1. QUIZÁS LES CUENTE UN CHISTE MUY LOCAL... Eva Sangiorgi
5. EL MAR Y LOS CINEASTAS Roger Koza
Ya llegó la sexta edición y no parece verdad. Un año entero para planearla, escoger las películas, hacer acuerdos, conseguir recursos. Y luego el festival transcurre de volada, llega con ímpetu y como empieza, termina. Creo que por esto ponemos tanta atención en la edición del catálogo, que es, en parte, la memoria de todo nuestro trabajo, y que esperamos que aquellos que aman Ficunam guarden en su librero, edición tras edición. Por lo mismo, también celebro la perseverancia de Pedro Emilio Segura y Alejandra Acosta, creadores de este Diario Ficunam, quienes me buscaron y persiguieron hasta convencerme de publicarlo cuando ni siquiera había recursos para imprimirlo. Ahora, en su segundo año de publicación, este diario es un complemento indispensable para moverse seguro entre nuestra programación.
Axioma cinéfilo: ninguna película que transcurra en el mar puede ser mala. Axioma no verificable y posible de ser falseado algún día. Aun así, rara vez una película en el mar decepciona. Algo sucede con ese monstruo natural, inmensidad incivilizada en la que la huella de los hombres desaparece.
Pues sí, son seis años, y si antes Ficunam era un nombre muy largo para un festival e incluso exótico (para aquellos que, en el extranjero, no están familiarizados con nuestra casa de estudios), hoy en día ya es una referencia y quedan pocas dudas de que sea un festival de cine, un festival de vanguardia (tal vez un poco exquisito para algunos, sea esto una connotación positiva o no). Lo que quiero contar aquí es que en un comienzo solía recibir correos en los que me atribuían la dirección de un cierto FICUMAN. Una leve dislexia o un dedazo que ha sido un error recurrente a lo largo de los años. En la oficina incluso llegamos a hacer un chiste sobre la existencia de un personaje llamado FicuMan, más parecido a un pobre diablo que a un superhéroe, que se escondía detrás de todas las complicaciones de última hora, de las amenazas de cancelación de películas, de los boicots aduanales, de las rentas inesperadas. “Otra vez fue FicuMan”, decíamos. Difícil no imaginarlo con la cara de nuestro administrador, a quien le tocan siempre las cosas “difíciles” y quien más que ningún otro cita a FicuMan en sus correos. Los nervios de tratar con números… y nosotros nos burlamos de su distracción, quizás para exorcizar el miedo de que se equivoque con nuestras cuentas. Hoy he revisado en redes ¡y ya desde 2011 había tweets con las letras invertidas! Menos mal que me di cuenta hasta ahora… Pero la buena noticia es que el último FicuMan fue citado en la quinta edición. Empezamos hoy la sexta y creo que ya nadie tiene dudas. FICUNAM 2. HONG SANGSOO Alejandra Acosta
3. SOBRE CINE MEXICANO ACTUAL Nicolás Pereda Casi todas las películas me dan ganas de vomitar, así que quizá mi opinión del cine mexicano es irrelevante. Cada vez sé menos e incluso me interesa menos el estado de la industria del cine en México. En términos generales, diría que lo que llamamos industria del cine mexicano es un inútil despilfarro de dinero. Se hace muy poco cine con ideas. No entiendo la necesidad de que exista una industria. Lo industrial homogeneiza y en el arte habría que celebrar la diversidad. En el cine todos hacen todo igual. Escriben su carpeta igual, su sinopsis de media página, su tratamiento de ocho páginas, su guión de a página por minuto, su presupuesto igual, sus seis semanas de rodaje, su Red, su Alexa, su tráiler, todo igual… Los fondos de escritura, de producción, de investigación, etcétera, tienen lineamientos tan acartonados que definen el tipo de obra que se genera. Más allá de eso, me parece que las preocupaciones formales cinematográficas de la mayoría son muy similares. Todo el panorama es un poco ñoño. FICUNAM
Segundo axioma cinéfilo: los cineastas portugueses son los mejores. Tal vez tampoco pueda comprobarse este enunciado hiperbólico, típico de cinéfilos cuyo entusiasmo en ocasiones impone sus preferencias sobre el trabajo racional. Lo que sí es cierto es que los pueblos ligados al mar tienen una plusvalía física en el desarrollo de su imaginación. Tal vez la elegancia y consistencia de tantos cineastas portugueses no estribe solamente en su paso iniciático por la famosa Cinemateca Portuguesa; quizás el mar sea el secreto. En esta edición de Ficunam, las películas lusitanas dominan la programación. Por un lado, la retrospectiva de Miguel Gomes impone un mayor número de películas de este país cinéfilo. Pero si Gomes no estuviera programado, aún tendríamos siete películas de esa procedencia. ¿A qué se debe? Cualquier película portuguesa suele tener, en cierta medida, alguna relación con la tradición clásica o moderna del cine tanto de su país como de la de otros. Se trata de una manifiesta virtud de los cineastas, acaso un aprendizaje heredado. Ninguna pelí-
cula portuguesa, en la medida en que estemos frente a verdaderos autores, desdeña el pasado del cine. Quien haya asistido a la clase magistral de Pedro Costa del año pasado en Ficunam, recordará su insistencia sobre volver siempre al cine de Chaplin, Tourner, Dreyer o Mizoguchi. Su declaración no fue una impostura, sino el discreto manifiesto de un legado que cada director lusitano sabe resguardar y honrar. Fue Costa, también, quien nos insistió en que programáramos las extraordinarias películas de Paulo Rocha. Esto explica un poco la existencia de un filme como La gloria de hacer cine en Portugal, de Manuel Mozos. En esa película que trabaja con un primitivo archivo que remite a los inicios del cine en dicho país, se explicita oblicuamente un imaginario transgeneracional de los cineastas lusitanos. Sus películas nacen de una historia en común. El saber trabajar en una tradición es un punto de partida que empuja, paradójicamente, a los jóvenes cineastas portugueses a no temer jamás el acto de innovar. El punto de partida es firme. Así es como Miguel Gomes es capaz de apropiarse de una matriz de la literatura universal y trabajarla a su vez en la tradición clásica y moderna del cine portugués. Su innovación cinematográfica es una deriva de combinaciones inesperadas de elementos previos. Lo mismo sucede con la genial John From, de João Nicolau, o con Motu Maeva, de Maureen Fazendeiro. Los cineastas portugueses nunca están del todo solos. FICUNAM
6. CINE OLIMPIA, O LA GLORIA DE HACER CINE EN PORTUGAL El Cine Olimpia fue inaugurado el 18 de mayo de 1912 en la calle de Rua de Passos Manuel en la ciudad de Porto. Mandado a construir por Henrique Ferreira Alegria, fue un proyecto del reconocido arquitecto João Queiroz, autor detrás del reconocido Café Majestic. Ferreira volvió con una sola idea en mente después de un largo viaje por Brasil: incursionar en la exhibición cinematográfica. La construcción del Cine Olimpia fue su primera iniciativa en esta odisea, a la que le prosiguió la fundación de una compañía productora, Invicta Film Limitada, en sociedad con Alfredo de Mattos. La inauguración del Cine Olimpia causó furor entre los habitantes de la ciudad, quienes quedaron deslumbrados por sus lujosos acabados y su espectacular fachada. El diario O Primeiro de Janeiro realizó un artículo sobre este monumental recinto donde destacaba la armonía de los detalles, su arquitectura moderna y el impresionante número de lámparas eléctricas que tenía. El Cine Olimpia, que contaba con capacidad para 600 espectadores, se encontraba a dos pasos del Salón Jardín Passos Manuel y a unos metros del popular Coliseo, lo que convirtió a la Rua de Passos Manuel en una avenida neurálgica para la ciudad gracias a sus diversos espacios de esparcimiento, como cafés, boutiques y salas de espectáculo. La historia del Cine Olimpia estuvo marcada por una programación de carácter popular, que en sus últimos años gloriosos —a diferencia de cines como el Trinidad y Batalla— tuvo un acercamiento al cine de autor. Fue hasta la década de los setenta cuando el Cine Olimpia entró en decadencia. Después de tener en su pantalla filmes de serie B, terminó por convertirse en un cine con programación pornográfica, lo que sucedió con muchas otras salas del país. A principios de los noventa, lo que alguna vez fue el
4. RECOMENDACIONES de Gustavo Beck Visitas o memorias y confesiones. Manoel de Oliveira. Portugal, 1982, 68’ Función inaugural + Miércoles 24 de febrero. 19:30 hrs. Sala Miguel Covarrubias. Bella y perdida Pietro Marcello. Italia, 2015, 87’ Competencia Internacional + Lunes 29 de febrero. 13:15 hrs. Sala Miguel Covarrubias + Martes 1 de marzo. 13:00 hrs. Sala Julio Bracho. DIARIO FICUNAM es una publicación gratuita del Festival Internacional de Cine Unam. Editores en jefe: Alejandra Acosta Chávez y Pedro Emilio Segura Bernal. Diseño
gráfico: Alejandra Acosta y Pedro Segura. Corrección de estilo: Paola Jalili. Traducción: Mario Chanona y Pedro Segura. Idea original: Alejandra Acosta y Pedro Segura. Colaboradores: Eva Sangiorgi, Roger Koza, Alejandra Acosta, Nicolás Pereda, Pedro Segura y Gustavo Beck. Agradecimientos: Eva Sangiorgi, Hong Sang Soo, Gabino Rodríguez, cine portugués y Manoel de Oliveira. La imagen del póster es un fotograma de Visitas o memorias y confesiones. Manoel de Oliveira. Portugal, 1982. Las publi-
caciones aquí presentadas son propiedad y de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan ni están vínculadas a la Universidad Nacional Autónoma de México. Se prohibe su reproducción total o parcial. Certificados de licitud y contenido en trámite. ¡Goya! ¡Goya! ¡Cachún cachún ra ra, cachún cachún ra ra! ¡Goya! ¡Universidad!
Cine Olimpia terminó por convertirse en un bingo que, posterior a los problemas legales que tuvieron todos los establecimientos de este tipo en Portugal, el espacio cerró sus puertas sin ninguna perspectiva de futuro. Fue hasta 2010 que tres socios, que prefieren permanecer en el anonimato, invirtieron 500 mil euros para rescatar el recinto. La restauración, que comenzó en el otoño de 2013, llegó a su fin el 22 de enero de 2014, dando así por inaugurado el moderno Club Olimpia, un centro nocturno de carácter premium, caracterizado por su exclusividad, esto gracias, principalmente, a su renombrado espacio Olimpia Prive, una área restringida para clientes especiales. La transformación del edificio significó el renacimiento de un ícono de la ciudad. El proyecto, concebido por el arquitecto José Carlos Núnes de Oliveira, del despacho Noarq, rescató la fachada original, que hoy en día es considerada por los socios como su principal arma de branding, mientras que el interior fue reconstruido por completo, para crear un espacio cómodo y contemporáneo inspirado en el mundo de las antiguas salas de cine. Luces led en las paredes, cuadrados colgantes que asemejan pantallas donde se proyectan diversas imágenes y cortinas rojas gigantes —como las que antes cubrían las pantallas— son algunos de los detalles de este tributo a las viejas y ya extintas salas de cine. El Olimpia Club cuenta con la más alta tecnología multimedia en sonido e imagen y, junto a su vecino el Coliseo, otro antiguo cine devenido en centro nocturno, representa un nuevo camino para la Rua de Passos Manuel, calle que hoy en día ya es considerada por los habitantes de la ciudad como el nuevo hot spot de lujo del país. FICUNAM