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Llegar pero perder
PorVicenteMassot
que hacen.
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tido o frente. Y en esa elección individual, los senadores santafesinos hacen pesar su presencia territorial.
Aunque se pueden ensayar otras explicaciones, a favor de los senadores se podrá decir que no tienen la culpa de que los reelijan, y hasta podrían argumentar que el voto repetido de la ciudadanía a sus postulaciones no es otra cosa que un respaldo a la gestión que desarrollaron en los últimos cuatro años.
En varios departamentos santafesinos resulta curioso el comportamiento electoral de los votantes: en la categoría de Senador gana el candidato del peronismo, mientras que para el resto de los cargos se impone el voto del frente opositor. Eso pasó en las elecciones de al menos tres departamentos del oeste provincial, donde desde 2015 se registran números "casi cordobeses" a favor de Cambiemos, en sintonía con la matriz nacional de la elección, pero para el Senado provincial siempre se impone un candidato del peronismo, que ya tenía ese cargo.
En este punto suele aparecer un tema polémico en la provincia como es el de los fondos de los que dispone cada senador para repartir individualmente ayudas sociales en sus departamentos. Un tipo de subsidios de libre disponibilidad y con rendición de cuentas que involucran montos más significativos para los departamentos más chicos.
Cada uno de los senadores dispone para este 2023 de más de 7 millones de pesos por mes. Considerando que hay departamentos que tienen menos de 30 mil habitantes, esas sumas suelen marcar la diferencia a la hora del reparto económico que caracteriza cada campaña electoral.
Cuando durante el gobierno de Miguel Lifschitz se impulsó una reforma constitucional, perdió consenso porque se intuía que perseguía el intento de reelección para el propio gobernador en ejercicio. Pero en ese proyecto oficial se incluían estas limitaciones de mandato, que iban a evitar tantas reelecciones consecutivas.
La idea era habilitar una sola reelección para todas las categorías, que permitiera ejercer un cargo hasta no más de 8 años seguidos, y después obligaba a una pausa, para recién poder volver después de cuatro años. También extendía la duración de los mandatos de los presidentes de comuna a 4 años (hoy son de dos).
Durante el actual Gobierno de Omar Perotti se habilitó otra discusión legislativa para la reforma constitucional. Fue un débil intento sin proyecto oficial. Tarea para el futuro Gobierno.
editorial@diariocastellanos.net
Elfuturodeloficialismopodríacifrarse,sinfaltaalaverdadnipecardeexagerados, en esta breve y categórica sentencia: a los comicios es posible llegar, la elecciónesseguroquelapierde.¿Porqué? Enrazóndeque,conelrespaldoirrestricto delFondoMonetarioInternacional-elcual obra a la manera de un prestamista y garante de última instancia- el equipo liderado por Sergio Massa podría evitar una devaluación. Ello le permitiría transitarelperíodoquevadesdemediadosde abril a mediados de agosto, cuando se substancienlasPASO,nosinsobresaltos -quesesucederánsinsolucióndecontinuidad- pero a cubierto de una explosión generada por el tipo de cambio. A su vez, en la medida que no podrá ponerle coto a la deriva inflacionaria, sus posibilidades deganarenlasurnasesunescenarioque resulta conveniente descartar de antemano. En una palabra, si bien el kirchnerismonovolaráporlosaires,deberáacostumbrarsealaideadequeapartir dediciembrehabráregresadoacuarteles de invierno y allí tendrá que lamer sus heridas y masticar su rencor lejos del poder.
Es curiosa la forma en que muchos de los principales analistas de la realidad, e inclusive no pocos encuestadores, insistenenotorgarlealgunachance-porremota que sea- a un Gobierno que viene en caída libre -inflación con un piso del 6% mensual en la más optimista de las hipótesis; 40% de la población bajo la línea de pobreza; la coalición gobernante partida almedio;ausenciadefigurasrepresentativas para aspirar a la presidencia y una escalada del crimen organizado y de la delincuencia común que no paran de crecer-, cuya respuesta a la crisis, en medio delacualseencuentra,nopuedesermás desatinada.Apenasdosejemplosbastan para entenderlo: unas declaraciones -de lasmuchasalasquenostienenacostumbrados- del Presidente de la Nación y de su Ministro de Seguridad.
En ocasión de asistir a la inauguración de una nueva terminal en el aeropuerto internacional de Ezeiza, Alberto Fernández no tuvo mejor idea que hacer este pedido, verdaderamente insólito: "Quesalganlamenorcantidaddeargentinos posible porque necesitamos los dólares". De su lado, su tocayo Aníbal pronosticó que, en caso de triunfar la oposición,correríasangreyhabríamuertos en las calles. Aquel dijo una tontería; este,encambio,pecódeinútilmenteprovocativo.
Lo primero que salta a la vista ante tamaños disparates y exabruptos es la incapacidad de uno y otro para generar, ante la adversidad que los atenaza, una reacción inteligente. El primer mandatario debió pensar dos veces antes de entrarenunterrenotanpeligroso-eldel dólar- justo en el aeropuerto de salida, por excelencia, de los argentinos. Si algo le estaba vedado era referirse allí a la escasa cantidad de divisas que retiene, enestosmomentos,elBancoCentral.Lo del titular de la cartera de Seguridad es muchomásgrave.Noenvirtuddequela gentevayaamorirsedemiedosinoporla imagendequiénlodiceyporlaoportunidad en que levanta la voz. Su figura quedóasociadaaladelnarcotráficoenel año 2015 y ese fue uno de los principales motivos del revés electoral que sufrió el oficialismo de entonces en la puja que, finalmente, ganó Mauricio Macri.
Aníbal Fernández es de los funcionarios más vivos del Gobierno, aunque es propenso a irse de boca con facilidad. Lo que pareció no entender es algo que -a esta altura- no se le escapa a nadie: los muertos generados por la inseguridad son cosa de todos los días, y él es uno de los responsables principales del problema. Como quiera que sea, cualquier líder del arco opositor querría tener adversarios como los Fernández. Son los mejores jefes de campaña que uno podría imaginar por los goles en contra
Si los únicos candidatos potables que salen a la palestra -descartados el Presidente, la Vicepresidente y el Ministro de Economía, que ya se bajaron aunque no terminen de expresarlo con todas las letras- son Daniel Scioli y Wado de Pedro, es evidente que el Frente de Todos, o lo que queda del mismo, se halla en la peor de las situaciones. El actual embajador en Brasil arrastra una historia de servilismo que es difícil de disimular. Así como no se vuelve del ridículo, es tarea imposible presentarse ante la sociedaddandoporolvidadalaobsecuencia respecto del matrimonio Kirchner, que no se cansó de humillarlo en público duranteaños.Enloquehaceal Ministro del Interior, el poco conocimiento que acredita en las encuestas de opinión, unido a su pobre oratoria, le juegan en contra. Un rey absoluto o constitucional puedesertartamudo.Unpresidenciable en una sociedad de masas, con tal incidencia mediática como la nuestra, si lo fuese daría a sus competidores una ventaja descomunal.
El berenjenal en el que está Juntos por el Cambio, por obra y gracia de las disputas que cruzan en diagonal su geografía, no resiste comparación con las arenas movedizas que pisa el Gobierno. En este escenario, las desventuras de aquellacoaliciónsonuncuentodehadas, comparadas con las del oficialismo. Tal cual lo adelantamos la semana pasada, la sangre no llegó al río luego de la decisión tomada por Horacio Rodríguez Larreta respecto de la forma de votar en la capital federal. La interna está al rojo vivo pero entre ellos no hay enemigos acérrimos sino adversarios serios. Con todo,elpeligroqueenfrentaJuntosporel Cambioprovienemenosdeunamilagrosaremontadaelectoraldelkirchnerismo que de una fuga de voluntades que marchen en pos de la variante libertaria, acaudillada por Milei.
Cualquiera puede darse cuenta de que el outsider que despotrica contra la casta hoy ocupa el centro del ring. Aun a riesgodeincurrirenunexcesoanalítico, su parábola política es en parte semejante a la de Donald Trump y a la de Jair Bolsonaro. A ninguno de estos dos los medios de comunicación los tomaron demasiado en serio al momento en que comenzaronadesarrollarse,enlosEstados Unidos y en el Brasil, las campañas electorales previas a los comicios presidenciales de uno y otro país. En un principio eran personajes estrambóticos a los cuales el establishment mediático y los factores de poder más importantes maltrataban o minimizaban. A medida que fue transcurriendo el tiempo, sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar.Elelementocomúndeambosesque se situaron en la parte más visible del escenario y no lo abandonaron hasta el final de la contienda.
Javier Milei es el candidato sobre el cual se tejen las mayores especulaciones de cara a los comicios por venir. De ser un Don Nadie hace dos años, ahora ya no parece el tercero en discordia, en condicionesdehacerunabuenaelección y nada más. Se ha metido en la pelea grande y aspira a tener un lugar en la segunda vuelta. Lo que pocos meses atrás hubiera sonado ridículo, a esta altura ha pasado de lo posible a lo probable. No hay periodista que no lo invite a hablar por radio o por televisión. No hayencuestaquenoregistresuincesanteavanceanivelnacional.Nohayadversario o enemigo -Alberto Fernández, Elisa Carrió, Gerardo Morales, Agustín Rossi, Martín Tetaz y tantos otros- que no lo agravie o discuta con él. Es un fenómeno que nadie vio venir. Faltando cuatro meses para las internas obligatorias y seis para las generales del mes de octubre, salvo que cometa un error garrafal es el único de los presidenciables que todavía tiene un campo grande para crecer.
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