Catálogo Leonardo da Vinci

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Once máquinas e ingenios de

interpretados y realizados por

Carlos Gancedo Patrocina

FUNDACIÓN

MUSEO EVARISTO VALLE Somió, Gijón. 2011


Edita Fundación Museo Evaristo Valle Coordinación general Carlos Gancedo Ana Basagoiti Alina Brown Fundación Museo Evaristo Valle DISEÑO DE MONTAJE Francisco Zapico Fundación Museo Evaristo Valle REALIZACIÓN DE OBRAS Carlos Gancedo Textos Soledad Álvarez Esperanza Ibáñez de Aldecoa Fotografía Alejandro Braña Diseño y maquetacióN Chiwake Comunicación Impresión y encuadernación Gráficas Summa, S.A., Oviedo Depósito Legal: AS. 658-11 ISBN: 84-923 244-6-5 PATROCINA “la Caixa” COLABORA Ayuntamiento de Gijón Grupo Ales


Índice

Elogio del “Homo Faber” 9 Las máquinas de Leonardo 15 Los códices 21 La escritura especular 27 Máquinas e ingenios de Leonardo da Vinci, interpretados y realizados por Carlos Gancedo 31 Bélicos: Carro con guadañas 33 Carro de combate 39 Puente giratorio 45 Puente autoportante 51 Aéreos: Tornillo aéreo 57 Paracaídas 63 Ornitóptero 69 Musicales: Tambor mecánico 75 Escénicos: Autómata 81 Hidráulicos: Draga 87 Otros: Asador automático 93 Leonardo da Vinci, esquema biográfico Bibliografía

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ELOGIO DEL “HOMO FABER”



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Elogio del “Homo Faber” Aunque el culto a la personalidad y talento del artista y la dignificación de la práctica del arte son aspectos que reflejan el posicionamiento del Renacimiento ante el arte y sus creadores, y aunque comience a establecerse entonces una diferenciación discriminatoria entre las artes mayores y menores, el pensamiento humanista de la época valoraba también las capacidades constructivas del hombre como instrumento para cambiar el curso de la naturaleza. Y, en relación con ello, dispensaba su reconocimiento al trabajador manual, al homo faber que algunos grandes creadores de aquél momento no quisieron dejar de ser, caso, por citar un ejemplo, de León Battista Alberti, cuya insaciable curiosidad le impulsó a aprender todos los oficios. Resulta pertinente evocar ahora el elogio merecido entonces por el dominio y buen hacer del homo faber, en un momento en que aún se sigue manteniendo una férrea diferenciación entre los aspectos procesual y mental por gran parte de los creadores actuales, que valoran la idea por encima de su materialización. Por ello no deja de ser excepcional y loable encontrar a quien, con un dominio técnico que se sale de lo habitual, elige una actividad que no le reportará el éxito personal merecido, a pesar del esfuerzo y del ingenio exigidos para materializar las ideas de un gran genio del pasado, y de hacerlo; con una pulcra fidelidad al modelo, precisión y exactitud. Es el caso de Carlos Gancedo, autor de las piezas que se muestran en esta exposición, con las que logra trasladarnos al panorama caracterizado por la creatividad y el interés por el saber de la Italia renacentista de hace más de cinco siglos. Y lo hace a través de varias vías. La más evidente es la de elegir las máquinas e ingenios de Leonardo da Vinci como objeto de intervención. Pero, sin duda, esa elección no habría tenido lugar si en el plano del conocimiento no le acompañaran el interés por observar, descubrir, explorar y superar dificultades, y, en el plano de la ejecución técnica, la capacidad para realizar las obras con maestría, que también caracterizaron el comportamiento del hombre renacentista.

Carlos Gancedo, trabajando en su estudio, Pinzales (Gijón).


En este sentido, considero que debe ser elogiada la obra del experto homo faber que hoy se nos presenta, por su buen hacer y su capacidad para superar retos en el desarrollo del proyecto surgido hace ya tres décadas tras visitar el museo del castillo Clos-Lucé en Amboise (Francia), donde pudo contemplar algunas maquetas del gran creador universal que es Leonardo. La colección no satisfizo al exigente hacedor asturiano, que apreció una factura elemental que no se correspondía con la genialidad de la idea ni con las exigencias mecánicas de la época en que fueron diseñadas. Y planeó entonces el proyecto que hoy se presenta al público en la Fundación Museo Evaristo Valle, que le ha ocupado gran parte de su tiempo desde entonces: primero interpretando el sentido de las obras y documentándolas; después estudiando su mecanismo y funcionamiento, y analizando pieza a pieza cada uno de sus componentes; finalmente eligiendo cuidadosamente los materiales y materializando técnicamente las máquinas en una experiencia única a la que ha dedicado por completo los últimos tres años. No voy a comentar las máquinas e ingenios que aquí se muestran, puesto que en este catálogo van acompañadas del correspondiente análisis individual. Me centraré en explicar el sentido que tienen dentro del conjunto de la polifacética y magistral actividad creativa de Leonardo y en el contexto del humanismo renacentista que se gestaron. Leonardo da Vinci (1452-1519) es conocido como genio de la pintura, pero como paradigma del hombre universal del Renacimiento fue también escultor y arquitecto, además de músico, poeta, filósofo, científico e ingeniero. Es decir, es el perfecto ejemplo de humanista, dotado de cualidades para ejercer todas las disciplinas artísticas al mismo tiempo que de una inagotable curiosidad y una gran capacidad inventiva que le inducen a adentrarse en el campo de las ciencias y a experimentar dentro de la física y de la mecánica. Entendía Leonardo, como sus coetáneos humanistas, que entre las diferentes disciplinas no existen barreras, que el arte no puede subsistir independientemente de la técnica, la ciencia y la filosofía. Defendía la pintura como actividad intelectual y científica, y en ese sentido dejó


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escrito que “un buen pintor debe representar dos cosas fundamentales: el hombre y las inquietudes de su espíritu.” Responde en este sentido su magistral y polifacética producción a la tendencia renacentista de aproximar imagen y concepto e imaginación y razón. Y ello se manifiesta de modo evidente tanto en su interpretación de la pintura como ciencia, como en la identificación del dibujo con la expresión escrita y con el concepto, que tiene como consecuencia el afán descriptivo y visual que manifiestan este tipo de creaciones, que están en el origen de la ilustración científica, en las que la imagen supera con su minuciosidad y exactitud descriptiva a la reflexión teórica. De este modo, se asiste en la obra de Leonardo y en la de otros coetáneos suyos a la conversión de la representación en un instrumento del conocimiento, recurriendo a la imagen visual como vehículo del intelecto e identificando el arte con la sabiduría. En este sentido, el uso del dibujo por Leonardo en sus ensayos científicos y técnicos debe ser interpretado como fuente de conocimiento. Como artista, científico e inventor lo anota todo gráficamente, entendiendo el ejercicio del dibujo como una de las claves de la cultura y del saber en general. La importancia de la representación como vehículo del conocimiento científico queda patente en los dibujos de anatomía trazados por Leonardo a partir de las disecciones realizadas por él mismo sobre cadáveres, lo mismo que los dedicados a las máquinas, fuente documental de las maquetas ahora expuestas, son exponentes de la indagación sobre principios de la mecánica que se dan a conocer mejor a través de los dibujos que de las anotaciones teóricas. Se trata de obras que muestran por un igual el genio dibujístico del artista y la capacidad inventiva e innovadora del ingeniero en sus proyectos de carácter bélico, como fortificaciones, instrumentos musicales (tambor mecánico), puentes (puente autoportante) carros de combate (carro falcado), balística (cañón a vapor, obuses de mortero); en los ingenios aéreos, que han supuesto una importante aportación al campo de la aeronáutica (tornillo aéreo, alas batientes, paracaídas), al igual que en


los hidráulicos (draga o barco de palas, escafandra) y terrestres (grúatorre, artefacto rodante mecánico), que han sido interpretados como precursores del paracaídas, el helicóptero, el submarino y el automóvil; en los inventos de ingeniería civil (puente giratorio), urbanísticos (diseño para Milán de un trazado funcionalmente perfecto) y de carácter práctico (bombas hidráulicas, telar y horno mecánico, odómetro), etc. La calidad del dibujo y el valor científico que se le concede son capaces de suplir las explicaciones teóricas sobre estos inventos mecánicos, que únicamente cuentan con breves anotaciones escritas, y que se recogen en los cuadernos del artista junto a otros proyectos de pintura, escultura, anatomía, óptica, perspectiva, arquitectura y urbanismo. Su materialización, que no llegó a realizarse en vida de Leonardo, demuestra el carácter utópico de muchas de las obras, puesto que existen problemas funcionales en los que no parece haberse detenido el artista, quien se comportó como genio intuitivo y como gran observador de los fenómenos naturales en la aproximación a los problemas de la física, de la química, de la anatomía, la biología y la mecánica, y siguió en esa experiencia un método científico que soslayaba las reflexiones teóricas y se centraba en la descripción directa de los fenómenos a través de la ilustración. Y con esa unión de arte y exploración científica, en la que el arte actuaba como instrumento de la investigación y ésta sustentaba los principios teóricos y prácticos del trabajo artístico, al tiempo que mostraba una vertiente más de su genio creativo, Leonardo proyectaba un extenso repertorio de ingenios que constituyen un remoto precedente de la mecánica contemporánea y de la ciencia actual.

Soledad Álvarez

Catedrática de Historia del Arte Universidad de Oviedo


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LAS MÁQUINAS DE LEONARDO Textos: Esperanza Ibáñez de Aldecoa



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Las máquinas de Leonardo Su obra como técnico e ingeniero, es fruto del conocimiento de los saberes de su tiempo a los que incorporó una nueva manera de entender, de aplicar y de presentar; y probablemente, si se hubieran publicado sus manuscritos, habría aportado al mundo de la tecnología el avance de un siglo. Aunque no tenemos conocimiento de que alguna de sus máquinas se llevara a cabo en la realidad, ello carece de importancia ante el verdadero interés de su obra que se manifiesta en la fuerza intelectual de cada uno de sus dibujos. Tratamos de presentar un marco en el cual ordenar las diversas máquinas e ingenios más representativos de Leonardo, algunos de los cuales están presentes en la exposición, pero hemos de tener en cuenta que el universo científico y técnico en que se mueve es tan extenso y variado como intenso y profundo en sus conclusiones. En sus dibujos encontramos miles de artilugios, máquinas, herramientas, observaciones y reinterpretaciones del natural, estructuras de complejos trabajos de ingeniería, etc., pertenecientes a muy distintos ámbitos de aplicación.

Máquinas Bélicas En una Italia sumida en constantes “rencillas” los señores se disputan la ayuda de los especialistas en tecnología militar y Leonardo será el más reconocido. Se presenta a Ludovico el Moro con la intención de entrar a su servicio, por medio de una interesantísima carta en la que enumera sus habilidades en la creación de armamento y la creación de estructuras que faciliten el asalto y la defensa de fortalezas. Entre ellas recordaremos los puentes, máquinas para extraer el agua de los fosos, escaleras, navíos resistentes al fuego... Durante los veinte años de permanencia en Milán, contribuirá con profundas innovaciones al perfeccionamiento de las armas de fuego y a la creación de nuevas técnicas de fortificación y asalto. Al tiempo, las veremos convivir con el armamento de tradición medieval compuesto por catapultas, ballestas, hondas, dardos, ...


Ideó el modo de aumentar la eficiencia de cañones y morteros: estudió la fusión, la carga, el encendido y el enfriado, además de aumentar el volumen de fuego y la velocidad de tiro; se ocupó “de la forma y la trayectoria de los proyectiles y se anticipó a los estudios sobre el principio de inercia de Galileo y Newton. Además de los dispositivos para el asalto y defensa de fortalezas, de sus armas de fuego recordaremos los cañones simples, cañones con alza, bombardas, carros con cañones cubiertos, “ametralladoras”, balas explosivas, etc.

Máquinas para volar Probablemente nacidas en su relación con el mundo del teatro, pronto trascendió este ambiente y dedicó numerosos estudios a la observación del vuelo de las aves y a su anatomía; estudió con verdadera minuciosidad el cuerpo humano, pues debía ser el que imprimiera la fuerza para volar. Trabajó en diversos tipos de “ornitópteros”, las máquinas voladoras ideadas por el artista que eran accionadas por un hombre, e intentó minimizar el problema de la escasa potencia de la energía muscular. Estudió alas, engranajes, distintas “posturas” del cuerpo humano respecto a las alas, etc. Leonardo estaba convencido: “..., el hombre con sus bien formadas y grandes alas, oponiendo su fuerza a la resistencia del aire y venciéndola, puede dominarlo y elevarse en él”. Entre 1503 y 1506 realizó numerosos estudios sobre el vuelo de las aves, y pasa de su concepción del “vuelo con alas”, a la de “vuelo sin alas”. Para ello necesitaba estudiar el aire, así que diseñó instrumentos higroscópicos, anemómetros e inclinómetros y reconoció la “especularidad” entre la ciencia de las aguas y la de los vientos. En estos últimos años es cuando presenta máquinas tan sencillas como el “paracaídas” y tan complejas como el “tornillo aéreo”.


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Máquinas musicales Parece ser que Leonardo era un experto intérprete de instrumentos como la lira. Respondiendo a los gustos “renacentistas”, creó instrumentos con los que conseguir “mayor número de notas y sonora voz”, y les incorporó mecanismos que ofrecían melodías repetitivas. Instrumentos para las fiestas palaciegas, las representaciones teatrales, e incluso para utilizar como elementos disuasorios en las guerras. Recordaremos la “lira en forma de cráneo de caballo”, el “tambor mecánico” o la “pianoviola automática”.

Máquinas escénicas El teatro renacentista desarrolló fuertemente el potencial visual de la representación. Grandes artistas e ingenieros de la época se implicaron en la realización de escenarios y toda su parafernalia. Leonardo no escapó a este influjo y muchos de sus posteriores trabajos nacieron en este ámbito como las primeras alas y mecanismos para volar. Realizó escenarios complejos dotados de movimiento, como el montado para representar la “Fiesta del Paraíso” para los Sforza. De diferente concepción era el montaje escénico para representar el mito de Orfeo en el que dos hemiciclos, al girar, se convertían en un anfiteatro. Y los autómatas, estructuras capaces de desplazarse por los escenarios con la fuerza de sus propios mecanismos internos: el “león autómata” al que después de dar unos pasos se le abría el pecho mostrando unos lirios, o el “autómata del carro” capaz de moverse por el escenario y portar los elementos que interesasen en la obra.

Máquinas hidráulicas La ingeniería hidráulica es, quizás, el terreno en el que más trabajó. Siendo muy joven fue consultado para el proyecto de hacer navegable el rio Arno desde Florencia hasta el mar. También para hacer navegable el Arno desde Pisa a Florencia y el Papa León X, pidió su asesoramiento para sanear los pantanos Pontinos. Además de pensar en las obras de ingeniería que sería preciso llevar a cabo en tales proyectos, ideó numerosos dispositivos y máquinas para poder realizar semejantes obras como las diferentes “dragas”.


Cada vez le interesó más el comportamiento físico y dinámico del agua en sí mismo y en relación con los demás elementos. Le atrajo la idea de que el hombre pudiera moverse por encima y por debajo del agua diseñando diversos flotadores y respiradores. Estudió la manera de hacer más rápidas y seguras las embarcaciones, diseñando nuevas formas en sus cascos, haciendo naves de doble casco o incorporando ruedas de palas en sus laterales. También ideó un “submarino” y un complejo sistema para atacar los barcos enemigos agujereando su casco bajo el agua. Su interés por el aprovechamiento de la fuerza hídrica le llevó a perfeccionar máquinas y bombas conocidas desde la antigüedad como, el tornillo de Arquímedes y las ruedas capaces de suministrar agua a los centros urbanos, mover molinos, alimentar regadios...

Otras Sólo con la intención de recoger otros ingenios pensados o mejorados por Leonardo pertenecientes a ámbitos de actuación muy diversos, recordaremos máquinas como el “asador” que funcionaba por medio de aire caliente. O instrumentos como el “compás de varillas”, con el que los dibujos adquieren posibilidades antes no pensadas; el “odómetro” para medir los recorridos de los carros que está reconocida como una de las más completas presentaciones realizadas por Leonardo, y por último, aunque la lista podría ser interminable, recordaremos el “tórculo de imprenta” que intenta aumentar la automatización de los ejemplares que irrumpen en Florencia hacia 1470, y que persigue ahorrar tiempo y mano de obra.


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LOS CÓDICES Textos: Esperanza Ibáñez de Aldecoa



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Los Códices Era costumbre en los talleres de artistas de la época, tener un cuaderno de apuntes donde anotar aquellas ideas, primeros esbozos, etc. de una obra. Probablemente esta formalidad se convirtió en costumbre en el caso de Leonardo que aprendió a llevar siempre consigo un “cuaderno de notas”. Los códices de Leonardo son tomos encuadernados de folios en los que le gustaba registrar desde dibujos y apuntes sobre sus obras, estudios, invenciones y curiosidades hasta reflexiones complejas y acontecimientos de su vida personal. Reutilizados una y otra vez, se entremezclan en algunos casos dibujos de varias épocas, o retoman ideas abandonadas haciendo a veces muy complejo su seguimiento. Son anotaciones o dibujos para su propia reflexión, esbozos apenas trabajados; otras veces, en cambio, se esmera en detalles y en efectos externos al objeto, que le dan realismo y vivacidad por que están realizados para ser mostrados a aquellas personas que pudieran requerir de sus habilidades como inventor, arquitecto, ingeniero... De los entre treinta y cincuenta mil folios que se piensa pudo escribir, se conservan solamente algo más de ocho mil, es decir unas dieciséis mil páginas con miles de dibujos. Leonardo legó a su muerte, en 1519, en Amboise (Francia), la mayor parte de los apuntes y cuadernos de notas a su amigo Francesco Melzi que los llevaría a Italia. Desde entonces, distintas vicisitudes han rodeado la vida de cada uno de ellos, permaneciendo los menos en unas pocas manos, mientras que otros han sido objeto de traslados, al tiempo que han sufrido revisiones, nuevos ordenamientos en sus folios, dudosas restauraciones, robos, e incluso han estado desaparecidos durante largo tiempo. Con todo, son a día de hoy una fuente imprescindible para conocer el verdadero “ser” de Leonardo. En los folios encontramos dibujo y texto. Texto escrito “a espejo”, es decir, con los grafismos invertidos y realizados de derecha a izquierda, probablemente porque era su forma “natural” de expresión y a la que recurría cuando las ideas brotaban en su cabeza. Anotaciones puntuales


que enriquecían aquellos aspectos del estudio, invento, etc., que estuvieran realizando y que no eran susceptibles de ser dibujados. Porque para Leonardo el dibujo tenía que dar fiel idea de su “ser”. Una de las mayores aportaciones de Leonardo a los tiempos modernos, fue el concebir los dibujos como medios de estudio más que como representaciones demostrativas de su construcción. Es decir, la representación de un objeto tenía que posibilitar el conocimiento del aspecto exterior de la máquina, al tiempo que debía expresar los principios mecánicos en los que se basa y el análisis de sus órganos internos. Por ello hacía representaciones “casi dinámicas” que le acercan a los métodos de estudio de animación y se le considera precursor de las imágenes cinemáticas en 3D. CÓDICE ATLANTICO : 1483- 1518 Biblioteca Ambrosiana de Milán • 403 folios. Varios temas. WINDSOR ROYAL LIBRARY : 1489-1510 Royal Library del Castillo de Windsor. Londres Manuscritos de anatomía y otros dibujos • Folios de Windsor: 600 diseños. • Folios de Anatomia A: 18 diseños. • Folios de Anatomia B: 42 diseños. • Cuadernos de Anatomia, I-VI: 119 diseños. CÓDICE ARUNDEL 263: 1504- 1516 British Library. Antigua Biblioteca del British Museum. Londres • 283 folios. Varios temas. MANUSCRITOS FOSTER I-III: 1484-1497 Biblioteca del Victoria and Albert Museum. Londres • Forster I: 55 folios. Química. • Forster II: 157 folios. Varios temas. • Forster III: 88 folios. Varios temas.


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MANUSCRITOS DE MADRID I y II: 1490-1505 Códices de la Biblioteca Nacional. Madrid • Madrid I: 192 folios. Mecánica. • Madrid II: 157 folios. Geometría. MANUSCRITOS A-M: 1489-1514 Códices y libretas en la Biblioteca del Institut de France. Paris • A: 63 folios. Varios temas. • B: 84 folios. El arte de la guerra. • C: 28 folios. La luz y la sombra. • D: 10 folios. Varios temas. • E: 80 folios. Geometría y el vuelo. • F: 96 folios. Hidráulica. • G: 93 folios. Varios temas. • H: 142 folios. Varios temas. • I: 141 folios. Varios temas. • K1: 48 folios. Varios temas. • K2: 32 folios. Varios temas. • K3: 48 folios. Varios temas. • L: 94 folios. Varios temas. • M: 94 folios. Varios temas. • Ashburnham I: 34 folios. La pintura. • Ashburnham II: 10 folios. Varios temas. CÓDICE LEICESTER-HAMMER: 1504-1506 Manuscrito propiedad de Bill Gates. Seattle (EE.UU.) • Colección de Bill Gates: 36 folios. Hidráulica. CÓDICE TRIVULZIO: 1484-1486 Manuscrito en la Biblioteca Trivulziana. Castillo de los Sforza. Milán • 51 folios. Varios temas. CÓDICE SOBRE EL VUELO DE LOS PÁJAROS: 1505 Manuscrito de la Biblioteca Real, Turín • 18 folios. El vuelo de los pájaros.



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LA ESCRITURA ESPECULAR Textos: Esperanza Ibáñez de Aldecoa



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Porqué con escritura especular Como sabemos, Leonardo fue un hombre polifacético y un activo pensador, creador e investigador; próximo a círculos del poder y conocedor de disciplinas reservadas a unos pocos. Todo ello unido a su peculiar forma de escribir y a ciertos errores de bulto en sus dibujos, dió en fomentar un cierto oscurantismo en torno a su persona y sus estudios e inventos. Aunque hoy día se sigue alimentando la idea de un Leonardo ocultista, la realidad nos dice que no hay un trasfondo secreto en su vida, fuera de las actitudes convencionales para la época, y que tampoco hay nada de misterioso en la utilización de la escritura especular que ya era conocida, aunque no entendida científicamente, en los círculos mas cultos en los que Leonardo se movía. Leonardo incluye en los folios de sus dibujos numerosas anotaciones realizadas en una forma de escritura llamada “especular”. En este tipo de escritura las letras y palabras se suceden de derecha a izquierda, escritas a la inversa, como si se vieran en un espejo. Su utilización por parte de Leonardo se basó en razones de índole científica y otras de índole social. Las razones de índole científica, se refieren a una particular forma de funcionamiento del cerebro en relación al fenómeno del lenguaje, al tiempo que mecánicamente se adapta mejor a los movimientos de la mano izquierda que no requiere pasar la mano por encima de lo escrito. Es por tanto mas frecuente en personas zurdas y Leonardo lo era. Por otro lado intervienen razones de índole social ya que, de haber tenido una formación al uso, la tendencia natural a escribir de forma “especular” habría sido tenazmente “corregida” por sus maestros, pero como por su condición de ilegítimo no tuvo acceso a una formación convencional, ello le permitió utilizar todos sus recursos personales encontrando en su “genialidad” formas poco habituales de expresión como lo es la escritura especular.


Recordemos que él mismo se reconoce como un “uomo senza lettere”, un hombre sin letras, que recogió las anotaciones de sus ingenios y estudios con escritura especular y en la lengua de la Toscana (con sus particulares modismos) en la que se crió, porque no empezó a estudiar latín hasta su marcha a Milán. Así pues, Leonardo tenía la habilidad de escribir de forma normal y “especular”, y sólo, dependiendo del tipo de textos, utilizaría una u otra forma de escritura. Pero habitualmente, para sus anotaciones personales, como las de sus diversos estudios, utilizaría la escritura especular no con afán de ocultar el contenido de sus notas como se ha querido interpretar en numerosas ocasiones, sino porque la escritura especular fluía en él de forma “natural” permitiéndole una mayor concentración en sus pensamientos.


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Máquinas e ingenios de

LEONARDO da VINCI

interpretados y realizados por

Carlos Gancedo

Textos: Esperanza Ibáñez de Aldecoa



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Bélicas

CARRO con GUADAÑAS Códice Atlántico Biblioteca Real de Turín, 15.583 reverso, h. 1493

h 1493 f 2009


CARRO CON GUADAÑAS Biblioteca Real de Turín 15.583 reverso, h. 1493 Los dibujos de los carros falcados de Leonardo se consideran dos de las representaciones más hermosas de sus códices, donde fuerza y dramatismo envuelven las máquinas dejando en segundo plano los aspectos técnicos. En los primeros años de su estancia en Milán, Leonardo pretende el acercamiento a la familia Sforza, promotores de numerosas obras de ingeniería civil y militar, a la vez que, responsables de numerosos enfrentamientos bélicos con otras ciudades. Probablemente estos dibujos forman parte de su presentación a Ludovico el Moro con toda una serie de artilugios para la guerra y propuestas de ingeniería civil y militar, campos en los que pretendía destacar. Leonardo, siendo fiel al espíritu renacentista, mira a la antigüedad clásica buscando inspiración para la realización de sus ingenios bélicos. Los carros provistos de cuchillas en sus ejes habían sido ya descritos por griegos y romanos, y Valturio (1405-1475), cien años antes que Leonardo, lo había representado en su obra “De re militari”. Su pretensión es multiplicar la peligrosidad y la eficacia de los antiguos “carros falcados” que llevaban en los ejes unas cuchillas fuertes y afiladas, incorporando nuevos mecanismos que provistos de guadañas giratorias resultaran totalmente destructivos para el enemigo. La imagen corresponde al carro que porta el mecanismo en la parte trasera resultando una composición impactante por el movimiento que imprime a caballos y jinetes en carrera desenfrenada y los cuerpos mutilados de los enemigos que las guadañas van dejando a su paso. La transmisión de la energía se hace por engranajes y la propulsión la realiza un tiro de dos caballos. El carro en sí consta de una plataforma sobre la que se monta una jaula provista de diversos engranajes, en la que gira la estructura compuesta por cuatro brazos rematados en largas y afiladas guadañas. Las guías del carro están curvadas, casi rozando el suelo, ya que deben dejar pasar por encima las afiladas cuchillas.


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Puesto en marcha el carro, se traslada agarrándose al suelo con las grandes ruedas dentadas para asegurar con ello la rotación interna de los engranajes. Una de las ruedas está provista en su interior de espigas y trasmite el movimiento a la jaula principal donde se aseguran las guadañas que giraran rápidamente en torno al eje, cortando todo lo que encuentren a su paso. Nos encontramos ante el Leonardo más artista realizando dibujos para mostrar a los posibles “clientes”. Queda en un segundo plano el proporcionar detalles sobre el sistema mecánico de accionamiento de los carros, el sistema de engranajes, sino que le importa mostrar el efecto que tales carros producirían en el campo de batalla. La efectividad de este tipo de ingenios ha de considerarse relativa, pues el mismo Leonardo reconoce que “estos carros … a menudo provocaron no menos daño a los amigos que a los enemigos…” y luego continúa describiendo la manera de contrarrestar su poder: “contra estos carros hay que emplear arqueros, honderos y lanzadores de todo tipo de dardos, lanzas, piedras, fuego, además de mucho estrépito de tambores y gritos… todo lo cual asustará a los caballos, que desenfrenados, se encabritarán fuera del control de quien los manda…”


CARRO CON GUADAĂ‘AS Carlos Gancedo f. 2009 58 x 172 x 207 cm. Madera y metal




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Bélicas

CARRO de COMBATE Códice Atlántico Londres, British Museum Pupham n. 1030, h. 1485

h 1485 f 2010


CARRO DE COMBATE Londres, British Museum, Pupham n. 1030, h. 1485 Leonardo escribe: “Haré carros cubiertos, seguros e invulnerables; y que adentrándose entre los enemigos con sus artillerías, no habría multitud, por grande que fuera, que no rompiéramos. Y detrás de éstos podría ir infantería totalmente ilesa y sin impedimento alguno.”. Así piensa en un gran carro de combate capaz de trasladarse por el campo de batalla. Su novedad estriba en unir una gran capacidad destructiva, al ir dotado en todo su perímetro con un elevado número de cañones, con una gran capacidad defensiva, puesto que todo el ingenio va cubierto por un protector escudo cónico. El carro de combate le interesa especialmente por el efecto impactante que causaría en el enemigo, de manera que sus dibujos recogen dicha puesta en escena. Es un especialista en aunar el dibujo tecnológico y su visión “realista” y por ello teatralizada de los ingenios y máquinas que ideaba. En uno de ellos nos muestra el interior de la máquina. Es un simple boceto en el que nos presenta el carro sin la cubierta revelándonos su estructura interna y la disposición de ruedas y engranajes. Le interesa la idea de conjunto y no tanto el detalle técnico. Incluso hay errores en la presentación de algunos mecanismos que tal y como aparecen dibujados no permitirían su funcionamiento. En otro aparece el carro de combate en acción, dando idea de su poderosa fuerza, al tratar de representar la nube de proyectiles que dispararía y la nube de pólvora generada a su alrededor. Basado en la idea de origen clásico del carro cubierto como una tortuga, Leonardo idea un carro de combate realmente terrorífico, en el que aúna la efectividad destructiva de los cañones, con el aparataje teatral que semejante estructura puesta en movimiento, de por sí, causaría terror al enemigo. El antecedente mas directo sería un carro de parecidas prestaciones, provisto de grandes velas y cuya fuerza impulsora fuera el viento.


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Ello proveía de una fuerza motora, pero quedaba expuesto al capricho inconstante de los vientos reinantes. La máquina consistiría en una base circular con cuatro grandes ruedas. El movimiento se produciría al aplicar la fuerza de varios hombres por medio de manivelas a un sistema con los diversos engranajes que trasmitirían movimiento a las ruedas principales. Como ocurre en otras invenciones o ingenios de Leonardo, aparece poco definido el sistema de aplicación de fuerzas y el modo de ejecutarlo. Dado el espacio interior, el peso de la máquina a trasladar y las funciones a ejecutar, la mayoría de los autores piensan que el carro portaría ocho personas que desde el interior maniobrarían el carro y cargarían los cañones. Otros, en cambio, opinan que pudo pensar en la posibilidad de aplicar la fuerza de caballos o bueyes, pero dadas las condiciones del espacio tan restringido parece poco probable. Una hilera de cañones dispuestos en toda la circunferencia hacían del carro un enemigo terrorífico puesto que su radio de acción cubría los 360º.Por último, la cubierta cónica de gran altura, podría cubrir una torreta desde donde se otearía el campo de batalla para dirigir las maniobras y señalar con exactitud los objetivos a abatir. La dificultad de poner en movimiento toda la estructura por su porte y su peso, y las restricciones en el uso al precisar terrenos llanos, fueron probablemente causas de que dicho proyecto fuera abandonado.


CARRO DE COMBATE Carlos Gancedo f. 2010 58 X Ø 84 cm. Madera, latón y hierro


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Bélicos

PUENTE GIRATORIO Códice Atlántico, Vol. 15 folio 855r, h. 1487 – 89

h 1487 f 2010


PUENTE GIRATORIO Códice Atlántico, folio 855r, h. 1487 – 89 Los proyectos de estructuras y maquinaria con fines bélicos son uno de los capítulos mas interesantes de las obras de ingeniería militar proyectadas por Leonardo. De entre todos ellas, los puentes, por su importancia estratégica constituyen uno de los capítulos preferidos por Leonardo y a ellos dedicó varios estudios. No olvidemos que en la Italia del Renacimiento, las campañas bélicas entre las distintas ciudades, eran una constante habitual. En la carta de presentación a Ludovico el Moro en Milán como ingeniero civil y militar, hace alusión a la construcción de “puentes ligerísimos y fuertes”. Le interesaron especialmente los “puentes de campaña” fáciles de montar y desmontar, pero también ideó estructuras mas complejas, con variantes en sus estructuras, que proporcionaban distintas ventajas a quienes los poseían. En el mismo folio aparecen los dibujos de tres modelos de puentes. Un puente recto fabricado con palos, otro construido sobre barcas o barriles y un tercero que ahora nos interesa: el puente giratorio. Son bocetos, ideas plasmadas sobre la marcha que precisarán un estudio posterior. El puente giratorio es un práctico diseño que a la larga ha tenido muchas variaciones. Se trata de un puente que tiene la capacidad de girar en uno de sus extremos de manera que queda a disposición de quien lo maniobre el unir o no las dos orillas. Ello es importante desde el punto de vista estratégico ya que domina el tránsito por el puente y también el de embarcaciones por el río. Además, su principal ventaja residía en la rapidez de ejecución de las maniobras de apertura y cierre, convirtiéndolo en un instrumento muy eficaz a la hora de detener el avance enemigo. Se trata de una estructura portante de un solo ojo y realizada en su mayor parte en madera. El puente esta construido alrededor de un gran perno vertical que se haya colocado en una de las orillas del río.


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El puente giraba en torno al perno portante, accionado por una o varias personas que maniobraban, por medio de un sistema de cuerdas y una serie de rodillos, dos cabrestantes colocados en tierra firme. Para facilitar la maniobra de apertura del puente, Leonardo prevé la construcción de un cajón de piedras que sirve de contrapeso cuando el puente se encuentra suspendido antes de apoyarse en la otra orilla. Es especialmente interesante la aplicación que Leonardo hace de la ciencia, “de ponderibus” (el estudio del comportamiento estático y dinámico de los cuerpos), que permanecía confinada en la mera especulación, a contextos de mecánica práctica. Ejemplo de ello es la nominación de “polo” al perno vertical alrededor del cual gira el puente, o el cajón que hace las veces de contrapeso.


PUENTE GIRATORIO Carlos Gancedo f. 2010 35 x 87 x 96 cm. Madera y lat贸n


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Bélicas

PUENTE AUTO PORTANTE Códice Atlántico, Vol. 1 folio 69r y 71v., h. 1493

h 1493 f 2009


PUENTE AUTOPORTANTE Códice Atlántico, Vol. 1 folio 69r y 71v., h 1493 Italia vive momentos de constantes y enconadas luchas internas. Los aspirantes al poder han de contar con poderosos ejércitos que incorporen las nuevas armas de fuego y nuevos métodos de defensa que contrarresten los cada vez mas destructivos planes de ataque que se van imponiendo. Los poderosos se disputan la colaboración de los “especialistas de la guerra” que debaten entre sí por mostrar los mejores ingenios para ser contratados. Leonardo, a los treinta años de edad era uno de ellos, y deseaba ser aceptado en la corte de Ludovico el Moro en Milán. Por ello decide impresionarle redactando una carta con un listado de máquinas y estructuras que ha ideado, muchas de ellas pertenecientes al campo de la ingeniería militar. Es posible que además de todas las explicaciones que da, fuera acompañada por algunos de sus dibujos; posiblemente de aquellos que el autor ha tratado de detallar con mayor minuciosidad y ha concedido mayor plasticidad de cara a convencer a Ludovico Sforza de la efectividad de sus creaciones. En primer lugar dice, “tengo el medio de construir puentes muy livianos, resistentes y fáciles de transportar, para la persecución del enemigo en fuga; otros mas sólidos que resisten al fuego y al asalto y también muy fáciles de colocar y de retirar. Conozco también los medios para quemar y destruir los puentes del enemigo”. La genialidad de Leonardo estriba en que lo mismo nos sorprende con máquinas de una enorme complejidad para su tiempo, con estructuras tan sencillas y funcionales como estos puentes. En las campañas bélicas, una parte muy importante del éxito obtenido se debía a la facilidad de movimiento de las tropas y su impedimenta; por eso era esencial disponer de mecanismos y estructuras que permitiesen su marcha. Precisamente es la facilidad con que se construían los puentes que dibuja, su bajo coste en materiales (pequeños troncos de madera y cuerda) y el escaso tiempo empleado en la ejecución, lo que les hace tan útiles para salvar pequeños ríos o desniveles del terreno. Hizo muchas versiones de puentes, unos curvos, otros rectos aplicables en cada caso según las irregularidades del terreno.


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El puente autoportante arqueado es un modelo ligero y fuerte. Leonardo, que gracias a su interés por la arquitectura había profundizado en las leyes de la estática y la resistencia de materiales, las pone de manifiesto en el modo de encastrar sus piezas. Está construido con traviesas de madera y su forma arqueada distribuye las fuerzas de carga al cruzar las piezas longitudinales con las horizontales. El puente desmontable ha sido reproducido expresamente en esta exposición para que niños y mayores puedan literalmente convertirse por un día en avezados ingenieros.


PUENTE AUTOPORTANTE Carlos Gancedo f. 2009 72 x 120 x 305 cm. Madera y metal


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Aéreos

TORNILLO AÉREO Manuscrito B, folio 83v., h. 1489

h 1489 f 2009


TORNILLO AÉREO Manuscrito B, folio 83v, h. 1489 De todos los dibujos, ingenios y estudios relacionados con el vuelo, uno de los mas admirables por las novedades que representa es este ingenio del “tornillo aéreo” fechado en 1489. Leonardo escribiría: “en mi opinión, si este instrumento se construye correctamente, es decir, de tela de lino bien tupida con almidón, y se lo acciona rápidamente, el tornillo se enroscará en el aire y subirá hacia lo alto”. Aunque hay quienes ven este ingenio como un precursor del “helicóptero” y así lo designan, es mas correcta la denominación de “tornillo aéreo”. Leonardo entiende que el aire es, como el agua, un fluido dinámico aunque menos denso. Ello le va a permitir aplicar la forma en espiral, confinada hasta entonces al ámbito hidrológico, al vuelo y al aire. Así, idea una estructura ligera, de forma helicoidal, que una vez propulsada, pueda “atornillarse” en el aire y volar. En la parte central del folio, y solamente de forma abocetada, encontramos el dibujo en el que los detalles técnicos se escapan y habrá que interpretar. En cambio la estructura helicoidal queda perfectamente fijada y especialmente destacada su efectividad por todas las rayas inclinadas que simulan el medio aéreo. Al lado de la figura, Leonardo describe sus dimensiones y en la parte inferior detalla su construcción. Pero este proyecto, como algunos otros de Leonardo carece de una explicación definitiva acerca de cómo obtener la fuerza adecuada para poner en marcha y movilizar la estructura. No está claro si Leonardo pensó en que el mecanismo fuera accionado por la fuerza de uno o varios hombres, o si el tornillo giraría al desenrollarse rápidamente un cable del mástil utilizando el mismo principio que el de las peonzas. La máquina consta de dos partes diferenciadas: la base con su estructura mecánica y la estructura voladora de perfil helicoidal.


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La base es una plataforma circular. En ella encontramos los caballetes que sujetarían el mástil central al que iría acoplada la estructura voladora y el mecanismo rotatorio que será accionado por la fuerza del hombre. La estructura voladora formada por una gran ala helicoidal de tela, perfilada por una guía de alambre, que iría fijada al mástil central por medio de una serie de radios de madera. Leonardo sugiere en las anotaciones del dibujo que el tejido mas adecuado para cubrir la estructura helicoidal es el lino tratado con almidón para reducir considerablemente su porosidad. También indica su diámetro, que equivaldría a 8 brazos (1br = 58 cm), es decir unos 4’64 m. La máquina funciona al hacer girar la vela helicoidal en sentido contrario al horario para que se “atornille” en el aire. Cuatro personas empujarían con los pies la estructura que está unida a la hélice. Una vez puesta en marcha, la hélice se eleva junto a la base portante. Parece evidente que el “tornillo aéreo” nunca llegaría a volar. El problema para su tiempo era disponer de la energía suficiente para provocar giros potentes en el tornillo y las soluciones apuntadas por Leonardo no parecen resolver el problema. Aún así, la idea de la aplicación de la estructura helicoidal al aire resulta una gran innovación, no suficientemente reconocida en aquel entonces al fallar el sistema propulsor.


TORNILLO AÉREO Carlos Gancedo f. 2009 100 x 150 x 150 cm. Madera, algodón y metal




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Aテゥreos

PARACAテ好AS Cテウdice Atlテ。ntico, Vol. 18 folio 1058v., h. 1558

h 1558 f 2009



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PARACAÍDAS Códice Atlántico, Vol. 18 folio 1058v. h. 1558 Aunque de forma utópica, existía ya desde la antigüedad la idea realmente atractiva de posibilitar el “vuelo humano”. Es probable que los primeros ingenios ideados por Leonardo para “volar” estén relacionados con el mundo teatral y pensados como máquinas escénicas. En cualquier caso, si otros artistas de la época como Brunelleschi y Verrocchio habían dedicado tiempo al diseño de este tipo de estructuras, será Leonardo, quien olvidando ya su primer enfoque teatral, continuará en sucesivas etapas de su vida, el estudio de mecanismos y dispositivos para hacer realidad el tan deseado “vuelo humano”. Numerosos dibujos, reflexiones y observaciones sobre el comportamiento del aire, el vuelo de pájaros e insectos, de la anatomía de éstos y del ser humano lo confirman. Estudiando relaciones de pesos, fuerzas y volúmenes, Leonardo dedicó varias etapas de su vida a la creación de diversos mecanismos y artilugios relacionados con el tema. Leonardo llama “movimiento instrumental” al vuelo humano porque debe ser realizado con el uso de una máquina. Tras la elaboración de numerosas posibilidades, muchas de ellas relacionadas con la recreación del movimiento de las alas de las aves, llega a la conclusión de que la utilización de un paracaídas es el medio mas fácil de volar. El paracaídas es un artefacto muy sencillo que debe tener la suficiente capacidad interna para recoger el aire de modo que sea posible aminorar la caída del cuerpo humano. Su confianza en la posibilidad de volar le llevó a escribir “si un hombre tiene un pabellón de tela tupida que sea de 12 brazas de lado y 12 de alto, podrá tirarse de cualquier altura, sin perjuicio para si mismo”.


PARACAテ好AS Carlos Gancedo f. 2009 Altura: 115 cm. Madera y algodテウn


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Aéreos

ORNITÓPTERO Códice Atlántico, Vol. I folio 70b, h. 1558

h 1558 f 2009


ORNITÓPTERO Códice Atlántico, Vol. I folio 70b, h. 1558 Uno de los sueños recurrentes del ser humano desde la antigüedad ha sido el posibilitar al ser humano “volar”. Como antecedentes mas próximos recordemos que Roger Bacon en el siglo XIII aludió la posibilidad de hacer volar al hombre con alas mecánicas y en el siglo XIV, Giotto, en el campanile, representa el mito de Dédalo como una figura humana con alas atadas a los hombros. Si bien, el mundo del teatro y la escenificación del vuelo sería el ambiente propicio para el desarrollo de algunos ingenios en los que participó junto a artistas como Brunelleschi y Verrocchio, sería Leonardo quien tomara la idea en serio y la desarrollara de forma científica. La fascinación que el medio aéreo suscitaba en Leonardo era fantástica y así lo confirman los innumerables dibujos de estructuras que pudieran trasladarse en el aire y volar. Para ello fue necesario llevar a cabo dos tipos de estudios: • por un lado el elemento en el que se desarrolla el vuelo, es decir, el aire. • por otro, los medios propulsores que pudieran poner en movimiento las estructuras, y que como generalmente estaban ligados al hombre, se centra en el potencial dinámico del cuerpo humano. De los primeros estudios sobre el vuelo en su etapa de Milán, a los últimos varía notablemente su punto de partida, dedicando en sus últimos años gran parte de sus estudios al estudio de las aves y su vuelo mas que al cuerpo humano que había predominado en un primer momento. Leonardo partía de una premisa: “El pájaro es un instrumento que funciona según leyes matemáticas, instrumento que el hombre puede fabricar con todos sus movimientos aunque no con tanta potencia”. Se guía cada vez mas por criterios científicos y un enfoque comparativo “Estudiarás la anatomía de las alas de un pájaro junto con los músculos del pecho, que son sus motores. Y lo mismo harás con el hombre, para demostrar la posibilidad que está en él de sostenerse en el aire mediante el batir de las alas”. De todos los modelos de estructuras de alas que Leonardo dibujó, se ha tenido como base para la elaboración de la estructura aquí presentada el folio 70b del Códice Atlántico, por ser el que recoge una de las estructuras más complejas y mas detalladas de este tipo de máquinas voladoras.


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Aparece dibujada de forma bastante detallada, (destaca el reticulado de la membrana que une el esqueleto del ala), una semiala en la que técnicamente los puntos mas interesantes están dados por los robustos árboles articulados a los que se ajusta la semiala, que forman una estructura mucho mas resistente que los músculos humanos, sobre todo en el momento de la distensión de la superficie alar. Leonardo ideó diversos mecanismos para la transformación de un movimiento alterno o circular en movimientos mecánicos de las distintas piezas de las alas. También pensó en una doble articulación en cada una de sus varas, movida por una sistema de cuerdas, todo ello con el afán de imitar en lo posible el vuelo de los pájaros. Tras diversos estudios sobre el posicionamiento del cuerpo humano en relación a las alas, llega a la conclusión de que la forma mas “natural” al hombre para poder ejercer la fuerza necesaria en el batir de las alas es la vertical. En la parte superior del folio aparecen esbozadas dos vistas de frente de la máquina, con la posición exacta del piloto en vertical y apoyando los pies en una somera estructura unida a las alas en la parte superior para tener un punto de apoyo sobre el que ejercer la fuerza. Leonardo soñaba con ver volar algún día alguno de sus inventos y así escribe: “Se lanzará al primer vuelo el gran ave sobre el dorso del magno Cecero (el monte Ceceri, en Florencia), colmando al universo de asombro, colmando con su fama todas las escrituras y gloria eterna le sea dada al nido en donde nazca”.


ORNITĂ“PTERO Carlos Gancedo f. 2009 60 x 179 x 40 cm. Madera y tela




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Musicales

TAMBOR MECÁNICO Códice Atlántico, Vol. 15 f. 837r., h. 1503-1505

h 1503 f 2009


TAMBOR MECÁNICO Códice Atlántico, Vol. 15 f. 837r. 1503-1505 El Renacimiento traerá consigo una serie de cambios en los gustos musicales que repercutirán notablemente en el desarrollo de la música instrumental. La construcción de nuevos instrumentos y la búsqueda de nuevas sonoridades serán una constante a lo largo del siglo XVI. Leonardo, constante investigador, también cultivó el arte de la música. Sabemos que tocaba excepcionalmente la lira y que construyó entre otros instrumentos una lira en forma de cráneo y una pianoviola automática. Muestra un especial interés por los instrumentos de percusión que mas allá del puro atractivo musical, hay que relacionarlo con el montaje de fiestas y con su utilización en acciones bélicas. Por otro lado, le interesaba especialmente obtener mecanismos automáticos y en este campo hay que situar al tambor mecánico. El dibujo del tambor mecánico contenido en esta hoja es sólo uno de los numerosos ejemplos de estudios dedicados por Leonardo a este tipo de instrumento. Probablemente estaba concebido para ser utilizado durante procesiones por las calles de las ciudades, pero no se descarta que también se pudiese emplear en desfiles militares o incluso en la batalla para atemorizar al enemigo. El proyecto contenido en esta hoja, un dibujo a sanguina repasado con pluma, está destinado probablemente a éste ámbito. Leonardo presenta dos soluciones distintas en el mismo dibujo. De hecho, el trazo mas ligero en el dibujo de las ruedas y de la parte derecha de la hoja evidencia dos configuraciones diferentes del carro: una móvil y una fija. En la versión móvil, el carro era movido por un hombre que, avanzando de manera lineal, ponía en movimiento las ruedas del carro y todos los mecanismos conectados a ellas. A través de una rueda dentada central y los dos grandes rodillos programables, las baquetas eran accionadas, golpeando rítmicamente la membrana del tambor.


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Una segunda interpretación del dibujo prevé la utilización del carro en una configuración estable, donde no está previsto que se mueva. Los diversos órganos mecánicos son accionados no por el movimiento del carro, sino a través de dos palancas situadas a los lados, en sustitución de las ruedas. Esta versión del carro podía ser utilizada en representaciones en lugares cerrados o en situaciones en las que el instrumento, por motivos de espacio o de escenario, no podía moverse. El rodillo programable esta dividido en dos partes: una superior en la que se insertan las espigas y una inferior que, a través de una jaula, es enganchada por la rueda dentada central movida por las ruedas. El aspecto innovador de esta máquina, es la programación del mismo. Las espigas ensambladas en los dos grandes rodillos podían ser programadas en varias secuencias de percusión, produciendo ritmos de distinta naturaleza. El espacio para la programación era bastante modesto. De hecho, las espigas podían estar colocadas en una secuencia lineal para producir un sonido rítmico continuo, o podían ser multiplicadas en el mismo instante para acentuar un tañido mas que otro. Naturalmente, en ausencia de espigas el mecanismo giraba sin producir sonido alguno.


TAMBOR MECĂ NICO Carlos Gancedo f. 2009 81 x 83 x 205 cm. Madera, piel y metal




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Escénicos

AUTÓMATA Códice Atlántico, Vol.14 folio 812 r, h. 1478 – 80

h 1478 f 2010


AUTÓMATA Códice Atlántico, Vol.14 folio 812 r, h. 1478 - 80 La hoja 812r del Códice Atlántico contiene uno de los proyectos más interesantes y controvertidos de Leonardo. Esta máquina que durante años se ha interpretado como “el automóvil de Leonardo” ha desvelado recientemente su vinculación a las representaciones teatrales. En la Florencia de los siglos XV y XVI estuvieron muy de moda las representaciones teatrales. Había un gran afán por sorprender al espectador con la creación de ingenios que dieran vida al escenario y a ello se habían dedicado artistas e ingenieros de la talla de Filippo Brunelleschi y Verrochio. Leonardo, también interesado por este ambiente, realizó diversas propuestas de escenarios móviles y proyectó diversos artilugios de maquinaria escénica y autómatas. Idea un carro autopropulsado, que se desplazaría por el escenario. Tendría capacidad para moverse en diferentes direcciones y además dispondría de un sistema de frenado. Leonardo ya había abordado el diseño de diversos sistemas locomotores para resolver el transporte de máquinas bélicas de mucho peso. Ahora, su proyecto es más ambicioso ya que idea una máquina capaz de moverse por sí misma, es decir, sin la aplicación directa de una fuerza animal o humana constante. Ello lo consigue al aprovechar la fuerza motriz de dos muelles. La fuerza motriz está producida por dos muelles encerrados en dos cajas, que una vez han actuado deben ser recargados como los de un reloj. Este es un componente mecánico que Leonardo analizará detalladamente en el “Tratatto sugli elementi macchinali”. Una vez que se libera la palanca que bloquea el mecanismo, la potencia se trasmite a las ruedas principales mediante una serie de engranajes lo que provoca el autodesplazamiento de la máquina. El mecanismo cuenta además con un medio para controlar la velocidad formado por dos ballestas regulables que actúan a modo de freno sobre los tambores principales. Por último, dota al carro de un freno diríamos accionado por “control remoto”, que consiste en un listón de madera que se desliza a lo largo de una abrazadera quedando ensamblado entre los dientes coincidentes de las


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dos ruedas horizontales. Sobre la abrazadera hay una anilla con una cuerda que al tirar de ella libera el listón desbloqueando las ruedas y poniendo en marcha el artilugio. El dibujo de la maquina sigue las pautas leonardianas que ya encontramos en otros ingenios. No todos los detalles están dibujados o esbozados, lo cual desconcierta sobremanera a la hora de ejecutar el proyecto. Ello es debido a su forma de trabajo: dibuja la idea y después pasa a fijar los detalles. Por ello, en un dibujo adicional en la parte superior del folio, plantea la posibilidad de que la rueda direccional vaya acoplada al perímetro delantero de la plataforma principal, pudiendo ser accionada por una persona desde la parte superior, o bien, como parece ser mas interesante, piensa en la posibilidad de que vaya situada en el interior y programada su dirección. Muy probablemente, las dimensiones de la máquina eran reducidas, aproximadamente un metro por un metro y una altura algo inferior. Entre los muchos mecanismos de este proyecto, son de especial importancia las dos ruedas dentadas centrales, el sistema de escape y el freno.


AUTĂ“MATA Carlos Gancedo f. 2010 58 x 92 x 87 cm. Madera y metal




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Hidráulicos

DRAGA Manuscrito E, folio 75v, h. 1513 – 14

h 1513 f 2009


DRAGA Manuscrito E, folio 75v, h. 1513 – 14 Los proyectos de ingeniería hidráulica constituyen uno de los campos que Leonardo mas trabajó, tanto por su interés personal como para atender los importantes encargos de los gobernantes de los lugares en que vivió. En su afán por dominar el medio acuático, realizó diversos estudios sobre las propiedades del agua y sobre las variaciones del peso de los cuerpos y las fuerzas requeridas para moverlos. Desde ingenios de estructuras para diques y puentes, barcazas para el dragado de puertos y lagos, barcos movidos por palas, molinos de todo tipo, … a escafandras o trajes de buceo y respiradores o campanas que permitan al hombre permanecer en el fondo del agua; fueron algunas de las ideas en las que trabajó Leonardo. Ya en Florencia había sido consultado para hacer navegable el río Arno hasta el mar. Y posteriormente para hacerlo navegable desde Pisa a Florencia. También Milán requirió sus servicios en este sentido y por ello su vinculación a las tareas relacionadas con los entornos hídricos e ingenios y construcciones relacionados con ellos son constantes en sus cuadernos de apuntes. Parece ser que este proyecto esta vinculado a los últimos años de Leonardo en Roma y dibujado hacia 1513. La máquina, un draga, estaba pensada para varios trabajos de saneamiento en los pantanos pontinos situados al sur de Roma financiados por el Papa León X. La obra no se llevaría a cabo por la muerte del Papa y por la construcción del puente de Civitavecchia. En la parte superior del folio, un cuidado dibujo muestra la draga en acción. Abajo, en una serie de anotaciones describe su estructura y funcionamiento. Tras haber introducido el dibujo, el relativo título (arriba) y la nota principal subyacente, Leonardo, al querer añadir otras observaciones, se ve obligado, para aprovechar el poco espacio restante, a utilizar una caligrafía más pequeña y a escribir una nota a lo largo del margen inferior y otra en el margen derecho. La draga se compone de dos barcas gemelas. Entre ellas, una gran rueda con cuatro palas giratorias, recogen el cieno del fondo del lago y descargan el material extraído en una gabarra adyacente.


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Para accionarla se prevé una manivela montada en el eje de la rueda de palas excavadoras que es accionada por hombres. El conjunto se fija a un cepo en la orilla mediante unos cabos, y la draga avanza al enrollarse la cuerda en el tambor accionado por la manivela. Además, el tambor puede moverse en sentido vertical para regular la profundidad de la excavación. Aunque ya existían modelos de dragas para limpiar los fondos de ríos y lagos, Leonardo introduce importantes novedades de carácter técnico como la estructura de doble barco, que produce un efecto estabilizador en la flotación, comparable a la de los catamaranes modernos.


DRAGA Carlos Gancedo f. 2009 116 x 146 x 226 cm. Madera y metal


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Otros

ASADOR AUTOMÁTICO Códice Atlántico, Vol. I folio 21 r, h. 1508

h 1508 f 2009


ASADOR AUTOMÁTICO Códice Atlántico, Vol. I folio 21r, h. 1508 Una faceta poco conocida de Leonardo es como gastrónomo e inventor de maquinaria relacionada con el mundo de la cocina. De hecho, dibujará numerosos utensilios e ideará diversas máquinas al encargarle Ludovico el Moro el proyecto para las cocinas del Castello, el gran palacio en el centro de Milán. Así entiende Leonardo como debían ser estas cocinas: En primer lugar, es necesaria una fuente de fuego constante. Además una provisión constante de agua hirviendo. Después un suelo que esté siempre limpio. También aparatos para limpiar, moler, rebanar, pelar y cortar. Además, un ingenio para apartar de la cocina los tufos y hedores y ennoblecerla así con un ambiente dulce y fragante. Y también música, pues los hombres trabajan mejor y más alegremente allí donde hay música. Y, por último, un ingenio para eliminar las ranas de los barriles de agua de beber. Matteo Bandelli, cronista de la corte, nos deja un relato con cierto aire jocoso al describir los diversos inventos de Leonardo: para tener madera para el fuego a disposición ideó una cinta transportadora de troncos de leña, incluida sierra circular, cuyo principal problema es que precisaba de cuatro hombres y ocho caballos. Para disponer de agua caliente de forma constante, piensa en un circuito de tubos metálicos unidos a una caldera donde se calienta el agua con carbón. Para tener el suelo limpio sustituye a la persona que barre por un dispositivo de un metro y medio de diámetro por dos metros y medio de ancho formado por unos cepillos giratorios tirado por bueyes y con una pala detrás para recoger lo reunido por el cepillo… Otro invento, ciertamente poco eficiente es la gran picadora de vacas ya que necesita un ejército de hombres y caballos para ponerla en marcha con una gran infinidad de utensilios auxiliares. Una rebanadora de pan accionada por aire. Para tener música mientras se trabaja piensa en unos tambores mecánicos con manivelas de mano que acompañados por tres músicos tocarán un instrumento que él llama órgano de boca.


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Idea un sistema de fuelles accionados por la fuerza de un caballo para eliminar los malos olores; y para terminar con el problema de las ranas en los barriles de agua idea una trampa de muelle que se acciona al saltar el animal sobre ella poniendo en funcionamiento un martillo que le da en la cabeza y la deja inconsciente. Y nombraremos también, por su “modernidad”, un dispositivo contra el fuego que esparce agua pulverizada en el caso de que se incendie la cocina. Quizás de todos los ingenios relacionados con el ámbito gastronómico, uno de los más ingeniosos y útiles es el asador “automático” ya que con este horno evita dedicar una persona constantemente a dar vueltas al espetón. Para ello, idea colocar en la parte superior de la chimenea una hélice que dará vueltas al ser impulsada por el aire caliente de la combustión. Esta hélice trasmite su movimiento al espetón que a su vez gira con el asado sobre el fuego. Con este artilugio además, añade la capacidad de control de la velocidad de giro del espetón, ya que ésta dependerá de la cantidad de fuego que se haga y de la fuerza de tiro de la chimenea.


ASADOR AUTOMĂ TICO Carlos Gancedo f. 2009 164 x 87 x 53 cm. Madera y metal




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LEONARDO DA VINCI, ESQUEMA BIOGRテ:ICO


RETRATO DE LEONARDO An贸nimo Sanguina, 333 x 213 mm. Biblioteca Real de Tur铆n.


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Leonardo da Vinci, esquema biográfico 1452 Nace en Anchiano, cerca de Vinci, en la región de la Toscana. Hijo ilegítimo de ser piero (notario) y de Caterina. En 1454 La Paz de Lodi da inicio a un periodo de estabilidad política en Italia. 1466 Va con su padre a Florencia. Aprendiz en el taller de Verrochio donde recibe instrucción de pintura, escultura, técnicas y mecánicas de la creación artística. 1472 Primeras obras: aparatos para fiestas y torneos, cartón para tapiz y algunas pinturas. 1480 Según el “Anónimo Gaddiano” trabaja para Lorenzo de Médicis. 1481 Contratado para realizar Adoración de los Magos, (inconclusa). Etapa en Milán :1482-1499 1482 En Milán presenta al poderoso duque Ludovico Sforza (el moro) sus proyectos de máquinas bélicas. 1483 Inicia Virgen de las Rocas. 1487 Trabaja en el cimborrio de la catedral de Milán. 1489 Realiza aparatos para festejar la boda de Galeazzo Sforza e Isabel de Aragón. Comienza preparativos de la estatua ecuestre de Francesco Sforza. 1494 Ilustra el tratado “La Divina Proporcione” de su amigo el gran matemático Luca Pacioli. Trabajos de saneamiento en propiedad de los duques en Vigevano. 1495 Se le cita como ingeniero ducal. 1498 Leonardo finaliza para el comedor del convento de Santa María delle Graze la Última Cena. Sus estudios muy variados de esta época forman parte del “Codex Atlánticus” en que hace un planteamiento interdisciplinar de arte y ciencia.


Etapa en Venecia: 1499-1500 1499 Al caer Ludovico el Moro, abandona Milán. Tras su paso por Mantua se instala en Venecia, acosada por los turcos, donde es contratado como ingeniero militar. Regreso a Florencia: 1500-1506 1502 Cesar Borgia, que dominaba Florencia, lo contrata como arquitecto e ingeniero militar. Leonardo le acompaña en sus campañas militares en Romagna. 1503 Inicia la Gioconda y le encargan la Batalla de Anghiari. Realiza proyectos para la desviación del Arno durante el asedio de Pisa. Y proyecta un canal que comunicase Florencia con el mar. De nuevo en Milán: 1506 a 1513 1506 Breves periodos entre Florencia y Milán. 1508 Se establece durante cinco años en la capital lombarda, al servicio de Luis xii, rey de Francia. 1509 Realiza estudios geológicos de los valles lombardos. 1510 Comienza sus estudios de anatomía en la Universidad de Pavía. Últimos años: Roma y Francia: 1513 a 1519 1513 Se instala en Roma, bajo la protección de Giuliano de Médicis. Realizará estudios matemáticos y científicos. 1516 Se traslada al palacio de Cloux como “primer pintor, arquitecto y mecánico del rey” de Francia, Francisco i. Hace bocetos de proyectos urbanísticos, drenajes de ríos, decorados para las fiestas palaciegas... 1519 El 2 de mayo murió en el palacio de Cloux, cerca de Amboise (Francia). En su inhumación se le recuerda como “noble milanés, primer pintor e ingeniero y arquitecto del Rey, mecánico de Estado”.


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BIBLIOGRAFÍA



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Bibliografía Laurenza, D; Taddei,M y Zanon, E. “Atlas ilustrado de las Máquinas de Leonardo”. Secretos e invenciones en los Códices da Vinci. Ed. Susaeta. 2008. Taddei, M: “Los Robots de Leonardo da Vinci”. La mecánica y los nuevos autómatas encontrados en los códices. Tikal, Ediciones S.A. Cianchi, M: “Las Máquinas de Leonardo da Vinci”. Beccocci Editore.1984. Marinoni, A y Meneguzzo, M: “Leonardo da Vinci. Dibujos” La invención y el arte en el lenguaje de las imágenes. Ed. Debate, 4ª edicion, 1995. Pedretti, C: “Leonardo, las máquinas”. Ed. Folio, 3ª edición, 2007. Pedretti, C: “ Leonardo, arte y ciencia”. Ed. Folio, 2ª edición, 2007. VVAA: “Atlas ilustrado de Leonardo da Vinci: Arte y ciencia, Las máquinas” Ed. Susaeta, 2003. www.leonardodigitale.com. e-Leo. Archivio digitale di storia della tecnica e della scienza.



AGRADECIMIENTOS La Fundación Museo Evaristo Valle agradece la colaboración de las siguientes personas e instituciones sin las cuales no hubiera sido posible este proyecto editorial y expositivo. Carlos Gancedo Soledad Álvarez Esperanza Ibáñez de Aldecoa Francisco Zapico Alfredo Escandón Antonio Basagoiti García-Tuñón Pablo Basagoiti Brown “La Caixa” Ayuntamiento de Gijón


Notas


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