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SÁBADO 28 DE DICIEMBRE DE 2013

ESPECIAL AÑO NUEVO

Año Nuevo japonés Para los japoneses, esta celebración es una de las fiestas más importantes del año, por lo que la diversión en esta gran isla volcánica de Oriente está asegurada. Durante el mes de diciembre, en Japón, conocido también como "la Tierra del Sol Naciente", se celebran muchos acontecimientos no feriados pero sí tradicionales, es decir, no se corta la actividad laboral pero sí comienza una serie de preparativos para dar lugar a muchas celebraciones de Año Nuevo. Antiguamente esta fecha coincidía con el calendario chino al inicio de la primavera; pero desde 1873 fue ajustada al calendario gregoriano y por ende coincide con el 1 de enero. Japón tiene una concepción muy individualizada de los años, por lo que Año Nuevo es considerado como una oportunidad para empezar de cero en todos los sentidos. Por esta razón durante todo el mes celebran fiestas llamadas "Bonenkai" en las que se busca dejar atrás todos los problemas y preocupaciones, olvidando los malos ratos del pasado, saldando todas las deudas y mirando al futuro con optimismo. Se trata de una de las ocasiones más animadas para muchos, hay barra libre, todo el mundo comparte alimentos de potas comunes y los empleados se reconocen entre sí sus valores como colegas. Los amigos se reúnen también para realizar fiestas similares, y se realiza el Concierto de la Novena Sinfonía de Beethoven, la "Oda a la Alegría". Las celebraciones de Año Nuevo se realizan durante cuatro días antes y después del primero de enero en que sólo se hacen los trabajos más necesarios, y la gente Bailes típicos en Tokio.

Postal de Tokio, la capital de Japón.

dedica la mayor parte del tiempo a su familia. Se acostumbra jugar a juegos tradicionales y comer platos

especialmente preparados para la celebración. Las oficinas cierran alrededor del 29 de diciembre y no abren hasta el 4 de enero (nenmatsunenshi) y sólo los servicios más esenciales como transporte y empresas de entretenimiento perma-

necen abiertos durante estos días, aunque en los últimos años hay una tendencia creciente a abrir comercios el día de Año Nuevo. También, a partir del día 13 de diciembre hasta el final del mes, es tradicional realizar una profunda

limpieza de las casas, con el fin de purificar el hogar y preparar la comida típica durante estas fechas. Además, es típico decorar las entradas de las casas con (Continúa en pág. 3)

Templo budista Otowasan Kiyomizudera en la ciudad de Kioto, considerado Patrimonio de la Humanidad.


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(Viene de pág. 2) "kadomatsu", pinos decorativos que representan la longevidad. Tradicionalmente, el kadomatsu debe ponerse el 14 de diciembre porque después de esa fecha está prohibido ir a cortar pinos a las montañas. Este árbol decorativo se mantiene hasta el 14 de enero. En la víspera del Año Nuevo, las familias se reúnen y dan la bienvenida al dios del año entrante con

"zoni", una especie de sopa que contiene "mochi" (pasta de arroz muy consumida durante el Año Nuevo). También, es tradicional comer el "toshikoshi soba" (toshikoshi=pasar el año, soba=un tipo de tallarines) para asegurar la prosperidad y longevidad. Los platos con base de verduras son muy populares durante estas fechas, en parte porque son fáciles de preparar y de almacenar. Asimismo son muy comunes las castañas (asadas

El 1 de enero la gente acude a algunos templos y santuarios, en el llamado "hatsumoude", que responde a la primera visita del año a un santuario. Con estas visitas se pretende rezar por un año lleno de salud y felicidad. Postales del Templo Budista Yasaka Jinja, entre los distritos de Gion y Hagashiyama en Kioto, Japón.

o en otro tipo de preparaciones), almendras, diversos pescados preparados de diferentes maneras y otros alimentos que varían según las regiones. Mucha gente se reúne delante de la televisión durante la Nochevieja para ver el "Kouhaku uta gassen", un programa emitido por la NHK (la televisión pública japonesa). En este programa, actúan los cantantes que han tenido mayor popularidad durante el año que acaba, a veces con puestas en escena espectaculares. Justo antes de medianoche, las campanas de los templos suenan 108 veces (8 veces en el Año Viejo y 100 veces en el Año Nuevo, por los 108 pecados del hombre en la tradición budista) esta costumbre se llama "joya no kane". Se dice que si se escuchan todas las campanadas, se pueden liberar de todos los pecados. Los japoneses celebran muchos "primeros" durante el Año Nuevo: la primera visita a un templo (hatsumoude), el primer amanecer (hatsuhinode), el primer sueño (hatsuyume), el recibimiento de la primera mercancía (hatsuni), la primera escritura caligráfica (kaizome). El amanecer del día 1 se contempla con especial respeto al considerarse como un símbolo del nuevo año que llega. El resto del día se vive tranquilamente y sin preocupaciones. Durante la celebración se entregan los "seibo", regalos elegidos para aquellas personas de quienes se recibió ayuda durante el transcurso del año, y el primero de enero se entregan todas las cartas de saludos de año nuevo que se guardaron en la oficina de correos para ser repartidas en un envío especial cada año. Las postales están decoradas normalmente con dibujos del animal que representa el nuevo año de acuerdo con el Calendario Chino y con las felicitaciones del Año Nuevo. Los niños reciben dinero en sobres especialmente decorados. El 7 de enero es tradicional el comer "nanakusa-gayu", una especie de guiso hecho con siete variedades de hierbas y el 15 de enero, se come "azuki-gayu", un guisado hecho con judías rojas. Las decoraciones tradicionales se sacan el 14 de enero y son quemadas esa noche en un gran fuego. Los participantes cantan canciones, asan pasteles de arroz y rezan para atraer la suerte.

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Es típico decorar las entradas de las casas con "kadomatsu", pinos decorativos que representan la longevidad.

En vísperas de Año Nuevo es tradicional comer el "toshikoshi soba" (un tipo de tallarines) para asegurar la prosperidad y longevidad.

El 7 de enero es tradicional el comer "nanakusa-gayu", una especie de guiso hecho con siete variedades de hierbas.

Más información: * Los días 17 al 19 de diciembre se celebra el Mercado Hagoita, en el Templo Senso-ji, Taitoku, en Tokio. Hago-ita son palas decoradas para un juego tradicional. A mediados de mes en todo el país se celebran ferias para venderlas. El mercado anual del Templo Senso-ji, es especialmente famoso y vienen los aficionados de todo Japón para comprar variedades extraordinarias.

* El día 24 de diciembre se celebra la Noche Buena, es tiempo de romances, día en el que las parejas jóvenes se reafirman en su amor. También es tiempo de regalos para los niños. Por ello, podrá observar que las Navidades en Japón tienen poco significado religioso. Desde el comienzo del mes las calles son decoradas con luces y grandes árboles de Navidad, así como podrá escuchar famosos villancicos. Y

lógicamente, el 25 es Navidad. Puede decirse que estas fechas, para los japoneses, son días en los que se da una especial atención a los sentimientos del amor, la bondad, la caridad entre los demás salvo para aquellos cuya religión pertenezca al cristianismo (pero no nos vamos a meter con asuntos religiosos, más que otra cosa porque siempre suele traer problemas).

El primer día del año se reciben postales decoradas con el animal del año nuevo del zodiaco.


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CRÓNICAS DESDE SUDAMÉRICA

Destino: Manu

En la lancha, a la vuelta de un trekking.

Por Natalia Bainotti

Día 1: la ida 6am, Plaza de Armas. Apenas me senté, escuché que me llamaban por mi nombre. Me di vuelta y estaba Fernando, nuestro guía, viniendo hacia mí. ¿Preparada?, me pregunta. Totalmente. La ruta fue mutando: de doble vía de asfalto, a una vía y un poco más, de tierra. José Alberto, nuestro chofer, se la pasaba tocando bocina para anunciar nuestro paso, pero poco fueron los autos que nos cruzamos, mientras cruzábamos las montañas, aparecían casitas desperdigadas en las laderas, el verde del pasto y los árboles se cortaba por los parches de tierra roja de las parcelas vacías, y las montañas enfrente parecían al alcance de la mano. Sin que me diera cuenta, el paisaje se nubló irónicamente, cuando entramos al bosque nublado, y después de un par de horas (que pueden haber sido una como tres, ya perdí noción del tiempo) llegamos a la entrada al Parque Nacional Manu. Fernando nos mostró la zona que íbamos a visitar y nos explicó que en realidad es por fuera del parque lo que está habilitado para turismo, ya que el resto es área protegida. Quién diría que tan cerca de Cusco, tan cerca de una ciudad que es mundialmente famosa por su importancia en la cultura incaica, hay selva, hay un pulmón vivo con tanta vida animal y vegetal.

Llegamos al lodge pasadas las cinco de la tarde, y después de cenar temprano, me fui a dormir -temprano también- con el ruido del río corriendo allá abajo, unos metros alejado por un caminito de piedra y barro que baja entre los árboles. En algún momento de la noche, ya lo confundo: el ruido al fluir del agua no sé si viene del río, o de arriba. Ah, está lloviendo.

Día 2: la lluvia y el agua "El clima de la selva es como el humor de las mujeres: impredecible", dijo Fernando en el desayuno, y lo que iba a significar que todo podía pasar, que no podíamos planear nada al 100%. Por ejemplo, la caminata de la mañana no la pudimos hacer por la lluvia, ya que no iba a haber animales. De todas formas, la lluvia había hecho lo suyo. Los aromas se sentían más frescos, más vivos: a limón, a yuyo, a flores, a hierbas, a pasto. Olor a verde. Salimos rumbo a Atalaya para navegar el río y llegar al otro lodge, y antes pasamos por un refugio animal donde rehabilitan y cuidan animales que estuvieron en cautiverio o los encontraron heridos en la selva. Ahí, vimos un coatí, un carpincho, un oso perezoso, un guacamayo rojo y otro azul, un oso hormiguero arbóreo, dos chanchos de monte. Después de buscar las botas de agua y los pilotos, nos subimos a la lancha rumbo al lodge. Llegar a un lugar donde sólo se accede por agua es raro. Creo que no logro encontrar

la palabra o definir el sentimiento. ¿Será que me hace sentir realmente en el medio de la selva? ¿Qué me da una sensación de contacto mayor con la naturaleza el saber que estoy rodeada de agua y más selva? En la tarde salimos en la lancha veinte minutos río abajo para hacer una caminata de cuatro horas, reconociendo árboles, frutos, aves y buscando animales. Antes de volver, esperamos que empezara a anochecer para poder observar uno de los animales estrella de la selva: el caimán. Esa noche cenamos a la luz de las velas -ya que no hay electricidad en ese lodge, lo que para mí aumenta la sensación de estar en medio de la naturaleza más aún- me fui a acostar, también llevando velas. Acomodé el mosquitero, y me hundí en el colchón. El sonido del viento se mezclaba con el del río que corría a sólo unos metros de distancia. Qué lindo que es dormir así.

zamos la caminata. Mucho barro, muchos hongos, muchas mariposas. Vimos un pájaro que Fernando nos dijo que es muy raro de ver, el pájaro

paragua, y huellas de jaguar y de carpincho, que al parecer iba con su (Continúa en pág. 5)

Día 3: la naturaleza Esta vez no amaneció lloviendo, así que a las 4:45, tal como nos había dicho la noche anterior, Fernando nos despertó. Destino: una pared de arcilla donde se alimentan los guacamayos. Nos quedamos en una islita que había cerca, y desde ahí los vimos con telescopio, mientras picoteaban la pared llena de minerales, en grupos. A la vuelta, después de desayunar, salimos a caminar por la selva. Corrijo: nos subimos de nuevo al bote, que nos llevó al lugar desde donde empe-

Pareja de guacamayos rojos, en uno de los lodges.


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(Viene de pág. 4) cría. Caminamos más de dos horas por la selva, reconociendo plantas, pájaros, frutos, y llegamos a un árbol enorme, de unos cientos de años. El tronco no era grande en sí, pero lo que llamaba la atención eran sus raíces: altísimas -en algunas partes, seguro llegaban a los tres metros- y finas, como formando vallas alrededor del tronco, duras, tornasoladas. Después del almuerzo salimos rumbo a Atalaya. Poco antes de llegar, paramos a hacer otra caminata, esta vez entre plantaciones: plátano, papaya, piña, arroz, lima, cacao, huito (con la que se hace un trago exótico). De lejos, vimos un mono capuchino marrón saltando de un árbol a otro, y de cerca, tomamos agua de bambú. Rara. Volvimos al lodge de la primera

noche, y después de la cena me fui a acostar, esta vez con el ruido del viento agitando los árboles. Aunque no sea la primera vez, no viene mal para reafirmarlo: me encanta esto de dormir rodeada de naturaleza.

do empiezo a acercarme al pueblito, la burbuja se revienta, y la confusiónsueño termina: las casas de adobe, las cholitas arriando vacas, hombres moviéndose en bicicleta, auto destartala-

dos, paredes pintadas con propaganda política, escombros y basura tirados en cualquier lado, me hacen volver a la realidad: estoy en Perú. Y acabo de volver de la selva.

Día 4: la vuelta La vuelta, a pesar de que tuvimos que esperar cinco horas mientras arreglaban el camino por un derrumbe debido a las lluvias, fue tranquila. Volver nos devolvió a esos paisajes que de lejos me hacen acordar a cuando viajaba en tren por Europa. A veces me pregunto si no habrá algo así como realidades paralelas, mundos iguales en dos planos diferentes. Me pasa cada vez que cruzo un lugar así: montañas verdes repetidas hasta el infinito, casitas desparramadas, árboles altos,

Silencio, para no espantar a los animales, en la entrada de uno de los senderos.

El perezoso del refugio animal.

parcelas sembradas, caminos de tierra que se escurren entre las laderas, que me hacen trasladar por un momento a esos viajes en tren por España o Alemania especialmente. Pero cuan-

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Una pequeña cascada que nos cruzamos en el camino de vuelta.


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DESTINOS MÍSTICOS

Varanasi: el centro cultural y espiritual de la India Por varias razones, India moviliza algo en el interior de quien la visita. Varanasi, la ciudad más antigua del mundo, es quizás también la más impresionante y conmovedora. El vértigo de sus calles, la multitud, los colores, los rituales y por supuesto la majestuosidad y el misticismo del Ganges, en torno al que gira toda la vida de la ciudad. Esta localidad, que también se llama Benares o Kashi, es la ciudad de la luz, la más antigua del mundo y uno de los centros religiosos y culturales más importantes de la India. Ubicada en el estado de Uttar Pradesh, además, es una de las siete ciudades sagradas del hinduismo, así como para el jainismo y el budismo. Su denominación actual es una adaptación de su antiguo nombre que significa "la ciudad entre dos ríos", a saber el Varauana y el Asi. Toda la localidad gira en torno al sagrado río Ganges. Los hindúes lo consideran como Amrita (una bebida que te vuelve inmortal). Se cree que su agua es como un medicamento que purifica al ser humano y salva a los muertos. El corazón de cualquiera, sin importar la religión que profese, se conmueve ante las barcas colmadas de gente que llega para despedir a sus muertos y asegurarles el "moksha", la liberación inmediata del ciclo de las reencarnaciones. Sumergir el cuerpo por completo dentro del Ganges es uno de los preceptos de todo hindú y esparcir las cenizas en su superficie también es auspicioso. Este es el lugar donde los hindúes desean descansar eternamente. Las ceremo-

nias funerarias duran varios días y se realizan ante los ojos de cualquiera, en los seis kilómetros de "ghats", nombre que reciben las escaleras de piedra que descienden hasta el Ganges. Estas escaleras sagradas están pobladas por templos, hospedajes para peregrinos y crematorios. La mayoría de estos "ghats" fueron construidos entre los siglos XVIII y XIX. Cada uno de los cien que hay, sean grandes o pequeños, cuentan con un lingam (un símbolo del dios Shiva) y ocupa un lugar especial en la geografía religiosa de la ciudad. Todos éstos se adornan todos los días con el primer rayo del sol. Además, es común ver aquí gente bañándose todos los días, sacerdotes rezando en los templos que se encuentran al lado del río, y personas que practican meditación y yoga. Todavía se conserva la tradición de hace siglos de rezar ante el sol saliente. El agua lúcida, roja y dorada del Ganges en el momento en que los rayos del sol poniente caen sobre ésta, las orillas altas, los templos, los ashrams, y los quiscos, todo ésto es una experiencia en sí mismo. Al estar relacionada con muchos eventos e incidentes, esta ciudad ocupa un lugar especial en la histo-

Típica postal de la ciudad sagrada de Varanasi.

ria. Desde tiempos desconocidos ha sido un centro de aprendizaje, religión, arte y cultura. Ofrece una experiencia particular a cada visitante. El cantar de las mantras (himnos sagrados) junto con el aroma de los inciensos llena el aire con misti-

Barcas tradicionales por el río Ganges. Peregrinos rezando y bañándose en los ghats para purificar sus almas.

cismo que entra en las entrañas de cada uno. Todos deberíamos poder visitar, al menos una vez, esta ciudad; y en el caso de un hindú si lo hace para morir allí, mejor, ya que se asegura el acceso directo al cielo.

Como es la ciudad más sagrada de la India, el visitante debe acostumbrarse a saludar con el saludo Namaste, que consiste en unir las manos juntas a nivel del pecho. (Continúa en pág. 7)


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Calles colmadas de gente.

Los famosos "ghats", nombre que reciben las escaleras de piedra que descienden hasta el Ganges.

(Viene de pág. 6)

Las principales atracciones religiosas y culturales Uno de los lugares religiosos más representativos en esta ciudad antigua de peregrinaje es el Templo de Vishwanath, dedicado a dios Shiva, el principal Dios Hindú. Se lo cono-

ce como "el templo dorado" por la capa de oro con que cuenta su torre de 15.5 metros de altura. Se ha utilizado en su construcción una tonelada de oro donado por el Maharajá Ranjit Singh. Fue destruido durante varias invasiones y fue reconstruido en 1776 por la reina Rani Ahilyabai de Indore (una ciudad en el estado central de la India). Está

Los populares carritos de la India, son el medio de transporte más económico. Mercados tradicionales de Varanasi.

considerado uno de los más sagrados de la ciudad y su entrada está prohibida a los no hinduistas. La Mezquita de Gyanvapi, es otra de las grandes atracciones. Fue construida en el siglo XVIII por el emperador Aurangzeb sobre un antiguo templo hinduista. Se trata de un edificio de color blanco, constantemente custodiado por el ejército para evitar un ataque por parte de los grupos ultrahinduistas. La entrada está reservada a los musulmanes. Otros sitios de interés religioso son: la iglesia de Santa María situada en la zona militar de Varanasi, tiene una torre no muy alta, una aguja, y un pórtico; y el Templo de Bharat Mata (dedicado a la madre patria), se encuentra a un kilómetro de Varanasi, dentro de las premisas de Mahatma Gandhi Kashi Vidyapeeeth, la universidad pública de Varanasi. Este establecimiento educativo fue construido por Babu Shiv Prasad Gupt e inaugurado por Mahatma Gandhi en 1936 para que los habitantes de la India pudieran homenajear a la estatua de la madre patria, que está hecha en mármol y representa a la India en sus tres dimensiones que incluyen las montañas, los llanos y los océanos. Vale la pena visitar Universidad Hindú de Varanasi, la más grande y la más antigua del norte de la India. Extendida en un área de 2.000 acres, este lugar importante de aprendizaje fue establecido por el Sr. Madan Mohan Malviya. Hoy, el recinto cuenta con facultades de artes, ciencia, música, sánscrita, idiomas, ingenie-

Cremaciones en los ghats.

ría, estadística, y medicina entre otras. También tiene un templo grandísimo de Vishwanath (dios Shiva) y la familia Birla (una familia muy conocida en la India) se encarga de la

construcción y mantenimiento de éste. A dos kilómetros de la universi(Continúa en pág. 8)

Hindúes.

RELATO DE UN VIAJERO

Varanasi, una ciudad desafiante Por Gina Remonda Varanasi tiene muchos apodos, entre ellos la ciudad religiosa más antigua en la tierra, y la ciudad de Shiva. Tiene una población residente permanente de 1,2 millón de habitantes. Sin embargo, en un día normal la población se duplica y hasta puede llegar a triplicarse con la llegada de los peregrinos y turistas que inundan la ciudad, el santo de los santos para los hindúes, creando el lugar más sagrado de todas las ciudades de la India.

Los indios hablan un gran número de lenguas y dialectos, se visten de forma muy diversa, comen alimentos diferentes y viven distintos tipos de vida. Incluso los hindúes de otras partes del país practican un hinduismo diferente al que se practica en Varanasi. Mi primer recuerdo vivido en esta mística ciudad son las estrechas callecitas llenas de gente de la ciudad vieja. Todo el mundo camina esquivando las sagradas vacas que están por todos lados, hay muchos perros callejeros, bicicletas y motos. Los mercados son caó-

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ticos, ruidosos y absolutamente encantadores. Los comerciantes recubren las paredes de sus locales con maquillajes, pulseras, dulces, algodón, infinidad de telas coloridas de seda y baratijas religiosas. En los caminos de piedra se siente cómo literalmente millones de vidas han vivido a lo largo de ellos y millones de pasos han sido transitados durante milenios. Me encantó la energía vibrante y color de estas callejuelas, la emoción y la paz conjunta de la atmósfera agitada. Otro recuerdo inolvidable de Varanasi es el paseo en barco al

amanecer por el río, viendo a los peregrinos y residentes bañarse en los Ghats a orillas del Ganges donde realizan sus oraciones de la mañana, escuchando altavoces con cantos hindúes. Hay personas que realizan yoga, meditando con los primeros rayos del sol de la mañana. El agua del río se utiliza en todo tipo de ceremonias, nacimientos, matrimonios hasta en la muerte misma. Se siente una sensación de paz y serenidad absoluta que es complicado de explicar. Es difícil comprender qué es lo que tiene de especial este río. Aunque es uno de los

más contaminados del planeta, algunos dicen que tiene propiedades milagrosas. No sé la ciencia detrás de ella, pero para los hindúes el río es de vital importancia y una de las raíces de su filosofía. El Ganges es la propia personificación de la diosa Ganga y aunque puede ser feroz e impredecible, también es el dador de la vida. Varanasi es una mezcolanza de todo lo bueno y lo malo de la India; de lo maravilloso y lo loco, de ricos y pobres. Es una ciudad colorida, fragante e impredecible.


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Mujeres indias vestidas con los típicos y coloridos "saris" de seda.

(Viene de pág. 7) dad, al otro lado del Ganges está situada Ram Nagar Durg, una casa ancestral dentro del fuerte que fue construido por los reyes antiguos de Varanasi. En una de las secciones del fuerte, está ubicado el museo en el cual se exhibe el esplendor que en algún momento fue parte del reino. Este museo es una muestra de la nobleza que prevalecía en el fuerte. En la carretera que se llama Ramnagar Pandav Road se encuentra el templo impresionante de la diosa Durga, comúnmente conocido como el "Templo del Mono" debido a la gran cantidad de simios que lo habitan. Cuenta con unas obras maravillosas trinchadas minuciosamente en piedra, y combina tonos rojizos y

ocres. Fue edificado en el siglo XVIII y está cerrado a los no creyentes:

Excursiones imperdibles a poblados cercanos * Sarnath: ubicada a 10 kilómetros de Varanasi, éste es el lugar donde Buda predicó su mensaje del camino intermedio hacia el nirvana final. Hoy, Sarnath está considerado como uno de los sitios más ricos que posee objetos clásicos desde el período de Ashoka hasta el siglo XII. * Jaunpur: en 1360, Feroz Shah mandó construir este pueblo al lado oriental de su soberanía de Delhi. Situado a 65 kilómetros de Varanasi, Jaunpur está dividido por el río Gomti y los dos lados están conectados por un puente masivo

que se llama Akbari Bridge. Fue diseñado por un afgani y construido en el siglo XVI. Los quince arcos hechos en piedra han sobrevivido varios terremotos e inundaciones. También hay esculturas de un león luchando con un elefante al punto sureño del puente. * Kaushambi: la "Mahabharata", la leyenda más famosa de la mitología hindú, hace mención de este pueblo. Según el mito, los hermanos pandavas vivían aquí. Incluso, Buda visitó este lugar muchas veces y dio sermones después de su ilustración en los siglos VI y XIX. Se desarrolló como el centro principal del budismo. Las ruinas de un fuerte antiquísimo que se encuentra en este pueblo cuentan la historia de su antigüedad. Está a 185 kilómetros de Varanasi.

Postal de la ciudad de Sarnath, a 10 kilómetros de Varanasi.

Templo de Durga, también conocido como el Templo de los Monos,

Ir de compras por Varanasi Desde la antigüedad es famosa por su artesanía. El trabajo delicado y minucioso en los "saris" de seda (el traje tradicional de las mujeres en la India), en las alfombras, y en los objetos de madera, es simplemente extraordinario. Los tejedores locales fabrican seda que tiene demanda no solamente en la India sino también en todo el mundo. El detalle con que están fabricadas las alfombras de Bhadohi es comparable a cualquier objeto tejido en cualquier parte del mundo. Varanasi también es popular por las Gharanas, familias tradicionales que tienen una costumbre de música clásica. Aquí la música ha

tenido el apoyo de los instrumentos fabricados en la ciudad. Aparte de los saris y las alfombras, Varanasi también ofrece objetos de bronce, cobre, marfil y de piedra trinchada, asimismo pulseras de cristal, perfumes, juguetes de madera y de cera, obras de zari y joyas exquisitas de oro. Los lugares principales para ir de compras son: City Chowk, Godoulia, Vishwanath Lane, Gyan Vapi, Thatheri Bazar, Dasashvamedh, Goldhar y Lahurabir. Los emporios y las tiendas donde se venden artículos pequeños para regalar o como recuerdos del lugar que están licenciadas por el comité de turismo del estado de Uttar Pradesh, son buenos para comprar cosas originales. El puente masivo Akbari Bridge, en el poblado de Jaunpur.


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