Sテ。ADO 12 DE JULIO DE 2014
DEPORTES
21
22
TURISMO
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
RINCONCITOS ESPAÑOLES
Sevilla, el corazón de la cultura andaluza Desde la Antigüedad, y especialmente durante la época del Romanticismo, esta ciudad ha despertado la evocación de los artistas europeos, que ven en ella un lugar maravilloso. Una vista panorámica del centro histórico desvela una localidad regada por palacios, puentes y torres de iglesias que rompen el silencio de las pacíficas mañanas de domingo con sus mágicas campanadas… Sevilla, la capital de la comunidad autónoma de Andalucía, es uno de los lugares más apreciados de España en el exterior. Cuenta con una población de 700.169 habitantes, por lo que es la ciudad más poblada de Andalucía, la cuarta de España después de Madrid, Barcelona y Valencia. Aunque su influencia arquitectónica musulmana es lo más llamativo (fue ocupada por los moros durante unos 800 años), mucho antes había sido un centro cultural de gran importancia. En ella se registra la existencia, como primeros pobladores, de una muy alta cultura, la "tartesa", un pueblo pacífico y culto del que se sabe gracias a las crónicas griegas y a restos arqueológicos. La fertilidad de su tierra y su clima favorable con inviernos suaves y alrededor de 3.000 horas de sol al año, atrajeron también a Fenicios y Cartagineses a establecerse en esta tierra. Posteriormente llegaron los romanos, dos de sus emperadores, Trajano y Adriano, nacieron aquí. A parte de otros datos relativos a su importancia histórica en siglos posteriores, Sevilla fue hogar de famosos e "infames" personajes. La extensa ribera del Guadalquivir, el río más largo de Andalucía y el quinto de la Península Ibérica, es una postal ideal para recorrer en Archivo General de Indias.
Paseos en bicicleta por las calles de Sevilla.
bicicleta y en el trayecto visitar parques, palacios, monasterios, puentes y una importante cantidad de monumentos que hacen de esta
ciudad española una verdadera joya andaluza. Con más de 120 kilómetros de carril bici, como se los llama aquí, es imposible no tentarse y alquilar una de las magníficas bicicletas públicas (Sevici) distribuidas por toda la ciudad en más de 300 estaciones.
Sitios claves para visitar… Su casco antiguo es el más extenso de España y uno de los tres más grandes de toda Europa junto a los
de Venecia y Génova, con 3,94 kilómetros cuadrados. En el corazón histórico de la ciudad, se encuentra el barrio Santa Cruz de origen moro y judío, donde aún hoy se puede disfrutar de una fantástica herencia urbanística. Es un placer pasear por este típico barrio sureño y deleitarse del frescor de los patios repletos de plantas y flores. Los monumentos más destacados que encontramos aquí son: la Catedral con la Giralda, la torre de la antigua mezquita sobre
la que se construyó la basílica, considerada en aquella época la más alta del mundo, un verdadero símbolo de Sevilla; el Real Alcázar, un palacio árabe fortificado típico de varias ciudades españolas; y la Casa de la Lonja o Archivo de Indias, edificio renacentista del siglo XVI que contiene una importante biblioteca con todos los documentos relativos al descubrimiento de América. Los tres han sido declarados Patri(Continúa en pág. 23) Catedral de Sevilla.
TURISMO
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
El palacio árabe Real Alcázar.
Torre de Oro.
(Viene de pág. 22) monio de la Humanidad por la Unesco de forma conjunta en 1987. Otros edificios representativos en esta zona son: el Patio de los Naranjos, con su interesante sistema de irrigación de plantas; y el Palacio Arzobispal. Todos ubicados en la misma plaza. Adicionalmente, y adentrándonos por sus callejuelas nos encontraremos con el Hospicio de los Venerables y con la Iglesia de Santa María la Blanca, al lado de los Jardines de Murillo o de Catalina de Ribera que rodean y dan color a las murallas del Alcázar. Y en dirección contraria, partiendo de la Giralda y dirigiéndose hacia el río, pasará por la calle Santander para encontrarse con la Torre de la Plata, que al igual que la cercana Torre de Oro se conserva de la época en que Sevilla estuvo bajo dominación musulmana. Justo a la derecha podrá admirar la Iglesia y el Hospital de la Caridad. Otra parada obligada es el Parque de María Luisa, que inunda de flora exótica la zona entre el río y el centro histórico de Sevilla. Aquí se Puente de Triana.
23
encuentra la Plaza de España, de trazado semicircular y vistoso colorido por los azulejos que invaden su fachada, el Pabellón Mudéjar, el Pabellón Real y el pabellón que hoy aloja el Museo Arqueológico, además de otros originales y bellos edificios que nos hacen sentir que estamos en la América precolombina. Partiendo de la Plaza de España, en dirección al río, pasamos un singular torreón como castillo en miniatura, el Costurero de la Reina, hoy oficina de información y turismo, que fue dependencia del edificio que visitamos a continuación. En la misma calle se puede ver el Palacio de San Telmo, bello exponente del barroco sevillano, detrás del cual se puede visitar la que antaño fuera la Real Fábrica de Tabacos, y hoy es Universidad. Por otra parte, la Exposición Universal de 1992, ha aportado una sorprendente reforma urbanística a Sevilla, dejando como legado importantes edificios como: el Teatro de la Maestranza, la Plaza de Toros de la Real Maestranza, el Auditorio de la Cartuja, el Teatro Español (en el Pabellón de los Descubri-
mientos), el Palacio de Congresos (con su impresionante cúpula dorada), y la Antigua Estación de Córdoba, hoy rehabilitada como salón de exposiciones. Otros de los puntos turísticos de la ciudad son el Ayuntamiento, la Basílica del Gran Poder, y el Metropol Parasol, más conocido como "Las Setas de la Encarnación". Terminamos el recorrido, cruzando el Puente de Triana para desembocar en el pintoresco y popular Barrio de Triana, calificado como el más sevillano de todos.
Palacios y puentes… La capital andaluza cuenta con preciosas casas señoriales, en su gran mayoría con un profundo sabor mozárabe, entre las cuales destacan, por el hecho de poder ser visitadas, la Casa Pilatos, un bellísimo palacio mozárabe construido en los siglos XV y XVI por el Marqués de Tarifa. Otro es el Palacio de las Dueñas, perteneciente a los Duques de Alba, que puede ser visitado en determinadas épocas del año. De gran interés arquitectónico
es la visita a lo largo del río de los ocho puentes que, en tan sólo cinco años, han sido construidos. Entre ellos sobresalen: el Puente del V Centenario, en forma de abanicos; el Puente de las Delicias, doble puente móvil, para tráfico rodado y férreo; el Puente de Chapina, inspirado en el Puente de Alejandro III de París supone una elegante estructura de acero; la Pasarela de la Cartuja, figura en los récords Guinnes como el puente más esbelto del mundo, con sus 235 metros de longitud es adicionalmente el segundo puente metálico más grande de España; el Puente de la Barqueta, posee un gran valor simbólico; y el Puente del Alamillo, tiene una estilizada figura
de arpa.
Un paseo nocturno y gastronómico… Sevilla es una ciudad extremadamente alegre y amiga de la fiesta y de la calle; se dice que los sevillanos viven en la calle, y en cierto modo es cierto, pues durante los años estudiantiles sólo se para en casa para comer o dormir. Para aquellos que, como siempre, siguen disfrutando del buen vino y las "tapas", el barrio de Santa Cruz ofrece una gran variedad de típicos locales nocturnos, entre ellos (Continúa en pág. 24) Giralda, la torre de la antigua mezquita sobre la que se construyó la Catedral.
24
TURISMO
(Viene de pág. 23) destaca una antigua sinagoga convertida en bar. Triana es uno de los barrios más emblemáticos de Sevilla, donde se concentran numerosas tabernas y bares para degustar la cocina más auténtica o disfrutar del "flamenco". Es popular aquí la bellísima Calle Betis con sus balcones asomándose al río entre los dos puentes. En el centro, la zona cercana al Ayuntamiento, encontramos auténticas masas de gente, sobre todo en la calle Alemanes o en la Plaza del Salvador, que se llenan por la noche de jóvenes. Ya un poco más lejos se encuentra la zona de la Alameda, con los más originales bares de copas y música en vivo. En el Parque de María Luisa hay muchas alegres terrazas, algunas situadas al lado de lo que antaño fueran pabellones de la Exposición del 29, junto con los alrededores del Teatro Lope de Vega. Aquí todos los sábados se celebran fiestas, en verano al aire libre y en invierno en el interior de una de las salas del teatro. En la zona cercana al "puerto" y a la avenida de la Raza, encontramos las discotecas más multitudinarias de la ciudad. El encanto de la cocina sevillana no reside en la complicación o elaboración de sus recetas sino en el estilo y en lo sabroso de sus condimentos. Destacan entre sus
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
Naranjos típicos en el Parque de María Luisa.
platos: el gazpacho, (crema fría de diversas hortalizas), el pescaito frito (pescado enharinado y frito en abundante aceite de oliva), los hue-
Senderos del Parque de María Luisa. Barcitos típicos del barrio Santa Cruz.
vos a la flamenca (huevos al plato con tomate, chorizo y otros ingredientes), el cocido andaluz (a base de garbanzos y verduras), el me-
nudo o el rabo de toro. Sin embargo, el sevillano es sobrio en sus comidas, siendo lo más típico de su cocina sus "tapas" (comidas en miniatura, que se toman al voleo, entre bar y bar). Todo ello acompañado por el vino de las tierras vecinas, como el del Aljarafe, el de Jerez, la dorada Manzanilla o el de
Montilla. Entre sus dulces más típicos, cabe destacar las Torrijas de Semana Santa, receta de inspiración musulmana con el aditivo hispano del vino; y las Yemas de San Leandro, hechas por las monjas del convento del mismo nombre, que es un dulce elaborado a base de azúcar y yema de huevo.
Las famosas tapas, un plato típico de Sevilla. Plaza de Toros de la Real Maestranza.
TURISMO
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
25
CRÓNICAS DESDE SUDAMÉRICA
Un payaso por las rutas – Por Natalia Bainotti Mi viaje en breve va a cambiar de nuevo: en noviembre dejé de viajar en bus para seguir a dedo, y ahora, desde Ecuador, en algunas semanas empiezo a viajar en bicicleta, por lo menos durante dos años. Estoy muy acostumbrada a hacerlo sola, desde mi primer viaje hace cuatro años. Sin embargo, viajar en bicicleta es diferente: que alguien se acople ya no es tan fácil, encontrar otras personas pedaleando por la misma ruta me parece casi imposible y la soledad de cada noche en la carpa por momentos me generó angustia anticipada. La semana pasada conocí en Quito a Andrés, otro argentino, y santafesino también, que está viajando hace un año y medio desde Ushuaia, rumbo a Alaska, donde piensa llegar dentro de otro año y medio. Me comentó que en Quito estaba también Álvaro Neil, más conocido como el "biciclow", uno de los cicloviajeros más famosos: hace diez años salió de España y no piensa volver hasta 2017. Tiene 46 años y lleva recorridos setenta y siete países haciendo lo que su apodo indica: shows de mimo, magia y acrobacia en escuelas, geriátricos y cárceles. Con Andrés nos encontramos en la casa de Santiago Lara, en Tumbaco, uno de los valles en las afueras de Quito. Este lugar refleja lo que era Tumbaco hace muchos años: haciendas de campo que ahora han sido absorbidas poco a poco por desabridas casas. Cuando llegué, encontré en un patio lo que nunca pensé que iba a ver en el viaje: diez personas arreglando sus bicicletas, lavando ropa, enmendando sus carpas. Chicos de Colombia, Estados Unidos, Canadá, Alemania, y España, hicieron de la casa de Santiago, su casa por unos días. Ahí me enteré de algo de lo que no estaba al tanto: las casas de ciclistas. Durante todos mis viajes usé CouchSurfing para hospedarme, una comunidad de hospitalidad que une locales y viajeros para brindar un hogar donde dormir, salir a recorrer la ciudad o ir por un café, simplemente a cambio de la experiencia cultural y social. Una de las tantas camas en viaje, en Turkmenistán.
Nada de plata de por medio, pura y sencilla hospitalidad y ganas de conocer. Lo que no sabía era que también había casas de ciclistas, hogares que acogen a viajeros en bicicleta y que se dan a conocer por el boca a boca más que por una red social en particular. La de Santiago es la primera -y única por ahora- que conozco: en los últimos 24 años más de 800 cicloviajeros han pasado por su casa. Cuando le preguntamos cómo empezó, nos dio la respuesta menos esperada: por casualidad. Él trabajaba como mecánico en una bicicletería, cuando entró un japonés de 19 años que estaba recorriendo América en bicicleta y necesitaba dónde quedarse. Si ahora algunos creen que viajar en bici es algo poco común o una locura, imagínense en ese momento, en los años 80. Ante la negativa de todos para brindarle un espacio donde dormir, Santiago preguntó qué estaba necesitando el chico, y ofreció sin dudarlo darle un espacio. Así, Mashahira se convirtió en el primer viajero de lo que luego sería una casa de ciclistas. Aunque lo vivo en carne propia desde el otro lado, era inevitable preguntárselo: qué se siente recibir y despedir tanta gente, compartir tiempo y experiencias con personas que uno probablemente no vuelva a ver. "Hay viajeros que se consumen en el silencio, que sólo pasan, duermen y se van. Pero hay otros que dejan su huella muy fuerte y se hacen querer como familia. Además, hay que tener en cuenta que mis hijas tienen 18 y 24 años de edad, así que muchos viajeros les han cambiado los pañales y ellas crecieron rodeadas de ellos, gente que las ha influenciado de forma positiva para que hoy sean personas más alegres y abiertas", nos contó Santiago. Las despedidas nunca son fáciles con aquellas personas con las cuales uno crea relaciones intensas aunque breves, pero Santiago los despide con aliento: uno nunca sabe cuándo los caminos vuelven a cruzarse. Ese fue el caso de Álvaro, quien pasó por primera vez por la casa en 2004 y ahora, diez años y tres vueltas al mundo después, volvió a la casa en Tumbaco. Conocer alguien que lleva viajan-
do diez años sin volver a su casa, y que ha recorrido casi 133.000 kilómetros despierta muchas preguntas. Sobre todo, cómo empezó. "La persona que tienes delante nació con 32 años. Antes nunca había sido un aventurero. Pero comenzó a gustarme cada vez más ésto de viajar en bicicleta hasta que no hubo vuelta atrás". Antes había nacido por primera vez en Oviedo, España, y se había recibido de abogado tras una década de estudio. Trabajó cinco años como oficial de notaría en Madrid, ganando bien y viviendo cómodamente, hasta que entendió que en la vida, lo que termina faltando es tiempo y no dinero. "Me di cuenta de que no hay tiempo para tanto, que 15 días de vacaciones no me alcanzaban y que el trabajo me alejaba de mis sueños. Entonces fue que decidí viajar y gracias a la bicicleta lo hago con muy poco. Creo que lo que le falta a la gente no es el dinero para viajar, lo que le falta es el deseo y el coraje. Se ponen excusas y las excusas son ellos mismos. ¿Qué quieres en esta vida? ¿La pensión a los 70 años o la experiencia de vivir una gran aventura? La gente vive de espaldas a la muerte. Hay que mirar a la muerte de frente y saber que la vida se acaba, salir y dejar las excusas de lado. Pero también hay que saber que para ser feliz hay que sufrir. ¿Quién disfrutaría del Everest si lo suben en un helicóptero? Al Everest hay que subir caminando. Y a la felicidad hay que alcanzarla arrastrándose". Mientras estudiaba abogacía también fue aprendiendo el oficio de clown. Cuando decidió emprender el viaje en bicicleta, tenía dos opciones: dejar el clown o llevárselo con él. No lo dudó, empacó cuatro kilos de maquillaje, ropa y elementos varios (junto a otros 51 kilos que conforman sus 55 kilos finales de equipaje) y llevó sus espectáculos por el mundo, que los hace gratis. "Hay que pasar por la vida haciendo algo por los demás. Yo vivo como un nómada gracias a que hay gente que se solidariza conmigo y me da mucho sin esperar nada. Los espectáculos de payaso son una manera de devolver al mundo esos favores; si hago algo desinteresadamente por unos niños, quizá cuando crezcan ellos harán algo de forma desinteresada por otros que lo necesitan, como yo", leo que responde en una charla con Paco Nadal, un periodista español muy conocido que estuvo también en Quito estos días. Hoy en día, cuando la diferencia turista/viajero cada vez pareciera ser más importante y nadie quiere ser etiquetado como el primero por la superficialidad que muchas veces denota, Álvaro es alguien que demuestra que para ser viajero lo verdaderamente importante es la actitud. "Para mí lo más
Álvaro en Mali, uno de los tantos países que recorrió en África.
importante son las personas que me encuentro día a día. Viajando las relaciones son cortas pero de una gran intensidad. Luego cada uno seguirá su camino. Nada es permanente: esa es la filosofía del nómada. Uno sólo disfruta del presente con una persona y luego, cuando menos lo esperas y en el lugar más extraño, te vuelves a encontrar. Esa es la magia del camino". Y que disfrutar el presente, implica también aceptar la soledad que a veces acompaña el camino y saber que a veces es necesaria como aprender a disfrutar de los pequeños momentos pero más significativos. Por ejemplo, un cielo Cruzando zonas desérticas en África.
estrellado: "Una vez en el desierto, tumbado bajo un cielo límpido como he visto pocos llegué a experimentar tal sensación de ingravidez que instintivamente me agarré con las manos al suelo; porque veía que sino, flotaba", le contaba a Paco. Haberme cruzado a Álvaro me sacó una sonrisa en más de una ocasión: que alguien como él, con diez años de viaje, se sienta admirado porque yo empezara a viajar sola en bicicleta, fue algo que no me esperaba y hasta me hizo poner colorada. Y este tipo de encuentros me lo vuelven a confirmar: la magia en el camino sucede, y puede aparecer cuando uno menos la espera.
26
TURISMO
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
RECORRIENDO NUESTRO PAÍS
Castillos históricos argentinos: Segunda parte Hoy le presentamos este recorrido por los grandes palacios que yacen silenciosos en diferentes provincias de nuestro país. Otras seis joyas arquitectónicas únicas cargadas de historias, de misterios, de amores y de venganzas… 1. Castillo de Guerrero, partido de Castelli, provincia de Buenos Aires: ubicado sobre la Autovía 2, en el km 168, en la estancia Villa La Raquel que asoma con su centenario castillo color salmón construido en 1894, entre la frondosa arboleda a la vera del río Salado. La torre que se ve de todos lados se edificó en 1905. Todo en el interior del edificio recuerda el pasado: las revistas ajadas, el piano Steinway, el juego de té de plata y el caballete de Luis Guerrero, el bohemio de la familia. El parque de 80 hectáreas, diseñado por el paisajista danés Forkel, posee un bosque con más de 180 especies clasificadas y se puede recorrer a pie o en sulky; y con mucha suerte, logrará avistar algún ciervo. Cerca del casco principal, la antigua casa de huéspedes funciona como museo. Allí se conservan
muebles y trajes de la época. Todo permanece anclado en otros tiempos: los tules y broderies de los vestidos, un pequeño moisés y fotos de varios de los personajes de esta historia. De camino hacia la costa, con reserva previa, esta estancia hoy constituye una parada perfecta para pasar un día de campo, almorzar o descansar unos días. Abierto al público desde 1996, el sitio fue una vez próspero centro de desarrollo industrial de la zona, con su propia estación, fábrica de leche y almacén de ramos generales. En 1910 sus tambos obtuvieron varios premios por la fabricación de quesos. La leyenda del establecimiento se remonta a la primera propietaria de estos campos, Felicitas Guerrero. Su padre, Carlos
Castillo de la estancia Bella Vista, partido de Castelli, provincia de Buenos Aires.
Castillo Naveira, en la localidad de Luján, provincia de Buenos Aires
Castillo de Guerrero, en la estancia Villa La Raquel, partido de Castelli, provincia de Buenos Aires.
José Guerrero, se vio de pronto dueño de ésta y otras tierras a causa de la trágica muerte de su hija. Ella fue la protagonista de uno de los dramas pasionales más conocidos de la sociedad porteña de mediados del siglo pasado. Los bellos paisajes de Villa La Raquel fueron escenario de sus amores, ya que su marido, Martín de Alzaga, era propietario de las estancias La Postrera, Bella Vista y Juancho, de aproximadamente 100.000 hectáreas que alcanzaban hasta los actuales balnearios de Pinamar, Cariló y Valeria del Mar. En la estancia Bella Vista hay otro castillo emblemático de estilo normando, construido en 1916 por arquitectos franceses, a orillas del río Salado. Tiene dos pisos y una torre mirador. Hoy es un establecimiento rural que desarrolla el Turismo en Estancia, apoyada en los pilares de una exquisita gastronomía autóctona y una manifiesta calidad en servicios para eventos corporativos y sociales. Ella tenía 15 años cuando se casó con Alzaga, de 65. Ya viuda y dueña de una rara belleza, según las crónicas de la época, visitaba eventualmente los establecimientos que habían sido de su consorte. Por entonces, para llegar a un lugar los carruajes debían atravesar campos por huellas difícilmente transitables cuando llovía. En uno de esos tantos viajes, su coche se empantanó y la auxilió un vecino, que resultó ser otro rico estanciero de la comarca: Anselmo Sáenz Valiente. Tras sacar a los
viajeros del apuro en que se encontraban, les brindó el amparo de su propiedad. A partir de ese encuentro, Felicitas y Anselmo se enamoraron, y poco tiempo después se casaron. Al enterarse de la noticia del enlace, uno de los anteriores pretendientes de la joven, Enrique Ocampo, prefirió verla muerta antes que con otro.
Así fue como la dama resultó víctima de un crimen pasional en 1872, provocando el escándalo y las habladurías de toda la sociedad. Posteriormente, Ocampo se suicidó en circunstancias dudosas. Los padres de Felicitas sumergidos en una gran tristeza (Continúa en pág. 27)
Castillo Naveira.
TURISMO
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
(Viene de pág. 26) construyen la parroquia de Barracas que según se comenta es visitado por el fantasma de la adolescente. Sin descendencia, los herederos naturales fueron sus padres, quienes se abocaron a explotar las estancias. Desaparecido Carlos José Guerrero a fines del siglo pasado, los campos de La Estación (así se la conocía por esa época) pasaron a otro de sus hijos, Manuel Justo (1858-1931), que se casó con Raquel Cárdenas. 2. Castillo Naveira, en la localidad de Luján, provincia de Buenos Aires: en 1841, Don Enrique Beschtedt, viudo y con una sola hija, Irene, compró el terreno y contrató al arquitecto belga Ernesto Moreau para diseñar y construir el castillo neogótico. Le había gustado el campo la primera vez que lo vio pero fueron los sauces que bordean el río, los que lo decidieron a comprarla. La casa original se encontraba entre dos ombúes y allí se instalaron Don Enrique y su hija Irene. Lamentablemente en 1913, la familia Fernández Beschtedt tuvo que desprenderse de la propiedad llamada "San Enrique", y fue adquirida por Doña Matilde Golpe Brañas. La nueva dueña, nació en 1855, fue la viuda de Manuel Naveira, escribano y cónsul de la Argentina. Su único hijo fue José Roque Naveira Golpe. Manuel poseía en Buenos Aires 159 propiedades y 49.900 hectáreas en La Pampa con varias estancias destinadas a la ganadería y agricultura, era enormemente rico. Manuel falleció en Buenos Aires a los 64 años en 1905 luego de sólo 15 años de matrimonio. Fue Doña Matilde quien decidió cambiarle el nombre al castillo por "San José", patrono de su hijo Pepe. Pepe Naveira decidió continuar la ampliación de la casa, contratando al mismo arquitecto y convirtiéndose finalmente en un entusiasta y experto del arte
27
gótico. En 1922, José Naveira se casó con Elina Fernández Beschtedt, en la propiedad, y tuvieron tres hijos. En la actualidad, si bien el castillo sigue perteneciendo a la familia, no se conoce el estado real de sus interiores ya que la entrada está prohibida al público en general. Esta es la razón por la cual todo tipo de especulaciones crecen alrededor de ésta mítica construcción tan ajena al paisaje de la llanura porteña. 3. Castillo Rafael Obligado, partido de Ramallo, provincia de Buenos Aires: es un castillo al estilo europeo construido en las barrancas del río Paraná. Fue mandado a hacer en 1896 por el poeta argentino Rafael Obligado en honor a su esposa, Isabel Gómez Langenheim; quien solía leer novelas del escritor escocés Walter Scott, de estilo romántico y ambientación gótica, lo impulsó a dar forma a la residencia. Las obras finalizaron en 1898. Las tierras de la estancia fueron compradas por el padre del lírico, Antonio Obligado, castellano de origen andaluz, al canónigo Andúgar en 1785. Allí, el 20 de noviembre de 1845 se produjo la Batalla de la Vuelta de Obligado. La construcción refiere al típico castillo europeo de tres pisos con ventanales ojivales. Consta de tres plantas, con 24 habitaciones y seis baños. Un gran hall preside la entrada, con tres juegos de escaleras hacia lo alto. Las paredes exteriores del edificio están cercadas por enredaderas que le confieren un aire de misterio. Su edificación remonta a otros tiempos y desde el camino se logra divisar su figura gris oscura y atemporal, que remite a una leyenda. La estancia "El Castillo" pertenece en la actualidad a la familia Obligado, descendientes directos del poeta. Pero la familia no es la única habitante del lugar, por los corredores y galerías sue-
Castillo Tornquist, en la ciudad homónima, provincia de Buenos Aires.
Castillo Rafael Obligado, partido de Ramallo, provincia de Buenos Aires.
le transitar "Toto", un fantasma que hace desaparecer objetos o que cierra puertas para luego abrirlas misteriosamente. La leyenda del fantasma data de 1930 y como todo castillo que se precie, el de Obligado cuenta con pasadizos secretos que comunican salas y habitaciones o que conducen hacia el exterior. 4. Castillo Tornquist, en la ciudad homónima, provincia de Buenos Aires: propiedad de Ernesto Tornquist, un exponente del "renacimiento argentino". Estudió en Alemania y de allí volvió a la Argentina, con la cultura de aquel país incorporada a su formación y gusto estético. Dedicado principalmente a las operaciones bancarias, sus capitales respaldaron importantes iniciativas empresariales, como la construcción de puertos e instalaciones ferroviarias, emprendimientos industriales, explotación de recursos naturales y la edificación del Hotel Plaza, en Buenos Aires, su creación más emblemática. Embelesado por las pintorescas sierras que rompían la monotonía de la llanura, Tornquist llamó al arquitecto Carlos Nordmann, exponente del grupo de profesionales de origen alemán que habían impuesto en la construcción de la época el estilo del romanticismo medieval, para que diseñe la casona. Por eso Nordmann se inspiró en los palacios del rey Luis II de Baviera, a orillas del río Rin, para darle vida a este castillo gótico alemán en medio del paisaje serrano. La edificación de esta vivienda sureña se comenzó en 1903, con materiales adquiridos en Europa, puestos en el puerto de Buenos Aires y de ahí enviados en el tren que iba a Bahía Blanca. Fue la prima y esposa del banquero, Rosa Altgelt, la que eligió y encargó
todo el mobiliario y complementos de la decoración del castillo a una firma muy acreditada de Europa, que le mandó por correo todo lo que ella había elegido por catálogo. Eso era algo típico de la época, en la que había centenares de empresas europeas
que se ocupaban de fabricar todo lo necesario para vestir lujosamente una mansión ubicada en cualquier región del continente. Pero la sofisticación de un cas(Continúa en pág. 28)
Postal del Castillo Hotel, ubicado en la localidad de Valle Hermoso, provincia de Córdoba.
28
TURISMO
(Viene de pág. 27) tillo levantado entre los pajonales duros de las Sierras de la Ventana debía complementarse con un jardín de la misma jerarquía estética, ya que la rusticidad del terreno contrastaba con la edificación. Por eso, Tornquist contrató al célebre paisajista francés Charles Thays para que le diseñara un parque acorde al medio geográfico. Thays empezó el trabajo en 1905 y a partir de entonces, durante seis años seguidos plantó alrededor de 2.000 plantas anuales. Logró así un diseño muy extenso, con estatuas, copones y un quiosco alejado de la casa para que las señoras caminaran y fueran a tomar el té. 5. El Castillo Hotel, localidad de Valle Hermoso, provincia de Córdoba: es un edificio de arquitectura medieval construido en 1870. A lo largo de su vida y bajo la guía de distintos propietarios, ha sido, en orden cronológico, una mansión familiar, un hotel de época, una colonia de turismo sindical y un hotel cinco estrellas. A comienzos de 1900, José Ferrarini, un inmigrante italiano, compró la estancia, amplió el casco y le imprimió el estilo florentino que lo caracteriza hoy. Allí comenzó a funcionar, en 1930, el hotel Monte Olivo, que tuvo una corta vida sólo cuatro años, porque la muerte de la esposa de Ferrarini motivó su cierre. Se mantuvo cerrado durante veinti-
SÁBADO 12 DE JULIO DE 2014
cinco años, durante los cuales el silencio y el abandono se apoderaron de su entorno. En 1974 pasó a manos de la Unión Obrera Metalúrgica y, después de unos años, fue adquirido por sus actuales dueños. Estos últimos se encargaron de restaurarlo, cuidando cada uno de sus detalles, y sobre todo su mobiliario, recuperando su historia. Sus 7.000 metros cuadrados cubiertos y las cuatro hectáreas de parque que lo rodean tienen cualidades estéticas muy particulares que remiten a las antiguas fortalezas y lucen muy bien en el paisaje serrano. El castillo tiene 45 habitaciones de hasta 90 metros cuadrados. En sus áreas comunes dispone de restaurante, cava de vinos, bar, lounge, sala de lectura, home-theater, atelier de artes plásticas, estudio de fotografía, sala de ensayo para músicos, bowling y juegos, gimnasio y Spa con piscina climatizada, jacuzzi, sauna seco y zona de relax. En su parque hay piscinas, canchas de tenis, vóleybol y fútbol. Bajo el nombre de El Castillo Hotel Fabrega Organizational Center, la empresa elabora y dicta programas educativos para organizaciones (empresas, fundaciones, universidades, familias). Se plantea el respeto del entorno serrano y del edificio como joya arquitectónica. El 22 de marzo de 2010, el castillo fue oficialmente reconocido como hotel cinco estrellas por la Agencia Córdoba Turismo, siendo el primero de sus características en las sierras cordobesas.
Entrada del Castillo Hotel, de Valle Hermoso.
6. Palacio Santa Cándida, Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos: está ubicado al sur de Concepción del Uruguay, a orillas del Río Uruguay y del arroyo La China. Fundado en 1847 por el General Urquiza, constituye una muestra del esplendor del siglo XIX. Urquiza lo llamó Santa Cándida en honor a su madre, Cándida García. La suntuosa casona, construida por el arquitecto italiano Pedro Fossatti al estilo de una villa toscana, debe su aspecto actual a Antonio Leloir y a Adela Unzué, quienes la
refaccionaron junto con el arquitecto Ángel Gallardo y el paisajista suizo Emil Bruder. Las antiguas arquitecturas domésticas rinden un testimonio silencioso pero fiel, de una época y de la vida de sus habitantes. Urquiza apodaba a Santa Cándida "la casa nueva". Al general le gustaba erigir buenas residencias cerca de sus intereses. El estilo arquitectónico era italiano dado el auge del mismo en la época. El arquitecto Pedro Fosatti, el mismo que había construido el Palacio San José, concibió una villa
toscana al estilo palladino con una compacta planta cuadrada en tres niveles, para contemplar desde los superiores el paisaje ribereño y las actividades del saladero. Actualmente, es posible alojarse en esta lujosa residencia para pasar unos días de descanso. Cuenta con siete habitaciones, un departamento de dos habitaciones, y un parque arbolado de 40 hectáreas. Dispone de pileta, bar y servicio de masajes. Además, se organizan excursiones de pesca, cabalgata, esquí acuático, paseos en lancha y golf.
Palacio Santa Cándida, Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos.