Yo soy vuestra luz.

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“Yo soy vuestra luz” “Me serviré de vosotros para iluminar”

Itinerario Espiritual de la Familia Paulina para vivir el Centenario – año 2014


La imagen de la portada manifiesta y expresa la luz y la energía divina que se hacen para nosotros Palabra y Eucaristía. Esta luz divina, que se hace “luz nuestra”, quiere servirse de nosotros para irradiarse en el mundo entero con el testimonio y el anuncio del misterio redentor de Jesucristo Camino, Verdad y Vida con todos los medios, especialmente con los instrumentos de la comunicación social. La vidriera se encuentra en la Capilla de la Casa Madre de las Hijas de San Pablo en Alba (Cuneo, Italia); obra de los arquitectos Franco Barberis y Pompeo Trisciuoglio; sobre dibujos de Mauricio Boscolo.

Este subsidio propone para cada día:  La indicación pedagógica de “Donec formetur”, presentada al principio de cada etapa.  Los pasajes bíblicos de reflexión elegidos para poner en evidencia la importancia de la “Luz” que acompañó la experiencia fundamental del beato Santiago Alberione, para poder evaluar nuestra fidelidad.  La palabra del Fundador sacada de los textos que sugirieron los Gobiernos generales de la Familia Paulina: “La mujer asociada al celo sacerdotal” (DA), “Apuntes de Teología Pastoral” (ATP) y “El apostolado de la prensa” (AS).  La oración propuesta cada día, tomada de un cuadro de la “Via Humanitatis” (cf libro “Oraciones de la Familia Paulina”, pp. 278ss).

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¡Vive, oh Pablo! Vive de nuevo con tu ciencia, con tu espíritu, con tu celo, con tu fervor, con tu santidad. Vive e ilumina las mentes oscuras, vive y sostén en sus luchas a los fervientes apóstoles de nuestros días. Vive y lleva a las almas, que aman la comunicación más íntima con Dios, tus elevaciones y contemplaciones. Vive como viviste en san Marcos, como viviste en san Tito, en san Timoteo, como viviste en san Lucas, en santa Tecla. ¡Viva san Pablo en nosotros! Beato Santiago Alberione Esta oración “Vive Pablo concluía una homilía que el P. Alberione pronunció en Alba, en la solemnidad de san Pablo de 1934, tomada de “El Apóstol Pablo, inspirador y modelo”, pág. 214.

Consagracion a san Pablo Te damos gracias y te alabamos, Padre Santo, por haber inspirado a tu siervo, el Beato Santiago Alberione, que nos diera a nosotros, sus hijos e hijas, al apóstol Pablo como Padre, Modelo y Protector. Tú lo elegiste y constituiste para que anunciara a todos los pueblos de la tierra el Evangelio de la Salvación, que es tu Hijo Crucificado y Resucitado. Por eso lo colmaste de dones y carismas y encendiste en él la llama viva de tu Caridad, que lo impulsó a hacerse todo a todos entregándose sin medida con la palabra y los escritos, a fin de ganar para Cristo el mayor número de hermanos. Míranos ahora a nosotros, Padre, que en la vigilia del primer centenario de la fundación de nuestra Familia Religiosa, sentimos la invitación apremiante de tu Espíritu a darte gracias por las abundantes riquezas de tu gracia y a encaminarnos con renovada entrega siguiendo las huellas de tu Apóstol. Haz que nos enraicemos, como él, en el amor de tu Hijo, para que aprendamos a vivir de Él, por Él y en Él. Vence nuestras resistencias y miedos y danos el corazón de Pablo para que, consagrados al Apostolado, hagamos todo con el fin de que ningún hombre de nuestro tiempo quede privado de la gracia del Evangelio. A ti, Apóstol de Cristo Señor, nos consagramos en esta hora solemne con plena confianza y en tus manos ponemos nuestros deseos y nuestros proyectos. Guíanos, protégenos, inspíranos, corrígenos, mantennos unidos contigo a nuestro Señor Jesucristo, para que también nosotros aprendamos a vivir para honor, alabanza y gloria del Padre, por medio del Hijo, en la gracia del Espíritu Santo. Amén.

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¡Cincuentenario! Es comparable al exordio de un discurso; es el proyecto anunciado; ahora, el desarrollo en seguridad. Se han establecido los raíles en las Constituciones; y se han probado y consolidado en las experiencias. El viaje en el tiempo será feliz si el Instituto en su conjunto y en cada uno de los religiosos se mueven siempre sobre los raíles; humildad y fe. En Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida: la protección de María Regina Apostolorum; siguiendo el ejemplo de san Pablo, que más que todos los Apóstoles usó el medio técnico, sus cartas, asociado a la palabra. Nuestra vida, tanto para cada uno, como para el Instituto es una historia continua de gracias; gracia sobre gracia. Vida religiosa para santificación y espiritualidad en Cristo; apostolado conforme a las necesidades de los tiempos; cada vez más brillante el horizonte del cielo, si tendemos siempre hacia la perfección. Sea plena la alabanza, sea sonora; sea alegre, sea decoroso el júbilo del alma. Recuerdo a todos: las obras de Dios se hacen con los hombres de Dios. Sac. Alberione, “Carissimi in San Paolo”, p. 210

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Introducción El itinerario de los Ejercicios espirituales –que nos introduce en la celebración del Centenario de fundación de la Familia Paulina– se inspira y se articula en su contenido en las palabras del Divino Maestro: “Desde aquí quiero iluminar”, comunicadas en el ya célebre “sueño” al P. Alberione. Leyendo con atención el relato del episodio (AD 151-155) y la explicación que de él da el Fundador (AD 157), comprendemos la gran importancia del tema y de la experiencia de la luz y hacemos nuestro el sabio consejo del canónigo Chiesa: «Haz de ello un programa práctico de vida y de luz para ti y para todos los miembros» (AD 154). Cristo Maestro se manifiesta envuelto en luz e indica el Sagrario como el lugar del que esta luz brota y se comunica. El dato cristológico de Cristo-Luz y la evidente centralidad de la dimensión eucarística («Yo soy vuestra luz…» se completan y hacen posible el envío misionero («…y me serviré de vosotros para iluminar; os doy esta misión y quiero que la cumpláis»). El “desde aquí” eucarístico se traduce y se cambia en este sentido por el “desde aquí” apostólico en el plano colectivo y en el personal: «Que la entonces amenazada Familia irradiaría gran luz… Que cada cual piense que es transmisor de luz» (AD 157). Los textos de referencia de la semana de Ejercicios dan la preferencia una vez más a la palabra del apóstol Pablo y de la tradición paulina. Y ¿cómo podría ser de otro modo ante la inminencia del Centenario de la Familia que lleva el nombre del Apóstol de los gentiles? Sin embargo, la riqueza y la densidad teológica del tema de la luz, que los escritos de Juan nos ofrecen, la encontramos, además del primer día, también en el apéndice de todos los días, no ya como pasajes paralelos, sino como verdaderos textos de profundización propuestos al estudio y a la meditación personal a lo largo de todo el año. Con el fin de ayudarnos a vivir mejor la experiencia espiritual de los Ejercicios, la indicación pedagógica del Fundador, tomada de Donec Formetur, ha sido revisada y actualizada. Esta introduce ahora no cada uno de los días, sino las diversas etapas que marcan el esquema de los mismos Ejercicios: -

Toma de conciencia de nuestra identidad Retorno al Padre misericordioso «Para que Jesucristo se encarne en nosotros» «Todo se realiza en el Espíritu Santo»

1º día; 2º y 3º días; 4º y 5º días; 6º y 7º días.

Completan el Itinerario espiritual las páginas alberionianas, tomadas –siguiendo la propuesta de los Gobiernos generales– de las obras La mujer asociada al celo sacerdotal, Apuntes de Teología Pastoral y El Apostolado de la Prensa. En ellas el Fundador vislumbra proféticamente la importancia del rol y de la misión de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, la necesidad de repensar y poner al día la pastoral y el apostolado católico, considerando el influjo cada vez mayor de los nuevos medios de transmisión del pensamiento. Finalmente, como propuesta de oración, se ofrecen para cada día algunos “cuadros” de la Via Humanitatis: estructurada sobre el modelo del Viacrucis, se trata de una 5


propuesta teológica, que recorre toda la historia de la salvación bajo una óptica cristológico-mariana. El opúsculo con el texto de la “Via Humanitatis” (La humanidad en el camino de la salvación) lo envió el P. Alberione a todos los miembros de la Familia Paulina como “regalo de Navidad” en vísperas de la Navidad de 1947.

Cómo vivir el ejercicio de oración Una condición fundamental para hacer del itinerario de los Ejercicios espirituales un verdadero momento del Espíritu, es acoger la invitación a vivir intensamente la experiencia de oración: escucha orante, profundizada y cautivadora de la Palabra, para ser capaces de discernir adónde nos conduce el Espíritu del Señor. La oración es la historia de una relación consciente entre Dios y el hombre. El que ora busca un fruto concreto, que es el de «inflamarse de amor a la Santísima Trinidad» (Ignacio de Loyola). La oración es el lugar privilegiado para el diálogo del corazón con el Espíritu. De ahí la importancia de los “ejercicios de oración”, que marcan el ritmo de la jornada, y de las formas con las que estos se viven. Hacemos nuestras algunas sugerencias prácticas, que nos llegan de los maestros de espíritu, especialistas en la materia:  elijo el lugar de la oración (el ambiente –capilla o habitación– que más favorece la escucha de Dios);  presento a Dios el deseo que llevo en el corazón, para establecer el encuentro dialógico con el Señor, sin el cual todo podría reducirse a puro ejercicio intelectual: “Cuando recitáis vuestra oración, procurad que salga del corazón. En su verdadero sentido, la oración no es sino un suspiro del corazón hacia Dios; cuando falta este impulso no se puede hablar de oración” escribe Teófanes el Recluso;

 entrego toda mi persona a Jesús Maestro Pastor, en la escucha y el diálogo:  leo el pasaje propuesto, lo releo, procuro entender qué me quiere comunicar el Señor: es el encuentro de la mente con Jesús Verdad;  releo el pasaje evidenciando cómo me habla el Señor, hasta que alguna palabra me embargue por completo: es el encuentro del corazón con Jesús Vida;  pido al Señor que me indique el modo de adherirme a lo que me está comunicando: es el encuentro de la voluntad con Jesús-Camino;  doy gracias, con María, con San Pablo, con el P. Alberione, con…  evalúo el ejercicio de oración. Si mientras oro presto atención a lo que sucede, entablo con el Señor un diálogo abierto, que se desenvuelve y crece en base a sus sugerencias y a mis actos de amor confiado.

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Una propuesta de anotación-evaluación puede ser esta:

Pensamientos

Sentimientos

A. En esta oración el Señor me quería decir:

suscitando en mí estos sentimientos:

B. Durante la oración me venían a la mente estos pensamientos,

que suscitaban en mí estos sentimientos:

C. Se presentaban también estas tentaciones o distracciones,

que suscitaban en mí estos sentimientos

NOTA. A veces el dinamismo es inverso: de un sentimiento se suscitan los pensamientos. Para A. B. C. mejor anotar sólo los aspectos esenciales.  Al terminar el ejercicio, evaluando el pensamiento y su correspondiente sentimiento, me pregunto si ambos me están conduciendo hacia la entrega de mí mismo a Jesús, para dejarme transformar en Él.

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Preámbulo TOMA DE CONCIENCIA DE NUESTRA IDENTIDAD ¿No sabéis que sois templo de Dios? (Cf 1Cor 3,16) Conducidos por la Providencia del Padre hemos llegado a estos Ejercicios espirituales y, agradecidos por el don de la gracia que se nos ofrece, deseamos entrar en esta renovada experiencia del Espíritu con el sentir espiritual del beato Alberione: ¡Me has conducido a este desierto para hablarme! En este recorrido es fundamental empezar desde la realidad “auténtica”, es decir, no simplemente mirando a nuestro “yo” para preguntarnos “quién soy”, sino, guiados por el Espíritu, preguntarnos “quién soy para Dios”. El P. Alberione nos sugiere las coordenadas fundamentales de nuestra verdadera identidad de cristianos y de consagrados “paulinos”, sumergiendo nuestro espíritu en la consciencia de que la Trinidad nos ha convocado y acogido a todos y a cada uno personalmente, y nos asegura que solamente en esta luz trinitaria nos vemos como Dios nos ve, es decir, en la verdad y en el amor. 1. Recorramos con fe renovada estas coordenadas:  Jesús es Aquel-que-vive-en-nosotros: Cristo no quiere mis cosas, mi trabajo… me quiere a mí; ¡quiere que yo sea su “nueva humanidad añadida” en la que encarnarse! (Isabel de la Trinidad).  El Espíritu Santo es Aquel por cuya obra Jesús ha sido concebido: el Espíritu está ya en mí con discreta dulzura, marcando el fondo de mi alma con sus gustos divinos. ¡Yo soy su cofre vivo!  El Padre es Aquel-que-nos-ama y pone, con las otras Personas, su morada en nosotros y yo soy el hijo predilecto del Padre: amado, pensado, querido, llamado, consagrado, guiado. ¡Estoy en los brazos del Padre de Jesús! 2. Algunos consejos prácticos para empezar bien los Ejercicios Espirituales (DF 13): llegar con el ánimo dispuesto y decidido, lleno de confianza en el Señor, que nos da la gracia para hacer una nueva experiencia de liberación; sacudirse la tristeza y el desaliento que nos paralizan y apartan nuestra mirada de la mirada de Dios; evitar la superficialidad de quien piensa que, en el fondo, está muy bien así, tal como es; superar la actitud curiosa de quien quiere solo oír o aprender cosas nuevas… La mirada de Dios sobre nosotros es “profética”, no se detiene en los pequeños detalles del momento, en nuestros balances: Él ve lo que seremos. Él sabe que en nosotros podrá revivir el Predilecto. Por tanto se trata de «hacer vivir en nosotros a Jesucristo» (DF 9). Esta es la finalidad de los Ejercicios espirituales: discernir la mirada, el deseo de Dios sobre mí para secundarlo. 3. El P. Alberione nos ha dejado una gran lección de método: para dejarse trabajar por el Espíritu y por la Palabra hay que abrir una puerta. «Mira, estoy de pie a la puerta y llamo», dice el Maestro (Ap 3,20). Esta puerta tiene dos “hojas” que hay que empujar a la vez: la Escuela de Nazaret y la Llave de la vida. 8


4. La Escuela de Nazaret (DF 14) es el hábitat privilegiado que permite a Cristo crecer dentro de nosotros. Hay que adentrarse en este misterio de humildad y obediencia para dejarse contagiar. No hay otro camino. Entrar en Nazaret para el P. Alberione significa:  Rechazar la mentalidad mundana que pone en primer lugar la carrera, la notoriedad, el poder; es la “levadura de Herodes” que a menudo fermenta en nosotros (cf Mc 8,14-16).  No correr el riesgo de poner a Dios en segundo lugar. “Mortificarse” sirve precisamente para evitar que se ofenda, silencie, desvitalice en nosotros la vida de Dios. Se trata de “dejar morir” pensamientos, costumbres y afectos que desmienten nuestra opción vocacional.  Esto no es posible sin la oración, sin ese abrir los labios para pedir luz, fuerza, abandono. No se trata solo de “decir oraciones”, sino de introducir en la oración el corazón del mendigo. Jesús, como todo niño judío, aprendió de su madre María los salmos; y también él invocaba: «Muéstrame, Señor, tu camino y lo seguiré puntualmente» (Sal 118,33). En Nazaret Jesús crecía armoniosamente en sabiduría y gracia. También nosotros podemos crecer siempre que no seamos improvisadores. Pablo nos recuerda que consigue el premio solo «quien lucha conforme a las reglas» (2Tim 2,5). Después de haberse decidido por la santidad, hay que secundar al Espíritu con una obediencia cotidiana e inteligente. Es necesario repetírselo: «¡Yo elijo la santidad!». La santidad en la inteligencia (¿qué pensamientos quiero cultivar?); en la voluntad (¿por qué cosa puedo decidirme?); en el corazón (¿por qué cosa quiero dejarme apasionar?). 5. La Llave de la vida (DF 16). Jesús no se quedó en Nazaret. Se encaminó con decisión hacia Jerusalén. Le esperaba la muerte, paso obligado hacia la plenitud de la resurrección. Una verdad elemental, pero a menudo silenciada (por desgracia incluso en ambientes religiosos): vamos hacia la vida sin fin; y por eso es necesario pasar por la muerte. El problema está en saber transformar el “final” en “horizonte de luz”. El P. Alberione deseaba como Pablo «partir para estar con Cristo» (Flp 1,23). Nada de triste. Nada de escandaloso. Entra en la vida espiritual, la verdadera vida, solo quien sabe que tendrá que morir y se prepara, con intenso deseo, a abismarse para siempre en la Trinidad. Quien reconoce este hecho elemental sabe hasta el fondo por Quién vivir y por Quién dejarse amar. Está preparado para el Paraíso (¡qué poco usamos esta palabra!) el creyente que «sabe de quién se ha fiado» (2Tim 1,12). Quien juega a ser eterno ¡no se fía del Eterno!

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1º tema

“Os doy esta misión y quiero que la cumpláis”

En este día, que introduce la experiencia de los Ejercicios, se nos da la clave de lectura de todo el curso. Los pasajes propuestos ponen en evidencia los dos aspectos complementarios de la experiencia cristiana: «Yo soy la luz del mundo» (Jn 8,12); «Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5,14). El prólogo nos revela la decisión trinitaria de la Luz que se manifiesta: «Era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo» (Jn 1,9). Solo Cristo ilumina de modo pleno y definitivo a la humanidad, rompiendo la densa capa de tinieblas y abriendo el camino de comunicación con Dios. Contemplando la gloria del Señor, la Iglesia se ve involucrada en su misma misión, transformada en Él y por medio de Él en luz y en portadora de luz. * Una luz para el camino: la relación. La afirmación de Jesús «Yo soy la luz – vosotros sois la luz» es la base de un camino de relaciones constructivas, que me llevan cada día más a llegar a ser lo que estoy llamado a ser: hombre/mujer de Dios capaz de transmitir “luz”. El amor forma y transforma, educando a una inagotable trascendencia de sí. Mi identidad es tanto más estable cuanto más capaz es de conducirme con la mente y con el corazón hacia el otro. - Al Maestro le confío mi adhesión al carisma apostólico de la Familia Paulina y al matiz de mi específica llamita en la Lámpara de la Familia Paulina. - Rezo por cuantos, también a través de mi vida, encontrarán la verdadera Luz, para que se dejen iluminar por ella con ternura. Jn 8,12: Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Jn 1,1-18: En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se ha hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. 10


Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: El que viene detrás de mí, se ha puesto delante de mí porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás; Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer. Mt 5,13-16: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos. Textos para profundizar - Is 60,1-6: «Llega tu luz». - Jn 12,35-36 «Creed en la luz, para que seáis hijos de la luz».

Palabra del beato Santiago Alberione - EL SUEÑO DE LA “LUZ” 151 En momentos de especial dificultad, revisando toda su conducta, por si hubiera impedimentos a la acción de la gracia por su parte, pareció que el divino Maestro quería consolidar el Instituto iniciado pocos años antes. 152 En el sueño1 que tuvo después, le pareció tener una respuesta. Jesús Maestro, en efecto, decía: «NO TEMÁIS. YO ESTOY CON VOSOTROS. DESDE AQUÍ QUIERO ILUMINAR. VIVID EN CONTINUA CONVERSIÓN»2. 153 El “desde aquí” salía del sagrario, y con fuerza; como queriendo dar a entender que de Él, el Maestro, se ha de recibir toda la luz. 154 Habló de esto con el director espiritual, advirtiendo en qué luz se hallaba envuelta la figura del Maestro. Le respondió: «Tranquilízate; sea sueño o no, lo que dijo es santo; haz de ello como un programa práctico de vida y de luz para ti y para todos los miembros». 155 Desde entonces, y cada vez más, todo se orientó hacia el sagrario y se hizo derivar de él. 157 b) «Desde aquí quiero iluminar». Esto es, yo soy vuestra luz y me serviré de vosotros para iluminar; os doy esta misión y quiero que la cumpláis. 1

El “sueño” debió tener lugar en 1923, cuando el Primer Maestro cayó en una grave enfermedad, de la que parece se libró de manera prodigiosa (AD 64). – Otra narración del mismo sueño la encontramos en Mihi vívere Christus est (MV, 1938) 139. Cf. más adelante, AD 158, nota 8. Estas palabras las oyó, según parece, en latín: «Nolite timere. Ego vobiscum sum. Ab hinc illuminare volo. Cor pœnitens tenete». (cf. AD 158, nota *). 2

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La luz que envolvía al divino Maestro, la fuerza de voz de aquel quiero y desde aquí y la prolongada indicación con la mano hacia el sagrario fueron entendidas así: una invitación a tomarlo todo de él, Maestro divino presente en el sagrario; que ésta es su voluntad; que la entonces amenazada Familia irradiaría gran luz... Por eso estimó más conveniente sacrificar la gramática al sentido, escribiendo “Ab hinc”3. Cada cual piense que es transmisor de luz, altavoz de Cristo, secretario de los evangelistas, de san Pablo, de san Pedro...; que la pluma de la mano con la pluma del tintero de la máquina impresora cumplen una única misión.

“Via Humanitatis” I

La Trinidad reunida en consejo

La Santísima Trinidad se reúne en consejo, de donde emana el decreto: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gén 1,26). La Virgen María aparece en la mente de Dios como la obra maestra de la creación, el principio y el fin de todo lo creado. Señor mío, soy enteramente obra de tu amor todopoderoso. Te adoro, Dios mío, uno en la naturaleza y trino en las personas. Te doy gracias porque me has creado para la felicidad que está en ti y para participar de tu eterna gloria. Sálvame por tu misma omnipotencia misericordiosa. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración ____________ 3

Abhinc es un adverbio latino. Se usa en sentido propio como adverbio de lugar: desde aquí, desde este lugar… Resulta difícil conocer el motivo aducido por el P. Alberione: «estimó más conveniente sacrificar la gramática al sentido». Tal vez una explicación podría ser esta: según “la gramática”, hubiera sido suficiente utilizar la forma simple hinc (que de suyo significa ya desde aquí); pero él, para resaltar “el sentido”, prefirió el compuesto ab hinc (dos términos separados) precisamente para recalcar «la prolongada indicación con la mano hacia el sagrario» hecha por el Maestro divino: “ab hinc”, desde aquí, es decir desde el sagrario.

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1ª ETAPA RETORNO AL PADRE MISERICORDIOSO Dios, rico en misericordia… nos ha hecho revivir con Cristo; estáis salvados por pura gracia (cf Ef 2,4-5)

Tema 2: Brillar como luces en un mundo de tinieblas Tema 3: Los cristianos viven en la luz de Cristo

1. La primera etapa de los Ejercicios espirituales sirve para hacer verdad. Verdad sobre mi historia, sobre mi situación personal (¿para qué vivo?, ¿cómo vivo?). Pero mi historia está inseparablemente entrelazada con la historia de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo, con la de la Familia Paulina, en la cual cumplimos la misión que nos ha confiado el Padre. Y nuestro tiempo puede ser sabiamente valorado solo confrontándonos con nuestro origen y nuestro destino. No sabré nunca en profundidad quién soy si no me abro a Dios. 2. Nos conocemos a nosotros mismos si nos ponemos en relación: con los otros, con el mundo, con Dios. Un ejercicio útil consiste en confrontarnos (DF 17-18): «¿Qué soy yo entre todos los seres?», ¿en comparación con el gran número de hombres que han existido, que existen y que existirán? ¿Frente a la inmensidad del cosmos creado? ¿En comparación con los espíritus celestiales? Y si luego me pongo ante la fuente de la vida, ante el Creador de todo, ante el Dios infinito y eterno, que todo lo sostiene con amor, ¿quién soy yo? De este modo descubro la verdad sobre mí mismo, mi puesto exacto: «soy nada». Pero una nada conocida, querida y amada por Dios, una nada llena de Él. Así llegamos a la humildad del corazón. 3. «Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero» (Jn 17,3). Conocer a Dios es la única cosa esencial, es cuestión de vida… o muerte. «El paraíso es nuestro destino único y total» (DF24). «No trabajar por el cielo significa perderse» (DF 21). El tiempo de los Ejercicios es precioso, precisamente porque me ayuda a desprenderme de todo lo que no es Dios, para entrar más íntimamente en relación con Él, en un conocimiento, una alabanza y un amor más pleno y perfecto. 4. Descubriéndome criatura de Dios, llamada a participar para siempre de su felicidad, encuentro el sentido auténtico de mi vida y de mi “hoy”. «Se vive y se muere una sola vez» (DF 30); por eso no debemos malgastar nuestra existencia o perder el tiempo disponible que se nos ha dado. Frente al Eterno, todo se vuelve relativo, es decir, tiene significado solo en relación con Él: mis elecciones, mis experiencias, mis relaciones, mis capacidades, los medios de que dispongo y también los dones de la gracia. Todo esto, ¿está al servicio de Dios? ¿Me lleva a Él o me aleja? 5. En esta etapa de los Ejercicios es necesario prestar especial atención al examen de conciencia. El P. Alberione afirma que en el Juicio final se encontrará bien «quien es 13


diligente en el examen; quien es muy sincero en la vida, y quien cuida más lo interior que lo exterior» (DF 33). Es más, llega a decir que «puede haber indisposiciones que nos excusen de todas las prácticas de piedad, pero no así del examen de conciencia» (DFms 39). No se trata de un autoexamen, sino que es un ejercicio orante y dialógico con el Señor, a cuya luz comprendemos el estado de salud de nuestra alma y la rectitud de nuestro recorrido en la vida. 6. Si hemos gustado por lo menos un poco la alegría de estar con Dios, seremos más conscientes del grave daño de lo que nos separa de Él, el pecado, y la importancia de la conversión. El sacramento de la Reconciliación como conclusión de esta etapa de los Ejercicios constituye una especial experiencia de gracia. Precisamente por estar colocado en un contexto de gran recogimiento y por estar precedido por un verdadero trabajo espiritual, la misericordia infinita del Padre puede penetrar en las llagas de nuestra vida, iluminar los rincones oscuros de nuestro corazón, sanar las heridas de nuestras contradicciones, especialmente las de este último año transcurrido. 7. Purificados por la gracia divina, abismados en su misericordia, nuestra mente puede «pensar como Dios en Jesucristo» y ver, juzgar, ordenar todo en Él (DF 26); nuestra voluntad está más determinada a hacer solo lo que agrada a Dios, tomando como ley suprema y máximo acto de amor la voluntad de Dios, es más, hacer de Él «el gran sol hacia el cual debe orientarse el alma como un girasol» (DF 20); nuestro corazón está pacificado y tiende a un amor de Dios cada vez más puro, porque «el amor perfecto expulsa el temor… quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor» (1Jn 4,18).

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2º tema

Brillar como astros en un mundo de tinieblas

El apóstol Pablo, en el momento de su llamada-conversión, experimentó personalmente la luz fulgurante de Cristo que lo envolvió (cf Hch 26,13). Y por eso quedó convertido en instrumento de salvación para todas las gentes. Ahora invita a su comunidad a la fidelidad a esa Palabra, que él les ha transmitido, que los hace puros y luminosos, puntos fiables de referencia en la generalizada desorientación del mundo. * Una luz para el camino: la fidelidad. El amor se transmite y se comparte con todo el propio ser: y la fidelidad es su faro visible. El descubrimiento de haber sido amados y llamados nos impulsa a propagar el amor recibido, a compartirlo, a convertirnos en modelos de un modo distinto de entender y afrontar la vida, referencia luminosa para otros, para que puedan contar con nosotros, con nuestra oración, con nuestra presencia y con nuestra acción. Se trata de llegar a ser, de manera eficaz, testigos transparentes y creíbles de un sentido de vida descubierto, vivido y compartido. - ¡Al Maestro le confío mi fidelidad al don de la luz de la llamada recibida de Dios! - Rezo por cuantos encuentro en mi apostolado para que puedan superar las dificultades, envueltos en la luz de Jesús y seguros del amor que no falla. Flp 2,12-18: Queridos hermanos, ya que siempre habéis obedecido, no solo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, trabajad por vuestra salvación con temor y temblor; porque es Dios quien activa en vosotros el querer y el obrar, para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que hagáis sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin tacha, en medio de esta generación perversa y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida. Así, en el día de Cristo, esa será mi gloria, porque mis trabajos no fueron inútiles ni mis fatigas tampoco. Y si mi sangre se ha de derramar, rociando el sacrificio litúrgico que es vuestra fe, yo estoy alegre y me asocio a vuestra alegría; por vuestra parte estad alegres y alegraos conmigo. Textos para profundizar - Jn 9,24-41: La presunción de ver. - 1Pe 4-1,16: Romper con las pasiones del pasado. 15


Palabra del beato Santiago Alberione - SANTO Y UNIVERSAL RESPETO DE LA MUJER Bougaud,1 tras haber considerado este poder de la mujer, exclama: «Initium et finis mulier»: en toda cosa grande encontráis como principio y fin a la mujer. Y Tácito:2 «Inesse in eis quid divinum»: la mujer tiene en sí una huella de la potencia de Dios. ¿Pero por qué este Dios, que todo lo hace bien, que todo lo dispone rectamente en peso y medida, según sus altísimos fines, por qué este Dios ha sido tan generoso con la mujer? No caben dudas en la respuesta: porque la había destinado a una nobilísima vocación; los dones concedidos a la mujer no son sino medios necesarios para su misión. Remontémonos al origen del mundo: allí se verá la verdad de esta aserción. (…) Eva, no puede negarse, se valió de este dulce ascendiente sobre Adán para arrastrarlo consigo a la culpa; pero Dios, al castigarlo, no cambió la misión de la mujer: el hombre caído la necesita más aún. Y si la mujer, por desconfianza del hombre, cayó esclava bajo el dominio brutal del paganismo, oprimida o al menos alejada por el hombre, Dios se ocupó de levantarla de tal estado, pues diversamente ella no hubiera podido ejercer su misión. María fue el sublime modelo de la mujer cristiana: Ella cumplió su cometido de elevar al hombre, de arrancarlo de la tierra, de conducirlo al cielo. La mujer rehabilitada por Jesucristo fue readmitida con paciente trabajo en su puesto primitivo. Tras diecinueve siglos, la mujer cristiana goza nuevamente de aquel santo y universal respeto, aquel tierno y religioso amor, aquel honor y aprecio llenos de delicadeza que hacen posible su misión. (DA, pp. 61-64) “Via Humanitatis” IV

Llega Jesús, el Salvador del mundo

La humanidad se multiplica. Dios dispone los tiempos y prepara a los hombres para recibir al Redentor. Elige a Abrahán, por su fe, como cabeza de un pueblo del que nacerá el fruto bendito de María, el salvador del mundo (cf Gén 12,1-9; 22,1-19). Te adoro y te doy gracias, Dios mío, por tu amable y sabia providencia. En medio de las tinieblas del error, enciendes la luz de tu verdad; en la corrupción universal, tú eres el Justo; en medio de tanta idolatría, la humanidad, en algún rincón de la tierra, siempre ha mantenido vivo un culto sincero hacia ti. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración

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Louis-Victor-Émile Bougaud (Dijon – Francia, 1824- 1888). Fue ordenado sacerdote en 1846 en París. Dio clases de dogmática y de historia religiosa en el seminario mayor de Dijon y fue capellán de la Visitación, también en Dijon, por los años 1852-1861. Como escritor, Bougaud se proponía reconducir la sociedad a Cristo. Como apologista resaltó la consonancia del cristianismo con las necesidades y aspiraciones de los individuos, la familia y la sociedad de su tiempo. 2 Publio Cayo Cornelio Tácito (ca. 54-120), quizás de Interamna, hoy Terni, en Umbría, está considerado como el mayor historiador latino de la edad de plata. Vivió en tiempos de los Flavios y de Trajano, emperador romano (97 d.C.).

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3º tema

Los cristianos viven en la luz de Cristo

Dios Padre «nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su Amor» (Col 1,13). Ahora, convertidos en “luz en el Señor”, debemos estar atentos a que nuestro modo de vivir no contradiga la obra de la gracia divina. Combatiendo las tinieblas, siempre en acecho para apartarnos de Dios, vivamos sabiamente nuestro tiempo, para agradar al Señor. * Una luz para el camino: la coherencia. El amor es una opción de vida –no solo emoción y sentimiento– y se expresa en una entrega continua. Esta involucra nuestra responsabilidad de hacer visible, en cada fase de nuestra vida y de forma equilibrada, la relación entre el amor recibido y el amor donado, en la dinámica de la continua búsqueda y empeño por ser auténticos y puros de corazón. - Al Maestro le confío mi coherencia con el “sí” pronunciado el día de la profesión y renovado cada mañana en el espíritu del Pacto. - Rezo por todos los miembros de la Familia Paulina para que, juntos, con nuestro estilo de vida sobrio y coherente, podamos atraer a los jóvenes a Jesús compartiendo nuestro carisma. Ef 5,1-20: Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor. De la fornicación, la impureza, indecencia o afán de dinero, ni hablar; es impropio de los santos. Tampoco vulgaridades, estupideces o frases de doble sentido; todo eso está fuera de lugar. Lo vuestro es alabar a Dios. Tened entendido que nadie que se da a la fornicación, a la impureza, o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con argumentos falaces; estas cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los rebeldes. No tengáis parte con ellos. Antes sí erais tinieblas, pero ahora sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas. Pues da vergüenza decir las cosas que ellos hacen a ocultas. Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará». Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje; sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. 17


Textos para profundizar - 1Jn 2,1-11: «Quien aborrece a su hermano está en las tinieblas». - Mc 9,42-50: «Saber podar para dar fruto».

Palabra del beato Santiago Alberione -

LOS RELIGIOSOS Y EL APOSTOLADO DE LA PRENSA

Los religiosos tienen en el Apostolado de la Prensa trabajos comunes con el Clero secular; y, además, algunas tareas especiales. Estas dependen de su estado particular. a) En el Apostolado de la Prensa tienen mayor amplitud: de predicación, porque no se dirigen a una Parroquia o Diócesis particular, sino a la Iglesia en general; por lo cual ellos tienen determinadas formas e iniciativas; de influencia, porque estando al servicio especial de la Santa Sede, se dirigen a todos los fieles en general; de gracia, puesto que estando, por vocación, destinados a muchos, muchas son las gracias de oficio que se les conceden, recibiendo cada uno de Dios las gracias según los deberes a que está predestinado. b) En el apostolado tienen mayor continuidad. La Congregación religiosa, generalmente, tiene una vida más larga que un sacerdote aislado; y cuando uno de los religiosos esté cansado por su gran trabajo, lo sustituirá otro; y cuando uno de los religiosos llegue al reposo y a la corona, la Congregación asignará quien pueda continuar las mismas iniciativas; y cuando una iniciativa promete buenos frutos y el multiplicado trabajo o nuevas dificultades lo requieren, la Congregación mandará nuevas personas. c) En el Apostolado tienen mayor intensidad: porque quien se dedica a él no necesita proveer a sus necesidades personales, y así dispone de más tiempo; porque los votos religiosos implican y producen mayor concentración de fuerzas naturales y sobrenaturales en el apostolado; porque los mismos fieles tienen una confianza especial en el religioso y favorecen a quien, como ellos saben, no tienen en la tierra otras miras sino buscar la gloria de Dios y la paz de los hombres; la Congregación misma es una especializada en el tema y forma especialistas prácticos en cada rama del apostolado. A través de los siglos, la Iglesia confió obras generales a los religiosos (…). Y en eso la Iglesia, ministra de Dios, secundó y se adaptó a los designios providenciales de Dios. Dios suscitó en todo tiempo hombres e instituciones conforme a las necesidades; es decir: religiosos de vida contemplativa cuando los cristianos se expandían todos en una vida de exterioridad demasiado superficial; religiosos dedicados al cuidado de los enfermos cuando se daban abundantes pestes en Europa; religiosos misioneros hoy, cuando es universal el impulso hacia las misiones extranjeras. Por tanto, también hoy debe haber familias religiosas para las necesidades actuales. Dios no cambia de estilo; sepamos conocerlo y adoptarlo. El Apostolado de la Prensa en particular requiere: amplitud de doctrina, de influencia, de gracia; requiere continuidad como redacción, como trabajo, como difusión; requiere intensidad de celo, de sacrificio. Por tanto, corresponde especialmente a los religiosos. Además: los tiempos se caracterizan por una organización inmensa de prensa adversaria (…). Hay que contraponer una organización amplia, potente, de espíritu antiguo y de formas modernas. Todas las iniciativas particulares tienen gran mérito, pero la iniciativa general multiplica los frutos.

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Teniendo pocos medios humanos, tenemos que combatir con los medios divinos; los que vienen de una vocación específica; de una educación específica; de una aprobación específica de la Iglesia para esto. Tendremos la fuerza divina que podrá vencer las fuerzas débiles, aunque parezcan colosales, de los adversarios (…). La preparación debe ser adecuada y conveniente para los oficios y los deberes. Por tanto se requiere: una formación religiosa porque, por una parte, su vida debe ser de mucho espíritu, mientras por otra el oficio mismo comporta cierta comunicación intelectual y moral con el mundo, que hay que santificar, no secundar; una buena formación intelectual porque el campo es inmenso y es la penetración de lo sobrenatural en todas las cosas humanas y la elevación de todo a Dios en Jesucristo; formación técnica de idioma, composición, impresión, confección, organización de propaganda. (AS, pp. 123-126)

“Via Humanitatis” XVII

Los dos caminos

Dos son los caminos. Uno es espacioso y fácil, pero lleva a la perdición y muchos entran por él; el otro es estrecho, pero conduce a la salvación; los que son sabios de veras, se esfuerzan en entrar por la puerta estrecha. El primero es el camino de la libertad de pensamiento, de moral y de culto; el segundo es el camino de la fe sincera, de los mandamientos y de la oración. Cada uno ha de elegir (cf Mt 7,13-14). Te doy gracias, Maestro divino, por haberme iluminado. Por tu parte, nada me falta: ni luz, ni testimonio, ni gracia. Lo siento por mí y por cuantos se han abandonado a los caminos del mundo, de las pasiones y el demonio. ¡Sálvanos! Queremos seguir el camino de la vida. Atrae a ti nuestros corazones. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración

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2ª ETAPA «PARA QUE JESUCRISTO SE ENCARNE EN NOSOTROS»

Tema 4: El ministerio apostólico, ministerio de luz Tema 5: Lanzados hacia adelante

«Hijos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo se forme en vosotros» (Gál 4,19)

1. El gran “viraje” de la historia de la humanidad fue la Encarnación del Verbo divino: «Era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo» (Jn 1,9). El Padre misericordioso envió, en efecto, al Hijo amado como Maestro nuestro «para indicar, recorrer el camino, hacerse vehículo del hombre» (DF 35), es decir, a enseñarnos el camino de la salvación (Verdad), a hacerse modelo de vida (Camino), a comunicarnos la vida misma de Dios (Vida). Permitir a Cristo, a quien el Espíritu ha encarnado en nosotros en el bautismo, que crezca hasta transformarnos en Él: este es nuestro camino de santificación. 2. En esta etapa de los Ejercicios confrontamos nuestra mentalidad, nuestro modo de pensar y de juzgar a la luz de Jesús Verdad. Solo él, Dios hecho hombre, nos revela la verdad de Dios – desenmascarando las imágenes falsas e idolátricas que el hombre se construye continuamente– y la verdad del hombre y de su destino. Antes aún que con las palabras, con su mismo ser: él es la verdad. Por eso su enseñanza no es comparable con la de ningún otro maestro: sus verdades son «verdades inauditas, nuevas para el mundo, verdades eternas» (DF 50), palabras de vida eterna (cf Jn 6,69). 3. Reconozcamos que en nuestra vida y en nuestro apostolado podemos correr el riesgo de pensar «como los hombres, no como Dios» (Mt 16,23). Por eso se nos recomienda el encuentro asiduo con la Palabra de Dios, tal como la Iglesia nos la ha transmitido, ante todo para “corregir todo el pensamiento”; por tanto, para evangelizar-santificar nuestra mentalidad y encontrar en ella el criterio de discernimiento de nuestro actuar. «Vive en mi mente, Jesús Verdad» (DF 39). 4. El Señor no ha comunicado verdades abstractas, sino encarnadas. Todo cuando enseñó lo vivió primero, lo experimentó, lo tomó sobre sí: su ejemplo precedió siempre a lo que pidió a sus discípulos. Por eso es el Camino, modelo supremo de vida, del que todos podemos aprender. El P. Alberione nos pide no solo reflexionar, sino contemplar toda la vida de Jesús: los rasgos de su vida terrena, sus disposiciones interiores, sus opciones. Permanecer en esta actitud meditativa ¡se convierte en nuestra máxima ocupación cotidiana! Considerando cómo Jesús comienza y concluye su existencia en la tierra, comprendemos bien que, para entrar en su escuela, los documentos a presentar son: «pobreza, humildad, mortificación» (DF 41).

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5. Toda la «vida de Jesucristo se puede resumir en este título: Vida de quien cumplió perfectamente la voluntad de Dios» (DF 44). Para actuar como hombres y mujeres de Dios, optar según el Evangelio y santificar nuestra voluntad, siempre es necesario buscar, elegir, amar, hacer la Voluntad del Padre, modelándonos según nuestro Maestro. «Lo que Tú quieres, eso quiero yo; pon tu voluntad en vez de la mía» (DF 40). 6. ¿Cómo podemos estar seguros de que nuestras obras son agradables a Dios? Nuestro Fundador nos proporciona algunas indicaciones: a) las obras deben ser buenas en sí mismas; b) hechas con recta intención, es decir, no buscando el propio interés o un poco de gloria humana (un riesgo que no es tan remoto…), sino solo la gloria de Dios; c) realizadas en estado de gracia, es decir, en amistad e intimidad con Dios (¿qué sentido tendría hacer algo bueno por alguien si luego no se vive en buena relación con él?); d) deben ser realizadas con perfección, es decir, «comenzar ofreciendo todo a Dios, aceptándolo todo de su mano, empezando bien, inmediatamente y de buena gana; continuar bajo la mirada de Dios, con dulce aplicación, con constancia enérgica; terminando humildemente, cumplidamente» (DF 48). 7. Nuestro Maestro no solo nos ha instruido y se ha hecho nuestro modelo, sino que ha mostrado la radicalidad de su amor dando la vida por nosotros. Es más, haciéndose Vida para nosotros: «Yo soy la Vida». En su Pasión, sanó todo el mal que amenaza la vida del hombre y salvó a los hombres de todos los tiempos y lugares. Injertados en Él, como sarmientos a la vid, dejamos correr en nosotros la savia divina del Espíritu, gracia increada. El corazón del hombre, sanado del pecado, es santificado y hecho capaz de amar oblativamente. «Jesús hizo todo por nosotros y nosotros podemos hacerlo todo en Él» (DF 56). «Que mi corazón se sustituya por el tuyo: a mi amor a Dios, al prójimo, a mí mismo, se sustituya el tuyo. “Vive en mí, Jesús Vida eterna, vida sustancial”» (DF 40).

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4º tema

El ministerio apostólico, ministerio de luz

Pablo interpreta el episodio del Éxodo en el que Moisés ocultaba su rostro –radiante después de haberse comunicado con Dios en el Sinaí– para no dejar ver que era todavía una luz efímera. La plena comprensión de la revelación divina se tiene solo en el Señor, cuyo rostro glorioso nosotros contemplaremos siendo transformados progresivamente en esa imagen de luz. Por eso el auténtico apóstol no se anuncia jamás a sí mismo, sino a Cristo Señor, y puede presentar a Cristo-Verdad a todo hombre solo de un modo límpido y transparente. * Una luz para el camino: la gratuidad. El don de la vocación recibida exige no solo ser custodiado, sino también producir fruto para que permanezca según las modalidades creativas del Espíritu. Todo esto requiere una gran capacidad de vaciamiento de sí, para dejar lugar al verdadero protagonista y custodio de nuestra vocación y de la de los otros. Se trata de crecer en la capacidad de “tomar distancias” de nuestra necesidad de ser aceptados, de aparentar, de tener éxito, para apuntar decididamente a ser solo mediación gratuita del encuentro entre las personas y Cristo Señor. Todo, vivido en la dinámica formativa de dar cuanto se tiene, de recibir con gratitud, de restituir con generosidad y transformar con madurez. - Al Maestro le confío mi gratuidad en la vivencia del apostolado, reconociendo que el protagonista de todo es el Espíritu de Dios. - Rezo por cuantos ejercen el servicio de la autoridad, para que lleguen a ser límpida mediación de la voluntad de Dios. 2Cor 3,12 – 4,6. Teniendo esta esperanza, procedamos con toda franqueza; y no como hizo Moisés, que se echaba un velo sobre la cara para evitar que los hijos de Israel contemplaran el fin de lo que era caduco. Pero tienen la mente embotada, pues hasta el día de hoy permanece aquel velo en la lectura del Antiguo Testamento, sin quitarse, porque se elimina en Cristo. Y hasta hoy, cada vez que se lee a Moisés, cae un velo sobre sus corazones; pero cuando se convierta al Señor, se quitará el velo. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Mas todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen, con resplandor creciente, por la acción del Espíritu del Señor. Por esto, encargados de este ministerio por la misericordia obtenida, no nos acobardamos; al contrario, hemos renunciado a la clandestinidad vergonzante, no actuando con intrigas ni falseando la palabra de Dios; sino que, manifestando la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo el mundo delante de Dios. Y si nuestro Evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por 22


Jesús. Pues el Dios que dijo: Brille la luz del seno de las tinieblas, ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo. Textos para profundizar - Lc 4,16-30: Devolver la vista a los ciegos. - Jn 21,1-19: Amar más para dar la vida.

Palabra del beato Santiago Alberione - SENTIR CON JESÚS, SENTIR CON LA IGLESIA, SENTIR CON SAN PABLO

Sentir con Jesús. Significa tener su Corazón para los hombres: como se manifiesta en «Venite ad me omnes». El Apostolado de la Prensa es universal (…). Pero el Apostolado de la Prensa, de por sí, se refiere a todo junto, a toda necesidad, a toda obra, a toda iniciativa. Todo aquello que está en el Corazón de Jesús está en el corazón del Apóstol de la Prensa: «Veni ut vitam habeant et abundantius habeant» [Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante] (Jn 10,10). Por tanto están incluidas: Las obras de instrucción religiosa (…). Las obras de formación moral (…). Las obras de vida espiritual (…). Las obras de beneficencia (…). Y así es cómo se actúa: Para cada una de estas necesidades puede haber revistas, libros, etc. En los libros y revistas se deben promover todas estas obras. Sobre todo hay que promover las obras centrales de las cuales, como de una fuente, manan los demás apostolados: Evangelio, Obras eucarísticas, formación de la juventud, espíritu católico, etc. Sentir con la Iglesia. Seamos católicos para ser verdaderamente cristianos. Despojados de nuestros sentimientos privados, debemos inclinar siempre la mente, la voluntad y el corazón, a pensar, hablar y escribir de manera conforme con la Iglesia. Tengamos corazón de hijos hacia ella, que tiene corazón de Madre para nosotros: habiendo nacido del Corazón de Jesús mientras dormía el sueño de la muerte en la cruz. La Iglesia no es para nosotros un partido cualquiera: sino la Iglesia única, santa, católica, apostólica y romana: indefectible, infalible, visible, instituida por Jesucristo. Consecuencias: el Apóstol de la Prensa se forma sobre los autores de filosofía, teología, patrística, sociología, ascética, etc., que cuentan con la aprobación y la recomendación de la Iglesia, especialmente si están condecorados con el título de Doctores. Estos son los que lee, estos los que medita toda la vida (…). Ilustra, alaba, publica lo que afecta a la Iglesia, al Papa, al Episcopado, a los Concilios, a las disposiciones canónicas, litúrgicas, disciplinares, a las enseñanzas doctrinales y tradicionales; las defiende, las aplica a la vida práctica; por tanto, todas las instituciones que son de la Iglesia: Sacramentos, Sacramentales, votos, reliquias, obras de culto, superiores, autoridades; reprueba cuanto se opone a la Iglesia, por parte de quien sea y en cualquier lugar o tiempo que tenga lugar: ya sean personas o instituciones. Además: acompaña fielmente a la Santa Sede en sus iniciativas y recomendaciones para contribuir a realizarlas (…). En resumen, el Apóstol de la Prensa se convierte en la voz de la Iglesia, del Papa, del Episcopado, del Párroco; voz única que se refuerza a través de un altavoz para llegar a todos; y para llevar a todos los beneficios de la verdad, de la santidad y de la vida de la Iglesia. 23


Sentir con san Pablo. En el corazón de san Pablo se reflejaban las necesidades y las disposiciones de las almas. Para que las almas se nutran de Jesús Verdad, Camino y Vida, necesitan alimentarse convenientemente; el Apóstol debe tener en cuenta, en todo, las disposiciones de las personas: lo mismo que se exigen ciertas disposiciones para la Comunión, para la Confesión (…). 1) La instrucción hay que darla con el espíritu de san Pablo ante el Areópago; de san Pablo en la carta a los Romanos (…). 2) La moral cristiana se presenta de distinta manera a los seglares y a las almas religiosas; a los pecadores, a los tibios, a los fervorosos, etc. El Apóstol de la pluma se hace todo a todos: san Agustín, que escribió contra tantas clases de pecados, san Francisco de Sales, que se dirigió a almas elegidas, a los calvinistas, a pecadores obstinados, son ejemplos. Pero «in omnibus charitas» es el gran secreto de la victoria: el enfermo debe ser tratado como tal; y cada enfermedad necesita sus medicinas. 3) La gracia del Señor no puede permanecer en quien está sujeto al pecado. Por eso, ordinariamente no enfrentarse, sino a) persuadir ante todo a rezar; b) hacer considerar los Novísimos con viveza y sencillez; c) conducir al retiro silencioso; d) luego, gradualmente se va viendo a qué metas están llamadas las almas; de qué gracias disponen, qué medios pueden adoptar. Entonces se puede ver si convienen las vigorosas exhortaciones a los pecadores de san Leonardo o las dulcísimas elevaciones de san Francisco de Sales a las Hermanas de la Visitación. (AS, pp. 29-33)

“Via Humanitatis” X

En la escuela de Jesús

Jesús, al concluir la escuela del ejemplo en Nazaret, da comienzo a la escuela de la palabra. En el monte de las bienaventuranzas traza el camino de la paz y de la salvación, y revela el Padre a los hombres, promulgando la nueva ley del amor (cf Lc 4,14-30; 6,20-38). Te adoro y te doy gracias, Maestro divino, que te has definido como Camino, Verdad y Vida. Reconozco en ti el Camino que he de seguir, la Verdad que debo creer, la Vida que debo anhelar. Tú lo eres todo para mí; y yo quiero estar totalmente en ti, con la mente, la voluntad y el corazón. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración

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5º tema

Lanzados hacia adelante: un camino que se convierte en carrera

La visión paulina de la existencia cristiana tiene un gran dinamismo: no es solo Víacamino, ¡sino incluso carrera! Y además la carrera de un enamorado, de uno que ha sido conquistado por Cristo. En este impulso existencial-apostólico no se puede mirar atrás. Las estériles nostalgias del pasado, de lo que dejamos a nuestras espaldas, nos bloquearían como a la mujer de Lot, convertida en estatua de sal. Hasta la meta de nuestra plena configuración con Cristo en la gloria no nos podemos detener: en esto el apóstol Pablo es un extraordinario maestro y modelo de vida. * Una luz para el camino: re-cordar. Recordar, del latín “re-cordari/re-cordor”, significa reconducir al corazón: y eso comporta que se puede recordar solo lo que ya ha estado en el corazón, lo que ya hemos tenido dentro. La auténtica memoria no nos devuelve al pasado, sino que nos conduce al para quién estamos viviendo y nos remite al hacia quién estamos yendo. Si la consciencia es clara, el camino se convierte en carrera. Se puede correr para “escapar” de algo, o también para “ir” hacia algo o hacia alguien; se puede correr sin una meta o bien para no perder una ocasión; se puede correr por miedo a detenerse a solas consigo mismo o bien para no perder ni siquiera un minuto, según el espíritu apostólico de nuestro carisma. - Al Maestro confío mi carrera hacia Aquel que es el origen y la meta de mi caminar. - Rezo para que la memoria agradecida del pasado, se convierta, en el “hoy” de la Familia Paulina, en impulso para proyectar el futuro. Flp 3,12-21. No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús. Todos nosotros, los maduros, debemos sentir así. Y, si en algo sentís de otro modo, también eso os lo revelarà Dios. En todo caso, desde el punto a donde hemos llegado, avancemos unidos. Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque ‒como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos‒ hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su dios el vientre; su gloria, sus vergüenzas; solo aspiran a cosas terrenas. 25


Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Textos para profundizar - 2Cor 5,1-10: El anhelo del cuerpo espiritual. - Ap 22,1-7: La gloria del cumplimiento final.

Palabra del beato Santiago Alberione – SOMETIDOS A JESÚS, COMO JESÚS SE SOMETIÓ AL PADRE

Sometámonos a Jesús El Apostolado de la Prensa tiene el fin de atraer a la escuela del Divino Maestro a todos los hombres: para que le rindan homenaje de la mente, de la voluntad, del corazón (…). ¿Y quién podrá someter las mentes humanas a este Maestro? Quien «somete la propia mente» a Jesucristo, y solamente sepa predicar la doctrina de Jesucristo. Quien se someta completamente por amor a la Iglesia y por la Iglesia y con la Iglesia a Jesucristo y a Dios, ama la Fe y escribe sobre ella, habla con calor, someterá a los hombres. No el hombre al hombre, sino el hombre a Dios; no el hombre a razonamientos humanos, sino la mente del hombre a la mente divina. Quien «somete su voluntad» a la voluntad de Dios, quien se somete al Señor, hasta la muerte completa del egoísmo pasional, es exaltado sobre los hombres, que se le someterán dóciles. Ellos aceptarán la voluntad de Dios: los santos muriendo dominaron: siguiendo el ejemplo del Maestro Jesús que, inclinando la cabeza y expirando, comenzó a atraerlo todo hacia sí y a reinar desde la cruz. Quien «somete el propio corazón» al corazón vital de Dios. El corazón que ama solo a Dios, gana a los hombres. Jesucristo vence en la caridad porque amoldó su corazón al Padre y siempre buscó su voluntad y su gloria. San Pablo dominó a los pueblos porque «cor Pauli erat cor Christi» (san Juan Crisóstomo). El Divino Maestro entregó corderos y ovejas a san Pedro, después de que este hizo la triple confesión de que su corazón era todo de Jesús. Las almas amantes del Crucifijo, del Sagrario, de la Liturgia, del Corazón de Jesús, del cielo, tanto si van por el mundo como si están retiradas; todo lo encienden y lo inflaman.

Como Jesús se sometió al Padre Tanto se someten realmente al apóstol las mentes, las voluntades y los corazones cuanto él mismo se somete a Jesús Maestro. En Él el Padre se ha complacido en restaurarlo todo con un nuevo reinado; para que, como por la desobediencia de un hombre todos pecamos, por la obediencia de Jesucristo todos seamos justificados. Sometiéndonos a su dulcísimo imperio nosotros nos sometemos en Él al Padre; somos miembros que se doblegan a su Cabeza, Jesucristo y con Jesucristo y por Jesucristo a Dios. Esta es la doctrina de san Pablo tal como resulta de cada capítulo de su Teología explicada en las Epístolas. Cuanto más débil se hace el hombre, tanto más se vuelve poderoso. Cuando el Apóstol juzga que no sabe nada, no tiene voluntad propia, no se busca a sí mismo; sino que 26


que conoce solo a Jesucristo, su voluntad y su Corazón, entonces al puesto del hombre ha puesto a Dios, al Hombre-Dios. Y Dios es el Omnipotente, el Omnisciente, el Óptimo: aquí está explicado cómo, tarde o temprano, los hombres se doblegarán o serán doblegados (…). Dejad actuar a Dios, como si todo dependiese de Él; y haced tanto de estudio, de bien, de celo, de predicación como si todo dependiese de vosotros, para que el instrumento sea apto y dócil todo lo posible en las manos de Dios (…). San Francisco de Sales –cuya mente, voluntad y corazón pertenecen a Dios– es un dominador de corazones, es un líder de doctrinas, es un apreciadísimo modelo de perfección cristiana y sacerdotal. Con todo nuestro ser a) La mente a Dios: «con el recto uso de nuestra inteligencia», de nuestro juicio, de nuestra memoria; leer, pensar, juzgar, recordar cuanto es verdadero y bueno ante Dios; desarrollar el raciocinio con el estudio de la sana ciencia filosófica; toda la fuerza intelectiva al Señor. Aprender la ciencia sagrada: Catecismo, Evangelio, instrucción religiosa, materias teológicas; acostumbrarse a pensamientos sobrenaturales; inspirar nuestros razonamientos en las verdades eternas; juzgar todos los acontecimientos, todas las ciencias y todos los hechos según las verdades de la Fe y de la doctrina de la Iglesia. Que si después se trata de apostolado, existen aún ciencias de apostolado, ciencias pastorales: como la administración de los Sacramentos, la predicación, la redacción, la pedagogía, que deben ocupar la mente, para que esté completamente sometida a Dios. b) La voluntad al Señor: porque la voluntad de Dios es nuestra guía: «Nemo secure praeest nisi qui libenter subest»3. Abrahán llegó a ser padre de un pueblo inmenso porque se sometió a Dios, «credidit Abraham Deo» [Abrán creyó al Señor] (Gén 15,6). Obedecer pues a Dios, observando con amor los santos mandamientos; sometiendo la carne, la gula, la ira, la soberbia, con los otros vicios capitales; mejor aún si se pasa a la observancia de los Consejos evangélicos, sometiendo todos los movimientos del corazón a los deseos del corazón de Jesús. c) El corazón al Señor: que el nuestro llegue a ser “naturalmente bueno”, es decir, sincero, dócil, generoso, humilde, paciente, piadoso, activo, constante, bondadoso, etc. Tener buen corazón es fundamento para la santidad. Que llegue a ser “nuestro corazón santo”; es decir, unido a Dios en aspiraciones, en sentimiento, en afecto; que sea habitación de Dios mismo por la vitalidad de la Gracia; que sea rico de fe, de esperanza, de caridad, de santo temor de Dios, de deseos de cielo. Que nuestro corazón llegue a ser “pastoral”, es decir, amante de las almas; celoso por su salvación, paciente en las obras, constante en las adversidades. Que sea como el buen Pastor: «Yo soy el Buen Pastor y doy mi vida por las ovejas; las conozco, las defiendo; las alimento» (cf Jn 10,11). Que sea así nuestro corazón.

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«Solamente quien ama la sumisión sobresale sin equivocarse» (Imitación de Cristo, Libro I, cap. XX).

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Somos tan dueños del mundo, cuanto nosotros somos de Jesucristo; y cuanto predicamos su verdad, el culto a él solo: «Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo Señor nuestro; además somos vuestros siervos por Jesucristo» (2Cor 4,5). (AS, pp. 98-102)

“Via Humanitatis” XXIII

La vida cristiana

La vida cristiana es inmensamente superior a la vida humana. Conduce a la felicidad eterna. El auténtico cristiano rechaza el pecado, vive la fe, practica los mandamientos y celebra el culto cristiano. Cumple los deberes de su estado, en la familia y en la sociedad. Es un buen padre, un buen hijo, un buen ciudadano y un buen profesional (cf Col 3,1-25). Te doy gracias, Padre, porque has querido instaurar todas las cosas en Cristo. Has llamado al hombre a imitar, en Cristo, tu vida divina. Muchos fieles se distinguen en la práctica de las virtudes comunes; te honran a ti, a la Iglesia y a la sociedad. Con frecuencia son también bienhechores de la humanidad. Debo imitarte a Dios en Cristo, vida del alma. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración

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3ª ETAPA «TODO SE REALIZA EN EL ESPÍRITU SANTO»

Tema 6: El culto espiritual. La evangelización como acto de culto.

«El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rom 5,5)

Tema 7: Reaviva el don de Dios que hay en ti.

1. Sin la presencia y la obra del Espíritu Santo, Respiro divino que da vida a todas las cosas, la Iglesia estaría sin alma: sin Él no hay vida cristiana, ni dones de gracia, ni misión eclesial, y menos aún vida consagrada o sacerdocio ministerial. Porque es Él quien encarna a Cristo en la historia y en nuestra vida personal, Él lleva a término el designio divino de salvación y nuestro recorrido de santificación, la última etapa de los Ejercicios se debe vivir en el clima de Pentecostés «por medio de la Santísima Virgen María orante», con el fin de recibir «ciencia celestial, virtud heroica y celo apostólico» (DF 60). 2. El ejercitante que sigue confrontándose con la Palabra de Dios y reavivando la opción por Dios y por su proyecto de amor sobre él, interioriza aún más en la oración la consciencia de estar habitado por Dios y, como san Pablo, acogerá –custodiará–, favorecerá el crecimiento de la presencia de Cristo en él: «Es Cristo quien vive en mí» (Gál 2,20). Brotará entonces del corazón la clara determinación de «querer ser santos, pronto santos, grandes santos en Jesucristo», y si en realidad nos vemos todavía muy imperfectos, por lo menos con el deseo queremos «estar en el corazón de todos los Santos, en los deseos de todos los ángeles, en el corazón mismo de Jesucristo» (DF 58). 3. Como María Reina de los Apóstoles y como nuestro padre san Pablo, también nosotros queremos –por medio de los diversos y convergentes apostolados de la Familia Paulina– ser instrumentos idóneos para llevar la vida divina de Cristo, su presencia a nuestro mundo inquieto, su luz que da respuesta a las cuestiones y a los interrogantes más profundos del hombre. Pero todo esto será posible si tendemos con decidisión a la mística paulina, experiencia en la que «Cristo solo vive, piensa, actúa, ama, quiere, ora, sufre, muere y resucita en nosotros» (DF 64). 4. Si nuestra vida y nuestro apostolado son «por Cristo, con Cristo y pueden menos de ser para la Iglesia, su cuerpo místico. El sentido plenamente eclesial de nuestra misión nos pone en relación profunda comunión con toda la comunidad creyente: Cristo «forma, creyentes, un cuerpo místico cuyos miembros están estrechamente caridad que anima una misma vida, donde palpita un solo corazón, Jesucristo» (DF 64).

en Cristo”, no de auténtica y con todos los unidos por la el corazón de

5. Fruto importante de esta etapa de los Ejercicios: vivir y aprovechar mejor en la vida de cada día los medios de gracia que nos ponen en comunicación con las tres divinas Personas. En primer lugar la Celebración eucarística, fuente y culmen de la vida de la 29


Iglesia; luego la Adoración eucarística cotidiana, siempre fuertemente inculcada por el P. Alberione; la oración que marca los ritmos del día y los tiempos del año, el sacramento de la Reconciliación y el acompañamiento espiritual. 6. Para ser fieles a cuanto el Señor ha hecho, iluminando nuestra vida y fotaleciéndonos interiormente, será útil formular un proyecto espiritual personal concreto y realista (el propósito que se nos ha inculcado desde siempre) que nos acompañe a lo largo del año. Es tan fácil la tentación de la amnesia, también en el caso de las realidades divinas («¡Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios…!»: Dt 8,11). Al final de nuestro recorrido de Ejercicios miremos con confianza a la vida y a la misión que tenemos delante. ¡No estamos solos! El don del Espíritu Santo, en quien “todo se realiza”, fortalece nuestro testimonio haciéndolo sincero y valiente, y nos capacita para ser, como el Maestro, portadores de vida en el mundo para gloria del Padre.

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El culto espiritual. La evangelización, acto de culto

6º tema

La Vida divina que el Resucitado comunica a su Iglesia nos pone en una relación nueva con Dios. El nuevo culto cristiano pasa por la existencia concreta, en la ofrenda de la vida que renueva y transforma. Así presenta san Pablo su continuo gastarse en la misión de anuncio del evangelio como verdadero acto de culto: de ahí el recuerdo en la oración de sus destinatarios, la intercesión, el encuentro con las gentes para recoger los frutos de gracia que el Espíritu produce. * Una luz para el camino: la totalidad (“integralidad”). Una dimensión que funda el equilibrado camino humano-espiritual es la totalidad, la plenitud del don y del ofrecimiento de sí. No existe ningún aspecto de la persona que no pertenezca a Dios, no existe castidad que no sea caridad, pobreza que no sea abandono, obediencia que no sea confianza. En esta dinámica cada cosa que vivimos, hacemos o damos se convierte en espiritual: es decir, vivida en el Espíritu en Dios. - Al Maestro le confío mi cotidianeidad, para que yo pueda experimentar a Dios en todas las cosas y actuar como Jesús. - Rezo para que la vida paulina tienda a la piedad, y exprese la santidad apostólica, en unión con el Maestro Jesús y en el amor a los hermanos. Rom 12,1-2. Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo; sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Rom 1,8-15. En primer lugar, doy gracias a mi Dios, por medio de Jesucristo; lo hago por todos vosotros, porque vuestra fe se proclama en todo el mundo. Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu anunciando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de que me acuerdo incesantemente de vosotros, rogándole siempre en mis oraciones que, si es su voluntad, encuentre algún día la ocasión propicia para ir a vosotros. Pues tengo ganas de veros, para comunicaros algún don espiritual que os fortalezca; para compartir con vosotros el mutuo consuelo de la fe común: la vuestra y la mía. No quiero que ignoréis, hermanos, que muchas veces me he propuesto ir a visitaros ‒aunque hasta el momento me lo han impedido‒; mi propósito era obtener algún fruto entre vosotros, como lo he obtenido entre los demás gentiles. Me siento deudor de griegos y bárbaros, de sabios e ignorantes; de ahí mi propósito de anunciaros el Evangelio también a vosotros, los que estáis en Roma. Textos para profundizar - Jn 4,1-42: Adorar en el Espíritu de la verdad. - Jn 20,11-18: Reconocer al Resucitado para anunciarlo. 31


Palabra del beato Santiago Alberione -

EL APÓSTOL TIENE COMO PUNTO DE MIRA A LAS ALMAS, ESENCIALMENTE SE DIRIGE A LAS ALMAS

La pastoral es el arte divino de gobernar las almas: pastorearlas. Consiste en guiarlas a los pastos saludables de la verdad; a rectos senderos de la santidad cristiana, a la vida sobrenatural de la gracia (…). La Iglesia tuvo siempre el cuidado de instruir a los hombres en las verdades de la fe, de la moral, del culto cristiano. Siendo la que posee la doctrina sagrada, la Iglesia es también “nutricia” de todo el saber humano; porque las ciencias y las artes humanas están todas ellas, de alguna forma, iluminadas por la Revelación. Por eso la Iglesia es sumamente benemérita en el campo de la ciencia. Pero su cuidado, su tarea esencial, es señalar el camino del cielo. El Apóstol de la prensa podrá, por tanto, ocuparse de alguna forma de las ciencias y las artes naturales: pero del modo como el misionero cura los cuerpos, civiliza a los pueblos, construye iglesias y seminarios: tiene como punto de mira a las almas, esencialmente se dirige a las almas…; lo demás, en cuanto le facilita la salvación de las almas. No es preocupación principal del Apostolado de la Prensa dar las noticias más recientes, transmitir el acontecer político, comercial, industrial, agrícola, literario, etc. etc. de por sí; sino solo secundariamente y en cuanto se facilita el camino al pensamiento cristiano y se libra a las almas de los pastos venenosos. En cambio el Apostolado de la Prensa se ocupará de comunicar la doctrina sagrada: a) o exponiéndola directamente con el orden catequético o teológico: tomando como base, fondo y esencia de sus folletos y libros las verdades; que luego con método va aplicando a la vida individual, familiar, social, internacional y cristiana; b) o poniendo como base, fondo y esencia de sus folletos y libros la vida litúrgica que la Iglesia vive a lo largo del año; después, de las fiestas, de los evangelios, de las epístolas; del desarrollo del culto, deducir las verdades, los preceptos, los medios de gracia que se han de proponer a los hombres; c) o, siguiendo otro método, haciendo base, fondo, esencia, para el libro y el folleto, la vida de la Iglesia a través de los tiempos: aprendiendo y aplicando las doctrinas que dan los Papas, los Obispos, los Sacerdotes: acompañando y a menudo haciendo de centinela avanzada en la lucha que esta Ciudad de Dios sostiene contra la ciudad del demonio; defendiendo la moral, la doctrina y el culto de los ataques adversarios; divulgando en todos los rincones de la tierra los tesoros que la Madre Iglesia tiene la tarea de distribuir a los hombres; d) o aplicando la doctrina católica a los problemas políticos, económicos, sociales, científicos y morales, que presentan los nuevos tiempos. En los dos primeros modos se tendrá un fondo doctrinal y una materialidad de hechos; en el tercero se seguirá un método histórico-doctrinal. En efecto, el hombre tiene: inteligencia, voluntad y sentimiento; es necesario que sus facultades sean todas ellas alimentadas de los dones divinos, de Dios mismo: de manera que el hombre se transforme. Además: todo el hombre debe dar convenientemente gloria a Dios: todas sus energías deben doblegarse ante Dios para darle total y sincero homenaje, «culto racional » (Rom 12,1). 32


La inteligencia. El Maestro divino dijo: «Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo» (Jn 17,3). Y por eso Él mismo, “Buen Pastor”, no cesó de enseñar en todo lugar y de todas las formas «y abriendo su boca, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres en el espíritu…» (Mt 5,2-3). La voluntad del hombre debe rendir el debido homenaje al Señor: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt 19,17). Esta voluntad debe ser iluminada, debe ser impulsada al deber, con los ejemplos de Jesús, modelo perfecto, y con los buenos ejemplos de los Santos y de cuantos han tomado el camino del cielo. «Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos» (Mt 7,13-14). Esforzaos. ¡A Dios el corazón! La vida divina, que es gracia, todo lo penetre; lo transforme en Jesucristo por obra del Espíritu Santo. Tres pasiones agitan el corazón: «Porque lo que hay en el mundo ‒la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la arrogancia del dinero‒, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo» (1Jn 2,16). (AS pp. 15-18) “Via Humanitatis” XX

La Iglesia, maestra de oración

La Iglesia, en Jesucristo, es maestra de oración y de vida espiritual. Ella ha recibido y administra los sacramentos. El bautismo da la vida, la confirmación le da nuevo vigor, la reconciliación la restaura, la eucaristía la alimenta, la unción de los enfermos la completa, el matrimonio funda la sociedad civil, el orden sacerdotal garantiza la continuidad de la Iglesia (cf 1Cor 14,1-25). Te doy gracias, Maestro divino, autor de los sacramentos administrados por la Iglesia. En ellos tú actúas con tu fuerza divina. Por ellos vivimos y actuamos en ti, como el sarmiento vive de la vid y produce frutos por la vid. Por ellos somos tu gozo eterno. Debo y quiero recibir bien los Sacramentos; y seguir la sagrada Liturgia. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración

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7º tema

Reaviva el don de Dios que hay en ti

La dolorida exhortación de Pablo a su fiel discípulo Timoteo es la consigna final de nuestro itinerario. El carisma que se nos ha confiado hay que custodiarlo y reavivarlo. Para ser dignos hijos del ardiente Apóstol, no podemos ser tímidos o vacilantes frente al testimonio que el Señor nos pide que demos hoy. Invoquemos al Espíritu de fortaleza, de caridad y de prudencia y volvamos con mayor impulso a nuestra misión al servicio del Evangelio. Hagamos nuestras las palabras de nuestro padre san Pablo: ¡Sé de quién me he fiado! (2Tim 1,12). * Una luz para el camino: la pasión apostólica: El Papa Francisco afirma: «La evangelización es la razón [de vida] para la Iglesia. “Conservemos la dulce y consoladora alegría de evangelizar” (Pablo VI). Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa. Evangelizar supone en la Iglesia el testimonio de sí misma. Cuando la Iglesia no sale a evangelizar, se vuelve auto-referencial y cae enferma con una especie de narcisismo teológico. Cuando la Iglesia es auto-referencial, cree involuntariamente que tiene una luz propia». Al final de nuestro itinerario, iluminados y sostenidos por el encuentro con Dios, agradecidos por la experiencia vivida y responsables del camino que aún debemos recorrer, conscientes del don recibido y entusiastas en querer comunicarlo con pasión, volvamos a nuestras comunidades. Al Maestro confío mi camino y el de la Familia Paulina para que crezca en un convencido y convincente camino de santidad, que se comprometa en la estudiosidad, que se deje invadir por una pasión apostólica, cada vez más eficaz, que exprese la pobreza por medio de una vida comunitaria cada vez más auténtica y de comunión. 2Tim 1,6-14. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio. De este Evangelio fui constituido heraldo, apóstol y maestro. Esta es la razón por la que padezco tales cosas, pero no me avergüenzo, pues sé de quién me he fiado, y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para velar por mi depósito hasta aquel día. Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. 34


Textos para profundizar - Jn 3,1-8: Nacer de nuevo. - 2Cor 6,1-10: Pobres que enriquecen a muchos.

Palabra del beato Santiago Alberione: LA PIEDAD «Toda una actividad interna que se manifiesta al exterior con la fecundidad de las obras» Con el fin de realizar su misión divina de guiar a las almas al cielo, la Iglesia estableció a lo largo de los siglos reglas y normas determinadas, a veces con amenaza de penas, para los sacerdotes. Pero por poca práctica que se tenga de la vida, se admitirá que, desde evitar las penas canónicas a ser sacerdotes santos y buenos pastores de almas, hay un gran trecho. Podría suceder muy bien que un párroco estuviera en regla ante sus superiores eclesiásticos y ante el derecho canónico y ver que en pocos años se vacía su iglesia, que cesa la frecuencia de los santos sacramentos, que aumenta la ignorancia religiosa de la juventud, que se extiende la inmoralidad, que la vida de la gente deja de ser cristiana. Cuando a la técnica de la liturgia, de lo canónico, de la predicación, etc., le falta el alma, es decir, el espíritu ferviente del sacerdote, el resultado será muy escaso..., será como un cadáver... También los libros que tratan de las cualidades y de los deberes de los eclesiásticos con frecuencia se extienden mucho en el estudio y la piedad, pero demasiado poco en el celo. Y sin embargo, el celo es un aspecto absolutamente esencial del sacerdote; es el fin al que deben tender la ciencia y la piedad; es como el distintivo del apóstol. Es necesario formar al celo. El celo brota de un gran espíritu de piedad que hace desear con intensidad el honor de Dios y la salvación de las almas: se sirve como de medio indispensable de la ciencia sacerdotal, mientras en su ejercicio supone que el sacerdote tenga los medios materiales necesarios de subsistencia, para dedicar todo o casi todo su tiempo a las almas. Cuando se dice “piedad” se entiende una vida. Que no es, como algunas almas superficiales entienden, un simple formalismo exterior, ni tampoco, como calumnian los enemigos, una ilusión de espíritus víctimas del propio misticismo. Es toda una actividad interna que se manifiesta al exterior con la fecundidad de las obras. El espíritu iluminado por los esplendores de la fe es el primero en entrar en acción, fija su mirada en Dios y penetra cada día más en este Ser infinito. Luego, enseguida participa el corazón: con la fascinación de la belleza y la verdad, se deja llevar al amor y a la unión con Dios. Después la voluntad, bajo el influjo de la gracia, toma decisiones más audaces, obra con más energía. Aparecen entonces los efectos exteriores: el carácter se dulcifica, las palabras reflejan la caridad sobrenatural, las manos están más dispuestas al celo y llegan los frutos: las obras. Nótese bien, sin embargo, que del mismo modo que la vida necesita nutrición, así la piedad necesita alimento. Las prácticas de piedad son los alimentos; y las virtudes, los frutos. (ATP, pp. 5-7)

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“Via Humanitatis” XXX

La Iglesia, instrumento de salvación

La redención llega a las personas a través de los hombres. Sacerdocio jerárquico, religiosos, religiosas, laicos, cooperadores de la misión. «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Id...» (Jn 20,21; Mc 16,15). La Iglesia reúne y apacienta a las ovejas y a los corderos para conducirlos amorosamente al redil del cielo. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf 1Tim 2,3-7). Maestro Divino, manda buenos trabajadores a tu mies. Sigue siendo mucha. Jesús, apóstol del Padre, hazme sentir los latidos de tu corazón: que haya un solo rebaño y un solo pastor. Apostolado de la vida interior, del sufrimiento y de la oración, del ejemplo y de la comunicación social, de la palabra y de las vocaciones; apostolado del amor en la verdad. Suscita, oh María, un intenso anhelo de salvación, en Cristo y en la Iglesia. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! - Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, enséñanos el camino de tu verdad y santidad. - María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. - Santos apóstoles Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia de Jesucristo. Transformo la Palabra en oración

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ESQUEMA DE SÍNTESIS PARA EL EXAMEN DE CONCIENCIA

Con la mirada dirigida a Jesús crucificado que me ha amado desde siempre, me ama en este instante, me espera para ofrecerme el perdón e introducirme en el abrazo reconciliador del Padre, me dispongo a los siguientes pasos: ► CONOCIMIENTO Pido el don de conocer mi realidad. «Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros» (2Cor 4,7). ► GRATITUD Me abro al ¡gracias! Me pongo ante mi vida reconociéndome hijo amado y esperado para el abrazo del Padre, y realizo mi memorial de amor. ► TOMA DE CONCIENCIA Reconozco mi pecado y manifiesto mi dolor. El Señor me pide que coopere con el don de la conversión y que esté activamente comprometido en el cambio que me propone. Como he vivido el “gracias”, ahora descubro los signos de mi ingratitud, que es mi pecado. ► NUEVO COMIENZO Me comprometo junto con Dios. «Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo» (2Cor 5,17).

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PROPUESTA DE PROYECTO ESPIRITUAL ► PALABRA DE DIOS INSPIRADORA …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………................. ............... ► OBJETIVO O PROPÓSITO ..................................................................................................................... ..................................................................................................................... ..................................................................................................................... .....................................................................................................................

► MODALIDADES PRÁCTICAS 1. De Jesús-Verdad para la mente …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………… 2. Con Jesús-Camino para la voluntad …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………... 3. En Jesús-Vida para el corazón ..................................................................................................................... ..................................................................................................................... ..................................................................................................................... ........................................................................................................ ► TIEMPOS DE EVALUACIÓN

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