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La entrega de armas

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Sir Winston Churchill decía: “El problema en nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles, sino importantes”, sin duda que esa frase cobra vital importancia en tiempos, donde gran parte de la sociedad busca sus derechos, más que los deberes.

Pero este 18 de mayo, día del Soldado Conscripto, que se celebra año a año en recuerdo de los mártires de Antuco, 72 jóvenes provenientes de todas las comunas del Maule sur, darán muestra de todo lo contrario. Ellos, en forma voluntaria, son jóvenes que, a pesar de todo, han decidido ser útiles, más que importantes.

El hecho de ser útiles no solo es propio de los militares, ser útil está representado en ese padre y madre que trabaja por sus hijos, en el que se compromete por sus conciudadanos, el que asume el liderazgo como autoridad, el que, en forma anónima, se preocupa del que no tiene como subsistir en una helada jornada de invierno. Todos ellos han decidido ser útiles, más que importantes, sin darse cuenta de que esa abnegación, justamente los hace más importantes que nadie.

Por ello, es que esta ceremonia, no es una más para nuestras 16 mujeres y 56 hombres que recibirán las armas de sus familiares, seres queridos y autoridades. En ella se configura una triada que es digna de destacar. Ellos son su arma, la familia y el soldado. Veamos la primera:

El arma

Este artilugio, creado por el hombre, puede parecer contrario a la paz que todos anhelamos, pero ello es así cuando esta arma está en manos de quien no tiene escrúpulos, quien no respeta a sus conciudadanos, los derechos humanos y la vida de las personas. Por el contrario, en estos jóvenes que han recibido el entrenamiento adecuado por parte de sus instructores, a los que aprovecho de felicitar públicamente, les permitirá apoyar a sus compatriotas, en la protección de las fronteras, en la libertad de poder vivir su vida con normalidad o incluso en ejercer su derecho democrático en una elección. Ello sin duda, no quita que en el momento más extremo, sea utilizada para defender lo que más amamos, ante la amenaza de quien no conoce la bravura del pueblo chileno.

Justamente lo último, da pie al segundo componente:

La familia

Es un aspecto trascendental en la entrega de armas. Como ceremonia militar, esta podría ser realizada solo entre los soldados y sus instructores, pero ello la haría perder lo más simbólico que tiene. En efecto, la presencia de las familias y autoridades no es algo casual. La patria en su forma más sim- ple tiene forma, aroma, sentimiento, amor. La patria es una madre, un hermano, un novio, un amigo. La patria es todo aquello que amamos, que extrañamos, que nos hace sentir que, todo lo que hacemos vale la pena. Por ello, es que los soldados recibirán su arma de manos de sus familias y autoridades, ahí está lo más sublime, es la patria representada en ellos que les dice hija, hijo, acá tienes esta arma, utilízala para hacer el bien, para defenderme, para protegerme. Y es en ese momento, cuando recibe el arma de la patria, que este joven recluta se transforma en un soldado, un camarada más del Ejército de Chile, con el que, el día de mañana, estaremos codo a codo trabajando por nuestros conciudadanos, confiándonos mutuamente; incluso, la vida.

El Soldado

Finalmente, está la persona, el soldado, estas mujeres y hombres de las provincias de Linares y Cauquenes, que, aún convertidos en combatientes, velamos para que no pierdan su esencia como jóvenes, con valores y principios, que traen desde sus propios hogares y que, en forma paralela, acrecentamos en nuestros cuarteles. En efecto, en esta promoción de soldados, hay folcloristas, poetas, cantantes, amansadores de caballos, ciclistas, boxeadores, futbolistas, entre muchas otras disciplinas. También hay jóvenes de pueblos originarios, bomberos, algunos con tradición militar y otros que, por primera vez, conocen el ejército.

Como se ve, una fiel representación de nuestra juventud y de nuestro Maule.

Esta es la esencia de la ceremonia del 18 de mayo, donde arma, patria y soldado, quedan unidos en un acto sencillo pero sublime.

Desde esta prestigiosa tribuna, envío un fraternal abrazo a todos nuestros soldados, a sus orgullosas familias, a las autoridades que darán el realce a esta ceremonia y en general, a toda la comunidad de las provincias de Linares y Cauquenes, quienes año a año, colocan en nuestras manos el bien más preciado, como lo son: sus hijos. La primera etapa, de muchas otras, está concluida, pero ello no implica que sigamos trabajando, en nuestro cuartel, en el sur del país, en la frontera norte y donde se nos requiera. Hoy contamos con 72 nuevos camaradas en nuestra Escuela de Artillería y estamos seguros que, al igual que muchos otros antes, sabrán cumplir con su deber patrio.

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