hablar, ¿Qué pasa? Al escuchar su tranquila voz, ajena al golpe de dolor que puede sentir una madre imaginando por un instante que esta llamada como en muchas otras ocasiones no recibiría respuesta, Janet sintió que en ese momento el cielo se abría y un hermoso rayo de luz iluminaba su vida. Respiro profundo y tratando de disimular el terror que estaba viviendo, con un tono suave que apenas se escuchaba, le dijo: -Solo quería decirte que te quiero mucho y saber que estas bien, pasaré por ti más tarde, no salgas de la escuela y mantén tu celular abierto por si necesito volver a llamarte. Al terminar, Janet continuaba llorando, su mandíbula no dejaba de temblar, su cuerpo entero parecía que se iba a reventar después de contener tanta presión.
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Volvió a su llamada con Ricardo, su esposo, y comentó… Javier está a salvo se encuentra en la clase, gracias a dios me respondió la llamada, no sé qué hubiera hecho si como en tantas ocasiones no hubiera recibido respuesta, quizás ante la incertidumbre hubiera realizado el deposito al supuesto secuestrador aun sin tener la seguridad de que realmente estuviera en peligro. No quiero ni imaginar que una llamada a la dirección de la escuela me hubiera consumido el tiempo que me concedía el delincuente y haberlo expuesto a la amenaza de muerte. Con toda su alma, levanto su mirada al cielo con un profundo agradecimiento, reconociendo que algo más allá del infinito, algo divino había puesto su mano amorosa protegiendo lo que para ella es lo más importante en la vida. Janet sintió que en ese momento el cielo se abría y un hermoso rayo de luz iluminaba su vida. Esa tarde reunidos en familia, conversaron sobre lo ocurrido, analizaron la forma en que actuaron, y las medidas que adoptarían para minimizar los riesgos de sufrir nuevamente un percance como este, y por el consejo del asesor jurídico de la empresa de Ricardo, se realizaron las gestiones ministeriales correspondientes, así como una investigación de la llamada recibida con los datos disponibles, y desde luego, cambiaron su número telefónico por uno privado. Es bien sabido que gente sin escrúpulos realizan miles de llamadas al azar, utilizando cualquier nombre, buscando la forma de establecer relación con la persona contactada para extorsionarla y obtener un beneficio económico aprovechando las reacciones naturales de pánico. No caiga en su juego, ¡Proteja a su familia! Diana Reyes Jubilada en Acción! Por una familia feliz.
Recuerde… La prevención puede hacer la diferencia.
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