Diana Rosas Castro

La literatura en un universo en donde nunca hay soledad. No sólo lo digo yo, lo han dicho escritoras y escritores. Creo distinguir de ella dos de los rostros que bien conozco: la Alegría y su amoroso contrario, el Dolor. De ahí, supongo, la preocupación genuina y la necesidad mía atemorizada (humana), de reconocerme sin necesidad de estar avergonzada por nada, ante nada ( fragilidad ). La escritura es pues, un arte y como tal una bella disciplina que engrandece las cualidades y miserias humanas dándoles a estas la oportunidad de brillar, de matar, de florecer. La cercanía amorosa a las letras o la música dan inconsciente fuerza; muestran cómo el ser humano puede ser no sólo miserable, sino hermoso, en sus distintos perfiles (tan pleno en sí, por nombrados o negados ser espejismos). Libertad es lo que más imploro de ella arriesgándome así a nunca encarcelarme en mí misma aunque este dolor sea lo que me Obliga a darle forma a mi existencia para humanamente, servir, pulir, crecer.