Trebol de cuentos y relatos / Diario Plaza Juárez

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DIARIO

$ 5.00 PESOS SÁBADO 08 DE ABRIL DE 2017 PACHUCA DE SOTO, HIDALGO. MÉXICO

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Diario Plaza Juárez

PLAZA JUAREZ www.plazajuarez.mx • AÑO 12 • No. 4399

LA HISTORIA DE CADA DÍA...

EDICIÓN ESPECIAL

Trébol de Cuentos Y Relatos A D I V DE

OS e z C a b r e r a Z A D PE a r P é r Osc

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Sábado 08 de abril de 2017

Trébol de Cuentos y Relatos

PLAZA JUAREZ Javier Peralta Sánchez Director Gerente General Martín Peralta Sánchez Subdirector Editorial Adalberto Peralta Sánchez Subdirector de Operaciones Socorro Rosales Cervantes Jefatura de Administración Vianey Tolentino Sánchez

Coordinadora de Diseño Juan Carlos Pinacho Jefe de Publicidad

Oscar Raúl Pérez Cabrera Jefe de Información Luis Antonio Monroy Coordinador de Deportes Néstor Ramírez Castro Jefe de Producción Pablo Vargas González Coordinador de la Unidad de Estudios de Opinión Pública “PLAZA JUÁREZ , La Historia de Cada Día”, publicación diaria*08 de abril de 2017*. Año 12 Número 4399* Editor Responsable Javier Peralta Sánchez *Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor 04-2004-062613013200-101*Número de Certificado de Licitud de Contenido Número 11644 *Número de Certificado de Licitud de Título Número 14071.Otorgado por la comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación*Publicado y Distribuido por Comunicación Colectiva de Hidalgo S.A. de C.V. *Domicilio de la Publicación: Calle Diamante 400 Fraccionamiento Colosio I. Pachuca, Hidalgo 42088*Teléfono 71 702 80 . Distribución Adalberto Peralta Rosales *Impreso por Comunicación colectiva de Hidalgo S.A. de C.V. ,calle Diamante 400 Fraccionamiento Colosio I. Pachuca, Hidalgo 42088* Precio $5.00* Circulación Certificada por Inmark, Informática y Marketing S.A. Con registro número 15/15/0408.Registrado ante la Secretaría de Gobernación con folio número 005-124 *Servicios informativos y de fotografía: Agencia EL UNIVERSAL y JAM MEDIA. *Dirección de Internet: http// www.plazajuarez.mx Prohibida su reproducción parcial o total.

La narración en Plaza Juárez

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esde hace poco más de dos años, los reporteros de Diario Plaza Juárez, publican los domingos narraciones, cuentos, crónicas; con lo que rescatamos sin duda, vertientes literarias tan importantes como la información misma. Al frente ha estado nuestro Jefe de Información, Oscar Pérez, quien ha marcado la pauta con sus trabajos de por demás interesantes. Y también desde hace dos años, participan los reporteros de Plaza Juárez en el festival cultural de Tulancingo, con la palabra hablada; porque es bien sabido que lo que se escribe adquiere tonalidad, otro verso, cuando se platica y el oído recoge los matices del hablante. Por ello, hoy ofrecemos este suplemento a quienes nos leen, a quienes nos escuchan, para que se deleiten con los juegos de la mente y el espíritu, a través de nuestros narradores, que nos llevan a otros mundos, quienes recrean un universo aparte, pero real. Porque la literatura no es espejo ni copia de la realidad, sino que sintetiza, absorbe y crea y recrea y convierte las palabras en lago transparente, en bosque aromático, en seres sufrientes y misteriosos hechos a base de letras duras y blandas. Sea pues, ésta la bienvenida a nuestros lectores, para que hagan un alto en el camino y se sienten a la sombra de una palmera, en un oasis circunscrito por edificios y carros; y lean a gusto un pedazo de imaginación, tal como si fuera un vaso exquisito de agua fresca. Martín Peralta Director Editorial Diario Plaza Juárez

Trébol de Cuentos y Relatos

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rébol de Cuentos y Relatos es una edición-complemento especial del Diario Plaza Juárez, mediante la cual tres de nuestros colaboradores comparten a través de sus textos, historias que emergen del mar de la sociedad, de lo sueños y de las vivencias propias para quedar esculpidas en el papel que se convierte en la Historia de cada Día. La edición está conformada por textos que se han publicado dominicalmente en el Diario Plaza Juárez en las secciones: Pedazos de Vida, Historias de Vida y Andanzas, de Oscar Raúl Pérez Cabrera, Ana Luisa Vega Hernández y Eduardo Barrón Garza, respectivamente. ¡Atención! No ignore esta advertencia

Usted está a punto de adentrarse al mundo de tres personas que escriben, narran y son testigos de la locura, de lo sombrío de la vida, de la muerte. Pero también de aquellos momentos que se convierten en memorables no sólo para quienes los vivieron sino para todos aquellos que los leen. Entrar a la cabeza de tres personas que se han adentrado a la cabeza de muchas más, es un laberinto que comienza en un trébol y se extiende por toda la llanura de Historias de Vida, Andanzas y Pedazos de Vida, que los autores han recopilado en su andar entre las lianas de las letras en la jungla de la existencia. Algunas completamente verídicas, otras son historias combinadas con el poder de la fantasía en una narración amena, y las últimas completamente sacadas de la imaginación, son las tres hojas que conforman este trébol de aventuras. ¿Podría usted adivinar cuáles son cuáles? No es un reto, es una invitación a disfrutar de este complemento que se entrega hasta sus manos en marco del 17° Festival de Arte y Cultura Equinoccio, en espera de que sea de su interés y pueda compartirlo con quienes desee.


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Trébol de Cuentos y Relatos

RELATOS DE VIDA

PEDAZOS DE VIDA

ANA LUISA VEGA

OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

Espejo líquido

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s muy divertido!- gritaba una pequeña niña, mientras brincaba vigorosamente en un espejo líquido, que a pesar de estar conformado de agua sucia, reflejaba escrupulosamente a peatones y automóviles que circulaban, y fotografiaba bellamente las nubes después de haber soltado su llanto contenido por kilómetros. La mujercita, que tan solo vestía un suéter gris cubierto con un rompe vientos amarillo, pantalón de mezclilla azul fuerte, calcetas

blancas y zapatos negros, chapoteaba y chapoteaba; en tanto su madre discernía en perpetuar la felicidad o regresar al hogar para darle un buen baño, y comenzar a lavar las calcetas que para ese momento ya eran grises. Sin embargo el avance victorioso de nubes negras con presumibles intenciones de desatar una tormenta, contribuyó a la decisión de la madre, que pidió en repetidas ocasiones a su hija abandonar el lugar, al cabo de 10 minutos más, avanzaron hacia su hogar que se encontraba solo a un par de cuadras de distancia,

Semana Santa con la firme promesa de regresar al siguiente día. La caída de agua se mantuvo durante tres días, y el regreso al mágico espejo líquido tuvo que esperar, mientras la pequeña observaba desde su ventana los ríos que arrastraban basura y piedras; para finalmente solo dejar charcos de agua sucia y con desechos sólidos que frustraron una nueva aventura acuática.

Y todo por ir rápido

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o había tenido tiempo, sentía la presión de no haber ido, siempre en su familia se había hecho, pero aquella tarde no tenía la frente manchada de ceniza, era miércoles y la tradición católica se encarga de recordar que “de polvo eres y en polvo te convertirás”. Ya pasaban de las siete, quizá si se daba prisa, aunque no llegara a misa, alcanzaría la imposición de ceniza. Así que corrió y al llegar la iglesia de su comunidad estaba cerrada, no lo podía creer, había un letrero con los horarios, y hoy la última ceremonia fue a las cinco. Así decidió fumarse un cigarrillo, y ahí frente a la iglesia, después de pensarlo mucho, en tanto se consumía el tabaco, de un solo empujón, estrelló su cigarro contra su frente “de polvo eres y en polvo te convertirás”, dijo y sintió como se arde en las llamas del infierno cuando se apaga un cigarro con la frente. JUEVES SANTO

EDUARDO BARRÓN GARZA

detuvo por rebasar el límite de velocidad. Noé iba al volante, Ezequiel atrás y yo de copiloto. Como eran casi las tres de la mañana y acabamos de salir del antro, los oficiales nos marcaron el alto y obligaron a bajarnos. Con tal de que no se llevaran el coche al corralón (y a Noé a la barandilla), tuvimos que caernos con un billete, un iPod y un cargador para iPhone. Y todo por ir rápido. A los 10 años, mi tío me regaló sus patines morados con agujetas negras. Eran increíbles porque las llantas se deslizaban con bastante suavidad y eso provocaba que alcanzaras mayor velocidad en unos cuantos segundos. Pese a que no eran de mi número, me los ponía, los amarraba muy bien a mi pequeño pie y salía a patinar. Imaginaba que era participante de unos Juegos Olímpicos, me encarreraba y deslizaba los patines a toda velocidad sobre el pavimento... hasta que ¡pum! la medalla del primer lugar se desvanecía entre mis manos cuando las llantas se

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MIÉRCOLES DE CENIZA

ANDANZAS

l miedo es una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Conozco a gente que le tiene miedo a muchas cosas. Mi mejor amiga, por ejemplo, le teme a las arañas; mi prima, tiene terror por los payasos; a mi vecino le da miedo la muerte, pero más aún le aterra que alguno de sus hijos muera antes que él. Yo le tengo miedo a la velocidad. Identifico en segundos como mi cuerpo reacciona nervioso ante una situación que involucre kilómetros por hora; las manos me sudan y mi corazón comienza a palpitar rápido, luego mi boca se seca como a los crudos después de una noche de fiesta, y por si fuera poco, en mi cabeza empiezan a reflejarse imágenes que la mayoría de las veces están relacionadas con el pasado. A los 20 años, una patrulla nos

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atoraban con las piedras tiradas, salía disparado y terminaba en el piso con las rodillas sangrando y un moretón en la frente. Y todo por ir rápido. A los cuatro años, me llevaron a un hospital en una ambulancia; estaba inconsciente y con una herida grave en la cabeza que me imagino, no dejaba de salpicar sangre. Me internaron de emergencia y cuando desperté, mi familia pasaba de uno en uno a visitarme a aquel cuarto de hospital donde me tenían conectado a un suero, con la cabeza llena de puntos y vendada. Horas antes, la velocidad en la que viajaba el chofer de un camión provocó que perdiera el control del volante y chocara contra el auto en el que mi madre y yo viajábamos. El impacto fue tal que mi mamá quedó prensada entre los fierros retorcidos, perdió el conocimiento y desafortunadamente, cuando los paramédicos llegaron, ya no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Y todo esto, por ir rápido.

Pues ni que decir, los tenis eran de plástico, y por mucho que había hecho, no más no se había podido ocultar, la ceremonia fue corta, pero el olor intenso. La representación tenía que continuar, así que el Jesucristo del pueblo se acercó con la jarra de plástico pintada de dorado con aerosol, y fue lavando los pies de cada uno de los discípulos. Pero al llegar con Pedro, por mucho que intentó, y ante la presión del papel interpretado, vomitó justo en sus pies, “¡pinche Carlos, te dijimos que te lavaras las patas!”, gritó el Jesucristo ante el asombro de la gente que había ido a ver el lavatorio de pies. VIERNES SANTO

Le había tocado el papel de soldado romano, y se había tundido al Jesucristo desde el inicio, conforme caminaban hacia el Gólgota del pueblo, el soldado le pegaba con más fuerza, y el Jesucristo nada más le decía casi en susurros “bájale un poquito carnal”, y el soldado pensaba “que bájale poquito, ni que la chingada”. La espalda del Jesús de Nazaret quedó destrozada, el soldado con toda la maña del mundo había mojado la pajuela del látigo, con todo el odio le había pegado en pleno Viernes Santo, le había pegado al Jesús que se había quedado con la que bien pudo ser su vieja, pero a la que nunca se atrevió a confesarle su amor. DOMINGO DE RESURRECCIÓN

La entrada de la gloria, despertar en un abrir y cerrar de ojos, volver a la vida, así se sintió esa mañana, esa mañana en la que en minutos antes sentía que se moría de verdad. Era Domingo de Resurrección, aunque para este hereje, fuera el pretexto idóneo para curarse la cruda que traía, con una cerveza bien fría.


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Trébol de Cuentos y Relatos ANDANZAS EDUARDO BARRÓN GARZA

Condena

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RELATOS DE VIDA ANA LUISA VEGA

Cajuelazo

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ué bueno que los linchen, es lo que necesitan esa bola de delincuentes”vociferó un conductor de taxi, de manera casi inmediata, luego de escuchar en el radio que un presunto ladrón fue colgado en la plaza pública de una comunidad perteneciente a Tulancingo, por vecinos que lo encontraron con las manos en la masa. El usuario del servicio de transporte particular, que viaja en la parte trasera, abona al comentario - Estoy en contra de la violencia, pero es una respuesta al cansancio de la gente que ya no quiere vivir con miedo. Seguido a la opinión, el taxista relata que una semana anterior, fue víctima de un robo a plena luz de día, un par de jóvenes le hicieron la parada solicitando un servicio, minutos después lo encañonaron y lo hicieron bajar de la unidad para encerrarlo en la cajuela del automóvil. -Encajuelado unos minutos, muchas imágenes pasaron por mi mente, mi hija está embarazada, tengo muchos nietos…calló por un instante- pero tengo 20 años trabajando y conozco estos autos, así como sus trucos; boté el seguro de la cajuela y me aventé hacia la carretera – contó. Mientras enseñaba al pasajero los moretones en su mano derecha y aseguraba la existencia de raspones en sus piernas, producto de la caída, continuó su relato – en cuanto se dieron cuenta que la cajuela estaba levantada, regresaron para perseguirme, me corretearon entre las milpas hasta que me alcanzaron, me amarraron las manos y me volvieron a meter en la cajuela, mientras

uno preguntaba ¿cómo le hizo este viejo para salirse? Prosiguió, mostrando cansancio en su voz, tal vez al recordar la persecución, el miedo o la impotencia que en esos momentos prevalecían – La unidad estuvo en movimiento como una hora, cuando al fin se detuvo, abrieron la cajuela, buscaron entre mis bolsillos y me quitaron la cartera, haciendo una advertencia – No se te ocurra meter una demanda, tenemos tu licencia, y podemos desquitarnos con tu familia – y dieron el cajuelazo. Con una mirada enardecida que se dejaba ver por el espejo retrovisor dijo – esperé 15 minutos, abrí la cajuela, como pude salí, estaba desorientado pero comencé a mirar a todos lados y encontré el nombre de las calles a mi alrededor, me encontraba a tan solo unas cuadras de mi casa. Continuó – caminé todavía perdido por lo que había pasado, llegué con mi esposa y le pedí que avisara al dueño del taxi. Días después me enteré que otro compañero también había sido víctima de robo en la misma zona, supongo que deben ser de la colonia. Estaba a punto de llegar a su destino, cuando finalmente replicó – en 20 años trabajando nunca me habían asaltado, y no sabe el miedo de la situación por todo lo que piensas en el momento, así como la impotencia porque no puedes hacer nada, se creen muy machos con su arma, pero si yo hubiera tenido otros medios se hubieran dado cuenta de lo que era capaz, por eso estoy de acuerdo en que todos estos malvivientes sean linchados – terminó su relato, en tanto daba el cambio al usuario del taxi.

erré los ojos y lo único que escuchaba era la máquina rapando mi cabeza, podía sentir como el cabello caía, era un mechón tras otro, la tortura duró cerca de cinco minutos y me dejaron pelona. De hecho mi cabello no había estado tan corto desde los 12 años. Tenía mucho miedo. Las primeras semanas las pasé aislada, supuestamente por mi seguridad; la incertidumbre es muy cabrona, escuché cosas, imaginé otras, y me creí los rumores. Lloré día y noche, traté de asimilarlo pero resultaba imposible. Creo que pasé cuatro semanas en aislamiento, después me avisaron que me trasladarían con la población. Mientras caminaba por los pasillos hacia la celda que me asignaron, uno de los guardias me dijo al oído que si quería mantenerme viva, o vivo, o lo que fuera, tenía que pagarlo con dinero o con favores sexuales, esa ya era mi elección. Luego me metió a un cuarto ridículamente pequeño donde dormían siete hombres, y ahora yo. Mi estancia fue un infierno, tardé en acostumbrarme a responder con mi nombre de nacimiento. Ahí nunca fui Claudia y no perdieron oportunidad para recordármelo, humillarme, golpearme y abusar de mí en repetidas ocasiones. Allá adentro todo está controlado, es una mafia; drogas, armas, celulares, medicamentos, más drogas, sexo; el precio es caro y hay que pagarlo si tu

condena rebasa los dos, tres, cinco, 10 años. La realidad es que el tiempo pasa muy lento. Me detuvieron la noche de un viernes, era primero de marzo, salí de un bar y decidí caminar a casa. Justo cuando intenté cruzar la calle, una patrulla se acercó, los policías me dijeron que ahí “no podía hacer eso”. Me quedé fría, me pidieron lana para soltarme pero no les di, si acaso tenía 50 pesos en la bolsa. Entonces me acusaron de puta y me subieron a la patrulla; luego me llevaron a la barandilla y según su reporte, también “cargaba” algunos gramos de cocaína, según para vender; cuando me ingresaron al penal de Barrientos, también había “pruebas” de que me dedicaba al narcomenudeo. Me dieron ocho años de condena y no me quedó de otra más que ceder para mantenerme protegida, para no entorpecer mi tratamiento hormonal, pero sobre todo, me tuve que vender y convertirme en una verdadera puta para vivir allá adentro. Es decir, sobrevivir. Por tres años estuve recluida. Mi caso lo reabrieron por un cambio que hubo hace poco, no sé, algo de leyes donde se analizaron las pruebas y determinaron que jamás cometí delito alguno. Que aquella noche no me prostituía, sólo iba camino a casa e intentaba cruzar una calle donde me interceptaron por ir sola, por ser una mujer trans y porque aquí todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario.


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PEDAZOS DE VIDA

ANDANZAS

OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

EDUARDO BARRÓN GARZA

Cigarrillos

Sólo en México

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o importa si ella nunca ha fumado, todos la verán así, y así la dibujarán, así la describirán y sobre todo así la recordarán en una esquina, retrancada de la pared o de un poste, con micro ropa, cruzada de piernas, con un chicle en la boca y con el cigarro en la mano. Fume o no, esa será la imagen que se clavará en el imaginario colectivo de toda una generación. II Cuando camino en plena soledad, me hago acompañar a momentos de mi propia muerte, imagino como será mi funeral, quiénes asistirán y las cosas que dirán, no importará cuánto mal haya hecho siempre dirán que fui bueno, tampoco importará la edad que tenga siempre dirán: “¡Ah! ¡Qué joven era!”. Cuando camino enciendo un cigarrillo y me hago acompañar de una silueta de humo, como si junto a mi llevara a un fantasma que requiere de mi aliento para seguir a mi lado, y entonces comienzo a platicarme, a veces la historia es trágica, otras en cambio, me divierte la ocurrencia que me cuento mientras fumo. Cuando fumo lo hago caminando, así el humo no se atora en mis ojos ni me hace llorar, porque al final de cuentas sé que me estoy matando para dejar atrás a la soledad. III El cigarro se consume, queda completamente reducido a ceniza sin perder su larga y ovalada forma, la colilla contiene al fuego y lo extingue. A un lado está el hombre que borracho se quedó dormido, el mismo que al

encender su cigarro lo dejó en el olvido, en aquel olvido en el que lo dejó la mujer que sepultó hace unos días. El cigarro es ceniza y el cuerpo de su madre también. IV Satisfecho Después de un taco, un buen tabaco. Hedonista Fuma, jode y bebe que la vida es breve. Resignación Fumando estoy, y fumando me voy. Caminero Un pitillo para el buen camino. Soledad Cigarro, cigarrito, dile a Dios que estoy solito. Instructivo Se enrolla el tabaco en papel, se enciende, se fuma un rato y se acaba el gato. El médico Los pulmones se enferman y uno muere. El filósofo De qué sirve tener cigarros si no hay con que prenderlos. El popular Qué mejor que un cigarrillo, a la hora de cagar, queda el culo agradecido y la mierda en su lugar…

RELATOS DE VIDA ANA LUISA VEGA

La golpiza

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legó muy arregladita a la celebración, todos los asistentes, sin distingo de edad; bebés, niños, jóvenes, adultos y también adultos mayores, volteaban a

verla, seguían su paso con la mirada, mientras observaban cada uno de los detalles que incluía su vestimenta. Era alta, con el peso perfecto, cabellera larga y con apariencia de fragilidad, tez

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E

n estos tiempos vivir en México es estar entre el cielo y el infierno. Sólo aquí sabemos el verdadero significado de la alegría, de la fiesta y del color; pero también conocemos el dolor, la tragedia constante y la desesperanza. Es difícil creer que sólo en México encuentras tenis colgando de los cables de luz. ¿Cómo llegan ahí y quién dedica su tiempo para aventarlos? No lo sé, pero hay muchos. Si miras para abajo también encuentras hojas pegadas en los postes, tienen rostros de personas que están extraviadas. ¿Quién las pega ahí? No lo sé, pero las hay y muchas. Sólo en México la policía te perdona una infracción por una “sor juana”; si te pasaste un alto, no llevabas el cinturón puesto, o ibas borracho, la mayoría de las veces la libras porque la libras. Y como no, si sólo en México tenemos el tequila y el mariachi. La combinación perfecta para la fiesta, la celebración, para echarnos esos gritos que sólo aquí sabemos hacer con esas canciones que nos identifican. Sólo aquí tuvimos a un Juan Gabriel. Y hablando de personalidades, sólo en México tenemos un presidente que se casa con una “gaviota”, vive cómodamente en una Casa Blanca y felicita a cada uno de sus seis hijos a través de Facebook cada que cumplen años. Hijos que nos llaman “prole” por no tener un sueldo suficiente para vestir en Prada o Dolce & Gabbana cada 15 de septiembre. Sólo en este país se acusa a tres mujeres indígenas de secuestrar a agentes de la AFI

con un color parecido al piñón, cejas y pestañas perfectamente marcadas en negro azabache, labios completamente rojos; lucía un vestido corte princesa, entallado y con un largo hasta los tobillos, en un tono rosa mexicano, que centelleaba luz, sin embargo, no caía en lo vulgar o grotesco. Las miradas seguían sobre esta figura, que se perdió en una de las habitaciones, para esperar el momento indicado para su presentación, para salir y deleitar al público, ese era su motivo principal, pero también su fin. Después de una hora escondida, su turno había llegado.

y se siembran pruebas para mantenerlas en prisión durante varios años. Pero en México también sabemos aceptar nuestros errores, tarde pero lo hacemos. En este país, 11 años después la PGR pide una disculpa pública y reconoce que estas mujeres son inocentes. Otra de las ventajas de estar aquí es que tenemos una gastronomía maravillosa. Por fortuna hay taquerías en cada esquina y esto es un deleite para uno que es verdaderamente mexicano. En este hermoso lugar, la cárcel la pisa quien roba comida para llevarse algo a la panza, y no quien desvía millones de pesos y sigue prófugo de la justicia. Y es que es difícil mantenerse bien informado en México, dónde en la televisión se transmite un minuto a minuto de un avionazo donde murió una cantante de banda y se ignoran las marchas por el recuerdo de estudiantes asesinados o desaparecidos. La única verdad histórica es que seguimos sin saber qué sucedió realmente con los 43. Así se vive en México, en una guerra de poderes entre sangre, muertos y drogas. Entre el cielo y el infierno. Y por todo esto, sólo en este país la bandera se desgarra ante los ojos de todos los mexicanos un 24 de febrero del 2017.

Pasaron una cuerda por una argolla que mostraba en la parte superior de su cabeza; las dos puntas de la soga fueron atadas a un par de postes para que quedara suspendida, en otra vida bien pudo ser trapecista, y después de tambalearla, comenzaron a golpearla salvajemente con un bate de béisbol, pero no se quejaba, por el contrario lanzaba magia endulzada, hasta que el último golpe la partió en dos. Sus últimos recuerdos y sonidos fueron ¡Dale, dale, dale! ¡No pierdas el tino! Y ahora descansa en un contenedor de basura, después haber cumplido su propósito.


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Trébol de Cuentos y Relatos

PEDAZOS DE VIDA

ANDANZAS EDUARDO BARRÓN GARZA

FOTO: INSTAGRAM @YOLANDEANDO_

YOLANDA

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n el espejo se refleja la imagen de una mujer que busca la “belleza”, de esta forma encuentra la autenticidad, causar sensaciones en los espectadores, impactar, desagradar, robar una sonrisa, divertirse. Como todos los seres humanos busca el amor, y mientras se mira al espejo, imagina a su amante perfecto, a ese que le guste bailar ridículo y que sepa abrir caguamas con lo que tenga en la mano. Toma un lápiz color negro y delinea sus ojos delicadamente, sólo para no picarse uno, qué más da si se sale del contorno. Sobre el tocador en donde está el maquillaje, la sombra, el rubor y el rimel, hay un cenicero en donde un cigarro está por consumirse. De lado izquierdo se encuentra un labial rojo intenso, la finalidad es que la boca se vea grande, como si un cirujano plástico le hubiera inyectado una dosis triple de botox. El cabello ya está en su lugar; hoy decidió ser rubia, mañana tal vez tenga extensiones color negro, y pasado, cabello verde. Por fortuna, las medias aún no están rotas; el brasier con estampado de animal print está en su sitio y con un “poquito” de relleno; el tacón, muy alto; las pestañas gruesas, grandes, negras, como de caricatura. El vestido escotado está puesto, son casi las 11. ¡It’s showtime! La calle República de Cuba, en el centro de la CDMX, se ha convertido en la favorita de muchos jóvenes (y no tan jóvenes) para salir de antro, gastarse las quincenas,

desvelarse y emborracharse. Dentro y fuera de los bares encuentras a una gran variedad de gente: el vaquero que con bota y sombrero entra al “Oasis”, la godínez, que apenas terminó de la chamba y se fue a tomar un trago; el casado, que contactó una cita por Internet y espera nervioso su ligue; la rubia que se robó la mirada de los que pasaban porque ¡oh sorpresa, es hombre!; o el moderno, con un short, calceta color blanco, tenis grises y una playera de tirantes, a punto de entrar al “Marrakech”. Justo en frente, en el número 21 de la República de Cuba se ubica “La Purísima”, un bar con estética kitsch que te recibe con la leyenda “Pare de sufrir”; está adornado con peluche, candelabros, espejos, imágenes de vírgenes, cruces plateadas que cuelgan del techo, rayos láser y hasta un famosísimo tubo para bailar. El lugar siempre está a reventar y hoy no es la excepción, aquí todos vienen a tomar porque la cerveza es barata, “ligas porque ligas” y además, esta noche, Yolanda hará un performance. “5,5,5,6,7,8 hola, hola, estamos aquí frescas y locochonas, fíjate si estamos eh, tomando con tomanda y bailando con bailanda”; dice Yolanda con su acento español mientras se sube a la barra de “La Puri”, al tiempo en que capta la atención de los presentes. El show apenas comienza y Yolanda, con su cabello rubio, sus tacones altos y sus explosivos labios, comienza a bailar sin pudor. Se mueve, hace lip sync, fluye al ritmo de la música,

VIVO EL AMOR DESDE MI TRINCHERA, ME PONGO PELUCA Y BILÉ Y DESDE AHÍ ME PREGUNTO: ¿QUIÉN SE ENAMORA DE UN HOMBRE CON PELUCA? Y LAS RESPUESTAS HAN SIDO MILES DE DISCURSOS TONTOS, DIGNOS DE UNA PERSONA AUTOCOMPASIVA, ACOMPAÑADO DE AMANTES DE CORTO PLAZO Y GENTE QUE LE TEME A LA DIFERENCIA Y A LA DISIDENCIA SEXUAL. GENTE QUE ME PREGUNTA ¿POR QUÉ NO ERES NORMAL?, ¿POR QUÉ NO TE VISTES NORMAL?, ¿POR QUÉ NO TIENES UN TRABAJO NORMAL?, A LO CUAL ME HE ACOSTUMBRADO A CONTESTAR: LO NORMAL ES SER DIFERENTES, NADIE ES IGUAL A NADIE.” YOLANDA.

sonríe y se sube el vestido. Mientras algunos espectadores ríen, aplauden y gritan con la desinhibida actitud de la mujer, otros, tal vez por verla por primera vez, están quietos con una expresión de incertidumbre. La música parece subir de intensidad y Yolanda ya está con una mano en el tubo, la otra sostiene una cerveza, se agacha, hace gestos, da un sorbo, gira, grita, abre las piernas y se tira al suelo. Provoca aplausos, risas, gritos y uno que otro gesto de desapruebo. Y así cada noche mientras el DJ mantiene a todos en una montaña rusa musical con canciones que van desde Selena, La Factoría, OV7 y Molotov. La gente suda, la temperatura sube, el alcohol corre y corre y corre. La fiesta sigue. En casa cuando la noche larga ha terminado, Yolanda se sienta frente al espejo, toma un poco de crema y con una toallita retira el delineador y la sombra de los ojos. Retira el labial, se quita la peluca y la guarda con el resto. El relleno, el brasier, la media desgarrada y el vestido quedaron en el piso. Las pestañas en la basura. Yolanda termina de desmaquillarse, da un último vistazo al espejo y no se reconoce. Por la cerveza, su cuerpo reacciona una vez más y va directo al baño, se para frente al inodoro y está lista para orinar de pie, como lo hacen los varones.

OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

¡Maldito Vicio!

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ero se te dice que todos los excesos son malos, que todos los placeres se pueden convertir en vicios y que todos los vicios terminarán corrompiendo tu esencia. Pero nada de eso te basta para que continúes con tu estúpida actitud autodestructiva, con el alcohol, con las drogas, con el sexo, con la comida, con todo lo que en un momento dado puede parecerte placentero. Entonces ¿qué haces? Te tiras un rato y luego te levantas para comenzar a cuidarte. La vanidad quizá el arma más poderosa, pero aun así, a momentos pareces desistir y te fumas un cigarro, te tomas la cerveza, el vino y todo lo que contenga alcohol bebible, afortunadamente no has llegado a pedir alcohol a la farmacia. Y todo en la estupidez, en el momento de intentar ser feliz, sin embargo de los vicios con ninguno pudiste experimentar con tan terrible final, como con los besos de ella, con las caricias de ella, con las palabras de ella, con todas y cada una de las acciones que contigo tenía. Dejaste el alcohol, para que no te viera borracho, dejaste el cigarro para que cuando te besara no le supieras a nicotina, la felicidad estaba ahí, estabas pleno, lo único que necesitabas

era estar lleno. Al igual que un vicio, y “estando lleno”, el amor no dura para siempre, porque siempre termina matándote mientras tú te entregas sin resistencia, al contrario con el ánimo de querer más, de ser insaciable. Y ahí estaba ella, la misma que te advirtió que no era para siempre, porque como cualquier otro vicio, ella tenía un costo, que pagaste hasta donde pudiste, que bebiste hasta donde alcanzó el dinero y hoy en la cúspide de tu miseria, sigues esperando que regrese, como si pudieras reconstruir los cigarros fumados o regresar el alcohol que bebiste a su botella. Miras y ella no está, ella se ha ido de tu vida, mientras tú te consumes como el último cigarro de la caja. Solo entre el fuego que ella dejó en ti, solo entre cenizas de lo que algún día quisiste ser y sobre una caja que bien pudo ser un cenicero o una botella, porque al final de cuentas, ahí estás, rodeado de cuatro cirios, con un recuento de placeres que te llevaron de la mano hasta donde nunca imaginaste. Y si acaso logras ver tu cuerpo, al igual que yo, no sabrías si reír o sentir pena, ya que decías estar vivo, tu cuerpo decía estarlo, pero tú, con su ausencia ya habías muerto, ya te había cargado, desde hace tiempo, entre mis brazos…


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Trébol de Cuentos y Relatos

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PEDAZOS DE VIDA OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

La granja I

¡D El marranito

iputado! Gritó aquella voz, y el representante de uno de los pueblos de allá, en dónde se promete y jamás se cumple, de aquellos lugares donde no sube jamás, tuvo un brillo peculiar en sus ojos. Después de años como diputado y de infinidad de eventos en los que, como edecán, acompañaba a los altos funcionarios, jamás nadie lo había nombrado. Nunca había escuchado su nombre en voz de una persona que brincaba entre la ciudadanía con el gran interés de saludarlo. Por lo anterior trató de acercarse, de pegarse un poco más a la valla de contención, para saludar al único fan que había tenido en este período, quizá el último de su vida, ya que el trabajo y el haberse encomendado al santo equivocado no le

permitirían seguir en el escenario político de ese estado. De esta forma, el diputado, en lo que a muchos pareció un acto de buena voluntad y de humildad para atender el llamado de la ciudadanía, o mejor dicho de aquel habitante, que brincando entre la gente trataba de acercarse, se colocó frente al hombre que agitado y sudado le gritó ¡diputado! ¡¿Cómo ha estado?! El hombre, le estrechó la mano, y dijo -nada más para saludarlo y que me pague el marranito que le fié para el cierre de su campaña ¿Se acuerda?, ya va para tres años y todavía no me lo ha pagado y necesito el dinero, me da mucha pena pero nada más para eso lo vine a ver… El borrego -Coma compadre -Ya comí, compadre. Muchas gracias.

-Canijo, si sólo se ha echado dos taquitos, apoco me va decir usted que ya se llenó. Ande, cómase otro ¡Vieja! Tráigale otra tortilla a mi compadre, que se va comer otro taco. Y con la pena el compadre se echó otro taco. -Oiga compadre, faltaba más, usted ha cuidado de los borregos mejor que yo. Cuando me entero que alguno estuvo

malo ya usted se encargó de curarlo, y hoy hasta la barbacoa estaba hecha. Cómase otro taquito y ahorita le ponemos un taco para que le lleve a la comadre. Así el compadre comía de lo que le invitaban. Sin embargo sentía pena por “el borrego” que era su compadre, que creyendo que le iba a cuidar los borregos le ofrecía taco cuando el primero y la esposa del otro, su comadre, le hacían de borrego los tamales...

La máquina comenzó a registrar movimiento, los latidos del corazón, aunque débiles pero ahí estaban- todo el personal exhaló descargando la angustiosa situación. Iniciaron el procedimiento para estabilizarlo, pero aún desconocían la razón del paro. Horas después, con un estado estable, el doctor visitó a don Urbano, quien precisamente comenzaba a despertar, y al ver al doctor parado a un costado impecablemente blanco esperando su

recuperación pregunto - ¿estoy en el cielo, sí morí? Ante el cuestionamiento Verduzco dibujó una sonrisa en su rostro, para después revirar la pregunta -no está en el cielo, usted no ha muerto, ¿por qué habría de estarlo? - a lo que inmediatamente contestó don Urbano - recuerdo que una jovencita vino a revisarme, salió del cuarto y en la entrada le avisó a una enfermera que ya no tenía solución.

RELATOS DE VIDA ANA LUISA VEGA

Ya no tiene solución

¿Q

ué fue lo que pasó?- preguntaba el médico Verduzco, director del turno vespertino del hospital regional a Elena, jefa de Enfermería, mientras corrían por el pasillo dos hacia el cuarto 34, en donde el señor Urbano, había entrado en paro cardiaco. El ¡beep! de la máquina que registra los signos vitales, fue la que alertó al personal médico del estado en el que había entrado Don Urbano, adulto de 55 años que había ingresado al nosocomio por insolación, luego de estar más de doce horas bajo los rayos del sol arando su tierra, sin protección alguna y no haber ingerido líquidos. Una vez ingresado, inmediatamente fue canalizado y suministraron suero para iniciar el proceso de hidratación, y al cabo de un par de horas, el campesino

presentaba mejorías, por lo que su estado era estable. Elena con agitación y preocupación contestó al doctor - no lo sé doctor, su última revisión fue hace 15 minutos y estaba estable, ese fue el reporte de Juanita, la chica nueva; hasta que la máquina alertó de la falta de signos vitales. ¡Rápido! El desfibrilador, -gritó molesto el galeno, en tanto con la cabeza indicaba a la enfermera preparara al paciente e iniciara la carga del aparato. Después de unos minutos las colocó enérgicamente en el pecho de Don Urbano, en tanto su cuerpo presentaba un sobresalto por la descarga eléctrica; - aún nada, vuelve a cargar- indicó nuevamente, y un nuevo choque eléctrico se descargó directo al corazón- nada, otra vez, carga- anunciaba como si en este intento estuviera toda su esperanza y lo colocó por tercera ocasión en el pecho.


8E

Sábado 08 de abril de 2017

Trébol de Cuentos y Relatos

PEDAZOS DE VIDA

ANDANZAS

OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

EDUARDO BARRÓN GARZA

Cuando se nos van…

CÓCTEL

L -S

Sin dar el beso e fue sin que le diera asté un beso, se le fue viva la paloma mi estimado… -Se fue, ciertamente se fue Epigmenio. Ella se me fue sin que le diera su beso. Pero regresará, ya lo verás… - Pero Aurelio ¿Y si no regresa? ¿Y si el otro no la deja regresar? - Regresará, no lo dudes. Ya verás como una tarde divisaremos cómo camina colina abajo, con su brinquitos de venada, y sus ojitos brillosos como la plata. -Pos yo digo que no regresa, que sus risadas eran de meritito gusto. Yo no la vi que se fuera triste o qué pensará en asté… - Oh ¡que caray! Pues asté compadre ¿quiere que regrese o que no? Dígame para que perdamos la amistad de una vez… - No seas así Aurelio, yo nada más digo que como puede que sí, también puede que no… -Pos regresará, ya lo verás. Y si no regresa, en cuanto pueda recuperarme, iré por ella, y entonces sí le daré su beso y se casará conmigo. -Compadre ¿Y si se muere?

- Pos allá me estará esperando porque con el beso que le voy a dar, conocerá la gloria. -No, compadre. Y si se muere asté… -¡Ah que rejijo! Con compadres como asté, mecay que al cielo le pido paz… Las cabras al monte - “Me lo pidió, yo se lo di, él hizo como que me ayudaba y yo le agradecí, luego como que se podía y luego que ya no. Entonces se lo pedí, pero me dijo que hasta que estuviera listo. Luego ya no se lo pedí, y ahora no lo encuentro. No sé si se lo di y él me lo dio o si ya no se lo di para que él no me lo diera…”. -Mamá ¿Estás bien? Sin decir adiós Agarró el control del televisor y lo aventó contra la pantalla, luego a puro manotazo tiró cada uno de los cuadros que decoraban la sala, y por si fuera poco, se metió a la cocina y terminó de hacer su desastre. Entonces gritó tan feo que jamás había escuchado un grito así, era el dolor convertido en sonido y nada más. Después dirigió sus ojos a los míos y desapareció entre la estufa y la tarja…

18:00 HORAS - ASPIRINA a cocina está adornada con azulejo, del lado derecho de la estufa hay una ventana gigante, pero a pesar del tamaño no se logra observar lo que hay afuera. Mientras tanto una mujer se dispone a preparar la comida del día. Al parecer, en la sala sus dos hijos pelean por el control del xbox, los gritos por la discusión sacan de quicio a su madre. La cabeza le estalla, sentencia un castigo para ambos, ordena que apaguen el televisor y que se retiren a su cuarto. Nadie la escucha. 21:00 HORAS - CLONAZEPAM Corre descalza sobre un largo pasillo donde al final hay una intensa luz que se empeña en deslumbrarla. La expresión en su cara refleja angustia, enojo, celos; la temperatura corporal está elevada y se percibe claramente en el color de su piel que combina con el vestido rojo que lleva puesto. Cuando está a punto de llegar a la luz, el piso se termina y cae precipitadamente hacia un vacío. Un grito que escapa de su boca y la despierta. Está alterada, ya es de día. Se levanta de la cama y con un cepillo limpia de forma obsesiva los pisos hasta que quedan blancos, limpios y brillantes. Se lava las manos y después se dirige al closet para acomodar la ropa por colores. Tarda unos minutos y una vez más, se lava las manos mientras canta la canción que según ella, le dedicó su marido en su noche de bodas.

RELATOS DE VIDA ANA LUISA VEGA

Navidad contigo

U

na Navidad contigo significa levantarse temprano para visitar el mercado en búsqueda de los condimentos, productos y alimentos necesarios para la cena y el

después de la cena. Una Navidad contigo es comer todo el día para corroborar que los platillos quedaron bien; es oler a canela, manzana, tamarindo, guayaba y caña; pero también es reír con tus experiencias

de infancia, ingenio de adolescencia y travesuras de tu madurez. Una Navidad contigo es disfrutar de tu exquisito sazón impregnado en la paella; de tu refinado gusto con el vino tinto y tu adorable compañía complementada

12: 00 HORAS - PROZAC Los ojos ya los tiene hinchados de tanto llorar, están rojos como si tuviera un demonio llamado “celos” adentro. Al mediodía, traga a la fuerza una pastilla de Prozac, que le ayuda a controlar la depresión. Grita desesperadamente con dirección a la ventana. Pareciera que nadie la escucha. Se siente atrapada entre cuatro paredes. Está nerviosa, angustiada, depresiva, lunática. Asegura que por loca su marido la dejó. Pide ayuda, pero desde el exterior sólo la observan como si fuera un león hambriento que se exhibe en el zoológico. 17:00 HORAS - HALOPERIDOL Vestidos de blanco, como si fueran unos ángeles que llegaron a salvarle la vida, entran por la puerta dos jóvenes y apresuradamente la toman a la fuerza. Le agarran los brazos y piernas, intentan esquivar sus movimientos bruscos y la inmovilizan. Un psiquiatra observa a la mujer desde la ventana, está atrapada en las cuatro paredes acolchonadas; con una expresión indiferente, el doctor ordena a los jóvenes que a la mujer se le inyecte un tranquilizante. FICHA CLÍNICA Hospital Psiquiátrico “Mariano Cubí” Nombre: Elizabeth A. Rodríguez Edad: 33 años Estado Civil: Soltera / Hijos: Ninguno Padecimiento: Trastorno psicótico y de personalidad / Trastorno obsesivo compulsivo / Depresión.

de besos y abrazos. Una Navidad contigo rebobina los recuerdos de niños, una mesa especial para los pequeños de la casa; los juegos y baile después del abrazo familiar; una piñata colgada en el patio, rellena de tejocotes y cañas; las galletas de animalitos y dulces de colación en los aguinaldos. Una Navidad contigo es el sueño que tenemos en la casa, es el regalo que pedimos todos; la realidad es cruel y se ensaña más en esta fecha; pero sabemos que en tu lugar especial estarás disfrutando con todos los que te recordamos y se les hace difícil aceptar.


PLAZA JUÁREZ.MX

Trébol de Cuentos y Relatos

ANDANZAS

RELATOS DE VIDA

EDUARDO BARRÓN GARZA

ANA LUISA VEGA

ANTES DEL VIAJE

T

res ataúdes de madera rústica, pintados de negro, blanco y café, adornaban la pequeña oficina donde Blanca se desempeñaba como secretaria. Aquí no había día de descanso, ni horario fijo. Además de dar informes, ordenar los archivos y contestar las llamadas, Blanca se encargada de recibir y atender a las familias que desconsoladas solicitaban servicios funerarios. “Hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos”, decía la secretaria a todo aquel que le cuestionaba si no le daba miedo estar sola en ese lugar, en el que también había una sala de velación, dos baños y una pequeña cafetería. Un martes, la señora Rosa, conocida por hacer unas ricas tortillas de harina, y también por ser una excelente “comunicadora” de lo que acontecía en aquel pueblo de Nuevo León, entró angustiada a la oficina mientras Blanca terminaba de colgar el teléfono. “¿Ya sabe Blanquita, lo que pasó? Encontraron a Teresa la borracha, tirada en la calle. Se nos adelantó, Blanquita, se nos adelantó” repetía la mujer. Todo el pueblo la conocía, y si no la encontraban en la única

cantina que había frente a la plaza principal, la hallaban cotorreando con los jóvenes que se aprovechaban de su estado etílico para tomarle videos y después subirlos al Facebook. Otra veces, se quedaba dormida en las calles y lo único que la acompañaba era una pequeña garrafa de mezcal que conseguía a 30 pesos en la tienda. La familia de Teresa ya estaba acostumbrada a sus desfiguros y no le quedaba de otra más que a resignarse a su alcoholismo. Las malas lenguas decían que su esposo la había dejado porque no podía tener hijos, desde que el hombre la abandonó un año después de contraer matrimonio, ella terminó por tirarse al vicio y de ahí nadie la sacó. La noticia de la muerte de Teresa corrió como reguero de pólvora y para esa noche, ya comenzaba a llegar la gente para despedir a la borrachita. Entre lágrimas, susurros, gritos de dolor, kleenex sucios y tazas de café, los asistentes al funeral contaba lo que había sucedido. “Dicen que andaba echando sus “chingueres” con el Tomás, el hijo de Doña Bertha y Rodolfo el carpintero, pero que después se puso mala copa y se fue, luego ya la encontraron ahí tirada a una cuadras de su casa, pero pues quien sabe...”, comentaban. “Ay la Teresita, estaba joven, ¿cómo pudo pasar? Yo le dije una vez a su mamá que la llevara con los hermanitos, esos, los gringos que andan predicando, a ver si así se le quitaba el vicio”, decían otros. “Me dijo Chuy, el de la comandancia, que se ahogó con su propio vómito, estaba tan ebria que no pudo reaccionar, y yo creo que sí porque cuando pasé por ahí, había una manchota en la calle”, aseguraron unos cuantos. Se hablaba mucho pero lo único cierto es que Teresa había muerto y después de las 12 horas que duró el velorio, sus primos cargaron el ataúd que guardaba el cuerpo de la borracha del pueblo. En la funeraria, Blanca ordenaba los sillones, recogía las tazas sucias de café y se disponía a ordenar los papeles que daban fe de la defunción de la mujer. De pronto se escuchó como corría el agua en el sanitario de mujeres. Alguien le había bajado al baño. Blanca se quedó fría, sin palabras. Abrió la puerta, entró al WC y adentro, no había nadie. O tal vez sí, alguien que después de tanto beber, necesitaba hacer del baño antes de emprender un largo viaje.

9E

La Mirada

H

abía terminado temprano las labores del día, la ropa recién lavada estaba colgada en los tendederos, los trastes completamente lavados, los juguetes recogidos, los pisos limpios, los niños bañados y ya acostados. Dio un recorrido por la casa para verificar que las llaves del gas estuvieran cerradas y no hubiera cables conectados, apagó las televisiones, arropó, persignó y besó a sus pequeños, y satisfecha con haber terminado con las tareas se dispuso a descansar. Pasó un buen rato antes de poder dormir, sus ojos estaban cerrados, pero su mente aún trabajaba pensando en los quehaceres y pendientes del día siguiente, organizando sus tiempos y también el dinero. Dio un par de vueltas más sobre su cama, se levantó para ir al baño, dar un vistazo más al cuarto de los niños para volverlos a cobijar, se puso una sudadera y unos calcetines, y nuevamente se acostó con la esperanza de ya poder dormir. Lo estaba consiguiendo, su mente por fin estaba en blanco, pero instantes después sintió algo o alguien a sus espaldas, era una presencia, alguien la observaba, la adrenalina convertida en miedo le impedía voltear, solo jaló las cobijas hasta lograr

cubrir su cabeza, creyendo que con esta acción dejaría de pensar en la sensación. No obstante la impresión de ser observada no desapareció; en eso recordó haber visto en la red social, un supuesto estudio que señalaba que cerca de las tres de la mañana, esta experiencia podría ser vivida por algunas personas y se debía a que en verdad algún ente “del más allá” estaba presente; así que el miedo incrementó. Finalmente, se armó de valor, respiró profundo y decidió voltear pese a las consecuencias que podrían pasar al verificar que lo que decía la investigación era verdad; y al momento de quitar las cobijas e incorporarse de la cama; la impresión bajó de tonalidad al escuchar “mami tengo frío”, su hija se encontraba parada a un costado de la cama. Después de respirar solo preguntó - ¿Cuánto tiempo tiene que estás ahí? ¿Por qué no me despertaste?- la pequeña de forma inocente respondió – No quería espantarte- Se levantó y la abrazó, guiándola hacia su cama, hizo que se pusiera un suéter, la acomodó en su cama y le colocó una frazada más. Nuevamente la persignó, le dio un beso y le sugirió – Si necesitas algo, por favor llámame, porque a la otra que te pares así te daré con el cinturón.


10E

Sábado 08 de abril de 2016

Trébol de Cuentos y Relatos

PEDAZOS DE VIDA OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

La granja III EL GUAJOLOTE

Esponjado y soberbio, con su moco escurridizo, el guajolote extendía sus hermosas plumas negras y tornasol, acompañadas del gordogordogordogordo, sonido que emite para comunicar su celo y hacer que la guajolota se fije en él, sin embargo nada ocurría, “las conas” lo ignoraban de la forma más evidente posible. Y por si fuera poco, su canto sólo atrajo a Jacinta, la cocinera que tenía la encomienda de convertirlo en mole para el festejo de don Alejandro, el dueño de la granja. Aunque usted no lo crea, las guajolotas son astutas y huelen cuando el macho está por convertirse en cadáver.

ANDANZAS EDUARDO BARRÓN GARZA

Recuerdos de mi abuelo

M

i abuelo me contó que cuando era joven, por ahí del 2015 o 2017, no sé bien, existía un movimiento muy fuerte en casi todo el mundo para proteger y defender los derechos de las mujeres. Puse mucha atención a las memorias de mi viejito, quien me aseguró que la vida en aquellos años era complicada y difícil; ahora me cuesta trabajo entender cómo las cosas han cambiado tanto desde esos años hasta ahora. Escuché con atención a mi abuelo mientras recordó una marcha, al parecer del 2016 (no está seguro a veces le falla la memoria), donde varias mujeres se reunieron en la CDMX para exigir igualdad de derechos, equidad y un alto a los asesinatos. Mi abuelo dice que fue una marcha histórica ya que en los

LA MULA

Comen maíz, roban huevos, se comen a los animales enfermos y a los pequeños, sus dientes no dejan de escucharse, su sonido tampoco, el granero está lleno de estos, pero aún

no se convierten en plaga. Los ratones aplacan el hambre a las serpientes y también a otros animales que podrían atentar contra la granja. Los ratones no se llevan los dientes ni dejan monedas bajo la almohada, tampoco ayudan a las cenicientas a realizar sus labores. Los pequeños roedores se dedican a comer, a poner en alto el poder de la gula, y aunque cuando se ve uno, puede generar mucha ternura, no falta quién pega el grito al ver, cientos de estos, esconderse aterrorizados por aquellos seres enormes y sádicos que se dicen hombres. El ratoncito de esta historia sigue comiendo, no se ha dado cuenta que lo observo, que desde aquí miro como se relame los bigotes. No hace nada más que comer, con sus pequeñas manitas sostiene la comida que se lleva a la boca, traga y vuelve a tragar, es todo lo que hace, es todo lo que hará. Y usted, sí usted que está a punto de terminar de leer esta historia, espera que suceda otra cosa, que al ratón se lo coma una serpiente o se lo lleve un águila. Espera que al pobre ratón le hayan echado veneno para que quede todo tieso, o que alguien con una escoba lo mate y su sangre escurra entre el pasto seco. Pero no es así, aquí los sádicos son los lectores, no yo.

alrededores de esa ciudad, constantemente encontraban cadáveres de mujeres con evidentes huellas de violencia. Por lo tanto se organizaron para que las autoridades hicieron algo, ya que en ocho años habían matado a cerca de tres mil mujeres. Recordó que las chicas alzaron la voz en aquella ocasión, pero no faltó quien aprovechó la situación para vandalizar monumentos y expresarse con actos delictivos a fin de demostrar que tenían poder y superioridad. Por situaciones como ésta e información errónea, en internet las bautizaron como “feminazis”. En palabras sabias de mi abuelo “las y los verdaderos feministas no buscaban la superioridad entre un género u otro; buscaban la igualdad”; igualdad que ha costado demasiado a lo largo de estos últimos 50 años, pero que al menos ha dado frutos. Y es que en aquella época la palabra feminicidio era casi nueva y poco antes, ni siquiera estaba tipificado como un delito en algunos estados. Me contó también que cuando era un niño, en Ciudad Juárez las mujeres tenían miedo de salir a las calles porque las desaparecían y luego las hallaban muertas, pero de eso no recuerda mucho ya que apenas tenía como 10 años. Lo que sí recuerda es a un tal Donald Trump que llegó a ser

presidente de Estados Unidos. Dice que nadie lo quería por inepto, loco y misógino. Cuando ganó la presidencia hubo una manifestación muy grande encabezada por mujeres activistas y famosas que desconocieron como presidente “al güero ese”, como dice mi abuelo. Por fortuna, aseguró el viejon, nunca logró construir un muro que quería dividirnos. Lo último que me contó fue sobre unos que les decían “Los Porkys de Costa de Oro”, eran unos ricachones que violaron a una jovencita y todo salió a la luz pública. Como eran juniors algunos lograron salir de la cárcel porque un juez no encontró pruebas suficientes para mantenerlos tras las rejas. No entiendo como eso sucedía en esos años y tampoco supe cómo terminó esa historia porque mi abuelo se quedó dormido mientras me la contaba. Entonces tapé al viejito con una cobija y me quedé pensando sobre lo afortunado que soy de vivir en estos tiempos, donde en las noticias poco se habla de desaparecidas o asesinadas. Mismos años en los que no vemos a la mujer como un objeto sexual, ni como un ser inferior que sólo sirve para atender la casa o cuidar a los hijos; años en lo que no se les acusa de provocar a un hombre por como van vestidas; años en los que ya no tienen miedo de salir solas a la calle.

Cargada de leña sube y baja el cerro, dos veces por semana durante seis meses seguidos del año, los otros se ocupa como auxiliar en la siembra y los días que restan seguro se la llevan para cargar los productos que en la plaza, los amos van a mercar. La mula, que por nombre tiene el de “Mula”, se hartó un buen día, así que con todo y leña se echó al monte, corrió sin más y dejó al dueño atrás quién con el patadón que le puso el animal despertó todo ensangrentado de la cara cuando ya era demasiado tarde. En el camino, la mula fue dejando parte del cargamento, y al anochecer, sin saber que hacer y con la adrenalina que le quedaba corrió con más empeño, atravesó el riachuelo y por fin a la distancia miró que estaba cerca, sin más se metió a su corral, después de lo que había hecho sólo quería regresar a casa, sin saber el castigo que le esperaría por su osada acción.

EL RATÓN

RELATOS DE VIDA ANA LUISA VEGA

Cuentos para dormir

Debes dormir, porque si no haces caso, la bruja te llevará”, sentenciaba Doña Luisa a sus nietos Manuel, Angélica, Paco y Ana, una vez llegada la noche, como un preámbulo y estrategia para que la hora de caer en los brazos de morfeo fuera lo más temprano posible. La faena era difícil, sobre todo porque las visitas solo eran cada quince días, así que a pesar de la experiencia de haber criado y educado a siete hijos, la falta de práctica y la labor diaria en el hogar, aunque las risas de los pequeños y el

sonido de pisadas en los pasillos, la alegraban y relajaban. Los pequeños gozaban de la visita, aunque la hora de ir a la cama era toda una experiencia, la casa de los abuelos era muy antigua y en diversas ocasiones escuchaban ruidos extraños cuando la luz se apagaba, sin contar que en la ventana se reflejaban sombras derivado del movimiento de las ramas de un árbol enorme que sobrevivió a muchas décadas. Así que estos reflejos eran la inspiración de Doña Luisa para contar historias, habitualmente de terror, para que los

nietos se decidieran a dormir; la historia mayormente relatada fue la de la bruja, una señora que salía de su hogar una vez que se escondía el sol para llevarse a los niños desobedientes y que no querían dormirse. Y precisamente en el desarrollo de la historia, las ramas se movían constante y fuertemente, alertando la llegada de este ser; la imaginación de los niños volaba y aunque se tapaban la cara la curiosidad terminaba por hacerlos voltear a la ventana y verificar con ayuda de la imaginación, que la bruja ya estaba sentada en una de las ramas esperando para llevarse a quien no optará por dormir. Tal vez era el mismo miedo, o probablemente el cansancio de haber jugado todo el día, pero causalmente a la hora de concluir el relato, los cuatro nietos ya estaban dormidos; así eran los cuentos de dormir de Doña Luisa, terroríficos y efectivos, aunque al siguiente día, explicaba que las brujas no existían.


PLAZA JUÁREZ.MX

Trébol de Cuentos y Relatos

11E

PEDAZOS DE VIDA

Recuerditos OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

RECOGER LA LEÑA

Parece que en las alturas de la ciudad, una bestia voraz ha logrado atrapar a su presa. Allá donde todavía la hierba silvestre crece sin problema alguno, se ve como el matorral se mueve al compás de lo que parece ser un lamento, un grito y después lo que parece el último suspiro. Entre los nopales y la hierba se ha formado un delgado camino, hecho por quienes avanzan entre la maleza para saciar su apetito… Así es uno de los cerros de Pachuca, que en su cima tiene la enorme escultura de un Cristo abierto de brazos, mientras tanto, abajito, unos metros más abajito, el pecado se enciende de vez en cuando. Las revistas pornográficas, los condones usados, y el camino talloneado, seguramente por alguna posición sexual convencional, lo delatan. Tras asomarse, no era una bestia lo que estaba tras la hierba, más bien dos jovencitos que querían “pasarla bien” lograron atraer el interés de doña Lupe, la señora

que buscando algunos matorrales secos para su boiler, se encontró con la imagen impura y a la vez chusca de dos chamacos en pleno acto pasional. “¡Váyanse de aquí! Pinches chamacos calientes, ahorita le voy hablar a la policía, si están bien chiquitos y ya andan de calientes, pónganse a estudiar”, grita la señora. Y a lo lejos tomados de la mano, ella aún sacudiéndose la falda, le gritan “¡usted no se meta, vieja chismosa!” y se pierden en el camino que baja del cerro del Cristo Rey, para tomar la colectiva que va pasando, se alejan y ahora doña Lupe tiene algo que contar, no sin antes recordar aquellos tiempos en los que con don Aurelio, siendo chamacos también disfrutaban del pecho a tierra en ese mismo lugar.

CHAMBRITA

Observa la chambrita azul, sentada sobre la cama, mira el tejido que en su momento le hizo la abuela,

ANDANZAS EDUARDO BARRÓN GARZA

GUÍA PARA MANTENER UN CORAZÓN SANO

S

i usted siente un vacío en el estómago, vértigo, se muerde los labios, percibe que los latidos de su corazón aumentan precipitadamente, comienzan a sudarle las manos y se le escapa una sonrisa cada que esa persona está cerca, le recomiendo que tome las debidas precauciones. Preste especial atención en los ojos y tenga cuidado con las miradas, no se deje engañar. Ya sea una mirada noble, triste, penetrante o seductora, nunca se sabrá lo que aquella persona esté tramando. Si él o ella se acerca, salude con indiferencia y trate de evadir el contacto visual, sobre todo si tiene ojos grandes, ojos de color o pestañas chinas. Piénselo bien antes de aceptarle una cerveza, un agua de sabor, un helado o un chocolate; si coinciden en el gusto por las Dos XX Lager, el agua de horchata, los helados de vainilla y el chocolate blanco, le recomiendo que sea cuidadoso al dar un paso atrás. De regreso a casa, ya sea caminando o en el automóvil, esté al pendiente en todo momento de las manos; tanto

hombres como mujeres utilizan la misma técnica, esperan a que uno se descuide y poco a poco acercan el dedo meñique a tu mano como para romper el hielo con una inocente caricia. Si usted ha omitido los pasos anteriores, aún está a tiempo. Si se brincó la recomendación pasada, es importante que al llegar a casa sólo se despida de un beso en la mejilla. En caso de que por alguna extraña razón, los labios de él o ella rocen peligrosamente sus labios, mantenga la calma, respire profundo y pase desapercibido que su piel se enchinó, su corazón latió tres veces más rápido de lo normal y los vellos de su piel se erizaron. Si las noches son largas y la imagen de aquella persona es recurrente en su mente, es de suma importancia que haga cosas que en verdad valgan la pena; lea un libro, escuche música, prepare de cenar su platillo favorito o ya de plano, vea videos de “caídas de quinceañeras” en YouTube, las risas lo harán sentirse mejor. Es posible que por las mañanas reciba cualquiera de los siguientes mensajes: “buenos días”, “que tengas un

cuando ni siquiera la conocía. Sin saber que en esta vida no se conocerían. Su madre le había dicho que la abuela le había tejido esa chambrita y que como había nacido un tanto “botijona” no le había quedado. Nunca la había usado, pero ahí estaba el recuerdo que le dejó la abuela, la señora esa de la fotografía que nunca escuchó y que nunca, con ojos propios, vio. Hoy la violación por parte de su tío no importaba, sólo quería que la niña saliera flaca, para que por fin, alguien pudiera usar esa ropa que dejó la abuela, ojalá sólo hubiera dejado una chambrita y no un hijo alcohólico, marihuano y maldito.

excelente inicio de semana”, “me encantaría verte hoy, ¿puedes?, “no dejo de pensar en ti”, “te ves muy guapa/o en tu foto de perfil” (seguido de un Me Gusta)”; si este es el caso, lamento decirle que usted está pisando zona de peligro. Si han pasado ya algunas semanas y los encuentros son recurrentes, los mensajes no faltan y además aquella persona pasó por usted al trabajo, le regaló una caja de chocolates blancos, a lo que usted respondió con una enorme sonrisa y un beso (no específicamente en la mejilla), temo decirle que está en total riesgo y definitivamente esta guía, por más específica que fue, no le sirvió de nada. Pero no se alarme, pasarán dos, tres, seis, diez meses, incluso uno, dos o tres años, tal vez cinco, si bien le va, y para cuando esté desconsolado, triste y amargado por la inesperada ruptura, le recomiendo que siga los pasos de la GUÍA PARA COSER CORAZONES ROTOS, donde la terapia con caballitos dobles de tequila, limón y sal, está permitida.


12E

Sábado 08 de abril de 2017

Trébol de Cuentos y Relatos RELATOS DE VIDA

PEDAZOS DE VIDA

ANA LUISA VEGA

OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

Vámonos viejita

Visiones NEBLINA

Así, cerró sus ojos, como cualquier día, como un día más en su mísera e infeliz existencia, creyó que no los volvería a abrir. Al despertar las legañas habían sellado las pestañas, tras lavarse con agua de manzanilla pudo abrir los ojos, y aunque abiertos, los ojos habían dejado de funcionar, había llegado a su vida la neblina eterna y la ceguera.

ACÍHUATL

Primero asomó la cabeza, luego los pechos quedaron al descubierto, el torso se movía dentro del agua, y de pronto se pudo ver la cola, ahí estaba, lo que todo el mundo occidental llamó sirena. La extraña criatura emergía y se sumergía dentro de la laguna, no había ruido y la luz de la luna, como en las románticas películas, se reflejaba en sus cabellos. Pero no, esta no era hermosa como habían creído algunos, no era como la carta de la lotería. Era un extraño ser con cabello, con pechos, pero nada parecido a una mujer, era horrible pero a la vez seductora, o seductor, ni siquiera se podía hablar de un sexo. Aquél hombre la vio, pero con la borrachera que llevaba, al otro día no estaba seguro de haber visto a esa criatura que jugaba en el centro de la laguna. Entonces, nadando fue hasta un peñasco muy cerca de

la orilla, donde él pudo verla a detalle, con sus escamas, sus agujas y el cabello largo y enmarañado.

ESPEJO

Encendió la vela, se colocó en la posición adecuada frente al espejo y comenzó el viaje en el centro de la habitación. La imagen dentro del espejo comenzó a transformarse, cambió de forma varias veces, a momentos el rostro parecía rudo, otras muy noble, la piel se hacía y deshacía como si se derritiera con la misma vela, pero los ojos, seguían ahí, inamovibles, como si no pudieran transformarse al igual que el rostro. Así la luz del día interrumpió su contemplación, pronto las personas que estaban detrás del espejo se perdían y la piel se recomponía en su forma inicial, así hasta quedar sólo el reflejo de quién había pasado toda la noche frente a un espejo alumbrado por la llama de una enorme vela. Entonces comenzó a vivir otras vidas, las de los otros, las de aquellos que atrapados en un espejo le ordenaban cada noche una serie de situaciones que lo convirtieron en “el asesino del espejo”, antes de que fuera detenido ya se había llevado 30 personas, los ojos estaban guardados en el refrigerador, dentro de un frasco que en un inicio tuvo mayonesa.

S

u estado de salud y su ánimo habían caído; el mal en su interior crecía, estaba cansado, pero quería y tenía que cumplir una promesa sagrada; su cuerpo se desgastaba; pero al recordar su palabra trataba de recargar su mente y espíritu. Después de días en el hospital, regresó a su hogar como parte de una terapia de animación; “nada como estar en casa; nada mejor que recibir amor de los suyos”; esa fue la receta del médico. Por días disfrutó de un baño caliente mañanero, seguido de un merecido descanso junto a la ventana para tomar el sol matutino, acompañado de una ligera siesta que era interrumpida por las risas y el llamado de sus bisnietos. Agradecía los instantes y los pequeños detalles; aún así estaba cansado; quería seguir pero también descansar; era una batalla interna, que deseaba terminara de la mejor manera; entre sueños discutía por tomar la mejor decisión y pedía a su compañera de vida que le ayudara a tomarla. Su viejita, como la llamaba, había partido hace cerca de siete años, y solo esperaba el momento para verla en el pasillo tendiéndole la mano para por fin partir. La situación agravó y el regreso al frío e insensible hospital

era un hecho, besó a sus nietos y bisnietos, se despidió cálidamente de los que amablemente lo acompañaron un par de días en el espacio que fue su hogar por más de 80 años e inició su camino a otro día aún incierto; su agonía era dolorosa, la lucha final había alcanzado su clímax; alguien mencionó “aún no es su tiempo pero se quiere ir”; el menor de sus hijos y con quien había prometido que no moriría, lo tomó de la mano y enunció “descansa padre, que el arquitecto del universo guíe tu camino, has cumplido, has luchado bastante y mereces irte tranquilo, pronto nos veremos, te amo”, enseguida el último suspiro y el último latido. Horas después, su cuerpo y también su espíritu volvieron a su entrañable casa; fue velado y despedido por quienes lo apreciaban y respetaban; para conducirlo a su última morada; la familia regresó al cabo de un par de horas; se sentaron en los sillones ubicados en la sala en donde su cuerpo estuvo por última vez; algunos recuerdos pasaron por su mente y un ruido dirigió su mirada hacia la entrada de su cuarto; una sombra salía y se dirigía al final del pasillo, donde lo esperaba otra silueta, mientras se escuchaba claramente “vámonos viejita”.


Trébol de Cuentos y Relatos 13E

PLAZA JUÁREZ.MX

PEDAZOS DE VIDA OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

Caldos de gallina I

No tenía cara para hablarle. Estaba más que avergonzado. De tan sólo pensarlo, el color se le subía como flama por la chimenea de los recuerdos, del amor y del fracaso. No tenía las palabras para hablarle, apenas se acercaba y comenzaba a temblar y dudar y volver a empezar. El nerviosismo era tanto que el simple hecho de pensarlo y repensarlo le hacía caer de nuevo, le hacía regarla por llegar de una forma equivocada. Había fracasado y lo que en un momento le había cegado, ahora le cobraba la factura a un precio muy alto, el abandono, la lejanía, la falta de puentes, la ausencia de todo. Así que tomó la botella y le dio un trago más mientras esperaba su llegada, ya era de madrugada, el sueño lo venció y cuando despertó, una vez más no tenía cara para reprender al hijo que transitaba por la misma carretera del vicio, así que sólo se limitó a saludarlo y juntos se fueron a los caldos de gallina para aliviar el mal que siempre deja una buena resaca.

el palpitar del corazón era distinto, se había acelerado y estaba a punto de salirse de su sensible cuerpo. De igual forma el gallo mostraba que quería pisar, que tenía ganas de desplumar a la gallina, así que con unos cuantos picos todo comenzó a encenderse, los muslos, las piernas, y la pechuga… Así comenzó todo, ahora cada uno en su recóndita memoria recordaban aquellos tiempos, en que el gallo quería gallina. A veces con cierto morbo, otras con ternura y con el amor que no se había consumido aún, sin embargo no faltaba la ocasión en el que sentían la vergüenza de lo que de jóvenes hicieron y de la forma en que concibieron a sus polluelos. Ahora cuando sus hijos hablaban de fajes, ni siquiera imaginaban que esa palabra había reemplazado a otra, el buen caldo de los viejos tiempos.

II

III

La carne se le había enchinado. Tenía carne de gallina,

Cooococ, cococ extendía las alas y corría a toda prisa,

coc cooc coococ intentaba escabullirse entre las manos de la señora que por semanas le había dado de tragar. De pronto el jalón, unos pasos, la cubeta y la sangre que del cuello comenzó a escurrir. Pronto estaría en la mesa acompañada de jugo de limón, cebolla picada y un chile morita para dar sabor.

RELATOS DE VIDA ANA LUISA VEGA

Milagros en Reyes

M

aría llevaba varios días sin comer, lo poco que conseguía de limosnas lo utilizaba para adquirir comida para su pequeño de tres años que carga sin pesar en su regazo; y a quien trata de mantenerlo dormido para que aguante un poco más las horas sin comida. Faltan unas horas para la llegada de los reyes magos; María optimista piensa que con tanta circulación de padres y madres que compran regalos para sus hijos, probablemente la noche sea buena para conseguir ayuda y entonces abastecerse de lo indispensable para alimentar a su pequeño. María, sentada sobre la banqueta, recargada en la pared y cargando a su pequeño con ayuda de un rebozo, dibuja una sonrisa cada vez que alguien pasa; y enseguida extiende su brazo para mostrar una bandeja que con fuerza detiene en la mano, para que le puedan depositar algunas monedas. Los transeúntes voltean a verla en cuanto percibe el objeto hueco, sin embargo pasan derecho, aún así María no pierde la esperanza, y reiteradamente abraza y besa a

quien significa su motor para continuar en esta vida que ha sido dura, pero a la que se aferra. Casi 24 horas han pasado y la faena le ha dejado un par de tortas; está a punto de levantarse para buscar refugio cuando una mano la detiene, le entrega una bolsa con pan de dulce; una persona más se le acerca y le obsequia tamales y bolillos; un pareja llega hasta ella y le regala cobijas; agradeciendo con una sonrisa y una bendición, reúne los obsequios y se levanta cuando de un carro baja una mujer mayor, y le da en las manos una maleta, “es un poco de ropa y juguetes que mis nietos han dejado, deseo que le sirvan a tu pequeño”. María estaba agradecida, unas lágrimas salieron y con una son-

risa y un beso despertó a su hijo, los reyes magos habían llegado.


14E

Sábado 08 de abril de 2017

Trébol de Cuentos y Relatos RELATOS DE VIDA

escuchanos radio.plazajuarez.mx

ANA LUISA VEGA

El llamado del corazón

H

acía tiempo que estaba inquieta, el corazón repetidas veces tocaba la gruesa capa de piel en un llamado para poder salir, para escaparse de aquel lugar que había dejado de ser su hogar porque los músculos lo oprimían cada vez más invadiendo su espacio… su santuario. Las preocupaciones económicas, los sobresaltos, los enojos, las dudas, los rutinarios días, los miedos, la infelicidad, habían robado su tranquilidad y el rumbo que desde adolescente había marcado para su vida, un camino que sabía estaba

plagado de obstáculos pero que estaba decidida a saltar para alcanzar todas las metas y propósitos fijados. Sin embargo esa vitalidad y poder de decisión desvanecían, se sumió en el conformismo, en el vivir un día a la vez, olvidó los sueños y todas las ilusiones que alimentaban su alma y espíritu, el mundo cambiaba y su perspectiva también, dejó de luchar, de enfrentarse, de caerse y levantarse y el corazón sentía los estragos. Algunos días despertaba con vigor, creía que podía recuperar todo lo que había perdido, trataba de mantener la esperanza,

PEDAZOS DE VIDA OSCAR RAÚL PÉREZ CABRERA

Musicales ELECTRÓNICA

A ese ritmo, al de la consola, al de los “rifes” que escapan y que en su cabeza se convertían en una hermosa melodía de luz en un mundo en el que podía olvidarse de la amante de su padre, del alcoholismos de su madre y de todo el desorden que había en su vida, así logró, por fin, al mismo ritmo acabar consigo mismo, después de todo ya estaba muerto, y las drogas también son una forma de suicidarse, en plena fiesta clandestina.

BANDA

Pues resulta que lo cambió por otro, porque este cabrón sólo escuchaba música de banda, en la mañana, por la tarde y en la noche. Nada de romanticismo, ni de canciones de esas con las que había soñado sería conquistada, sólo canciones de esas que hablan de camionetas, buenas bebidas, amantes,

machos y de un estilo de vida aunque sí es acomodado, no es legal. Y efectivamente se fue con el que le cantaba esas canciones melosas, esas que quería escuchar, las que hablan de amor y demás cosas, las mismas canciones que ella había querido. Pero más tardó, el otro, en saber que su mujer, sí porque ya era suya, estaba con otro hombre, que en mandar a sus matones a que hicieran lo suyo, satisfecho, el hombre de cadenas de oro, traje, corbata y botas vaqueras, sonrió. Por la tarde supo que su hijo, uno de los que había dejado regados por el mundo, estaba muerto que lo habían matado por culpa de una mujer que se había metido con un hombre de malas mañas.

CUMBIA

Una vuelta y otra más, la pista se ilumina tanto como su rostro,

de seguir en búsqueda de esa luz que le ayudara a salir, lo intentaba, por el ser supremo que lo intentaba, pero al final del día solo tiraba la toalla y ya no esperaba más, solo ver nuevamente la luz del día, y continuar en esa corriente. Una mañana solo se sentó, echó un vistazo a su alrededor, sintió una opresión en el pecho y creyó que sería su último instante, cerró los ojos y escuchó una voz interior, el corazón no podía más y al igual que ella estaba a un segundo de tirar la toalla, cuando simplemente escuchó, -”mamá quiero leche”- recordó por qué seguía en este mundo, y le pidió a la voz interna - ¡aguanta, alguien me necesita, cuidaré de ambos! Se levantó de la silla, atendió al llamado, hizo una llamada y replicó - ¡ya no más!- tomó algunas pertenencias y comenzó de nuevo en algún lugar en donde nadie le oprimía la vida, sus sueños, ilusiones y su corazón. por fin ella aceptó bailar con él, aunque fuera una cumbia, fuera lo que fuera, el chiste era estar cerca de su cabello, sentir sus manos, percibir su aroma como se percibe la presencia de a quién se ama en secreto, tenerla entre sus brazos, para después dejarla ir, tras un “gracias cuñada”.

FOLCLOR

Mueve los pies al ritmo de la música, lo hace con tanta gracia que la gente lo observa y no deja de señalarlo. El violín le marca el camino y él va haciendo brecha, baila tan bien que parece que lleva la música por dentro. El corazón se ha aparejado con sus pies, con la música con la naturaleza, con todo. El mundo desaparece, el tiempo se agota, se va de volada y sólo regresa cuando el sonido ha dejado de percibirse en el ambiente. Jamás tomó una clase de baile, por qué eso es folclor, es la imposición de los otros, es la cuadratura inventada de una danza que pocos comprenden. Él está en el pueblo, en la casa de la danza, en donde el baile es vida y no un espectáculo para aquellos que se quieren sentir mexicanos.


Trébol de Cuentos y Relatos 15E

PLAZA JUÁREZ.MX

Ana Luisa Vega Hernández

N

ació en la Ciudad de Cuauhtémoc en el estado de Chihuahua en agosto de 1982. Su incursión a las letras ocurre en su formación de educación superior con trabajos de investigación propios de la materia de periodismo. En el 2004 al concluir la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el Centro Hidalguense de Estudios Superiores, colaboró en el diario Sol de Tulancingo; posteriormente en la revista Vía Libre hasta llegar a Diario Plaza Juárez en donde se desempeña como reportera. En esta trayectoria ha recibido la responsabilidad de jefa de prensa en campañas electorales de candidatos a la presidencia municipal de Cuautepec de Hinojosa, así como para diputados locales en Atotonilco el Grande. Ha participado en cursos de periodismo narrativo y periodismo de datos; instrucción que le ha permitido plasmar las historias originadas por la misma población y recabadas en la calle, al hacer uso del transporte público, y de las vivencias propias. Su pasión por el complicado mundo del periodismo y de la narración, se reaviva con la retroalimentación de los lectores, por el interés de combatir el desinterés por la lectura y sensibilizar ante situaciones de la vida, que son plasmadas en Relatos de Vida.

Eduardo Barrón Garza

M

itad pachuqueño y mitad regio, sin ser codo, Eduardo Barrón Garza, nació el 01 de noviembre de 1989 en la ciudad de Pachuca; radicó en Monterrey por varios años, lugar en donde comenzó a escribir relatos al momento que cursaba su educación media superior, mismos que compartía en un blog para que sus compañeros y amigos pudieran leerlos. Una vez establecido en la capital hidalguense, en su inquietud por ahondar en la escritura y el trabajo periodístico, ingresa a la casa editorial Diario Plaza Juárez, en donde comenzó su trabajo como reportero, sin embargo actualmente se desempeña como coordinador del Centro de Producción Digital. Su ánimo aventurero y de contribuir con un grano de arena en fortalecer el tejido social, que parece derribarse a cada minuto que transcurre, lo impulsa a estudiar y capacitarse en temas sobre diversidad sexual y tolerancia, mismos que trata de impulsar desde su trinchera. Esto último lo ha llevado a otorgar charlas y conferencias para estudiantes de preparatoria. Lalo Garza es un alma apasionada, quien ha tomado las letras como el vehículo para imaginarse en situaciones y lugares. Al teclear con rapidez y emoción, organiza en su pantalla ideas y párrafos con la intención de provocar una reacción, no necesariamente de felicidad o agrado, sino un cúmulo de emociones que hagan reflexionar o reavivar la memoria del lector, que decidió centrar su atención por un momento en la sección Andanzas del Diario Plaza Juárez.

A R E LA TO S D E VdeID z An a Ve ga He rn án

ANDANZA

Eduardo

S

Barrón G arza

Oscar Raúl Pérez Cabrera

N

ació en Tulancingo de Bravo Hidalgo en abril de 1988. En el año de 2004 ingresó a la Sala de Lectura que en su momento coordinaba el maestro Armando Gómez Pozos en el corazón de su ciudad natal. En 2008 ingresó al Grupo Interdisciplinario de Arte GIA. En Julio de 2008 participó en el Taller de Creación Literaria “Para Escribir el Cuento del Cuento”, realizado en la Biblioteca pública regional “Sor Juana Inés de la Cruz”. En la segunda parte del ciclo escolar del año 2009, impartió el curso taller, “De lectura y algo más” a dos grupos de educación primaria 5º B y 6ºB, pertenecientes a la Escuela Primaria Urbana Federal Francisco González Bocanegra, en Santiago Tulantepec. Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, y actualmente se desempeña como Jefe de Información del Diario Plaza Juárez en Pachuca, en donde logró consolidar el espacio para la publicación de “Cuentos y Relatos”, sección que se emite todos los domingos y que le han permitido generar este tipos de textos, que se han compartido a diversas partes del mundo a través de la web bajo la firma de Diario Plaza Juárez. Cofundador del proyecto Esto No Es Un Libro y ha colaborado para algunas revistas estatales, fanzines, y algunos sitios de internet como www.loscuentos.net

VIDA E D S O Z PEDA Cabrera rez Oscar Pé


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