Diario El Volcán, 27 de junio.

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Los conjurados

Un momento por favor

Como si fuera la primera vez

Hablemos del Colegio México Franciscano . Jesús Juárez Martín

Ricardo Sigala

L

a semana pasada nuestro país volvió a ser tema de discusión, de escándalo y de vergüenza internacional. Podríamos pensar que esto sucedió derivado de la forma indigna en que la selección nacional fue eliminada de la Copa América Centenario, pero para nuestra desgracia el siete a cero propinado por Chile a nuestra selección no es nada comparado con el escándalo internacional derivado de la brutal represión que el Estado mexicano ejerció contra un grupo de manifestantes en Oaxaca, y que derivó en una docena de muertos y otros tantos heridos, según cifras oficiales. Inmediatamente la opinión pública se enfrascó en una lucha de declaraciones que oscila entre dos posturas básicas y opuestas entre sí: o se toma partido por un bando o por otro. Una visión del mundo caracterizada por la existencia de buenos y malos. Evidentemente, estas posturas no se dan como consecuencia de un análisis de las circunstancias ni de las causas que las han generado. No, muchos suelen tomar partido de manera pre establecida o pre programada, casi como una herencia familiar. La gente bien, progresista, los bien pensantes, la derecha más conservadora, los pro capitalistas tienden a reprobar todo acto de ejercicio de los derechos del pueblo por considerarlos desestabilizadores del orden establecido, un peligro para la economía. En su contraparte los grupos simpatizantes con las causas sociales, el pueblo, los derechos humanos, la izquierda reprueban toda violencia de Estado y exigen justicia a favor de las causas populares. Decía, se toma partido como una especie de fe, como quien tiene una afición o creencia a la que no se debe traicionar. Desde sus orígenes el Estado moderno mexicano ha ejercido la violencia y la represión como un instrumento de ejercicio del poder y de control, y en la gran mayoría de las ocasiones éstas han sido claras muestras de incapacidad política. Desde

las huelgas de Río Blanco y Cananea en la época porfirista hasta los gobiernos emanados de la Revolución que indistintamente embistieron contra maderistas, villistas, zapatistas, cristeros; y más tarde en la segunda mitad del siglo XX en el plano social arremetieron contra ferrocarrileros, electricistas, trabajadores de la salud, estudiantes; en tanto que en lo político se fue duro contra sinarquistas, panistas, henriquistas, almazanistas, y por supuesto contra socialistas, comunistas y neo-zapatistas, contra todo lo que fuera oposición sin importar la tendencia o el color. Ya en el presente siglo hemos sido testigos desde las represiones a comuneros en Atenco, a estudiantes y profesores normalistas y una supuesta guerra contra el narco que paradójicamente tuvo como consecuencia no sólo uno de los periodos más violentos de la historia nacional sino un boom del tráfico y el consumo de drogas, así como el establecimiento de una cultura popular y de masas basada en la violencia emanada del mundo del narco. Ante todos estos actos de violencia de Estado se han manejado y casi impuesto como verdades las versiones “históricas” que eximen al Estado de toda responsabilidad ante el peligro que representan los enemigos del orden público y el desarrollo. Se tiende a criminalizar a todo aquel que exija sus derechos ciudadanos, al buen complimiento de las leyes, a todo el que concibe un proyecto diferente de nación sin importar izquierdas o derechas. La verdad es que la historia en nuestro país casi nunca le ha dado la razón a la violencia de Estado, ésta casi siempre ha sido una muestra de incapacidad política, una respuesta a su propia ineficiencia administrativa, a su ineficacia para cumplir con las expectativas generadas y en especialmente para imponer un régimen basado en el miedo. Es lo que la historia concluye, pero los mexicanos solemos desatender los estudios históricos y humanísticas, por eso vivimos el presente como si la historia acabara de comenzar, y cometemos los mismos errores como si fuera la primera vez.

Los humanos hablamos con ideas claras al entendimiento propio, no tanto para los demás, pero en el intento de relacionarnos encontramos claves para entendernos y se produce la comunicación. El Proyecto Educativo del Colegio México Franciscano asienta: aupar: levantar, enaltecer; cribar: seleccionar, limpiar; arquitecturar: construir, diseñar integralmente algo para determinado fin y en el Colegio México el crecimiento de los educandos en el carisma franciscano es el para qué, del proceso educativo. En la lejana década de los ochenta tras amenazas directas y veladas a la educación particular de debilitar la firmeza, su misión y personal, se reactivaron estrategias para actualizar, visualizar las instituciones al futuro por proyectos a mediano y largo plazo, sobre la formación del personal docente, directivo y fortalecer la misión de cada institución. En la práctica y los proyectos educativos la Taxonomía de Benjamín Bloom estaba presente, todo docente que se preciara de actualización los objetivos del dominio cognitivo, el desarrollo de habilidades, actitudes intelectuales y los dominios afectivo y el psicomotor, lo tomábamos como referente. Se vive hoy euforia de modernismo, la técnica y la ciencia pretenden resolver la problemática socio-económica; la galopante deshumanización los problemas de convivencia, que se polarizan en migraciones masivas hacia paraísos irreales, excesos de libertinaje, hambre recalcitrante real de pan, de justicia... Mi guía de entrevista que preparé se iniciaría con esta pregunta referencial: ¿Quiere, por favor decirnos algo del inicio de este instituto que usted preside? Ciertamente al principio como directriz orientadora encontré: “Volviendo la mirada:” La acción formativa de la fraternidad educativa retoma el germen desde sus orígenes de esta casa de estudios, hace 75 años aproximadamente, por padres de familia de Zapotlán el Grande preocupados por la educación integral para sus hijos, desde el inicio de la fundación de este colegio, las familias de los educandos confiaron en la Orden de Hermanos la responsabilidad de la enseñanza, con todas las implicaciones que esta conlleva. El sentido de esta institución: formación y educación humanitaria de raíz franciscana. Una segunda, las siguientes preguntas pretendían asociar... ¿La misión actual de la escuela, es semejante

a los propósitos de su fundación? ¿Por qué? 3ª Por favor manifiesta, ¿cuál es su visión del Colegio para dentro de 25 años? 4ª ¿En qué se ha caracterizado, el Colegio a través del tiempo ofreciendo sus servicios a la sociedad zapotlense? Las contestaciones, sé, implican conocimientos, valoración de resultados y una visión de la trayectoria educativa. Sabemos que el problema que transpira nuestra temporalidad es deshumanización, porque ignora la dignidad personal, hay crisis de formación sesgada del sentido ético y axiológico. “Hay que aprender humanidad desde la fraternidad educativa”. La educación es proceso social múltiple y hasta podemos aseverar que quién educa es la comunidad misma, ella propone valores, desvíos, formas de sobrevivencia ¡lastimosamente! “Los padres de familia y la institución educativa tienen el compromiso vital porque son formadores naturales de personas y promotores del bien” de finalidad esencialmente humanizadora. La acción formativa del Colegio México Franciscano se registra como primicia y esperanza en la página inicial del citado proyecto es respetuoso de los ordenamientos del contenido educativo de la Secretaría de Educación Pública el Magisterio de la Iglesia y el Humanismo Franciscano. La Ética y su reflexión conforman esfuerzos humanos por constituir una sociedad humanizante y humanizada, que enseñe a los jóvenes a vivir en la auténtica libertad- responsabilidad y a dialogar con los hombres en el contexto histórico que se vive. Formar en ideales, en la vivencia de lo mejor de la humanidad, en el mundo de la eutopía con las implicaciones que conlleva ese estilo de vivir humano. Educar no para el logro del éxito académico intelectual, sino trascender el sentido mismo de la vida en su realidad alcanzable”. La educación vulnerada, deformada por el relativismo, la sensualidad desenfrenada, de cambios materiales y una relación humana en deterioro, deja un mundo dañado, desafíos, cambios estructurales: La educación es rendija orientadora que ilumina la esperanza para transformar la sociedad. La esencia de la educación es la dignidad de la persona, su libertad, derechos obligaciones, son el ADN genético, son los chips”, de semejante forma al respeto a la libertad de pensamiento y a la pluralidad... sin renunciar a lo fundamental que es la persona.


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