1 SOY EL VINO Capítulo I
Conozco una historia sobre un genio llamado Aladino; creo que es una copia de mi propia historia, aunque yo soy más viejo que Aladino y también tengo poderes de genio, pero no vivo en lámpara alguna. Habito en zonas tranquilas, oscuras y húmedas, entre maderas olorosas y vidrios transparentes, en sitios cerrados por muros de ladrillos, cemento o cuevas umbrías de piedra caliza. Mi encierro no es un castigo. Me complazco en el transcurrir de los días, en el silencio, la paz y la meditación, aunque todo en mí se agite y se transforme en la búsqueda de la esencia que me permitirá ser mejor cada día. También, en mi larga vida, he oído mucho sobre mí: que provengo de regiones remotas del Asia o de tierras de Medio Oriente. Que soy griego, romano, ibérico o ligur. Algunas versiones descabelladas me sitúan como nacido en regiones celtas, al servicio de esotéricas ceremonias de druidas impiadosos. No falta tampoco una importante corriente religiosa que me atribuye una mediación entre los hombres y un dios benevolente aunque castigador. Me resisto a que me encasillen, aunque me agrada cómo mi fama trasciende a través de milenios, aunque muchas veces medito sobre el verdadero papel que tuve y tengo en la historia del hombre. Escucho que leen sobre mí en libros diversos. Sé que son mayoría quiénes ensalzan mis virtudes, aunque no faltan aquellos que ven en mí la suma de los males. Creo sobre los primeros que exageran en no pocas veces. Sobre los segundos, debo decir que prefiero ignorarlos: muchos ni me conocen ni se acercan para conocerme. Otros fueron abusivos en su trato conmigo y sus mismos excesos limitaron su entendimiento. Creo que a estos últimos no vale la pena referirse. Generalmente sus propios congéneres les tienen reservado lugares de reclusión o de olvido. Hay historias sobre mí que llegan a emocionarme, a divertirme o a entretenerme. Tengo todo el tiempo, el que pasó y el que vendrá, para disfrutar de ellas. Pero, debo confesar que cada una tiene lugares de preferencia diferenciadas en mi memoria, sean éstas reales o imaginarias. Creo que me complacería hacer un repaso de las más conocidas, aunque debo advertir que no soy yo el indicado para desmentir lo que ya está escrito. No me interesa señalar a nadie, sólo me regocija el hecho de
2 verme involucrado en la historia del hombre, en el entendimiento que si de mí se habla, debo ser condescendiente y tolerante, descartando que cada historia es contada tal como el historiador hubiera deseado que fuera la historia, no como fue realmente. Creo haberle escuchado estos mismos conceptos a un sabio atormentado de un siglo muy reciente de apellido Nietzsche y adscribo totalmente a ellos. Por ejemplo, cómo evaluar cuánto hay de verdad en la historia de Noé cuando se dice nació mi existencia? Me siento turbado al recibir la noticia que fui la causa de la maldición del patriarca a todo un pueblo, condenándolos a la esclavitud al servicio de sus hermanos. Pero más me avergüenza el enterarme que aquellos antepasados de los hombres fueron impulsados por mí a cometer excesos tales como el incesto y que de actos impuros de esa naturaleza hubiera nacido la descendencia que pobló gran parte de la tierra. No haré descargos de ninguna naturaleza. Simplemente mas adelante voy a referirme a este episodio aportando otros elementos que considero debe saberse respecto a este tema que involucra a Noé, el diluvio y la supuesta primera borrachera de la historia. En realidad mi origen se presta a la difusión de episodios que con el correr del tiempo tomaron la jerarquía histórica que se le reconoce en distintos pueblos. Por ello se me puede encontrar entre chinos, mongoles, indios, negros, europeos y hasta en territorio de las nuevas tierras americanas. Mi protagonismo, muchas veces adquiere característica de réplicas en distintas geografías y lenguas. La verdad es responsabilidad exclusiva de mis aliados de la esfera de la fantasía, que fueron convocados para sorprender al mundo con un legado de los dioses. En el principio del mundo fueron llamadas las aves y el Creador les dijo: -
Comed de esta planta sus frutos y semillas, y volad por todos los rincones de la tierra.
Y las aves se disputaron el fruto de la planta señalada, levantaron vuelo y dejaron caer sus excrementos preñados de semillas. Luego llamó a los vientos y les dijo: - Soplad esta simiente y distribuidla por la faz de la tierra. Y las aves y los vientos cumplieron la orden Así la vid apareció en todo el planeta haciendo de la uva un fruto universal para deleite del hombre.
3 El primer paso estaba dado. El Creador llamó luego al hombre y le dijo: -
El fruto de esta planta dispongo para tu gozo. El te servirá también de alimento. Descubrirás con el tiempo que tiene otras virtudes y te solazarás con ellas. Sólo debes atender su cultivo.
Así el Creador le entregó al hombre el preciado regalo de la viticultura. A través de los siglos, particularmente en épocas de gran desarrollo de teorías racionales, escuché otras historias que se alejaban un tanto de este paternalista relato que hice. Sin embargo me quedo con la poesía que trasunta este episodio. Al fin y al cabo, mi esencia me inclina a razonamientos emotivos, ciertamente alejados de lo racional. Espero no haberlos defraudados. Si no fue así, esta historia merecería tener este principio. De todas maneras hay pruebas palpables, evidentes e insoslayables en diferentes yacimientos arqueológicos del mundo que certifican lo que digo. Kelin, en la región Valenciana de Uriel-Requena (España) es uno de esos ejemplos concretos. Allí hay vestigios que datan del siglo VII antes de Cristo (10.000 años antes de esta época en que relato estos hechos) en los que se advierten restos de distintas semillas, entre ellas de uva. También hay ánforas de diferentes características para conservar el líquido que se originaba en la maceración de frutos. Pero no deseo adelantarme en mi relato porque quiero llegar en forma y oportunidad a referirme a mi propio nacimiento. Para ello es preciso que retrotraiga éste a millones de años antes de estos episodios que conté hasta ahora. Quiero encontrarme con los primeros primates que poblaron la tierra para seguir su evolución, hasta el hombre tal como lo conocemos ahora. Es imprescindible para ello tener una idea cierta del concepto de tiempo que manejan libros o escritos relacionados con las creencias religiosas mas en boga. Obviamente los seis días de la creación fueron medidos mediante parámetros que se resumieron en tiempos comprensibles para la mente humana. Así los días previos a la aparición del hombre pueden significar millones de años, mientras la creación de la tierra se adaptaba a la sinergia del universo. Cuantos son seis días cósmicos?
4 Una cantidad inimaginable de años. De esta manera se explica además la longevidad que nos cuentan libros sagrados que tenían los antiguos, como el mismo Noé.
Sin embargo, la aparición del hombre sobre la faz de la tierra tuvo lugar en varios estadios. Cada uno de estos se dieron en épocas diferentes que fueron catalogados por los estudiosos con posterioridad por una característica climática o de uso de diversos materiales. Valga este somera explicación para señalar dos cosas: las características y capacidades del hombre que originaria mi nacimiento y un mínimo de facilidades en recursos naturales que facilitaran el proceso que conlleva mi creación. Pienso que en el primer caso debería tratarse de un ente que pudiera gozar ya de un nivel de evolución significativo, más allá de los primates originarios. La segunda premisa se cumpliría con el empleo de elementos que permitieran la ebullición que determinara la resultante de mi esencia. Definidos estos elementos podríamos aproximarnos a la época en que hice irrupción en este planeta: -
La manipulación del fruto – la uva - requiere cierta inteligencia. Ese hombre debería conocer ya las virtudes del jugo de uva. Tendría la habilidad y el material como para resguardar el mismo en un continente apropiado. Mínimamente, el material del que hubiera de disponer, y aprendido a manipular, tendría que ser la arcilla o el cuero.
Entonces – en este punto me emociono, como un hijo extrañado buscando un origen incierto - podemos imaginar que el hecho tuvo lugar aproximadamente alrededor 20 mil años antes del nacimiento de quien trascendió en la historia de la humanidad con el nombre de Cristo. - Tantos..?. – - No te asombres. Tal vez sean más; nunca me acostumbré a esta forma convencional que inventaron los humanos para medir el tiempo: escucha mis recuerdos:
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Pienso temblando en un ente barbado, vestido con rudimentarias prendas producto de la caza, viajero constante de un punto a otro, que para facilitar su disponibilidad de líquido hubiera encerrado el jugo de uva en un odre primitivo de cuero y dejando pasar un tiempo con esta carga sobre los hombros, descubre un día al saciar su sed que el dulce primitivo de la uva se ha transformado en un líquido casi untuoso, amargo, de fuerte aroma que rechaza al primer sorbo pero que en un segundo intento la sabe mas agradable, acuciado incluso por abrasadores rayos solares. Te parece increíble, no es cierto? Para convencerte debo decirte que en un lugar que se llama las cuevas de Secaus (Teruel - España), se encuentran ciertas pinturas rupestres que datan de 20 mil años antes de Cristo y retratan personajes vestidos con ropas rudimentarias de cuero. Pero sigamos: En ese momento, en un cuasi desierto, con el mudo testimonio de una vegetación achaparrada, el sol quemante exigiendo un descanso al amparo de pequeñas sombras proyectadas por una fronda raquítica y un empedrado espectral rodeando al protagonista con su boca ansiosa trasegando el líquido que desbordaba sus labios, mojando el cuero de la vestimenta de un color parecido a la sangre con que se teñía la filosa piedra que servía para el descuartizamiento de las víctimas propicias para mitigar el hambre… En ese momento, digo, se produjo el milagro ancestral de un nacimiento. El mio. Ahora sí, a partir de entonces, con el protagonismo de un cuasi primate, en el escenario más yermo de una tierra todavía virgen, asomo a la vida. Et voilá, (perdón, es una concesión a la lengua con la que más se habla de mí) a partir de entonces existo. Y es previsible suponer - y así lo confirmo porque ya entonces estuve presente - que algo le impulsó a ese hombre primitivo a seguir bebiendo, más allá de la sed. Prosigo. Entonces, nuestro oscuro personaje sintió que todo se transformaba, y que el desierto con sus sombras se movía en una extraña danza, creando figuras desconocidas y el sol caía mas aprisa permitiéndole adivinar detrás del horizonte, por primera vez, un espectáculo de colores rojos, amarillos y anaranjados mientras las hojas de los extraños matorrales se agitaban al impulso de una brisa que jugaba con sonidos nuevos y tonalidades verdes nunca vistas
6 antes, y animales de diferentes especies se acercaban curiosos y confiados, olfateando al hombre tirado entre el hedor del cuero húmedo y de su humanidad cubierta de una costra de suciedad y arena. Y fue en esa ocasión que pude ver por primera vez a un hombre ebrio aunque no puedo asegurar que fuera la primera borrachera de la historia. Desde entonces analizo ciertas escrituras que se relacionan con un paraíso perdido – en realidad, como también lo supe después escuchando a hombres sabios, todos los paraísos son paraísos perdidos – y me pregunto si el motivo del extrañamiento de ese Edén fue en realidad una manzana. Si tanto pudo mi influencia sobre un hombre, cuánto mas podría hacer con una pareja enamorada. Aquí debo hacer una aclaración: supe escuchar que se menciona a la arcilla como un posible continente del vino primitivo. Lamento desmentir este punto. Sólo muchísimos años después, con lo que se denomina tecnología, apareció un sistema de cocción de la arcilla que permite aceptar líquidos preservando el contenido. En la época que tratamos, una vasija de barro no soportaban las degradaciones que los líquidos infligían al barro endurecido. Deseo que vuestra benevolencia me acompañe y no preste atención a ciertas expresiones mías que tal vez suenen a jactancia. Como podrán apreciar, si siguen mi relato, muchos otros episodios extraordinarios como éste – en los que jugaron roles importantes infinita cantidad de protagonistas de la historia de la humanidad - me convencieron que tengo un destino marcado de preeminencia y superioridad, pero que pongo a disposición – precisamente - del hombre. Sólo él, mediante su sabiduría, puede sacar provecho de mis virtudes. Por algo SOY EL VINO.
Capítulo II Julio Cesar sabía que donde hubiera viñedos, habría hombres que amarían la tierra y la poblarían asentándose en terruños que defenderían con sus vidas. Por eso distribuyó en sus campañas militares los sarmientos que poblarían de vides Europa. Al romano Julio Cesar, más que a nadie, deben los franceses el tenerme y disfrutarme.