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La relatividad de las encuestas presidenciales

Rafaela, Viernes 24 de Marzo de 2023

Con la verdad no ofendo ni temo

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Fundado por Francisco Peréz Torres y Juan B. Audenino el 7 de Septiembre de 1938.

Director: Jorge Raúl F. Milia

Es una publicación de: Agencia DC de Publicidad S.A.

Propiedad Intelectual Nº 84.363

Adherido a ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas) y a ADIRA (Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina)

Rebuscado y antinatural

La absurda pretensión gubernamental de imponer a toda costa el llamado lenguaje inclusivo, tanto para particulares como para organizaciones públicas, con precisos manuales a tales efectos, no decrece. Se alega la voluntad de respetar la diversidad y promover la inclusión de grupos de identidades y autopercepciones sexuales diferentes en contraposición con cualquier forma de discriminación por parte de la sociedad y el Estado.

Esa categorización no es novedosa. Sigmund Freud la denominó "pansexualismo" para abarcar todos los estereotipos de la sexualidad humana con el fin de soslayar el género biológico, hombre o mujer, y sustituirlo por uno neutral, inspirado en la construcción existencialista. Esta teoría de Freud atrajo como ninguna otra al marxismo radicalizado de muchos pensadores políticos que vieron en ella la posibilidad utópica de igualar a todas las clases y géneros biológicos de la sociedad para poner fin al capitalismo.

El lenguaje inclusivo es una de las herramientas que utiliza la llamada "ideología de género" para promover un cambio de mentalidad que permita llevar a cabo la revolución socialista por una vía pacífica, aunque impuesta por el Estado.

Su germen se encuentra claramente perfilado en la obra de Friedrich Engels, quien plantea una lucha de clases entre los hombres, que representaban la burguesía, y las mujeres, que a esos efectos eran consideradas proletarias. Aplicando la dialéctica del marxismo, el triunfo del proletariado implicaría el fin de esa lucha y la desaparición de las clases, que terminarían unificadas. Es decir, desaparecerían del mapa social los géneros masculino y femenino sustituidos por un concepto indeterminado a partir de la identidad de género de acuerdo con la autopercepción, dando lugar a una serie infinita de posibilidades.

En la Argentina se ha dado un lamentable paso con la sanción de la ley 26.743, que definió la identidad de género como "la vivencia individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no al sexo asignado al momento del nacimiento…".

La penetración cultural que ha tenido en nuestro país la ideología de género ha sido exponencial a la luz del conjunto de leyes sancionadas en estos años, tales como las de matrimonio igualitario o interrupción voluntaria del embarazo, metáfora para disfrazar la muerte de una persona por nacer. Sus consecuencias son en algunos casos irremediables para la vida de personas inocentes a las que la sociedad y el Estado deben proteger. Los sucesivos avances de esta ideología se infiltran también en instituciones educativas, organizaciones profesionales y empresariales que, por apego a un mal entendido modernismo, pasan por alto la conculcación de las libertades que encierra y las injustificadas discriminaciones inversas que provoca.

La perspectiva de género es la principal bandera por la que lucha el feminismo radical, el que ha ido ganando terreno sobre el auténtico feminismo, que es el de equidad, cuyo objetivo es tan justo y loable como plausible. Porque no pueden ignorarse las injusticias y violaciones al trato equitativo habidas contra las mujeres en diferentes épocas históricas, ni tampoco las que soportaron los sectores discriminados por su orientación sexual.

Pero de ahí a la deconstrucción de la persona humana que define la ciencia biológica media una diferencia muy grande, por cuanto se traduce en algo semejante a un suicidio social, contrario a la lógica y a la razón, cuya justificación reposa sólo en el absurdo.

El lenguaje inclusivo que alientan muchos gobiernos, con Venezuela a la cabeza, representa otro intento de la ideología de género para imponer, por medio del Estado, una forma rebuscada y antinatural de hablar que produce serias disonancias gramaticales, ocasionando también efectos disvaliosos y planteando obstáculos innecesarios para el aprendizaje de la lengua. Por esas razones ha sido prohibido en Francia, Alemania e Italia y, entre nosotros, en las escuelas de la ciudad de Buenos Aires.

La autoridad estatal no puede arrogarse la potestad de imponer una inclusión forzada de la diversidad de género en un solo género lingüístico considerado neutral, por cuanto el lenguaje constituye siempre un producto natural de la sociedad. Su custodia y perfeccionamiento están a cargo de entidades académicas especializadas, sin intervención del Estado.

Por Vicente Massot Con noventa días por delante -hasta que se oficialicen las candidaturas en la última semana de junio- no hay encuesta que pueda dar números precisos respecto de la intención de voto de políticos que nadie sabe si serán de la partida o no cuando haya que votar. Por lo tanto, es conveniente andarse con cuidado a la hora de leer y sacar conclusiones con base en los relevamientos de opinión publica conocidos. Hay una excepción. Que el fenómeno Milei crece sin solución de continuidad no es una especulación sino un dato verificable. Básicamente, porque resulta seguro que encabezará la boleta de su partido en las PASO, y luegoenlaseleccionesquesesubstanciarán el 22 de octubre.

En cambio, ¿qué podemos decir de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Cristina Fernández y los demás aspirantes a presidente que pueblan la nómina del peronismo? No se trata de negarle sentido a las mediciones que los mencionan, como a resaltar el hecho de que la mitad de ellos, al menos, no competirán en las primarias abiertas, y apenas tres o cuatro -si lo sumamos a Juan Schiaretti- se encontrarán en las gateras en los comicios generales, tras haberse llevado a cabo las PASO.

Al fenómeno bien extendido de que una parte importante de la población recusa de modo absoluto la política, y no está interesada en responder a las preguntas de los encuestadores, hay que sumarle el carácter relativo de quienes contestan que van a votar por Fulano o a Perengano sin saber siquiera si llegarán a las primarias del mes de agosto. Sólo cuando decante la lista de anotados podremos tener una idea más o menos aproximada de cuál es la intención de voto de los principales contendientes.

De la misma manera que las encuestas cualitativas resultan enteramente creíbles y reflejan con exactitud el estado de ánimo, las expectativas y esperanzas o miedos de la gente, a las cuantitativas hay que analizarlas con beneficiodeinventario.Sabemosaciencia cierta cómo califica la gente al Gobierno, cómo considera que se halla económicamente o cómo cree que será su situación el año que viene. Al contrario, sabemos poco de cómo habrá de votar. No porque mienta sino porque las candidaturas, excepto la del líder libertario, están sujetas -en su totalidad- a discusión.

Pero que debamos ser cautos en el sentido arriba señalado no quita que haya datos duros -todos de público conocimiento- que pueden servirnos tanto o más que las encuestas para tratardeentenderporquiénseinclinará el pueblo soberano a la hora de entrar al cuarto oscuro. Hagamos un breve repaso: el Banco Central vendió, enlosdosmesesymediotranscurridos desdeprincipiosdeesteaño,USD2.200 MM y lleva perdidos, en lo que va del mes, más de USD 1.300 MM. Cuanto acumuló por efecto del dólar soja parece esfumársele sin que encuentre Miguel Pesce la forma de parar la sangría; la pauta salarial, fijada por el equipo de la cartera de Hacienda en 60%, ha quedado desactualizada y los gremiospidenrecomposicionestrimestrales; se perderán en el curso del año USD 7.000 MM de ingresos fiscales en virtud de la histórica sequía que aqueja al país; el déficit fiscal de 1,9% del PBI, establecido a la manera de una meta al comienzo de la gestión Massa, será como mínimo el doble; la suba en el rubro alimentos y bebidas de 9,8% triplicó, a esta altura, los topes del programa "Precios Justos". Y -por si todoestofuerapoco-elíndicedeprecios minoristas de marzo, cual era de esperar, superará al de febrero y orillará 7,5%, si es que no llega al 8%.

Cómo pensar, pues, con semejantes números a la vista, que el sueño del ministro de Economía pueda transformarse en realidad; cómo no considerar que la esperanza del Presidente de ser reelecto sea una pura fantasía; como suponer que Cristina Fernández vaya a animarse a bajar al ruedo para ser trituradaenlasurnas,oqueeloficialismo se encuentre en condiciones de ser competitivoydarpeleaasuscompetidoresen igualdaddeposibilidadesqueJuntospor el Cambio y La Libertad Avanza para alzarse con el triunfo. El desbarajuste económicohablaporsísoloyplanteaun escenario -cuando restan ocho meses paraloscomiciosdeoctubre- endondeel peronismo carece de chances de ganar. Nunca sucedió algo siquiera parecido. Ni Ítalo Luder, ni Eduardo Duhalde ni tampoco Daniel Scioli habían perdido cuando faltaban 240 días para las elecciones.

Las especulaciones que es dable tejer acerca de los candidatos en danza y desuverdaderamusculaturaelectoral son infinitas. Por eso es pertinente esperar a que se aclare el panorama, cosa que sucederá recién a finales de junio y -aún más- cuando se conozca el resultado de las internas abiertas. Mientras tanto, la pregunta que se repite en todos lados y nadie está en capacidad de responder es si la bomba de tiempo cebada por el Gobierno le explotará a este en las manos o si será laherenciaenvenenadaquerecibiráel próximo Presidente, ni bien se acomode en el sillón de Rivadavia.

No es una novedad que en las últimassemanassehadisparadoeldéficit de las cuentas públicas. El interrogante que se abre a partir de esta realidad es de qué forma piensa el Gobierno financiar el desmadre fiscal. En este orden de cosas no hay sino cuatro alternativas -o, si se prefiere, herramientas- a las cuales echar mano: 1) Acudir a los mercados de deuda; 2) Aumentar los impuestos; 3) Realizar un ajuste del gasto; y 4) Imprimir tantos billetes como hagan falta. A la primera es menester descartarla. La Argentinatienevedadoelaccesoaesos mercados. En cuanto a la segunda, la carga impositiva que sufren los contribuyentes es de tal envergadura que votar nuevos gravámenes -si acaso el oficialismo tuviese el poder suficiente para imponer su criterio en las dos cámaras del Congreso Nacional, cosa harto dudosa- resultaría suicida en medio de una campana electoral como la que se avecina. La tercera, por su lado, en teoría sería la solución más lógica,perosetopaconloscomiciospor venir. Reducir partidas pocos meses antes de que ejerzamos el derecho al voto es impensable tratándose del kirchnerismo. Queda la cuarta, es decir, apelar a la máquina de hacer moneda, de suyo espuria. Es el expediente más fácil, aunque -dadas las condiciones de la economía criolla- podría resultar letal. Sin reservas, con una inflación galopante y las cuentas públicasfueradecontrol,mencionarla probabilidad -más que la posibilidadde una explosión de carácter financiero, no es parte de un libreto apocalíptico. El dato nuevo es que cuanto hasta unos meses atrás sólo era posible, ahora se ha convertido en probable. La diferencia no es precisamente menor.

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