Sábado 31 de agosto de 2013
2 TURISMO
RINCONES HÚNGAROS
Szentendre: arte en cada esquina Casitas de colores pasteles, callejuelas empedradas, tiendas, iglesias y paseos a orillas del Danubio son los atractivos que ofrece este poblado húngaro. Un rinconcito acogedor para pasar un día gracias a las buenas conexiones de transporte con la capital. A sólo diez kilómetros al norte de Budapest se encuentra la pequeña ciudad de Szentendre, conocida por los no húngaros como "San Andrés" o "San Andreas". Ubicada en el condado de Pest, sobre el río Danubio, al pie de la colina de Pilis, es uno de los destinos más visitados de los alrededores de la capital húngara. Ha sido y sigue siendo, el lugar preferido de residencia de pintores, artistas y artesanos desde el siglo XX. Sus calles desbordan arte por los cuatro costados y albergan nada más y nada menos que dieciséis museos y numerosas galerías contemporáneas de pintura que representan esta rica tradición artística. Si la falta de tiempo hace optar por unos pocos, no se puede dejar de visitar el Museo de Margit Kovács, que muestra el trabajo de esta famosa ceramista y es uno de los más concurridos del país, y el Museo de Ferenczy Károly, dedicado a la obra del precursor del impresionismo en la pintura húngara. Aquí se presentan también las obras de sus hijos, de los cuales al mayor le gustaba mucho el expresionismo y a los menores los secretos de fundición. El Museo Barcsay se abrió en 1978 en una casa de pueblo del siglo XIX, que había sido habitada por una familia de orígenes alemanes durante 150 años. Aquí se exponen las obras de Barcsay Jenõ, un gran representante del constructivismo figurativo, un creador de mosaicos y paredes textiles de edi-
ficios públicos en el país. También resulta llamativo visitar el Museo del Mazapán, que presenta una exhibición de piezas de colores hechas enteramente de mazapán. Una sala está dedicada por completo a los artefactos húngaros: el monumento turul en Tatabánya, el Parlamento de Budapest, el húngaro Royal Crown y bustos y fotografías de varios reyes, reinas y otros famosos magiares. También hay una gran colección de personajes de dibujos animados para deleitar a los niños, objetos musicales y muebles. Después se puede comprar varios caramelos hechos a medida en el taller. Otro museo curioso es el del vino, único en Hungría porque presenta todas las regiones del país donde se cultiva la vid. Las casas y calles son también arte en sí mismas. El hecho de que la localidad haya sido habitada hasta el siglo XIX por una numerosa comunidad serbia queda reflejado en el patrimonio arquitectónico que se puede ver. La mayoría de las construcciones que rodean Fo tér, la Plaza Mayor, fueron construidas en el siglo XVIII. Los techos y fachadas de vivos colores del centro barroco con pinceladas rococó son dignos de ver. También llama la atención la abundancia de cruces y templos, vestigio de esta población serbia que vivió en la ciudad en tiempos remotos. Según el rito ortodoxo, todas las iglesias fueron construidas orientadas La bellísima Cruz del Mercader ubicada en el centro de Fo tér, la Plaza Mayor de la ciudad.
Postal de la pintoresca ciudad de Szentendre.
hacia el este. La Plaza Mayor, catalogada como monumento histórico nacional, está gobernada por la bellísima Cruz del Mercader de estilo barroco que fue levantada en 1763 por tres comerciantes serbios para dar gracias a Dios por haber protegido la ciudad de la peste. Subiendo por sinuosas callecitas y escaleras desde la plaza principal, se llega a la Colina de la Iglesia, sobre la que se encuentra la Iglesia católica de San Juan del siglo XIII, desde donde se puede ver la mejor panorámica de la ciudad. Muy cerca de allí se encuentra la Basílica de Belgrado, un templo ortodoxo levantado por los serbios en el siglo XVIII. Este hermoso edificio rojo cuenta con una espigada aguja y una puerta rococó. El interior es espléndido, especialmente su magnífico iconostasio dorado. Su campanario es el más alto entre las torres de Szentendre. Junto a ella puede visitarse la colección de arte eclesiástico ortodoxo serbio. La Iglesia católica de Pedro y Pablo es la más grande de Szentendre. Otros edificios religiosos conocidos son la Iglesia ortodoxa Blagovestenska, construida en la mitad del siglo XVIII; y la Iglesia ortodoxa Preobraenska, construida por el gremio de los curtidores entre los años 1741 y 1776. Vale la pena conocer su interior, pero lo que hace más famoso al templo es la ceremonia de consagrar las uvas, que se celebra el día 19 de agosto. La fiesta recuerda que hace siglos la zona de Szentendre producía más vino que todas otras provincias del país. Una última parada que
Callecitas empedradas y estrechas repletas de tiendas.
merece la pena, a tan sólo tres kilómetros de la ciudad, es el Museo Etnográfico al aire libre de los Pueblos Húngaros, un espacio de 46 hectáreas que reúne muestras de la cultura campesina como casas, igle-
sias y campanarios traídos de distintos puntos del país, formando una bonita aldea húngara. Cada primer y tercer sábado del mes se presentan (Continúa en pág. 3)
3
Sábado 31 de agosto de 2013
TURISMO (Viene de pág. 2)
Barcitos repletos de turistas.
los secretos de la artesanía de la zona. Caminar por este particular museo, fundado el 1 de febrero de 1967, es como viajar en el tiempo.
Un poco de historia El paisaje urbano único de Szentendre se origina en los serbios, croatas, eslovacos, dálmatas y griegos colonos procedentes bajo la dirección del patriarca Arzenije Èernojeviæ III en 1690, tras la liberación de los turcos. Sin embargo, la historia de la ciudad va más allá de esto, se estableció durante los tiempos antiguos también. En el marco de los romanos se llamaba Ulcisia Castra, que significa "castillo del lobo" por su fortaleza. Durante las obras arqueológicas llevadas en Szentendre, los científicos encontraron los fragmentos de esta antigua ciudad romana que fue un pueblo militar y hoy se conservaron muchas instalaciones y objetos de esa época, que están expuestos en un
Bellos paisajes otoñales de Szentendre. El fantástico Museo Etnográfico al aire libre de los Pueblos Húngaros.
museo. La ciudad hoy en día se caracteriza por elementos del sur de Europa, incluyendo la
Iglesia católica de San Juan.
arquitectura barroca, iglesias de diversas religiones, aceras estrechas y calles empedradas.
Basílica de Belgrado.
Caminatas por el bulevar a orillas del río Danubio.
Iglesia ortodoxa Blagovestenska.
Datos útiles ¿Cómo llegar?: su cercanía a la capital húngara, la convierten en un destino de excursión ideal, por eso partiendo desde Budapest hay diferentes opciones para llegar a Szentendre: en tren o en autobús son las más comunes. El tren cercano sale de la Plaza de Batthány en Budapest. El viaje dura una media hora, la vía conduce a lo largo de la orilla de Danubio, pasando por el barrio Aquincum, por eso de las ventanas se puede admirar los restos de la antigua ciudad romana. Durante los meses de verano es posible ir en barco saliendo desde el embarcadero de la plaza Vigadó ter hasta Szentendre. Para los más aventureros otra opción es llegar en bicicleta, el trayecto pasa por la ruta 11 paralela al Danubio. ¿Dónde dormir?: se destacan el Hotel Panzio 100 de
gestión familiar situado en el centro de un maravilloso paisaje a lo largo del Danubio; Kentaur hotel, ubicado a orillas del Danubio; y Bükkös Hotel & Spa Szentendre, es el primer hotel spa de 4 estrellas en el centro de la ciudad. ¿Dónde comer?: cuenta con muy buenos restaurantes y cafeterías, entre ellos destacamos el restaurante Rab Ráby, muy popular entre los turistas porque está decorado como una casa de campo húngaro y la comida es muy buena, la especialidad es la sopa Gulyas. Otros comedores son: Új Muvesz, situado en una de las calles principales cerca Marcipan Museo, y Lángos , en el camino a Szentendre en bicicleta. ¿Qué comprar?: abundan las tiendas que ofrece todo tipo de suvenires, manteles bordados, cerámicas, vinos, pimentón, entre otros. La calle Bogdanyi, es una buena opción para ir de compras. Belle
Epoque es el mejor lugar en Szentendre para encontrar artículos de decoración de interiores "estilo rústico" y auténticos recuerdos artesanales. La tienda ofrece ropa de mesa, toallas de cocina tejidas a mano, viejos cordones de ganchillo siglo, cubiertas decorativas, viejo trajes popular húngara, fundas de almohadas bordadas y mucho más. Situado a pocos pasos de Szentendre "Fo ter" (Plaza Principal), Belle Epoque funciona en una mansión típica que ha sido construida en 1860 y ahora es un monumento nacional. El dato: es un buen paseo para hacer en un día y la mejor forma de llegar por poco dinero es a través del tren que además es muy cómodo. Durante el verano se llena de turistas, por lo que si no le gusta el tumulto de gente, puede visitarla durante el otoño o la primavera.
Sábado 31 de agosto de 2013
4 TURISMO
CRÓNICAS DESDE SUDAMÉRICA
Ciudad blanca
La Catedral de Sucre data de mediados del siglo XVI, con una mezcla de estilo renacentista, y posteriores agregados barrocos.
Por Natalia Bainotti "Es la ciudad más linda de toda Bolivia". Ese era el comentario que me hacían cada vez que decía que estaba yendo a Sucre. Es como si cada ciudad tuviera su propia etiqueta. "Ahí hace mucho frío, esa ciudad es muy sucia, es la más linda, ahí el clima es perfecto, ten cuidado ahí que es muy peligroso". Etiquetas que la gente le pone por propias percepciones, experiencias. Lo cierto es que, desde que estoy en Bolivia, y de las ciudades y pueblos que visité, Sucre sí es la ciudad que me parece más linda. O mejor dicho, más cuidada. Hay otros pueblitos, como Poopó, Uyuni, San Lorenzo, que también me parecieron pintorescos, pero más por su aspecto tranquilo, por esa belleza singular en las paredes
descascaradas por el tiempo, por esos muros de adobe asomando. En cambio, Sucre tiene otro encanto, diferente al que se ve en otras ciudades de Bolivia. No sólo la gente lo reconoce, la misma UNESCO declaró a la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1991, y el Gobierno se ocupa de controlar el mantenimiento del área central, para que sus edificios sigan las normas arquitectónicas y de diseño establecidas: edificios coloniales, paredes blancas, detalles en madera, patios centrales luminosos. Incluso se hacen concursos anuales a la "mejor casa", en el cual el dueño gana varios cientos de bolivianos por dicha labor. En esta zona, aunque más no sea el centro de la ciudad, se nota la diferencia. En cierto sentido, Sucre me hace acordar a Córdoba: es la Erigiéndose, la Catedral, y de fondo, las montañas que rodean toda la ciudad.
ciudad universitaria por excelencia de Bolivia, chicos de todas partes llegan a estudiar (hay cinco universidades), e incluso hay una gran comunidad de brasileros, especialmente estudiantes de Medicina. Es una ciudad totalmente caminable, cada lugar al que tengo que voy no queda a más de diez cuadras de distancia, pareciera que aunque viven 300.000 personas, las actividades se reducen a un círculo donde todo pasa: juntadas, museos, bares, reuniones, almuerzos, dormir. Una gran ciudad, un pequeño ambiente. Llegar a Sucre también me aclaró dudas: no tenía claro cuál era la capital del país, ya que me acordaba que había escuchado algo de dos ciudades, pero eso había sido hacía mucho tiempo, y ya no recordaba bien. En unos días en la ciudad, muchas historias empezaron a surgir, y de algo me quedé tranquila: mi confusión era normal, y hasta es una lucha -literal- en el mismo país. Resulta que Sucre es el lugar donde la independencia fue proclamada (el 25 de mayo de 1809 fue el primer grito libertario de América, y frente a la plaza principal está la Casa de la Libertad, donde se firmó la declaración de la Independencia el 6 de agosto de 1825), y la constitución establece que la ciudad es la capital. El problema es que, en la práctica, el único poder que está en la ciudad es el jurídico, ya que el resto del gobierno -y el desarrollo económico y comercial- se encuentran en La Paz. Algo así como dos capitales en un
mismo país. Volviendo a la ciudad en sí, Sucre no sólo es arquitectura colonial, enredaderas de flores rosas y amarillas creciendo en los balcones, ventanas y puertas de madera talladas, y patios centrales que asoman luminosos cuando uno pasa espiando. Sucre tiene subidas y bajas, callecitas perdidas de
adoquines, callejones que aparecen y desaparecen y te dejan, casi sin querer, unos metros más arriba, contemplando sus alrededores: un valle de montañas bajas, un cielo totalmente celeste la mayor parte del año, cúpulas y campanas de iglesias asomando y luces que van iluminando toda la ciudad cuando la noche empieza a caer.
Calles empedradas, casas de paredes blancas y techos de tejas rojas, forman parte del paisaje del centro histórico de la ciudad.
5
Sábado 31 de agosto de 2013
TURISMO
CRÓNICAS DESDE SUDAMÉRICA
Hacia los orígenes En pleno show de Orígenes, un espectáculo que condensa una muestra de las danzas típicas del país.
Por Natalia Bainotti Bolivia es rica. Culturalmente hablando, es un país con una riqueza única, una mezcla de tradiciones, pueblos, creencias, expresiones, costumbres, religiones y orígenes que la hacen diversa, colorida, llena de vetas. Y su cultura se ve reflejada, entre otras cosas, en sus danzas. El tinku, por ejemplo, es una danza relacionada a la Pachamama, cuyo nombre en quechua significa "enfrentamiento entre comunidades"; cuanta más sangre corra en la pelea, mayores serán las cosechas. Hoy en día, el baile es usado para rememorar de forma artística viejos conflictos entre comunidades. La diablada, por su parte, es la danza más importante del Carnaval de Oruro, cuando los diablos o Supays salen desde el fondo de las minas para obtener el perdón y la bendición de la Virgen. El "tío", como se denomina al diablo en las minas, es motivo de culto en dicho sector en Bolivia, y el arcángel Miguel
conduce a los diablos en su lucha entre el bien y el mal, para desterrar los siete pecados capitales. Otro baile de carnavales es taquirari, expresión del Amazonas boliviano, que muestra la personalidad extrovertida de los habitantes del oriente del país. Las mujeres usan vestidos tradicionales llamados tipoy, y los hombres, sombreros de sao, una fibra vegetal de la zona. Muy parecido a nuestro folklore, la cueca boliviana es una danza de seducción y amor, con mezclas en su origen. Aunque tiene muchos elementos españoles, surgió bien criolla junto con la independencia, y el pueblo se apropió de ella cantándola y bailándola como homenaje al amor, a la conquista, a la decepción y a los sentimientos humanos. Cada región supo adaptarla, y en Chuquisaca la bailan tanto las mujeres de alta sociedad como las cholas de los bares. Tobas, por su parte, es una danza surgida en representación a las tribus del sudoeste y oriente boliviano, cuando el Inca Yupanqui fracasó en su intento
Tinku, una danza típica de enfrentamiento entre comunidades. Acá, las mujeres de dicho baile.
de conquistar el oriente boliviano, por la resistencia de las comunidades que ahí vivían. Este fracaso en manos de gente que para él era inferior, lo hizo adaptar sus ropas y danzas en este baile andino de guerra. Por su parte, la morenada es un baile que satiriza los de las cortes Virreinales y la esclavitud de negros en manos de los españoles, mientras las matracas representan las cadenas y grilletes. Sus orígenes datan de los tiempos de la colonización española, cuando los negros eran usados en las minas de Potosí. También surgida de la experiencia con los españoles, y muchas veces como una burla hacia sus costumbres, nació el carnaval paceño. El baile waca wacas, por ejemplo, satiriza las corridas de toros, mientras que la danza de los chutas satiriza a los indígenas que trabajaban gratis para el dueño de la hacienda. El "pepino" es una personaje que surge como una mezcla del pierrot francés, el arlequín español y su antepasado el kusillo andino. Por otro lado, la saya afroboliviana es una expresión de música y ritmos africanos, que clama por la libertad cívica y religiosa. El capataz se diferencia de los demás por su rango, representando su jerarquía y orden, a partir de lo cual surge la danza caporales, que representa la sensualidad de la mujer y la virilidad del hombre. Otra danza es el suri sikuri, que refleja la relación del hombre andino con su ambiente, y se baila al construir una casa o en una boda, como símbolo de la creación y protección del hogar. Estos no son los únicos bailes del país, hay más danzas prove-
Danza caporales, típica del carnaval de Oruro.
nientes del Amazonas, del Chaco boliviano, de tierras chapacas, de áreas rurales y
periféricas. Bolivia es, por seguro, un país del que uno todos los días aprende algo nuevo.
Sábado 31 de agosto de 2013
6 TURISMO
RECORRIENDO NUESTRO PAÍS
Un pueblito llamado Cachi Paseamos por este pueblo norteño, llamativo por su aire criollo conservado en las galerías, las calles empedradas, las veredas altas, las paredes a la cal, los letreros de madera de cardón, las siestas largas, los cielos fluorescentes y las noches frescas. Rodeado de cerros y montañas, a 157 kilómetros de la ciudad de Salta por la ruta nacional Nº 40, el poblado de Cachi se alza pintoresco y tradicional al oeste de los Valles Calchaquíes, conservando un estilo colonial que se entremezcla con un primitivo legado diaguita e incaico. Su nombre significa "sal" en idioma quechua, porque los nativos habían confundido la cumbre del Nevado con una salina. Poseedor de un clima templado, frío y seco, sus paisajes le permiten fascinar las miradas de los forasteros en todas las épocas del año. Sus veranos registran temperaturas entre los 15º y 28º C y los inviernos de 1º a 19º C, en un suelo predominantemente árido pero fértil para la producción de hortalizas, legumbres y en especial pimientos. Casi naciendo de la unión de los ríos Cachi y Calchaquí, esta localidad salteña se destaca por paisajes maravillosos como el compuesto por las figuras que la naturaleza ha esculpido en el Nevado de Cachi, categorizado como el monte más alto de la Provincia, o el que se desprende de la enorme variedad de especies que habitan el desértico Parque Nacional Los Cardones. Este legendario pueblo guarda entre sus calles empedradas casitas de adobe y piedra que conviven con llamativas obras arquitectónicas, sin perder su atractivo. Una blancura deslumbrante permanece sobre el pueblo como reminiscencia imbatible de la nieve que suele ocupar la cima de las serranías. La historia lo ha dividido en dos quedando por un lado el Pueblo Viejo, construcción co-
Callecitas con construcciones coloniales típicas.
lonial del siglo XVIII de gran valor cultural y turístico; y por el otro el Pueblo Nuevo, poseedor de todos los servicios necesarios para hacer de la estadía de sus visitantes un momento único e inolvidable. La belleza característica de Cachi puede disfrutarse en un mágico city tour que encuentra su punto de partida en la plaza. Frente a ella está la Iglesia de San José, declarada Monumento Histórico Nacional en 1945. Su fachada fue restaurada en 1947 con canto rodado y adobe. En lugar de campanario tiene tres campanas en una espadaña, silueta propia del siglo XVIII. Vale la pena ver la bóveda, construida en madera de cardón, y la gran tinaja de barro que ofrece el agua bendita. A la derecha de la iglesia, el Museo de Arqueología "Pío Pablo Díaz" guarda más de cinco mil piezas de la cultura calchaquí, extraídas de excavaciones en la zona. Está a cargo del control y la preservación de todos los sitios arqueológicos de la región. La muestra está organizada como un recorrido histórico de diez mil años, desde el período de cazadores y recolectores hasta el hispano-indígena. Otro sitio relevante que no puede dejar de visitarse al emprender este recorrido por el norte argentino es Antigales, donde se encuentran yacimientos arqueológicos que dan cuenta de antiguas civilizaciones indígenas. Si bien no están muy bien conservados, tienen el valor de permanecer ahí donde siempre estuvieron. En El Mariscal, a dos kilómetros al noroeste de Cachi, se pueden ver restos de viviendas y tumbas circulares de la cultura cachi, que se habrían
Postal del pueblito de Cachi.
usado entre los años 600 y 900. Más de estas ruinas pueden verse en Borgata, a ocho kilómetros de Cachi Adentro (un pequeño poblado situado aproximadamente a siete kilómetros de Cachi). Más lejos, a 16 kilómetros de Cachi Adentro y al pie del Nevado, está el importante yacimiento de Las Pailas, donde se puede ver casi una ciudadela perdida entre los cardones: hay restos de recintos habitacionales unidos por una calle principal, tumbas circulares, corrales, silos y canales de riego. Aquí comienzan las expediciones de ascenso al Nevado. Finalmente, saliendo por la ruta 40 hacia el sur, a diez kilómetros se encuentra Puerta La Paya, un conglomerado circunvalado por murallas, tumbas circulares y silos originarios de la cultura chicoana.
La existencia de infinidad de cerros en la región de Cachi, la convierte en una zona ideal para la práctica de deportes de
montaña. Entre ellos, el más preciado es el trekking ya que (Continúa en pág. 7)
Iglesia de San José.
La plaza principal de Cachi.
7
Sábado 31 de agosto de 2013
TURISMO Cementerio de Cachi.
Museo de Arqueología "Pío Pablo Díaz".
(Viene de pág. 6) se cuenta con diversos senderos, cada uno con un grado de dificultad distinto, posibilitando la inclusión en la actividad tanto de personas sin experiencia, como de profesionales. El mountain bike es otro de los pasatiempos favorecidos por esta admirable geografía, al igual que las travesías en 4x4 y las cabalgatas. Dispuestas para todas las edades y sin requerir estado físico de deportista, estas actividades se ofrecen sin riesgo a los visitantes. Producción de pimientos.
Tras las apasionantes excursiones, los aficionados a la pesca pueden manifestar su pasión en los ríos, arroyos y lagunas que albergan distintas variedades de peces, especialmente salmónidos.
Un poco de historia Los primeros pobladores de la región fueron los diaguitas, un pueblo sedentario, agricultor, especializado en alfarería y metalúrgica, que en el año 1300, tras varios avances rechazados, fue absorbido por el impe-
rio incaico, y que, sin embargo, logró conservar su estilo de vida mezclándolo con el establecido por los invasores. Pero el origen de lo que con el tiempo pasaría a ser el pueblo de Cachi, se remonta al año 1673, al asignársele a Doña Margarita de Chávez una encomienda de procedencia jesuítica. Allí se situaría la Finca Hacienda de Chachi, cuyos propietarios serían más tarde Don Pascual de Elizondo y Don Felipe de Aramburu correspondientemente. Dicha finca encerró durante años al
pueblo impidiendo su expansión, hasta que en 1796, luego de la construcción de la capilla histórica, los Mercedarios comenzaron a adjudicar parcelas a los vecinos para que cons-
El monte Nevado de Cachi.
truyeran allí sus viviendas. Alrededor del año 1800, el Virrey firmó un documento creando el Curato de Cachi, y dando lugar a la expansión del mismo.
El cercano pueblo Cachi Adentro.
Río Calchaquí.
Más información: Camino al yacimiento arqueológico Las Pailas.
* Cachi es un buen lugar para hacer base y recorrer desde allí los Valles Calchaquíes, ya que tiene la mejor infraestructura turística de la región. * El mejor mirador del valle queda en el cementerio, saliendo del pueblo y subiendo una cuesta. Es un gran lugar para ver el atardecer. * Conviene visitar los Antigales con guías de la zona, que podrán poner en contexto cada reliquia. * Es recomendable parar a comer en Oliver Wine Bar, un lugar inigualable en Cachi y también en la región. Ubicado en una vieja casona construida en el año 1830 totalmente con adobe y barro, con techos de madera de cardón, llama la atención al visitante. Aquí es posible degustar los me-
jores vinos del mundo, entre los que se destacan ejemplares de Australia, Sudáfrica y California, además de los mejores vinos salteños que, por supuesto, ya tienen merecida fama mundial. Entre las comidas típicas que se pueden saborear aparecen la alforja, plato a base de quesillo de vaca relleno a la plancha, el filete aromatizado con hierbas de altura y relleno con vegetales orgánicos y biodinámicas producidos por la firma Altura Máxima del Hess Family Group. También se destacan los espaguetis con salsas de autor y las pizzas caseras como la Cacheña, la pizza Pizuela y la Ornella Mutti, además de otras exquisiteces como resultan los sandwiches caseros y los nachos Oliver.
Sábado 31 de agosto de 2013
8 TURISMO
BELLEZAS NATURALES
Parque Nacional Los Cardones Visitar el pintoresco poblado de Cachi, sirve de excusa para atravesar este desértico lugar y la bellísima Cuesta del Obispo. Una reserva casi inexplorada que presenta una serie de paisajes cambiantes que suben del verde a la sequía. Impresionante desierto de 70 mil hectáreas al este de la Ruta 40, que reserva el hábitat de los cactus conocidos como cardones, una de las formaciones silvestres más preciadas del noroeste argentino. Creado a fines de 1996, y situado al sur del Departamento Cachi y al noreste del Departamento San Carlos en la provincia de Salta, este parque nacional ha logrado preservar gran cantidad de especies pertenecientes tanto a la flora como a la fauna de montaña. En el Parque Nacional Los Cardones, se protegen áreas representativas de las provincias Fitogeográficas Prepuneña, Puneña, y Altoandina, y el sector septentrional del Monte Occidental, región natural exclusiva de la Argentina. Se encuentran aquí tres tipos de ambientes que lo engalanan: el de sierra, con relieve pronunciado y cerros aislados; el de piedemontes y bajadas, con superficies
suavemente inclinadas; y el de depresiones, constituido por las partes bajas del relieve. Dentro de este fascinante espacio protegido, el protagonismo es ejercido por los cardones, y por su posición de vigías de los caminos del Antiguo Imperio Incaico y del incomparable Valle Encantado donde la erosión eólica y la lluvia han esculpido la piedra formando sugestivas figuras. La caminata por este valle multicolor dura entre seis y siete horas, por lo que hay que salir temprano para que no caiga la noche en pleno recorrido. Durante el paseo se visitan cuevas con pinturas rupestres y pueden verse zorros, cóndores y a veces hasta pumas. También el parque tiene un valioso patrimonio paleontológico, con huellas de dinosaurios de hace 70 millones de años. Guanacos, zorros, pumas, chinchillones, pericotes andinos y quirquinchos chicos, se adue-
Valle Encantado.
Cuesta del Obispo
Postal del Parque Nacional Los Cardones.
ñan del desolado territorio gozando de la libertad y la supervivencia de la especie al resguardo de su hábitat. Es posible avistar más de cien especies de aves, entre ellas los cóndores, junto a animales en peligro de extinción, como la vicuña y la taruca. Apacibles recorridos contemplando la amplia variedad de cactus; trekking por la diversidad de espacios que conforman el paisaje; avistaje de encantadoras especies; safaris fotográficos; distensión en contacto con la naturaleza; el Parque Nacional Los Cardones se suma a los otros dos reservorios ecológicos de Salta exaltando las condiciones de su cartelera de Ecoturismo. El ingreso al parque está a 30 kilómetros al este de Cachi, por la ruta provincial N°33. Casi no hay servicios turísticos; por lo tanto, se recomienda llevar abundante agua y contactar a los guardaparques antes de lanzarse a recorrer. Otra opción es contratar una excursión con guías especializados. Llegando desde Cachi, aparece de pronto la impresionante Recta de Tin Tin, 12 kilómetros de una recta perfecta enmarcada por los cardones y las montañas, que según se dice habría sido trazada por los incas. Se continúa subiendo hasta llegar a la Piedra del Molino, el punto más alto del camino a 3.348 metros;
allí hay una piedra de moler tallada en granito, junto a una pequeña capilla de piedra. La vista sobre la Quebrada del Escoipe es extraordinaria. Ésta constituye un tramo tapizado de helechos y vegetación casi selvática, y atravesado por un río que lleva el mismo nombre. Más adelante comienza el descenso de la Cuesta del Obispo, un fabuloso camino de cornisa que baja unos mil metros de altura a lo largo de veinte kilómetros, entre nubes y selva. La Cuesta del Obispo, la Recta de Tin Tin y el Valle Encantado pueden abarcarse de un vistazo desde lo alto del Cerro Negro, el punto más alto del parque a 5.226 metros de altura. En los días despejados se puede ver clara-
mente el pueblo de Cachi, la ciudad de Salta y el dique Cabra Corral, además de los nevados picos que lo rodean. Para los amantes de los lugares poco conocidos, atravesando el parque de norte a sur, se llega a Amblayo, un pueblito agroganadero, famoso por sus quesos, que queda a 2290 metros de altura, entre el valle de Lerma y los Calchaquíes. En el pueblo no hay infraestructura turística propiamente dicha, pero los habitantes proveen alojamiento, comida, guía y caballos para recorrer los alrededores, e incluso es posible coordinar con ellos el traslado. Además, se organizan cabalgatas de cuatro y siete días que pasan por Amblayo y la Cuesta de Isonza.
El pueblito Amblayo.