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Repitiendo viejas recetas
El descontrol de la inflación, la pérdida de reservas, la caída del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, el persistente deterioro de la mayoría de las variables macro no sólo muestran la incapacidad de presidente Alberto Fernández para enfrentar la crisis económica y social. Muestran también que la gestión del peronismo ya terminó. Lo que queda es el gobierno, es decir una cantidad de funcionarios que repiten viejas recetas inservibles, que han perdido el rumbo y que viven en una dimensión desconocida para el resto de sus compatriotas como Ignacio De Mendiguren que afirma "estar cambiando la estructura productiva del país" con un "modelo que impulsa el valor agregado". O el ex CEO de Syngenta y actual asesor presidencial, Antonio Aracre, que sugiere que la salida es crear un nuevo impuesto, algo para lo que el kirchnerismo demostró que no necesita ningún "coaching". O el diputado Heller que dice que la Argentina es uno de los países donde mejor se vive, sin aclarar quiénes son los que la están pasando tan bien.
Un Gobierno está terminado cuando se topa con una inflación desbordada y responde como el actual. Si el precio de la carne crece e impacta en el índice de costo de vida, lo que se le ocurre es ponerle precio fijo a la carne, aunque la "idea" haya fracasado mil veces y como advirtieron los ganaderos desincentivará la producción. Es decir, menos oferta futura y mayores precios. El próximo paso será difundir un índice de precios al consumidor con carne y otro sin carne como ya se hizo en el pasado. Así
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