El mapa del tesoro social Base de datos reúne a más de medio millar de organizaciones de Talca
Del 21 al 27 de junio de 2020
Págs. 4-5
ENTREVISTA | Págs. 2-3
Contar la historia de las estrellas HISTORIA | Págs. 8-9
Un mastodonte en el Maule
2 Entrevista
Domingo 21 de junio de 2020
Bárbara Silva:
“Levantar la mirada hacia las estrellas es un acto de profunda conexión humana” La apasionante historia del observatorio del cerro San Cristóbal reúne esfuerzos científicos de más de cien años. “Es una historia sorprendente y bella, que tenía que ser contada”, precisa Bárbara Silva. Mario Rodríguez Órdenes
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strellas desde El San Cristóbal”. La singular historia de un observatorio en Chile (1903–1995), Editorial Catalonia, 2020, de Bárbara Silva Avaria, es un apasionante relato de uno de los capítulos señeros de la astronomía chilena. Silva es doctora en historia y su trabajo de investigación y docencia combina la historia de la ciencia con la historia política y cultural del siglo XX. Entre sus publicaciones destacamos, “Chile. 100 días en la historia del siglo XX” (2015). Bárbara, ¿qué importancia tuvo para la astronomía chilena la expedición del astrónomo William H. Wright en 1903? “La expedición del Observatorio Lick de California ayudó a impulsar el desarrollo de la astronomía en el país, lentamente, a mediano plazo, y fue una experiencia relevante en términos de la astronomía mundial también. Si bien en esa expedición los astrónomos norteamericanos no se vincularon científicamente con chilenos (porque no había una comunidad de astrónomos locales aun), fue importante para extender las posibilidades astronómicas del país y darlas a conocer. Por ejemplo, en el libro relato su exploración a Atacama, en 1909, cuando aún nadie pensaba que Atacama iba a ser un polo astronómico en
tre distintas culturas (la norteamericana y la chilena), sobre cómo cambia la ciudad de Santiago, sobre aventuras de viaje, en fin. Creo que es una historia sorprendente y bella, que tenía que ser contada”. Entiendo que a mediados del siglo XIX hubo otra misión norteamericana relevante. ¿Qué alcances tuvo y qué diferencias con la de Wright? “En Chile, la astronomía antes de la expedición Mills (Wright venía a cargo, pero la expedición tomó el nombre del hombre que dio los fondos para hacerla posible) se limitaba básicamente al Observatorio Astronómico Nacional, que surgió a partir de otra expedición norteamericana, a mediados del XIX: la expedición del teniente Gilliss. Esa expedición tenía la misión de medir la paralaje solar; estuvieron tres años en Chile y regresaron a Estados Unidos, pero los instrumentos que trajeron sentaron las bases del futuro Observatorio Astronómico Nacional. La expedición de Wright venía a medir velocidades radiales, es decir, era una tarea astrofísica más que de observación directa, y si bien se pensó como una expedición breve (dos a tres años), se quedaron más de 25 años. Ellos trajeron el primer espectrógrafo al hemisferio sur, por ese entonces, tecnología de vanguardia. Entonces las diferencias entre ambas expediciones son muchas, tanto por su concepto científico como por las relaciones que establecieron en el país”.
“Levantar la mirada hacia las estrellas es algo que todos los seres humanos, en cualquier época y espacio, han hecho alguna vez”, comenta Bárbara Silva.
el futuro. Es más, les impresionó el lugar, pero en ese entonces aun no era funcional para instalar un observatorio ahí. Luego, en los años sesenta, en los orígenes de la astronomía que vemos en la actualidad, esa experiencia del Lick se retomó, no directamente, pero podemos encontrar diversos vínculos”. ¿Qué la animó a escribir este libro?
“Me parece que es una historia fascinante, por varias razones. Es una puerta de entrada para comprender cómo se hacía ciencia a comienzos del siglo XX, y cómo la ciencia va cambiando a medida que avanza el siglo. Tiene una dimensión científica muy relevante, pero también una dimensión humana que cautiva a cualquiera que lee el libro. Es sobre astronomía, pero también sobre relaciones en-
UN MISIÓN TITÁNICA ¿Quién era Wright y cuál fue el propósito de su misión astronómica? “William Wright era astrónomo del Observatorio Lick de California, asistente de William W. Campbell, el que diseñó y planeó la expedición a Chile. Campbell quería liderar la expedición, pero lo nombraron director del Lick. Luego pensaba venir y al menos hacerse cargo de la instalación del observatorio, pero mientras probaba los instrumentos en Ca-
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una historiadora, esa es sin duda una experiencia fantástica de investigación histórica, de encontrar las fuentes con que se puede comenzar a reconstruir el rompecabezas”.
“Hay muchos avances en proceso. Nuevos telescopios, nuevos proyectos, nuevas tecnologías en manejos de big data, entre tantos otros. De manera adicional, lo que podríamos trabajar en el futuro es cómo acercar la astronomía a la ciudadanía, y la historia puede ser una de las vías para hacerlo”.
lifornia tuvo un accidente que le impidió viajar, con gran frustración, por cierto. Entonces designó a su asistente a cargo de la expedición, que conocía el espectrógrafo en detalle. Lo que Campbell buscaba era resolver lo que él llamaba ‘el problema sideral’, es decir, cómo se distribuye la materia en el universo, y, sobre todo, cómo se mueve. Para ello, no les bastaba con el cielo que podían ver desde California, y necesitaban estudios y mediciones desde el hemisferio sur. Eso lo harían a través de la medición de las velocidades radiales de las estrellas más brillantes que no eran visibles desde el hemisferio norte. En el fondo, los cielos del sur aun eran bastante desconocidos, por lo que no podían comprender el universo como un todo”. Wright y su grupo, ¿cómo influyeron en el mundo intelectual chileno de esos años? “No sé si tuvo una influencia inmediata. Desde luego, en Chile aún no había una comunidad científica de astrónomos, y más allá de estos expertos, su relación con los chilenos fue diversa, y también cambiante. Hay que pensar que el astrónomo a cargo de la expedición cambiaba cada aproximadamente tres años. Sí hubo una incidencia indirecta al pensar en las posibilidades de hacer ciencia desde Chile”. ¿Es efectivo que a Wright los paisajes de Chile le recordaban los de su Sacramento natal? “Wright comentó en varias de sus cartas algunas similitudes con California, en especial la zona de San Francisco, donde había nacido y donde se había criado. Al ver esta historia de astrónomos y de
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La necesidad de observar los cielos, responde a una profunda necesidad humana. ¿Cómo ha sido su experiencia? “Exacto. Ese gesto de levantar la mirada hacia las estrellas es algo que todos los seres humanos, en cualquier época y espacio, han hecho alguna vez. Es un acto de profunda conexión humana. Para mí es de una belleza infinita. Lamento que estemos perdiendo la oscuridad de los cielos que nos permite ver estrellas”. ¿Piensa incursionar en alguna otra investigación similar? “Sí, he continuado en investigación sobre la historia de la astronomía, porque creo que aún hay mucho por hacer ahí. Es un área fascinante y sabemos poco del desarrollo contemporáneo de la astronomía, en especial del siglo XX, que nos puede explicar cómo un país como Chile llegó a ser un polo astronómico mundial. Ahora estoy trabajando sobre ese contexto, sobre los años sesenta y la llegada de las organizaciones internacionales de astronomía al país, que ha resultado ser una historia tan espectacular como la del telescopio del San Cristóbal”. La idea de generar una investigación his del San Cristóbal su tórica sobre el obse rgió desde el Institu rvatorio to de Astrofísica de la UC.
aventuras, es muy interesante ver cómo las realidades de Chile y California se reflejan: lugares de la costa Pacífico, con montañas cerca del océano, su condición sísmica, y tantas otras características. Entonces, esta historia de astrónomos aventureros conecta dos lugares distantes en el mundo, pero al mismo tiempo, cercanos en otra dimensión”. MIRAR LAS ESTRELLAS Siendo historiadora, ¿cómo se inclinó por escribir Estrellas desde el San Cristóbal? “La idea de generar una investigación histórica sobre el observatorio del San Cristóbal surgió desde el Instituto de Astrofísica de la UC, que hoy está a cargo del observatorio. Al visitarlo, para mí fue evidente que ese lugar es una joya de la historia y de la astronomía. Luego, al comenzar la investigación,
Director: Hernán Espinoza Jara Editor de Reportajes: Rodrigo Contreras Vergara Diseño y Diagramación: Diario El Centro Corrección de Textos: Diario El Centro Preprensa e Impresión: EL CENTRO S.A.
y darme cuenta que era también una historia de aventuras, de encuentro de culturas distintas, de un esfuerzo científico hace más de cien años, entendí que esa investigación debía traducirse en un libro que fuera accesible para cualquier persona”. Para la elaboración del libro entiendo que fue a Estados Unidos, ¿cómo fue la experiencia? “Si, tuve que ir a California, a buscar el pasado de estos astrónomos. De alguna manera, era como recorrer sus pasos, pero en sentido inverso. Allí tuve la suerte de encontrar muchas de las cartas que escribieron desde Chile a Campbell, su jefe en California. La información que contenían las cartas era asombrosa: sus impresiones de la sociedad chilena, detalles de presupuesto y ciertamente sus descubrimientos científicos. Para
temas de domingo
Chile tiene una importancia mundial en astronomía. ¿Qué avances se pueden esperar en los próximos años? “Hay muchos avances en proceso. Nuevos telescopios, nuevos proyectos, nuevas tecnologías en manejos de big data, entre tantos otros. De manera adicional, lo que podríamos trabajar en el futuro es cómo acercar la astronomía a la ciudadanía, y la historia puede ser una de las vías para hacerlo”. La experiencia de mirar las estrellas desde el observatorio del cerro San Cristóbal quedó atrapada por la ciudad. ¿Es ahora un monumento nacional? “Sí, Santiago era una ciudad muy distinta cuando se construyó el observatorio. Efectivamente, el 2010 fue declarado monumento histórico, con lo que se oficializó su valor patrimonial. Ahora el nuevo desafío es cómo vamos a trabajar y extender con el patrimonio astronómico, y de manera más general, con el patrimonio científico”.
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El mapa muestra la localización de las diferentes organizaciones, las cuales se pueden visualizar por unidad vecinal o por ámbito temático.
Incluye más de medio millar de organizaciones de Talca
Un mapa interactivo para la articulación comunitaria Daniel Giacaman Zaror
Se trata de una base de datos cuyo acceso es libre y gratuito. Puede ayudar a tejer redes y también al desarrollo de políticas públicas. Incluso, entrega información que puede ser muy útil durante la pandemia por el Covid-19.
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onoce usted qué organizaciones existen en su territorio? ¿Le gustaría sumarse a un centro cultural o de adulto mayor? ¿Quiere practicar deporte y no sabe dónde ni con quién? ¿Desea relacionarse con otras agrupaciones de su sector o de su mismo ámbito temático? Ahora todo esto será mucho más fácil gracias a un interactivo mapa social de la comuna de Talca, elaborado por el Centro de Estudios Urbano-Territoriales (CEUT) de la Universidad Católica del Maule (UCM) y la Escuela de Líderes de Ciudad (ELCI) de Corporación SUR. Esta herramienta, que está disponible en el sitio web mapadeorganizaciones.elci.cl, muestra la localización de 614 organizaciones vecinales y comunitarias de la capital maulina, aunque el catastro se encuentra en constante actualización para seguir sumando a todas aquéllas que por alguna razón quedaron fuera del re-
gistro. “Sabemos que muchas no se legalizan, pero sí existen: grupos de interés, movimientos ciudadanos, colectivos juveniles, etcétera; también hay algunas que han perdido su vigencia. Sabiendo esto, igual el mapa da una primera imagen visual de este mundo organizacional complejo. Esperamos que este recurso haga sentido a las organizaciones y su actualización permanente sea una tarea colectiva”, comenta la coordinadora de la ELCI, Patricia Boyco. El mapa se puede desagregar por unidad vecinal, ofreciendo una visión amplia del tejido asociativo existente en cada una de ellas, perspectiva que puede contribuir al desarrollo de procesos de articulación entre organizaciones que forman parte de un mismo territorio. También se puede ordenar por tipo de agrupación o ámbito temático en el que se desenvuelven, de manera de hacer vinculaciones en torno a problemáticas
específicas. Además, contiene los datos de cada unidad vecinal obtenidos del Censo de 2017, lo que permite a las agrupaciones y vecinos tener información concreta para planificar sus acciones, dar soporte a sus demandas y propuestas de desarrollo y establecer comparaciones entre distintos territorios. UN ENORME POTENCIAL Esta base de datos cobra aún más relevancia en el actual contexto de pandemia por el covid-19, donde, por ejemplo, se puede identificar la población de adultos mayores o establecer lazos colaborativos. “Las comunidades son fundamentales para enfrentar momentos de crisis. Ya lo vimos durante el terremoto de 2010, en la emergencia y la reconstrucción. Cumplen funciones de ayuda solidaria, de control de las políticas públicas y de generación de propuesta y formas creativas de enfren-
tar los problemas. Este mapa es una herramienta para que estas comunidades se conecten, sepan que no están solas y que pueden conformar redes de trabajo”, analiza el director del CEUT y académico de la escuela de Sociología de la UCM, Francisco Letelier. El sociólogo afirma que “Talca tiene un gran número de organizaciones territoriales y temáticas. El mapa registra más de 600, pero no considera las informales, que son otras tantas. Entonces, tenemos un enorme potencial de trabajo comunitario territorial. El problema es que estas organizaciones no siempre están articuladas y es la construcción de redes la que genera capacidad de acción transformadora”. En ese sentido, agrega que “en general, las organizaciones trabajan cada una en su tema. Este es el problema de la fragmentación del trabajo asociativo. Lo que hace este registro es mostrar el mapa completo de las
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Patricia Boyco (de pie en la foto) espera que esta herramienta le haga sentido a las organizaciones y que su actualización permanente sea una tarea colectiva.
organizaciones en la ciudad, en las unidades vecinales y en distintos temas. Abre el campo de visión. Esta herramienta por sí sola no ayuda a la construcción de redes, pero esperamos que estimule la búsqueda de interacción en torno a problemas y desafíos comunes”. Letelier también cree que esta plataforma puede ser útil para instituciones públicas como la Municipalidad de Talca. “En la medida en que estén interesadas en desarrollar trabajo territorial, necesitan conocer el tejido asociativo. Pero es fundamental que desde las propias políticas públicas se estimule el trabajo asociativo más que hacer lo que muchas veces se hace: ‘dividir para reinar’”, expresa. FRAGMENTACIÓN Junto con ser una herramienta para que las diferentes agrupaciones visualicen potenciales redes, este mapa social también es una importante fuente de datos para la investigación. Al hacer un diagnóstico de la situación actual, la encargada regional de Participación Ciudadana del Serviu, Isabel Romero, afirma que “las organizaciones sociales en general carecen de estructura real, de financiamiento, de capacitación, de objetivos colectivos, lo que las tiene fragmentadas desde hace bastante tiempo”. Por otro lado, sostiene que también “existe un desinterés de las comunidades a participar en sus organizaciones locales, por lo que sus dirigentes prácticamente representan a unos pocos. En esto también tiene responsabilidad el Estado, que no genera políticas públicas que den valor a esta función dirigencial, donde la participación ciudadana sigue siendo consultiva y no vinculante”. Asimismo, añade que “los Gobiernos locales no aportan para potenciar el trabajo territorial y fortalecer las capacidades instaladas en un sinnúmero de dirigentes que cuentan con
los conocimientos y el interés de trabajar colectivamente en beneficio de las comunidades. Hay falta de credibilidad y confianza en los procesos, lo que acrecienta el desinterés por esta función”. ESTRUCTURA BUROCRÁTICA Romero analiza que existe una relación entre densidad, tipos de organización, condiciones socioeconómicas y problemáticas urbanas. “Los sectores más vulnerables tienen organizaciones fragmentadas, las necesidades son múltiples y las capacidades para resolverlas siempre dependerá de qué tan cerca estén las políticas públicas de esas necesidades”, asegura. La encargada regional de Participación Ciudadana del Serviu expresa que “el trabajo colectivo se ve frenado por la misma estructura pública que es bastante burocrática para resolver problemáticas locales o territoriales cuando éstas traspasan a varios sectores”. “En resumen, falta reconocer el aporte y valor que las organizaciones tienen y que sin ellas difícilmente se podrá avanzar en resolver las necesidades más complejas de las comunidades en materia de delincuencia, drogadicción, alcoholismo, violencia intrafamiliar, etcétera”, recalca. ACCESO PÚBLICO Romero, quien es ingeniera en administración de empresas y magíster en coaching, hace hincapié en la relevancia de que la plataforma desarrollada por el CEUT y la ELCI sea de acceso libre. “Es importante que este mapeo de organizaciones sea público, para que facilite la comunicación y articulación social y territorial, donde sin duda se verá fortalecido si se generan las condiciones para el recambio generacional”, valora. En ese sentido, también comenta que a la hora de definir políticas públicas “se deben generar herramientas
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Francisco Letelier (a la derecha en la foto) destacó el gran potencial de trabajo comunitario territorial que existe en Talca.
adecuadas para disminuir brechas digitales, generacionales y afianzar de identidad territorial generando vínculos sólidos de comunidad colaborativa, rescatando conceptos de asociatividad comunitaria y redes entre pares, en espacios y necesidades comunes”. ELABORACIÓN El mapa se elaboró luego de un exhaustivo proceso investigativo, que incluyó datos solicitados a la Municipalidad de Talca a través de la Ley de Transparencia, estadísticas del Censo 2017 y un detallado trabajo de validación y constatación en terreno, además de consultas a las propias agrupaciones. “Están las organizaciones formalizadas y que se registraron. Se procedió a un primer vaciado de la información, para luego georreferenciar en cada territorio a dichas organizaciones y también según su clasificación temática. Esta primera etapa evidenció un conjunto de inconsistencias y/o falta de información que demandaron actividades complementarias para obtenerlas. Finalmente logramos localizar 614 organizaciones”, detalla Boyco. La profesional de Corporación SUR explica que “los mapas requieren bases de datos con información bien precisa y completa. Es una precondición necesaria e inevitable. Por ejemplo, sin una dirección exacta es imposible localizar el caso; si la categoría temática no está o está mal digitada, también perdemos casos. En esta oportunidad, el equipo hizo una identificación y empleando diversos medios tomó contacto con las organizaciones que pudo, de manera que se logró incorporar un mayor número. Fue un trabajo muy laborioso”. Las agrupaciones que no estén incluidas en el registro y/o que deseen actualizar los datos que allí aparecen, deben enviar un correo a mapadeorganizaciones@gmail.com.
“Es un insumo valioso” El presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Talca, Mario Torres, valora el registro realizado por el CEUT y la ELCI. “El mapa es un aporte, ya que permite identificar los territorios donde existen organizaciones y de esta manera, cuando se requieran políticas públicas, las autoridades las convoquen y puedan definir con la comunidad organizada lo que quieren para cada sector, y así construir barrios y la ciudad que queremos”, destaca. En ese sentido, valora que “ayuda a una mejor articulación, trasversal y temática, ya que están claramente delimitados los sectores, visualmente y físicamente, permitiendo que las organizaciones puedan plantear problemas comunes que les afectan, como equipamiento social y municipal, conectividad, transporte y seguridad entre otros”. Torres acota que la información también es útil “para que las distintas autoridades se acerquen a los directivos y representantes de cada sector para conocer la realidad de cada lugar y que los proyectos sean consensuados y definidos por los habitantes y así solucionar los verdaderos problemas que les afectan, que son distintos en cada territorio de Talca”. Finalmente, el dirigente afirma que este mapa “es un insumo valioso” para el organismo que preside. “Nos permite visualizar dónde existen juntas de vecinos para trabajar con ellas; como, asimismo, verificar donde no existen y, de esta manera, articular a los habitantes para que se organicen para definir las necesidades y buscar el bien común de su sector”, concluyó.
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El patrimonio que no ha sido celebrado
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a escena transcurre en un campo alegremente verde, un hervidero de vida situado al suroeste de nuestra capital regional, específicamente en la actual comuna de Maule. Enfocarnos en el paisaje natural y cultural allí presente no es un mero símbolo de nostalgia que apela a las cosas pequeñas y olvidadas, ni un llamado a quien corresponda para levantar expedientes declaratorios de Monumentos Históricos que tarde o temprano terminan en el olvido institucionalizado, desgraciadamente. Procurando ser ecuánimes, hasta donde es factible en asuntos patrimoniales, no nos motiva ninguna preferencia personal por un territorio determinado en el Maule, sino constatar que a no más de 25 km al SO de Talca se encuentra una realidad tan hondamente escondida: la de una tierra que todos miran y todos viven, pero a la que pocos consignan el valor que en sí tiene: la historia del mundo rural chileno y de la navegación fluvial en el Maule yacen allí en el silencio, el polvo y la quietud de un río mientras la tarde baña su belleza pensativa. En un radical rechazo al abandono, el territorio en el que se enmarcan Linares de Perales, Bajo Los Gutiérrez, Querquel, Santa Rosa de Lavaderos y la cantera del Maule representan para muchos un compromiso social con una de las zonas más pobres de la región y a la vez una de las más explotadas por la industria extractiva, con bajos sueldos, con uno de los más altos índices de cesantía en invierno y con muchos problemas más que caracterizan a nuestro tiempo. Antes de la destructiva intervención industrial que arrasó con el Valle Central y su entorno en la década de los ´80, el Maule fue uno de los ríos más importantes de Chile y como humilde reconocimiento de ello, hoy nuestra región lleva su nombre. Gustavo Opazo Maturana y quienes siguieron corrientes historiográficas tradicionales permanecieron sosteniendo que este río fue frontera en dos procesos de conquista y transculturización: el Inca y el español, pero con posterioridad a él la historiografía regional poco nos ha advertido de la destrucción y el olvido que castigó a este antiguo coloso hídrico y el abandono que han sufrido sus actores y escenarios en la comuna maulina. La historia del mundo rural chileno (Mariano Latorre) y de la navegación fluvial (Valeria Maino Prado) yacen allí en el silencio, el polvo y la quietud de un río y su gente, víctimas del extractivismo. Por extractivismo entendemos aquella arrogante actitud económica
El territorio en el que se enmarcan Linares de Perales, Bajo Los Gutiérrez, Querquel, Santa Rosa de Lavaderos y la cantera del Maule representan un compromiso social con una de las zonas más pobres de la región y a la vez una de las más explotadas por la industria extractiva.
Apoyados algunas veces por municipios como el de Maule, en nuestras bicicletas hicimos lo mejor a nuestro alcance, libres e independientes, con la invaluable participación de todos(as).
Texto y fotos: Francisco Gutiérrez
actual, caracterizada por la instalación en enclaves (localizados y concentrados) de explotación de recursos naturales, de grandes dimensiones, con altos índices de daño ambiental, y escasa consideración de las comunidades vecinas. La escena transcurre más o menos así: a tan sólo 25 kilómetros de Talca, señalando con ello que no hablamos de un paraje muy apartado al que solo podemos llegar en helicóptero, un ir y venir de camiones cargan sobre sí las piedras que a diario arrancan al Maule, un río ya casi vacío hoy y entrampado en el extractivismo de la industria hidroeléctrica. Todo esto lo hemos visto al recorrer dicho territorio en bicicleta durante varios años, haciendo como ciudadanos lo que deberían hacer nuestras autoridades políticas, inconscientes quizás que nuestro país tiene el mayor riesgo hídrico en toda América según el World Resources Institute. Insólito. RECORRIDO EN BICICLETA No solamente el diablo, la llorona y la Mina del Chivato son los únicos elementos que forman parte de las tradiciones y de la idiosincrasia de quienes habitan en Linares de Perales. Antes de la modernidad del ferrocarril, el ex puerto fluvial tuvo un protagonismo estratégico en el desarrollo regional de la zona central durante el siglo XIX, al constituirse en uno de los dos extremos del Maule navegable (el otro era el puerto de Nueva Bilbao, más tarde llamado
Rumbo a Ítaca nos sentimos orgullosos de haber disfrutado en compañía de amigas y amigos el enorme y frágil patrimonio regional, mientras la tarde baña la belleza pensativa del Maule.
Es hora de enfrentar la contaminación en nuestra tierra, generando conciencia entre los cercanos a uno, en nuestro trabajo y más allá de las redes sociales.
Constitución). Primero, en lanchas planas de madera maniobradas con destreza por marinos de agua dulce o “guayanes” y luego con motores a vapor, cada aldea del río Maule ofreció su riqueza agrícola a los puertos de Valparaíso, El Callao e incluso California, al desatarse la fiebre del oro allí. En Linares de Perales conversamos sobre cómo debió haber sido la navegación fluvial que aproximadamente 8 días tardaba en llegar desde Constitución la carga a Talca, la tan preciada carga... Embarcada en lanchas planas propulsadas por vapor desde 1851, de esta forma empezó el consumo del así llamado hombre moderno. Desde nuestras bicicletas somos testigos silenciosos.
Durante el siglo XX la actividad social, económica y cultural del territorio estuvo fuertemente determinada por el servicio de ferrocarril del ramal Talca-Constitución, el cual relevaría al puerto fluvial en su labor, devolviendo a la zona la tranquilidad que hoy le conocemos, al quedar alejada del proceso de desarrollo económico del último siglo, generando una sensación de permanente abandono, que ha sido acentuado, en parte, por los cambios producidos desde 1980, debido a la fuerte migración de sus habitantes, en búsqueda de nuevas oportunidades. Hoy, no más de 500 personas habitan en el lugar y muy pocas personas en el presente lo visitan. Siguiendo nuestro recorrido en bicicleta nos detuvimos en el Bajo Los Gutiérrez, lugar en el que se encuentra uno de los santuarios del Maule al que tantas veces hemos ido antes de la pandemia. Cuando los primeros rayos de sol despuntaban la mañana, pensábamos en el río límite entre el
Inca invasor y el aguerrido defensor Mapuche al sur de él, repasábamos las páginas del libro “Entre el Maule y el Amazonas” del célebre historiador británico Arnold J Toynbee y mientras nos bañábamos en sus célebres aguas, comprendíamos que con alegría, perseverancia y la valiosa e imprescindible ayuda de amigas y amigos ciclistas estábamos escribiendo nuestra propia historia, ¡más felices que nunca! En nuestra región, entre sus tierras, aguas, aire, frutos y aroma inconfundible somos alegres herederos del Maule y su tierra. Improvisados defensores del agua en el Maule, muchos acá somos una red de brazos hídricos que vamos juntos en la defensa y protección del medio ambiente junto a nuestras bicicletas. El pasado 19 de febrero del 2020, en un paseo recreativo por la tarde observamos una singular escena: una motobomba llevaba litros y litros de agua del río Maule a los terrenos de un privado en el sector del “Bajo Los Gutiérrez”. ¿Quién en el Estado re-
gula esto? Además, hubo allí un incendio recientemente. Pero éste no afectó las personas, sus casas o los cultivos del lugar. Eso sí nos alegra. La Laguna Querquel fue nuestro siguiente destino y para llegar a ella existen dos rutas y ambas traen consigo una panorámica recompensa del Maule, su entorno campesino, sus colinas y sus valles fértiles, siendo ello nuestro premio y que merecidamente hemos fotografiado en tantas ocasiones. Como lo hemos señalado en otras ocasiones. Esta área patrimonial no declarada se ubica en la comuna de Maule, y su acceso se encuentra en un terreno privado que la comunidad ha hecho público durante varias generaciones. No hablamos aquí de una tarea fácil. Nadie dijo que así sería. Lo nuestro no es tan solo subir y bajar cerros en bicicleta. Nunca se construirá una adecuada historia del Maule sin palpar el sentir de su tierra y sus habitantes. Con varias organizaciones y apoyo municipal dos veces hemos ido
a limpiar el entorno de dicha laguna transformado en un microbasural y en muchas más hemos visto cómo camiones extraen áridos sin parar, sin control, sin entender como hoy, en el momento más crítico de la pandemia, quienes dirigen o han dirigido al Estado chileno en los últimos 30 años nos invitan subrepticiamente a unirnos para “reescribir el pacto social”. Insólito si en 30 años ellos(as) vivieron a expensas de un Estado que depredó la naturaleza y al ser humano. Si de pactos o alianzas se trata, estas se deben construir con la Madre Tierra primero y junto a tus seres más cercanos. Ellos(as) sí estuvieron contigo cuando más lo necesitabas, no el Estado capitalista y sus sociates. En el epílogo de nuestro recorrido llegamos a trazos dispersos, hermosos y abandonados del “Ramal Talca-Constitución”, específicamente en la estación de Colín y el puente ferroviario sobre el río Claro. Pese a la proyección de futuro muy sustanciosa de Colín y su entorno que tienen sus organizaciones locales, la ruinosa Estación de Colín nos recuerda una esperanza aún latente, una promesa incumplida de la futura reconstrucción que se realizará del lugar que hoy ostenta la categoría de Monumento Histórico Nacional. Tras cruzar varios pequeños puentes antes llegaremos a la obra de arte, parada emblemática en nuestro destino. El puente mide más de cien metros y debemos cruzarlo atentos a la hora que pasa el tren: lo hace cuatro veces al día. En nuestro caso lo grabamos con GOPRO y lo fotografiamos a las 18:15 horas, cuando regresaba a Talca. La primera parte de la ruta está completamente asfaltada y la segunda está compuesta por piedras y tierra que no ofrecen mayores dificultades en sus dos kilómetros de extensión. Esta fue una de las prime-
ras rutas que en el 2015 realizó Cicloturismo Chile Profundo. En una región con cientos de rutas a realizar en bicicleta, solo dos años después hemos vuelto a pedalear allí. Ingenuamente creemos que la fuerza de las leyes o las instituciones creadas para cumplirlas son la salvaguarda de la naturaleza y nuestro patrimonio. En este recorrido por la comuna de Maule descubrimos que no. Tras pedalear desde Talca a Maule y Pueblecillo se encuentra el río Maule, cuyos puentes fueron declarados “Monumento Histórico Nacional” (Decreto Supremo N° 635 de 1993), encontrándose hoy bajo el más completo abandono y junto a ellos nuestra propia versión de Humberstone que es la Cantera de Maule, abandonada y expuesta al saqueo y la degradación. Pedalear es un acto de conciencia también, que reporta dolor ante lo que nos encontramos y sensibilización para evitar que siga sucediendo. Así, a no más de 20 km al SOE de Talca encontramos hace un tiempo esta cantera abandonada. Más que perseguir meramente un fin artístico, las fotografías exhibidas en las exposiciones que hemos realizado en el pasado o realicemos en el futuro, buscan relevar la geografía somática y ciclística del Maule, al estilo único y libertario de Cicloturismo Chile Profundo. Muchos piensan que patrimonio solo se refiere a edificios históricos. A partir de nuestros recorridos en bicicleta por la región del Maule, hemos registrado fotográficamente un patrimonio que es menos tangible, un patrimonio vivo que está constituido por aquella parte invisible que reside en el espíritu mismo de la cultura territorial, y que según la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural” de la UNESCO (2003), engloba los “modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.
8 Historia
Semblanza de 3 científicos europeos De los numerosos científicos y grandes maestros que prestaron sus valiosos conocimientos y trabajo a Chile, algunos de los cuales se radicaron definitivamente en el país, se mencionan a: Claudio Gay: Nacido en Francia en 1780, falleció también es ese país en 1873. Contratado por el Gobierno chileno en 1830, durante doce años realizó un prolijo estudio y catastro de su geografía, zoología, botánica, mineralogía, así como de sus recursos industriales, comerciales y estadísticos, al igual que de sus acontecimientos históricos. Los 24 volúmenes de la Historia Física y Política de Chile, publicada en París en 1845, junto a dos atlas, fue el resultado de sus esfuerzos. Excelente dibujante, el gobierno del Presidente Manuel Bulnes, en premio a su obra, le concedió la nacionalidad chilena, sin que tuviera que renunciar a la suya. Federico Albert: Nacido en Berlín -Alemania- el 8 de noviembre de 1867, hizo sus estudios en el Real Gimnasio Dorotea de su ciudad Natal. Llegó a Chile en 1889, contratado por el gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda para que ejerciera como profesor del Instituto Pedagógico y preparador del Museo de Historia Natural. En 1898 tomó a su cargo los estudios de zoología y botánica del Ministerio de Industria. En Chile se le considera el padre de la conservación de recursos naturales. En la Región del Maule le recuerda la Reserva Nacional homónima en la comuna de Chanco -Provincia de Cauquenes-, creada el 5 de mayo de 1981, la que destaca por su protección a la fauna (lechuza blanca, coipo, garza grande, pitío y perdiz chilena) y flora nativa (corcolén, boldo, maqui y peumo). Falleció el 9 de noviembre de 1928, a los 61 años. Rodulfo Amando Philippi: Nacido en Alemania en 1808, arribó a fines de 1851 a Valdivia. Experto en botánica y zoología (las que ayudó a sistematizar a partir de sus clases), fue profesor de esas asignaturas en su calidad de académico de la Universidad de Chile a partir de 1853. Asimismo, ese año fue designado director del Museo de Historia Natural. Se radicó en Chile, falleciendo en 1904. Legó a la posteridad parte de sus trabajos prácticos impresos en dos obras publicadas en Leipzig, Alemania, titulados Elementos de Historia Natural y Viaje al Desierto de Atacama.
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Hallazgo del naturalista francés
Un mastodonte en el Jorge Valderrama Gutiérrez
En su trabajo editado en 1847, el científico mencionó el descubrimiento de un “Mastodonte de los Andes” en la provincia de Talca, posiblemente en las inmediaciones del cerro El Chivato y del río Maule, época en que también aparecían osamentas de esos extintos mamíferos en distintos puntos del país.
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esde hace décadas, arqueólogos, paleontólogos y antropólogos han desarrollado numerosos proyectos investigativos en la Región del Maule, realizando excavaciones desde las nacientes del río Maule hasta el litoral. Fruto de ese arduo y casi desconocido trabajo son los Conchales de Chanco, las Cuevas de Quivolgo en Constitución, los Cementerios Indígenas en Huenchullamí y en Tutuquén, parte de un plesiosauro encontrado en Loanco en 1994 (que mediría 9 metros de largo), por mencionar algunos. Además, desde 1964 existió la Sociedad Arqueológica de Talca, que el 3 de octubre de 1967 trajo a esa ciudad al padre jesuita Gustavo le Paige y en 1977 organizó el Séptimo Congreso de Arqueología de Chile en el Hotel de Vilches, al que asistieron científicos e investigadores de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Perú y otros países. Esa entidad finalizó abruptamente sus actividades en 1978, a consecuencia del prematuro fallecimiento de su presidente y socio fundador Ciro Vergara Duplaquet. Durante ese período se efectuaron importantes hallazgos en el sector El Enladrillado, formación natural de origen volcánico ubicada a unos 80 kilómetros al oriente de Talca y adyacente al cerro Torrecillas. La casi totalidad de las piezas encontradas fue donada al Museo O’Higginiano y de Bellas Artes de Talca (fósiles, colección mineralógica, caracolas; cuchillos, raspadores, instrumentos líticos, puntas de flechas, arpones, cacharros de greda y alfarería indígena; arcos, estólidas para lanzar
Recreación artística de mastodontes en la Zona Central de Chile. Autor Giovanni Fattori.
El mastodonte americano era un animal de alzada algo menor a la de un mamut e incluso a la del elefante actual, pero de un peso similar al de éstos. Estaba recubierto de pelo grueso y deambulaba por esta zona hasta hace unos 10.000 años.
dardos y muchas otras especies), que hasta avanzada la década del noventa exhibió una muestra de Prehistoria Chilena. Como se ve, investigaciones en terreno han existido, y durante el siglo XIX el diplomático y parlamentario talquino Francisco Solano Astaburuaga (colaborador de la Revista de Ciencias y Letras) y el científico alemán Rudolfo Philippi efectuaron relevantes aportes a la paleontología regional con sus estudios sobre la presencia de fósiles de mastodonte en las cercanías de Talca. Obviamente, no fueron los únicos.
EVIDENCIAS DEL CIENTÍFICO CLAUDIO GAY Durante la mitad del siglo XIX, según el historiador Diego Barros Arana, el naturalista francés Claudio Gay participó del hallazgo de “restos fósiles de un mastodonte andino (Mastodon andium) que fueron traídos a Santiago para el Museo Nacional”. Asimismo, la mayor parte de los fósiles hallados hasta 1842 se los llevó a Francia para describirlos en la sección de zoología de su monumental obra Historia Física y Política de Chile. El científico también mencionó el descubrimiento de un “Mastodon-
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Historia
Claudio Gay
Maule
Retratos del científico francés Claudio Gray; y de los alemanes Federico Albert y Rodulfo Philippi.
te de los Andes” en la provincia de Talca, posiblemente en las inmediaciones del cerro El Chivato y del río Maule (cuyos dibujos de dientes y algunas osamentas se pueden ver en el tomo I de su Atlas de Chile), en los siguientes términos: “El señor Blainville, en la importante obra que publica bajo el título de Osteografía, no ha adoptado y caracterizado mas que una especie de Mastodonte de la América meridional. G. Cuvier había supuesto anteriormente la presencia de dos de estos animales, y el señor Laurillard en su artículo Mastodonte del Diccionario universal de la Historia Natural ha sostenido de nuevo este modo de opinar. El diente y los huesos que hemos examinado y representamos, muestran bastante bien los carácteres designados por el señor Laurillard en su Mastodonte de los andes; pero según el mismo autor, el Mastodonte de Humboldt (M. Humboldt Cuv.) estaría igualmente fósil en Chile. G. Cuvier lo estableció según un dientecillo traído de Concepción por el señor de Humboldt, que sin duda es otro punto llamado así y no la ciudad de la república de Chile, puesto que nunca ha estado en ella el señor de Humboldt. En cuanto a lo demás muy pronto se podrá conocer a que especie se aproxima la que se encuentra en Chile, examinando con atención las muchas osamentas que se hallan todos los días en el sur de la República y particularmente en las provincias de Talca y de Cauquenes. Por el desecamiento de la gran-
de laguna de Taguatagua, ejecutado por D. Javier Errázuris, se puede esperar el descubrir otros muchos completos, y ya nos anuncia nuestro apreciable amigo D. Jorge Huneus en una de sus cartas, ‘que se acaban de encontrar los huesos de la cabeza de un Elefante y los dos dientes que a causa del muchísimo tiempo que estaban bajo tierra y agua, se habían consumido en parte; sin embargo, el marfil resiste bien…’. Es de desear que todos estos objetos sean conservados en el Museo de Historia Natural de Santiago, como propios para hacer conocer mejor un día los animales que poblaban esta tierra antes que la catástrofe diluvial los hubiese destruido, y tan distintos de los que habitan hoy estos mismos paisajes”. Una sencilla reflexión hace inferir que el rescate de fósiles en general -y de mastodontes en particular-, con el propósito de ponerlos en valor, eventualmente a través de un museo, debería transformarse en un proyecto prioritario que haría conocida a la Región del Maule en el plano científico internacional y estimularía la implementación de proyectos acreditados. (Fuentes: Historia Física y Política de Chile Tomo Primero, de Claudio Gay, 1847, páginas 137-138; Atlas de Claudio Gay; Congreso de Arqueología de Chile, Volúmenes I y II; página 185 de El doctor don Rodolfo Amando Philippi. Su vida i sus obras, Diego Barros Arana).
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Releyendo “El flautista”, de Américo Reyes Bernardo González Koppmann
Ediciones Papelibros, Curicó, marzo 2020, 68 páginas. Prólogo Segunda Edición.
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a poesía de Américo Reyes Vera (Curicó, 1960) ha logrado un lugar de respeto en las penúltimas promociones maulinas y sus alrededores, sin ningún lugar a dudas. Poeta que maneja diestramente el oficio y la palabra, construye un imaginario y un estilo propio, contundente, con una dicción y uso del léxico tan particular que lo hace reconocible desde lejos entre sus pares. ARV ha publicado Los poemas plumaveral (1992), Boleros son boleros (1995), Antología secreta, junto a Rodrigo González Langlois, (2001), El centinela y su cántaro (2010), Que los cuerpos cumplan su destino (2012) y El confesionario (2016). Con este último título fue finalista en el Premio Municipal de Literatura de Santiago, y el año pasado (2019) obtuvo el Premio a la Mejor Obra Literaria, género poesía, categoría obras editadas, con su libro “Black Waters”, otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile. Hablemos ahora sobre El flautista. En este libro reeditado -primeramente fue impreso como plaquette por Ediciones Inubicalistas, en Valparaíso, el 2018-, nuestro poeta se caracteriza por crear textos rigurosos, donde cuesta echar en falta una palabra de más o de menos; logra la construcción de imágenes certeras, llenas de luz y de esa extraña sensación de alegría que deja latiendo los músculos y haciendo vibrar nuestra humanidad entera como si fuera la tensa cuerda de un laúd o de una guitarra de palo
“Amigo ¿en qué meditas? ¿En tus antepasados? Polvo en el polvo. ¿En sus méritos? Sonríe… Toma este cántaro y bebamos escuchando serenamente el silencio del cosmos.” Omar Khayyam
pulsada en los polvorientos vericuetos de la recta provincia. Los poemas de El flautista tienen un acierto que se dan muy pocas veces en el mundo de las letras: logra reunir en un solo verso verdades ancestrales -aquellas relaciones atávicas de los elementos desnudos, fusionándose- con lo urgente del diario vivir en un contexto posmoderno en crisis; condición extrema de una imagen literaria, cuya forja podría desanimar al más pintado, pero no a un poeta como ARV. Muchos de aquellos creadores que se atreven a contrarrestar objetos o hechos de universos tan opuestos en la región del Maule son tildados de anacrónicos, láricos, ilusos u obsoletos por una fauna colérica e indocumentada. En El flautista -certero poemario que reúne en su conjunto 27 textosel hablante nos va introduciendo en una relación personal, íntima, arraigada visceralmente con un ser más intangible que irreal, en apariencia. En otras palabras, pareciera que en este libro se nos propusiera la (des) personalización de la poesía misma, que empieza a reconocerse entera en otro, paulatinamente, como en un espejo brumoso, en la medida que se va acercando a nosotros una especie de melodía que viene del bosque y, así, la revelación del rostro del ser amado que nos sonríe se va haciendo más nítida. En este caso es Jijsamm, el flautista, quien aparece entre las sombras cuestionando nuestra desidia y nos propone, al mismo tiempo, un modo distinto de mirarnos, olisquearnos y palparnos. O sea, esta poesía nos invita a vivir en plenitud, a pesar de los pesares, esa alegría
para siempre que es la belleza, aunque el mundo se está cayendo a pedazos. No es poco. En una frase podríamos resumir lo anterior diciendo que El flautista logra el difícil propósito de cantar y encantar. ARV crea un personaje -Jijsamm- que, siendo músico, es el prototipo del poeta que atraviesa la historia transversalmente. La impronta, el sello, la propuesta estética de esta poesía, nos lleva de un viaje a la lejana Persia -a Omar Khayyam, para ser más precisos-, y con él a toda la forma oriental de poetizar; esto significa, en síntesis, hacer referencia explícita a la metafísica de la sensualidad de los seres y las cosas, más allá de una vaga y manida homoerótica -usual, por lo demás, en la antigüedad y el Medioevo-, sino a la prodigiosa erótica a secas, más a fin a la elaborada y pulcra escritura de ARV. Nuestro autor no está para peleas chicas. Sin duda los textos breves de este obra -epigramáticos, escuetos, simples y directos, aunque cargados de una sugerente emotividad y ternuranos conectan con lo mejor del helenista egipcio Constantino Cavafis, con la poesía china milenaria, con los silogismos hindúes y las estructuras mínimas japonesas, como el haikú. En Chile, le hallo un remoto y cómplice guiño a la generación del 60; por ejemplo, a Gonzalo Millán, Jaime Quezada, Floridor Pérez, Sergio Hernández y Ramón Riquelme, entre otros. Todo lo anterior viene a servir de soporte semántico a nue-
vos cuestionamientos existenciales contemporáneos que se planea el poeta que, a las finales, son los mismos de siempre, para qué estamos con cosas: esas ganas de amar y ser amado a todo imperio, como dicen por estos derroteros. ARV sabe bien de lo que habla y escribe, no se pierde en baratijas ni en cantos de sirenas, como el legendario Ulises atado al palo mayor de la barcaza, para no zozobrar en ese hedonismo porfiado que lo habita y consume a más no poder y del cual se jacta de salir ileso. En la aventura está la poesía, en las peripecias del camino, en los encuentros y desencuentros que proporciona el peregrinaje, como reza un viejo poema escrito en griego. Nuestro poeta sabe lo que hace, sabe lo que dice; no experimenta en el texto, como los aprendices. Para terminar, y como concluyendo estas impresiones, digamos que el argumento o contenido de El flautista trata del periplo o travesía de un hablante, herido de hermosura, que va por los senderos dialogando con las criaturas, contándoles sus endechas o escuchando secretos o sentencias sapienciales respecto a una relación ética, estética, erótica y atemporal que lo perturba y altera, hasta que encuentra consuelo, desahogo, en gestos tan primordiales y genésicos como un sonido, una brisa, un aroma, el rumor del agua, una leve lluvia, una fogata, un rayo de luna, una sonrisa o un vaso de vino, maravillas todas que pasan perfectamente imperceptibles para los neófitos, burdos y satisfechos. Imposible no relacionar estos textos con la poesía mística de San Juan de la Cruz, donde la capacidad de asombro late a flor de piel. Un bello poemario, repleto de versos luminosos, vitalistas y definitivos esbozados con la naturalidad del pájaro que canta porque, de no hacerlo, se moriría. El culpable de tamaños desasosiegos es una tal Jijsamm, que podría ser el alter ego del autor -eso ya es cosecha mía-, cuando no un sueño ya perpetrado o aún por vivir, dada la imprecisión o ambigüedad que implica toda gran poesía, y ésta lo es, donde todo es sugerencia y sólo un lector avisado y cómplice podría consumar en su propia historia la visiones del| poeta. En eso me hallo. Usted haga otro tanto.
Domingo 21 de junio de 2020
La batalla eléctrica David Lizana Barros
“La guerra más brillante” es una historia donde convergen los genios que iniciaron la era de la electricidad: Edison, Tesla y Westinghouse. Película desarrollada con carácter épico que tiene gran elegancia y energía visual.
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a intensa historia de la feroz carrera entre los titanes de la electricidad Thomas Edison, Nicola Tesla y George Westinghouse, para determinar qué sistema eléctrico alimentaría al mundo moderno, es lo que exhibe esta cinta que nos traslada a 1880 cuando se libraba esta brillante batalla. Thomas Edison (Benedict Cumberbatch) el famoso inventor de la ampolleta, baterías y el fonógrafo, está a punto de llevar electricidad a Manhattan con su nueva y radical tecnología basada en la energía continua. En la víspera del triunfo, sus planes se ven afectados por el exitoso empresario George Westinghouse (Michael Shannon), que hasta ese entonces está focalizado en la energía del gas. Paralelamente aparece en la vida de ambos el joven principiante Nikola Tesla (Nicholas Hoult), quien tienen una idea superior sobre cómo electrificar rápidamente con corriente alterna a Estados Unidos, a menor costo y mayor efectividad que Edison, desatándose una carrera que no solo depende del ingenio sino también de una suerte de promoción frente a la política que debe tomar una decisión. El film tiene un relato que puede parecer un poco confuso si no conoces a priori a estos tres genios y sus aportaciones al
cambio en la forma cómo se manipulan la energía continua y la alterna con perfeccionamiento de generadores, energía hidroeléctrica, incluso con elementos electrónicos en sus inicios, y que conviven entre nosotros gracias a ellos. No es una cinta biográfica llena de detalles. Sitúa a los protagonistas en un momento clave donde se libra aquella batalla de carácter épico, donde ya jugaba un rol el espionaje corporativo y se ponen a prueba diversos límites éticos con el objeto de vencer. El realizador brinda espacio a estos tres genios, con sus aciertos y obsesiones, pero sin duda logra una cinta homenaje con una idílica ambientación de época y una banda sonora exquisita, que acompañan lo que se veía como un milagro de la ciencia. La cinta, que puede ser vista vía streaming, es dirigida por Alfonso Gómez-Rejón (Me and Earl and the Dying Girl) y cuenta con Martin Scorsese como productor ejecutivo. Tiene muchas estrellas del cine y está rodada con elegancia y energía visual que gustará a quienes busquen una cinta alejada de los cánones de la mera entretención y quieran dejarse atrapar por la pasión de hombres que no solo buscaban dinero o fama, sino también el honor de hacerle más fácil la vida a las personas en ese entonces.
Cine
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Domingo 21 de junio de 2020
Otoño en Huilquilemu
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sta foto es testimonio relevante y muy significativa del parque de la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule. En primer plano, Karen Escalona con los brazos abiertos. A lo lejos, se divisa la casona construida en 1870 por José Bruno González. A espaldas de Karen, la explanada circular en un claro del bosque, que recrea el símbolo de Huilquilemu. Las hojas caídas del otoño color ocre y café, producen un efecto sobrecogedor de alfombra natural, y dejan ver la luz tenue del sol en el suelo, donde también se manifiestan las sombras.
Esta imagen fue escogida para reconocer su participación en el concurso fotográfico “Tus recuerdos reavivan el patrimonio”, organizado por la Universidad Católica del Maule, a través de la Dirección de Comunicaciones y la Villa Cultural Huilquilemu, con motivo del Día del Patrimonio Cultural en casa. “El museo es de gran valor sentimental para mí ya que yo me crie en Huilquilemu, mi madre fue al colegio cuando el museo sirvió de aulas escolares y en mi infancia y pre adolescencia, la pasaba en el bosque o patios del museo cuando podíamos visitarlo...”, explica Karen.